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Paraíso de Masoquistas (15)

en Sadomaso

En lugar de llevarlas directamente hasta la plaza donde habían instalado el patíbulo, las tres víctimas  fueron conducidas a un lugar distante de allí dos kilómetros. El Coronel Ahmed quería que caminaran esa distancia con las cruces a cuestas a la vista de la gente.

Efectivamente, cuando se bajaron del furgón, las tres chicas se encontraron con que Ismail les llevaba un rato esperando con los guardias y los tres leños de más de metro y medio de largo que ellas tendrían que transportar sobre los hombros.

Cuando el cruel verdugo vio cómo traían a las tres mujeres lanzó una carcajada cruel, pues aparte de venir calvas y en pelotas, aún venían disfrazadas y con la cara y las tetas pintadas.

- Ja, ja, ja, además de putas, payasas, la gente se va reir mucho, arrodillaos y abrazad el palo, ja, ja.

Las tres obedecieron  sumisamente ¿acaso podían desobedecer?

Entonces los guardias les colocaron el patibulum, es decir el madero corto de la cruz sobre los hombros y les obligaron a colocar ambos brazos a lo largo de él rodeándolo como si lo abrazaran. Con varios nudos de una aspera soga les ataron los brazos a la madera de manera que ellas ya no se pudieran soltar.

- Y ahora de pie, que se hace tarde, Ismail hizo zumbar su látigo en el aire.

El leño pesaba unos veinte kilos o sea que no les fue fácil levantarse pero con ayuda de los guardias lo consiguieron.

Ismail las miró satisfecho, al principio  el leño les hacía encorvarse pero pronto aprendieron  a ponerse derechas y mantener el equilibrio con eso en los hombros. Entonces sacó sus cachivaches de un cofrecillo y se dirigió hacia Nadia.

Primero el tipo se rio de ella palmeándole en la calva y volviendo a mofarse de su cara.

Sin disimular su sadismo, Ismail sacó una delgada cadena acabada en tres pinzas de afilados dientes de cocodrilo e hizo bailar las pinzas delante de sus bellos ojos.

El verdugo ni siquiera le dijo nada, en su lugar se puso a lamerle los pezones y mordisqueárselos hasta ponérselos bien duros.

Nadia cerró los ojos excitada de lo que le estaba haciendo  su amo.

Ismail se limpió la baba con el dorso de la mano y acto seguido le pellizcó  los pezones con las infernales pinzas dentadas.

- AYYYYYYY

Con los brazos agarrando el madero de la cruz Nadia no  pudo protegerse los pechos y el bruto de Ismail le pinzó a placer los dos pezones a la vez pellizcando una buena porción de carne. Nadia tembló de dolor y clavó las uñas en la madera aguantando como pudo.  Entonces el verdugo le retorció los dos pezones sólo por el placer de hacerla sufrir más.

- IIIAAA

Entonces enseñándole la tercera pinza le dijo

- Y ahora abre la boca y saca esa lengua, preciosa.

Nadia comprendió al instante con un escalofrío y esta vez se negó a obedecer, pero Ismail no estaba acostumbrado a pedir una segunda vez así que le volvió a retorcer los pezones en direcciones divergentes.

- IIIAAAAYYY

Esta vez la chica lloró con gruesas lágrimas y jadeando sacó la lengua todo  lo que pudo. Ismail sonrió por la obediencia y tras darle un beso y morrearse con ella le pinzó la lengua con la pinza en pleno medio arrancándole otro alarido de dolor.

Nadia ni siquiera podía pensar con ese dolor tan intenso en su sensible lengua, pero estaba ante su amo y tenía que mostrar entereza. La joven siguió destilando lágrimas pero dejó de agitarse y permaneció quieta tratando de no temblar para que el verdugo siguiera con la tortura.

De hecho Ismail terminó de prepararla tensando bien la cadena de manera que Nadia quedó con la lengua exageradamente estirada fuera de la boca y con peligro de tirar de los dos pezones al menor movimiento del cuello.

Para terminar el verdugo le echó un escupitajo en la lengua y riéndose ordenó a otro verdugo que hiciera lo mismo con Luba y María. Mientras éstas gritaban de dolor, Ismail sacó otra cosa del cofrecillo y se la enseñó diabólicamente a Nadia. Era un dildo largo lleno de protuberancias del que colgaban tres pinzas de cocodrilo y un cilindro metálico erizado de pinchos muy afilados.

La joven no entendió al momento de qué iba aquello.

- Abre bien las piernas, le dijo él amenazándole con el dildo.

Entonces ella comprendió y otro escalofrío de terror recorrió todo su cuerpo.

- ZAAAASS

- AAAAAAA

- Te he dicho que abras las piernas, no lo volveré a repetir, dijo Ismail después de propinarle un latigazo en los muslos.

Nadia no tuvo más remedio y con dificultad abrió las piernas. Entonces Ismail le penetró poco a poco  con el dildo e incluso le folló con él.

- AAAYY, AAAYYY

La joven lloró y gritó pero se dejó penetrar sin resistirse.

- ¡Qué zorra eres!, ¿acaso no puedes esperar a que te follen con pollas humanas?.

Y diciendo esto le cerró una de las pinzas en uno de los labia exteriores.

Nadia gritó otra vez manteniendo a duras penas el equilibrio y lo mismo hizo cuando le pinzaron el otro labia. A Ismail le maravillaba que esa tía resistiera tanto, pero eso sólo le animaba a ir más lejos. Así, cuando la tercera  pinza dentada le pellizcó el clítoris la mujer puso los ojos en blanco y lanzó un brutal alarido retorciéndose de tal manera que los guardias tuvieron que sujetar el patíbulum para que no se cayera.

Para cuando se calmó, gruesas lágrimas le caían por la cara de clown haciendo que la pintura se le corriera. Entonces notó un leve pinchazo en la cara interna del muslo. Era el cilindro de pinchos que colgaba entre los muslos a diez centímetros por debajo del coño. ¡Y con eso entre las piernas tendría que andar dos kilómetros!.

Ismail se alejó riendo perversamente con otros dos dildos para las otras dos esclavas pintadas de clowns.

Mientras las preparaban para la cruel marcha se habían ido agolpando decenas de curiosos y aunque los guardias los mantenían a cierta distancia, un buen número de ellos se acercó a las prisioneras para ver lo que les estaban haciendo.

Algunos les insultaban y otros les decían guarradas o se reían de ellas, tampoco faltaban los que se masturbaban abiertamente. Asimismo unos animaban a los otros a ir a la plaza para ver el espectáculo del martirio de esas tres extranjeras ridículas.

Nadia y luba eran dos esclavas  entrenadas, sin embargo, ninguna de las dos había sido nunca expuesta desnuda y maniatada en plena  calle delante de toda esa gente, y menos de una manera tan humillante. Por eso las dos estaban entre excitadas y avergonzadas.

En esto un tío se coló entre los guardias y se fue directo hasta Nadia. Al principio se quedó parado ante su espectacular cuerpo pero inmediatamente las manos se le fueron a las redondas nalgas de la chica y se abrazó a ella para besarla en la boca.

Entonces la joven se dio cuenta de que era un ser repulsivo y deforme, seguramente un retrasado o algo así.

- Ah, ah, un besito, un besito.

Nadia intentó zafarse echando la cabeza a un lado  pero no pudo hacerlo y sólo consiguió herirse el pezón derecho y la lengua. Además, como tenía la lengua fuera de la boca, ese asqueroso empezó a lamerle llenándole de babas.  La joven protestó cerrando los ojos de grima, pero no pudo resistirse.

Uno de los guardias le cogió del brazo al intruso con ánimo de echarle de allí,  pero en esto apareció Ahmed.

- Alto, dejale, ordenó el coronel, y entonces se fue hasta el retrasado.

- ¿Cómo te llamas?

- Yasim, ah, ah, Yasim.

- Hola Yasim, dime, ¿te gusta la puta?. El coronel dijo esto acariciándole el culo a Nadia.

    

- SIIII Yasim gusta culo de puta

- ¿Te la quieres follar?, dijo mirando a Nadia cruelmente.......yo te dejo.

- SI SI, el subnormal empezó a aplaudir de gozo mientras a la bella joven le daba una arcada de asco pues aún sentía sus babas en la lengua.

- Muy bien, luego te la podrás follar todo lo que quieras, incluso le podrás dar por el culo, pero ahora nos tienes que hacer un favor, ¿ves esto?. Ahmed le mostró un enorme tenedor de acero con dos puntas muy agudas, observa.

- AAAAYYYY

El Coronel le clavó a Nadia el tenedor en las nalgas con toda su mala leche y ella dio un brinco.

- Bueno pues vas a utilizar esto para llevarla hasta el sitio donde la van a crucificar, prueba tú.

- AAAYYY

Yasim cogió el tenedor y se lo clavó varias veces todo contento.

- Ahora dile CAMINA PUTA y vuelve a clavárselo, ya verás lo que hace.

- Ah, ah, CAMINA PUTA.

- IIIAAYY

Efectivamente al sentir otra vez el odioso pinchazo Nadia intentó dar un paso  comprobando que el cilindro oscilaba y  le pinchaba  a su vez en los muslos cuando hacía al menor movimiento. Sin embargo, no le quedó otra y empezó a caminar.

La joven se movía torpemente en un infierno de dolor y humillación y ese anormal de Yasim no dejaba de pincharla con el tenedor. No era para menos pues el tipo se colocó tras ella y no perdía de vista su perfecto trasero desnudo. El coronel le había prometido que podría sodomizar a esa preciosidad y él tenía prisa por hacerlo.

- CAMINA PUTA ah, ah

- AAAYYYYY

La pobre Nadia gritaba a cada pinchazo mientras la baba le caía sin freno de la lengua. Esta ya le dolía como el infierno y tras unos cuantos pasos tenía la cara interna de los muslos en carne viva.

Entre tanto más y más gente se agolpaba a los lados de la calle viendo la penosa marcha. La mayor parte de la gente vociferaba e insultaba a las prisioneras, pero no faltaban los que se reían, les escupían o les tiraban cosas asquerosas como fruta podrida o cosas peores.  Una vez pasaba de largo la procesión, la gente iba corriendo a la plaza para coger un buen sitio y disfrutar del espectáculo.

Dos largas horas duró ese paseo al cabo de las cuáles las tres condenadas estaban literalmente agotadas.

Según se iban acercando a la gran plaza un ruido sordo y amenazante se fue apoderando del corazón de Nadia que empezó a palpitar descontrolado. Entonces la joven comprendió que miles de personas iban a ser testigo de su suplicio y eso le hizo sentir un miedo atroz.

El rumor pronto se convirtió en estruendo y cuando las tres jóvenes comparecieron ante su público con la cruz a cuestas, un coro de gritos y aplausos surgió de aquella multitud vociferante. Allí debía haber miles de personas y, de hecho, los guardias se tuvieron que emplear a fondo para abrir un pasillo por donde pudieran pasar las condenadas que caminaban torpe y lentamente con sus escasas fuerzas a punto de agotarse.

Mientras se acercaban al patíbulo, Nadia pudo ver lo que les tenían preparado. Lo que más destacaban eran tres cruces de San Andrés situadas en la parte  delantera de la tarima y de cara al público para que todo el mundo pudiera ver bien el espectáculo. Las cruces en aspa tenían en sus extremos cuatro grilletes que colgaban de unos pocos eslabones de acero.

A un lado de las tres cruces se levantaba una compleja panoplia de la que colgaban todo tipo de látigos y picanas. Al otro lado había una mesa en la que un verdugo limpiaba y disponía ordenadamente distintos instrumentos de tortura que Nadia no pudo ver desde donde estaba.

También habían dispuesto un gran brasero en el que previsoramente ya habían encendido el fuego. Aún pasaría un buen rato para que los verdugos pudieran disponer de brasas con los que poder calentar sus diabólicos instrumentos.

- CAMINA PUTA

- AAAAYYY

A pesar de encontrarse a escasos metros del patíbulo Yasim no le ahorró  a Nadia unos cuantos pinchazos más en el culo, sin embargo , pronto se le acabó el juego, pues un guardia le quitó el tenedor. Nadia llegó hasta la base del patíbulo y extenuada se arrodilló trabajosamente con cuidado de que el madero de la cruz no le desequilibrara.

Diligentemente  dos guardias se dispusieron a soltarles los maderos cortos de los brazos. 

En ese momento la joven vio los palos largos de las tres cruces  donde las iban a crucificar dispuestos en el suelo. De hecho, según les quitaban el palo corto los guardias fueron montando las cruces  que quedaban finalmente en forma de tau gracias a que el palo largo tenía una especie de encaje que entraba perfectamente en un agujero cuadrado situado en el centro del patíbulum.

A su lado también se encontraban varios  cepos  donde las condenadas solían esperar el comienzo del tormento.

Sorprendentemente, al quitarles el patíbulum las tres chicas quedaron libres y les dejaron en paz por un momento, por lo que nadie pudo impedirles que se quitaran las dolorosas restricciones que les habían estado martirizando todo el camino.

Nadia empezó quitándose la pinza de  la lengua que le estraba haciendo ver las estrellas, pero eso le provocó dar un doloroso quejido. Luego hizo lo mismo con las pinzas de los pezones. Muy apurada la joven se cogió ambos pechos y  acercándolos a la boca se lamió los pezones que a esas alturas estaban tan hinchados e intensamente irritados que parecían dos grandes fresones. Por último ese odioso dildo. Nadia se volvió a quejar al liberar sus labia pero no pudo reprimir un alarido cuando soltó la pinza de su clítoris y se sacó el dildo. La pobre muchacha se escupió en la mano y con la saliva intentó aliviar el intenso dolor que provenía de esa zona.

De esta guisa le encontró Ismail.

- Arriba zorra, deja de masturbarte, ¿qué va a pensar esta gente?.

La joven no dudó ni un segundo, se incorporó y de forma automática se puso las manos en la nuca y abrió las piernas poniendo los pies de puntas.

- Je, je, se nota que esto te gusta, puta, le dijo al oído. Ahora vas a ser buena y tú misma vas a poner la cabecita y las manos en el cepo para que te follen todos esos.

Nadia se dio cuenta entonces que un montón de hombres ya habían formado una fila   y algunos discretamente daban unas pocas monedas a los guardias. Efectivamente éstos las estaban vendiendo a los hombres del público como si fueran putas, pero eso sí las estaban vendiendo muy baratas.

Nadia se puso toda cachonda ante la perspectiva de ser follada de una manera tan humillante  y  abandonó la postura de sumisión, miró a Luba y mansamente ella misma colocó la cabeza y las manos  en los rebajes semicirculares del cepo.

Ismail le encajó entonces  la madera superior y la cerró sobre la inferior gracias a unos pasadores metálicos.

Luba y María también se dejaron atrapar  en los cepos. María por fin parecía haber aceptado su cruel destino. Además ¿qué otro remedio le quedaba?.

Una vez inmovilizadas, terminaron de atarlas esposándolas de los tobillos a las patas del cepo.

Tal y como las ataron, las tres jóvenes quedaron en una postura ciertamente innoble e incómoda: las piernas dobladas y separadas entre sí  como si se fueran a agachar para hacer de vientre. Ismail se puso detrás y pudo ver los culos de las tres perfectamente alineados. Como tenían las piernas muy separadas las tres muchachas  mostraban abiertamente los orificios del coño y del ano abiertos y disponibles sin un sólo pelo que escondiera un milímetro de su suave piel.

En María el efecto no era tan impresionante, pero con esas tetazas, Luba y Nadia parecían por detrás dos vacas a punto de ser ordeñadas con las mamas colgando obscenamente. Además si una se fijaba podía advertir los orificios de entrada de los dardos con los que las dos habían sido martirizadas esa noche.

Las tres tenían la cara interna de los muslos enrojecida por los cilindros de puas y los labia y el clítoris bastante irritados. A pesar de todo Ismail pudo ver perfectamente cómo estaban ya húmedas y destilando.

El rudo verdugo no podía entenderlo, a esas tres les esperaba un doloroso suplicio en las próximas horas y ya estaban cachondas perdidas.

- Vamos, empezad cuando queráis, les dijo a los guardianes, las brasas estarán listas  en una hora, hasta entonces podéis hacerles lo que queráis. 

Entonces los guardianes dejaron pasar a todos los hombres que les habían pagado por disfrutar de los cuerpos de las condenadas en grupos de veinte. Allí había de todo, viejos, jóvenes, padres de familia normales, auténticos pervertidos acostumbrados a frecuentar a las prostitutas más tiradas, tipos repulsivos y sicópatas a los que una mujer no se acercaría ni a un kilómetro.

Toda esa escoria rodeó a las mujeres y aprovechando que estaban desnudas y maniatadas empezaron a abusar de ellas de todas las maneras posibles. Nuevamente Nadia sintió como mil manos le tocaban por todas partes y le pellizcaban especialmente en las partes de su cuerpo más sensibles e irritadas. Un olor familiar a sexo de hombre, mezcla de orina y semen le llenó la nariz y la joven vio delante de sus ojos un glande que en ese momento le pareció gigantesco y ya con una gota de semen aflorando por su punta. La muchacha ni siquiera quiso mirar a la cara a su dueño, sacó la lengua y se puso a lamerle la punta llevándose por delante una viscosa gota de semen.  

Eso era lo único que le podía dar algo de placer en ese momento, chupar una buena polla. Y sin embargo, en pocos segundos se la quitaron de la boca.

Era Ahmed que pidió al hombre que cediera el sitio por un momento.

- No, no, espere un momento le dijo, he prometido a Yasim que él sería el primero, ven aquí Yasim, aquí la tienes toda para ti.

La pobre Nadia tuvo que aguantarse las ganas de vomitar cuando vio a Yasim  delante de su cara con su pequeña y patética pollita fuera de su bragueta.

- Ah, ah, camina puta, le dijo el tío sonriendo como un imbécil y con un pequeño tenedor en la mano que había conseguido en un bar cercano.

- No, no Yasim, deja ahora ese tenedor, luego te daremos el grande para que la pinches a la puta todo lo que quieras, ahora disfruta de su cuerpo. Es toda para ti.

- Ah, ah

Yasim volvió a   reirse y al ver a su derecha cómo Luba tenía ya metida una enorme polla en la boca, quiso que Nadia le chupase la suya.

- Chupa, puta, chupa, y diciendo esto le acercó su colita a la cara, como todos los demás, Yasim estaba circuncidado, pero no cuidaba precisamente la higine de modo que tenía el pene plagado de restos sólidos.

Nadia sintió una arcada de asco y estuvo a punto de vomitar cuando el tipo la acarició la cara con la polla. Esta vez la joven cerró los ojos y apretó los labios resuelta a no chuparsela a semejante gorrino.

- PLAAAAS

- AAAAAAAYYY

- Abre la boca puta, gritó Ahmed imitando a Yasim tras propinarle un fuerte palazo en el culo con una pala de madera.   

Nadia apretó aún más los labios

- PLAAAAS

- MMMMMHH

- Te he dicho que obedezcas.

- Doce palazos le costó a Ahmed que Nadia  cediera y con lágrimas en los ojos sacó la lengua para lamer el pene de Yasim. Aquello era nauseabundo y Nadia tuvo que sacarse la polla de ese subnormal para escupir los restos sólidos que se la pegaron a la lengua. A Nadia le daba de entera meterse esa picha floja que sabía a rayos, sin embargo, poco a poco consiguió que a Yasim se le pusiera dura y le creciera entre los labios.

- AAAHHH

El tipo debía tener las pelotas llenas y seguramente era la primera vez que le hacían una mamada en su vida, pues tras sentir un mareo y ponérsele los ojos en blanco las piernas le temblaron y empezó a eyacularle en la boca. Parecía mentira, pero aquel tipejo producía semen como un caballo. A Nadia se le llenó la boca y aunque  trató de escupir todo lo posible, al final tuvo que tragar una buena cantidad de esperma.

Al retrasado le dio tanto gusto la felación que de la misma se empezó a mear en la cara de Nadia borrándole los restos de maquillaje.

- AAAAHh, puaaag, so cerdo, deja de mearte en mi cara, aaagg

- Ja, ja, ja, ja.

Los hombres que rodeaban a la bella mujer no dejaron de reirse y con ellos Yasim. Un tanto impacientes de follársela le dieron un empujón al retrasado y uno por delante y otro por detrás penetraron a la vez a la bella joven.

En adelante todo fue así, uno tras otro, docenas de hombres exigieron follarse a las mujeres en los cepos, por la vagina y por la boca, aunque también hubo unos cuantos que para su desgracia escogieron el agujero más pequeño.

María odiaba que la encularan. Cuando llegó al Krak aún era virgen por detrás y, a pesar de haber sido sodomizada innumarables veces en la prisión aún  no estaba acostumbrada y le hacía mucho daño. Sobre todo odiaba a esos tipos que la tenían gorda como una morcilla. Ahmed escogió especialmente entre los que esperaban al que la tenía más grande y antes de sodomizarla quiso que el tipo le mostrara el monstruoso pene con el que se lo iba a hacer. Asimismo  le obligó a chupárselo.

- No, no por favor, métemelo por delante, por detrás no por favor, es enorme.

- Oh es sólo para compensarte preciosa, y darte las gracias por los servicios prestados,. La polla más grande para tu estrecho culito, ja, ja.

María se la metió en la boca sin pensar y se la feló con todas sus ganas con la vana esperanza de que el tío se corriera.

Desgraciadamente para ella, no fue así y cuando aquel bestia la sodomizó la chica gritó y gritó de dolor al sentir que le rompían el culo.

Por supuesto, aparte de penetrarlas por todos sus agujeros muchos de los de la fila vieron cómo usaba Ahmed la pala y le pidieron permiso para usarla ellos. Por supuesto el Coronel asintió encantado.

Eso significó que las tres chicas recibieron un montón de palazos extra en sus culos de manera que las tres acabaron con las nalgas rojas o moradas.  

Al de media hora de violaciones, las tres condenadas estaban exhaustas y cubiertas de semen y orina. Entonces les lanzaron unos cubos de agua para alimpiarlas y dejaron que las mujeres de la plaza se acercaran a las prisioneras. Por supuesto éstas no las usaron para follar, pero sí les dieron de puntapies, les golpearon y les escupieron en la cara mientras proferían todo tipo de insultos. Por supuesto, muchas usaron la pala de madera e incluso algunas se trajeron cepillos de casa de esos de puntas de metal para “rascarles” con ellos por todo el cuerpo.

Por fin tras otra media hora de sufrir la ira de las mujeres, Ismail dijo a Ahmed que las brasas ya estaban preparadas y que por tanto era tiempo de que las condenadas subieran al patíbulo.

(continuará)

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