miprimita.com

Reencuentros y recuerdos (2)

en Hetero: Infidelidad

            Como recordareis del relato anterior, ahí estaba yo sentada en el banco de aquel paseo junto a mi hija viendo alejarse a Pedro que iba haciendo running; como también sabréis, él no me había visto y yo, solo pude reconocerlo por el tatuaje que adornaba su, ahora musculosa, espalda. Me quedé helada al reconocerlo y no supe que decir; habían pasado tantas cosas entre nosotros…Pero debo de continuar la historia por donde la dejé, porque supongo tendrán interés en saber que pasó entre Pedro y yo. Aquel día que se marchó de mi casa, rompiendo nuestra relación, no fue la última vez que lo vi…

           

            Desde aquel día, toda relación entre nosotros quedó cortada. Ni yo me preocupé por llamarlo para aclarar las cosas, porque había pocas cosas que aclarar a la vista de las fotos; ni él me pidió explicaciones ni me llamó para que me justificara… Dos años de relación rotos sin un solo reproche.

            Yo, aunque los primeros días estuve un poco tocada, recuperé mi ritmo al volver a mis salidas con la orquesta; volviendo a disfrutar de mi locas noches de sexo, drogas y perversión; esta vez sin ninguna complicación moral, aunque la verdad que antes tampoco me preocupaba demasiado, ¿verdad?

            Pasaron dos años de mi vida, durante los cuales salí de la orquesta y dejé de lado mis relaciones con mis compañeros, que no con Susana con la que seguía saliendo de noche y había pasado por un par de relaciones algo tormentosas. Una de las noches, estando en una discoteca de verano con Susana, bailando como locas me quedé sorprendida al ver a Pedro a escasos metros de mí bailando con otra chica… Me llamareis tonta o simplemente hija de puta, pero una sensación de celos me invadió.

            - Susi, mira…Es Pedro.- le dije a mi amiga señalando con la mirada, sin que él se percatara de nada.

            - ¿Tu ex…? Bueno, era cuestión de tiempo que os encontrarais, ¿no?- me contestó riendo porque ella sabía toda la historia pero desde mi versión de los hechos.

            No había querido ridiculizar a Pedro y omití el hecho de que se hubiera enterado de lo nuestro; así también le dije a Susi, que Pedro había estado con otras chicas durante mis viajes y por tanto los dos quisimos romper la relación.

            - Parece que se lo está pasando bien, ¿no?- dijo para picarme mi amiga.- ¿No lo vas a saludar?

            - No, de hecho quiero ver si él me saluda  a mí- contesté muy segura de mí misma.

            Cogí de la mano a mi amiga y me puse a bailar con ella de forma sensual en el campo visual de mi ex novio; aunque yo no lo miraba, Susana me advertía que él no podía dejar de mirarme de reojo mientras bailaba con la otra chica. En un momento dado, y cuando otros dos chicos llegaron a donde estaban ellos, se marchó de la pista hacia fuera del pub.

            - Ahora vengo…- le dije a Susana sonriendo y dándole un beso en los labios muy suave a la vez que me colocaba bien las tetas en el escotazo que llevaba

            - Que hija de puta estás hecha, jaja…- rió mi amiga viendo alejarse hacia la puerta meneando mi culo de forma exagerada con aquella falda de tablas.

            Salí a la puerta del local y miré hacia los lados, hasta encontrar a Pedro que estaba de espaldas a mí, hablando con otro chico. Me acerqué despacio para ver como Pedro estaba pillando coca con aquel otro chico. Me sorprendí tanto que me quedé parada a sus espaldas sin saber que decir, llamando la atención de aquel camello.

            - Oye, guapa… ¿Qué miras? ¿Quieres algo?- dijo con un tono chulesco el desconocido.

            Pedro se giró al escuchar las palabras de su amigo y se encontró conmigo a un metro escaso; rápidamente escondió lo que llevaba en la mano y que yo sabía perfectamente lo que era.

            - Laura… ¿Qué haces aquí?- articuló como pudo Pedro, nervioso y con su ojos posados en mis tetas.- Tranquilo, César, es… Mi prima.

            ¿Su prima?, ¿me había presentado como a su prima? Mi cara debía ser un poema, porque me quedé a cuadros.

            - Joder, con tu primita…- sonrió aquel desaliñado, follándome con los ojos.- Bueno, ya tienes lo tuyo, así que me voy…

            - Si, sí, gracias tío… Ya te llamaré…

            - Vale, hermano- le dijo con total confianza- Encantado, primita

            Al pasar por mi lado me dio un manotazo en un culo y se alejó sonriendo. Yo me quedé mirándolo con asco, para unos segundos después volver a mirar a Pedro, que observaba con la cara desencajada y los puños apretados ante el azote de su “amigo” en mi culo.

            - ¿Qué haces aquí?- preguntó con los brazos cruzados y relajando un poco la tensión de sus puños, que no de su rostro.

            - Creo que eso ya me lo has preguntado antes…- le contesté con una sonrisa en mis labios de confianza, al ver su nerviosa reacción.

            - Y tu no me has contestado- replicó. Parecía sorprendido a la vez que un poco tirante conmigo, como si quisiera mantener las distancias conmigo.

            - Bueno, lo raro es que no nos hayamos visto antes… Han pasado dos años…

            - Un año y diez meses…- corrigió.

            - Vaya, llevas la cuenta, ¿eh?

            - Bueno, no has venido a hablar del pasado, ¿no?- me dijo sonriéndome y cambió totalmente de actitud lo que me desconcertó- César tenía razón en que estás muy guapa.

            - Muchas gracias- le dije flipando con su actitud; me trataba como una amiga cualquiera y eso hizo que me picara un poco.

            - ¿Quieres acompañarme?- me dijo mientras comenzaba a andar hacia los aparcamientos.- Así charlamos un rato.

            -Pues he venido con una amiga…

            - Ya lo sé; te he visto bailar…- me dijo sin mirarme.

            - ¿Ah si? ¿Por qué no me has dicho nada?- alegué simulando sorpresa.

            - Laura, que son muchos años…- musitó dejando de caminar.- Seguro que tú me habías visto…

            No pude menos que sonreír, porque me dí cuenta de que con él no servían de nada mis trucos. Nos dirigimos a la parte de atrás de la discoteca de verano, que daba a un parque, y nos sentamos en un banco.

            - Pedro, eso que tienes en el bolsillo, ¿es…?

            - ¿Cocaína? Sí es, pero no es para mí.- se excusó mientras se liaba un porro, cosa que si sabía que consumía desde hace tiempo.

            - Suena a excusa mala…- le dije mirando hacía el frente.

            - Mira, no quiero que te enfades, pero no tendría porque darte explicaciones, pero es verdad que no es para mí… Me he tirado casi año y medio muy cogido con la coca, pero ya lo he dejado… Esto es un favor para un amigo.

            - Tienes razón, no tienes que darme explicaciones…- dije un poco molesta por su tono.

            - Además, Laurita, tú eres la menos indicada para advertirme sobre eso, ¿no?- replicó dejándome sin habla.- Tú si que le metes a esto, y además en cantidades industriales.

            - ¿Qué dices?-dije haciéndome la indignada y girándome hacía él.

            Me hizo gracia, que al mirarnos de nuevo cara a cara, sus ojos se posaron de nuevo en mis tetas durante un segundo. Pero volvió a mirarme con esa sonrisa que me volvía loca desde que lo conocí.

            - Aunque no te lo creas, he sabido muchas cosas de ti durante estos dos años… Porque te quiero un montón como persona; no creo que seas tan mala como quieres aparentar.- sentenció Pedro y acariciando mi cara con el dorso de su mano.

            Durante un minuto se hizo un completo silencio, que Pedro aprovechó para encenderse su porro; el olor característico de la marihuana inundó aquel banco, evocándome recuerdos de hace tiempo.

            - Y dime, ¿Qué haces ahora? ¿Sigues estudiando?- le pregunté tratando de recuperar una conversación normal.

            - Bueno, ya me conoces; siempre estoy inventando algo…- sonrió volviendo a mirar mi escote.

            - Pedro, me estas mirando las tetas…- le dije con sorna.

            - Sabes que siempre me volvieron loco…

            De nuevo se hizo otro incomodo silencio. Nuestras miradas se cruzaron y yo hice ademán de acercarme a él. Pedro no hizo ningún gesto para alejarse; me senté sobre sus piernas y, en aquel banco del parque, comenzamos a besarnos de manera salvaje.

             No hubo preámbulos; sus manos subieron mi minifalda, mientras mis dedos abrían el cierre de su pantalón. Al entrar en contacto mis manos con su polla, comprobé la dureza y el tamaño que tanto deseaba. Me levanté un poco, para que él se pusiera cómodo y me dejé caer para ir empalándome con aquel trozo de carne. Me follo fuerte, sin contemplaciones, sabiendo lo que a mí me gusta… Yo notaba entrar aquella polla en mí mientras lo besaba con fuerza mordiéndole los labios.

            - Joooder, cuanto tiempo…- dije suspirando mientras cabalgaba aquella polla al ritmo que me imponían las manazas de Pedro.

            No recordaba que Pedro tuviera tanta fuerza, pero me trataba como una muñeca, moviéndome a su antojo; me dí cuenta que no llevaba preservativo, pero en ese momento todo me daba igual.

            - ¿Esto es lo que buscabas, Laura? Uffff- decía él empujando hacia arriba a la vez con sus caderas para hacer más profunda la penetración.

            - Cállate y fóllame, cabrón…

            Plaf, plaf, plaf… El sonido de mi culo al chocar con sus muslos resonaban en el parque pero la música de la discoteca lo ocultaba de curiosos.

            - Me corro, nene… Me corroooooh- le anuncié al notar llegar una corrida bestial.

            - No… Me llames… Neneeeeee… Arghhh- dijo remarcando cada palabra con un pollazo y corriéndose en la última embestida.

            Noté perfectamente los chorrazos de leche entrando en mi coñito; me sentí llena y el cuerpo comenzó a temblarme de la sensación del orgasmo. Gracias a dios, por mi agitada vida sexual, tomaba la píldora desde hace tiempo pero llevaba mucho tiempo sin hacerlo a pelo y la sensación fue brutal.

            Ese fue el primero de muchos polvos que echamos durante ese primer mes de verano;  sin compromisos, pero nos encontrábamos a menudo. Quedábamos sin quedar, porque sabíamos donde iba a estar el otro siempre. Follábamos en su coche, en parking públicos e, incluso, en la piscina de casa de mis padres un fin de semana que estábamos solos.

Pero las cosas siempre se complican entre nosotros y yo metí la pata de nuevo. Estaba el pasando un fin de semana fuera con sus padres y no pudimos vernos. Digamos que yo seguía con mis tonteos con las drogas por aquel entonces y estando en la discoteca de siempre Javi, un amigo de Pedro, que me tiraba los tejos desde hace tiempo, nos estaba invitando a Susi y a mí a cocaína. Estando los tres en su coche, en el aparcamiento, preparando él tres rayas de cocaína me dijo:

- No sé que coño pasó entre Pedro y tú, pero sois lo más raro del mundo; siempre estáis en el mismo sitio y nunca os habláis.- dijo mientras Susana se esnifaba su dosis.

Y es que el hecho de que Pedro y yo habíamos vuelto a estar juntos no lo sabía nadie, excepto mi amiga Susi; simplemente pensábamos que si ni nosotros mismos sabíamos lo que teníamos, menos aún lo entenderían los demás. Nos gustaba follar juntos, y yo me lo pasaba muy bien con él cuando estábamos solos, pero después hacíamos una vida como si no nos hubiéramos vuelto a hablar  desde que rompimos.

- Sí hablo con él… Con el tiempo todo se cura- dije defendiéndome, mientras Javi se metía su raya pasándose su pelo largo por detrás de la oreja.

- Y una mierda; conozco a Pedro y se que no te perdonará lo que hicieras en la vida…De hecho no dices cosas muy bonitas de ti…- me lo dijo él muy convencido.

- ¿Eso te ha dicho?- pregunté indignada, porque una cosa es que sus amigos no supieran nada y otra muy distinta que me tirara por tierra diciendo que nunca me perdonaría, cuando me follaba casi cada fin de semana.

Mi cabreo iba en aumento, aunque trataba de disimularlo; mi amiga Susi, que me conoce muy bien, me miraba con sus avispados ojos negros sorprendida porque Pedro hubiera dicho eso.

- La verdad que tampoco me importa que me perdone; los tíos no sois más que un trasto para usar- aseguré con el ceño fruncido.- He encontrado cosas mejores…

Y dicho esto, me giré hacia Susana, que me miraba sin saber que iba a pasar, sentada en el asiento trasero del coche. Metiendo mi cara entre los dos asientos delanteros, con Javi a mi lado, agarré la cabeza de mi amiga y atrayéndola hacia mí empecé a comerle la boca.

- Joder…- pude escuchar suspirar a Javi a mis espaldas.

Podía ver a Susana con los ojos abiertos y la lengua quieta sin saber que hacer, porque hacía mucho tiempo que dejamos nuestros jueguecitos.

- No sabía que erais lesbianas…- musitó el chico en el asiento del conductor y con un bulto considerable en su bragueta..

- ¿Quién te ha dicho que soy lesbiana?- le susurré al oído acercándome a él y poniendo mi mano sobre su paquete.

Javi sonrió a la vez que empezó a besarme el cuello; y en pocos minutos estábamos comiéndonos la boca mientras mi mano sacaba aquella polla de su pantalón. Lo pajeaba con mi mano derecha mientras nos besábamos cuando escuché cerrarse la puerta del coche. Miré sorprendida que Susi se había ido sin decir nada; querría darnos un poco de intimidad.

Pero Javi seguía a lo suyo sin inmutarse. Sus manos recorrían mis tetas, apretándolas mientras su boca devoraba mi cuello llenándolo de babas; era un poco brusco, pero entre la coca y lo morboso de la situación, mi tanga estaba chorreando.

En una esquina de aquel oscuro aparcamiento dentro de su coche, me agaché y comencé a mamar la polla de aquel tío.

- Joder… Laura que bien lo haces, siempre he sabido que tenías que comerla de puta madre. Pedro decía que era lo que más echaba de menos… Ufff

Sus palabras me excitaban más y chupaba aquel tronco con más ganas que nunca.

- Si lo llego a saber, cuando Pedro me dijo que te había mandado a la mieda, hubiera ido a por ti.- me decía mientras yo guardaba silencio.

No sé que coño pasaba por mi cabeza, pero sabía que había muchas posibilidades de que Luis se lo contara a Pedro sin ninguna maldad; Javi no sabía nada de mi relación con Pedro y, aunque era extraño que le fuera con el cuento de que había estado conmigo, también había alguna posibilidad de que lo hiciera.

Pero en ese momento no estaba yo para pensar en consecuencias; aquella polla llenaba mi boca  mientras acariciaba sus huevos y él me empujaba la cabeza, marcándome el ritmo.

- Así, Laurita chúpamela…- gemía con los labios apretados y mirando hacia delante por el parabrisas.

Me llamaba con el diminutivo Laurita, que era como siempre me habían llamado los amigos de Pedro y eso me ponía más cachonda; siempre había sabido de que algunos de sus amigos me hubieran follado si hubieran tenido la minima oportunidad. Ahora estaba mamándosela al más crápula de todos ellos, el que siempre iba de ligón a los sitios; supongo que era una especie de cuenta pendiente conmigo misma.

- Déjame follarme… Que no aguanto más…- suspiraba con los ojos cerrados.

- ¿Tienes condones?- le pregunté sacándome aquella barra de carne de la boca pero sin dejar de pajearla.

- No… No tengo… Pero…

- Lo siento, entonces tienes que conformarte con esto… La próxima vez, quizás…- sentencié acelerando el ritmo de mi mano mientars cogía unos pañuelos de mi bolso.

Una vez preparada, volví a mamar la polla de Javi de manera salvaje. Tengo que admitir que el francés es mi debilidad; en aquellos años no podía pasar más de una semana sin llevarme una polla a la boca.

- Ufff, me corrooo, me corrooo… Joder, trágatelo…- dijo Javi empujando mi cabeza contra su polla.

No permitió que me la sacara de la boca y le hiciera correrse en el pañuelo; noté como la boca se me llenaba de Espasa leche muy salada, que casi me provoca una arcada. Una, dos, tres andanadas de lefa que llenaron mi boca y mi garganta. Cuando tuve un respiro, abrí la puerta del coche para escupir lo poco que quedaba en mi boca, porque una gran porción tuve que tragármela. No voy a decir, que era la primera vez que se corrían en mi boca, pero sí era la primera lefa que tragaba que no fuera la de Pedro.

- Joder, tío… Eres un cabrón…- le dije tosiendo y limpiándome la comisura de los labios.

- Vamos nena, que por como la chupas no es la primera vez que se te corren en la boca, jeje.- espetó arqueando las cejas mientras se guardaba la polla y se subía la bragueta.

- Eres un chulito, que lo sepas…-  sonreí y acercándome le dí un beso para que probara el sabor de su propia leche.

- Puaghh, tía… Joder.- se quejó escupiendo por la ventanilla.

- Anda, voy a buscar a Susi… Luego nos vemos, guapo.

Y salí del coche meneando mi culo con aquellos ceñidos vaqueros; la verdad que Susana se había marchado sin decir nada, pero  pensaba que lo habría hecho para darnos un poco de intimidad. Llegué a la barra de la disco, donde estaba ella con un grupo de amigos nuestros.

- ¿Qué has hecho, tía?- me dijo con voz grave.

- ¿Tú que crees?- sonreí y tras guardar silencio unos instantes me chupé un dedo de forma grafica, que es el gesto que usábamos nosotras.

- ¿Y a que venía lo de besarme?- dijo mosqueada como pocas veces la había visto.

- Vamos, Susi… Estaba cabreada por lo Pedro le había contado a ese mamón y quise ponerlo cachondo.

- Pero a mí no me metas, tía… Se la hubieras chupado y santas pascuas. Además ¿por qué le haces eso a Pedro?- me espetó cogiéndome del brazo.

- ¿Cómo que por qué? ¿No has oído las gilipolleces que va diciendo de mí? Me folla a escondidas de sus amigos y después dice pestes de mí…- aclaré tratando de justificarme.

- ¿Y cómo puedes creer a ese capullo? Javi es capaz de vender a su madre con tal de echar un polvo… ¿De verdad crees que Pedro, tu Pedro, diría esas cosas de ti?

Me quedé callada un instante mirándola a los ojos, porque sabía que tenía toda la razón; Pedro nunca había sido un tío de decir cosas a espaldas de nadie. De hecho se metía en más follones de lo aconsejable por ser claro como el agua.

- Bueno… Tampoco tenemos nada serio.- volví a excusarme.- Seguro que él está en la playa follándose a otra tía.

- Eso no te lo crees ni tú… Si sabes que está colado por ti.

Yo sonreí ante la afirmación de Susana, porque de verdad no había pensado en eso. Por su actitud, Pedro en las últimas semanas no me había demostrado que me quisiera, sino que éramos unos amigos con derecho a polvo. Sin embargo, me gustó que alguien dijera que él podría estar colado por mí.

- ¿Sabes una cosa, nena?- añadió Susana acercándose a mí- Conozco a Pedro de muy poco, pero comienzo a dudar que estuviera con otras tías mientras tú y yo zorreábamos con la orquesta.

Esa semana pasó rápido, aunque no me libre de un par más de rapapolvos de Susana; pero como siempre me perdonó, porque decía que conmigo era difícil hacer carrera.

Volvimos a salir de marcha el fin de semana siguiente. Recuerdo perfectamente que iba vestida con una camiseta de tirantes celeste con toda espalda al aire y unos vaqueros muy bajos, marcando mi cadera. Estaba bailando en la pista con mi amiga y con un par de tíos moscones alrededor de nosotras. Yo miraba de reojo hacia la puerta esperando que entrara Pedro, a quien estaba deseando de ver después de una semana.

Pero quien estaba allí era su amigo Javi con esa sonrisa en la cara que le hacía tan chulo como apetecible. Llevaba desde hace casi una hora con el grupo de amigos se Pedro tomando chupitos haciendo cualquier estúpido concurso de tíos, por lo que llevaba una buena borrachera. Justo a las dos horas, entró Pedro que inmediatamente me buscó con la mirada. Venía guapísimo como siempre con su pelo de punta y su barba de tres días. Yo sonreí a la vez que le bailaba sensualmente desde el otro lado de la pista.

Entonces fue cuando todo se torció; como a camara lenta, pude ver como Javi se acercaba a Pedro y, saludándolo con un golpe en el hombro, comenzó a hablar con él. Mientras lo hacía, pude observar como Pedro no me quitaba el ojo de encima y su cara iba cambiando por momentos. Se lo había contado; ese cabrón se lo había contado.

- Joder… Mierda…- dije sintiendo que había metido la pata.

-¿Qué pasa?- me preguntó Susi que estaba bailando sin darse cuenta de la situación.

- Javi está hablando con Pedro… Se lo ha contado, tía…- dije con la voz quebrada.

- Sé que está feo decirlo pero… Te lo dije, amor…

No terminó la frase cuando vimos que Pedro cortó la conversación con Javi, dándole un empujón que casi lo tira al suelo. Javi reaccionó de manera violenta abalanzándose sobre él, enzarzándose en una pelea… Agarrado a la camiseta de su amigo hasta rompérsela, Javi trataba de golpear a Pedro que lo esquivaba con facilidad por la borrachera que llevaba.  Pedro contestó con un puñetazo que acabó de tumbar a su borracho amigo, justo cuando los porteros de la discoteca llegaron para sacarlos junto a su grupo de amigos.

Cogí de la mano a Susana y salí corriendo a la puerta preocupaba por Pedro; cuando salí, los amigos los tenían separados. Mi chico se miraba la camiseta destrozada que le había dejado casi todo el torso al desnudo, mientras dos amigos hablaban con él que ya estaba más calmado. Cuando sus amigos me vieron llegar, debieron entender que allí sobraban, aunque se quedaron a una distancia prudencial por si a Pedro le daba otro arrebato pero esta vez conmigo… Yo sabía perfectamente que eso nunca pasaría; él sería incapaz de levantarme la mano.

- ¿Es verdad?- me preguntó con los ojos húmedos y escupiendo algo de sangre por algún golpe de Javi que no había esquivado.

Yo guardé silencio sin dejar de mirarlo, lo que para él confirmaba lo que Javi le había contado.

- ¿Te lo has follado? ¿te has follado a ese subnormal?- me acusaba sin dejarme hablar y muy enfadado.

- Pero, tú y yo no tenemos nada… Además, ¿por qué dices que no me perdonarías nunca? Y que sólo sirvo para chuparla…- le replicaba. Más como modo de defenderme que convencida de lo que estaba diciendo.

- Pero, ¿qué coño estás diciendo, tía?- gritó Pedro más fuera de sí sin importarle que fuéramos el centro de atención.- ¿Como voy a decir esas cosas de ti? ¿No me conoces ni un poco?

En ese momento yo busqué con la mirada a mi amiga Susana, que observaba la escena desde lejos y me miraba con ojos de inquisidora. Cuando volví a mirar a Pedro, vi que se estaba marchando.

- Pe…Pedro…- le llamé con un hilo de voz.

            Él se volvió para acercarse con gesto agresivo hacía mí; yo me encogí de hombros porque no sabía muy bien lo que iba a pasar. Dos de sus amigos se acercaron a él para sujetarlo, justo cuando estuvo frente a mí.

            - ¡Soltadme joder…! Qué no le voy a pegar…- gritó liberándose con fuerza de la presa de sus amigos, que sin embargo se quedaron a su lado por si acaso…

            Se acercó muy despacio a mi oído, para que sus amigos no saltaran sobre él.

            - No me busques… No me llames… Quiero que pienses que no existo, y que no he existido nunca en tu vida.- me fui diciendo despacio, mientras yo notaba que se me rompía el corazón.

            Después, sin que yo fuera capaz de articular palabra, se alejó de mí camino de su coche. Se quitó la camiseta destrozada y pude ver que se había hecho un tatuaje en la espalda que decía “Alea Jacta Est”.

            - La suerte está echada- escuché la voz de Susana a mis espaldas, mientras me cogía por los hombros.- Eso significa el tatuaje…

            La suerte está echada, nunca mejor dicho… Como anillo al dedo para esta situación.

            Pasaron casi seis meses, sin saber nada de él. Traté de llamarlo y localizarlo en contra de lo que él me pidió; pero hasta cambio su número de móvil. Con el tiempo pensé que, de verdad, era lo mejor; porque hay personas que no han nacido para estar juntas.

            Pero al cabo de un año, nos encontramos en el cumpleaños de una amiga en común; él me vio desde lejos, y aunque me  miraba con gesto serio no me retiro la miraba. Yo había cambiado bastante; había dejado la coca desde aquel día de la pelea con la ayuda de mi amiga Susi, con la había dejado de tener tanto contacto porque se había ido a estudiar fuera.

            Él iba rapado al cero, con perilla corta rasurada y con una camisa blanca con unos vaqueros, que me sorprendió porque no cuadraban con su forma su forma de vestir. La fiesta siguió como si nada, con el mínimo contacto entre nosotros.

            Pronto me di cuenta de que él iba con pareja, una chica muy guapa… Se llamaba Silvia, como me dijo la anfitriona que los había invitado, y llevaban dos meses saliendo. También me dijo que las cosas no habían cambiado mucho, porque antes de que tuviera esta relación, mi amiga trataba de sacar mi nombre en las conversaciones que mantenían… Él se limitaba a escuchar pero no mostraba ningún tipo de interés. Ahora lo veía, por primera vez, con otra chica delante de mí y me moría de celos por dentro.

           

            Las noticias sobre él me iban llegando por medio de esa amiga en común… Supe que seguía la relación con aquella chica. Yo conocí a Oscar, mi actual pareja, en una recepción que organizó mi padre con unos inversores; comencé a salir con él, para alegría de mi padre y disgusto de mis hermanos que siempre tuvieron una mala opinión sobre él. Al cabo del año que no fuimos a vivir juntos, me quedé embarazada… Había dejado toda mi vida anterior; borrado de mi vida a Pedro y cambiado mis amistades por las de mi pareja y mis padres, en reuniones de sociedad.

            Un día, cuando mi hija ya había nacido me encontré con Maria, aquella amiga en común que me pasaba información sobre Pedro. Hablamos de muchas cosas: de cómo nos iba la vida, de lo guapas que estábamos y otras tonterías…

            - ¿Sabes que se casa?- dijo metiendo el tema sin venir a cuento, pero demostrando que estaba deseando referirse a él.

            - ¿Quién?- dije de manera distraída mientras acunaba a mi hija en su cochecito.

            - Pedro… Se casa dentro de un año…- soltó como una bomba.- Está en la ciudad, ha venido con su novia… Creo que la conoces…

            - Sí, la conozco… No pasa nada, nena… Eso es pasado, no quiero saber nada, por favor…- la corté para no seguir con el tema, aunque me quedé blanca.

            Cuando volví a casa, en mi cabeza bullían escena de Pedro y la novia que conocí en el baile. Por primera vez pensé que eso sería bueno para él y para mí; yo tenía a mi hija y a mi pareja y Pedro estaba enamorado de Silvia, aquella chica del cumpleaños. Todos contentos… ¿Verdad?

            Y esa es toda nuestra historia hasta ese día, cuatro años después; en que, como decía al principio del relato, sentada en el banco del paseo junto a mi amiga Rosi y mi hija, lo vi pasar haciendo running…

            Pero eso ya os lo contaré otro día, porque nunca pude imaginar que un reencuentro me traería tantos recuerdos

Mas de kiosquero

Compañeros de piso. Capítulo uno.

Compañeros de piso (Prólogo)

Entre caperucitas y lobos (Cap 5: El problema)

Entre caperucitas y lobos (Cap 4: El tobogán)

Entre caperucitas y lobos (Cap 3: ¿Jugamos?)

Los imposibles también existen (6: Apariencias)

Los imposibles también existen (5: El principio)

Los imposibles también existen (4: El capricho)

Los imposibles también existen (3: La pecera)

Entre caperucítas y lobos (Cap 2: ¿Un lobo?)

Entre caperucítas y lobos (Cap 1: La boda)

Solos en casa (Cap 9: Simplemente, Marta)

Solos en casa (Cap 8: Miedos y costumbres)

Solos en casa (Cap 7: ¿Lo sabías?)

Solos en casa (Cap 6: Día de convivencia)

Solos en casa (Cap 5: Un, dos, tres... Emitiendo)

Solos en casa (Cap 4: De conciertos y confesiones)

Solos en casa (Cap 3: La creación de Alice)

Solos en casa (Cap 2: ¡Tequila!)

Solos en casa (Cap 1: ¿Que me estás haciendo?)

El principe de los picaros (Cap 14: Desenlace)

El principe de los picaros (Capitulo 13: ¿Dónde?)

El principe de los picaros (Cap 12: Desastres)

El principe de los picaros (Capítulo 11: Daños)

El principe de los picaros (Cap 10: Decisiones)

El principe de los picaros (Cap. 9: Determinación)

El principe de los picaros (Capítulo 8: Desdicha)

El principe de los picaros (Capítulo 7: Dudas)

El principe de los picaros (Capítulo 6: Dolor)

El principe de los picaros (Capítulo : Doctrina)

El principe de los picaros (Capítulo 4: Dilema)

La calma y la furia

El principe de los picaros (Capítulo 3: Deseos)

El principe de los picaros (Capítulo 2: Desafio)

El principe de los picaros (Capítulo 1: Destino)

El principe de los picaros (Prólogo)

El primero en... (Epilogo)

El primero en... (Morir: Capitulo 10. Final)

El primero en... (Arriesgar: Capitulo 9)

El primero en... (Huir: Capítulo 8)

El primero en... (Confesar: Capitulo 7)

El primero en... (Sucumbir: Capítulo 6)

El primero en... (Perder: Capítulo 5)

El primero en... (Leer: Capítulo 4)

El primero en... (Descubrir: Capítulo 3)

El primero en... (Jugar: Capítulo 2)

El primero en... (Fantasear: Capítulo 1)

El primero en... (Conocer: Prólogo)

Regreso a casa (epílogo)

Regreso a casa (capítulo 12: Soluciones)

Regreso a casa (capítulo 11: Pasado y futuro)

Regreso a casa (capítulo 10: Grilletes del alma)

Regreso a casa (capítulo 9: Consecuencias)

Regreso a casa (capítulo 8: El error)

Regreso a casa (capítulo 7: Verónica)

Regreso a casa (capítulo 6: La consecuencia)

Regreso a casa (capítulo 5: Encuentros)

Regreso a casa (capítulo 3: Conociéndose)

Regreso a casa (capítulo 4: Ante todo, sinceridad)

Regreso a casa (capítulo 2: Volver a sentir)

Regreso a casa (capítulo 1: Prólogo)

El curso (y 4)

El curso (3)

El curso (2)

El curso (1)

Pequeño hermano mío: Y vivieron felices.(Epilogo)

Pequeño hermano mío: Viviré para hacerte feliz

Pequeño hermano mío: Tú y yo es nosotros

Pequeño hermano mio: Por ahora...

Pequeño hermano mío: El tiempo no todo lo cura...

Pequeño hermano mío: Dudas

Pequeño hermano mío: Cuando el rio suena...

Pequeño hermano mio: Cosquilleo

Pequeño hermano mío: Carmen, ¡cuentamelo ya!

Mi querido vecino

Reencuentros y recuerdos (y 3)

Reencuentros y recuerdos (1)

Verdades que duelen (Parte 2 de 2)

Verdades que duelen (Parte 1 de 2)

Miradas (Parte 2 de 2)

Miradas (Parte 1 de 2)

Mi hermanazo Marcos (El final del final)

Mi hermanazo Marcos (Jugando con fuego)

Mi hermanazo Marcos (la historia sigue...)

Breves historias de morbo: Vacaciones de verano

Breves historias de morbo: Al salir de trabajar

Mi hermanazo Marcos (el desenlace)

Mi hermanazo Marcos (2)

Mi hermanazo Marcos

Despedida de soltera (y 3)

Vacaciones en Tenerife (3 y fin)

Vacaciones en Tenerife (2)

Vacaciones en Tenerife

La Despedida de soltera (2)

La Despedida de soltera

Infiel con mi cuñada (2)

La visita de mi sobrino (2)

La visita de mi sobrino

Conquistando a mi tia (el desenlace)

El encuentro (Conquistando a mi tia 3)

Conquistada por mi sobrino

Infiel con mi cuñada

Conquistando a mi tía