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Diario de un Consentidor (7)

en Intercambios

"Mario, ¿te puedo preguntar una cosa, en confianza?" – un cosquilleo recorrió mi espalda

"Carmen y tu… en fin, tengo la impresión de que lleváis una relación muy… digamos liberal"

"Dentro de un orden, si; nos gusta experimentar cosas nuevas" – improvisaba sobre la marcha, aunque estos días había imaginado cien veces una escena como ésta, no estaba preparado del todo.

"Os escuché hablar antes, cuando íbamos al restaurante" – sonreí dándole a entender que sabía a lo que se refería – "Bueno, creí entender que tu dejaste a Carmen con vuestros amigos y que ha pasado la noche fuera, con ellos… es decir…" – le interrumpí, ya tenia una frase preparada desde el dia anterior, una frase que quería escucharme a mi mismo decir

"A ver Carlos: Carmen no es mi esposa, ni mi novia, ni mi hermana, ella decide cuando y con quien, tan solo nos llevamos bien, congeniamos y nos echamos un polvo de vez en cuando" – esperaba que no se notase el temblor que recorría mi cuerpo

"Entonces no te importaría si yo…" – hizo una pausa, se le notaba nervioso – "…bueno, creo que le he caído bien, hemos estado charlando mientras hablabas por teléfono y me da la impresión de que no le disgustaría ir mas allá conmigo, si tu no tienes inconveniente" – estaba desbordado por la emoción, aquello era mucho mas de lo que podía imaginarme de este viaje, ahora tocaba controlar el asunto para que no se desmadrase y dejarlo tan solo en un calentón para Carlos y una aventura para nosotros dos

"Eso es cosa de Carmen, yo no tengo nada que objetar" – me parecía mentira estar diciendo aquello, mi razón me decía que parase, que le diese largas, pero mis palabras parecían responder a otra persona.

"Vaya, me alegro mucho, no quiero incordiar ni meterme en medio si estorbo"

"Solo una cosa Carlos" – me miró expectante – "No te precipites, Carmen odia la vulgaridad y las prisas, así no conseguirás nada" – asintió con la cabeza

"Gracias Mario, lo tendré en cuenta" – yo buscaba ganar tiempo, conseguir que Carlos no se precipitase significaba que el juego durase mas antes de tener que acabarlo

Seguimos caminando hacia el aula, aunque aquella tarde ni él ni yo aprovechamos nada de la exposición. Mi mente repetía una y otra vez la conversación en la que le había dado vía libre para intentar acostarse con mi esposa, una veces me arrepentía otras me excitaba; Decidí poner sobre aviso a Carmen esa misma noche

Cuando acabo la sesión Carlos me propuso unas cervezas, pero me excusé, necesitaba hablar con ella inmediatamente.

"Bueno, ¿Y si quedamos luego mas tarde para tomar algo?" – Carlos insistía, no veía el momento de volver a tenerla a su alcance

"Llámame mas tarde y si estamos cerca, nos vemos" – no había sido esa mi primera intención, pero de nuevo el morbo de volver a ver como Carlos asediaba a mi esposa me pudo.

Camino del hotel me llamo Carmen, estaba en una cafetería cercana y quedé en subir a la habitación a cambiarme de ropa antes de reunirme con ella.

Caminé hacia la cafetería y me la encontré sentada en la terraza leyendo un libro a través de sus gafas de sol; Lucía un vestido de vuelo blanco, con tirantes anchos y escote recto, tenía las piernas cruzadas y la visión de sus muslos me recordó lo afortunado que soy. Me agaché para besarla

"Hola cariño, ¿Qué tal la tarde?"

"Bien, una sesión algo aburrida, ¿y tu? ¿qué has hecho?

"Volví al hotel, estuve un rato tumbada viendo la tele, luego me arreglé y me baje aquí a leer"

"¿Muchos moscones?" – Carmen sonrió

"Con el moscón principal que se nos ha endosado tengo bastante" – había sido ella quien sacaba a relucir a Carlos, estaba seguro de que deseaba saber si habíamos hablado"

"¿Qué le hiciste mientras estuve fuera, estaba disparado" – vi como sus ojos se iluminaban

"¿SI? ¿Qué te ha dicho?"

"Primero tu, cuéntame que hablasteis"

Carmen me contó pausadamente las provocaciones de Carlos, me parecía increíble estar escuchando aquello y mas increíble aun cómo lo estaba viviendo Carmen, se la veía ilusionada, contenta, emocionada. Mientras me relataba como Carlos se había acercado a ella hasta casi rozar su cara y como ella esperaba que yo la viese así… comprendí que ya no era la misma que había salido de Madrid apenas tres días antes.

"Te ha tratado como a una golfa, lo sabes ¿verdad?" – sus ojos se volvieron perversos

"Lo se" – me acerqué a ella

"Y cuando llegaste al hotel, te tuviste que cambiar esas bragas mojadas"

"Inmediatamente no" – la miré sin saber a qué se refería – "¿sabes? Me gustaba la sensación de humedad, ahí" – acompañó esa palabra con un gesto provocador de sus ojos hacia su pubis – "mientras caminaba por la calle notaba la braga mojada" – No podía creérmelo, Carmen estaba mucho mas metida en su papel de lo que yo pensaba, ella vio mi rostro de sorpresa y rió abiertamente – "¿Te molesta?"

"En absoluto, al contrario, me encanta" – me volví a acercar a ella y baje la voz – "Me encanta que seas tan puta" – sus ojos mostraron la emoción que le causaban esas palabras - "Le hemos convencido de que anoche estuviste poco menos que en una orgía"

"Estamos locos" – me dijo sonriendo

"Me ha preguntado que cómo es nuestra relación"

"¿A qué se refiere?" – Carmen no acaba de entender

"Que si soy celoso, que si me molesta que anoche estuvieses con todos esos hombres" – dije estas palabras haciendo gestos exagerados, ella volvió a reír

"¿Y tu qué le has dicho?" – no estaba seguro de cómo planteárselo, sabia bien que le había dejado explícitamente abierto el camino hacia ella y dudaba de la reacción de Carmen ante mi actitud tan arriesgada

"Le he dicho que no eres mi esposa, ni mi novia, ni mi hermana"

"¡Que bruto! Te estas pasando" – su expresión se torno sería por un momento, pero el brillo de sus ojos no había desaparecido – "¿y como ha reaccionado?"

"Me ha preguntado si yo tenia inconveniente alguno en…" - detuve la frase, Carmen no daba crédito a mis palabras, sonreí, ella abrió la boca para hablar, pero siguió mirándome un instante mas, luego hizo un gesto con la mano para que siguiese hablando, estaba hermosa, recorrí su figura intentando verla como la miraría Carlos; Me fije en sus pechos, libres bajo el vestido

"Veo que no te has puesto sujetador esta tarde"

"No cambies de tema"

"Le he dicho que eso era cosa tuya y de él" – se hizo un silencio, no conseguía adivinar en su expresión qué estaba pasando por su cabeza, por fin comenzó a hablar

"Esto ha ido demasiado lejos Mario, se acabó" – su tono firme no mostraba sin embargo enfado

"No pretendo lanzarte a su cama cariño, solo es un juego"

"No Mario no, es un juego que se puede volver complicado"

"Carlos no te va a violar, tu eres la que tienes que marcar los limites y estoy convencido de que no los superará, dale largas, aun nos quedan aquí un par de días, déjale entrever que quizás la última noche…"

"Eso es perverso, estas jugando con una persona, no es un muñeco"

"Lo se, pero dime una cosa: mas allá de esa primera reacción de… sensatez que te ha invadido ahora, ¿cómo te sientes cuando sabes que desea follarte y que cree que lo tiene posible? ¿Cómo te sientes cuando te mira las tetas sin reparo, cuando te besa en la mejilla rozando tus labios como ha hecho hoy?" – por la expresión de Carmen deduje que pensaba que yo no me había dado cuenta de ese detalle.

Hubo una pequeña pausa en la que ambos nos quedamos mirándonos, escrutándonos, intentando descifrar lo que ocurría en nuestras mentes

"Estoy seguro de que jamás has sentido con la misma intensidad" – me miró de nuevo a los ojos

¿Jamás? – sabia por donde iba y maticé

"Jamás es mucho decir, quizás al inicio de nuestra relación, pero esto es diferente Carmen, ni mejor ni peor, ni mas ni menos, es diferente a lo nuestro.

"¿Crees que nos hemos estancado, que ya no nos excitamos como antes?

"Yo no he dicho eso cielo, ni lo he dicho ni lo pienso, pero es evidente que este juego aporta un nivel de riesgo y de morbo que hace que la excitación sea nueva, diferente"

Carmen seguía pensativa, dándole vueltas a mis argumentos; Continué

"Dime otra cosa: ayer, cuando te acodaste en la mesa, yo mismo te vi los pechos casi por completo, poco faltó para que se viera el color de la areola" – exageraba entonces la vi sonrojarse y me cautivó ese atisbo de pudor – "pero tu no te retiraste aunque sabias que Carlos estaba mirándote ¿cierto?" –asintió con la cabeza – "¿Qué sentías? ¿No era algo… extremadamente intenso?" – Carmen recordó durante unos instantes y luego me miró a los ojos

"No podía moverme, me decía que tenia que cambiar de postura y sin embargo quería aguantar un poquito mas, además, tu estabas mirando y sabía que te estaba poniendo a cien verle como me miraba"

"¿Y que sentías?" – Carmen suspiró y elevó los ojos recordando

"Fue muy fuerte, no se expresarlo, parecía que no era yo, sin embargo si, si que era yo, me estaba dejando mirar y no podía parar"

Dejé que una larga pausa asentara lo que acabamos de hablar, el sonido de mi móvil interrumpió ese momento

"¿Si?... Ah hola Carlos…" – Carmen llamó mi atención y comenzó a negar con la cabeza – "si, estamos tomando algo en una terraza…" – volví a mirar a Carmen pidiéndole permiso, ella negaba, pero conozco perfectamente cuando se cierra rotundamente a algo, y no era éste el caso – " Si, cerca del hotel," – me volví para mirar la placa de la calle y antes de decírsela volví a mirar a Carmen, ella hizo un mohín de resignación y entonces le di la dirección a Carlos

"En quince minutos esta aquí"

"¿Lo tenias preparado? – su tono de nuevo era de enfado, pero por mi expresión supo claramente que aquello no era una encerrona

"En absoluto Carmen, antes me propuso tomar algo juntos y quedamos en llamarnos, todo dependía de ti" – Carmen rió con sarcasmo

"¡Que ironía! ¿de mi? – se recostó en la silla malhumorada, yo tome mi móvil de nuevo y empecé a buscar las ultimas llamadas entrantes

"¿Qué haces?"

"Cancelarlo, le diré que tenemos otros planes" – intenté que mi voz no sonase seria, no podía mostrarme enfadado ni desilusionado, no podía, no debía. Seguí buscando en mi móvil

"¡Joder Mario! ¿es que no lo entiendes?" – dejé el móvil en la mesa

"No pasa nada cielo, esta bien, esto se ha terminado, no quiero verte incomoda" – inicié el gesto de coger el móvil y Carmen me detuvo con su mano

"¿Y si no podemos controlar esto? ¿y si se siente engañado y… no se, se cabrea o se pone violento?" – en absoluto era probable y presentí que los temores de Carmen no iban por ahí

"¿Le temes a él… o no te fías de mi… o te temes a ti?" – había dado de lleno en sus pensamientos, me miró sintiéndose descubierta

"¿Crees que me quiero acostar con él?"

"¿Crees que quiero que te acuestes con él?" – Carmen me miro incrédula y sonrió – "te equivocas Carmen, no estoy loco, no voy aponer en peligro nuestro matrimonio, reconozco que me gustaría verte follar, lo sabes bien…" – Carmen me hizo un gesto para que bajara la voz – "pero ni es el momento, ni tu ni yo estamos aun preparados para algo así" – me recosté en la silla – "Ni siquiera se si alguna vez lo estaremos"

Noté que Carmen se relajaba, mis palabras eran absolutamente sinceras, ella me conoce lo suficiente como para saberlo. Todo el morbo que me proporcionaba ver a Carmen coqueteando con Carlos no me hacia quitar los pies del suelo, lo ultimo que quería era una situación en la que ambos nos dejásemos llevar del deseo y la excitación y luego nos estuviéramos arrepintiendo toda la vida. No era ese mi objetivo y así se lo dije.

Carlos había corrido; Estábamos aun hablando de esto cuando le vi aparecer por el extremo de la calle intentando localizarnos

"Ya no hay opción, por ahí viene" – la note tensa, preocupada, pero para cuando llegó a nuestra altura, Carmen mostraba el mismo aplomo de siempre

"Buenas tardes, menos mal que el tráfico estaba milagrosamente bien" – se agachó para besarla, puso su mano en su mejilla y la beso de modo que por un momento pensé que lo había hecho en sus labios, Carmen me miró, bajo los ojos y se recuperó.

Traía la respiración agitada, señal de que la excusa del trafico era falsa cuando en realidad se había pegado una carrera para llegar cuanto antes, yo estaba sentado frente a Carmen y él ocupó una silla cercana a ella

"Precioso vestido, te sienta de maravilla, bueno como todo lo que te pones" – sus ojos revoloteaban una y otra vez a sus pezones marcados en la tela del vestido, tan solo me miró una vez para comprobar mi reacción, luego debió recordar nuestra conversación y no tuvo mas reparos.

Comenzamos a charlar de todo un poco, pero estaba claro que solo tenia ojos y palabras para Carmen, ésta se dejaba piropear y poco a poco fui viendo como la tensión de los primeros momentos desaparecía

Carlos aprovechaba cualquier ocasión para acercarse a ella e incluso una vez, tras contar un chiste, dejó que su mano se posase fugazmente en su muslo, Carmen me miró como electrizada, yo le sonreí intentando tranquilizarla

Por mi cabeza pasó la idea de volver a dejarlos solos, dar la oportunidad de que Carlos se desinhibiese aun mas, Carmen ya no mostraba ninguna señal de estar asustada o tensa

"Si me disculpáis un momento, ahora vuelvo" – me levanté y caminé hacia la cafetería, entré en los lavabos y me encerré en uno de ellos, me apoyé contra la pared y cerré los ojos, por mi mente desfilaron imágenes en las que Carlos acariciaba el muslo de Carmen y ésta me miraba mientras se dejaba hacer, o bien veía a Carlos llegando a la cafetería y dándole un beso en la boca.

Noté la excitación presionando en mi bragueta y por un momento deseé masturbarme, pero salí de allí. Cuando llegue a la barra miré a la terraza; Estaban de espaldas a la cafetería, en diagonal con respecto a mi y vi como Carlos se acercaba a ella para hablar, Carmen no se apartaba, hubiera querido poder ver su cara. De pronto vi como Carlos se estiraba en su silla y ponía su brazo por detrás de Carmen, el corazón comenzó a latirme desbocadamente, Carmen no reaccionó y él, viendo que no era rechazado, se volvió hacia ella y siguió hablando mientras su brazo rozaba su espalda desnuda.

Un camarero llevaba hablándome un rato, ni se cuanto, no podía justificar mi presencia en la barra ya que estaba en una mesa, al fin pedí un paquete de tabaco, lo pague y salí, guardándolo en mi bolsillo.

Al llegar a la mesa, Carlos no hizo intención de cambiar de postura, todavía me miró buscando alguna reacción en mi, pero yo estaba centrado en Carmen que me miraba con los ojos muy abiertos.

"Le estaba comentando a Carmen mi plan de invitaros a cenar antes de que acabe esto, no me iréis a decir que no! Además luego os puedo enseñar algunos de los mejores sitios nocturnos de Sevilla"

"Nada de tablaos, por favor, demasiado típico para mi" dije, dándole a entender que aceptaba la oferta

"Prometido, nada de tablaos, pero si algo de baile eh?" – dijo volviéndose a Carmen, su mano subió a su hombro – "Mario me ha dicho que bailas estupendamente" – ella volvió la cabeza y le sonrió, pero noté que no estaba cómoda. No sabia como romper ese momento sin provocar una situación tensa, pero antes de que lo pudiera hacer Carmen se levantó

"Voy a… comprar un numero de los ciegos, a ver si tengo suerte" – era una excusa totalmente improvisada sobre la marcha para quitarse a Carlos de encima, Carmen jamás juega.

"Te acompaño, a ver si me das suerte – Carlos se levantó y la cogió de la cintura para cederle el paso; me volví y comprobé que no había soltado su presa, pero inmediatamente se apartó como si quemase, imaginé que Carmen había puesto las cosas en su sitio

"¿No crees que vas demasiado rápido" – le dijo Carmen con su voz mas fría, Carlos la soltó inmediatamente

"Perdona Carmen, no pretendía molestarte, pensé que… no se tenía la impresión de que no te caigo mal, de que tu y yo…" – Carmen pensó por un momento ponerle las cosas claras, pero algo la detuvo, no me supo explicar esa noche qué la había detenido

"No querías prescindir del juego, todavía no" – le dije yo

Continuamos charlando, el ambiente se había vuelto menos tenso y Carlos había dejado de presionarla y volvía a hacer gala de su simpatía, estábamos cómodos.

Casi eran las nueve de la noche cuando propuse marcharnos, Carlos aun intentó sin éxito cenar esa noche con nosotros, pero al final desistió, al despedirse de Carmen fue mas prudente que a su llegada.

Caminábamos hacia el hotel sin hablar, yo esperaba que fuera ella quien diese el primer paso, pero iba muda

"Le paraste los pies, bien hecho" – Carmen no contestó

"¿Estás bien?" –me miró un segundo y volvió sus ojos al frente de nuevo

"Si, estoy bien"

"No me lo parece" – la tomé por el hombro con mi brazo y ella se estrechó a mi

"No, en serio, estoy bien, solo que…"

"¿Asustada?" – reaccionó como esperaba

"¿Cuándo me has visto asustada’"

"¿Entonces?

"Esto ha ido demasiado rápido"

"Ya se ha ido, no hay problema, ha ocurrido lo que yo sabia: se pasó y le paraste"

"Quizás le tenia que haber parado antes, en la terraza cuando puso su brazo por detrás de mi"

"Podías haberlo hecho, es verdad, pero te gustaba" – comenzó a negar con la cabeza

"No encontré la forma de hacerlo sin parecer… ñoña"

"Si, pero además, te gustaba, te vi la cara"

"Es algo parecido al vértigo" – sonreí, esa era la misma sensación que yo tenia

"Así que… ahí estabas tu, con tu amante enfrente de ti y con otro tío que se muere por follarte"

"Y que se va a quedar con las ganas"

"Ya lo se"

"Mañana no quiero comer con él ¿vale? Comemos solos"

"Claro"

A la mañana siguiente, cuando llegue al aula no vi a Carlos, no le di importancia hasta que comenzó la clase y no apareció, entonces tuve una intuición: ¿y si…?. En el descanso llamé a Carmen.

"Hola" – nunca es tan escueta cuando sabe que la llamo y mis sospechas aumentaron

"Hola cielo, ¿es imaginación mía o tienes compañía?"

"Acertaste"

"¡Que cabrón!" – mi tono no indicaba cabreo sino más bien sorpresa por su osadía – "¿Cómo ha sido?" – Oí la voz de Carlos que le preguntaba ‘¿una tostada por fin?’.

"Se presentó en el hotel, llamó desde recepción"

"¿Dónde estáis?

"En el parque Maria Luisa, en una terraza" – se me encogió el corazón, ¿tanto desear que Carmen diera estos pasos y cuando tomaba la iniciativa sin mi aparecía el dolor y los celos?

"¿Entonces, te has ido con él?"

"¿Te parece mal?"

"No cariño, sabes que no, estoy… no se como explicarlo… es muy fuerte"

"Dentro de un rato le dejo y vuelvo al hotel, luego quedamos para comer tu y yo ¿vale?"

"Dime una cosa, ¿se ha pasado contigo como ayer?" – la pausa que siguió a esta pregunta me hizo dar por seguro que así había sido

"Un poco, si, pero lo he manejado bien, ya vuelve"

"Un beso amor mío, disfruta, tu mandas ahí, no te preocupes, y luego me lo cuentas… ¿comemos mejor en el hotel?"

"Como quieras, un beso"

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