De la siesta levantado
compruebo con desazón
que un sueño mal censurado
acabó en gran erección.
La hora miro: las cinco
y el ama llega a y media,
así que salto de un brinco
aunque el deseo me asedia
de acabar con mi problema...
huevos, clara y por fin yema.
Me visto de mayordomo,
cual requiere esta mansión:
más chupao el pelo que un cromo
y en la librea almidón.
El pasillo en diez zancadas
recorro, y en la novena
oí la voz de las hadas
y senti el pulso en la vena.
Allí estaba, cantarina,
la doncella, es decir, Fina.
Ingenua, se cree princesa
y se arregla, con candor,
su moño delante la mesa
del espejo y tocador.
¡Si la viera la señora
sus dominios usurpando!
La oigo ya, y como llora
al sentir el cruento mando.
Mas todo sea dicho de paso
yo de eso no hago caso.
Mas me llaman, y aun a gritos,
su cuello de porcelana
y dos nenúfares contritos
por corsé. ¡Quién fuera rana!
De sus piernas torneadas
en ligueros prisioneras
cifro dos bellos pecados:
lujuria y gula fieras.
De mirar lo demás me olvido:
prefiero usar otro sentido.
Tres pasos doy con sigilo
y el cuco no me delata:
si el ánima tengo en vilo
imagínenese las patas.
No me oye y canturrea,
lo cual es puro tormento:
su fuego busca mi tea
y mis labios su sustento.
Esmeraldas en cristal
me pilló: demonio ¡sal!
Atrapó a la paloma
este halcón peregrino
y el rubor que a ella le asoma
lo confirma: era el destino.
-¡Suéltame, Anacleto!
¡Suéltame que me haces daño!-
-Calla y guardaré en secreto
lo que has hecho aquí en su baño.-
Se calla, aterrada, Fina
y a mí, claro, se me empina.
El sobo es de antología,
y al rato, la pobre, jadea.
Y por no haberla hecho antes mía
me lamento: me desea.
Olvidamos tiempo y lugar
entre las caricias rudas
y sin brújula vamos a dar
en el mar de las Bermudas.
Ah, oh ah, oh... ah oh ohh
Y luego, oh, ah, auuuuuuu
Califonía sin rima
de mi barrote de hierro
desgastándose en su lima
contra el muro y a lo perro
Y en plena faena notamos
pero ya no hay vuelta atrás
que sólo los dos ya no estamos:
porque tres, es uno más.
¡Perros en celo, parad ahora mismo!
El ama llegó y caemos al abismo.