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El Penal de los Lamentos 21

en Sadomaso

Sigue aquí la serie titulada “El Penal de los Lamentos” cuyos primeros veinte capítulos publiqué hace dos años y se pueden leer en esta misma página de relatos. Ahora añado los últimos nueve capítulos para completar la historia aunque no se excluyen futuras secuelas.

Sinopsis de lo publicado:

“El Penal de los Lamentos” es una cárcel de mujeres de una república bananera y corrupta situada en una fortaleza colonial ésta a su vez ubicada en un islote frente a la capital. El penal es regentado por el sádico y depravado alcaide R.E. que lo ha diseñado como un gigantesco prostíbulo. Así en las mazmorras de la fortaleza del penal las prisioneras sufren abusos y torturas diariamente como esclavas sexuales  sólo para satisfacer los sórdidos deseos de los ricos clientes que pagan estos servicios. Dos periodistas gringas, Alina y Yulia, ingresan en el penal para descubrir desde dentro el sucio tinglado del alcaide pero son descubiertas y acaban como dos prisioneras más sometidas a torturas y violaciones diarias para hacerles confesar crímenes que no han cometido. Con ello el alcaide espera que sean condenadas a cadena perpetua al mismo tiempo que mueve los hilos para que se le permita aplicarles la pena de muerte y quitárselas así de encima. Al mismo tiempo el juez adscrito al penal y buen cliente del mismo trae a presencia del alcaide a su sobrina Rebeca la cual amenaza con cometer un crimen para ser internada  en la cárcel y así experimentar los castigos a que se ven sometidas diariamente las reclusas. El juez quiere que sea testigo de la dureza de la prisión y que eso baste para disuadirle de cumplir sus deseos masoquistas. Sin embargo, una vez en la prisión el alcaide la emputece y  esclaviza como una presa más y finalmente se la vende al depravado  Cónsul Smith. Este se la lleva a su casa de campo donde piensa convertirla en ponygirl. Precisamente para entrenar a su nueva pony el Cónsul acude a casa del Conde Otto que le presenta a su vez a su bella esclava Lana. Finalmente Lana asqueada del viejo le agrede y su dueño se la cede al Cónsul en compensación para que practique el castigo de la crucifixión con ambas. En venganza porque su sobrina Rebeca fuera pervertida en el colegio, el juez acude al mismo y con el acuerdo del director, detiene a sus dos compañeras, Patricia y Hanna y las lleva al penal para someterlas a tortura…..

…………………………..

El cónsul Smith llegó a su casa tras una cabalgada de dos horas animado por el tintineo de los cascabeles que colgaban de los pechos y entrepierna de sus dos jóvenes potrillas. Durante el largo trayecto, el viejo pervertido gozó en todo momento de la celestial visión de sus redondos y mullidos  culitos en movimiento.

Espoleadas a latigazos, Lana y Rebeca trotaban entre los árboles completamente desnudas, maniatadas y amordazadas tirando del rickshaw del viejo todo lo deprisa que podían.

Las dos ponygirls habían sufrido ya una severa sesión de entrenamiento y tortura a manos de sus exigentes amos pero lo que les esperaba en casa del cónsul era mucho peor. Rebeca aún recordaba en sus carnes la dura noche de tortura y violaciones en manos de los dos criados negros del cónsul y ahora imaginaba que compartiría con Lana una larga noche de esclavitud. La chica estaba muy excitada con la perspectiva pero se preguntaba preocupada si a  Lana le ocurriría igual.

- SSHHAACK

- MMMHHH

Otro latigazo en sus nalgas le sacó de sus pensamientos y le hizo espabilarse y correr más rápido.

A las ponies aún les quemaban sus orificios íntimos por el tremendo efecto irritante de las hortigas. Seguramente eso y los incesantes latigazos les animó a trotar  más rápido por si el cónsul les permitía aliviarse de alguna manera una vez llegaran a su destino.

Así mientras se ponía el sol siguieron trotando un rato más recibiendo más y más latigazos. Llegaron a casa al anochecer.

- SSOOOO, les dijo el viejo con cierta sorna al cruzar el umbral de su casa, y las dos pararon en el acto jadeando agotadas.

Pronto acudieron a recibirles los dos criados negros del cónsul que se apresuraron a ayudarle a bajar del carrito.

- ¿Y Manuela?, preguntó éste echándola en falta.

- Hoy ha tenido que irse un poco antes señor, dijo Marco respetuosamente. No sé qué recado tenía que hacer.

- Lástima, bueno…., potrillas, os habéis portado bien, les dijo palmeándole el sudoroso trasero a Rebeca, hoy os habéis ganado la cena….. y una buena ración de polla antes de dormir, ja, ja.

Los negros rieron también con el viejo mientras las dos jóvenes bajaban la cabeza humilladas y sin parar de jadear.

- Lástima lo de Manuela, bueno, ocupaos vosotros de ellas y limpiadlas a conciencia para la cena, ya sabéis que no me gustan las esclavas sucias

- Descuide señor

Los criados flanquearon entonces a las dos chicas mirándolas con impaciencia.

Lógicamente tras el tremendo esfuerzo las dos jóvenes ponygirls estaban agotadas y sus cuerpos desnudos  brillaban de su propia transpiración, Las jóvenes no terminaban de recuperar el resuello y miraban inquietas a esos dos fortachones.

- Señor ¿Quién es esta otra yegua?, preguntó Marco mirando a Lana con deseo.

- Se llama Lana, ¿os gusta?

- Y tanto, señor cónsul, tiene unos bonitos pechos si me permite decirlo.

- Sí, sí, los tiene duros y suaves, te lo puedo asegurar…. Tócaselos, tócaselos  sin miedo.

No se lo tuvo que decir dos veces…

- Es verdad señor cónsul, qué maravilla de pechos, dijo tocándoselos y jugueteando con los cascabeles que colgaban de sus pezones.

- Mmmmmh

- Chssttt, quieta, quieta potrilla, le dijo sujetándola con fuerza pues Lana se rebelaba molesta por esos lúbricos sobeteos.

- Ja, ja, te va a costar domarla, Marco, la chica es un poco rebelde. Me la ha prestado el Conde Otto para que la eduquéis a conciencia, así que será nuestra invitada durante unos cuantos días.

- Me alegra oír eso, dijo Marco  tocando insistentemente las tetas y  el culo a la bella joven. Me ocuparé personalmente de enseñarle obediencia.

La pobre muchacha intentaba huir desesperadamente de las manazas de ese hombre y miraba a los dos negrazos preguntándose quiénes serían y por qué se permitían esas confianzas de tocarla y sobarla de esa manera.

Entre tanto Esteban había cogido ya el látigo del viejo. El también se acercó a Lana lleno de lujuria y acarició con él su costado provocando que ella se apartara molesta.

- ¡Menudo ejemplar!. Será un placer domarla a latigazos señor cónsul, le dijo mirándola a los ojos con sadismo.

Lana bajó la mirada atemorizada, aún no sabía que estaba en las garras de dos sádicos torturadores pero no iba a tardar en averiguarlo.

- Ah que no se me olvide, dijo el viejo mientras se alejaba para la casa. Mañana por la mañana preparadme el carrito con las dos ponies pues tengo que ir donde el carpintero del pueblo a encargar otra cruz para la pequeña Lana,….ah y que estén de punta en blanco, …quiero presumir de yeguas… y diciendo esto el viejo se metió para la casa cojeando.

En cuanto el viejo desapareció de la vista, los dos lujuriosos criados cambiaron de actitud y se fueron derechos a por Lana que temblaba aterrorizada.

- Eh ¿y de dónde sales tú preciosidad? Le dijeron atrapándola y estrujándola entre los dos como animales de presa.

Lana intentó rebelarse y sacudirse con más fuerza pues ahora ya se habían dejado de disimulos y parecían dos leones atrapando a una gacela.

- Mmmmmmmmhhhhh

- Eh, quieta, quieta, fierecilla, si no quieres que usemos el látigo ahora mismo. 

La amenaza quebró algo su resistencia pero Lana estaba muy lejos de someterse y les miraba entre rabiosa y aterrorizada.

- De modo que tú también te presentas voluntaria para la crucifixión le dijo Esteban sobándole el culo, menuda zorra masoquista.

- Mmmmh, mmmhh

La chica intentaba negar desesperada  y  agitarse rabiosa pero los tíos no dejaban de agarrarla ni de propasarse con ella.

- Qué suerte tiene este viejo, no sé dónde encuentra todas estas putas tan buenas. La nueva tiene unas tetas preciosas. Toca  Esteban, tócale, mira qué suaves.

- Es verdad, lo siento Rebeca, en eso te gana tu compañera la tetona, ja, ja..

Rebeca no contestó pues ahora estaba un poco celosa de que las perfectas mamas de Lana atrajeran toda la atención de esos dos gigantes.

- Mmmmhh

Entre tanto Lana seguía revolviéndose asqueada de que esos dos cerdos le sobaran los senos impunemente. Esto hizo que se ganara un par de bofetadas.

- Para de una vez puta. Eres muy rebelde para ser esclava, pero no te preocupes, aquí te domaremos.

Y diciendo esto los criados desataron a Lana y se la llevaron brutalmente de los pelos  y a puntapiés hasta una estructura formada por un grueso dintel de madera del que colgaban grilletes. El dintel estaba sostenido por varios pies derechos a intervalos de dos metros. Una vez allí les costó vencer su resistencia y pataleos pero por fin  la ataron con los brazos en alto. La chica siguió y siguió pataleando en el aire con ánimo de darles un puntapié pero de repente el zumbido del látigo rasgó el aire.

- ZZZAAAASSS

- MMMMMHHHH

El latigazo le cruzó el ombligo y la joven se les quedó mirando angustiada tras lanzar un brutal gemido.

- Y ahora párate quieta de una puta vez si no quieres que te dé otro

Por fin Lana decidió hacer caso y no se resistió cuando le quitaron las botas. Los dos negros le cogieron entonces de las piernas y abriéndolas todo lo posible  le ataron  los tobillos al dintel y se los subieron casi a la altura de la cabeza

- MMMMHHHHH

La pobre Lana protestó creyendo que le rompían las piernas, pero al final quedó colgando completamente indefensa y en una postura muy incómoda de muñecas y tobillos. Sus piernas formaban ahora una “V” exponiendo así obscenamente sus orificios íntimos en una innoble postura.

Al de un rato colgaron a su lado a Rebeca de la misma manera. Al contrario que su compañera la joven esclava complaciente se dejó sobar y hacer de todo por ese par de cerdos. Incluso aceptó que ambos le besaran con lengua mientras se propasaban con ella.

- Mira Esteban, ¿has visto los cascabeles?, dijo Marco jugueteando con los de Rebeca antes de abrirle las piernas.

- Joder, les han traspasado los pezones y el clítoris con unos imperdibles.

- Esto ha tenido que doler de verdad ¿Te duelen preciosa?, le dijeron a Rebeca mientras se los quitaban.

La joven dijo que sí con la cabeza aguantando el dolor mientras le extraían los imperdibles de los pezones.

Entonces la cogieron de las piernas y separándolas hasta un extremo muy doloroso se las ataron al  dintel como habían hecho con su compañera

- Vamos pequeña, y ahora la pepita le dijo tirando del imperdible que traspasaba su clítoris.

- MMMMMMHH

Cuando le extrajo el imperdible del clítoris la muchacha se retorció de dolor poniendo los ojos en blanco a punto de desmayarse y en cuanto se lo sacaron se echó a llorar.

- Vamos, vamos, preciosa, no llores,…. tranquila, yo te curo y poniéndose bajo la entrepierna de Rebeca, Marco empezó a chuparle el sexo para aliviarle del dolor.

Rebeca dijo que no al principio pues lo tenía demasiado sensible, pero pronto se puso a suspirar y retorcerse de puro placer.

Entre tanto, Esteban fue a por Lana que se resistió todo lo que pudo agitándose como una loca pero así indefensa no pudo evitar que el negro le sacara los imperdibles y se los volviera a clavar y desclavar varias veces en los labia entre gritos y aullidos de dolor.

- MMMMHHH, MMMMMMHH

Así aprenderás esclava le dijo mientras Lana lloraba desconsolada preguntándose por qué su amo la había entregado a esos bestias sin escrúpulos.

Por fin las tenían a las dos donde querían, atadas colgando de  brazos y piernas completamente a su merced y los dos sayones las miraron un rato satisfechos antes de ponerse manos a la obra.

Nuevamente la bella Lana atrajo la atención de los dos negros y éstos decidieron empezar por ella, de modo que se pusieron  a enredarle y tocarle en sus intimidades aprovechando que no se podía defender.

- MMMMHH, MMMHHH

Lo primero que hizo Marco fue fijarse en el agujero del ano de la chica,  el muy puerco se mojó el dedo índice en los jugos vaginales de Lana y tras acariciarle con él el esfínter empezó a metérselo por el culo sin ningún recato ni consideración.

- MMMMMHH, MMMMM

La pobre Lana volvió a revolverse rabiosa de que ese hombre le estuviera violando impunemente en su orificio trasero pero Marco le siguió metiendo el dedo hasta dentro.

- MMMMHHH

Lana gritó y se retorció negando enloquecida pues además lo traía muy irritado de las hortigas.

- Creo que esta zorra es virgen por el culo, lo tiene muy tieso, dijo Marco en su experta opinión de violador con el dedo bien metido hasta dentro.

- Sí, desde luego grita como si lo fuera.

- MMMMHHH

- Grita, grita lo que quieras, pero no te va a servir de nada porque te vamos a romper el ojete mi amigo y yo, quieras o no, ja, ja.

- Sí, te va a parecer que te meten un taladro por ahí, ja, ja. Esto lo dijo Esteban sacándose su enorme rabo y enseñándoselo a Lana que gritó aún más alto viendo el pedazo de herramienta con la que le iban a encular.

- Vamos, no protestes, ayer se lo rompimos a tu amiga Rebeca y ella disfrutó de lo lindo.

La pobre Lana gritaba y se retorcía desesperada. Su dueño el Conde Otto siempre había respetado el orificio trasero y ahora por las buenas la iban a sodomizar esos dos puercos asquerosos a los que la habían entregado. 

El negro sacó por fin el dedo y se lo limpió en el coño de ella.

- Puaf, tiene el culo sucio, va a haber que ponerles un enema.

- De acuerdo, voy a por las cosas.

Así pues lo primero que hicieron los criados fue administrar un enema a las dos yeguas del cónsul.

Para eso trajeron un cubo lleno de agua tibia donde echaron el laxante y una enorme jeringuilla de plástico para introducirles el líquido directamente por el culo.

Aquello era profundamente humillante. Las dos jóvenes desnudas y colgadas en una postura antinatural y dolorosa recibían ahora el enema por el culo mientras esos dos cerdos no dejaban de decir cosas obscenas y humillantes sobre ellas.

A cada una le administraron entre tres y cuatro litros  de líquido templado ignorando sus protestas, y para ello llenaron y vaciaron las jeringuillas no menos de veinte veces.

- Creo que no hace falta más, dijo Esteban palpando el vientre de Lana. Esta tía tiene los intestinos llenos.

Acto seguido les metieron sendos consoladores en el agujero del ano entre ayes y protestas.

- Escuchadme cerdas, dijo Marco con el látigo en la mano. Ahora vais a retener el líquido dentro todo lo que podáis y no soltéis el tapón anal por nada del mundo. La primera que lo suelte recibirá diez latigazos entre las piernas, ¿está claro?.

Las dos esclavas quedaron así colgando indefensas. Mientras tanto el enema empezó a hacer efecto y pronto comenzaron los dolorosos retortijones.

En pocos minutos había que verles agitándose y retorciéndose desesperadas en sus ataduras y haciendo supremos esfuerzos por no cagarse allí mismo a pesar de que ambas ansiaban hacerlo cuanto antes.

Ignorando todos estos sufrimientos Esteban se puso entonces a enredarle a Lana en el coño. Apartando con los dedos los labia, le sacó al aire el clítoris y se lo acarició, lamió y mordió entre los gritos desesperados de la muchacha.

- Vaya, dijo Esteban tras acariciarla en el chocho sin pedir permiso. Esta puta está también sucia por delante.

Marco estaba haciéndole algo parecido a Rebeca.

- Sí, a esta otra le pasa lo mismo. Parece que les ha puesto cachondas hacer de ponies y tirar del carro en pelotas en pleno campo.

- Yo creo que les gusta más recibir latigazos.

- ¿Tú crees?, a juzgar por cómo berrean cuando las flagelan no parece que disfruten, la verdad.

- Te digo que sí, que les gusta. No olvides que se han entregado como esclavas por su propia voluntad, estas tías lo llevan en la sangre,……… pero eso no importa ahora…..,el caso es que  va  a haber que frotarlas bien, al cónsul no le gustan las putas sucias ni por delante  ni por detrás.

- Trae los cepillos de puas.

- Sí será lo mejor.

Mientras tanto Marco trajo una manguera y la dejó preparada para cuando fuera necesario.

Entonces los dos criados se sentaron cómodamente a disfrutar del espectáculo.

De hecho las dos muchachas se seguían retorciendo desesperadas como lombrices en el anzuelo, haciendo fuerza como podían para retener el tapón anal en el orificio trasero. Ninguna de las dos quería recibir diez latigazos extra entre las piernas así que hacían lo imposible porque no se les escapara el tapón.

- Vamos putas, seguid aguantando.

- Sí, ahora la apuesta ha subido, la que suelte el tapón la primera recibirá veinte latigazos en el coño. Las dos muchachas miraron alarmadas a Marco al oír eso.

- Apuesto por Rebeca, dijo Esteban divertido.

- Yo por la nueva, ja, ja. Mira, mira, ya se le sale.

- No puede retenerlo, zorra  me vas a hacer perder.

Efectivamente el tapón anal se  le estaba escapando entre las nalgas a pesar de sus desesperados esfuerzos. Lana sólo pensaba en los dolorosos latigazos y hacía lo indecible por retener el dildo con sus esfínteres, pero no pudo evitar lo inevitable. Con un ruido seco el tapón anal  salió despedido del culo  de Lana que descargó acto seguido sus intestinos poniendo los ojos en blanco y sintiendo un desagradable mareo mientras se cagaba sobre la hierba.

Inmediatamente al ver aquello Rebeca dejó también de hacer fuerza y un chorro de agua sucia salió de su ano a presión disparando el tapón anal a cierta distancia.

- Ja, ja, he ganado, dijo Marco reclamando el látigo para flagelar a Lana mientras las dos esclavas se lo hacían encima.

Las dos chicas tardaron unos interminables minutos en liberar sus intestinos venga a pedorrear y tras terminar de soltar todo lo que tenían dentro  Marco abrió  la llave de la manguera y les enchufó un fuerte chorro de agua helada, primero a Lana y luego a Rebeca.

Las dos jóvenes gritaban entonces como descosidas al recibir el impacto del agua fría. La manguera echaba un buen chorro a presión directamente sobre su cuerpo. Por ello intentaban evitar desesperadas que les diera en la parte de delante mientras los negros reían con ganas.

- Así, así, mójale más a la nueva en la cara a ver si así se le bajan los humos, ja, ja.

- MMMMHHHH

La pobre Lana estaba recibiendo un castigo adicional por su rebeldía. Luego pasaron a Rebeca con un resultado análogo y luego otra rociada de propina a Lana aunque no lo necesitaba. Las chicas gritaban desesperadas.

Una vez las empaparon bien, cerraron la manguera y Esteban procedió a darle los veinte latigazos a Lana como premio a su incontinencia.

Durante unos instantes el singletail zumbó en el aire acercándose milímetro a milímetro a las piernas y la entrepierna de la pobre muchacha.

Lana miraba angustada el látigo venga a negar histérica, y en un momento dado cuando menos se lo esperaba, le impactó en las dos nalgas a la vez arrancándole un espeluznante grito de dolor.

- MMMMHH

Los dos negros rieron satisfechos al oír el impacto del látigo y el lamento de la muchacha y siguieron con el tormento. Los siguientes latigazos no se hicieron esperar y la pobre Lana sufrió una corta pero dolorosa flagelación sólo por haber aguantado una décima de segundo menos que su compañera. La joven gritó y se retorció de dolor en sus ataduras mientras el látigo le marcaba en su sensible entrepierna una y otra vez. A Lana los veinte latigazos le parecieron muchos más y cuando terminaron de azotarla estaba cubierta de babas y lágrimas venga a llorar y llorar.

Burlándose de  sus gritos e imitándolos con su voz, Esteban colgó  el látigo de uno de los pies derechos y volvió a darle otra rociada con la manguera sin ninguna piedad.

Entre tanto, Marco fue a buscar unos botes de gel y unos cepillos de  púas y tras la dolorosa flagelación se pusieron a enjabonarlas a las dos. Probablemente esa fue la ducha más desagradable que vivieron las jóvenes en su corta vida. Mientras las embadurnaban de gel se aprovecharon para sobarles las carnes con sus manos y les metieron los dedos por el agujero de delante masturbándolas con cierta insistencia.

Luego le tocó el turno a los cepillos. Se trataba de dos grandes cepillos con púas rígidas de cerda muy duras y ásperas, y los dos criados les frotaron con ellas a conciencia y sin piedad.

- MMMMHHH, MMMHHH

Las jóvenes gritaban, lloraban  y se agitaban en el aire mientras esos bestias aprovechaban la circunstancia para frotarles y arañarles su delicada piel con esos infernales cepillos.

- Dale bien a Rebeca entre las piernas, está toda sucia después de haber hecho de yegua.

- Sí, los latigazos te ponen muy caliente, ¿verdad pequeña?, y el bestia de Esteban le frotó con el cepillo entre las piernas mucho más de lo que era necesario mientras ella gritaba y lloraba con la cara dirigida a lo alto.

- MMMMHHH

- No te preocupes Lana, tú también tendrás tu parte, tú también tienes el coño muy sucio.

- MMMMMMHHH

- Vamos y ahora una rascada en las tetitas para que aprendas a ser obediente.

- MMMMMMMHH

Desde luego todo fue muy distinto de las amorosas atenciones que había tenido la vieja Manuela con Rebeca el día anterior. Esos dos bestias no escatimaron esfuerzos para frotarles cada centímetro de piel entre gritos y protestas de dolor.

Al de un buen rato de ese doloroso cepillado las jóvenes tenían grandes porciones de piel roja e irritada, sólo entonces dejaron eso y pasaron a darles otro largo manguerazo para aclarar todo el jabón.

Limpias a conciencia y cepilladas las descolgaron por fin  y se las llevaron al Cónsul Smith que ya llevaba puesto su batín de estar en casa.

Ya en su presencia, las dos jóvenes miraban al suelo haciendo pucheros como dos niñas.

- Ja, ja, parecen dos perras escaldadas, dijo al verlas chorreando y con evidentes signos de haber llorado. Venga, ahora llevadlas a la habitación de Manuela y que se pongan “guapas” para la cena.

Eso de “ponerse guapas” consistía  simplemente en secarse, peinarse y luego pintarse con carmín los labios, los pezones y los labia. Luego se pintaron la raya del ojo y se pusieron un poco de colorete la una a la otra.

Todo esto lo hicieron bajo la supervisión de los dos criados que concluyeron atándoles las manos a la espalda con sogas y les terminaron de escribir la palabra “puta”  con el lápiz de labios en el trasero. A Rebeca le   escribieron “Puta nº 1” y a Lana “Puta nº 2”.

Tras los latigazos  y la brutal ducha, Lana estaba más sumisa y se dejaba hacer y tocar por esos dos sin protestar tanto.

Para cuando llevaron a las dos jóvenes a presencia del cónsul otra vez, éste ya estaba sentado a la mesa.

Continuará…..

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