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Consejos sobre literatura erótica

en Textos educativos

Consejos para escribir un buen relato

He aquí unos consejos que creo te ayudarán a "pulir" tu relato y acercarlo al ideal de cuento erótico, el que la gente lee (y vota, incluso). Por supuesto esta información es tan fiable y útil como quiera cada persona, y a lo mejor no te descubre nada nuevo; pero si te proporciona alguna nueva idea o un nuevo punto de vista desde el que abordar la realización de tus relatos, yo, por mi parte, me doy por satisfecho.

Bien, lo primero es saber sobre qué quieres escribir. ¿De qué fuentes bebes? Puede que seas un pajero incombustible, o aficionado al cine X,o a las revistas guarrillas, o a... Como ves hay mil sitios de donde sacar un buen tema. Por suerte la mayoría de las páginas organizan los relatos eróticos de un modo bastante clarificador, desde las más simplistas (Hetero, Homosexual y Bisexual) hasta elaboradas clasificaciones por categorías (desde el incesto a la zoofilia pasando por la infidelidad, el sadomaso, las orgías...) Yo elijo una categoría que me guste y me pongo a pensar qué podría pasarle a determinados personajes en determinado ámbito. Piensa en lo que a ti te gustaría o excita: es más que probable que a otros lectores les fascinen las mismas cosas.

Es mejor no recurrir a los tópicos, no son realistas. El orgasmo simultáneo es bastante raro. La mujer no disfruta principalmente con la penetración. Y algunas escenas (la ducha, la oficina, el ascensor) están bastante vistas, por lo que hay que esforzarse para añadir de talles que hagan originales estas historias.

Y ahora, repasando las principales categorías de relatos haré algunas observaciones:

Amor filial: la mayoría de los relatos de esta categoría son una repetición del mito de Edipo (que se acostó con su madre), y otras relaciones de parentesco directas. Hermanos, padres e hijos... ¿es que no hay más parentescos? Pueden ser primos, tíos, sobrinos, hermanastras, y un largo etcétera. Podrías hacer una versión erótica de la Cenicienta, que se lo monta con sus hermanastras. El morbo de estos relatos es el hecho de que violan un tabú occidental, el incesto y la endogamia. Aprovecha esta sexualidad "enfermiza". También es muy excitante la represión de los impulsos de los miembros de una relación filial, que se sienten atraídos, pero esconden sus deseos porque son conscientes de que "no está bien". Ese duelo "consciente-inconsciente" puede hacer de un relato normal, algo literariamente más interesante.

Autosatisfacción: ¿quién no se ha hecho una paja nunca? Lo malo de estos relatos es el qué contar, porque normalmente se empieza por el protagonista, que tiene un calentón y luego el relato se dirige hacia la fantasía, hacia lo que piensa para excitarse. Creo lo importante es el hecho de la masturbación en estos relatos, más que la fantasía en sí. Yo personalmente creo que lo mejor en este tipo de relatos es describir la evolución del acto onanista, la descripción de las acciones y sensaciones del pajero o la chica que se hace un dedo. Conviene recordar también que no hay un único modo de masturbarse. Puedes introducir (nunca mejor dicho) elementos o "rituales" exóticos (vibradores, muñecas hinchables y otros juguetes, hacerlo delante de alguien,...)

Confesiones: busquemos en la etimología de "confesarse". Es declarar algo que normalmente no se sabe, desvelar un secreto. No hay que recurrir siempre a la monja que va al confesionario y le dice al sacerdote todas sus fantasías. Puede ser una carta de la esposa confesándole al marido que es ninfómana. O una reunión de amigos que narran todas sus desviaciones mientras cenan. Hay muchas formas de narrar lo que ocurre cuando alguien se atreve a traspasar el umbral del pudor y hacer pública su vida sexual.

Control mental: además del socorrido hipnotizador que viola a sus pacientes y la adolescente con poderes extrasensoriales capaz de convertir en títeres a quienes la irritan (o excitan), hay muchas otras formas de sofronizar a alguien. Por ejemplo, un faquir hindú, encantador de serpientes, podría "encantar" un pene y obligarle a cometer todo tipo de tropelías. O alguien con mucho magnetismo animal, sin darse cuenta, con su carisma y personalidad, podría arrastrar una legión de zombies sexuales. Ya que esta categoría entra dentro de lo paranormal, no te importe hacer un relato fantástico.

Dominación: no confundir con la categoría asociada "sadomaso". En ésta última lo importante es el dolor. Los relatos de dominación describen en cambio más la relación sexual entre el que manda, el rol dominante (normalmente una ama o amo bastante narcisista) y el sumiso (la esclava o esclavo dispuesto a obedecer cualquier capricho erótico del primero). Hay múltiples combinaciones (amo-esclava, ama-esclavo, amo-esclavo,...) y no sólo pueden ser una pareja. Puede haber más de uno por cada "bando".

Fantasías eróticas: cualquier cosa que no sea explícitamente echar un polvo, cualquier sueño o deseo oculto, como hacerlo con un famoso, en el ascensor, en la bañera, disfrazados, puede meterse en esta socorrida categoría. Es el complemento perfecto de la categoría autosatisfacción.

Fetichismo: a la mayoría de nosotros no sólo nos gustan las mujeres, sino que nos gustan aspectos de ellas: como visten y partes de su cuerpo especialmente (culo, tetas, ojos, lencería). El fetichismo se centra en uno de esos aspectos, como por ejemplo, los pies, la ropa interior, e incluso los excrementos. Es como echarle un polvo a esa parte (no exclusivamente necesariamente, pero si principalmente). Las mujeres suelen tener una fijación, mucho menor que la masculina, en cosas bastante generales: las manos, el trasero, la voz grave,...

Gays y lésbicos: se puede hacer de varias formas un relato de éstos. O como un polvo normal entre hombres o mujeres, o centrándose en el enfrentamiento de roles extremos (el pasivo y el activo, la pluma, los marimachos y demás). En general no tienen que diferenciarse mucho de los "heterosexuales generales" en cuanto a su dinámica, sino más bien en cuanto al ambiente y los personajes.

Grandes relatos: es en esta categoría donde se puede hacer verdadera literatura erótica, creando una historia con un desarrollo tan complicado como se quiera, en la que el sexo y el erotismo deben ser ingrediente fundamental (aunque no único) de lo que se narra.

Grandes series: lo mismo que antes, pero la evolución de la historia (que no necesariamente tiene que tener una estructura cronológica) se ve mejor al separarse en diferentes capítulos.

Hetero general: sólo una cosa: no limitarse al mete-saca y vete, al coito, sino que conviene aderezarlo tanto con prácticas diferentes (oral, anal,) y coherencia argumentativa.

Infidelidad: conviene que quede claro el engaño, que sea parte activa de la historia que se cuenta y no sólo el justificante o el punto de partida de la narración.

Primera vez: aquí prima el romanticismo de la primera vez. La descripción de las sensaciones de los protagonistas, de sus reacciones ante lo que su cuerpo les dice, es fundamental. Aunque no siempre pasa, la primera vez es una mezcla de cambio (a veces traumático) y placer inolvidable.

Intercambios: a medio camino entre la infidelidad, lo filial, la orgía y la fantasía. Para hacer la historia diferente conviene esbozar un buen marco argumentativo. Esta categoría tiene muchas posibilidades cómicas (enredo, confusiones), y sexo con humor se disfruta mejor.

No consentido: casi es imposible salir de las escenas de violación (hay muchas encuestas que revelan que es una de las fantasías de las mujeres, pero es mejor no fiarse), pero se puede dar una evolución del no quiero-no me gusta al aaaahhhh, me corro si el asalto sexual no es muy traumático. Hay también "violaciones" lésbicas y gays (con consoladores, los dedos o un calabacín de medio kilo, lo que sea). Para que un hombre sea violado por una mujer (es poco probable, por razones evidentes y por el hecho comprobado que el hombre casi seguro se dejaría) se puede recurrir a la viagra y otros métodos de "erección obligada".

Orgías: los tríos parecen poco numerosos para esta categoría. Es mejor un número de integrantes elevado, para que haya más posibilidades, pero no tanto que al final no sepas al escribir quién está con quién .

Parodias: ya he dicho que humor y sexo conjugan muy bien. Cualquier cosa de dominio público (o púbico) es susceptible de parodiarse: las series de la tele, personajes conocidos, cuentos infantiles...

Sadomaso: el arte del dolor tiene también adeptos. Aquí lo importante es el sufrimiento. Hay suplicios (físicos y psíquicos) inimaginados, unos placenteros (las cosquillas con plumas por ejemplo) y otros... no tanto (pezones traspasados o hierro al rojo aplicado en las nalgas). Y el o la sufridor(a) puede ser voluntario o forzoso. Es un universo aparte, con sus reglas propias y su jerga. Perversión pura y dura, y aún así atrayente.

Maduras: y maduros, aunque de todos es sabido que las mujeres envejecen generalmente peor (debido a la importancia que se le concede al aspecto físico). El morbo está en que se supone que para la 3ª edad el sexo es algo raro. Cuentan sin embargo con un bagaje de experiencias y una pasión bastante libidinosa.

Cybersexo: es bastante complicado hacer una historia de cybersexo creíble, en parte porque el lenguaje usado realmente (el wap, como el de los móviles o el email) no es muy literario, y en parte porque la propia naturaleza de la conversación virtual sexual (en la que los integrantes no llegan a verse y tienen que confiar en lo que el otro les dice) crea en el lector un sentimiento de escepticismo.

Didácticos: comparte tu conocimiento del arte del follequeo, la masturbación o la perversión con los internautas. Seguro que tienes miles de ideas para mejorar la vida sexual de la gente (y viceversa).

Transexuales: la ambigüedad asociada al cambio de sexo, cercana al hermafroditismo, tiene también cabida en muchas páginas de relatos. Es como jugar a sentir con un sexo y pensar con el otro. Lo femenino y lo masculino entran en contacto y se fusionan.

Voyerismo: es una situación morbosa, asociada a la masturbación, en la cual ves a otros sin que te vean mientras hacen cosas "íntimas". Mirones somos todos, ¿o es que no te gusta esa vecina del quinto a la que le echas el ojo al canalillo en el ascensor, o nunca has deseado colarte en los vestuarios de los chicos y ver al que tanto te gusta mientras se da una ducha? El que busca, encuentra.

Zoofilia: la cabra de la legión, Lassie, un montón de hormigas correteando por las nalgas de alguna chica, una pitón albina que curiosa se mete en ciertos agujeros, un caballo percherón con inmensa dotación... El reino animal es muy amplio.

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