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Sakura y el señor Ito (3)

en Sadomaso

Sakura sólo llevaba 24 horas de esclavitud en manos de su pervertido jardinero, pero a ella ya le parecían días. Probablemente eso era porque la experiencia le estaba cambiando.

Mientras aquellos hombres hablaban de ella en su presencia como si fuera un juguete, Sakura pensó en sí misma. Odiaba el dolor, o más bien odiaba no poder soportarlo. Cuando aquellas tres sádicas la azotaron, en todo momento deseaba que cada latigazo fuera el último, sin embargo horas después otra vez ansiaba estar atada e indefensa en sus manos. Era como una droga, como si ella no pudiera ya controlar su propio destino, como si dependiera para todo de las decisiones de los demás. Y eso le causaba placer.

Sin embargo, lo que todavía no soportaba bien era ser humillada en público. Mostrarse ante miles de desconocidos en plena calle, sin saber por qué le ponía cachonda pero a la vez le daba mucha vergüenza, en cualquier momento podría aparecer su padre o alguien que le conociera. Sakura se moriría si el señor Ito publicaba sus cosas en Internet, por eso haría cualquier cosa que le ordenase.

Entretanto, el dependiente de la tienda ya había traído una gran variedad de aparatos eléctricos.

- ¿Puedo?. Preguntó haciendo ademán de tocarla.

- Haga con ella lo que crea conveniente, dijo Ito, tiene mi permiso, ella obedecerá, ¿verdad pequeña?

Sakura afirmó con un seco movimiento de cabeza

El tipo la cogió de la mano y le hizo dar vueltas sobre sí misma.

- ¡Qué belleza!, además parece resistente

Entonces le levantó la falda comprobando que tenía la entrepierna depilada

- Excelente, excelente, así será más fácil. ¿Tiene sensibles los pechos?

- Compruébelo usted mismo

- Está bien, ¿por qué no te quitas la camisa, guapa?.

Sakura miró al señor Ito y al darle permiso, ella se desnudó con sumisión, y sin que nadie se lo mandara puso las manos en la nuca mirando al infinito.

El dependiente empezó a acariciarla sin ningún recato, sus muslos, su trasero, por sus manos habían pasado muchas esclavas, pero no recordaba haber tenido una tan joven y bella.

- Me gustan mucho las jovencitas sumisas, además veo que hace muy poco la ha castigado con el látigo, dijo el dependiente siguiendo las finas marcas rojizas con un dedo y sintiendo endurecer su pene bajo el pantalón.

- No he sido yo, la muy puta ha dejado que se lo hagan unas mujeres desconocidas.

- Vaya, vaya, o sea que has sido mala, veo que mereces un duro castigo. ¿Qué me dices, cariño, quieres ser castigada ahora mismo?

Sakura volvió a mirar al Señor Ito y afirmó nuevamente.

- ¡Buena chica!, pero antes vamos a comprobar lo sensible que eres.

El dueño de la tienda fue hasta una mesa y trajo dos plumas de ave y se las pasó por los costados una y otra vez. Sakura tuvo que aguantarse las cosquillas y mantuvo la posición intentando no suspirar de placer. Toda la piel se le puso de gallina. El dependiente movió las plumas una y otra vez con lentitud y poco a poco se las deslizó hacia los pechos. Sakura estaba cada vez más cachonda.

 

- ¡Aaaahh!

La joven no pudo evitar gemir cuando las dos plumas le acariciaron los dos senos a la vez . Aquel hombre las movía haciéndolas rotar sobre la punta de los pechos con el pulgar y el índice. Mágicamente, los pezones de Sakura crecieron y se pusieron en relieve. Acto seguido le levantó la falda por delante y después de tirar levemente de los pocos pelitos que sobrevivían en su pubis le acarició con los dedos por la raja del coño levantando el clítoris de su sitio.

Sakura separó las piernas imperceptiblemente para que el hombre le enredara mejor en su sexo.

- Qué maravilla, se nota que su esclava es muy sensible y dispuesta, es probable que llegue al orgasmo durante la tortura.

- ¿Me...me va a torturar de verdad? Sólo oír esa palabra la atemorizó.

- Lo ha ordenado tu amo.

- Pero, yo no quiero que me haga daño

- No haga caso, dijo Ito, es una masoquista

Sakura quiso replicar pero bajó la cabeza avergonzada de haber flaqueado.

- Díme querida preguntó preocupado el dependiente. ¿Podras soportarlo o prefieres que te ate?.

Eso era como preguntar a un ciego si quería ver.

- Prefiero, prefiero.... que me ate, susurró ella

- ¡Habla más alto!, le ordenó Ito

- Digo que prefiero estar atada

- Muy bien, desnúdate del todo.

Sin un segundo de tardanza, la joven se desabotonó la falda.

- Mmmmh , pero que tienes aquí atrás. al ver el tapón anal el dependiente la hizo inclinarse y se lo extrajo no sin cierta dificultad, para ello le masturbó un poco más para que lubricara bien.

Sakura volvió a gemir de placer e Ito comprobó complacido que el agujero del ano no se le cerraba del todo.

- Es mejor atarla, explicó el experto dependiente, pues para administrar electrotortura es preferible que la víctima esté totalmente inmovilizada y que las partes más sensibles de su cuerpo queden completamente expuestas. A mí me gusta utilizar esto.

El dependiente les mostró un banco acolchado con grilletes forrados de cuero en los extremos menores. Luego le añadió unas abrazaderas de metal para las piernas y las atornilló con seguridad.

Entonces el hombre invitó a Sakura a tumbarse sobre el banco y le hizo subir las piernas depositando los gemelos sobre las abrazaderas. Así la joven quedó con las piernas bien abiertas, en alto como si la fuera a examinar el ginecólogo.

Hecho esto, el dependiente le hizo poner los brazos estirados sobre su cabeza y se los esposó al extremo superior de la mesa por medio de unos grilletes. Sakura también llevaba depilados los sobacos.

- Las axilas son muy sensibles al dolor así que hay que dejarlas completamente expuestas, explicó el dependiente acariciándolas.

Luego siguió inmovilizándola pacientemente con cinturones de cuero, uno en la cintura, otro bajo los pechos, otro por encima de las caderas. Las piernas también quedaron sujetas por varios cinturones más.

Sakura estaba como en un sueño. A pesar de que imaginaba temblando lo que venía después no se resistió en absoluto y sintió un inmenso placer cuando las ataduras restringieron sus movimientos poco a poco. Ya no había marcha atrás y aunque hubiera querido, nada ni nadie le libraría de aquello. El último aditamento fue la mordaza compuesta por dos cañas atadas con gomas en sus extremos que atraparon su lengua en el medio y obligaron a que Sakura la mantuviera fuera de la boca en todo momento.

- Muy bien señor, dijo el dependiente acariciando los muslos de la chica por su cara posterior. Ya tiene a la esclava preparada. Ahora puede hacer con ella lo que quiera aunque yo le aconsejo que vaya despacio.

- Estoy de acuerdo, pero proceda usted mismo por favor, no quiero que la someta a pruebas extremas pero tampoco se quede a medias. Por cierto, ¿no se oirán fuera sus gritos?

- No se preocupe por eso, esta sala está insonorizada.

- Perfecto, pues ya que estamos aquí vamos a disfrutar de su tortura.

- De eso se trata precisamente, la primera que tiene que disfrutar es ella misma. Ya ha visto que tiene mucha sensibilidad, pero yo creo que antes hay que estimularla sexualmente, le propongo que lo hagamos entre los dos... no.... espere un momento, pero qué tonto, estamos tres para hacerlo.

El dependiente salió y fue a llamar a su aprendiz, un chico de apenas veinte años para que cerrara la tienda y fuera con ellos al reservado.

El chico entró y al ver a la joven Sakura desnuda y maniatada sobre aquel banco se quedó parado en la puerta.

- Pasa Takeshi, no tengas miedo, este señor quiere hacer unas pruebas con su esclava y necesitamos tu colaboración.

Sakura miró a Takeshi con placer, para variar era joven y no estaba nada mal.

- Pero, pero no entiendo.

- ¿Qué ocurre? ¿No te gusta?, vamos acércate, no muerde

- Si claro que me gusta, pero es que....

Poco a poco, al joven se le pasaron los remilgos y se acercó a Sakura muy excitado. El muchacho no sabía muy bien dónde tocarla, entonces le pellízcó uno de sus pezones tirando de él.

Sakura hizo una pequeña mueca

- Vamos, Takeshi, ¿dónde están tus modales? Antes tienes que pedirle permiso a su amo.

- Oh adelante, tócala cuanto quieras muchacho. De hecho, me gustaría que te ocuparas de su sexo. ¿Tienes reparos en hacerle sexo oral a una mujer?

- ¿Bromea?, me encantaría chuparle el coño a su esclava,¡qué bonita es!. Takeshi dijo esto acariciando la raja de Sakura y obteniendo de ella los primeros gemidos. Ya se le habia pasado del todo la vergüenza.

Así pues los tres hombres se ocuparon de la bella joven lamiendo con delicadeza sus zonas más sensibles. Ito y él mismo le lamerían los pezones mientras Takeshi le hacía un cunnilingus. Pronto la joven Sakura creyó estar en el cielo. Los tres hombres la estimularon lenta y delicadamente sus zonas erógenas con la lengua y los dientes, de modo que en menos de cinco minutos ella ya gemía de puro placer entrecerrando los ojos.

- Tampoco se trata de que llegue al orgasmo, dijo el dependiente cuando vio que la joven tenía los pezones y el clítoris tiesos y brillantes. Es mejor que se quede a punto.

- ¿Empezamos ya?, dijo Ito impaciente.

- Si por supuesto. Ahora puede aplicarle la electricidad con electrodos, picanas o lo que guste.

- Pruebe con los electrodos, por favor. Ito estaba encantado de la idea que había tenido. Allí estaba su pequeña Sakura, maniatada y dispuesta. En el fondo le tenía un gran cariño desde niña, probablemente si en ese momento le hubiera suplicado que no la torturara, se lo habría evitado, pero ella misma lo estaba deseando y él también.

- Está bien, siguió el dependiente, la mejor forma de estimular a una mujer es colocarle un electrodo en la zona del clítoris y otro dentro de la vagina o dentro del ano.

- Prefiero el ano.

- De acuerdo.

Ito gravó todo el procedimiento con la cámara de video.

El dependiente pringó un pequeño dildo metálico con una pomada conductora y a la vez lubricante y se lo fue introduciendo por el agujero pequeño cosa que hizo gemir otra vez a Sakura. Una vez dentro lo aseguró con cinta aislante.de manera que ya sólo asomaba un cable rojo. Para el clítoris, el dependiente utilizó una pequeña pinza metálica

- ¡Ayyyy!

Sakura gritó cuando la pinza le mordió el clítoris y eso que no apretaba mucho, pero ninguno de sus tres verdugos paró por eso ni se la quitó de su sitio..

Con la presteza de un enfermero, el dependiente le colocó otras dos pinzas en los pezones y en el último momento decidió ponerle otros dos electrodos, uno en la punta de la lengua sujeta por otra pinza y otro con un dildo metido en la vagina.

- De este modo, podemos torturarla de tres maneras diferentes, explicó. Tenga hágalo usted mismo, señor Ito, con esta palanca puede regular por qué circuito pasará la electricidad y con esta rueda la intensidad. Teóricamente no es peligroso aunque le aplique la máxima potencia, pero cada esclava es distinta, así que utilice el sentido común y vaya poco a poco.

El señor Ito pasó la cámara a Takeshi para que lo grabara todo, entonces cogió el aparato muy excitado y acariciando la cabeza de Sakura se dio cuenta de que una lágrima le caía por la mejilla.

- ¿Tienes miedo, pequeña?

Ella afirmó con la cabeza

- Vamos a hacer una cosa, si en algún momento no puedes soportarlo cruza los dedos índice y corazón de las dos manos, pararemos al momento, pero tienes que aguantar todo lo que puedas, ¿de acuerdo?

Sakura le miró agradecida y dijo que sí haciendo por sonreir.

- Muy bien, vamos allá.

Takeshi no perdió detalle e hizo un barrido por el cuerpo de Sakura con los electrodos y los cables conectados.La joven respiraba lenta y profundamente hinchando y deshinchando su pecho mientras el corazón le latía más fuerte de lo normal.

El señor Ito puso la palanca en la segunda posición, es decir, entre los dos pezones y giró un poco la rueda.

En una décima de segundo los pechos de Sakura parecieron cobrar vida y ella tensó todo su cuerpo lanzando un pequeño gemido.

Tras dos segundos Ito cortó la corriente y ella abrió los ojos.

- ¿Sigo?

Sakura afirmó con la cabeza.

- Inmediatamente recibió otra descarga en sus pechos que esta vez duró casi diez segundos.

Sakura volvió a cerrar los ojos sintiendo un agradable cosquilleo en sus senos, giró la cabeza hacia arriba y entreabrió su boca emitiendo tenues sonidos. Los tres hombres no perdían detalle completamente excitados.

- Así, muy, bien, insista en los pechos con descargas cortas y aumente un poco la intensidad.

Ito le hizo caso y empezó a administrarle una descarga tras otra.

Sakura gemía de placer, sus pezones se engrosaron y se sensibilizaron hasta tal punto que casi le produjeron un orgasmo.

Entonces Ito cambió la palanca e hizo circular la corriente entre la vagina y la lengua.

Esto no debía ser tan agradable, pues Sakura puso gesto de disgusto, pero aún así no cruzó los dedos.

Entonces Ito cambió la descarga al clítoris y Sakura se estremeció lanzando un largo e intenso gemido.

- Esto sí que le gusta, comentó Ito satisfecho, y aumentando algo la descarga le administró una detrás de otra entre el clítoris y el ano..

- Mmmmmh, mmmmhh

Sakura gemía cada vez más alto y en tono más sensual moviendo la cabeza hacia los lados. Ito cambió otra vez a los pechos y de ahí a la vagina y al clítoris , y por fin administró una larga descarga en este último. Sakura se corrió entre gritos desaforados.

Takeshi estaba tan cachondo que no pudo evitar masturbarse intensamente, y al ver que la joven se corría él mismo sintió que le llegaba.

- Échéselo en la cara muchacho dijo Ito cogiendo la cámara.

- ¿Puedo?

- Por supuesto, sólo es una esclava.

Takeshi hizo caso y poniendo la polla encima de la boca de Sakura se corrió entre gemidos echándole todo el semen blanquecino y pastoso a pesar de sus protestas.

- Muy bien querida, dijo Ito, y ahora me temo que tendrás que aguantar el dolor, por favor tortúrela de verdad.

- El dependiente cogió el aparato y movió la rueda de la intensidad bruscamente. Una dolorosa descarga recorrió el cuerpo de la joven haciéndola temblar.

Sólo fue un segundo, pero Sakura puso un gesto de indescriptible angustia mirando a Ito implorante.

- Dele más, hágala bailar, dijo Ito apretando los dientes con sadismo.

- MMMMHHHH

Esta vez la electricidad le recorrió desde la lengua hasta la vagina durante cinco interminables segundos y la joven crispó todo su cuerpo involuntariamente temblándole toda la cara y tensando los tendones del cuello.

Ito le fue cogiendo gusto al aparatito, pues muy impaciente se lo cogió de las manos al dependiente y siguió subiendo una rayita tras otra, administrando descargas cada vez más largas e insistentes, sobre todo entre el ano y el clítoris.

- MMMMMMHHHHHH, MMMMMMMMMMHHHH

La pobre Sakura aguantó todo lo que pudo entre gritos desesperados, era como si algo le quemara por dentro, pero no quería claudicar tan pronto. Sin embargo tras casi diez minutos de tortura cruzó finalmente los dedos.

- ¿Has cruzado los dedos?, dijo Ito

Sakura afirmó con lágrimas en los ojos.

- ¿Quieres que paremos?

Sakura se lo pensó un poco y finalmente dijo que no.

- ¡Qué obediencia! Dijo el dependiente maravillado. Es usted un hombre de suerte señor Ito. Espere un momento que voy a mojarle la piel.

El dependiente estaba también muy impaciente y cachondo, cogió un aspersor y se puso a empapar la desnuda piel de la muchacha. Sakura lanzó gritos de desaprobación y apartó el rostro para que el agua no le diera en toda la cara.

- La piel mojada conduce mejor la electricidad, pruebe ahora.

Ito volvió a aplicarle intensas descargas y Sakura se puso a gritar aún más fuerte y desesperadamente. La joven ponía los ojos en blanco y no era dueña de sus reacciones, hasta tal punto que ni siquiera acertaba a cruzar los dedos.

Takeshi estaba muy excitado grabando. El cuerpo de Sakura parecía aún más bello brillante de agua y sudor contorsionándose como una serpiente. Entre descarga y descarga ella dirigía miradas angustiosas a la cámara y a Ito suplicando que dejara de hacerle eso..

Finalmente, tras otros cinco minutos más de tormento Sakura cruzó los dedos.

Sudando de la excitación, Ito y el dependiente quedaron de acuerdo en que la chica ya había tenido suficiente y salieron fuera del reservado para negociar la compra de los aparatos. Ito estaba muy satisfecho de la experiencia de tal modo que compró un poco de todo y el dependiente estaba tan contento que incluso aceptó hacerle una rebaja.

Entretanto Takeshi le fue quitando los electrodos a Sakura, pero cuando se dispuso a extraer el dildo de la vagina la vista del cuerpo de la joven y sus pequeñas quejas se la volvieron a poner muy dura. Takeshi empezó follándola lentamente con el dildo, y al ver que le gustaba, se agachó y se puso a continuar el cunnilingus que había dejado incompleto.

Los gritos de Sakura atrajeron otra vez a Ito y el dependiente. La joven se retorcía, pero esta vez de placer.

- Takeshi, ¿no te da vergüenza?, ¿qué pensará este señor?.

- Oh continua, muchacho, follátela.

- Verdaderamente, da gusto verla, tiene usted suerte señor Ito.

- ¿Y usted?, ¿no le gustaría pasar un buen rato con mi esclava?.

- Es usted muy amable, en realidad no me atrevía a pedírselo, pero lo haré después del muchacho.

Diez minutos después, tras tomarla varias veces, los hombres soltaron finalmente a la joven.

Una vez libre, Sakura se abrazó al señor Ito llorando.

- Vamos, vamos, pequeña, no llores, ya ha pasado y has sido muy valiente.

Aún sollozando, Sakura terminó de vestirse y tras introducirle el tapón anal se dispusieron a volver a casa.

- Han sido ustedes muy amables, dijo el señor Ito haciendo una reverencia, les quedo muy agradecido.

- Al contrario respondió el dependiente, vuelvan cuando quieran.

Sakura también saludó dando las gracias y miró con pena a Takeshi.

Ya en la calle amo y esclava anduvieron unas manzanas. Sakura tenía que llevar las cosas más pesadas, pero eran demasiados bultos como para volver en metro.

- Deberíamos coger un taxi, dijo el señor Ito, pero me he gastado casi todo en la tienda y sólo me quedan veinte yenes. El taxi no costará menos de cincuenta.

Los dos siguieron andando hacia el metro, pero repentinamente, el señor Ito vio unos baños públicos y se le ocurrió otra de sus ideas perversas.

- Ven conmigo

- Yo le espero fuera señor Ito

- He dicho que vengas, obedece.

- Pero, pero, es el servicio de hombres.

- Ven te digo.

Sakura entró preocupada de que hubiera algún hombre haciendo sus necesidades, pero tuvo suerte pues en ese momento el baño estaba vacío.

Se trataba de un cuarto de baño normal con lavabos, orinales de pared y excusados para las tazas, sólo que en ese momento estaba un poco descuidado y olía bastante a orines. Además un sospechoso charco amarillento cubría la mayor parte del piso. Sakura arrugó la nariz. Nunca había soportado los lavabos públicos.

Ito dejó los bultos en uno de los excusados.

- Quitate la ropa, le dijo bruscamente a Sakura.

- Pero,... pero.. señor Ito, ¿aquí?

- No discutas, te he dicho que te quites la ropa.

- Por favor, señor Ito no me obligue, aquí no, puede entrar cualquiera.

- Te voy a decir una cosa, no me gusta que discutas mis órdenes, si vuelves a hacerlo mandaré unas fotos a tu papá, ¿lo has entendido?.

Ante la amenaza, Sakura obedeció una vez más, pero esta vez con lágrimas en los ojos.

Ito cogió sus ropas y las dobló cuidadosamente metiéndolas en una bolsa, entonces se puso a rebuscar entre los objetos metálicos de una de las bolsas que habían comprado.

Sakura miraba nerviosa al señor Ito y se protegía los pechos y la entrepierna con los brazos. De cuando en cuando se volvía inquieta hacia la puerta por si entraba alguien.

- Ajá aquí están, oyó que decía el jardinero sacando algo metálico de las bolsas.

La bella joven vio con horror que Ito se acercaba a ella con tres juegos de esposas.

- No, eso no, dijo temblando.

- Obedece

Sakura no tuvo más remedio que poner los brazos a la espalda.

Sin apenas inmutarse Ito le esposó los codos y las muñecas entre sí. Entonces le obligó a arrodillarse sobre el charco de meados cosa que a Sakura le dio un asco indescriptible. Después le puso unas esposas en los tobillos y cruzó la cadena de éstas con las de las muñecas de manera que Sakura no pudiera ponerse de pie.

La bella esclava lloró todo el rato mientras su amo la esposaba. ¿Que pasaría cuando entrara la gente? Era difícil caer mas bajo

Y sin embargo, no era imposible. Ito cogió un lápiz de labios y escribió sobre su cuerpo desnudo el precio de la esclava: cinco yenes por mearse en su boca, y otros cinco por una mamada.

- Señor Ito, por favor, se lo ruego, no me haga esto, por favor, y Sakura se puso a llorar a moco tendido.

- Calla puta, creo que estoy oyendo a tu primer cliente.

El señor Ito se adelantó y salió a la puerta donde encontró a un señor de unos cincuenta que venía al baño un poco apurado.

- Perdone le dijo al ver que le cerraba el paso.

- Espere, espere un momento, por favor, no se arrepentirá. Tengo a mi esclava ahí dentro, ¿quiere verla?

- ¿Qué?

- Que tengo a mi esclava desnuda y esposada, puede tocarla si quiere, se la chupará por sólo cinco yenes. Venga, venga por favor, pero no se asuste.

El hombre entró en el baño y se quedó de una pieza.

- ¿Qué, qué quiere usted? Dijo preocupado pero también interesado en la chica.

- Nada, no se preocupe que no es nada raro, fíjese, por sólo cinco yenes mi esclava se la chupará limpiándole hasta la última gota ¿no le gustaría?, es muy barato.

El hombre se quedó maravillado mirando a esa joven desnuda que podría ser su hija esposada y con la cabeza baja, muerta de vergüenza.

- Ahí dice que puedo mearme en su boca, ¿puedo hacerlo?.

- Por supuesto, por diez yenes puede hacerlo y luego se la chupará, cualquier prostituta le cobrará mucho más.

El hombre se lo pensó un momento.

- De acuerdo, y hurgando en sus bolsillos sacó diez yenes.

- Adelante, es toda suya.

El tipo se sacó su pene delante de la boca de Sakura, pero ésta apartó la cara cerrando los ojos y la boca muy fuerte.

- No entiendo, ¿no me dijo?

- Espere un momento, a veces es un poco desobediente pero ahora mismo lo arreglamos. Ito sacó un látigo corto de cintas de cuero y le amenazó con él.

- Abre la boca.

Sakura negó con la cabeza manteniendo lo labios prietos como si eso pudiera servirle de algo.

Entonces Ito le propinó un latigazo en los muslos que le hizo gritar de dolor.

- Vamos zorra, abre la boca y le dio otro latigazo.

Sakura temblaba de dolor pero no quería abrir la boca

- Ya verás cuando lleguemos a casa, mandaré un mensaje a tus padres.

El tercer latigazo se lo dio en las tetas dejándole marcas rojas.

El señor estaba alucinado.

- ¡Está bien!, lo haré

Sakura gritó con los ojos arrasados en lágrimas y entonces le empezó a chupar la polla al cliente.

A éste casi le entró un mareo de gusto y en pocos segundos al sentir como se la chupaba le entró un escalofrío de gusto y se empezó a mear en la cara de Sakura. La joven cerró los ojos y frunció el rostro sufriendo el impacto de ese líquido cálido y maloliente por toda la cara, entonces volvió a abrir la boca pero intentando no tragar, sino escupiendo todo fuera.

El hombre se alivió bien a gusto durante casi un minuto y cuando terminó, Sakura le limpio hasta la ultima gota del pene y sin solución de continuidad le empezó a hacer la mamada.

- Oh sí, oh sí, sigue, el hombre disfrutaba de la felación con los ojos en blanco y tembñandole las piernas. Sakura quería acabar pronto, así que se la chupó con toda la intensidad que pudo.

Entretanto Ito oyó que venía más gente y fue a la puerta a vender a su esclava.

Alguno puso pies en polvorosa imaginando algo peligroso, pero la mayoría se quedaron al ver que la cosa iba de veras.

Para cuando el primer cliente eyaculó dentro de la boca de Sakura ya había una cola de cuatro esperando con la minga fuera y meneándosela.

Una vez vencido el asco inicial Sakura no protestó más sino que se limitó a hacer su "trabajo" con diligencia. Es posible incluso que terminara disfrutando, pues en el fondo sí que era una masoca.

De este modo, al primero le dejó el pene reluciente y cuando terminó con él abrió la boca y cerró los ojos inmediatamente para que el segundo la utilizara como letrina.

En menos de una hora, Sakura sacó casi setenta yenes y para cuando terminó estaba pringada de arriba a abajo cubierta completamente de orines.

 

Finalmente, cuando creyó que había suficiente pasta, Ito le soltó las esposas y le dejó que se lavara. Después, con la piel aún mojada tuvo que ponerse sus escasas ropas y los dos salieron otra vez a la calle.

Una vez en un taxi se dirigieron de vuelta a casa. A Sakura le daban de vez en cuando temblores sólo de acordarse de la lluvia dorada en ese charco de orines.

Ya en la casa, el señor Ito le dijo a su joven esclava que se duchara y aseara bien y que se hiciera un enema y se lubricara el ano pues antes de dormir pensaba sodomizarla, él le estaría esperando viendo los videos que le había grabado.

Sakura pasó cerca de una hora en el baño, limpiándose por dentro y por fuera. Lo de la toilete pública le seguía dando una grima espantosa, pero en conjunto había sido una jornada excitante. La joven no dejaba de masturbarse recordando cada una de las sensaciones que había vivido, además estaba cachonda perdida sólo de saber que en unos minutos la iban a desvirgar por detrás.

Cuando salió del baño y antes de dirigirse a donde estaba Ito, Sakura anduvo un rato por el jardín y la casa pensando excitada que le aguardaban muchos días como aquél. Finalmente fue hasta el salón. En el salón se encontraba Ito completamente desnudo en un sofá masturbándose delante de una gran pantalla de plasma. Sakura se sorprendió de verse a sí misma mientras el tipo de la tienda se la follaba.

Encima de la mesa había unas esposas. Sakura las cogió con lentitud y delicadeza, miró lascivamente a Ito y dándole la espalda se las puso ella misma en las muñecas cruzando los brazos a la espalda. Entonces se arrodilló en el suelo y abriendo con sus manos sus nalgas hasta el límite, le ofreció el ano para que la penetrara.

(continuará)

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