Ama Aglae es comprensiva. Es una de sus innumerables virtudes. Aunque no se lo digo con palabras, agradezco que acepte mis sugerencias. Podría simplemente esperar que yo llevara la inicitiva, o comportarse como una profesional de la dominación sólo porque yo se lo pido, pero no lo hace. Es más especial que eso, y por ello la amo. Por lo que es además de Ama.
Pero yo... necesito tomar esta determinación, y espero con todas mis fuerzas que ella acepte. No quiero quitarle tiempo de su vida, todo lo contrario. Aunque es mi fantasía (dentro de poco mi realidad), si he decidido solicitarle que me feminice por completo, que me convierta en su puta 24/7, no es para exigirla que ella sea mi ama las 24 horas de los 7 días de la semana, sino para ayudarle a disfrutar más de su tiempo durante el que ella quiera darme.
Sí, no engaño a nadie. Es mi deseo el ser cambiado "virtualmente" de sexo como paso último para realizarme como esclavo, el orgasmo vital, la apoteosis de la humillación. Pero se lo voy a ofrecer a Ama Aglae como un regalo, un presente de absoluta devoción y servicio.
Me hubiera engañado a mi mismo si siguiera sufriendo estancado como su sumiso y tratara de olvidar mis sueños de feminización. Sólo ese paso me permitía una evolución en nuestra relación que yo admitiría como definitiva. Y para darlo he tenido que sacrificar mucho: trabajo, familia, amigos... No seré el de antes, esto es irreversible. Es parte de la fantasía, el morbo de que influya, de que determine completamente tu vida este cambio de estatus.
Espero, amada Aglae, adorada Ama, que nunca encuentres este diario... Quizás sea mi único ancla con el pasado, y por otra parte, habla de los sueños que entonces constituían mi futuro. No quiero que lo leas, yo no debería haberlo escrito, pero ya lo he manchado de tinta anhelante y ahora sólo queda esconderlo. Perdóname, ama Aglae, si lo lees, perdóname.
Es un suplicio la idea de guardarte secretos, casi tanto como lo fue la de querer renunciar a todo por ser tu sumisa. Porque tú me amordazas para que hable mi cuerpo bajo el látigo, pero calla mi alma impotente, sin expresar lo que siento. Ama Aglae... ¿por qué si digo "la quiero", me siento menos suyo?
Desnudo estoy ante ti. De rodillas, ya he formulado mi deseo. Lo piensas, lo pesas en tu balanza y dices que sí.
"Un instante de felicidad bien vale una vida de sufrimiento" Nietschze