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Despedida de soltera (y 3)

en Amor filial

- ¿Hermanos? Joder, que fuerte.

La sorpresa inicial de Inma, se tornó en risas al ver la cara que pusimos nosotros; yo aún estaba sobre las piernas de su hermano con su miembro, que todavía no había perdido su dureza totalmente, clavado dentro de mi coño y intentando recuperar el aliento por la corrida tan bestial que habíamos tenido.

- Así que tu eres Fran… ¡Joder como ha crecido el niño!- bromeaba mi amiga, mientras yo salía de encima de mi hermano, provocando un “plof” al separarse nuestros sexos.

-  Inma… Yo…- las palabras no salían de mi garganta; no sabía como excusarme de lo que podría ser el fin de las vidas de mi hermano y la mía.

-  Diana, nena… No te preocupes, no pienso decir nada… Además no sabes el morbo que me habéis dado. ¿Por qué no nos vestimos y nos vamos de aquí?- trató de tranquilizarme la futura novia, a la vez que nos echaba la ropa que estaba esparcida por el despacho de seguridad.

Inma salió de la habitación  para darnos un momento de “falsa intimidad”, cuando segundos antes nos había visto follar de manera salvaje. La verdad que el hecho de que fuera ella quien nos hubiera sorprendido me hacía estar un poco mas relajada, ya que sabía perfectamente lo viciosa que era mi amiga, y su famoso dicho de “lo que pasa en Ibiza queda en Ibiza”… Además no creo que a ella, precisamente, le gustara airear nuestras aventuras en la isla, casándose una semana después como se iba a casar.

Mi hermano y yo nos vestimos casi en silencio. Yo no me atrevía a mirarlo, así que fue él quien rompió ese incomodo momento, con una frase entre risas que me dejó perpleja.

- ¿Préñame?, jajaja.

- ¡Fran!- protesté con el pequeño hilillo de voz que salía de mi garganta- No te rías de mí.

- No me río, hermanita… Pero no deberías estar así. A mi me ha encantado y, si vas a estar aquí una semana, no va a ser la ultima vez que ocurra.- aclaró mi hermano, con una seguridad en sí mismo pasmosa.

- No, no… Fran, después de esto, yo me tengo que volver a la península…

- Chisst…- me interrumpió mi hermano con el torso desnudo y cogiéndome de la cintura.- Tú te quedas conmigo, porque además sé que te apetece.

- Pero esto es una locura, somos hermanos… ¿Qué va a decir la gente?

- ¿Qué gente, Diana? Estamos en Ibiza, aquí nadie te conoce, puedes ser mi novia y nadie se entera.- afirmaba Fran, poniéndose la camiseta y besándome en los labios- Anda, salgamos  que Inma se estará impacientando… Y, hazme un favor, disfruta de la noche, ¿vale? Te lo mereces.

Al salir de la sala, Inma estaba tonteando ya con un par de tíos cuyas manos recorrían toda su anatomía. Al vernos salir, nos dedicó una mirada divertida. Tengo que admitir que mi amiga era capaz de tranquilizarme con un solo gesto. Sabía que mi secreto estaba en buenas manos.

- Ya era hora, parejita… ¿Habéis estado echando otro?- replicó ante la atenta mirada de uno de sus acompañantes que me miró de arriba abajo como si me estuviera follando en ese mismo instante.

- ¿Dónde están las demás?- pregunté tratando de recuperar el control de la situación.

- Se han ido a otra disco. Por lo visto, Verónica ha conocido a otra despedida de soltera y se iban a una fiesta a un chalet.- espetó con una sonrisa en los labios mi amiga, mientras se deshacía del abrazo de los desconocidos, para acercarse a nosotros.- Yo les he dicho, que nosotras íbamos para otro lado; que luego las llamábamos.

- Bueno pues podemos ir para mi casa… Tengo bebida y estaremos más tranquilos- dijo mi hermano que no se había soltado en ningún momento de mi cintura.

- Perfecto, enano… Me encanta el plan…- dijo mi amiga, poniéndose de puntillas y besando en los labios a mi hermano que rió divertido con la situación.

Antes de que pudiera protestar por el plan, ya estábamos saliendo del local, sin soltar la mano de mi hermano que me llevaba casi en volandas. Llegamos a su casa en el primer taxi que pudimos parar, porque mi hermano al salir a trabajar no coge la motocicleta por la multitud de controles de alcoholemia que hay en la isla.

Mientras mi hermano y yo nos bajamos del taxi, que íbamos sentados atrás, Inma se apeó del asiento del acompañante de al lado del taxista. Se inclinó por la ventanilla abierta para pagarle la tarifa, aprovechando para enseñarse el escotazo que dejaba a la vista buena parte de sus tetazas; y provocando casi una congestión en el pobre taxista, un cincuentón, que no había dejado de mirar sus muslos durante el viaje.

Entramos en la gigantesca urbanización, saludando Fran al vigilante de la puerta, que no era el mismo de por la mañana. Después, nos dirigimos hacía la casa de mi hermano entre risas desinhibidas por el alcohol y con las bromas de mi amiga Inma sobre las pajas que se estaría haciendo ahora el pobre taxista.

Al llegar a la puerta principal, Inma se sorprendió del caserón en el que vivía mi hermano e hizo algunos comentarios sobre la pasta que daba el follar a novias en despedidas de solteras. Eso me hizo pensar: ¿Cuántas mujeres se habría follado mi hermano en esas fiestas? La verdad que había pasado la frontera del stripper hacía el de prostituto.

- Bueno, ¿qué queréis tomar?- me sorprendió Fran absorto en mis pensamientos, mientras colocaba hielo en tres vasos perfectamente alineados.

- Yo quiero un gintonic- pidió inmediatamente Inma, que miraba embelesada la casa, igual que hice yo la primera vez.

- ¿Y tú, hermanita…?

- ¿Hermanita? Jaja- sonrió mi amiga a nuestras espaldas.- Primero te la follas y te corres dentro de ella y ahora le dices hermanita.

Me quedé un poco cortada por la ocurrencia del putón de mi amiga, pero la verdad que la situación era un poco surrealista. Por primera vez en la noche, me sorprendí deseando que ella no estuviera para poder disfrutar de mi hermano… Era la primera vez, que me planteaba repetir el polvazo que me había echado en aquella sala de vigilancia.

Nos sentamos todos en un gran sofá que presidía el salón. Mi hermano en medio e Inma y yo a cada lado. Conversamos sobre temas intrascendentes, como las borracheras que habíamos cogido en nuestra vida, la vida que mi hermano había llevado en Ibiza y otros cotilleos más que, dicho sea de paso, me ayudaron a tranquilizarme y, con la ayuda de la bebida,  a desinhibirme.

- Joder, ¡cómo se ha puesto el niño que nos espiaba cuando éramos nenas!- declaró Inma con una burlona sonrisa en los labios, mientras acariciaba el bíceps de mi hermano, que por un momento pareció estar incomodo con la situación que se avecinaba.

- Pero, ¿qué dices zorra? ¿Mi hermano espiándonos?- le dije entre risas pero algo molesta por lo que yo creía una invención.

- ¡Que sí, que sí!. Que lo pillé un día debajo de tu cama espiándonos durante uno de los días que yo me quedaba a dormir en tu casa.

- ¡Anda ya! Y, ¿cómo que yo me enteré?- le preguntaba yo, intentando desmontar su declaración como si fuera la abogada de mi hermano Fran, que permanecía callado y ¿divertido? con la situación.

- Tú estabas en la ducha mientras yo me cambiaba en tu dormitorio para ponerme el pijama; entonces escuché un ruido bajo la cama. Me asusté un poco, pero por el reflejo del espejo pude ver a tu hermano, que tendría unos 15 años, que se masturbaba mirándome. – sonreía Inma, orgullosa con los recuerdos.

- ¿Eso es verdad, Fran?- le pregunté un poco enfadada, aunque con una excitación que mojaba mi tanga, hasta empapar mis muslos.

- Claro que es verdad, puta- interrumpió mi amiga, aunque la expresión avergonzada de mi hermano no indicaba que estuviera dispuesto a dar una respuesta convincente a la acusación de Inma.

- Bueno, sí- afirmó mi hermano,- Pero de eso hace muchísimo tiempo.

- No veas el striptease que te hice, ¿eh?- sonrió Inma- Y después lo saqué de abajo, ¡que menudo susto se dio! No se había dado cuenta que lo había visto y salió tapandote su pollita dura.

- ¿Y por qué no me dijiste nada?- protesté, quizás un poco celosa por la intimidad que ya habían compartido antes mi hermano y mi mejor amiga.

- Me lo pidió por favor, que no dijera nada. Y la verdad, me dio penita el pobre…

Yo me estaba imaginando la escena y no podía menos que sentirme excitada por pensar que también me estaba espiando a mí o las veces que se escondería para verme desnuda y masturbarse.

- Le regalé mis bragas… Jiji- soltó la zorra de mi amiga, que ya estaba acariciando el paquete de Fran que me miraba como suplicándome perdón por ese secreto que lo atormentaba.

- ¿Qué hiciste qué?- pregunté incrédula pero sin poder disimular una sonrisa por el morbo de la situación.

- Le regalé las bragas que llevaba; seguro que estuvo pajeándose toda la tarde con ellas, jaja.

- Serás cerda- le grité mientras veía como la zorra de mi amiga desabrochaba la bragueta de mi Fran.

- Bueno tú llámame como quieres, bonita… Yo no aguanto más y le voy a  comer la polla a tu hermanito- decía mientras se inclinaba, sin reparo alguno, y engullía el pollón de  mi hermano que ya estaba erecto de la sobada que llevaba rato haciéndole Inma.

Los chupetones resonaban en el silencio de la habitación mientras mi hermano echaba la cabeza hacía atrás en el sofá y resoplaba ante la espectacular mamada que le hacía la futura novia. Por un momento, me sentí incomoda pero no podía retirar la mirada de esa polla entrando hasta los huevos en la garganta de Inma. Glup, glup, glup… La saliva de mi amiga caía sobre los huevazos de mi hermano, cuando noté una mano que me cogía de la nuca: mi hermano me atraía hacia él y metía su lengua en mi boca. Notaba mi lengua chocaba con la suya en el beso más guarro que recuerdo. No sé por qué, pero me deshice de su morreo y me  agaché entre sus piernas, lamiéndole los huevos y compartiendo la polla con Inma.

Ahí estábamos las dos, sentadas en el suelo, a los pies de mi hermano y haciéndole una mamada antológica a dos bocas. Nuestras lenguas se unían y saboreaban con esa polla en media. La mano de Inma se perdió entre mis muslos, llegando a mi coño que ya estaba inundado de jugos. Me masturbaba frenéticamente mientras yo jadeaba con esa polla en mi boca.

- Vamos subete en él- me dijo morbosa Inma- Quiero veros follar otra vez… Es lo más morboso que he visto en mi vida.

No me lo pensé dos veces y, dejando de chupar ese maravilloso rabo, me subí la falda hasta la cintura y, apartándome en tanga a un lado, me clavé esa polla hasta los huevos por segunda vez en el día.

- ARRRRRGHHH- grité ya sin miedo a que nos oyeran como antes en la discoteca.

- Eso es, puta… Disfruta de la polla de tu hermano, umm- decía Inma, sentada al lado nuestra y masturbándose con dos dedos en su coño.

Plof, plof, plof, plof…Mi coño chapoteaba al chocar con sus huevos; lo cabalgaba sin control, gimiendo y con los ojos cerrados. Mi hermano gruñía, agarrándome fuerte de los glúteos, mientras me enterraba esa caliente barra de carne en la matriz. Inma nos alentaba con sucias frases a la vez que se machacaba el clítoris.

- Eso es, fóllatelo… Mmmmm…Te gusta, eh zorra?.- soltaba entre gemidos.

- Síiiii… Ohhhh, Síiii.

- Dilo, Diana, diloooo…- me pedía al verme botar sobre la polla de mi hermano.

- Me… Me gusta muchooo. Ohhh.

- Síiii… Joder me voy a correr, nada más que veros follar… Umm, te estás follando a tu hermano, guarra…

- Síiii… Fóllame, Fran… Ohhh así, así… Como la sientoooo- plof, plof, plof, plof…Seguía botando como una loca desbocada.

- Ufff, hermanita, que ganas tenía de teneros a las dos…- dijo mi hermano, levantándome a pulso para ponerse en píe sin sacarla.

Se dio la vuelta con mis piernas rodeando su cintura y su polla clavaba en mi sexo. Me echó en el sofá sin acaramela en ningún momento y, poniendo mis piernas en mis hombros, comenzó a penetrarme con una fuerza y una rapidez que hicieron que me corriera en un par de minutos.

- Joooooder, Fran, me corroooo… Arghhhhh, dioooos.- gritaba como si estuviera poseída, arañando la espalda de mi hermano.

Él salió de mi interior –chooop- sonando como si descorcharan una botella de champán y se dirigió a mi amiga Inma.

- Menos mal, ya era hora nene…- se quejó con una sonrisa en los labios, poniéndose a cuatro patas en el sillón, mientras yo estaba desmadejada en el sofá mirando.

- No te preocupes, preciosa… Esta noche te voy a pagar el favorcito de las bragas que me regalaste- dijo mi hermano clavándosela de un pollazo.

- ¡Hostiaaaaas, que me partes en dos cabrón!. Ufffff- se quejó Inma que por un momento me asustó creyendo que le había hecho daño.- Reviéntame con esa polla, que mi marido no tendrá ni la mitad de rabo que tú y lo echaré de menos.

- Siempre has sido una zorra, Inma- dijo mi hermano a la vez que cogía de las caderas a mi amiga y follándola como un pistón.- Pobre cornudo, tu marido. Porque te voy a follar todas las veces que quieras venir a vermeee.

Yo con esta conversación, comencé a excitarme de nuevo y me sorprendí a mi misma masturbándome mirando y escuchando. El sudor perlando la espalda de mi hermano, las tetazas de Inma, fuera de su escote, sacudiéndose a cada pollazo; el culo de Fran contrayéndose a cada penetración en el coño de mi amiga… Joder, estaba como una moto y no tardé en correrme como una bestia entre sonoros gemidos después de estar casi veinte minutos observando como se la follaba como un martillo neumatico.

- Inma, me voy a correr, estoy a puntoooo…- anunció mi hermano, acelerando el ritmo.

- Ahhhhh, hijo de puta… Si me estas destrozando; ya me he corrido tres veces y no puedo más… Ni se te ocurra correrte dentro, a ver si me vas a preñar. Uffff, dios mío que polla…

Mi hermano se salió de ella, cayendo deshecha de bruces en el sofá resoplando. Se giró hacía mi con su polla en la mano; sólo me miró, sin palabras y yo abrí mis piernas para recibirlo, sabiendo perfectamente lo que quería.

Me la metió de golpe, y empezó a follarme como una bestia, pero en menos de dos minutos comenzó a resoplar y, dando dos pollazos increíbles, se corrió inundándome con cañonazos de semen que me llenaban el coño entero… Sin salir de mí, acercó su boca a la mía y nos besamos muy suave.

- Joder, si es que sois hasta dulces, jaja- dijo mi amiga observándonos, aún tirada en el sofá.

Nos tomamos algunas copas más y mi hermano se ofreció a acompañar a Inma a su hotel, porque al día siguiente se marchaban todas las invitadas hacía la península.  Yo, que me iba a quedar en casa mi hermano, aproveché el momento de tranquilidad para tomar un baño relajante, perdiendo en sentido del tiempo. Fran llegó sobre unas dos horas después y, desnudándose, se metió conmigo en la bañera.

- Buff, menuda amiga que tienes… Me ha hecho follarla otra vez en su habitación antes de dejarme marchar.

Por toda respuesta, me acurruqué entre sus brazos sintiendo sus fuertes pectorales. Estaba tan a gusto entre sus brazos.

Durante esa primera semana, estuvimos follando todo lo que pudimos… El sexo con mi hermano se convirtió en una adicción para mí. Volví a la península para recoger a mi hija, porque decidí establecerme en Ibiza con Fran. Para mis padres fue una tranquilidad el hecho de que viviera con mi hermano, sin sospechar la relación que había entre nosotros.

Ahora hacemos vida en pareja, con mi hija y esperando otra fruto de las relaciones incestuosas con mi hermano. Mi hermana Sonia sí ha venido a vernos alguna que otra vez y sabe que estamos juntos; el escándalo del principio se convirtió en tranquilidad, al ver lo felices que éramos el uno con el otro.

En cuanto a Inma… Sigue “feliz” en su matrimonio, también ha venido alguna vez a visitarnos a Ibiza con su marido, que no sabe que mientras el juega al golf, ella se “juega” con mi hermano.

FIN

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