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Entre caperucítas y lobos (Cap 2: ¿Un lobo?)

en Amor filial

La verdad que el día había sido muy intenso, desde los preparativos hasta el término del banquete; sobre todos tras la llegada de Dani, ese misterioso chico del jardín que había resultado ser mi primo. Me sentí cohibida cuando supe quien era y, toda la valentía demostrada cuando nos conocimos, se convirtió en mirada avergonzada hacia el suelo cuando coincidíamos en alguna charla. Encima, el muy condenado, era un autentico imán para el resto de mis primos y consiguió meterse en el bolsillo a todos los amigos de mi hermana, incluso a Jorge, en menos de tres horas.

Ahora estaba en mi casa, ya metida en mi habitación, quitándome los tacones y el vestido y dirigiéndome a la ducha; eran casi las cinco de la mañana pero, para mí, es imposible meterme en la cama sin quitarme ese olor a tabaco pegado al cuerpo…Salí un poco más espabilaba con mi pelo castaño suelto sobre los hombros y mis pechos desnudos mientras me secaba el cuerpo. Poniéndome una camiseta de manga corta para cubrir mi media desnudez, me eché sobre la cama dispuesta a acostarme y ver algo en el ordenador. Sí, otra de mis manías: no poder dormir directamente; será porque no estoy acostumbrada a trasnochar leyendo o viendo una serie de tv.

Así me dispuse a ver una película en el ordenador; recordé en ese momento una de las conversaciones que había tenido con mi nuevo primito durante la noche, en la que se reía al saber que mi genero favorito era el de acción y artes marciales… Me recomendó una película protagonizada por Jet Li llamada Danny, The dog, que me hizo gracia por la concordancia con su nombre. Sin dudarlo un instante, la busqué en un site de películas online y me dispuse a verla mientras seguía con mi proceso de desmaquillado extremo.

No puedo desvelar mucho de la película por si alguno de vosotros quiere verla, pero reía sin parar al pensar en lo que me dijo Dani de que aquella película tenía una moraleja interesante… ¡La madre que lo parió! Una cosa es que me divirtieran las películas de artes marciales y otra muy distinta que sacará enseñanzas existenciales de ellas. Iba por la mitad de la película, ya totalmente desmaquillada, cuando mi teléfono movil vibró sobre la mesilla de noche, al recibir un mensaje de whatsaap. Abrí el móvil para ver un número desconocido, pero con un contenido especial:

-                          Hola, peque, soy Dani; no he tenido la oportunidad de volver a hablar contigo después y quería pedirte perdón.- escribió haciendo que mis manos temblaran.

-                          Hola Dani, ¿por qué tienes que pedirme perdón?- contesté tratando de ser lo más respetuosa posible y no denotar mi nerviosismo, al menos cuando no estaba delante de él.

-                          Ah, hola, creí que estarías durmiendo y que lo leerías mañana… Sólo quiero que sepas que yo no sabía nada de que fueras mi prima. Lo siento. O sea siento, haber sido tu primo.

-                          ¿Sientes ser mi primo? Jajaja… ¿Qué estás diciendo Dani? ¡Que siempre te lias!

-                          No siento eso, idiota… Me refiero a que siento que creyeras que te estaba mintiendo; vi tu cara cuando nos presentaron nuestros padres, y creía que estabas enfadada… Cómo después no estuvimos a solas, pues no te pude preguntar.

-                          Nah, no te preocupes.

-                          Vale, ¿y qué haces despierta a estas horas?- preguntó Dani, con el que, de nuevo como en el parque, me sentía bien hablando en intimidad.

-                          Pues te vas a reír pero estoy viendo la película que me dijiste, Danny The dog

-                          ¿Ah sí? Te gustará, ya veras…

-                          Se llama Danny, como tú.

-                          Sí, pero él es un perro, según tú yo soy un lobo feroz.

En ese momento, si mi interlocutor pudiera ver a través del teléfono hubiera visto subir el color de mis mejillas, que se hacía mucho más evidente por la palidez de mi piel. Y es que, ahora, tendría que soportar las consecuencias de todas esas frases que le dije sin saber que volvería a verlo otra vez en mi vida y, mucho menos, que era mi familia.

-                          Bueno, no te preocupes; todo aclarado…- escribí cambiando de tema y aceptando sus disculpas.

-                          Oye, Nuria, ¿te puedo pedir algo?

-                          Depende. Me conoces de solo hace un día.- le dije bromeando.

-                          No seas bruta… Sólo si querrías salir mañana por la tarde conmigo, me vendría bien conocer cosas de mi familia y contigo con la que, de momento, tengo más confianza. Además así me enseñas la ciudad.

No sabía que contestarle, porque me estaba metiendo en la guarida del lobo como pensaba y escuchaba sus aullidos a través del telefono; si decía que no, podía darle a entender que no quería ningún acercamiento con él… Pero, si le decía que sí podía darle otra idea equivocada y romper mi jaula que me mantenía alejada de cualquier cosa que me hiciera dudar de mi decidida soledad.

-                          Está bien, primito… Iré contigo…- me sorprendí diciéndole

-                          ¡Gracias, peque! Mañana me llamas cuando quieras… Buenas noches o buenos días, más bien.

-                          Buenos días, caperucito.

Se acabó la conversación y el corazón me latía a mil latidos por minuto; empecé a recordar, de nuevo, la corta conversación con mi tía Gertru sobre las elecciones correctas y equivocadas. A todas luces esta seria una elección equivocada. Pero, ¿en qué estaba pensando? Mi primo Dani solo era un chico cualquiera con el saldría a ver la ciudad al día siguiente; una visita guiada de la que disfrutaría porque no hay nada que me guste más que enseñar mi ciudad y todos esos rincones en los que me suelo perder para pensar en mis cosas.

Me tumbé en la cama, sin prestar ya atención a la película, me quedé dormida mirando al techo; puedo decir que fue una de las noches más placidas que he tenido en los últimos años.

Me comencé a despertar cuando noté una mano acariciando mi espalda por debajo de mi camiseta; no me asusté porque sabía perfectamente quien era: mi hermana Maria, siempre usaba ese gesto para despertarme, sobre todo cuando quería algo.

-                          ¿Qué haces aquí?- le pregunté con el pelo despeinado como Mafalda y  frotándome los ojos.

-                          Vine a veros, os echaba de menos…- dijo mi bellísima hermana, con un brillo especial en los ojos y sentándose en mi cama

-                          ¿Y Jorge?

-                          Está en el salón hablando con papá…

-                          ¿Y como te fue la noche de bodas?- dije con una sonrisa picara y despeinando a mi hermana.

-                          ¿De verdad quieres que te cuente?- dijo arqueando las cejas, sabiendo que ese tema siempre me avergonzaba.

-                          No, mejor no, jajaja…- contesté mientras las dos reímos tumbadas en la cama.

Nos gustaba siempre hacernos cosquillas sobre la cama, aunque solía ganar ella, porque sabía cada uno de mis puntos débiles; por un momento, pensé en lo triste que se vería aquella casa sin la alocada de Maria. Sin esos momentos de desfase, de risas porque me quería vestir con algo más que mis jeans y mis converses…

-                          Oye, ¿qué pasa con el primo Dani?- soltó mi hermana como si fuera lo más natural del mundo.

-                          ¿Qué pasa con él? ¿Por qué me preguntas a mí?- dije visiblemente nerviosa y clavando la mirada en el colchón donde estábamos tumbadas.

-                          Me refiero a que qué te parece su aparición… Ya sabes, el tío Mateo se presenta y tiene un hijo y… ¡Un momento! ¡A ti te ha gustado!- exclamó mi hermana que siempre las cazaba al vuelo. ¡Es insoportable en eso!

-                          Pe… ¿Pero que dices, idiota? Sólo digo que me has preguntado por él, y lo conozco de lo mismo que tú.

-                          ¡A mí no me engañas, Nuria!- dijo mi hermana sonriendo.- Te conozco; me esquivas la mirada, te has puesto roja cuando lo he nombrado y, ahora que recuerdo, la cara de descolocada que tenías desde que llegó a mi boda… Me lo vas a admitir o tendré que darte el coñazo hasta que dejes de negarlo.

-                          ¡Para ya, María! Solo es un familiar y me sorprendió conocerlo tan de repente; estaba descolocada por el tío Mateo y su llegada.

-                          Bueno, vale…- dijo mi hermana, que no creía una palabra de mis excusas.- Pero, eso es que te gusta y conseguiré que me lo digas.

Me levanté de la cama como si ordenara mi escritorio, para evitar las miradas de mi hermana que eran capaces de desenmascarar el más oculto de mis secretos… Me giré hacia ella con la idea de cambiar el tema de conversación y olvidar todo lo relativo a Dani.

-                          ¿Y como que habéis venido?

-                          Bueno, ya te dije que os extrañaba y, además, nos vamos de viaje de novios en dos días y queríamos estar estos días con la familia. ¿Qué planes tienes hoy?

-                          Pues… He quedado con Dani…- dije medio avergonzaba pero rompiendo a reír a la misma vez que mi hermana.

-                          ¿Cómo que has quedado con Dani?- dijo riendo y levantándose de la cama para abrir mi armario, preparando seguramente en su cabeza lo que ella veía como un cita romántica.

-                          Charlamos esta madrugada por whatsaaps cuando llegué de la boda y me pidió que quedáramos para enseñarle la ciudad y eso…- dije queriendo quitarle importancia al hecho.

-                          ¿Y cómo diablos consiguió tu teléfono? ¿Le diste tu número?

-                          ¿Yo? No…- dije cayendo en la cuenta por primera vez de que no sabía como tenía mi número, porque no veía a mi padre dándole mi número a un chico, por muy primo mío que fuera.

Las dos nos quedamos pensando mientras nos mirábamos a la cara, con cara de sorpresa; pero, en pocos segundos, llegamos a la misma conclusión… Sólo había una persona lo suficientemente enredosa para darle mi número a un chico.

-                          Jorge…- susurramos las dos a la vez para, inmediatamente, repetir el nombre a voz en grito como llamada.- ¡Jorgeeeeeee!

-                          ¡Que queréis, locas!- dijo el marido de mi hermana entrando en la habitación.- ¿Por qué gritáis tanto?

-                          ¿Tú le has dado a mi primo Dani el teléfono de mi hermana- dijo María, levantándose de la cama y poniendo los brazos en jarras en su cintura.

A Jorge le cambió la cara y, con los ojos abiertos como platos y tragando saliva, se giró sobre sus talones y trató de huir hacia el salón.

-          ¡Ni se te ocurra salir por esa puerta, cabezón!- le gruñó mi hermana, haciendo que mi cuñadito se parara en seco y yo reía.

-          Cariño, te juro que no lo hice con maldad; parece buen tío y me pidió el teléfono de tu hermana para llamarla hoy para tomar algo, porque suponía que nosotros estaríamos liados.- dijo Jorge tratando de justificarse.

En el fondo era un muy buen tío, siempre solía meter la pata y se ganaba alguna que otra bronca de mi hermana. Pero había caído en gracia en la familia y, a pesar de su actitud chulesca, tengo que admitir mi simpatía hacia él.

-                          ¿Y por qué tratabas de huir?- dijo mi hermana mirándolo.

-                          Joder, ¡porque me dais miedo cuando estáis las dos juntas! Y porque no sé que habrá hecho Dani con el teléfono.- dijo rascándose la cabeza de una manera graciosa.

-                          La ha llamado para quedar con ella, para que salgan hoy por la mañana a ver la ciudad y charlar.

-                          ¡Oh dios mío! ¡No me digas que se le ha ocurrido llamar a su prima para quedar a tomar algo y ver la ciudad juntos! ¡Qué hombre más depravado!- dijo Jorge, con las manos en la cabeza simulando un escándalo, en un evidente sarcasmo.- ¡Estáis locas! ¿Qué hay de malo en eso?

-                          ¡Lárgate de aquí!- dijo María, lanzándole un cojín que mi cuñado esquivó cerrando la puerta y saliendo de la habitación.

-                          Jorge tiene razón; como siempre, le das demasiadas vueltas  las cosas… Dani sólo quiere que le enseñe la ciudad…

-                          Nuria, a mi no me engañas y lo sabes… ¿Tú aceptar salir con un chico que conoces de menos de veinticuatro horas? ¡Estás coqueteando con él!

-                          ¿Pero que dices? ¡No estoy coqueteando!

-                          Bueno, una de esas formas raras que tienes de coquetear… Con esa forma intelectual que te gustas; de frases con segundas intenciones y de explicaciones sobre todo.- dijo mi hermana que se empezó a poner pesada.

-                          ¿Sabes lo que te digo? Que voy a mandarle un mensaje a Dani y le voy a decir que no puedo quedar.- dijo muy enfadada con la intromisión de mi hermana.

-                          No serás capaz…- dijo mi hermana.

-                          Ya verás como soy capaz…- dije mientras agarraba el móvil y me ponía a escribir.

-                          ¡Nuria, no seas cría!

-                          Así no hay no malentendidos, ni coqueteos, ni ninguna tontería…

María se quedó callada mirándome mientras yo escribía y mandaba el mensaje a mi primo Dani; después suspiró al ver como dejaba el móvil sobre la cama y negó con la cabeza.

-                          Eres una cabezota, Nuria… Te dejas llevar por los arrebatos y no es una buena forma; no perdías nada enseñándole la ciudad a un chico como él.- dijo para salir de mi habitación dejándome sola.

Me quedé en mi habitación, puse el ordenador y conecté los altavoces para escuchar música; salí a la cocina para coger un vaso de zumo y prepararme unos sándwich para almorzar y volver a mi habitación, mientras mi padre me miraba con cara extraña pero, como siempre, sin un solo reproche… Por un lado me sentía mal por haber dejado tirado a mi primo Dani, pero quería cortar por lo sano cualquier intención por su parte de querer emparejarse. ¿Otra vez con mis extrañas ideas? En parte María tenía razón en que el miedo a la posibilidad de que cualquier chico tratara de romper esa barrera que había construido, me impedía darme la oportunidad de conocer a personas. Sin importar si era chica o chico, simplemente personas…

 Me dí una ducha para espabilarme un poco y conecté el ordenador para  poner la película de Danny The dog, que había dejado a medias; y allí me quedé con mi pequeño short puesto y una camiseta reivindicativa de una concentración estudiantil, abrazada a mi almohada con los auriculares puestos, sonriendo al tratar de buscar alguna enseñaza que sacar de aquella película… Definitivamente, Dani estaba loco.

Unos golpes sonaron en la puerta de mi habitación; esa forma tan peculiar de mi padre de llamar a la puerta con una serie de golpes rápidos como si se comunicara por código morse.

-                          Dime…- contesté, mientras mi padre abría la puerta.

-                          Nuria, soy Dani…- dijo mi primo, vociferendo a traves de la puerta sin llegar a entrar..

Traté de tranquilizarme mientras saltaba de la cama como un resorte y trataba de peinar mis pelos a lo Mafalda de estar todo el día tumbada; me miré al espejo y, con una forzada sonrisa, me dirigí a la puerta de mi habitación.

-                          ¡Joder!- grité deteniéndome antes de abrir al acordarme del short que llevaba puesto.

Abrí el armario deprisa y observé el maravillo ropero que tenía; a quien quería engañar, mi ropa se limitaba a pantalones vaqueros, camisetas amplias que me encantaban y alguna que otra blusa… Nunca he sido muy partidaria de faldas cortas y ese tipo de ropas, supongo que porque siempre he preferido la comodidad a la provocación… Unos jeans de color claro y una camisa azul con una camiseta blanca debajo fue el atuendo elegido para recibir a mi primo.

-                          ¿Nuria? ¿Estás bien?- preguntó mi primo, desde la puerta volviendo a llamar.

-                          ¡Sí, ya salgo, pesado!- dije totalmente histerica, porque si hay algo que me saca de quicio es no tener las cosas controladas al milimetro y parece que mi primito era de las típicas personas que rompen esquemas allá por donde pasan.

Salí al salón a los pocos minutos, donde se escuchaban unas sonoras carcajadas, y allí estaba mi primo sentado junto a mi padre.

-                          ¿Vas a salir?- dijo mi padre, interrumpiendo la animada conversación con mi primo que tenía la extraña cualidad de caer bien a todo el mundo.

-                          Bueno, había quedado con Dani, para enseñarle un poco la ciudad y habíamos quedado con mis amigas.- me excusé sabiendo que eso daría mas tranquilidad a mi padre a la hora de salir con un chico, por muy familiar nuestro que fuera.

Mi primo seguía observando la situación, sorprendido por todo lo que estaba pasando. Se levantó del sofá y tengo que decir que vestido de forma informal estaba incluso más atractivo que con ese traje de corbata. Unos pantalones vaqueros rajados en sus rodillas y una camiseta morada de manga corta que marcada sus bíceps y su pecho musculoso y un tatuaje que adornaba su antebrazo.

-                          ¿Nos vamos?- dije mirándolo con un gesto de fastidio por haberse presentado en mi casa sin avisar.

-                          S… Sí…- dijo Dani mientras señalaba la puerta y me daba paso.

-                          Tened cuidado y no volváis muy tarde…- dijo mi padre con su dedo índice en alto, en un gesto reprobador que no le pegada en nada.- Y, Dani, cuídala.

-                          ¡Papá!- protesté poniendo roja como un tomate.

-                          ¿Qué quieres? Es tu primo y debe cuidarte; no me fío de esos amigos que tienes.

-                          No te preocupes, tío…- dijo Dani estrechando la mano de mi padre.- Mi padre me dijo que te llamaría para ver el futbol esta noche.

-                          ¡Ah, genial! Ahora lo llamaré…

Salimos a la calle y avanzamos unos pasos en silencio uno al lado del otro, hasta alejarnos lo suficiente de mi casa.

-                          ¿Estás enfadada conmigo?- dijo Dani, que seguía unos pasos por detrás de mi.

-                          No, pero creí que habías recibido mi mensaje, que no podía quedar…

-                          Sí, pero no me gusta darme por vencido tan fácilmente.

-                          ¿Me estás vacilando?

-                          ¡Nah! Eres demasiado gruñona para vacilarte.

-                          Primero me vacilas y luego me dices gruñona… ¿Sabes? Tiene una extraña forma de…- y corté la frase porque no sabía muy bien que decir.

-                          ¿De ligar?- dijo Dani, sonriendo y poniéndose a mi lado.

-                          ¡No iba a decir eso, idiota!- dije poniendo mi piel de color rojo sangre.

-                          Sí, ibas a decirlo…

-                          ¡No iba a decirlo!- protesté airadamente.

Dani se limitó a encogerse de hombros y a seguir caminando en silencio; me miraba y sonreía, lo que me ponía más nerviosa… Nunca me han gustado los tíos tan seguros de sí mismos, pero en el caso de Dani era diferente porque no era chulería sino un carácter bromista que me hacía rechinar los dientes. Me sujetó del brazo haciendo que me girara hacia él y me miró a los ojos.

-                          Mira, Nuria, ¿por qué no hacemos una cosa?- dijo dejándome de nuevo descolocada ante lo que pretendía.- Te invito a tomar algo en ese bar, nos tranquilizamos, me enseñas la ciudad y hablamos como dos personas normales… Y, si te portas bien, quizás te pida perdón por haberme presentado en tu casa.

-                          Eres un…

-                          ¿Encanto?

-                          ¿De verdad te funcionan esas cosas con las chicas?- dije sacando mi artillería: mi famoso escudo antimisiles, patentado por Nuria, para su uso y disfrute.

-                          ¿Y a ti con los chicos?- contestó torciendo por primera vez el gesto.- Extraña forma de tranquilizarte tienes, peque.

-                          ¿Por qué me llamas peque?

-                          Bueno, eres más baja que yo…

-                          Y tú más tonto…- dijo apretando los puños, tratando de quedar por encima de él en la discusión.

Dani rió a carcajadas y me cogió de la mano para llevarme hacia la terraza; al llegar algunas personas del bar nos miraban lo que me hizo deponer mi actitud, porque parecíamos un pastor arrastrando a una oveja al matadero.

-                          Bueno, vamos a hablar tranquilos… ¿Qué te pasa?- dijo Dani mientras llamaba para que se acercara un camarero.

-                          ¿Qué me pasa?- pregunté sin saber muy bien por donde iban los tiros.

-                          Pues eso, que no sé que ocurre… En la boda hablabas conmigo genial y ahora, resulta que te has convertido en una bruja.

-                          ¿Me has llamado bruja?- dije sorprendida.

-                          Bueno, lo siento… No quería decir eso, sino que te ha cambiado el carácter como si yo te hubiera hecho algo malo; ya te pedí perdón ayer por el malentendido.

-                          Lo siento…- dije mirando a la mesa y agarrando el vaso de coca cola que el camarero acababa de traer.

-                          ¿Qué has dicho?- dijo Dani, disfrutando del momento.

-                          Que lo siento, haberme puesto así… No me gusta que me descoloquen; y tienes que admitir que presentarte en mi casa ha sido un poco fuerte…

-                          Bueno, digamos que tampoco tenía mucho donde elegir…No conozco a nadie aquí.- dijo riendo.

-                          ¡Eres un idiota!

-                          No te enfades, primita. Ya te dije que me gustas… Te veo buena chica y me apetece conocerte; de hecho eres la única familia que tengo, porque por parte de mi madre no tengo primos. Creo que eres una persona con la que se puede hablar… ¡No te estoy tirando los tejos!

-                          Supongo, sería un poco fuerte… ¡Eres mi primo!

-                          Bueno, el hecho de que me gustes no tiene porque implicar sexualmente… Yo digo que una persona me gusta cuando creo que puedo tener una conversación con ella que vaya más allá de monosílabos. Y, perdona que te lo diga así, pero tendré que utilizarte para saber algo más de la familia de mi padre…

Le dí un sorbo a mi bebida mirando a Dani directamente, porque algo en sus ojos me decía que el chico era sincero; quizás tuviera un poco de peligro, porque para nada era un angelito, pero no era nada preocupante que no pudiera torear.

-                          ¡Nuria!- escuché un voz a mis espaldas, justo cuando iba a empezar la conversación; lo que me temía… Que alguna de mis amigas me encontraran con un chico al que no conocían y dieran rienda suelta a su imaginación.

-                          ¡Hola, Ali!- saludé un poco más tranquila, al comprobar que era mi mejor amiga y no me haría ningún espectáculo en público; pero antes de que su cabeza loca sacara conclusiones precipitadas, traté de arreglarlo.- Te presento a mi primo Dani, vino a la boda de mi hermana y me ha tocado sacarlo a pasear.

-                          ¡Vaya! Así que te han liado para que saques a pasear a tu prima la cortada.

-                          No creas que es tan cortada… Ya me ha llamado tres veces idiota y no sé que más…- soltó Dani con una sonrisa, haciendo que Ali me mirara con cara de asesina; era mi mejor amiga, pero la mayor critica en mi cruzada contra las relaciones personales.

-                          Sí, la niña me ha salido muy expresiva cuando quiere…- dijo mi amiga mientras me daba una colleja.- ¿Hasta cuando vas a estar aquí, Dani?

-                          Pues una semana, aprovechando que estamos de vacaciones de verano, mi padre quiere pasar unos días aquí.

-                          ¿Por qué no te vienes esta noche con nosotros que vamos a salir a tomar algo?

Mi cara tuvo de cambiar de color y pellizqué el trasero de Ali que seguía de píe a mi lado… Ella dio un brinco mientras aullaba de dolor y Dani me miraba sonriendo porque le había percatado de todo.

-                          No lo sé, ya veré… Prefiero quedarme en casa con mi padre.- dijo Dani mientras miraba a mi amiga a los ojos.

-                          Bueno, como tú veas… Me marcho ya; y, Dani, cuídamela, ¿vale?- dijo Ali guiñándole un ojo a mi apuesto primo.

Nos quedamos un rato en silencio y, cuando Ali estuvo lo suficientemente lejos, Dani levantó su vaso para hacer un brindis, dejándome sorprendida. Se encogió de hombros y cambió su sonrisa por un gesto serio.

-                          Mira, esto es absurdo.- soltó como si algo hubiera ocurrido.

-                          ¿Cómo?

-                          Darme cabezazos contra una pared, peque… Te empeñas en encerrarte en una jaula y no me apetece forzarte a salir.

-                          Pero…

-                          ¡Cállate, Nuria!- dijo de forma autoritaria y dejándome perpleja con una reacción que, en cualquier otro hombre, me haría saltar como una tigresa.- Creo que estás demasiado acostumbrada a que nadie te diga lo que no quieres oír; yo sólo pretendía conocer a una chica que, sin saber que era mi prima, me parecía lo suficientemente interesante como para dedicarle unos días a conocerla…

-                          Bueno, yo…

-                          Déjame acabar… Creo que he tratado de ser simpático, lo único que pretendía, una vez que supe que eras mi prima, era conocer a partir de ti a mi familia. Pero creo que lo estás pasando mal con todo esto, y no es mi intención; así que, nos tomamos está coca cola, volvemos a tu casa y ya está…

-                          Oye, yo no quería que…

-                          Peque, no tienes que dar explicaciones… No estoy enfadado, simplemente no puedo pretender que todas las personas vayan a mi ritmo. Voy a estar aquí una semana, así que habrá tiempo para arreglar todo esto.

Después de soltar todo eso, Dani levantó la mano para llamar al camarero y poner cinco euros sobre la mesa; luego se levantó, a la misma vez que yo, y caminó a mi lado volviendo esa sonrisa a su cara.

-                          ¿Sabes? Ali es la segunda persona que me pide hoy que te cuide… ¿Has tenido algún problema?

-                          ¡Nah! Lo que pasa que Ali y mi padre son super protectores conmigo.- dije sacando como podía las palabras, porque la verdad estaba avergonzaba por haber provocado esa reacción en mi primo.- Oye, Dani…

-                          Dime.

-                          Siento mucho como me he portado; tienes razón en que estoy un poco a la defensiva… Yo lo llamo mi escudo anti misiles particular; pero no debería ponerme así contigo, porque no has hecho nada malo… Déjame compensarte, por favor.

-                          No seas tonta, no tienes que compensarme nada… Yo sabré esperar a ganarme tu confianza; eres una chica que me merece la pena conocer.- dijo mientras llegábamos a la puerta de mi casa.

-                          ¿Sabes una cosa? Tienes razón, eres un encanto…- dije desde el umbral de mi puerta, sorprendiéndome a mi misma por mi atrevimiento.- ¿Por qué no te vienes esta noche a tomar algo con mis amigos y conmigo?

-                          Da igual, peque… Tú estarás más cómoda sin tener que estar pendiente de mi y yo me quedaré a ver el futbol con tu padre y el mío.

Me encogí de hombros aceptando su decisión, mientras me acercaba para darle dos besos en las mejillas; él me aproximó cogido a mi cintura, en un gesto que me pareció de lo más tierno del mundo porque no tenía ninguna connotación sexual.

-                          ¡Ah! Se me ha ocurrido una forma de que te ganas mi perdón, gruñona.- dijo mientras yo arqueaba las cejas.- Dentro de dos o tres días van a venir una  pareja amiga mía, y querría salir a tomar algo y enseñarle la ciudad de mis padres. ¿Podrías hacer de guía?

-                          Con una condición…- dije mirándolo a los ojos.

-                          Me dan miedo tus condiciones…

-                          No me creo que un tío como tú tenga miedo de una chica como yo.

-                          Bueno, me da miedo todo aquello que no puedo controlar… Y tú eres incontrolable.- dijo, poniendo en sus labios palabras que podía yo firmar perfectamente sobre lo que me hacía sentir a mí.- ¿Cuál es esa condición?

-                          Qué salgas conmigo está noche.

-                          ¿Me estás pidiendo una cita?- dijo con esa sonrisa que empezaba a resultarme tremendamente atractiva.

-                          ¡Eres un engreído!- dije pellizcándole en un brazo.- Pero, de acuerdo, llamémosle cita…

Dani me miró con esa media sonrisa en su cara y, ofreciéndome su mano para estrecharla, me dijo:

-                          Trato hecho, vendré a recogerte a las diez y media, ¿te parece?

-                          Vale…- dije dándome la vuelta para entrar en casa.

-                          ¿Sabes una cosa? Sigo pensando lo mismo que ayer…- dijo mientras yo me detenía y lo miraba. Sus ojos bajaron de mi cara a la parte baja de mi espalda.- Tienes un buen trasero…

-                          Eres un…

-                          ¿Encanto?

-                          ¡Un idiota!- dije riendo, por esa maldita forma de ser que tenía que tanto me atraía.

-                          Lo suponía…- dijo mientras se iba hacia la casa  de mi tía Gertru, la antigua casa de mi abuela materna, donde pasaban esos días.

Yo lo miré unos instantes, desde el umbral de la puerta y, la verdad, él tampoco tenía mal culo… ¡Dios, si Ali me escuchara!

(CONTINUARÁ)

 

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El principe de los picaros (Capítulo 11: Daños)

El principe de los picaros (Cap 10: Decisiones)

El principe de los picaros (Cap. 9: Determinación)

El principe de los picaros (Capítulo 8: Desdicha)

El principe de los picaros (Capítulo 7: Dudas)

El principe de los picaros (Capítulo 6: Dolor)

El principe de los picaros (Capítulo : Doctrina)

El principe de los picaros (Capítulo 4: Dilema)

La calma y la furia

El principe de los picaros (Capítulo 3: Deseos)

El principe de los picaros (Capítulo 2: Desafio)

El principe de los picaros (Capítulo 1: Destino)

El principe de los picaros (Prólogo)

El primero en... (Epilogo)

El primero en... (Morir: Capitulo 10. Final)

El primero en... (Arriesgar: Capitulo 9)

El primero en... (Huir: Capítulo 8)

El primero en... (Confesar: Capitulo 7)

El primero en... (Sucumbir: Capítulo 6)

El primero en... (Perder: Capítulo 5)

El primero en... (Leer: Capítulo 4)

El primero en... (Descubrir: Capítulo 3)

El primero en... (Jugar: Capítulo 2)

El primero en... (Fantasear: Capítulo 1)

El primero en... (Conocer: Prólogo)

Regreso a casa (epílogo)

Regreso a casa (capítulo 12: Soluciones)

Regreso a casa (capítulo 11: Pasado y futuro)

Regreso a casa (capítulo 10: Grilletes del alma)

Regreso a casa (capítulo 9: Consecuencias)

Regreso a casa (capítulo 8: El error)

Regreso a casa (capítulo 7: Verónica)

Regreso a casa (capítulo 6: La consecuencia)

Regreso a casa (capítulo 5: Encuentros)

Regreso a casa (capítulo 3: Conociéndose)

Regreso a casa (capítulo 4: Ante todo, sinceridad)

Regreso a casa (capítulo 2: Volver a sentir)

Regreso a casa (capítulo 1: Prólogo)

El curso (y 4)

El curso (3)

El curso (2)

El curso (1)

Pequeño hermano mío: Y vivieron felices.(Epilogo)

Pequeño hermano mío: Viviré para hacerte feliz

Pequeño hermano mío: Tú y yo es nosotros

Pequeño hermano mio: Por ahora...

Pequeño hermano mío: El tiempo no todo lo cura...

Pequeño hermano mío: Dudas

Pequeño hermano mío: Cuando el rio suena...

Pequeño hermano mio: Cosquilleo

Pequeño hermano mío: Carmen, ¡cuentamelo ya!

Mi querido vecino

Reencuentros y recuerdos (y 3)

Reencuentros y recuerdos (2)

Reencuentros y recuerdos (1)

Verdades que duelen (Parte 2 de 2)

Verdades que duelen (Parte 1 de 2)

Miradas (Parte 2 de 2)

Miradas (Parte 1 de 2)

Mi hermanazo Marcos (El final del final)

Mi hermanazo Marcos (Jugando con fuego)

Mi hermanazo Marcos (la historia sigue...)

Breves historias de morbo: Vacaciones de verano

Breves historias de morbo: Al salir de trabajar

Mi hermanazo Marcos (el desenlace)

Mi hermanazo Marcos (2)

Mi hermanazo Marcos

Despedida de soltera (y 3)

Vacaciones en Tenerife (3 y fin)

Vacaciones en Tenerife (2)

La Despedida de soltera (2)

Vacaciones en Tenerife

La Despedida de soltera

Infiel con mi cuñada (2)

La visita de mi sobrino (2)

La visita de mi sobrino

Conquistando a mi tia (el desenlace)

El encuentro (Conquistando a mi tia 3)

Conquistada por mi sobrino

Infiel con mi cuñada

Conquistando a mi tía