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Valentina, la chacha desnuda (05)

en Dominación

Sin entender de qué iba eso,  Valentina obedeció y le trajo las dos pinzas sujetapapeles.

- Bien ahora arrodillate y pon las manos en la nuca, le dijo abriendo las dos pinzas junto a sus senos como si fueran las fauces de dos animalillos hambrientos.

Para su mal la joven comprendió de repente lo que iba a pasar.

- ¿Qué, qué va  hacer? Dijo temblando.

- Es para que sepas lo que siente la chica del video.

- No, no por favor, no lo haga, no volveré a cerrar los ojos, se lo prometo.

Y cuando le acercó el clip al pezón izquierdo ella reculó.

- Déjate o será peor.

- Señor, no lo haga, ha dicho que hoy sólo me daría en el trasero.

- He cambiado de opinión, vamos acerca tú misma el pecho y quédate quieta mientras te la pongo.

- No

- Haz lo que te mando o te pongo otra pinza en el clítoris.

La chica estaba aprendiendo que cuando Tom se empeñaba en algo era peor resistirse así que le ofreció su seno mientras cerraba los ojos esperando el mordisco del metal.

- AAAAAYYYY

Valentina pegó un largo y lastimero berrido cuando la pinza aplastó la base de su pezón, y estuvo a punto de bajar las manos, pero en el último momento se dominó. La cara y los labios le temblaban de dolor.

- Así me gusta preciosa, que seas obediente. Y ahora el otro.

- No, por favor, no lo haga, duele mucho.

- Una dos y…..tres.

- AAAYYYYYYY

Y le cerró el otro clip en el otro pecho sin ninguna misericordia.

Valentina perdió el control.

- AYYYY, AAYYY quítemelos, quítemelos, me duelen, me duelen, por favor.

- Esto no es nada comparando con lo que le están haciendo a la japonesa de la peli así que aguanta.

La joven se sobrepuso sin dejar de echar lágrimas.

- No se te ocurra quitártelas, ahora mismo vuelvo

En menos de un minuto Tom volvió con una cuerda y cruzándole las muñecas a la espalda se las ató sólidamente. Entonces la obligó a arrodillarse y sentándose en el sofá le obligó a hacerle una felción mientras veía el resto de la película.

De este modo Valentina se la tuvo que chupar a su señor sin poder disfrutar prácticamente nada pues el dolor de sus pezones era creciente,…. totalmente insoportable.

Ella hizo todo lo que pudo y se apresuró a chupársela lo mejor que fue capaz para que le soltara cuanto antes esos dolorosos pellizcos de tal manera que Tom no tardó mucho en correrse y eyacularle en la boca. Esta vez Valentina no le soltó el pene en ningún momento mientras le eyaculaba dentro pues no quería repetir lo del día anterior y darle más excusas a su señor para que empeorara su castigo. De este modo la chica se tragó todo el esperma sin dejar nada. Sólo se la sacó para hablar cuando la polla estaba totalmente limpia.

- Ya he acabado, quítemelos, le dijo señalando sus pechos, no puedo más, de verdad.

Pero la cosa no había acabado ni mucho menos. Totalmente ajeno a su sufrimiento, Tom le obligó  a seguir chupando y en unos minutos había recuperado su erección, entonces obligó a Valentina a encaramarse  sobre sus piernas y follar con él a caballito mientras veía la televisión.

Así la sufrida sirvienta vio como el sádico del vídeo le introducía a la chica japonesa agujas de metal   en los pezones, luego vio cómo se las sacaba y cómo se las clavaba una y otra vez mientras ella lloraba desesperada sin dejar de berrear y lanzar alaridos que ponían los pelos de punta.

La última tortura que sufrió la japonesa fue recibir unas inyecciones salinas en las aureolas de los senos. Cuando le ponían la sexta inyección la muchacha se desmayó de dolor  demostrando que el vídeo era bastante real.

Mientras tanto el movimiento  de sus senos arriba y abajo no hacía más que aumentar el doloroso efecto de los clips en sus pezones. La joven siguió follando con Tom dando saltos y más saltos y ensartándose en su pene enhiesto haciendo que sus senos se agitaran enloquecidos. En un momento dado no estaba claro si ella gritaba ya de dolor o de placer.

Finalmente tras un buen rato de saltar y brincar sobre la polla de su amo, Tom le hizo levantarse y obligándola a ponerse de rodillas le echó otra lefada por la cara bramando de gusto.

- Toma esto, zorra, ….mala puta,…. Toma, joderrr.

Valentina recibió toda la carga confundida y desorientada intentando tragar lo más posible aunque el esperma se le deslizó por la cara y le cayó por las tetas y por todo su cuerpo desnudo,  licuándose por él en blanquecinos regueros.

Tom sudaba por el esfuerzo. Terminó de eyacular pero aún no estaba satisfecho y quería más. Por su parte la joven seguía sumisamente arrodillada y miró a su dueño con cara de circunstancias y su cuerpo mojado de semen. Entonces cogiéndola de los cabellos Tom la obligó a ponerse de pie.

- De pie puta, a ver si aprendes a follar de una vez.

Ella adoptó automáticamente la postura de sumisión, eso sí tenía la cara surcada de lagrimones secos y la barbilla goteando lefa.

- Quítemelas, por amor de Dios, no puedo más rogó con toda la humildad que pudo para no enfadarle.

- ¿Quitártelas?. Bien, te las voy a quitar ahora mismo pero antes voy a jugar un poco con ellas.

- ¿Jugar?, ¿qué quiere decir?

- Pues eso, lo que vas a ver. Eso sí, quiero que aguantes sin gritar y sin moverte, ¿está claro?

- Hágame lo que quiera pero quítemelas ahora, se lo ruego.

- Ja, ja, te voy a bajar esos humos ahora mismo, y agarrándole las dos pinzas sujetapapeles se las retorció en direcciones opuestas apretando bien.

- AAAAAYYYYY JODERRRRR, QUE DAÑO.

- Hemos dicho que ibas a estar callada, ahora las llevarás puestas todo el día.

- No, no, por favor, no, quítemelas, no gritaré, no gritaré.

- Está bien, entonces ruega a cámara que te torture  las tetas mañana.

- ¿Qué?

- Lo que oyes, me ha gustado mucho ver lo que le hacían a la chica del vídeo y por lo que veo tú tienes las tetas mil veces más sensibles. El castigo de mañana se centrará en tus pechos y te haré cosas parecidas a las que le han hecho a la japonesa, ya lo he decidido.

- No, se lo suplico, dijo ella gimiendo.

Valentina se quedó humillada con las manos en la espalda y la cabeza baja, no podía soportar las pinzas y Tom le prometía los tormentos del infierno para el día siguiente.

- Vamos, pídelo a la cámara y te quito las pinzas.

- ¿Qué que tengo que decir?.

- “Amo torturame las tetas, te lo ruego” Esto lo dijo Tom con una sonrisa burlona.

A Valentina ya le empezaba a dar igual todo así que lo dijo pero sin muchas ganas.

- Eh, así no vale, pon un poco de pasión.

- “Amo, torturame las tetas, te lo ruego” dijo ella exagerando su gesto de viciosa.

- Eso está mejor. No te preocupes esclava, mañana serás complacida con creces.

- Ya he hecho lo que quería, quíteme esto que me esta matando.

 - Una dos y tres, toma puta.

- MMMMMMHHHH

La joven aguantó como pudo sin dejar de llorar mientras el tío le retorcía sádicamente los pezones.

A Tom le encantó ver cómo se le deformaba el rostro a la bella muchacha y siguió y siguió castigándola en las tetas tirando de las pinzas y retorciéndolas cruelmente una vuelta completa sobre sí mismas. La tortura se prolongó durante unos minutos que a ella le parecieron eternos. Cuando decidió quitárselas casi se las arrancó en lugar de abrirlas.

Por la cuenta que le tenía Valentina aguantó sin gritar temblando y a punto de desmayarse, pero cuando se las arrancó de los pezones ya no pudo más y se agachó en el suelo protegiéndose los senos con el cuerpo hecho un ovillo y llorando como una niña desconsolada.

Tom sonrió con sadismo otra vez empalmado, su juguete cada vez le gustaba más.

- Vamos, esclava, has aguantado bien, pero eso sólo ha sido una pálida muestra de lo que te espera mañana.

Valentina le miró sin responder mientras las lágrimas se deslizaban a raudales de sus ojos.

- Y ahora te vas a poner de pie……De pie he dicho, deja de llorar.

Valentina volvió a obedecer, y cuando le desató las manos puso la postura de sumisión. Los pezones los tenía crecidos y enrojecidos a ojos vista.

- Joder, te los he dejado casi como la japo de la película. Mira, para que veas te voy a dejar que te los alivies tú misma con la lengua. Venga, puedes hacerlo.

- Gracias, gracias, y ella se empezó a lamer los pezones ávidamente como un perro se lame las heridas.

Por cierto que mientras lo hacía, Tom le volvió a grabar con el teléfono móvil durante unos minutos.

- Me duele mucho señor dijo ella  lamiéndose las heridas.

- Venga, vamos a por un par de hielos al congelador, te aliviarán ya verás.

La joven acompañó entonces a Tom a la cocina y éste sacó un par de cubos de hielo del congelador y con ellos acarició los irritados pezones de la muchacha.

Ella se dejó hacer e incluso cerró los ojos del gusto.

- Gracias, muchas gracias señor, es usted muy bueno.

- Venga ahora tú.

Y ella misma se estuvo aliviando un rato con los hielos, éstos terminaron por  deshacerse y volvió a lamerse a sí misma los pezones mientras Tom la grababa otra vez.

- ¿Veis?, mi chacha tiene los pechitos muy sensibles y le encanta hacer eso pero le gusta más que se le hagan otros, ¿a que sí, Valentina?.

Ella miró a la cámara e hizo un gesto afirmativo para no cabrear más a Tom.

- Venga para ya,  zorra, deja de hacer guarradas de una vez. Ella paró de hacerlo humillada. Hala, déjate de remilgos y ponte a trabajar que llevas toda la mañana haciendo guarradas y sin dar palo al agua.

Y Valentina se puso a hacer todo lo de la casa teniendo que aguantarse el dolor de los pechos. No obstante, en una de éstas que el señor no miraba se arriesgó a ir a la cocina y sacar otros dos hielos para aliviarse.

Más tarde y aprovechando que Tom estaba echando la siesta, Valentina se arriesgó también a coger su teléfono móvil que había dejado en su habitación. Tom ni siquiera había reparado en ello pero cuando la echó a la calle el día anterior no se dio cuenta de que el móvil de la muchacha se había quedado allí.

Así pues, Valentina lo cogió e inició una larga conversación con alguien a través del whatsapp. Sólo tras casi veinte minutos dejó el móvil pero antes decidió esconderlo y no encontró mejor sitio que la cisterna del wc, eso sí, metido herméticamente en una bolsa de plástico. Hecho esto volvió a sus quehaceres para que Tom no sospechara.

Cuando terminó todas sus tareas la joven se presentó ante su dueño.

- ¿Así que ya has acabado?, ya era hora, le dijo mirándola en postura de sumisión.

- ¿Qué?, ¿qué se le ofrece ahora al señor?.

- Pues mira, he hecho una lista y quiero que vayas al supermercado de la esquina y hagas la compra, ahí te he dejado el dinero.

- Pero, pero señor, estoy desnuda.

- Ya lo sé imbécil, ponte la ropa que has traido….pero el tanga no, ya sabes que está prohibido.

- Pero señor.

- Venga, date prisa, cuanto antes empieces antes terminarás.

Y Valentina tuvo que salir a la calle con su minifalda plisada y su top además de una bolsa de la compra para traer todo el pedido. La chica había tenido que calzarse unos incómodos zuecos en lugar de los zapatos de tacón. Así que iba taconeando torpemente por la calle cuesta abajo.

Valentina iba con los carrillos rojos pues todo el mundo le miraba cómo le brincaban las tetas amenazando con salirse del top y como la faldita le bailaba graciosamente  al ritmo de su trasero.

Además notaba su culo y entrepierna húmedas de lo cachonda que estaba.

Mientras caminaba, la chacha no hacía más que revivir el brutal castigo al que le había sometido su amo hacía unas horas. Aún le dolían los pezones y lejos de relajarse los tenía todo el rato duros y empitonados con lo que se marcaban perfectamente a través de la tela del top.

Además no se podía quitar de la cabeza lo que le había prometido su dueño para el día siguiente. ¡Ese hombre le iba a hacer lo mismo que a esa pobre chica japonesa! Y entonces rememoraba cada una de las salvajes torturas que había soportado la chica del video.

- ¿Podré soportarlo?, se dijo a sí misma, al menos si me atara como hacen con ella no podría hacer nada. Valentina se sorprendió a sí misma imaginándose atada y desnuda mientras Tom la torturaba y eso le hizo excitarse.

De pronto le pareció ver que una pareja con la que se cruzó se reía de ella, la chica se puso toda roja y disimuló haciendo que repasaba la lista de la compra.

Entonces Valentina se detuvo un momento mirándola más detenidamente.  Le pareció una lista muy larga.

- ¿Ya me llegará?, se preguntó mirando los billetes en la otra mano y recontándolos.

Finalmente llegó al supermercado. Era uno de esos autoservicios pequeños con una sola caja en la entrada y en ese momento habría tres o cuatro clientes.

Nada más entrar, el chico de la caja se le quedó mirando con la boca abierta.

Valentina le dijo un escueto “hola” y cogió un cesto para hacer la compra. Luego se encaminó por el pasillo de los cereales  sintiendo cómo  ese chico le repasaba por detrás.

Valentina fue  cogiendo cosas de los estantes y depositándolas en el cesto. Lógicamente para algunas tenía que ponerse de puntillas y para otras tenía que agacharse. Al cruzarse con una señora de mediana edad ésta se la quedó mirando con cara de pocos amigos.

- “A dónde iremos a parar”, le oyó murmurar al pasar, “si se le ve todo”.

Muy avergonzada, Valentina se intentó tapar con la mano al agacharse o estirar la faldita hacia atras pero era inútil pues al menor gesto de agacharse se le veía el culo desnudo.

De este  modo  la chica dejó de agacharse para coger las cosas que estaban en los estantes inferiores y optó por ponerse en cuclillas. Pero eso tampoco arreglaba nada pues entonces corría el riesgo de que se le viera el coño.

El chico de la caja no le quitaba ojo y cada vez que ella se agachaba él también torcía la cabeza a ver si era capaz de ver algo.

- Oye tú, haz tu trabajo y no te distraigas, que tengo prisa, dijo la señora que ya estaba  en la caja viendo que el chico no le atendía adecuadamente. Será guarra, dijo entre dientes la vieja mirando  a Valentina.

Oyendo eso la chacha estaba toda avergonzada y quiso terminar la compra cuanto antes.

- Oye guapa, le dijo entonces un tío que había entrado sólo para comprar unas cervezas. ¿Te apetece venirte conmigo a dar un paseo y nos las tomamos por ahí?

- No, no gracias, no puedo.

El tipo invadió su espacio y la arrincóno contra el estante de la leche.

- Venga, no te hagas la estrecha, preciosa, le decía el tío comiéndosela con los ojos y cerrándole el paso con el brazo.

- Le he dicho que me deje.

Y Valentina le esquivó pasando por debajo del brazo.

- Vale, tú te lo pierdes dijo medio gritando…… Menuda calientapollas,… será puta…., ir por ahí con esas pintas.

El tío se fue para la caja sin dejar de farfullar contra ella.

En un momento dado Valentina se quedó sola en el supermercado sólo con el chico de la caja y repasó su lista dos veces comprobando que lo tenía todo.

Entonces fue a la caja a que le cobraran. El chico fue pasando los productos uno por uno por el lector óptico pero en realidad estaba más atento a Valentina que a lo que estaba haciendo.

- Que….. hace calor, ¿no? le dijo, para romper el hielo sin parar de mirarle los muslos y el escote.

Valentina no respondió, se limitó a cruzar las piernas pues se sentía desnuda y mojada esperando ansiosa que el chico terminara. No obstante mientras se hacía la distraida le echó un par de miradas. La verdad es que no estaba mal, era más o menos de su edad y no era feo….

- ¡Listo!, son 62 con cinco.

- ¿Qué?, ¿tanto?, dijo ella volviendo a contar los billetes. No tengo tanto, sólo tengo 50.

- Bueno, pues deja algo, lo que menos necesites.

- ¿No puedo dejarte algo a deber?

- Lo siento, no te conozco.

- Soy la empleada de servicio de Tom Smith,…. el del chalet ese tan grande dos calles más arriba.

- No sé quién es, tampoco le conozco a él, no creo que compre aquí. Mira mejor deja algo y si estás tan cerca coges el dinero que te falta y vuelves, no me puedo fiar, ya me la han pegado otras veces.

- No puedo, si no le llevo todas estas cosas se va a enfadar, fiame por favor.

- Pues que se enfade,… no creo que sea para tanto.

- Que sí, que te digo que sí, dejame que lo lleve, te traigo el dinero sin falta. Venga, enrollate, ….te estaría muy agradecida.

- ¿Ah sí?, ¿cuánto de agradecida?

- No sé,….. mucho.

- ¿Y cómo me lo demostrarías?

- No,… no lo sé.

- Eres muy guapa,…. si te enrollas tú,….. igual dejo que te lleves toda la compra.

- No te entiendo, …que ¿qué quieres?

- Pues no sé, ¿por qué no nos metemos un momento en el baño y me la chupas un poco?

- ¿Qué?, ¿qué te has creído?, sólo son doce pavos.

- Bueno, pues me conformo con un beso.

- ¿Sólo un beso?

- Bueno y te dejas meter mano.

Valentina se quedó un momento dudando.

- ¿Nada más?

- Nada te lo prometo, dijo él enseñándole las palmas de las manos.

- Venga vale, pero ahí dentro y solo un rato, ¿vale?.

La pareja se metió en el cuarto de baño y el dependiente cerró con pasador.

- ¿Por qué cierras?

- Es para que nadie nos moleste, venga preciosa dame un beso y el tío se abrazó a Valentina y las dos manos se le fueron directamente al culo.

Los dos se besaron con lengua en un beso de tornillo largo y húmedo.

- Joder tía, ya decía yo, si no llevas bragas.

- Venga termina ya, hemos dicho sólo un rato.

Y el tío le bajó ávidamente los tirantes del top descubriendo los bellísimos pechos de la muchacha.

No habían quedado en eso pero Valentina dejó que la desnudara sin protestar.

- Qué tetas tan bonitas tienes, pero ¿qué te ha pasado en los pezones?, los tienes como dos fresones.

- Me, me escuecen un poco, ¿por qué no me los chupas?

  

No se lo tuvo que decir dos veces y el chico se metió uno en la boca como si fuera un buñuelo.

- AAYYY, así no bruto, hazlo sólo con la lengua, lámemelos.

- ¿Así?, y el chico empezó a lamerle los irritados pezones.

- Así, así, muy bien qué gusto…..joder,….ahora el otro, así.

Y mientras se los chupaba el chico le metió mano entre las piernas comprobando que ella estaba toda mojada. Valentina se dejó masturbar y chupar a la vez y cerró los ojos para disfrutar más.

- Así,… así… sigue,…. dijo en voz baja temiendo que álguien les oyera.

Entre tanto la otra mano del dependiente le cogió uno de los mofletes del culo y los dedos se le fueron al agujero del ano.

Al contrario que con Tom, Valentina se dejó enredar en la cloaca e incluso no dijo que no cuando le empezó a introducir el dedo índice por el culo.

La chica estaba casi a punto pues el hábil dependiente le estaba estimulando sus principales zonas erógenas con dedicación y con mucho arte.

- Sigue, sigue, joder, me corroo aaaggg, y de la misma se tapó la boca y se mordió un dedo para que no le oyeran gritar.

- Así, preciosa, así, correte, joder qué buena estás.

Valentina tardó un rato en calmarse de su orgasmo y quiso recompensar al chico dándole otro beso, pero cuando ya pensaba que había terminado vio cómo él se abría la cremallera de los pantalones y se sacaba la polla ya tiesa.

- Eh, ¿qué haces?, eso no era lo que hemos hablado.

- Sí hombre, encima eso, mira cómo me has dejado.

- Vale te lo hago con la mano pero rápido, ¿vale?, y Valentina le empezó a hacer una manola mientras él le acariciaba las tetas.

La chica no tardó ni un minuto en conseguir que él se corriera pero tanta fue su excitación que le echó a ella varios disparos de esperma que le mancharon toda la falda.

- ¿Y qué hago yo ahora?, dijo Valentina intentando quitarse los restos de lefa con los dedos. No podía limpiar la faldita en el lavabo pues no le daría tiempo a que se secara.

- Bueno, me la quitaré y la lavaré en casa sin que él lo vea, pensó.

Tuvieron suerte pues cuando los dos salieron del baño no había entrado ningún cliente.

Valentina cogíó las bolsas con la compra y se dispuso a marcharse.

- Me traes el resto cuando puedas ¿vale?, pero no tardes, le dijo él guiñándole el ojo.

Y ella antes de marcharse, le dio un pico.

- Adiós guapo, la próxima vez será mejor, te lo prometo.

De vuelta a casa Valentina estaba más contenta, le había gustado lo del cuarto de baño con el dependiente. Al menos se había olvidado durante unos momentos de los castigos que le esperaban.

Llegó a la puerta y tocó el timbre del telefonillo, pero como de costumbre Tom tardó una eternidad en responder, de modo que ella tuvo que permanecer casi media hora en la calle a la vista de todo el mundo.

- ¿Quién?, sonó una voz.

- Valentina, ábrame

- Ya era hora, pareces boba, tardas una eternidad para todo.

- Lo siento señor.

La puerta se abrió y Valentina entró provocando el ladrido de los perros.

Ya en la casa ella entró en el hall y dejó las bolsas de la compra y se dirigió a su habitación para quitarse la ropa antes de que Tom viera la mancha.

- Eh, eh, espera un poco. Antes deja las compras en la cocina.

- Un momento , antes me voy a desnudar y..

- Pues desnúdate aquí delante de mí, me gusta ver cómo lo haces.

Valentina se resignó  y decidió quitarse la ropa dejándola caer al suelo con la esperanza de que él no se diera cuenta, pero para terror suyo el hombre la cogió.

- Vamos, pon la postura, ¿es que siempre te tengo que decir las cosas mil veces?

La chacha se puso entonces en postura de sumisión mientras miraba preocupada las ropas.

- Ja, ja, hoy lo vamos a pasar bien zorra, te recuerdo que  hoy voy a usar la vara contigo,… oye,…. esta falda tiene algo.

- Se, se me ha roto una botella en el super y se me ha caido un poco de zumo.

- ¿Seguro?, le dijo viendo cómo asomaban los dientecillos, yo creo que me estás mintiendo, ¿de qué te has manchado?, esto no es zumo yo diría que es lefa.

- No, no, de verdad, es zumo.

- Serás zorra, por eso has tardado tanto, ¿a quién te has follado?, vamos, dimelo, le dijo cogiendole del pelo.

- A nadie, lo juro.

Tom le dio una bofetada.

- Dime a quién te has follado, dímelo o te pongo los clips en los pezones otra vez.

- Al dependiente, ha sido con el dependiente,,,, pero no me la ha metido, sólo se la he tenido que menear un poco…..con la mano,…es que no me llegaba el dinero y….

- Furcia, y le plantó una hostia en toda la cara.

- Perdón señor. Valentina se llevó la mano al carrillo pero sólo fue un momento y volvió a adoptar la postura.

- Esto lo vas a pagar.

- Pero si no tenía suficiente ¿qué quería que hiciera?

- Y además seguro que te ha gustado. Márchate, mañana te arreglaré las cuentas.

Valentina le miró extrañada.

- Ay no, casi se me olvidaba,… claro,.. tu castigo, ja, ja, llevo esperando todo el día este momento y casi lo dejo pasar.

Eso volvió a humillar a la muchacha pues estaba segura que lo había hecho a posta.

- Sí, mi señor, además permítame recordarle que hoy ha decidido que no volveré a mi casa.

- Oh, es cierto, ¡qué cabeza tengo! Esta noche por ser la primera te dejaré dormir conmigo en mi cama. En adelante tendrás que dormir en la perrera con los perros.

- Gracias señor. La chica pensó que eso tampoco se lo decía en serio.

- De nada, y ya basta de cháchara que tengo ganas de medirte el culo, y sin decirle nada más se la llevó de los pelos hasta el recibidor donde estaba el enorme espejo de cuerpo entero.

Tom la vio desnuda frente al espejo y decidió grabarla  al mismo tiempo por delante y por detrás mientras la caneaba.

- Ahora mismo vas a traer la vara del paragüero dijo colocando el móvil en una repisa.

- ¿Va a castigarme aquí, señor?

- Sí puta estúpida, ¿para qué otra cosa iba a querer la vara?

- Sí señor, perdón señor.

- Eh , ¿a dónde vas?, ponte a cuatro patas perra.

Valentina lo hizo y al de unos momentos volvió a cuatro patas con la vara en la boca.

Al llegar hasta Tom la joven sumisa se puso de rodillas y ofreció la vara a su amo alargando los brazos y haciendo a la vez una humilde reverencia con la cabeza.

- Veo que vas aprendiendo esclava, pero estás equivocada si crees que con esos gestos de perra sumisa vas a conseguir suavizar tu castigo. Vas a recibir todos los golpes que te he prometido sin perdonarte ni uno sólo, en todo caso igual añado algunas torturas sobre la marcha por hacer “manolas” a desconocidos sin mi permiso.

Ella volvió a quedarse humillada pues con ese gesto sólo pretendía contentar a su señor y demostrarle que era una buena esclava. Por eso empezó a hacer pucheros contrariada.

- Calla de una vez y di cuántos golpes te corresponden, vamos.

- Cincuenta, la joven sintió un escalofrío al decirlo.

- ¿Sólo eso?

- Sí

- No es cierto, son cincuenta en el culo y veinte más entre las piernas que ahora se acaban de convertir en treinta por querer engañarme.

Valentina volvió a mirar al suelo pensando que era gilipollas. Mientras tanto disimuladamente se acariciaba las tetas para aliviarse los pezones pero Tom se dio cuenta.

- ¡Qué vicio tienes!, ¡deja de tocarte y ponte de  pie inmediatamente!.....No, ahí no, ven aquí delante del espejo, quiero que lo veas todo.

Ella lo hizo y se colocó con las piernas muy abiertas ofreciendo el trasero a su dueño y colocándose de frente al espejo.

La muchacha se vio de cuerpo entero a sí misma y maquinalmente puso las manos en la nuca viendo con placer cómo se realzaban sus preciosos pechos. A pesar del tratamiento de los hielos y de las chupadas del dependiente del super, sus pezones  destacaban vivamente sobre su piel pues semejaban dos fresones de lo rojos e irritados que aún los tenía.

Por lo demás la joven se vio a sí misma en toda su belleza de esclava dispuesta para ser usada por su señor y eso le hizo sentirse bien. Era evidente que su educación como sumisa estaba siendo muy rápida.

Tom sonrió con sadismo y tras tocar un par de veces las nalgas de Valentina con la vara y calculando la distancia le dijo.

- Vas a contar los golpes zorra. Cada diez varazos quiero que me des las gracias y que me pidas por favor que te de otros diez golpes más. Si te equivocas o dices otra cosa volvemos a empezar, ¿está claro?.

Resignada, Valentina estiró su impresionante cuerpazo para que su dueño la azotara a gusto y mirándose a los ojos reflejados en el espejo se juró a sí misma que sería una buena esclava y aguantaría el castigo sin gritar. Esta vez no podía fallar a su dueño.

- ¿Preparada?

Continuará

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Silvia la sádica (08)

Silvia la sádica (07)

Silvia la sádica (06)

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Silvia la sádica (03)

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El secuestro de mi mujer

Club X (y 3)

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Club X (01)

Castigo de dos novicias impuras (y 5)

Castigo de dos novicias impuras (4b)

Castigo de dos novicias impuras (4a)

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Castigo de dos novicias impuras (1)

Sakura y el Señor Ito (5)

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Sakura y el señor Ito (3)

Campo de Concentración para Esclavas (14)

Sakura y el señor Ito (2)

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Campo de concentración para esclavas (13)

El Sacrificio

Campo de Concentración para Esclavas (12)

Campo de Concentración para esclavas (11)

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Campo de Concentración para Esclavas (7)

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Campo de Concentración para Esclavas (5)

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Campo de Concentración para esclavas (1)

Alba (6)

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Alba (1)

Este profe sí que sabe

Vacaciones de Semana Santa (y 5)

Vacaciones de Semana Santa (4)

Sadismo en el internado

Quien tiene una amiga tiene un tesoro (y 04)

Quien tiene una amiga tiene un tesoro (03)

Quien tiene una amiga tiene un tesoro (02)

Quien tiene una amiga tiene un tesoro

Model Call (02)

Model Call

Esclavas Crucificadas (8 y final)

El Capitán Trueno. Sigrid en peligro

Esclavas Crucificadas (7)

Esclavas Crucificadas (6)

Esclavas Crucificadas (5)

Esclavas Crucificadas (4)

Esclavas Crucificadas (3)

Esclavas Crucificadas (2)

Esclavas Crucificadas (1)

El Museo (6 y final)

El Esclavo (2)

Vacaciones de Semana Santa (3)

El Esclavo (1)

Vacaciones de Semana Santa (2)

El Museo (5)

Vacaciones de Semana Santa (1)

Otra vez Heidi

El Museo (4)

El Museo (3)

El Museo (2)

El Museo (1)