Señorita, con ardor,
le escribo esta carta de amor
esperando que algún día
pueda hacerla a usted mía.
En su respuesta confío
penetrarla es lo que ansío,
no caben tantas emociones
dentro de mis pantalones
se me desbordan los cojones
pensando en rozar sus pezones.
Prepárese, que a las cinco
se la clavaré con ahínco,
pues a la hora del té toca
metérsela por la boca.
La visión es deliciosa
y la experiencia gozosa.
Podría después, quizás,
penetrarla por detrás
y que mi falo erecto
se pasee por su recto
entrando y saliendo a su antojo
por ese tercer ojo.
Ya por fin con disimulo
me correría en su culo
soltando todo el torrente
de mi líquido demente.
¿No le gustan, señorita,
los planes de nuestra cita?
Pero no queda ahí la cosa
pues ahora la tengo fogosa,
mientras escribo este poema
se me pone duro el tema,
y a falta de una buena raja
tendré que hacerme una paja
y disfrutar ahora mismo
del placer del onanismo.
Mi mano recibe presta
a mi polla toda enhiesta
la acaricia y la mece
mientras la erección crece
y sin parar ni un minuto
la meneo como un bruto.
Ya no aguanta mi pirulo
así que por fin eyaculo.
Terminado ya el trabajo
limpio todo y me relajo.
Esperando emocionado,
esta misiva concluyo
y con amor he firmado
con la punta del capullo.