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Canal sadolesbo

en Dominación

Susana: Hola, ama.

Susana: Mido 1,60, soy morena, de pelo largo, rellenita no gorda

amaSilvia: Hola esclava

Susana: Tengo un cuerpo bastante mono.

Susana: Me cuido mucho, hago aeróbic.

Susana: Tengo los pechos grandes.

amaSilvia: ¿Te lo he preguntado?

Sus: Me dicen que soy bastante guapa.

aS: Para de hablar, puta.

Sus: Lo siento.

aS: ¿No se te olvida algo?

aS: Yo soy el ama, aquí mando yo, ¿entendido zorrita?

Sus: Lo siento ama.

aS: Mucho mejor. ¿Vas a ser una buena esclava?

Sí, ama.-

Bien, eso espero. Pero dime, ¿has sido una niña buena?-

Sí, ama.-

No te creo. –

Es cierto, ama. He sido una golfa. –

Eso seguro... ¿Cómo vas vestida? –

Estoy desnuda, ama. –

¿Tan rápido? Mentirosa. –

Es que me acabo de duchar. –

Bien, al menos eres una cerda limpia. –

Sí, ama. –

¿Vas a obedecer todas las órdenes que te dé? –

Sí, ama. Soy muy sumisa y obediente. –

Eso ya lo veremos. Quiero que te chupes un dedo. –

Ya lo hago, ama. –

Mmmmm... El corazón. –

Sí, mi ama. –

Hazlo con placer, como si fuera el dedo de tu ama. –

¡O, sí mi ama! Ojalá fuera el tuyo. –

Quiero que lo chupes mucho, que se quede brillante con tu saliva. –

Así lo haré, ama. –

Estupendo. ¿Cómo tienes los pezones?-

Muy duros, ama. –

Estás cachonda, puta. Quiero que te los acaricies con la otra mano. -

Ya lo hago, ama. –

Despacio, guarra. Y cambia de pezón de vez en cuando. –

Claro. –

Imagínate que es mi lengua. La lengua divina de tu ama. –

Estoy muy excitada, mi ama. –

Estás siendo muy buena esclava. Si sigues así te dejaré besar mis pies. –

¡Eso sería maravilloso, ama! Lo deseo. –

Lo sé, mi zorra. Pórtate bien y te lo permitiré. –

Gracias, ama. Seré una puta perfecta para ti. –

Te voy a premiar por tu buen comportamiento. Baja el dedo que te has chupado. ¡Pero no dejes de acariciarte los pezones. –

Sí, ama. –

¿Dónde te lo meterás? –

No sé, ama. Donde tú ordenes. –

Yo creo que sí lo sabes... –

No, ama. Decide tú. –

Seré buena contigo. Puedes acercarlo a los labios de tu coño. –

Estoy muy mojada. –

Porque eres una puta consentida. Metete el dedo sólo un poco. ¡No desobedezcas!-

Mmmm... Es muy placentero, ama. –

Mastúrbate pensando en lo que voy a hacerte. –

Gracias ama. No podía aguantar más. –

Lento, muy lento. Quiero que notes bien cómo entra y como sale. –

¿Puedo acariciarme el clítoris? –

Está bien, esclava. Pero no te corras. –

No ama. Aguantaré. –

Más te vale.... –

...

Para un momento. Quiero que consigas dos cosas. –

¿Qué cosas, ama? –

Mmmmmm... Un par de pinzas de la ropa y los zapatos más bonitos que tengas. –

De acuerdo ama. –

Si son de tacón, mucho mejor. Tómate tu tiempo. –

...

Ya lo tengo todo ama. –

Buena chica. Puedes seguir masturbándote y acariciándote como antes. –

¿Qué vas a hacerme ahora, ama? –

¿No te lo imaginas? –

No. –

Eres un encanto. Coge una de las pinzas. –

Ya. –

Ábrela y acércatela a un pezón. –

Estoy asustada, ama. –

Tranquila. Lo estás haciendo muy bien. –

Gracias ama. –

Pero sé que eres una esclava masoquista muy traviesa. Y deseas que te castigue, ¿cierto? –

Sí, ama. Quiero sufrir para ti. –

Jaja. ¡Qué pervertidilla eres! Pero no te creo. Suplícame que te castigue.–

Necesito que me castigues, mi ama. ¡Por favor! Soy una esclava mala y necesito un correctivo...-

Bien, bien. Puedes dejar de apretar la pinza. Quiero que te pellizque el pezón. –

¡Duele, mi ama! –

¿Y no te gusta ser torturada por ser tan puta? –

¡O sí! –

Abre la otra pinza, sumisa. Tu otro pezón espera. –

Me voy a correr. –

Ni se te ocurra. Deja de masturbarte y concéntrate en sentir el dolor y el placer. –

Sí, ama. No volverá a pasar. –

Deja que la pinza se cierre sobre tu carne. –

¡Ahhhhh...! No sé si voy a aguantar. –

Lo harás, porque me perteneces. –

Sí, ama. Soy tuya. –

Te has ganado lamer mis pies. Coge tus zapatos. –

Sí, ama. –

¿Qué tal las pinzas? –

¡Me están volviendo loca! –

Eso espero. Y ahora cierra los ojos y comienza a lamer tus zapatos. –

Mmmmm... ¡Qué morbo! –

Son mis pies los que lames. –

Están deliciosos, ama. –

Es tu premio. –

Nunca había hecho nada así. –

¿Te sientes bien? –

Sí ama. Muchas gracias. –

¿Por qué, puta? –

Por enseñarme lo zorra masoca que soy. ¡Gracias.! –

De verdad que eres una delicia. Puedes correrte. ¡Pero no pares de lamer y adorar mis sagrados pies! –

...

Notas: la verdad es que el chat se colgó antes de ponerse Susana la segunda pinza en el pezón, pero lo que sigue no dista mucho de lo que hubiese sucedido de no haberse desconectado. Por otra parte cualquiera puede observar que algunas acciones son imposibles (escribir cerrando los ojos, masturbarse y escribir a la vez...) Son detalles sin importancia que no restan encanto a tan pervertida conversación. ¡Espero que os haya gustado!

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