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Diario de un Consentidor (5)

en Intercambios

La encontré sacando de las bolsas la ropa que se había comprado, me acerqué a ella y la rodeé con mis brazos, aspiré el olor de su pelo.

"No me dio tiempo de advertirte cariño, lo siento"

"Siempre tienes que salirte con la tuya, ¿no?" – no tenía excusa y pensé que empeoraría las cosas si trataba de inventar una.

"Me dejé llevar, cuando quise reaccionar ya lo había dicho"

"¡Ah vaya! Me vas a decir ahora que no pudiste controlarte" – no acababa de saber con exactitud si estaba enfadada, muy enfadada o solamente molesta, esa falta de seguridad me hacía ser cauto

"No, es cierto, probablemente podría haberme callado pero reconocerás conmigo que tu personaje ha ganado mucho en mi versión" – esperé su reacción, me la había jugado en una mano, ahora podía suceder de todo, desde que me mandase a la mierda hasta que me siguiese el juego.

"Tu amigo me trata como si fuese una puta"

"No tanto, mas bien como si fueses una mujer… alcanzable"

"Una puta, así me he sentido"

"Sin embargo, no me ha parecido verte incómoda" – esta vez fue Carmen la que se quedó sin argumentos durante una pausa que aproveché para ganar terreno – "se te veía relajada, incluso diría que disfrutabas cuando se quedó mirándote las tetas mientras te recogías el pelo, o cuando te volcaste hacia el y le abriste el camino a tu escote" – Carmen volvió la cara y me miró en silencio, advertí que su mirada había cambiado

"Ha sido una experiencia interesante"

"¿Interesante?"

"Diferente, nueva, a veces me sentía como si no fuese yo"

"Es que no eras tu; Carmen, mi mujer, no coquetea con mis amigos y tu hoy has coqueteado abiertamente"

"No es cierto"

"Has jugado con él y conmigo, le has seducido con tu manera de sonreír, con tu forma de mirarle…" – Carmen negaba con la cabeza – "le viste mirarte al escote y ni te inmutaste, tan solo me miraste para ver si estaba atento" – sonrió, se sintió cazada

"Quería ver cómo te sentaba"

"¿Y cómo crees que me sentó" – Carmen dudó un momento antes de contestar, mis manos hacía ya rato que jugaban con sus pechos a través de la fina tela del vestido, sentía su culo pegado a mi y la dureza incipiente de mi sexo golpeaba directamente en sus nalgas

"Creo que te ha gustado verme ligando" – bajé una de mis manos hacia su vientre

"Cariño, tu no estabas ligando, estabas calentándole" – Carmen se revolvió pero la tenia sujeta y evité que se moviera, dejó de luchar y volví a acariciar su vientre plano y duro

"¿Eso hice?"

"Eso me ha dicho" – hubo una larga pausa, en la que ninguno de los dos dijimos nada, yo no quería romper el curso de sus pensamientos, ella no quería decir nada aún, nada de lo que no estuviera segura.

Sentí como desaparecía la tensión de su cuerpo, ya no intentaba separarse de mí y aflojé a mi vez el abrazo que la retenía; se mantuvo pegada a mi cuerpo.

"¿Qué mas te ha dicho?"

"Está coladito por ti, quería invitarnos a cenar esta noche y llevarnos luego a tomar algo, a bailar…"

"¿Y?..." – omití deliberadamente la mala impresión que me habían causado sus últimos comentarios.

"Le he dicho que teníamos un compromiso con unos amigos"

Creí ver un fugaz gesto de desaprobación, como si una leve desilusión cruzase por sus ojos, no era necesario pero aquella sensación me llevó a justificar mi decisión

"Apenas le conocemos y después del ataque que te ha lanzado este mediodía no me pareció prudente salir esta noche con él" – Carmen me miró.

"Si, claro, habría sido demasiado" – había una cierta disonancia entre sus palabras y lo que decían sus gestos, aparentaba normalidad pero yo seguí viendo en ella algo similar a la frustración. Todo era muy tenue, muy sutil, pero estaba casi seguro. Me aventuré.

"¿Te hubiera gustado que saliéramos?" – Carmen se había separado de mi y estaba colocando la ropa que había comprado, fingió estar distraída – "Dime, ¿habrías preferido que le dijera que si?" – dejó la ropa que tenía en las manos y se volvió hacia mi.

"No se…" – se encogió de hombros, como intentando quitarle importancia a sus propios pensamientos – "depende, solo cenar, charlar, dejarle que se siga creyendo nuestra historia…" – se acercó a mi y me echo los brazos al cuello

"¿Te ha gustado que intente ligar contigo, ¿verdad?, estabas disfrutando, te vi" – la besé en la boca

"Ha sido muy… no se como expresarlo, muy fuerte"

"Muy excitante ¿a que si?" – Carmen bajó los ojos y asintió con la cabeza – "Te trataba como si no tuvieras nada que ver conmigo, como si fueras una mujer casada infiel" – levantó los ojos y vi en su mirada la excitación que comenzaba a crecer en ella

"¿Y a ti, te gustó que me tratase así?"

"Mucho, me puse a cien cielo, y luego, cuando volvimos, iba como una moto, se quedó parado viendo como te alejabas" – Carmen se pegó a mi

"¿Y le dejaste, no le dijiste nada?, a fin de cuentas soy tu pareja" – me acerqué a su oído y la besé antes de continuar

"Eres mi pareja, si, pero igual que te acuestas conmigo, Carlos pensará que te puedes acostar con él" – se apretó a mi al escuchar mis palabras

"¿Crees que pensará eso?" – cada vez estaba mas excitada

"Estoy seguro, ¿no viste como intentaba acapararte en la comida?

"No me quitaba ojo, me estaba desnudando con la mirada"

"Pero tu no hiciste nada por impedirlo"

"Estaba enfadada contigo, ¿cómo se te ocurrió decirle que estoy casada?" – le conté cómo habían sido las cosas, había cambiado los planes por mi cuenta, si, pero también era cierto que había intentado ponerla sobre aviso.

Continuábamos abrazados de pie cerca de la cama, la llevé hasta el borde y la tumbé, Carmen se dejaba hacer, comencé a desabrochar su blusa

"¿Qué sentiste cuando viste que te estaba mirando los pechos?" – Carmen elevó los ojos como recordando

"No me di cuenta de que me había recostado tanto en la mesa, cuando le pillé estuve a punto de sentarme mejor, pero entonces te vi por el rabillo del ojo, mirándonos y quise ver si lo encajabas bien"

Se incorporó un poco facilitando así mi maniobra para quitarle la blusa, aproveché para soltar el cierre del sostén y cuando la tuve desnuda de cintura para arriba, comencé a acariciar sus pezones con mis labios, escuché un pequeño gemido brotar de su garganta y continué rozando mis labios por sus pezones, sin apretar, sin prisas, tan solo esa caricia que la vuelve loca y que mas de una vez la ha llevado al orgasmo sin necesidad de mayores intensidades; Siempre me ha sorprendido la sensibilidad extrema que tiene en sus pechos.

"Y te gustó dejarte mirar, ¿no es cierto?"

"Si, nunca… nunca me había pasado" – mis caricias estaban haciendo un efecto devastador en ella, yo me encontraba apoyado en mi codo derecho, inclinado sobre ella, mi mano izquierda recorría su piel desde el hombro hasta su estómago, solté el botón de su falda y comencé a bajársela, Carmen levantó su culo con urgencia, necesitaba sentirse desnuda, baje su falda y ella misma la lanzó al suelo con sus pies, deliberadamente no quise quitarle aún la braga y comencé a jugar con el pequeño lazo que adornaba la cinturilla mientras mi lengua comenzaba a humedecer sus pezones.

"¿Nunca te había pasado, qué?" – Carmen acariciaba mi cabello con su mano izquierda.

"Eso, cómo he reaccionado cuando he sentido que me estaba viendo…"

"¿Las tetas?" – buscaba excitarla aún mas y para eso, un lenguaje algo mas directo, mas vulgar incluso, sabía que era un buen recurso

"Si, las tetas, me estaba mirando las tetas y… ¡joder, me ha gustado!" – deslicé mis dedos hacia el interior de sus muslos y ella me recibió separándolos para facilitarme el paso, noté el calor húmedo que emanaba a través de su braga y recorrí con mi dedo medio la hendidura que se marcaba en el fino tejido, sus pezones estaba duros como piedras y mi lengua actuaba como una púa tañendo ese bello instrumento, Carmen respondía como si mi lengua, al forzar el pezón, provocase un calambre en ella

"Por eso te dejaste"

"Si"

"Te dejaste mirar"

"Si" – su voz era casi un gemido

"¡Puta!" – sus dedos se aferraron a mi cuero cabelludo al oír esa palabra

"¡Cabrón!" – un relámpago de placer me golpeó

"Te pone cachonda que otros tíos te miren las tetas, puta"

"Y a ti te gusta que me las miren eh, cabrón?" – me puse de rodillas sobre la cama y prácticamente me arranque la ropa mientras ella me miraba con los ojos ebrios de placer, cuando estuve desnudo vi su mirada golosa hacia mi pene, entonces la despojé de su braga y ella se quedó con las piernas abiertas, invitándome a tomarla, pero yo no tenía prisas, me situé como antes y volví a acariciar sus pechos, esta vez mirándola a los ojos, muy cerca de su rostro

"¿Y si le hubiera dicho que si y saliéramos esta noche y te volviese a mirar así, como esta mañana?..." – su mirada era pura lujuria

"Le dejaría que lo hiciera" – yo jugueteaba con su vello púbico que formaba una delgada línea vertical, la piel de su ingle estaba suave, cuidadosamente rasurada.

"Pensará que le quieres poner cachondo"

"Acertará" – estaba metida de lleno en la fantasía

"Pensará que puede llegar a follar contigo…" – observé como cerraba los ojos y seguí acariciando con suavidad su ingle sin acercarme a sus labios – "… que si lo haces conmigo, si eres tan puta como para engañar a tu esposo y venirte conmigo a Sevilla, tiene posibilidades de que folles con él, eso va a pensar, ¿lo sabes verdad?" – su voz, apenas audible, sonó en medio de un suspiro profundo

"Siii"

"¿Si, qué?, ¿que lo sabes o que quieres follar con él?" – comenzó a estremecerse siguiendo el ritmo de mis dedos en su clítoris

"¿Te gustaría, eh?" – evitaba darme una respuesta directa

"Me volvería loco ¿Y a ti, te gustaría probar otra polla?" – mi lenguaje se volvía cada vez mas soez, mas provocador para conseguir que Carmen se desinhibiera totalmente.

"No necesito a nadie mas, te quiero a ti"

"Esa no es la cuestión amor mío, eso ya lo se" – mis dedos se hundían en su sexo, en su coño completamente empapado – "pero dime, ¿no te gustaría cumplir tu fantasía, estar con dos hombres a la vez, conmigo y con Carlos?" – Cuántas veces habíamos jugado con aquella fantasía suya; Carmen estaba temblando de placer, yo sabía que su orgasmo estaba a punto de llegar y quería, necesitaba, oír de su boca lo que mi pensamiento ponía en su mente, comencé a mordisquear su cuello mientras mis dedos no daban tregua a su clítoris. Y sucedió.

"Siii, si, si… follando con Carlos… y tu… tu… a mi lado… frente a mi… mirando…. mirando como me folla… siiiiii" – no pudo seguir hablando, todo su cuerpo se convulsionaba en un violento orgasmo, sus palabras acababan de superar todo lo que yo esperaba escuchar y exploté golpeando su pubis con cada envite de mi propio orgasmo.

Me dejé caer sobre ella, sudando copiosamente, besándola mientras ella acariciaba mi espalda y mis nalgas, murmurando ambos "te quiero, te amo"

Descansábamos el uno al lado del otro, sin hablar; Con los ojos cerrados yo alteraba este momento y añadía a Carlos al otro lado de Carmen, en la misma cama los tres, descansando después de que hubieran follado, a mi lado, junto a mi; mi polla comenzó a reaccionar ante las imágenes que creaba mi mente

"Mario, espero que no le digas nada a Carlos" – su voz me sacó de mis ensoñaciones

"¿Nada de qué?" – me incorporé para mirarla

"De esto" – le sonreí

"¿Cómo crees que le voy a contar que tu y yo follamos pensando en él, estas loca?" – desvió la mirada

"Te creo muy capaz de decirle algo, no como lo has dicho pero eres capaz de insinuarle algo, alguna cosa. Y no quiero" – se había puesto seria de repente, la bese, de nuevo volví a sus pechos

"Cariño, lo de esta mañana ha sido una idiotez, lo siento de veras, sabes que no voy a hacer nada a tus espaldas

"Por favor"

"Te lo prometo" – rodeó mi cuello con sus brazos, Carmen quería mas y yo estaba aún excitado por las imágenes que seguían viniendo a mi cabeza: Carmen follando con Carlos, Carmen abrazando con brazos y piernas a Carlos mientras yo la miraba, Carmen besándole… me arrastré por la cama hasta encararme con su pubis, su olor a hembra en celo culminó el trabajo que mi fantasia había logrado con mi sexo; besé suavemente su vello y comencé a recorrer con mis labios su ingle, aspirando, emborrachándome con su aroma de mujer.

"A cambio…" – le dije antes de horadar su hendidura con mi lengua

"¿A cambio… que?" – dijo con su voz alterada por el efecto de mi lengua

"Dos cositas" – Carmen flexionó las piernas para dejarme vía libre, mis manos sujetaban sus caderas, otras veces las elevaba hasta tocar la base de sus pechos, mientras tanto mi lengua bebía de su fuente.

"¿Qué" – su voz era solo un gemido

"Le haremos creer que tenía razón, que esta noche estamos de orgía"

"Estás loco" – me dejaba margen para contarle mas detalles de mi idea

"Lo hará todo él, nosotros no diremos nada explicito, pero él lo entenderá por donde quiera entenderlo" – Carmen jadeaba

"¿Y la segunda?" – ¡Bien! No había dicho que no… aún

"Le dejaremos que nos invite a cenar mañana"

"No, eso no"

"¿Por qué? ¿temes que se abalance y te folle en medio del restaurante?"

"¡Tonto!" – apenas podía hablar, de nuevo estaba llegando al clímax

"¿O tienes miedo de ti misma?"

"¿Y si me lo tiro, qué?" – había entrado en la fantasía irrealizable, pero yo quería mantenerla dentro de una realidad posible

"Eso no va a suceder, pero…" – hundí mi lengua profundamente en su sexo antes de continuar y escuche un largo gemido brotando de su garganta – "… y si vamos a bailar después de cenar… y si baila contigo… y si se pega a ti… imagina que baja su mano mas de la cuenta… solo un poco… casi en tu culo pero sin llegar… ¿que vas a hacer eh, zorrita?" – Carmen se convulsionaba, su garganta emitía gemidos cada vez mas agudos y rápidos, no quería que acabara aún y reduje el ritmo de mi caricia

"¿Qué quieres que haga?" – mi corazón estaba bombeando desbocadamente ¿era esa una fantasía mas de Carmen o realmente se ofrecía a jugar un paso mas allá

"Que me dejes ver como te toca, que se de cuenta de que le dejas hacerlo, quiero que sepas que se siente al ser una tía fácil, quiero que te meta mano, delante de mi y que me mires a los ojos mientras lo hace" – Carmen escuchó el final de mis palabras entre gritos ahogados por su mano que intentaba tapar su boca, yo estaba listo para volver a hundirme en ella – "Quiero ver su mano en tu culo y tus ojos de viciosa ofreciéndomelo" – me subí sobre ella, estaba desmadejada, agotada por los dos orgasmos, parecía una muñeca sin tensión en su cuerpo, de un golpe me hundí en ella y arranqué un nuevo grito esta vez incontenido por lo inesperado

"Y quiero contarte después lo que me diga de ti, cada cosa que me cuente sobre ti te la diré aquí, en la cama cuando volvamos"- comencé a moverme lentamente, necesitaba aún recuperarme, Carmen reaccionó y cruzó sus piernas por mi espalda, sus manos recorrían mis hombros, bajaban hasta mis nalgas, marcándome con sus uñas

"Te veré abrazada a él, en la pista de baile, seguro que se pega mucho a ti, le notaras pegado y no harás nada porque serás esa tía casada que se ha venido a Sevilla a echar unos buenos polvos conmigo y con mis amigos, y le dejarás que te sobe el culo"

"¿Y si quiere mas? ¿cómo le paro?" – aquella frase me dio a entender que Carmen ya lo daba por hecho, sabia que luego, cuando estuviera serena, volvería la cordura y se lo replantearía, pero aunque todo se quedase en una fantasía, había merecido la pena; Seguí moviéndome lentamente en su interior y elevé sus piernas a mis hombros para poder profundizar aún mas

"Tu sabes como parar esas cosas cielo, además, estaré cerca" – mil imágenes bombardeaban mi cabeza, imágenes en la que veía a Carlos mirándome desde la pista, buscando un mal gesto por mi parte, y yo le devolvía una sonrisa, quizas un gesto con el dedo pulgar levantado; Mil flashes en los que veía la mano de Carlos avanzado desde la cadera hasta la nalga, Carmen con los brazos al cuello de él aguantando… y a cada vuelta, cuando se enfrentase con mis ojos, esa mirada de lujuria tan profunda que tiene cuando esta muy excitada, esa mirada que desmorona a cualquier hombre… Noté que me llegaba el orgasmo y en medio de un gemido aún pude decirle

"¡Déjale que lo haga, siiii, déjale!"

Media hora mas tarde nos duchamos y salimos a dar una vuelta por Sevilla antes de cenar; No fue hasta los postres que intenté sacar de nuevo el tema

"Vaya tarde intensa, ¿hemos dejado algo para la noche?" – Carmen sonrió mirándome a los ojos largamente

"¿Qué locura, no?"

"¿Cuál, la que vamos a hacer?" – la sonrisa se le abrió aún mas y comenzó a negar con la cabeza

"¡Bobo!"

"Dime que no lo deseas"

"¿Me ves capaz de dejarme meter mano? ¿Estas loco?"

"Si a la primera pregunta y si a la segunda" – la tomé de la mano por encima de la mesa – "dime que no te excita la idea… pero que la mentira sea convincente ¿eh?" – Carmen rió, estaba bellísima y sus ojos irradiaban un brillo especial

"¿Tu te crees que se iba a conformar con eso solamente?"

"Se tendrá que aguantar con lo que tu quieras darle, ni mas ni menos, tu eres la que diriges el juego, te sobra carácter para mantenerle donde lo quieras tener"- estaba tocando su orgullo, se considera una mujer con carácter, autónoma, independiente, hecha a si misma, es una líder natural y se siente orgullosa de ello, esperaba que mi reconocimiento le hiciera sentirse segura

"¿Y que le vamos a contar de esta noche de orgía" – remarcó las tres ultimas palabras con un gesto estereotipado de escándalo.

"Frases ambiguas, que se puedan interpretar de mil formas" – apunté hacia ella con mi dedo – "sorpréndeme mañana" – sonrió de nuevo, estaba inmersa en el juego, sus dudas desaparecían por momentos, al menos en lo que se refería a simular la orgía nocturna.

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