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Valentina, la chacha desnuda (22)

en Dominación

Minutos después de caer en manos de los cazadores Valentina colgaba de pies y manos de una barra que llevaban dos de ellos como si ella fuera un venado. Freddy el policía era el que dirigía el grupo y a quien le correspondería torturarla pues había sido él el primero que le dio un tiro desde cincuenta metros  con una sorprendente puntería. De hecho en el largo trayecto hasta la granja de los hermanos, el guarda forestal  caminó a su lado escopeta al hombro y le estuvo explicando con crueldad los pormenores de algunas de las  torturas que le iban a aplicar.

Puede que Freddy fuera un agente de la ley competente, pero en sus ratos libres también era un sádico y un sicópata de la peor especie, así que relató a su víctima con todo lujo de detalles cómo iban a clavarle agujas candentes en los senos o cómo iban a aplicarle descargas eléctricas en su sexo además de un largo etcétera. Al oír todo el horror que le esperaba en manos de ese carnicero Valentina gemía y lloraba pidiendo piedad hasta tal punto que decidieron amordazarla con un trozo de madera atado a la nuca como si fuera el bocado de un caballo.

Mientras la llevaban así Valentina se preguntaba si su hermana Gina había conseguido escapar y lo deseó vivamente para que al menos ella no tuviera que pasar por todo aquello.

Sin embargo, cuando por fin llegaron a la granja, la joven vio consternada cómo esos bestias también habían atrapado a su hermana que en ese momento colgaba de la rama de un árbol boca abajo. Los hombres le quitaban los restos de pintura rociándola con la manguera y frotándole con unos cepillos de púas.

Gina había sido atrapada por Bruce y Sam que acordaron turnarse en su tortura. En ese momento estaban hacíendose una fotografía vestidos de cazadores a ambos lados del cuerpo desnudo de Gina  para conmemorar la  pieza que se habían cobrado.

Los alegres cazadores hicieron lo propio con Valentina y la colgaron junto a su hermana cabeza abajo. Como también estaba manchada de pintura  de varios colores, se dedicaron a limpiarla a conciencia. Lógicamente Freddy también quiso que le inmortalizaran posando junto el cuerpo invertido de la bella chacha aún disfrazada de zorra. El hombre volvió a poner el fusil de Saint-ball al hombro y sonrió haciendo el signo de la “V” con los dedos.

Una vez limpias las dos chachas, los sádicos cazadores procedieron con su inevitable castigo pero sin apresurarse, al fin y al cabo tenían todo el día para eso. Así antes de crucificarlas se divirtieron un buen rato viendo cómo lo hacían las propias esclavas de los cazadores. A éstas les repartieron unas cerbatanas y ellas mismas les empezaron a disparar unos dardos caseros hechos con corchos de botellas y finos pinchos.

Las esclavas no mostraron ninguna empatía por las pobres hermanas que iban a ser martirizadas y entre risas les clavaron decenas de dardos en el culo, las piernas, alrededor del sexo, las piernas…..

Como Valentina y Ginebra tenían puestas las máscaras no había peligro de que se las clavaran en un ojo así que las esclavas dieron rienda suelta al sádico juego clavando y desclavando dardos una y otra vez.

Las dos chachas eran tan bellas que no les perdonaban que fueran ellas las que habían atraído  toda la atención de los granjeros en las últimas semanas. En pocas palabras, las esclavas estaban celosas y ahora se lo estaban haciendo pagar con esa lluvia de dardos.

Ante esa lluvia tan desgradable Valentina y su hermana se debatían inútilmente como lombrices en el anzuelo, cabeza abajo, venga a aullar y suplicar mientras esos odiosos dardos se les clavaban por todo el cuerpo sin ninguna piedad.

La sádica escena lógicamente tuvo un efecto previsible en buena parte de los cazadores a los que se les puso como una estaca.

De este modo, cuando acabaron el juego de los dardos descolgaron a las dos hermanas y tras quitarles las máscaras las llevaron a tortas y puntapiés hasta unos cepos de madera. Allí las inmovilizaron con la cabeza y las muñecas metidas en los agujeros circulares de los mismos.

Los tobillos se los metieron también en unos cepos circulares del suelo de modo que Gina y su hermana quedaron con las piernas abiertas y ligeramente dobladas como si se dispusieran a hacer de vientre y el trasero expuesto para ser violadas por todos aquellos que lo desearan.

Antes de eso, los cazadores quisieron volver a inmortalizarse posando delante de sus caras que ahora aprisionadas en el cepo parecían las cabezas disecadas de dos piezas abatidas.Para aumentar su humillación Bruce les puso unos carteles colgando del cuello en los que se podían leer sus nombres de esclavas: “lechoncita y conejita”.

Tras las fotos de rigor empezaron a follárselas de cuatro en cuatro. Dos por la boca y otros dos penetrándolas vaginal o analmente. Nuevamente las dos bellas jóvenes tuvieron que comerse todas aquellas pollas de viejos revenidas y malolientes mientras por detrás eran penetradas brutalmente y sin consideración. Por supuesto unos cuantos no se privaron de mearles en toda  la cara o les regalaron unas cuantas nalgadas entre penetración y penetración.

Tras dos horas de follarlas y humillarlas en los cepos por fin los cazadores parecían satisfechos así que las soltaron y las echaron al pilón para quitarles toda la lefa y los orines de encima. Sólo entonces se las llevaron para ser flageladas.

Para ello las ataron a los postes tras las cruces con los brazos por encima de su cabeza y asimismo ataron entre sí sus cinturas rodillas y tobillos.

Antes de empezar la flagelación Markus se puso muy serio y dijo.

- Bueno zorras, habéis desperdiciado estúpidamente vuestra única oportunidad de escapar, ahora os toca sufrir durante horas para darnos placer. ¿Estáis preparadas?.

Y ellas dijeron que no desesperadas pero eso solo hizo que el sádico verdugo riera a carcajadas esgrimiendo el látigo y ofreciéndole otro a su hermano mayor.

De este modo las esclavas recibieron los latigazos de rigor.

Para ello Markus y Bruce se pusieron uno a cada lado con single tails y empezaron a darles los latigazos en la piel desnuda sin ninguna misericordia mientras los cazadores y sus esclavas disfrutaban de la excitante y cruel escena.

SHAAACCKK

SHAAACCKK

- MMMMHHHH

- MMMMHHHH

Nada más comenzar la flagelación las dos chicas empezaron a gritar  como locas ante esa alta cadencia de azotes pues los dos verdugos se afanaron en hacerlo con ritmo y sin pausa. De todos modos lo más divertido era ver la ridícula danza que hacían esas dos tías desnudas  dando vueltas sobre sí mismas inútilmente  venga a dar gritos y más gritos mientras los látigos ollaban la piel de su espalda, su trasero y la parte trasera de sus muslos.

SHAAACCKK

SHAAACCKK

- MMMMHHHH

- MMMMHHHH

- Ja, ja, vamos zorras, bailad, bailad, vamos.

SHAAACCKK

SHAAACCKK

- MMMMHHHH

- MMMMHHHH

Los latigazos  siguieron y siguieron para deleite del público, y en un momento dado Sam y Mike sustituyeron a sus hermanos que ya estaban un poco cansados sólo que esta vez usaron látigos que previamente habían sumergido en una mezcla de agua salada y vinagre.

SHAAACCKK

SHAAACCKK

- MMMMHHHH

- MMMMHHHH

Esta vez los gritos fueron aún más estridentes y lastimeros y se vieron acompañados por lloros continuos, pues la sal y el vinagre se les metía por las heridas escociendo como si les tocaran con carbones encendidos.

Nadie contó los latigazos de modo que las condenadas sufrieron un duro castigo. De hecho sólo pararon cuando los lamentos empezaron a bajar de intensidad claro signo de agotamiento. Cuando terminaron con la flagelación, las dos chicas brillaban de sudor y lloraban desesperadas pidiendo piedad, pero nada les libró del suplicio de la cruz. Tras asistir a esa sesión de latigazos todos los presentes incluidas sus esclavas, estaban tan excitados que pidieron a coro que las dos chicas fueran crucificadas y los verdugos las desataron y las llevaron hacia las cruces.

A cada una la pusieron delante de la cruz que iba a ocupar. Entonces las dos vieron que les habían quitado el doble cuerno. Por el momento las iban a crucificar sin asiento de ningún tipo.

Como decimos, Valentina ya sabía lo que significaba eso por lo que lloró y rogó todo el tiempo que no la crucificaran, pero dio igual. La única promesa que obtuvo de esos hombres sin piedad es que al ser la esclava de Tom no la iban a anillar ni marcar con hierros candentes que era lo que le iba a pasar a Gina. Por lo demás iba a ser torturada de otras maneras que por el momento no le aclararon aunque ella ya se hacía idea tras lo que le había dicho Freddy el guarda.

Atarlas a las cruces fue una tarea sencilla pues éstas estaban erectas y bien plantadas sobre una tarima de un metro de altura para que todos pudieran verlo bien. Por lo demás eran cruces bajas con el travesaño horizontal situado a no más de dos metros de altura.

Primero crucificaron a Gina y luego a su hermana.

Para eso Sam y Bruce hicieron que Gina subiera los brazos muy abiertos por encima de su cabeza y se los ataron con sogas suaves en las muñecas.  Los dos hombres  hicieron  nudos sólidos y prietos pero evitando que la cuerda le cortara la circulación. Por su parte a chica se dejó atar sin ejercer ninguna resistencia. Una vez con los dos brazos en alto le hicieron doblar las rodillas y le ataron los pies y los tobillos a un metro del suelo en una postura muy estudiada: el torso estirado,  las piernas dobladas  y el trasero casi descansando sobre las pantorrillas pero a pocos centímetros por encima de ellas.

En el proceso de crucificarla se notaba que Gina estaba toda cachonda así que se dejó hacer sumisamente y Sam no tuvo por menos que besarla cuando terminó.

- Buena chica, le dijo en voz baja.

Hecho esto le puso de mordaza una especie de bocado de caballo atado a la nuca. Por último le acarició la cabeza aparentemente  compadecido del tremendo suplicio que iba a tener que soportar en las siguientes horas.

Entonces le tocó el turno a Valentina. Ella tampoco se resistió mucho pero no paró de llorar ni de rogar inútilmente. Cuando por fin le puso la mordaza, Freddy casi se alegró pues estaba un poco harto de oír los lloros y quejas de la esclava desde que la había cazado.

Una vez crucificadas los hombres se alejaron unos pasos para ver el resultado. Desde su perspectiva sádica y pervertida ese era un bello espectáculo: dos bellas jóvenes de cuerpos espectaculares completamente desnudas una junto a la otra y atadas a los maderos donde iban a permanecer las próximas horas. Los cazadores sacaron su móviles y fotografiaron o grabaron la escena para tener un recuerdo del momento. Tras esto las dejaron allí para que la gravedad hiciera su inevitable y lento efecto en sus cuerpos. Además quisieron atormentarlas sicológicamente y para eso Markus y Mike colocaron delante de las cruces dos braseros en los que ya crepitaban las brasas  y una mesa en la que fueron colocando ordenadamente una gran variedad de instrumentos de tortura.

Así las dos jóvenes se hicieron idea desde el primer momento de lo que les esperaba en las siguientes horas.

Lo más llamativo era una campana de cristal cerrada en la que revoloteaban una docena de avispas enormes. Esos bichos daban miedo sólo de verlos pues medían lo menos cinco centímetros de largas. Más que avispas parecían avispones.

Las dos muchachas se miraron entre sí al ver las avispas y Valentina puso un gesto de angustia mientras Markus sonreía con sadismo.

Justo al lado de las avispas colocaron un cesto lleno de hortigas y un frasco con decenas de agujas de metal finas y largas de unos quince centímetros de largo.

También había alicates y tenazas de varios tamaños, desde las pequeñas que no serían mucho mayores que tijeras hasta unas enormes tenazas de herrero de mangos largos y negruzcos.  Todas ellas estaban colocadas sobre la mesa de forma muy ordenada, todas paralelas y organizadas por tamaños.

En otra parte de la mesa y también pulcramente ordenadas había trampas para ratones, diferentes pinzas de mariposa, de cocodrilo, y algunas otras sueltas o conectadas a cadenas. Antes de colocarlas sobre la mesa, Markus le mostró a Gina las garras de águila y las hizo bailar a la altura de sus ojos y le acarició los pezones con el frío hierro de las mismas.

Gina suspiró y cerró los ojos mientras sus pezones se erizaban y se llenaban de arrugas pues recordaba perfectamente el terrible efecto de esas pinzas. Además después del tratamiento para la lactancia ahora tenía los pezones mucho más sensibles por lo que el efecto de esas pinzas sería mucho más doloroso. Sin embargo, en el último momento Markus decidió que en lugar de ponérselos a ella se los iba a poner a su hermana Valentina.

- A ti nunca te han puesto esto todavía ¿verdad? Aún no sabes lo que se siente.

Valentina negó con lágrimas en los ojos dándole a entender que no tenía ningún interés en la experiencia, pero al verdugo eso le dio igual y se los puso

en los dos pezones arrancando de ella gritos estentóreos mientras se retorcía de dolor.

- MMMMHHH, AAAAAGGGGG

Valentina cerraba los ojos y se agitaba intentando soltarse de las tetas eso que le estaba matando, pero en lugar de conseguirlo,  Markus le colocó una bola de plomo colgando de la cadena que unía las dos pinzas y luego se desentendió de ella a pesar de que la joven siguió gritando y agitándose como si estuviera loca.

Sin hacerle ni caso, Markus siguió colocando otras cosas sobre la mesa como diferentes tipos de mordazas, dildos, y peras. Algunos de estos dildos estaban engarzados en unos soportes para colocarlos en la cruz a la altura de la entrepierna a modo de cornu.

Otros eran imitaciones de peras de la angustia medievales como pudo comprobar Valentina. Sin embargo, no fue éste el que le mostró Markus sino un extraño dildo de goma que se podía hinchar gracias a una pera del mismo material. Markus se la acercó a las muchachas a la cara para que vieran que estaba erizada de pequeños pinchitos en toda su superficie y luego lo volvió a depositar sobre la mesa riendo como un diablo.

Además de los dildos había prensas de senos, estiradores de pezones, látigos, picanas, cepillos y garras de uñas putiagudas así como  otros siniestros instrumentos  que las hermanas no pudieron identificar al momento. 

Una vez dispuesto todo, los comensales se pusieron a comer tranquilamente mientras las dos mujeres sufrían el suplicio de la crucifixión.

Al principio las dos prisioneras permanecieron en la postura en la que les habían dejado, colgando de sus brazos con todo su peso y con las piernas totalmente dobladas.

Pronto los muslos y las piernas se les empezaron a poner de color azulado por las dificultades de circulación mientras el dolor de brazos y hombros iba en aumento.  Cuando llevaban una hora colgando de la cruz comenzaron los inevitables calambres. Como consecuencia las jóvenes empezaron a  cambiar de postura  para aliviar los dolores, de manera que parecían danzar colgadas de los maderos.  Al principio movían el trasero hacia los lados, abriendo y cerrando las piernas y estirando y doblando alternativamente los brazos mientras  arqueaban la columna en violentos contrapostos.

Algnos de los cazadores que estaban disfrutando de la comida junto a sus esclavas se dieron cuenta y se daban codazos unos a otros avisando que comenzaba la diversión.

Al tiempo que les empezaban a doler todas las articulaciones como el infierno, el estiramiento forzado de su torso les hacía difícil respirar así que las dos muchachas crucificadas pronto empezaron a intentar incorporarse sobre sus pies para respirar mejor. La primera fue Valentina que haciendo fuerza con brazos y piernas empezó a alzarse por encima del travesaño  horizontal hasta que puso  sus piernas totalmente derechas. Su cabeza superó con creces el brazo horizontal de la cruz y la joven pudo respirar por fin a pleno pulmón.

Al ver eso, su hermana Gina le imitó y a su vez se aupó sobre la cruz para respirar a gusto.

Al verlo algunos de los comensales aplaudieron y silbaron pues ya tenían bastante experiencia en crucifixiones y sabían que eso significaba que comenzaba de verdad “el baile” .

De hecho a partir de ese momento las dos mujeres empezaron a moverse cada vez más con más frecuencia  y a cambiar de postura cada poco haciendo lo indecible por auparse sobre las piernas como ya habían hecho la primera vez. Esa era la única manera aliviar sus incipientes problemas de asfixia pero también iba a hacer que se agotaran pronto.

De hecho, el cansancio iba poco a poco mermando sus fuerzas y cada vez les costaba más hacerlo y respirar libremente. Consiguientemente sus rostros revelaban un creciente malestar, angustia y desesperación. Las dos se miraban angustiadas sin saber que hacer y luego gemían para atraer la atención de los verdugos pero nadie parecía dispuesto a auxiliarlas. Al contrario, los cazadores y hasta las esclavas las miraban sufrir muy complacidos e incluso se burlaban de ellas imitando sus gemidos y riéndose acto seguido.

Tras dos horas en la cruz el suplicio se estaba haciendo manifiestamente insoportable, los minutos parecían horas y las horas siglos. Las dos muchachas ya gemían y miraban a los hombres con cara de angustia y las lágrimas surcando el rostro rogándoles desesperadas que las descolgaran de los maderos.

Por su parte los cazadores ya hacía un buen rato que habían terminado de comer y conversaban alegremente comentando los lances de la cacería mientras sus esclavas les repartían bebidas o bien se dejaban acariciar por alguno que no fuera su amo o directamente se la chupaban. Incluso alguna hacía ya el amor con dos o tres hombres a la vez.

Otros cazadores se acercaron donde Gina y Valentina pero no para ayudarlas sino para burlarse y reirse de ellas y de su sufrimiento e incluso para abusar de las dos jóvenes crucificadas.

Así un grupo de cinco cazadores se acercaron a las cruces y dos de ellos se pusieron a ambos lados de Gina y empezaron a acariciarla.

- O sea que esta es la nueva esclava de los hermanos, qué bonita eres preciosa, le dijo uno de ellos acariciando uno de sus pechos mientras el otro le recorría el muslo izquierdo con su mano.

- ¿Te gusta estar en la cruz, pequeña? ja, ja, ja.

Ella le contestó que no con lágrimas en los ojos mientras los tíos se animaban más y no paraban de acariciarla con sus manazas. En un momento dado el de la izquierda le separó las piernas y tras recorrerle la cara interna del muslo derecho con la mano, le puso ésta en la pocha y se la empezó a acariciar suavemente con los dedos. Gina le miró con deseo.

- Joder pues para no gustarte tienes esto todo mojado, niña.

- Aún te faltan muchas horas de crucifixión, preciosa, desde luego todo lo que queda del día de hoy….. quizá toda la noche.

Gina les miró angustiada.

- Sí, y ya veremos mañana por la mañana. Markus tuvo una vez a Ramona tres días con sus tres noches colgando de la cruz. Tardó una semana en recuperarse la pobre, ja, ja.

- Además aún falta lo mejor, dijo otro señalando lo que había encima de la mesa.

Entonces el de la derecha le levantó el seno y se puso a lamerle el pecho y a succionarle el pezón mientras le acariciaba el culo en busca de su ano. Entre tanto el otro se puso a masturbarla mientras lamía su otro pecho. Gina se retorció esta vez de placer en manos de aquellos dos individuos que abusaban de ella impunemente aprovechando que no se podía defender.

Entre tanto los otros tres empezaron a abusar de Valentina y sin tanta consideración le separaron las piernas bruscamente y se la empezaron a follar directamente.

Los tíos siguieron y siguieron abusando de ellas y no pararon hasta correrse dentro de su vagina  y entonces fueron sustituidos por otros cazadores que se iban acercando un poco medio beodos.

Pronto las rodearon un número mayor de hombres y con ellos trajeron un par de esclavas para que se unieran a la fiesta.

- Vamos, chupadles un poco el culo les dijeron a las esclavas que obedientemente empezaron a lamerle el coño a Valentina recogiendo con su lengua restos de esperma de los propios cazadores.

Los hombres se  pusieron delante y detrás de Gina y ladeando su trasero del madero vertical, se pusieron a follarsela de dos en dos uno por delante y otro por el ano mientras la chica se debatía  de dolor y de placer.

Así se pasaron toda  la tercera hora, follándoselas mientras colgaban de las cruces. Las chicas se sintieron algo aliviadas pues los cazadores les ayudaban a respirar al sostenerlas  pero entonces Markus les cortó el rollo pues  propuso ponerles el cuerno a las esclavas, lo cual fue aceptado por todos. Los últimos cazadores terminaron de follárselas y entonces se dispusieron a empalarlas en los cuernos.

El verdugo estuvo discutiendo un rato con Bruce qué tipo de cuerno les iba a poner a las esclavas pues los tenían de todo tipo: para el orificio trasero para el delantero e incluso un cuerno doble para los dos orificios a la vez.

Por fin tras un rato discutiendo delante de las hermanas decidieron ponerles un cornu anal para que los cazadores las siguieran follando por delante cuando es les antojara.

El cornu que les pusieron era un dildo metálico y hueco  de punta redondeada pero cuyo diámetro aumentaba mucho hacia su base. Markus lubricó bien su superficie de manera que si ellas dejaban descansar el peso de su cuerpo sobre él, el esfínter anal se abriría hasta un extremo bastante doloroso. Por si eso fuera poco los cuernos tenían un apéndice largo de metal que sobresalía por la parte trasera del estipe de la cruz de manera que se pudieran calentar con tenazas candentes. Eso convertía a esos cuernos en temibles instrumentos de tortura pues si se calentaban de esa manera el propio metal serviría de conductor de un calor insoportable hacia el interior del recto de las mujeres. Evidentemente esa era otra de las perversas torturas que les tenían preparadas para más adelante.

- MMMMMMHHH

- MMMMHHH

Las dos jóvenes gritaron cuando les encajaron sus orificios anales en los cuernos aunque los cazadores no podrían jurar si eran gritos de dolor o de placer.

Por su parte, las dos esclavas que los hombres  habían traido consigo recibieron instrucciones de sus dueños para que se arrodillaran entre las piernas de las condenadas y les hicieran un largo cunniliungus mientras Markus y Bruce cogían unos látigos de colas y flagelaban a la vez a las dos hermanas.

SSSHHAAACCKK

SSSHHAAACCKK

- MMMMMHHH

- MMMMHHH

SSSHHAAACCKK

SSSHHAAACCKK

- MMMMMHHH

- MMMMHHH

Esta vez todos los cazadores y sus esclavas se fueron sentando delante de las cruces pues poco a pòco comenzaba el verdadero suplicio de las hermanas.

Los latigazos se fueron sucediendo inmisericordes sobre los torsos desnudos de las dos jóvenes golpeando certeramente sus pechos, sus ombligos y costados mientras las obedientes esclavas  seguían lamiendo y lamiendo sus sexos.

SSSHHAAACCKK

SSSHHAAACCKK

- MMMMMHHH

- MMMMHHH

Por su parte las hermanas gritaban y gritaban desesperadas y además se sodomizaban por los movimientos involuntarios de sus caderas.

Los espectadores miraban la cruel escena mudos y expectantes, mientras intentaban adivinar en el rostro de las dos crucificadas signos de éxtasis. En realidad era difícil diferenciarlos de los gestos de sufrimiento.

De pronto Freddy el sheriff dijo.

- Apuesto cincuenta pavos a que se corre primero la hermana pequeña.

Todos rieron por la salida del poli.

- Cincuenta por la conejilla, dijo entonces Robby el de la granja de vacas.

A estas apuestas siguieron otra mientras los latigazos se sucedían y las dos hermanas se debatían progresando hacia el orgasmo lenta y dolorosamente.

Y efectivamente ganó Robby pues en un momento dado  se hizo evidente que Valentina se estaba corriendo en la cara de la esclava e incluso llegó a mearse encima tras perder el control de sus esfínteres. La chica tenía su clítoris y pezones totalmente tiesos y enhiestos a pesar de los latigazos.

Su hermana Gina no tardó en seguirla gritando como una loca que se estaba corriendo. En realidad sólo se le entendió a medias a causa de la mordaza pero igualmente algunos cazadores aplaudieron y silbaron muy excitados.

Hecho esto retiraron a las dos esclavas tirándoles del pelo y les hicieron besarse entre sí para que compartieran los fluidos y la orina que habían salido de los coños de las dos hermanas. De todos modos ellas no eran las protagonistas por lo que abandonaron el primer plano y entonces Markus siguió con la tortura.

Ayudado por su hermano Bruce les empezó a colocar pinzas de cocodrilo pellizcando todo el cuerpo lo cual provocó nuevos gritos de dolor en las hermanas. Entre los dos granjeros les colocaron como treinta pinzas a cada una para luego quitárselas a latigazos.

SSSHHAAACCKK

SSSHHAAACCKK

- MMMMMHHH

- MMMMHHH

Esta vez las dos chicas gritaban aún más alto sobre todo cuando el látigo hacía saltar una de esas odiosas pinzas, y los tipos no pararon hasta que les soltaron todas ellas.

Tras ese castigo Gina y su hermana lloraban a moco tendido, agotadas de tanto encajar y con el cuerpo lleno de marcas rojizas y latigazos.

Entonces decidieron dejarlas “descansar” el resto de la cuarta hora y toda la quinta. Los cazadores volvieron a sus conversaciones y a gozar de las mamadas de sus esclavas.

Valentina y Gina se miraban entre sí desesperadas y con gestos de angustia, cierto que los cuernos encajados en el ano les permitían auparse unos centímetros lo cual restaba tensión a los brazos y al torso pero a cambio de un creciente dolor en el esfínter trasero.

- Ja, ja, ¿os gusta por el culo, putas?, les decía un cazador mientras ellas volvían a debatirse en sus cruces esta vez con la piel ardiendo de los latigazos y las heridas. El tiempo se ralentizaba y desesperaba a las dos muchachas. El sol estaba en lo más alto y el calor y la sed las martirizaba sobremanera. Pronto las moscas empezaron a cebarse en sus heridas haciendo que todo fuera más insoportable y desesperante.

Tras esa quinta hora entera de “descanso”, se reanudó el suplicio y esta vez sin interrupción.

De repente todos se pusieron a aplaudir y se apresuraron a tomar asiento en las sillas que había delante de las cruces como si aquello fuera un espectáculo de teatro, las dos muchachas miraron hacia donde señalaba la gente y un escalofrío de terror recorrió sus cuerpos. La razón es que aparecieron cuatro de esos sádicos disfrazados de verdugos tipo Hostel, con capuchas, grandes mandiles y guantes de látex.

Aunque se trataba de Freddy, Markus, Sam y Mike, las chicas no pudieron identificarles pues los hombres  venían con la cara tapada por terroríficas máscaras como de demonios o seres monstruosos con cuernos, bocas erizadas de colmillos y ojos infernales pintados de rojo sangre o negro.

Continuará

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