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Valentina, la chacha desnuda (08)

en Dominación

La sex shop estaba bastante lejos así que Valentina tuvo que coger un  transbordo de autobús y otro de metro.

Aquel empezó siendo  otro de esos días calurosos de más de 35 grados a la sombra y una humedad pegajosa. Sin embargo, al de unos minutos de salir de casa, el cielo  se volvió plomizo por momentos y a lo lejos se oyó un trueno. Al ver que se iba a descargar una tormenta Valentina corrió hacia el metro todo lo rápido que le permitían sus zapatos de tacón, pero fue inútil pues el repentino chaparrón le pilló de pleno.

La verdad es que llovió a cántaros. Consiguientemente para cuando llegó a la estación del metro Valentina estaba hundida y con el pelo empapado como si acabara de salir de la ducha. La chica pilló el metro por los pelos y jadeando por la carrera se sentó en un asiento dejándolo todo mojado. La chica miró a todos lados satisfecha de haber llegado a tiempo pero de repente se dio cuenta de que estaba rodeada de un montón de tíos.  No sabía por qué pero en ese vagón no había ni una sola mujer.

Valentina no tardó en sentirse como una gacela rodeada de guepardos. Esos tíos no le quitaban la vista de encima. Así con ese top medio desabotonado, esa minifalda y sin bragas la joven se sentía completamente desnuda delante de todos esos extraños que se sentaban en frente de ella y que se la comían con los ojos. Ella  intentaba bajarse la faldita todo lo posible pero era demasiado corta. Además los tirantes del top se caían constantemente del hombro amenazando con salirse una teta, la joven se los tenía que subir constantemente para deleite de los mirones. Finalmente la chica optó por cruzar las piernas ante todos aquellos que se esforzaban por escrutar bajo la minifalda y se protegió los pechos con los brazos como pudo.  

La chica tiritaba de frío y de miedo.

Ese viaje se le hizo eterno rodeada de todos esos babosos y calada hasta los huesos. En un momento llegó incluso a oír una obscenidad sobre sus pechos y temió que alguno de esos tipos se animara demasiado.

Cuando por fin llegó a su destino salió del metro todo lo rápido que pudo y tuvo que cruzar corriendo otras cinco manzanas para coger el autobús. En ese tramo volvió a calarse hasta el tuétano pues la lluvia pertinaz seguía cayendo fuerte y sin ceder como si no hubiera  llovido nunca. Quizá podía haberse refugiado  del chaparrón pero sabía que si se demoraba demasiado Tom empeoraría su castigo.

Por fin tras ese periplo Valentina llegó a la sexshop completamente mojada y tiritando de frío. Allí se sorprendió de que fuera un local tan grande.

Un enorme cartel dejaba claro que aquello más que una sex-shop normal era un auténtico supermercado de BDSM.

En el momento en que entró, aparte de los dos dependientes, había cuatro o cinco clientes merodeando entre las estanterías. Delante de la puerta le sorprendió un maniquí vestido con aditamento de ponygirl de cuero negro. Tras él había estanterías llenas de películas porno, consoladores, arneses, capuchones, cadenas, porsters de conocidas pornostars del sado….. De un pasillo lateral venían gemidos de película porno, sonidos de latigazos y lamentos de sumisas. Evidentemente eran las cabinas donde otros hombres se masturbaban en ese momento.

Por su parte, cuando los clientes vieron entrar a Valentina así vestida y con el pelo empapado se la quedaron mirando embobados como si nunca hubieran visto una mujer.

La chica andaba a grandes zancadas y las tetas le brincaban ostensiblemente amenazando con salirse del inestable sostén cuya tela ya se transparentaba. A medida que andaba la chica iba dejando un reguero de agua.

Muy avergonzada, la joven intentó ignorar a los clientes y cruzando los brazos delante de los senos se acercó al mostrador.

Allí estaba Bob, uno de los dos dependientes, un tipo vulgar, gordo y calvo con cara de vicioso y que parecía sudar constantemente.

- Buenos días, dijo ella bajando la voz todo lo posible sin dejar de temblar de frío, me manda Tom Smith a recoger un pedido.

El tío la miró sonriendo.

En unos segundos la pobre Valentina ya había creado un charquito delante del mostrador.

- ¡Eh Harry!, dijo el tío en voz alta. Ven aquí, por fin ha llegado la chacha de Tom.

- ¿La pornochacha?, un tío grande como una catedral salió de la trastienda ¡joder que tía! dijo el hombre emitiendo un silbido al verla. Sí que está buena la jodida. ¿Qué se te ofrece preciosa? y diciendo esto salió al otro lado del mostrador acercándose a ella más de la cuenta.

Harry era un tipo calvo y con barba como de cincuenta años pero fuertote, de esos que se machaca en el gimnasio y se llena el cuerpo de tauajes. El tío era tan alto que Valentina parecía una niña pequeña a su lado

Decir a voces esas cosas atrajo la atención de dos de los clientes que para terror de la chica se acercaron también a ella.

- Venía, venía a recoger un pedido, dijo ella cruzando las piernas como si se estuviera haciendo pis  para sentirse un poco menos desnuda.

- Oye, ¿es verdad que le limpias la casa en pelotas?, le dijo Harry haciendo ademán de bajarle el tirante del top.

La chica le rechazó volviendo a subirse el tirante mientras miraba inquieta a todos esos tipos.

- Ja, ja, ya me gustaría a mí tener una así, dijo Bob, ¿no te interesaría hacer unas horas extras en mi casa, preciosa? le dijo el muy rijoso comiéndosela con los ojos. Yo te dejaría llevar un tanguita y un delantal.

- Sí, ja, ja y unas medias con liguero y una cofia, como una doncella francesa.

Por supuesto los otros tres clientes algo más tímidos, dejaron lo que estaban haciendo y se acercaron a ver de qué iba eso.

Valentina quería marcharse de allí a toda prisa o que se le tragara la tierra, pero tenía que obedecer a su señor y soportó a todos esos pervertidos como pudo.

- Por favor, tengo prisa, dijo insistiendo en taparse, denme el pedido que me tengo que ir.

- Tranquila, tranquila, muchacha, y no hace falta que te tapes tanto, le dijo Harry cogiéndola por los brazos y apartándolos del pecho ¿qué prisa tienes?, aún no lo tenemos preparado, tu amo nos ha mandado una lista de juguetes pero tenemos que comprobarla. ¿No te gustaría pasar un buen rato en la trastienda para quitarte esas ropas mojadas y secarte?. Allí tenemos de todo. Ya sabemos que te gusta que te aten.

- Sí y que te coman el chocho los perros, ja, ja..

Nuevamente Valentina se zafó de las manos de ese gigante.

- Déjeme, no me toque por favor.

- Ya veo que tienes muchos remilgos y que te gusta hacerte la estrecha, así que vamos al lío.

- Sí vamos al lío. Antes que nada lo primero es que tienes que ponerte esto, le dijo Bob sonriendo lujuriosamente al tiempo que colocaba un extraño objeto metálico encima del mostrador.

A Valentina le entró un escalofrío al ver aquello pues era un tapón anal bastante grueso. La chacha miró al hombre con cara de circunstancias.

- Vamos muchacha, dijo Harry, métetelo, ya sabes,…. en el agujerito de hacer caca,…… y a los dos hombres les dio la risa.

- ¿Tiene, tiene que ser ahora?

- Sí, tu señor lo deja muy claro en este mensaje. Míralo tú misma.

Harry le mostró su móvil con un largo mensaje de Tom en el que especificaba las instrucciones.

Valentina no tuvo más remedio que reconocer que era verdad.

- Venga queremos ver cómo te metes el tapón por el culo hazlo ahora mismo.

Valentina cogió el objeto con aprensión.

- ¿Tienen?, ¿tienen un baño, o algo así?

- No preciosa, te lo tienes que meter aquí, delante de nosotros.

- Pero ¿por qué?

- Tenemos que asegurarnos que te lo metes hasta la base y que lo llevas puesto de vuelta a casa.

- ¿Y si entra alguien?

- Pues teniendo en cuenta a qué viene la gente aquí no creo que se asuste, ja, ja.

- Oye, dijo Harry, tú no eres muy lista, ¿no?.

- Por favor, dejen que lo haga en un excusado, o en la trastienda.

- ¿Bromeas?, ¿sabes la clientela que vamos a ganar con esto?, venga levántate la falda y métete el tapón por el culo, que te veamos. Eh vosotros, ¿queréis grabar cómo lo hace?, dijo Harry a los clientes.

- No, ¿qué hace?

Eso no hubo que repetírselo dos veces pues todos pusieron sus teléfonos en funcionamiento

Valentina estaba roja de vergüenza, sin embargo dejó de resistirse y cogió el dildo temblando. Nunca se había metido objetos tan grandes por ahí, así que no sabía cómo hacerlo.

- Vamos chúpalo primero, así te entrará mejor en tu culito, le dijo Bob con una sonrisa llena de lujuria.

Dándose cuenta que no le quedaba otra, la joven empezó a chupar y ensalivar el dildo y poniendo una pierna en un taburete se levantó la faldita. La chica lo hizo con gracia hasta tal punto que Harry se preguntó si no encontraba placer en ello. Tras mostrar a todo el mundo su redondo y terso culo se empezó a meter el tapón anal delante de todos esos tipejos.

Los cuatro clientes inmortalizaron la lúbrica operación con sus teléfonos móviles haciendo famoso el culo de Valentina en los foros más pervertidos que pudiera pensarse. Mientras tanto la inexperta chica hacía ímprovos esfuerzos por sodomizarse a  sí misma sin conseguirlo.

- Menudo culito más prieto que tiene la chacha, qué suerte tiene ese tío….

- Sí y qué puta es, mira lo poco que le ha costado enseñarlo delante de extraños.

- No me extraña, dijo uno de los  clientes, no hay más que ver cómo viene vestida.

- Sí, ja, ja, se le ve todo, mirad tiene el coñito totalmente depilado.

- ¡Qué zorra!

- ¿Qué te parece Bob?, dijo Harry mientras grababa también la frustrada operación. Resulta que la chica es una inexperta, ¿por qué no le ayudas?.

Efectivamente el dildo era demasiado grande y Valentina tenía miedo de hacerse daño, así que no se atrevía a hacer suficiente fuerza. Bob acudió a su rescate con un frasco de vaselina.

- Ven, ven aquí preciosa, deja que te ayude.    

El hombre  le quitó el tapón anal de las manos y le echó un goterón de vaselina.

- Vamos, muchacha, mantén la falda en alto y relaja el culo ya te lo meto yo.

Y diciendo esto la empezó a introducir poco a poco el dildo anal.

- AAAHHH

Valentina puso los ojos en blanco y emitió un suspiro mezcla de placer y dolor mientras sentía que el dildo le dilataba el ano.

Bob fue haciendo presión despacio pero sin parar. Ella llegó a pensar que se lo reventaba.

- Ayyy me hace daño, AAAAYYYY PARE.

- Vamos muchacha, aguanta, y de repente se oyó un ¡pop! seco y el tapón le entró hasta el fondo.

- AAAAHHH, el grito de Valentina fue aún más alto pero no fue sólo de dolor.

- Así, ¿lo ves?, ya está.

Vamos, ahora date la vuelta para que te veamos.

El tapón anal tenía un adorno de vidrio tornasolado en forma de corazón. Había que reconocer que la chica estaba muy atractiva con él puesto entre sus redondas y firmes nalgas y los tipos le siguieron grabando así.

Valentina estaba muy avergonzada por todo aquello así que se bajó la falda y la estiró desesperadamente sin ningún resultado pues a nada que se agachara se le veía el brillo del tapón en su sitio.

Por otro lado sintió unas extrañas ganas de hacer de vientre lo cual le hacía sentirse especialmente incómoda.

Sin embargo, las humillaciones no habían hecho más que empezar…..

Bob se puso a leer el pedido a Harry y éste empezó a poner encima del mostrador todos los objetos: una ballgag roja, otra negra y otra verde, varios juegos de esposas y grilletes, un arnés de cintas de cuero, un capuchón  también de cuero con el que se podía cubrir toda la cabeza con cremalleras en boca y ojos…

- Vas a estar preciosa con esto dijo Harry y le sacó  un disfraz de perrita con máscara y capuchón de esos con hocico y orejas de perro y un dildo para el culo con una cola de látex de perrita de esas que se mueve vivaracha al andar.

- Toma, de regalo te vas a llevar este disfraz de pornochacha, dijo Bob, a ver qué tal te sienta.

- ¿No te resignas, verdad pervertido?, ja, ja.

Valentina miró con aprensión ese ridículo disfraz de doncella porno, con delantal, cofia y delicados encajes pero que dejaba casi todo al aire.

- ¿No te gusta?, le dijo Bob al ver el gesto de disgusto de la chica, imagínate así vestida abriendo la puerta a los invitados, ja, ja.

- Venga deja eso ahora y sigue con la lista.

Harry siguió leyendo del móvil

- Una caja de pinzas con dientes de sierra, un juego de pinzas unidas entre sí por cadenillas, otras pinzas con estiradores de pezones,  un pinwheel de varias ruedas erizadas de pinchos, un dildo de goma de esos que se hincha gracias a una pera…

- Ah y ahora vienen los látigos.

- ¿Los látigos? Preguntó la chica tragando saliva

- Sí claro ¿cómo van a faltar los látigos?:  un gato de colas con nudos y terminado en bolitas, otro de cintas de cuero, un singletail, un látigo largo de toros, una picana eléctrica y un transformador con cables para aplicar descargas.

La pobre Valentina experimentó  un escalofrío de terror al ver todos esos aparatos de tortura.

- ¿Para qué es todo esto?, preguntó ingenuamente como si no lo supiera.

- No sé, tú sabrás, tu dueño ha dicho que es para usarlo contigo hoy mismo y los próximos días.

- ¿Qué?.

- Lo que oyes, al parecer  te has debido de portar muy mal y va a castigarte a conciencia.

- Sí, ja, ja, no me gustaría estar en su piel, dijo Bob mientras metía todos los objetos en una gran bolsa transparente, ha dicho que hoy te va a hacer cosquillas en las tetitas durante horas, cómo me gustaría verlo.

- ¿No, no podría darme otra bolsa?, dijo Valentina temblando de miedo, así todo el mundo sabrá lo que llevo.

- Es otra orden de tu dueño.

- Sí, quiere que todo el mundo sepa que eres una puta masoquista, ya hemos visto el video en el que lo confiesas.

Resignada y humillada, la joven cogió la bolsa e hizo ademán de  salir con ella hacia la calle.

Valentina sorteó a los clientes que la rodeaban y con prisas de dejarlos atrás se apresuró hacia la puerta sin que nadie se lo impidiera. Sin embargo, al cruzar el arco de entrada sonó la alarma antirrobo.

- Eh, eh, un momento ladrona, dijo Harry sonriendo, te olvidas de pagar.

- ¿Pagar?. No llevo dinero encima, yo creía que os lo iba a pagar Tom.

- No nos ha dicho nada de eso, estos objetos te los llevas en alquiler y el total asciende a 350 pavos.

- ¿Qué?, no llevo todo ese dinero, tengo justo para el metro y el autobús de vuelta.

- Pues lo siento pero no te lo puedes llevar.

- Mi jefe me matará si no lo hago.

- Ese no es mi problema……Bueno, pensándolo bien quizá puedas pagarlo de otra manera.

- ¿De cuál?

Y entonces Bob hizo un gesto obsceno abultando el carrillo con la lengua y con el puño cerrado delante de la boca.

La chica puso cara de asco.

- ¿A vosotros?, ni hablar.

Harry intervino.

- De aquí no te vas con eso si no nos la chupas a nosotros y a nuestros clientes, tú veras.

- No, no me obliguéis.

- Nadie te obliga guapa, puedes irte por donde has venido, pero eso lo dejas aquí.

- Pero no puedo hacer eso.

- Oye un momento, dijo Bob, esta tía ha intentado robarnos, la cámara lo ha grabado todo,  así que o paga o llamo a la poli.

- No, no quería robar nada, ha sido una confusión.

- Venga preciosa, si nos la chupas a los siete y te dejas tocar un poco te dejamos que te vayas sin llamar a la poli.

- No, de eso nada, no, no pueden obligarme.

- Estos cinco testigos y nosotros dos declararemos a la policía que querías robar, ¿no es así?

Y el resto de los clientes asintieron encantados de la situación.

- No llamen a la policía, por favor.

- Pues entonces ya sabes lo que tienes que hacer, te pones de rodillas y a comer pollas, ja, ja..

La chica vio que nuevamente  no le quedaba otra así que se resignó a ello.

- ¿Por quién, por quién empiezo? dijo  dejando la bolsa en el suelo muy confundida.

- ¡Menuda puta!, ¡que por cual empieza dice!. Por mí mismo, contestó Harry haciendo ademán de sacarse la polla.

En esto intervino Bob.

- A ver, un momento Harry, piensa que nosotros también  tenemos que sacar tajada de esto porque si no vamos a perder dinero, son 350 pavos lo que se lleva esta tía y esto es un negocio…… Vamos, a hacer una cosa, vamos a ofrecer a la chica como oferta: por cada veinte pavos de compra el cliente recibirá la mamada gratis de esta esclava. Yo creo que con que se la chupe a treinta o cuarenta clientes habremos cubierto pérdidas.

- Ja, ja, no está mal pensado,

Valentina oía todo eso completamente horrorizada.

- Pero así no vale, tendrá que hacerlo desnuda.

- Sí, no es mala idea, que se desnude.

- Bah, también tiene cierto morbo que lleve esas ropas.

- Bob, eres un fetichista, está mejor desnuda, ¿has visto qué cuerpazo tiene?

- Venga, ni para ti ni para mí, que se quite lo de arriba pero que se deje la faldita.

- De acuerdo.

Valentina estaba cada vez más caliente y avergonzada por lo que le proponían. De modo que tenía que hacerle una felación a un montón de tíos desconocidos  para pagar el alquiler de los instrumentos de tortura que luego iba a usar su amo sobre su cuerpo…..era el colmo de la esclavitud,….. además de puta poner la cama. Sólo de pensarlo su entrepierna se puso a destilar de excitación.

- Está, está bien, lo haré, dijo ella como si tuviera otra opción.

- Pues venga quítate lo de arriba, queremos verte desnuda, y diciendo esto Harry le bajó los tirantes del top dejando al aire sus tetas.

- Joder, que par de peras, dijo el tío, ya te lo decía.

Eso hizo que Valentina se las tapara con las manos, le daba mucha vergüenza mostrar sus pechos a toda esa gente, sobre todo porque estaba toda cachonda y empitonada.

- Venga déjate de remilgos y pon las manos en la nuca, vamos, te las vamos a ver y a tocar de todas formas y el tío le terminó de desabotonar el top quitándoselo del todo

- Sí y vamos a chuparlas también, vamos, manos arriba.

- No, no, me da verguenza.

- Trae uno de tus juguetes Harry, dijo Bob hay que atar a la chacha cachonda para que nos deje verle las tetas.

- Buena idea, y al de un rato Harry trajo unos grilletes rígidos de metal plateado.

Valentina abrió los ojos aterrorizada.

- No, no hace falta que me atéis ya las enseño y la chica puso las manos en la nuca,… pero ya era tarde

- Vamos preciosa, deja que te ate las manos, le dijo Harry sádicamente, que no te vamos a hacer daño y les va a encantar a los clientes. 

Valentina no quería pero no se resistió mucho y en pocos segundos le habían atado las manos y los brazos a la espalda asegurándoselos con grilletes rígidos en muñecas y codos.

De pronto la chica se sintió indefensa como una gacela en manos de una jauría de coyotes pues mientras Harry le reclamaba un beso y le acariciaba las tetas con las dos manos Bob le metió las manos bajo la faldita  y en un santiamén un número indeterminado de manos le empezó a tocar por todo el cuerpo sobándole el culo  y metiéndole mano dentro de la vagina.

Lo siguiente fue Bob y otro cliente chupándole las dos tetas como si estuvieran mamando de ellas mientras alguien le masturbaba y jugueteaba con el tapón anal amenazando con sacárselo.

La joven se dejó hacer con los ojos cerrados mientras sentía cómo se ponía aún más cachonda.

- Joder qué tetas tiene esta tía, se le han puesto duros los pezones dentro de mi boca……

- Está muy mojada, se nota que esto le gusta, dijo Bob babeando de gusto y riéndose como un imbécil.

En un momento dado obligaron a la chica a ponerse en cuclillas y de pronto sintió el inconfundible olor a polla.

La joven vio delante de sus ojos la punta de un prepucio con una gota de líquido preseminal amenazando con caerse y sin pensárselo le dio un lametón iniciando la mamada……ni siquiera sabía de quién era.

Lo  que vino luego  fue hasta cierto punto sorprendente, pues la joven Valentina se comió siete pollas seguidas sin resistirse demasiado, totalmente abandonada al placer y disfrutando como una loca mientras todos esos tíos no paraban de sobarla y tocarla por todas partes.

Como estaba en cuclillas el tapón anal se le empezó a deslizar amenazando con salirse y la muchacha lo evitó haciendo fuerza con el esfínter del culo. La sensación de estar siendo enculada le producía un extraño placer.

Valentina chupaba y chupaba apretando los labios y con profundidad recorriendo cada polla incansablemente atrás y adelante sin sacársela en ningún momento hasta que el tipo en cuestión hubiera eyaculado. De hecho al de unos minutos sin parar de chupar carne en barra el primero de los hombres se empezó a correr en su boca y ella la abrió  todo lo posible para recibir la lefada como le había acostumbrado su amo. El tipo debía ir cargado pues le echó una gran cantidad de esperma que ella apenas acertó a tragar por lo que se quedó con toda la cara pringada.

Inmediatamente otro le acarició los labios con la punta de su polla y ella ya despreocupada de tener toda la cara manchada, se la metió hasta la garganta mamando como una loca y sin parar de felar hasta que el tío le descargara todo.

La cosa fue derivando poco a poco en un bukkake y a medida que los hombres descargaban, el cuerpo de Valentina se fue cubriendo de semen blanquecino. El esperma ya pringaba toda su cara y sus tetas y  se deslizaba por las mismas hasta los pezones cayendo sobre sus muslos en forma de hilos viscosos que se licuaban lentamente.

En realidad la joven estaba supercachonda y al de un rato no le importaba mucho lo que le estaban haciendo todos esos individuos. Además  empezó a correrse sin que los tíos se dieran cuenta debido a que le habían estado masturbando todo el rato.

Cuando los siete eyacularon sobre la chica, se dispusieron a hacer una segunda tanda de mamadas, pero antes Harry quiso grabarla con su móvil.

- Vamos preciosa, mira a la cámara y lee esto, le dijo mostrándole un papel con letras mayúsculas grandes.

Valentina apenas podía abrir los ojos con todo ese esperma en la cara.

- No, no puedo, no veo nada.

- Claro es verdad, ven conmigo zorra, y agarrándola del pelo Harry se la llevó en cuclillas brutalmente hasta el cuarto de baño y allí no se le ocurrió mejor cosa que sumergirle la cabeza en un sucio inodoro.

Un momento después volvió con ella con el pelo chorreando.

- Venga zorra lee eso o sacamos los juguetes de la bolsa y empezamos a usarlos contigo.

- Sí, sí, y aún temblando de grima Valentina ni siquiera quiso pensar dónde le habían metido la cabeza y se arrodilló entre  dos pollas desnudas. Entonces leyó el papel ante la cámara

- “Hola cariño. Si vienes a visitarme hoy te hago una mamada por  20 dólares de compra. Vamos, anímate, ya ves que me gusta mucho chuparla”. Y de la misma Valentina siguió chupándosela a un tío con los ojos cerrados y después se volvió al otro lado para seguir con la otra polla.

Evidentemente, ante tal reclamo, en pocos minutos empezaron a aparecer los clientes más asiduos de la sex shop que estaban en un grupo de whatsapp de la tienda.

Según entraban lo primero que veían era esa lúbrica escena y se quedaban mirando encantados.

Bob empezó a ordenarlos.

- Vamos  compradme un vale por veinte pavos y la chica será vuestra, luego os lo gastáis en lo que queráis.

Y así se fue formando una cola de más de cincuenta personas.

Incansable, la bella Valentina tuvo que hacerles la felación a todos ellos uno por uno hasta que le echaron todo encima. En ello invirtió varias horas en las que se convirtió en protagonista involuntaria de un montón de videos porno amateur.

Cuando por fin terminó, los hombres bastante satisfechos la desataron y le permitieron salir de la tienda con la bolsa. De hecho casi la echaron a patadas y ni siquiera le dejaron lavarse con lo que la chica tenía todo el cuerpo cubierto de semen seco.

Ahora le hubiera venido bien que le hubieran caído encima las cataratas del Niágara, pero lamentablemente no fue así, pues por fin había escampado y ya  no llovió más. El caso es que la chica no podía ir con esa bolsa y totalmente cubierta de semen  en el metro así que no se le ocurrió otra cosa que pillar un taxi.

Por supuesto Valentina no tenía dinero para pagarlo así que le hizo parar varias calles antes de llegar a la mansión de Tom y al final negoció con el taxista pagar la carrera con una buena mamada. Total una más…..

Continuará

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