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Mi padrastro azota como nadie (7)

en Sadomaso

El garaje de Peter era un gran espacio subterráneo que él destinaba a sus aficiones más inconfesables. Normalmente las llevaba a cabo con prostitutas con mucho aguante y pocos escrúpulos que le cobraban un dineral por cortas sesiones de bondage.

Ahora todo era diferente, ahora tenía en su poder a  la bella y complaciente Alexa  durante tres días completos.

Mientras la ataba con los brazos en alto para flagelarla el sádico torturador calculó mentalmente que tres días son setenta y dos horas, es decir 4.320 minutos, …..una eternidad para la prisionera si el verdugo era lo suficientemente hábil. El hombre se las tendría que ingeniar para llenar  todo ese tiempo y convertir cada minuto del cautiverio de la joven masoquista en un infierno de tortura y perversión.

Mientras le hacía subir los brazos por encima de su cabeza el hombre se empalmó pensando en eso.

Alexa quedó completamente estirada de los brazos y apoyada en el suelo  malamente con los pies de puntillas.

La indumentaria que le había colocado le quedaba de maravilla pero pensándolo mejor Peter decidió quitarle el arnés de cuero y las pinzas de mariposa que pellizcaban pezones y clítoris.

- MMMMMHHHH

Alexa gimió de dolor cuando el tipo se puso a masajearle los pezones para que volvieran a su ser.

Hecho esto el hombre palmeó su trasero sonriendo y se marchó del garaje cerrando la puerta tras de sí y dejándola sola.

Sólo entonces ella pudo ver malamente el lugar en el que se encontraba pues la capucha le restringía la visión.

Lo primero que le llamó la atención fue una cruz en aspa hecha de madera algo más alta que una persona. Junto a ella había un caballete con cuña hacia arriba, un cepo con tres agujeros redondos y una silla aparentemente inofensiva. Alexa los pudo reconocer al momento como instrumentos de tortura aunque de una factura casera.

Efectivamente el tal Peter era un manitas de la madera y tenía un taller en el que construía esos muebles de tormento bastante apañados.

De todos modos, en opinión de Peter la joya de su particular cámara de los horrores era lo que él llamaba el “potro de tortura”. En realidad se trataba de una mesa larga  con un cepo para los tobillos y un cilindro con manivelas para estirar de los brazos. Podía no parecer gran cosa pero Peter lo había probado con más de una puta y funcionaba de verdad a juzgar por sus gritos.

Alexa empezó a temblar de miedo al comprender que había caido en las garras de un autentico sádico, y sintió que se mojaba de excitación.

En una especie de panoplia la chica también creyó ver varias herramientas que bien podían ser para trabajar la madera o la carne humana, eso no habría podido decirlo con seguridad.

Entre ellas había por supuesto varios látigos uno de los cuales era largo y estaba enrollado sobre sí mismo. Ese debía ser el bullwhip del que su captor le había hablado.

También había una cámara de  video sobre un trípode pues Peter solía grabar las sesiones de bondage.

Alexa permaneció colgada de sus ataduras un tiempo que se le hizo eterno pero que en realidad no fue tan largo.

Al de poco tiempo la muchacha ya temblaba de frío y miedo mientras su boca no dejaba de destilar babas que le caían por el canalillo de las tetas haciéndole cosquillas y llegaban hasta  la entrepierna. Allí seguían  hacia abajo bien por el interior de sus muslos mezclándose con el líquido vaginal, o bien le goteaban al suelo desde sus labia en gotas viscosas que no terminaban de desprenderse.

La joven no podía moverse ni un milímetro, no podía hacer nada por dejar de babear, además tenía los pezones tiesos y arrugados del frío y sentía perfectamente el agujero del ano ocupado lo cual le producía una incómoda sensación de ganas de hacer de vientre. Su nuevo dueño le había ordenado que ni se le ocurriera aflojar el culo y extraer el tapón anal así que ella tenía que hacer fuerza con el esfínter cosa que le ponía aún más cachonda. 

De pronto se abrió la puerta situada detrás de ella y oyó que alguien cerraba otra vez con llave.

Era Peter que comparecía ridículamete vestido  con botas, arnés y un capuchón de verdugo que le dejaba al aire sólo la boca. En la cintura no llevaba nada de modo que iba con su fofo culo desnudo y su pene en reposo colgando con sus huevos.

Desde que vio por primera vez la tremenda escena de tortura de la película Reservoir Dogs, Peter solía amenizar sus propias sesiones con música. Por eso lo primero que hizo fue poner heavy a todo trapo. Eso acallaría los ruidos de los latigazos y los alaridos y gritos de su víctima. 

Hecho esto puso la cámara de video en funcionamiento y luego se fue a por el bullwhip. El tipo lo desenrrolló de un solo golpe  y lo hizo chasquear contra el aire para que Alexa lo oyera bien.

 SSSSSHHHHAAAACCCKK

De hecho la chica se llevó un tremendo susto al sentir el explosivo  chasquido del látigo haciendo eco contra las paredes desnudas del garaje y todo su cuerpo se estremeció y tembló impresionado.

- No hay límite, esclava, dijo el verdugo elevando su voz por encima del volumen de la música. Te voy a torturar sin parar hasta que no puedas más y te desmayes….

Ella gimió algo incomprensible…

- ¿Qué dices?, que ¿por qué te voy a torturar?... ¿qué pretendo enseñarte con este castigo? ….en realidad no me importa mucho pero bueno…..déjame pensar,…. a sí, “no volveré a ir por la calle en minifalda y sin bragas a no ser que me lo ordene mi amo”…., sí eso servirá. 

Y tras decir esto le metió el primer latigazo con toda la fuerza que pudo.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

El látigo zumbó en el aire con un ruido siniestro e impactó en las caderas de Alexa enroscándose con una violencia inaudita. La joven tembló y gritó con todas sus fuerzas sin poder controlar sus reacciones. El latigazo le provocó un dolor intenso y penetrante que ella tardó unos segundos en asimilar temblando de rabia. Luego al tirar del látigo el cuero le arañó la piel allí por donde pasó.

Peter sonrió al ver la reacción de ella al golpe y le lanzó otro tremendo latigazo.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

El segundo latigazo no se demoró pues a Peter le gustaba flagelar con una cadencia alta para desesperar a  sus víctimas desde el principio. Mientras tanto la estruendosa música acallaba los gemidos de la chica.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

Al  recibir el tercer latigazo la joven ya se arrepentía profundamente de haberse entregado a ese sicópata y empezó a pedir piedad a gritos, pero claro, con el capuchón, la mordaza y el heavy atronando él no se enteraba….y si se hubiera enterado tampoco le hubiera valido de nada.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

Evidentemente Peter le había quitado todo menos la capucha para que nada obstaculizara los latigazos pero también porque quería verla completamente desnuda mientras la flagelaba y comprobar cómo le marcaba la piel.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

Efectivamente las marcas rojas de los latigazos se fueron haciendo evidentes sobre la blanca piel de Alexa indicando al torturador dónde le había golpeado.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

El castigo era inmisericorde, Alexa se estaba volviendo loca de dolor por los insoportables latigazos y no paraba de berrear rezando en sus adentros por perder el conocimiento.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

-MMMMMMHHHMMMMMMHHHH

Desde la perspectiva del verdugo la imagen de su víctima desnuda no podía ser más bella. La joven tenía un cuerpo realmente bonito y sus formas se realzaban aún más por la forma en la que estaba atada y por cómo se estremecía y reaccionaba al doloroso picotazo del látigo.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

Por eso Peter se masturbaba a ratos mientras le daba los latigazos sin sentir ninguna compasión por su víctima, …de hecho, le daba cada vez más fuerte e intentaba acertarle en las partes más sensibles de su cuerpo.

 SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHHMMMMMMHHHH

El siguiente latigazo le impactó en las dos tetas justo por la mitad y ella gritó y se agitó aún más fuerte.

- Ja, ja, que puntería, toma otro.

SSSSSHHHHAAAACCCK

Esta vez la joven hizo un esfuerzo sobrehumano por acallar sus gritos y así fingir que el azote en las tetas le había hecho perder el sentido.

- ¿Tan pronto?, ¡vamos anda!, …..tramposa. Los siguientes latigazos se los dio incluso más rápido…..

SSSSSHHHHAAAACCCKK

SSSSSHHHHAAAACCCKK

SSSSSHHHHAAAACCCKK

….y ella no pudo fingir más terminando por retorcerse de dolor y gritar a pleno pulmón.

- MMMMMMHHH

- Ja, ja, le querías tomar el pelo al viejo Peter, toma otro puta, y otro, y otro.

Y después de darle otros diez latigazos más el tipo paró pero sólo para someterla a un tormento aún más atroz.  Peter dejó por un momento el látigo y se acercó al cuerpo de Alexa para ver el efecto del látigo sobre su piel. Efectivamente la muchacha lucía por todo su cuerpo largas marcas rojizas horizontales o ligeramente oblicuas en las que se apreciaban pequeñas gotitas de sangre aquí y allá.  Asimismo el verdugo pudo comprobar que uno de los latigazos le había impactado en el centro de los dos pechos justo por las aureolas de los pezones.

La piel de Alexa brillaba de sudor y saliva y la joven respiraba agitadamente agotada de encajar latigazos y agradecida por ese pequeño respiro.

En realidad  Peter no estaba teniendo piedad, simplemente era para comprobar si la “mezcla” tendría  efecto sobre su piel. La “mezcla" era un combinado de agua salada y vinagre para aplicar sobre la piel de la desdichada joven una vez irritada por los latigazos. Como ya tenía los ingredientes Peter lo preparó en un momento y mientras lo hacía, bailaba ridículamente ante los ojos de su víctima tarareando la música. Así banalizaba la tremenda sesión de tortura humillando aún más a su víctima como hace en su película Tarantino.

Cuando terminó de preparar el  diabólico brebaje decidió aplicárselo poco a poco a la chica con una brocha. Mientras lo hacía el muy sádico no dejaba de canturrear.

El hombre empezó por las piernas y el efecto fue inmediato pues Alexa se puso a gemir y retorcerse por el escozor. Viendo esa reacción el hijoputa de Peter siguió canturreando mientras le pasaba la brocha muy despacio por las nalgas, el ombligo, las tetas, los costados y la espalda.

- MMMMHHHHHH

La pobre Alexa siguió retorciéndose y gimiendo aún más fuerte con todo el cuerpo en un puro fuego.

Hecho el trabajo el sádico psicópata se alejó un momento para ver bien cómo sufría su víctima y se retorcía como un gusano en el anzuelo sin parar de gemir ni un momento. De pronto como debió llegar un punteo de guitarra que le gustaba especialmente empezó a imitarlo delante de la anonadada joven que no cesaba de llorar ni pedirle piedad.

Para la segunda tanda de latigazos Peter volvió a accionar la manivela e hizo que su víctima ascendiera aún más en el aire hasta que sus pies quedaron a medio metro del suelo.

Entonces se fue hasta una esquina y cogió una pesada bola de hierro que trajo rodando por el suelo pues pesaba mucho para traerla en vilo. Seguidamente se la ató a la cadena que unía a los grilletes de los tobillos y volvió a la manivela para elevar aún más el cuerpo de su víctima.

Al hombre le costó lo suyo y tuvo que hacer mucha fuerza por el peso de la bola pero por fin el cuerpo de la chica quedó colgando en vilo y con ella la pesada bola de hierro.

- MMMMMMMHHHH

Lógicamente la chica gimió por el dolor de sus articulaciones. Ahora los hombros le dolían mucho más que antes, pero también las rodillas y los tobillos.

- MMMMMMHHHH

- No te quejes, esclava, dijo Peter tras apagar la música, esto no es nada con lo que sufrirás acostada en el potro de tortura.

Sin mostrar la más mínima piedad  Peter puso ahora un tango de Gardel, otro clásico de las películas sádicas,  cogió el bullwhip y siguió con la flagelación.

SSSSSHHHHAAAACCCKK

- MMMMMMHHH

Sería difícil saber cuantos latigazos más encajó Alexa antes de perder el sentido, desde luego Peter perdió la cuenta e incluso acabó realmente cansado del esfuerzo.

Tras casi quedarse afónica de soltar tantos alaridos, la joven de repente dejó de gritar y su cabeza cayó inclinada hacia delante. A pesar de eso recibió unos cuantos latigazos más pues el hombre no se fiaba de que no le estuviera tomando el pelo otra vez. Sólo cuando comprobó que ya no reaccionaba, dejó el látigo en su gancho, apagó la música  y fue hacia ella.

El cuerpo de Alexa colgaba ahora inmóvil. El castigo había sido tremendamente cruel al juzgar por las marcas que exponía su piel desnuda. Algunas heridas eran verdugones rojizos o morados y el hombre los notaba en relieve cuando pasaba el dedo por ellos.

Por fin, tras examinar con detalle el cuerpo de su víctima Peter decidió descolgarlo y seguir con el programa infernal que había ideado para ella  en su mente mientras la flagelaba…..

Alexa despertó minutos después de golpe cuando su captor le estrelló un cubo de agua helada. La chica  estaba desorientada, pues le habían quitado la capucha  y ahora podía ver  el techo del garaje sobre ella.  Por supuesto no podía mover brazos y piernas pues otra vez Peter la había atado muy bien.

Esta vez Alexa estaba tumbada sobre un banco horizontal con la manos fuertemente atadas tras él y las piernas completamente abiertas y atadas a su vez de los tobillos a dos ganchos del techo. Eso hacía que la joven mostrara obscenamente su entrepierna y sus orificios íntimos que evidentemente iban a ser  ahora objeto de las sádicas atenciones del verdugo.

- Hola esclava.

Dijo él dejando  a un lado el cubo.

- No sueñes que te vas a librar porque te desmayes, cada vez que  pierdas el sentido te despertaré con agua  fría o con un frasco de sales y si con eso no basta usaremos estimulantes, ¿has oído hablar de la droga de la tortura?

- MMMMMMHH

Alexa negó con la cabeza diciendo algo que Peter no pudo entender y a lo que tampoco hizo ningún caso.

- Bueno, preciosa, antes me he quedado con ganas de que me hagas un rimjob en el agujero del culo. Francamente espero haberte persuadido ya de que lo hagas voluntariamente  porque si no me obligarás a recurrir a otros métodos.

Alexa negó con todas sus ganas protestando vivamente.

- Vaya, vaya, veo que eres una desobediente, pero no importa, al final me lo harás igualmente.

Y desoyendo otra vez las protestas de su víctima, Peter  fue a buscar un juego de pinzas. Antes de ponérselas, les quitó los protectores de plástico y las abrió y cerró delante de sus ojos para que Alexa viera que eran pinzas de cocodrilo llenas de pequeños y afilados dientes.

- Antes de seguir adelante te voy a dar  un mordisquito con éstas en los pezones preciosa. Ya verás, las pinzas de mariposa te van a parecer una caricia comparadas con éstas. Una,.. dos y… TRES.

- MMMMMMMHHHH

Alexa pegó un alarido tremendo cuando la pinza de cocodrilo le mordió el pezón derecho por el medio hincándose bien en la carne y no dejó de gritar ni de retorcerse ni agitarse.

- Ja, ja,  duele ¿verdad?, algunas esclavas sienten como si los dientes les cercenaran la punta del pecho, pero es sólo una impresión. Vamos con el segundo, preciosa.

- MMMMMMMHHHH

Alexa puso los ojos en blanco y estuvo a punto de volver a perder el sentido y luego se puso a llorar y pedir que por favor se las quitara.

- No te preocupes, ya te acostumbrarás, dijo él mientras hacía un nudo con una cuerda muy fina en el agujero de una de las pinzas.

Luego cogió el otro extremo y tirando bien del pecho  se lo anudó en el dedo gordo del pie. Lógicamente hizo lo mismo con el otro pie de manera que Alexa quedó con los dos pechos estirados y proyectados hacia delante. El estiramiento era en sí enormemente doloroso como reflejaba el rostro desencajado de la joven, pero además cualquier movimiento involuntario de los pies  provocaba agudos pinchazos de dolor en los sensibles pezones.

Para el siguiente suplicio Peter se tomó su tiempo y recurrió a diferentes instrumentos.

Así empezó azotándola con una vara pero antes de empezar quiso comprobar la suavidad de la cara interna de los muslos de la muchacha y los acarició con la propia vara y luego con los dedos.

En la postura en que la había azotado con el bullwhip no había tocado aún esa parte que estaba intacta y tremendamente suave.

- Mmmmmhh, son como la seda, pequeña, casi me da pena lo que te voy a hacer ahora…. pero eres joven y te recuperarás. Vaya, vaya, y la pocha tiesa y mojada para variar, bueno ya que estás tan dispuesta te la voy a meter que ya va siendo hora.

Dicho y hecho, Peter se cogió con la mano su propio pene y con la punta acarició los labia de Alexa aprovechando para lubricarlo con los jugos vaginales de ella.

- Ja, ja, qué bien te entra, venga hasta el fondo.

Efectivamente Alexa estaba tan húmeda y receptiva que al hombre sólo le costó dos o tres embestidas penetrarla hasta la base del miembro.

- AAAAGGG, qué gozada,

Dijo él metiendo y sacando con lentitud y observando que ella también disfrutaba a pesar del intenso dolor de sus pezones.

- Así, así despacio, pequeña, y mientras se la follaba con delicadeza le echó un hilo de saliva sobre el clítoris y se puso a masajearlo con el dedo.

- MMMMMMHHHH

Alexa se retorcía ahora en una mezcla de placer y dolor pues esos movimientos le daban constantes estirones en los pezones.

- Vamos, vamos, preciosa, te vas a correr, lo sé, dijo él mientras la metía y sacaba disfrutando de ese roce cálido y húmedo en su pene.

Mientras se la follaba el hombre disfrutaba al ver cómo el gesto crispado se había trocado en un rostro dulce.

Y de pronto ocurrió, Alexa tuvo un orgasmo tranquilo que le hizo estremecerse y suspirar de placer.

-  Ja, ja, ja, ya sabía yo que te ibas a correr bonita, dijo él sintiendo que la vagina de la joven se estremecía contra su miembro no menos de cinco veces.

- Venga y ahora me toca a mí, y entonces cambió la penetración suave por un mete-saca intenso y rápido de la base a la punta.

Esto por supuesto multiplicó el dolor de los pezones de la joven que miró angustiosamente a su verdugo volviendo a gritar desaforadamente.

Los alaridos de Alexa ayudaron a  que Peter llegara también al orgasmo. El hombre se sacó la polla en el último momento y masturbándose rápidamente le echó una abundante lefada caliente por todo el ombligo e incluso le llegó a salpicar en la cara.

La muchacha se quedó desconcertada, pues aunque dolorida, estaba muy cachonda y excitada y el tío la había dejado a medias. Desgraciadamente para ella ahora tocaba ser cruelmente caneada con una vara. En esto Peter se tomó más de media hora.

Tras poner otra vez música, esta vez de Paganini le empezó a repartir varazos para desesperación de la muchacha por buena parte de su anatomía: bastinado en las plantas de los pies, luego en las pantorrillas, en los costados entre las costillas, en las tetas ahora dolorosamente estiradas, etc.

Alexa recibía cada golpe entre los estridentes y rápidos acordes del violín  gritando como una loca e hiriéndose ella misma los pezones. Sin embargo, lo peor con mucho fue el caneado de los muslos que Peter dejó para el final dejándole unas marcas verticales y uniformemente paralelas.

Nuevamente la joven no tuvo buena suerte pues no perdió la consciencia en ningún momento a pesar de que ella rezó fervientemente para que así ocurriera.

Lógicamente, cuando terminó lo de la vara, el suplicio cambió de forma pero  continuó inmisericorde y persistente.

El siguiente tercio consistió en colocarle a su víctima más pinzas dentadas esta vez en los labia exteriores de la vagina. El bestia de Peter desoyó los gritos estentóreos de Alexa y le puso dos pinzas en cada labia pegándolas con cinta aislante a los muslos.

De este modo la vagina de Alexa quedó como una flor rosada abierta y dispuesta a ulteriores tormentos. Estos consistieron primero en dolorosos pinchazos con un punzón de madera de punta afilada y luego insistentes pasadas con un pinwheel por las paredes interiores de la vagina.     

La joven no paraba de gritar ni de gemir histérica entre convulsiones que herían una y otra vez su pechos. Peter no paraba ni un momento de pincharla en la tierna carne del interior de la vagina volviendo loca a su víctima de desesperación y dolor.

- Qué pare por favor, que pare de una vez se repetía ella desesperada pero entonces a ese cerdo siempre se le ocurría algo aún más perverso.

De hecho otra vez fue así.

El tipo cambió otra vez de música y puso una polka.  Y siguiendo el ritmo machacón de la misma le empezó a dar latigazos con el gato de nueve colas en medio de la entrepierna. Lógicamente muchos de los latigazos le acertaban en la delicada piel de la vagina por lo que la pobre Alexa gritó, suplicó y lloró como nunca, agitando todo el cuerpo y haciendo lo imposible por soltar sus ataduras.

Viendo el tremendo efecto  de esos latigazos Peter siguió y siguió, pero no contento del todo paró un momento para embadurnar bien el gato con el vinagre salado. Hecho esto la volvió a azotar en la pocha y tras diez golpes más Alexa volvió a desmayarse.

Esta vez el hombre pareció mostrar algo de misericordia pues en lugar de despertarla inmediatamente dejó que ella permaneciera inconsciente….o quizá no fuera así  pues ese era el tiempo necesario para preparar el siguiente tormento.

Antes de bajar al garaje Peter había prometido a su esclava que le pondría electrodos para que ella obedeciera como buena esclava.

El sádico torturador pensó que ese era buen momento par aeso así que conectó los cables de la corriente a las pinzas de cocodrilo que mordían los pezones y cogió en la mano el mando para aplicar las descargas.

Sin siquiera despertarla le aplicó la primera descarga leve a lo que ella respondió

con un movimiento espasmódico de su torso.

Sonriendo con sadismo  Peter dejó por un momento el aparato y volvió a llenar el cubo de agua fría, entonces se lo echó  por encima a Alexa haciéndole despertar otra vez.

- Hola querida invitada, espero que hayas tenido felices sueños porque ahora estás de vuelta en  el infierno y te he preparado algo muy especial.

Alexa vio entonces los cables que salían de sus pechos y negó muy nerviosa.

Como única respuesta Peter le aplicó una descarga de unos diez segundos que hizo que ella se estremeciera y retorciera todo su cuerpo entre involuntarias convulsiones. Lógicamente el agua sobre la piel aumentó significativamente el efecto de la electricidad.

Cuando cesó la descarga  Alexa respiraba agitadamente con los ojos aún en blanco y mareada por los espasmos musculares, pero Peter le respondió con otra descarga  un poco más intensa y larga.

La joven temblaba sin control con la electricidad recorriendo su joven cuerpo y gritaba desaforadamente del intenso sufrimiento.

Cuando cesó la descarga ella miró angustiada a Peter y éste le dijo.

- Bueno querida, espero que ahora estés más receptiva a besar el culo de tu amo.

A su pesar ella dijo que sí, no tenía más remedio si no quería recibir otra descarga eléctrica.

- Ja, ja, muy bien, pues vamos a quitarte la mordaza para liberar tu lengua.

En cuanto se vio libre de la mordaza Alexa escupió y se atrevió a hablar.

- Quiero,….. quiero volver con mi padrastro,…. por favor… me arrepiento, me arrepiento  de haber aceptado  AAAAAAAYYYYYYY

Alexa volvió a temblar sin control al recibir una intensa descarga en sus pechos.

- AAay ,   aayy, por favor, no más,…otra vez no….

- Estúpida esclava, hablarás sólo cuando te de permiso, ¿está claro?

Y por si no lo estaba la chica recibió otra descarga eléctrica en sus pechos que le hizo temblar otra vez mientras intentaba articular palabras incomprensibles.

- Creo recordar que antes te he preguntado si te entregabas voluntariamente y tú has dicho que sí, de modo que eres mi esclava durante tres días te guste o no.

- Sí, sí señor…, lo que usted diga.

- Bueno, ya te he liberado la boca pero no para oir tu voz de furcia sino para ver si de una vez sirves de algo, así que  me vas a hacer un buen servicio ahí abajo y sin hacer ascos, ¿entendido?.

Ella afirmó con lágrimas en los ojos.

Sin soltar el transformador Peter se puso a cabalgar encima de la cara de Alexa y poniéndole el culo a pocos milímetros por encima de la nariz y de la boca exigió de ella el rimjob que no había querido hacerle antes.

La joven apenas podía soportar ese hedor nauseabundo y como se demoró en chuparle el ano recibió otra dolorosa descarga.

- MMMMMMMHHHHHH  

- Vamos, estoy esperando cerda, quiero sentir tu lenguita haciéndome cosquillas en el  culo

La joven no tuvo más remedio y sacó la lengua pero apenas le pudo lamer un poco.

- No, no puedo, no puedo, qué asco,....

- Terca estúpida, dijo él administrándole otra descarga, ahora verás.

Y levantándose de su cara fue a buscar un nuevo instrumento de tortura.

- ¿Sabes lo que es esto?, le dijo mostrándole una especie de dildo metálico en forma de pera.

Alexa dijo que no temblando

- Se llama la pera de la angustia y se usaba mucho en la Edad Media…..

(continuará)

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