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Diario de un Consentidor (9)

en Intercambios

Dejó que el agua cayera por su rostro y descendiera por su pecho, apoyó las manos en la pared y bajo la cabeza para permitir que el chorro frío golpeara su nuca; Las imágenes brotaban incontroladas, se fundían unas con otras y creaban momentos inéditos, gestos nuevos no vividos. Volvía al momento en el que Carlos rozaba sus piernas, cuando ella interrumpió su avance y decidió marcharse del parque; Esta vez ella callaba y Carlos hacía que sus dedos resbalasen entre sus muslos, firmemente pero sin violencia, obligándolos a separarse, Carmen dejaba caer su cabeza hacia atrás permitiendo que los labios de Carlos se apoderasen de su sensible cuello; Otras veces veía sus dedos tomando la cintura de su camiseta y elevándola hasta desnudarla… no quería pensar eso, no debía, pero las imágenes brotaban sin orden, sin continuación, breves flashes, pinceladas eróticas, instantes desgajados de escenas de sexo apasionado.

Se separó de la ducha intentando ahuyentar estos pensamientos, tomó el gel y la esponja, comenzó a enjabonarse y descubrió lo sensibilizada que se encontraba, su piel respondía como si estuviera electrificada. De pronto sus manos dejaron de ser sus manos, eran las manos de Carlos que se duchaba con ella y sintió la sensaciones que le llegaban como si procedieran de otra persona, tocaba un cuerpo de mujer y quiso imaginar como lo percibirían unas manos de hombre; Recorrió la forma de su pecho, redondo, breve, duro, dibujó con la yema de sus dedos el pezón erguido, lo recorrió trazando círculos y despertando mas sensaciones; Mientras tanto su mano izquierda captaba las ondulaciones de sus abdominales y la forma de sus costillas;

Desplazó ambas manos a sus nalgas y palpó lentamente atendiendo a las sensaciones que llegaban a sus dedos como nunca antes había hecho: la forma redondeada, la hendidura que las separaba, la tensión que se producía en el duro músculo por el hecho de apoyarse sobre una u otra pierna… Su mano derecha se adelantó leyendo su piel como lo haría un ciego, sintió la elevación del hueso de la cadera y cómo su vientre se hundía al rebasarlo… sus dedos alcanzaron la estrecha línea de vello púbico y la recorrió hasta el punto en el que su carne se desdoblaba, dejó que sus dedos medio e índice se separasen para recorrer los dos labios perfectamente rasurados, apenas encontró rastro del vello naciente; abandonó su sexo y acarició la parte interior de sus muslos, la mas sensible; Su mano izquierda mientras tanto había abandonado sus glúteos y regresaba a recoger su pecho derecho que prácticamente cabe entero en su palma, sus dedos torturaban la suave piel del interior de sus muslos, muy cerca de su sexo, notando el abultamiento de sus labios, yendo mas allá, sintiendo la forma redondeada del inicio de sus nalgas… su dedo medio se deslizó sin esfuerzo entre sus labios y estos cedieron a la leve presión engullendo la yema de su dedo, notó el calido interior que la albergaba y la humedad resbaladiza en la que se deslizaba, su mano izquierda apretaba con suavidad su pecho como si no fuera ella, como si fuera la mano de Carlos que la acompañaba mientras se masturbaba, se giró contra la pared de la bañera y subió su pie izquierdo al borde, de nuevo abandonó su calido cobijo para despertar las sensaciones que nacían en sus muslos, pero enseguida volvió a poner dos dedos en sus labios ejerciendo la mínima presión, la suficiente como para que sus labios los atraparan, se deslizaban sin dificultad por su sexo lubricado;

Sintió como sus piernas temblaban y su cuerpo resbaló por la pared de la ducha hasta tropezar con el borde de la bañera mientras sus dedos buscaban ansiosos la entrada a su sexo; Permitió que su dedo medio explorase el estrecho túnel, palpando las rugosas paredes que lanzaban oleadas de placer a su paso, lo hundió profundamente, todo lo que pudo y luego retrocedió emparejándolo con el índice y recorrió el mismo camino, con calma, con paciencia, dilatando el canal poco a poco hasta que fue capaz de albergarlos a ambos, su cuerpo salvó el borde de la bañera y cayó hasta reposar en el fondo, recibiendo la calida lluvia de la ducha; Sus dedos comenzaron entonces un movimiento rítmico de retroceso y avance, saliendo de su interior totalmente y volviendo a hundirse, una, otra, otra vez mas… la base de su dedo medio rozaba su clítoris en cada recorrido, lo tensó, como si fuese una barra y lo deslizó en toda su extensión por su excitado clítoris; Su dedo en tensión, como si fuese una barra, una barra… ahora su mente trasmutaba esas sensaciones en otras, se vio abrazada a Carlos bajo la ducha sintiendo en su mano la dureza de su polla, como una barra, recorriéndola con su mano, jugando con el relieve de sus venas, descendiendo a sus testículos, apoderándose de ellos, frotando, acariciando, arrastrando con su mano la piel cubriendo y descubriendo el inflamado glande… su clítoris comenzó a reclamar toda su atención, e hizo que su mano izquierda abandonara su pecho para concentrar el esfuerzo de ambas manos en su coño. Con una abría sus labios mientras la otra torturaba su clítoris sin clemencia.

Y Carlos… seguía allí, ya no rechazaba su presencia mientras se masturbaba, ya no se recriminaba por ello, nada, Carlos estaba allí, de rodillas ante ella, casi podía sentir su sexo erguido alojarse entre sus labios, casi podía percibir su cuerpo pegado al suyo, su aliento en su cuello, sus besos detrás de su oreja…

Estalló en un orgasmo que intentaba ser silencioso sin lograrlo.

 

Era casi la una cuando Carlos entró en el aula y se sentó a mi lado, nos miramos un segundo buscando algo en nuestros ojos, me moría por saber, pero tuve que aguantar hasta que se cerró la sesión. Mientras recogíamos los apuntes, le pregunté

"¿Qué tal?" – Hizo un gesto que denotaba esfuerzo antes de contestar.

"Es dura de pelar, no me lo ha puesto fácil" – me sentí aliviado y desilusionado al mismo tiempo, absurdo, si ¿Realmente hubiera aceptado que todo se hubiera consumado así, tan rápido? ¿y sin mí?

"Te lo dije, necesita su tiempo, no le van las prisas"

"Sin embargo, hubo un momento, cuando nos estábamos besando…" – sentí un frío intenso que me atravesaba el cuerpo – "…que pensé que ya la tenía, faltó muy poco, me tiene desconcertado, sé que le gusto, es evidente, ha habido momentos en que ha protestado un poco pero se ha dejado"

‘Se ha dejado, se ha dejado’ esas tres palabras martilleaban mi cabeza, ¿hasta donde se había dejado? Tenía el corazón latiendo desbocadamente pero intentaba mostrar una tranquilidad que me faltaba.

"Qué es exactamente lo que ha pasado? – mi pregunta, tan directa, le desconcertó y pareció molestarle, durante unos segundos probablemente se debatió entre decirme que no tenia por que contarme nada y la otra opción, dada mi influencia sobre Carmen, que le obligaba a relatarme lo sucedido.

Me contó, a su manera, como había ido al hotel, como le contestó por teléfono, altanera, orgullosa y como había comenzado a doblegarla con ese primer beso robado.

"Cuando venía para aquí… iba pensando en ella y casi ni lo pensé: me fui hacia vuestro hotel, no tenía nada que perder, lo mas que podía pasar es que me mandase a tomar por culo" – me sorprendió el lenguaje de Carlos, era la primera vez que le escuchaba expresarse así – "Suponía que tu ya te habías ido, entonces pedí que me pusieran con vuestra habitación" – Carlos hablaba con cierta prevención aún, como si no estuviese seguro de mi reacción, yo me limité a callar y escucharle, sin darle pistas.

"No se esperaba que estuviera allí, en el hotel; Pareció un poco molesta al principio, pero poco a poco se fue relajando, le gasté un par de bromas, me puse tierno… ya sabes, esas cosas que les gustan a las mujeres" – acompañé su sonrisa asintiendo a la vez que sonreía, ‘esas cosas que les gustan a las mujeres’ era para Carlos una estratagema, algo fingido, interesado, una trampa en la que parecía que Carmen había caído; sentí rabia hacia él y al mismo tiempo me excitaba saber cómo la habría logrado seducir.

"Enseguida empezó a coquetear conmigo, me dijo que estaba desnuda…" – no lo podía creer, Carmen no es así, estaba convencido que era un farol de Carlos y éste, por la expresión de mi cara me entendió – "Bueno, no me lo dijo así, pero me lo dio a entender, que es lo mismo, me dijo que no estaba presentable… y lo demás se lo saqué yo" – ahora me cuadraba mas, había sido un juego de seducción, un coqueteo poco explicito pero intenso.

"… al final aceptó tomarse un café conmigo; Cuando bajó… ¡joder Mario, que buena está!" – Carlos enfatizó esta frase cerrando los ojos e inclinándose hacia delante - "Llevaba una minifalda impresionante y una camiseta ajustadita… tiene un cuerpazo! Cuando nos saludamos estuve a punto de fastidiarlo todo…" – Carlos sonrió al recordarlo - "fui a darle un beso y nos cruzamos, los dos íbamos a la misma mejilla, dudamos un momento y, en la confusión me lancé, aproveché que cambiaba de mejilla y al volverse la besé en la boca…" – me dio un vuelco el corazón, al mismo tiempo sentí un salto en mi bragueta que añadió mas placer al que ya sentía imaginando la escena.

"Se hizo la ofendida, yo creo que lo que le preocupó mas fue que nos hubiera visto alguien en el hotel porque salió como una flecha; Tenía pensado llevarla al Parque Maria Luisa que por las mañanas es muy agradable y no sabia si lo conocía, allí hay kioscos donde tomar café y charlar, pero se complicó todo: me pusieron una multa por detenerme delante del hotel ¿tu te crees?, si me descuido un poco se llevan el coche; Ella no quería montarse y cuando ya lo daba todo por perdido parece que le di pena y aceptó. Joder Mario, esa minifalda se quedó en nada cuando se sentó, se me iban los ojos sin darme cuenta, casi me doy un golpe por eso, pero le gustaba que la mirase, estaba cada vez mas cachonda…" – ese lenguaje aplicado a Carmen me excitaba por momentos, mi mujer cachonda perdida porque un tío le miraba los muslos.

"… Paseamos por el parque, yo quería llevarla a una terracita que conozco y que no suele estar muy llena, sabía que le gustaba estar conmigo, se le notaba." – Carlos hizo una pausa mientras encendía un cigarrillo – "por el camino nuestras manos se tropezaron un par de veces, luego yo provoqué el roce, para ver como reaccionaba, no dijo nada ni lo evitó, entonces le cogí la mano, y no se soltó Mario, la tía no se soltó, volvió a protestar un poco pero no hizo nada por soltarse, estaba claro que quería mas así que pasé mi brazo por sus hombros y ella me cogió a mi por la cintura" – el corazón golpeaba en mi pecho, ¿era posible que se hubiera mostrado tan receptiva tan pronto? No acababa de creerme del todo su historia, pero no quise interrumpirle.

"… yo estaba lanzado porque veía que no decía que no, protestaba a veces, se hacia la estrecha pero no me negaba nada; entonces decidí jugármela, la detuve y la besé en la boca, y la tía… joder Mario, no lo rechazó, al segundo beso fue cuando ya se dejó hacer y me abrazó…" – me faltaba el aire, la emoción me dominaba, noté mi polla aprisionada por la ropa pugnando por liberarse, mi mujer, Carmen, mi niña había besado a un extraño, sentí una sensación de vértigo, de inestabilidad ¿estaríamos yendo demasiado lejos? Sentí miedo, sentí como si estuviera a punto de perder algo, como si un peligro acechara mi vida, al mismo tiempo, la excitación mas intensa que recordaba en años me dominaba hasta el punto de temblar; Algo debió notar Carlos en mi porque me preguntó

"¿Te molesta? Me dijiste que ella y tu…" – le interrumpí

"Para nada Carlos, sigue"

"Después de eso, seguimos caminando cogidos, yo la llevaba por los hombros y ella a mi por la cintura, ya estaba entregada, lo sabía, pero aun protestaba de vez en cuando, yo solo pensaba en la forma de plantearle que nos fuéramos a mi casa sin provocar su negativa; Llegamos a la terraza y nos sentamos, yo seguía dándole caña, y ella me miraba de una manera que me estaba volviendo loco joder!, la tía cruzó las piernas y en vez de hacerlo a mi contra lo hizo hacia mi ¿tu te crees? Esa mujer sabe como calentar a un hombre, con esa minifalda, casi viéndosele las bragas… entonces comencé a rozar el borde de la falda, tocando su muslo, Joder Mario yo ya estaba empalmado, entonces llamaste tu y se levantó para hablar contigo, pero en cuanto se sentó de nuevo y vi que cruzaba las piernas otra vez igual supe que quería mas; Volví a rozarle el muslo y no decía nada, pero me equivoqué porque metí un poquito los dedos por el hueco que había entre sus muslos y la falda…" – me iba a estallar el pecho – "… y me hizo dejarlo, ahí si que no había duda, parecía enfadada, no se, el caso es que no me dijo nada, solo quería irse; De verdad que no lo entiendo, no se que le pasa conmigo"

"Vas muy rápido Carlos, te lo tengo dicho, así no vas a conseguir nada" - las palabras salían de mi boca pero a mi me parecía que no era yo quien hablaba, que yo era un espectador de aquella conversación.

"Joder Mario, pero si le estaba gustando, protestó un poco, se hizo la estrecha, pero le gustó"

Se ufanaba de sus logros, ella era una pieza mas, quizás la mas valorada, la mejor que había caído en sus manos, pero ya que yo le había dejado el camino libre, no estaba dispuesto a perder la oportunidad.

"¡Mierda!, se acuesta ayer con todos esos tíos y a mi se me insinúa y luego se echa atrás, está jugando conmigo"

Yo escuchaba aquello con una mezcla de sensaciones y deseos contrapuestos, me excitaba imaginarle acariciando sus muslos tal y como me había comentado, o besándola o llevándola cogida de la mano, pero temía lo que podría venir a partir de ahora; Podíamos intentar evitarle, renunciar a vernos con él en los días que nos quedaban en Sevilla… pero no era eso lo que iba a ocurrir, lo sabía bien, el nivel de excitación era tan alto que no queríamos perderlo, estaba claro, y eso me hacia preocuparme, no sabia como seguir manteniendo aquella historia sin llegar a mas.

"No es una vulgar calientapollas, te lo aseguro"

"No he dicho eso, por supuesto que no, pero no se que la detiene"

Intenté encontrar los argumentos que fueran creíbles

"Carmen necesita tiempo, tiene su ritmo, ya te lo dije"

"Tienes que ayudarme Mario, hemos quedado en cenar los tres esta noche, échame una mano" - ¡me estaba pidiendo que le ayudase a acostarse con mi esposa, a follar con ella! Estaba tremendamente excitado, quería seguir el juego, pero no debía hacerlo.

"Vamos a hacer una cosa Carlos, ahora a mediodía cuando venga que no te vea, me la llevaré a comer y luego te cuento" - Carlos me cogió por los hombros, por un momento pensé que me iba a abrazar.

"Gracias Mario estoy encoñado con esta tía, nunca me había pasado algo así"

La llamé nada mas dejar a Carlos

"Hola cielo ¿cómo estás?

"¿Has hablado con Carlos?" – la noté preocupada, había tenido tiempo de sobra para serenarse y la suponía sumida en un mar de dudas sobre lo sucedido

"Si cariño, me lo ha contado todo ¿estás bien?" – necesitaba tranquilizarla.

"No se como estoy Mario, no se que pensar" – la ansiedad se transmitía en su voz

"No te preocupes amor, voy para allá, nos vamos a comer los dos y hablamos ¿quieres?"

"Si Mario, necesito hablar contigo"

 

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