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Valentina, la chacha desnuda (13)

en Dominación

A juzgar por el silbido que emitió Tom cuando vio la foto de Gina, la chica no tenía mucho que envidiar a su hermana mayor.

- ¡Joder, mira qué pibón!, le dijo a Markus enseñándole la foto.

El puto granjero gordo puso una sonrisa de oreja a oreja al verla, aquello era como si le hubiera tocado la lotería.

Se notaba a la legua que Ginebra era hermana de Valentina pues se parecía bastante a ella sólo que era incluso más guapa, con unos profundos ojos pardos y una sonrisa bellísima. Además carecía de los dientecitos de conejo de su hermana.

- Vete a los álbumes de fotos, seguro que ahí la tienes de cuerpo entero, señaló Markus impaciente.

Efectivamente, como muchas tías, Valentina tenía una gran cantidad de fotos de su querida hermana y de las dos juntas haciendo todo tipo de cosas.

- Hostias, mira mira éstas.

Tom se fue a fijar en unos selfies que las dos se habían hecho en la playa. Las dos muchachas  posaban  sobre las toallas con sus pequeños bikinis de string-tanga mostrando sus traseros desnudos al aire y haciendo posturitas. Tras pasar varias fotos con el dedo  aparecieron otras en las que las muchachas  hacían top less sonriendo signo de que se lo estaban pasando en grande.

- Ja, ja, dijo triunfante Markus, menudo par de zorras, me encantan estas tías que se despelotan en la playa.

- Qué tetas tan bonitas tiene la hermana.

Por supuesto Ginebra no tenía los exuberantes senos de su hermana mayor, pero igualmente tenía unos  pechos redondos y tiesos  de bellas formas y un cuerpo delgado de adolescente pero con caderas y curvas de mujer.

Markus estaba encantado por la próxima adquisición, el muy sádico tenía una vena pederasta y le gustaba practicar bondage con chicas que aparentaban ser más jóvenes de lo legal. No olvidemos que Ginebra acababa de cumplir 18 y que al parecer todavía iba al colegio de monjas. De hecho en otras fotos del móvil aparecía vestida de colegiala con sus libros y sus carpetas.

Oyéndoles a esos dos como hablaban de su hermana, Valentina se sentía profundamente arrepentida y cabreada consigo misma por haber claudicado. Había soportado esas crueles sesiones de tortura durante días pero al final había tenido que rendirse y ahora su hermana Ginebra lo pagaría.

- Lo siento, lo siento tanto, dijo llorando

- Vamos, no llores, contestó Markus mientras iba aflojando los tornillos de las peras. La mayor parte de las mujeres hubieran vendido a sus madres antes de soportar la décima parte del suplicio que tú has aguantado.

Pero eso no consoló a la joven. El caso es que tras confesar la clave del móvil, Valentina esperaba que al menos la dejarían en paz de una vez. En eso se equivocó pues tras ver unas cuantas fotos más, los dos sádicos decidieron llevarla al jardín y volvieron a crucificarla a pleno sol y amordazada con una ballgag como castigo por su obstinada resistencia. Mientras tanto ellos se tumbaban en las tumbonas frente a ella para planear la trampa con la que iban a atrapar a su hermanita.

Así pues, los dos hombres siguieron mirando fotos y deleitándose de la belleza de Ginebra mientras Valentina “bailaba al sol” desesperada intentando encontrar una postura que aliviara el creciente dolor en todas sus articulaciones.  Para su mal era la segunda vez que la joven experimentaba los “placeres” de la crucifixión.

Tras ver un montón de fotos, Markus se puso a mirar las conversaciones que mantenían las dos hermanas por whatsapp y las leyó pacientemente. En las de los tres últimos días, Ginebra se quejaba ante su hermana de que hacía mucho tiempo que no contestaba sus mensajes. Al no obtener respuesta la chica insistía e insistía entre cabreada y preocupada. De hecho el último toque se lo había dado sólo un par de horas antes.

- “Val, joder, ¿qué coño haces? A ver si contestas”.

Markus fue hacia atrás en el tiempo,…….varias semanas antes, y tras un buen rato de búsqueda encontró algo más interesante como rebelaba su perversa sonrisa.

- Mira,  mira esto Tom, esto sí que no nos lo esperábamos.

Tom dejó por un momento de mirar a su chacha sufriendo en la cruz  y a su vez se puso a leer las conversaciones que mantenían ambas hermanas desde hacía casi un mes. En ese momento  el hombre se dio cuenta de que Valentina se había estado comunicando con su hermana casi a diario desde su propia casa sin que él lo supiera. De esas conversaciones se podía sacar la conclusión de que Valentina le había contado a su hermana cómo se había convertido en la esclava de Tom y  cómo éste la obligaba a trabajar desnuda y a tener sexo con él.

- No parece que le importe mucho ser tu puta, aquí tu chacha dice que cada día le gusta más ser tu esclava a pesar de los castigos.

- Por supuesto, ya te dije que ella estaba aquí voluntariamente

- Sí pero mira, mira ahora lo que le contesta la otra. Esto sí que no te lo esperabas.

Como respuesta Ginebra le decía que desde siempre había tenido fantasías masoquistas y que envidiaba a su hermana por haber conseguido ser la esclava de un tío bueno y con pasta.

- Un “tío bueno”, joder ¿qué las das?

- ¡Calla y no te distraigas, sigue leyendo!, y Tom siguió deslizando el dedo por las conversaciones muy interesado en el cariz que estaba tomando todo aquello.

Ginebra insistía todo el rato para que su hermana mayor le contara a Tom que ella también quería emplearse como chacha en su casa y con las mismas condiciones.

Tom se quedó flipando al leer eso. Ginebra insistía e insistía cada vez con mayor vehemencia en que ella también quería entregarse a él como esclava.

- No es que estés tan bueno, todo esto es por la pasta que tienes cabrón, dijo Markus con envidia, decididamente lo de las “50 sombras” está  haciendo mucho daño, ja, ja.

Eso provocó la risa de Tom, pero ambos hombres siguieron indagando en los mensajes que se intercambiaban las chicas. Mientras tanto Valentina gemía y lloraba con las piernas flexionadas y haciendo colgar todo su cuerpo de los brazos. Los inevitables  calambres ya atenazaban sus articulaciones y un impresionante dolor  recorría todo el espinazo. Esta vez no le habían puesto ningún apoyo para el trasero y la muchacha empezó a tener dificultades para respirar al de media hora de estar crucificada.

- Ya te lo advertí, le dijo Markus en alto. Ninguna soporta más de media hora en la cruz.

Y ella se puso a rogar y llorar desesperada.

Ajenos a sus sufrimientos los dos hombres siguieron con el móvil.

Ante los requerimientos de su hermana Gina,  Valentina le daba largas y le decía que al menos esperara a cumplir los 18. También intentaba desanimarla. Ahora que su hermanita se mostraba tan entusiasta, ya no le decía que disfrutara tanto, le mentía diciendo  que eso de ser esclava era muy duro, que tenía que trabajar todo  el día desnuda y maniatada, que Tom la castigaba constante y cruelmente y que le exigía todo tipo de relaciones sexuales por muy depravadas que fueran. Sin embargo, Valentina le ocultó  muchas otras cosas como por ejemplo lo de los perros o lo del bukake de la sex shop pues seguramente le daba vergüenza confesárselo a su hermanita.

- Joder mira lo que le contesta aquí.

- “Eso no me importa, Val, sueño todas las noches con que estoy en su poder y que me tiene desnuda y prisionera haciéndome de todo,… también sueño que me entrega a otros mientras él mira,…………… me corro sólo de pensarlo….. Joder Valentina habla con él de una puta vez me estoy volviendo loca”.

- La hermanita es toda una masoca, ja, ja, está mucho más salida que ésta. Sigue adelante a ver qué pasa.

Un poco más adelante Valentina describía a Ginebra cómo había sido su primera sesión de tortura en el garaje, las cosas horribles que le había hecho Tom,  y lo humillante que había sido sufrir tormento delante de todos esos mirones del chat.

Por toda respuesta Ginebra le escribió:

- “Joder Val, me he puesto super cachonda con la descripción de las torturas que has sufrido, imagino que habrás tenido un montón de orgasmos…..”

Era cierto que Valentina se había corrido un par de veces, pero se lo ocultó.

- “Mira Gina, lo del otro día fue horrible, no me perdonaría que te lo hicieran a ti”,

- “¿Por qué no?, ya te he dicho que a mí sí me gusta”

- “Eres una guarra”

- “¡Mira quién fue a hablar!, lo que pasa es que me va el sado más que a ti y lo aguanto mejor. Tú eres una llorica y una cobarde que no tiene suficiente valor para cumplir sus fantasías”

- “No voy a discutirlo contigo.  Soy tu  hermana mayor y tengo que cuidarte….no le voy a decir nada a Tom y punto”

- “Eres una egoísta, lo quieres todo para ti”

- “Me da igual lo que pienses así que no se te ocurra insistir”.

- “Mira. Si no hablas con él en un par de días juro que me presento allí y me entrego como esclava, quieras o no”.

Y luego un par de horas más tarde le volvía a escribir.

- “Fíjate qué caso te hago. Acabo de ir a la sex-shop y mira lo que me he comprado, ¿crees que le gustará a tu dueño?”.

Y Ginebra adjuntaba un sensual selfie de ella misma sólo con un arnés de cintas de cuero negro de esas de bondage con anillas. La chica se lo había sacado en el espejo del baño.

A Markus se le puso la polla a estallar al ver a Gina desnuda y vestida de esclava y empezó a masturbarse.

- Esto va a ser mucho más fácil de lo que pensábamos, dijo relamiéndose, ahora verás.

Y entonces le mandó un whatsap a la hermana haciéndose pasar por Valentina.

- “Hola Gina, perdona por no haberme comunicado contigo estos tres últimos días pero es que Tom me ha pillado el móvil y me ha prohibido usarlo. Como sabes yo no quería exponerte a este infierno pero ahora no he tenido más remedio que hablarle de ti”.

Tom se sonrió al ver cómo inventaba.

- “Por eso me  permite utilizarlo ahora. Después de ver tu foto con el arnés quiere conocerte en persona y está muy interesado en contratarte como doncella. Va a celebrar una fiesta con sus amigos y habrá tantos invitados que necesita dos sirvientas en lugar de una. Ven mañana después del colegio y no te retrases”.

Mientras escribía Markus, lo leía en alto para que Valentina lo oyera todo y ésta intentaba negar inútilmente desde su cruz mientras se retorcía de dolor y sufrimiento totalmente impotente.

Ginebra no tardó más que unos segundos en contestar.

- “Ey hermanita, por fin, muchísimas gracias, me has hecho muy feliz, allí estaré puntual, venga, hasta mañana. Ah y perdona lo que te he dicho, no lo decía en serio”.

Y adjuntaba un emoticono de OK.

Al ver el mensaje los dos hombres se dieron una palmada con las manos y rieron de gozo. Entonces para celebrarlo se desnudaron y se fueron hasta la cruz para follar por turno a Valentina sin siquiera bajarla de allí….

………………………

Al día siguiente a eso del mediodía llamaban al telefonillo de la mansión de Tom.

- ¿Quién?

Le respondió una voz juvenil y temblorosa. Seguramente sería por los nervios y la emoción .

- Soy, soy Gina, la hermana de Valentina,… vengo por,…… quiero decir ….mi hermana dice que necesita otra doncella y yo….

Tom no contestó pero tampoco le abrió. 

En su lugar cogió la fusta del paragüero se fue hasta la puerta de entrada y allí le abrió directamente.

- Hola buenos días, dijo ella sorprendida de verle allí delante y con esa fusta en la mano ¿es,…es usted Tom?

El tipo la miró de arriba abajo antes de contestar. La chica venía con el uniforme del colegio aunque la falda de cuadros era un poco corta.

- El mismo, ¿y tú?, dijo esgrimiendo la fusta.

- Me llamo Ginebra, o sea Gina, soy la hermana de la sirvienta, es que me dijo que usted iba a celebrar una fiesta y que igual necesitaba otra doncella.

- Ya, ¿y vienes a por el puesto?

- Sí

- ¿Conoces las condiciones?, Tom se empezó a golpear la palma de la mano con la punta de la fusta, mientras ella la miraba un poco avergonzada.

- Sí, sí, claro…ya me lo ha explicado ella.

- ¿De verdad?,  Tom le habló con dureza. Me refiero a todas las condiciones,…. a las habituales ….y a las otras.

Eso hizo que Gina bajara la cabeza un poco corrida.

- Sí, contestó con un monosílabo inaudible. También me ha contado eso.

- Si pasas, igual no te dejo salir.

- No importa, no tengo miedo….señor. Eso también lo dijo con la boca pequeña.

- Muy bien, siendo así, pasa.

Gina pasó el umbral y él cerró la puerta con doble vuelta de llave tras asegurarse que nadie la había visto entrar.

Como decimos la chica venía con su uniforme del colegio, zapatitos de charol, medias de encaje blancas, faldita gris de cuadros plisada, blusa blanca bien abotonada hasta arriba, lacito rojo y rebeca azulón por encima.  

La muchacha usaba los libros y cuadernos para protegerse el pecho así que Tom se los quitó sin preguntar.

- Esto ya no lo vas a necesitar y de la misma lo tiró todo al suelo. A ver…….quítate la rebeca.

Ella obedeció y se la quitó sumisamente dejándola caer al suelo muy excitada.

De este modo la chica se quedó sin saber qué hacer con las manos y con una rápida llave él se las cruzó a la espalda con su mano de hierro.

- De modo que tú eres  la hermanita pequeña de la criada, le dijo echándole el aliento en la cara, vaya vaya.

- La, la misma.

En lugar de sacudirse la llave la chica se dejó atenazar las manos y no opuso resistencia.

- Tu hermanita ya nos ha enseñado fotos tuyas y en concreto una en la que luces un arnés de esclava.

La chica bajó la cabeza un poco avergonzada

- ¿Le gusta?

- Mucho,… ¿y dices que  vienes para trabajar de chacha?, le dijo mientras deshacía los nudos del lacito con la mano libre, ¿y el colegio?

- Ya no pienso ir más, ahora quiero trabajar para… solo para usted.

- ¿Ah sí?, ¿y vas a trabajar así con este uniforme y esta faldita tan corta?, no veo que traigas ropa de trabajo.

Mientras seguía hablándole Tom le fue soltando uno a uno los botones de la blusa, al pronto se dio cuenta de que ella iba sin suje.

En realidad Ginebra venía mentalizada para que la desnudaran rápido así que consideró que a su nuevo dueño le gustaría que ella se presentara así en tetas.

- Mi hermana me ha dicho que usted prefiere…… las chachas desnudas,…… por eso no he traído nada para cambiarme.

- ¿Ah sí?, ¿y tu también estas dispuesta a trabajar desnuda?, esto se lo dijo acariciando su pecho desnudo bajo la blusa y comprobando complacido que era bastante grande para su edad, además era mullido y natural y se le ponía duro el pezón sólo con tocarlo un poco.

- Depende de lo que me exija, contestó ella suspirando con los ojos entre cerrados.

- Pues precisamente soy muy exigente y me gusta que mis sirvientas obedezcan siempre,…………… a ver qué tienes aquí debajo.

De un golpe Tom le bajó la blusa por delante rompiendo un  botón y dejando sus dos tetas al aire.

Nuevamente ella se dejó desnudar y sobar de modo que él ya se las acariciaba abiertamente con las dos manos. A pesar de eso Gina mantuvo las manos a la espalda como si las tuviera atadas.

- Trabajaré como usted quiera, contestó con sumisión.

- Ya, ¿y qué más? ¿qué otras cosas estás dispuesta a hacer o a que te hagan por dinero?, le dijo retorciéndole los dos pezones con los dedos.

A esas alturas Gina estaba toda mojada y caliente

- De todo,…. hágame lo que quiera,………… ni siquiera hace falta que me pague, con que deje que me quede……

- Vaya ¡qué chica tan obediente!, eso de que dejarás que te hagan de todo habrá que verlo y de la misma dejó de sobarla y le volvió a poner en su sitio la blusa atándole un par de botones. A pesar de eso los pezones de Gina aún se marcaban en relieve a través de la tela.

Tom volvió a recoger la fusta del suelo

- Venga, ahora vamos adentro  y te haré unas pruebas, pero antes entrégame el teléfono móvil, tu documentación y todo el dinero que tengas.

Gina se lo dio todo sin discutir.

- Muy bien y ahora que ya no necesitas las manos ponlas en la nuca.

- ¿Así?

- Sí muy bien, y el tipo le levantó la falda con la punta de la fusta para descubrir que ella llevaba unas braguitas de encaje y la entrepierna depilada. ¿Vas así al colegio?, joder.

- No,..es que me depilé ayer y me las he puesto para usted.

- Pues ahí te has equivocado, hubiera preferido que no llevaras nada debajo de la falda.

Ginebra le miró y ni siquiera hizo falta que se lo repitiera pues se quitó las braguitas en un momento y volvió a poner las manos en la cabeza sonriendo.

- ¿Así le gusta más?

Tom ni siquiera contestó, a cambio le dio un tortazo para borrarle la sonrisa.

Ella respondió poniendo cara de incomprensión, pero de la misma bajó los ojos sumisamente.

- Perdón señor, no lo haré más.

- Bueno zorra, ahora vas a caminar delante de mí hasta la casa y no vas a volver a bajar las manos o usaré esto ¿está claro?.

Y ella afirmó con la cabeza obedientemente dando sus primeros pasos.

De pronto a medio camino Gina vio la cruz de madera y se paró en seco. Justo delante del instrumento de tormento había una panoplia de la que colgaba un látigo, una picana y también estaban allí unas tenazas de mangos largos  y las cuerdas con las que habían atado a su hermana a la cruz. A la chica el corazón le retumbaba en el pecho.

- ¿Qué qué es eso? dijo Gina temblando.

- Pues exactamente lo que parece, una cruz.

- ¿Para, para qué?.

- Pues en concreto la utilizamos para castigar a tu hermana cuando hace mal las tareas. Ayer mismo la tuvimos ahí crucificada unas cuantas horas y hoy he añadido eso para hacerle sufrir aún más cuando volvamos a hacerlo.

Gina experimentó un escalofrío por todo el cuerpo al oír eso y sintió repentinamente que se le mojaba la entrepierna. La crucifixión era una de sus fantasías favoritas,… es lo que tiene ir a un colegio de monjas.

- Muchacha, te estás haciendo pis encima.

De pronto la joven se dio cuenta.

- Lo, lo siento, fue sin querer.

- ¿Qué te ocurre?, ¿te da miedo?, ten en cuenta que si te quedas aquí a ti también te crucificaremos como hemos hecho con tu hermana. Si te dan miedo cosas como ésta aún puedo dejar que te marches.

Gina negó con la cabeza.

- ¿Y si lo hago todo bien, y si no cometo fallos?

- Es igual, serás crucificada y torturada con eso igualmente.

La joven cerró los ojos y sintió que casi tenía un orgasmo sin tocarse ni nada.

- Venga, deja eso ahora  y camina y Tom le dio una nalgada para que siguiera hacia la casa.

Mientras la veía caminar delante, Tom la miraba complacido moviendo el culo bajo su faldita. La chica la llevaba sensiblemente corta de modo que enseñaba una importante porción de sus muslos. El hombre pensó que eso le encantaría a Markus pues él iba a ser el encargado del casting y como decimos le gustaban muy jóvenes.

En efecto, una vez traspasado el umbral, Tom hizo entrar a Ginebra hasta la sala de la casa donde el granjero sádico la esperaba como la araña a la mosca.

La chica  estaba muy excitada con Tom pero en cuanto vio a ese gordo infecto le entró la bajona.

- Te dejo con Markus, pequeña, arreglate con él.

- Pero…

Y Tom salio de la habitación cerrando la puerta por fuera.

De este modo la chica se quedó  a solas con ese tipejo y sin saber qué hacer.

Markus estaba en ese momento en el sofa ojeando un elegante libro de shibari con grandes fotos de japonesas desnudas y maniatadas con complejos y artísticos juegos de sogas. En lugar de hablar, Markus se quedó un buen rato callado pasando las hojas para desconcierto de Gina y sin permitirle sentarse. Así pasó casi cinco minutos que a la chica le parecieron siglos.

Entonces, cuando ella intentó cambiar de postura  Markus intervino.

- Nadie te ha dado permiso para bajar los brazos, quédate como estás, le dijo secamente sin siquiera mirarla.

- Sí, sí señor,  y ella volvió a subirlos.

Tras otro eterno rato de espera Markus dejó por fin el dichoso libro y repantingándose en el sofa se puso a mirar a Gina de arriba abajo descaradamente. El hombre esbozaba una medio sonrisa pero sin hablar.

La chica estaba visiblemente incómoda pues no le gustaba que ese adefesio se estuviera dando ese festín a su costa. Los ojos de ese capullo parecían rayos x y por un momento se arrepintió de no haberse puesto sujetador o que su falda hubiera sido un poco más larga.

- ¿De modo que vas al colegio con las monjitas?, dijo él por fin.

- Sí

La chica agradeció que rompiera su silencio aunque pronto se iba arrepentir.

- ¿Y qué?, ¿eres aplicada?, ¿estudias mucho?

Ella apartó la mirada.

- No, no mucho, estoy repitiendo curso, pero se acabó.

- ¿Cómo que se acabó?

- Ya no voy a volver.

- Ya, oye me da la sensación de que no llevas sujetador.

- No, no llevo, contestó ella molesta, ¿y qué?.

- ¿Qué has dicho?, Habla alto que no te oigo.

- Digo que no llevo sujetador.

Ginebra había sido muy atrevida con Tom pues quería seducirlo pero ahora delante de Markus estaba totalmente cohibida y fuera de sitio. No le gustaba nada ese tío tan feo y menos cómo la miraba y cómo le hablaba.

- O sea que vas en tetas así por la calle, con la cantidad de mirones y pervertidos que andan por ahí, ¿no te da vergüenza exhibirte así a tu edad?.

- No.

- ¡Menuda guarrilla!, ¿sabes que eres una desvergonzada?. A ver, date la vuelta.

La chica resopló un poco cabreada.

- ¿Así?

Y se dio la vuelta con aprensión.

Al muy pervertido le estaba encantando ese juego. La faldita de colegiala le quedaba muy sexy de modo que se puso las botas mirándole las piernas. El tipo la dejó un buen rato así, de modo que Gina se empezó a inquietar y volver la cabeza.

- No te muevas, quedate así pero agáchate un poco.

- ¿Qué?

- Que te agaches ¿estás sorda?

Y ella obedeció pero poco.

- Así, no, agachate más, más,….. agachate más imbécil.

Y ella no tuvo más remedio que mostrarle toda la retaguardia.

- Ja, ja, resulta que se te han olvidado en casa las braguitas, o sea que además de las tetas vas por ahí con el culo al aire, vaya, vaya……

La joven estaba  toda humillada, ese cerdo se estaba pasando de la raya, así que tuvo un conato de desobediencia y se puso derecha.

- Eh, no te he dicho que te incorpores, vuelve a inclinarte  hasta que formes 90 grados con las piernas y quédate como estás.

Y ella volvió a obedecer un poco harta.

Aparte de llevar el culo al aire Gina lo tenía todo perfectamente depilado, a Markus se le empezó  a poner morcillona al darse cuenta que la chica tenía culito de niña.

- Venga, ya puedes ponerte derecha y darte la vuelta.

Al incorporarse Gina mostró que tenía la cara roja de ira y verguenza, además otra vez tenía los pezones tiesos y duros.

Markus lo estaba pasando en grande.

- Ahora vas a quitarte la blusa.

Como decimos, a Gina no le gustaba nada el tal Markus y no tenía ninguna intención de desnudarse para él. Prefería hacerle el strip tease a alguien más atractivo.

- ¿No, no va a venir Tom?, preguntó a la desesperada.

- Ahora estás conmigo y eso te basta, así que calla y obedece. Quítate la blusa, no me hagas repetírtelo o le diré a Tom que te eche de la casa.

Y tras dudar un momento ella se la fue desabotonando con rabia ante la mirada ávida de Markus.

- ¿Así? Dijo de mala gana.

Quitatela del todo y échala en aquel cesto de la esquina, vamos, no me hagas enfadar.

Y Gina lo hizo, pero mientras la cogía con una mano utilizó la otra para taparse los pechos.

- ¿Dónde te he dicho que pongas las manos? Veo que eres un poco desobediente así que no voy a tener más remedio que usar esto, dijo Markus sacando unas esposas del bolsillo del pantalón. El tío se las lanzó deslizándolas por el suelo.

Gina las miró incrédula.

- Vamos, póntelas con los brazos cruzados a la espalda.

Ella las miró un momento con aprensión mientras insistía en ponerse cada mano tapando un pecho.

- Yo he venido aquí por Tom, protestó, y sólo seré suya, ¿está claro?.

- Vale, lo que tú digas y Markus cogió el móvil.

- ¿Tom?, oye que la hermanita no vale como criada, creo que debemos echarla…..No…..se niega a colaborar,……….. dice que sólo te obedece a ti…..Sí ….toma…………… díselo tú mismo.

Y tras poner el altavoz sonó la voz de Tom por el teléfono.

- Vamos a ver, es tu última oportunidad, le dijo por el altavoz. Si vuelves a desobedecer a mí o a quien sea te vas a la calle  ¿está claro?

Y Gina dijo que sí humillada.

Markus colgó de la misma con una sonrisa diabólica.

- ¿Y bien?, dijo señalando las esposas.

Gina las recogió del suelo con rabia y se las puso cruzando los brazos a la espalda. Con un ruido metálico se cerró ella misma el cierre sobre las muñecas. De todos modos la chica siguió usando su largo pelo para taparse los pechos todo lo posible.

- Sacúdete el pelo y échalo para atrás,………… ella lo hizo.

Lógicamente a la joven le quedaron las tetas al aire e indefensas. Por un momento se quedó tal cual pero luego la chica apartó la cara avergonzada al ver cómo se le las miraba ese tipejo y cómo se acariciaba el paquete.

- Muy bien, muy bien pequeña así me gusta, qué pechos tan bonitos tienes.  Markus tenía mucha experiencia con jovencitas y le gustó mucho lo que vio. Ginebra tenía pechos tiesos,  85 de contorno más o menos y una copa de sujetador C. Eran un poco crecidos para tener 18 años pero pequeños  para sus gustos.

El muy cerdo imaginó que tras un adecuado tratamiento allí en la granja y teniendo en cuenta que compartía genes con su hermana Valentina, quizá en un año o dos a Ginebra le crecerían los senos hasta alcanzar una talla de 90 ó 95 como ella. Quizá incluso consiguiera que manaran leche sin siquiera preñarla….

Continuará

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