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Mi hermanazo Marcos (2)

en Amor filial

            Esa mañana me levanté bastante tarde, porque la noche anterior se había extendido más de lo normal. Me metí en la ducha directamente para espabilarme y aprovechar este domingo. Mientras el agua caía sobre mi desnudo cuerpo, me puse a poner en orden mis pensamientos sobre todo lo que pasó la noche anterior.

            Silvia y yo volvimos de la discoteca sobre unas dos horas después, para encontrarnos con mi hermano Marcos y con la madre de mi amiga que nos esperaban en el pub de la plaza. Cuando llegamos, tenía miedo de encontrar una escena que no pudiera soportar. Tengo que admitirlo: estaba celosa de que esa mujer estuviera charlando con mi hermano. Pero, gracias al cielo, cuando llegamos la pareja sólo estaban manteniendo una animada conversación entre risas, pero sentados uno enfrente del otro, por lo que el temido contacto físico era inexistente. Tomamos un par de copas con ellos, donde en ningún momento nos dieron de lado en la charla, lo que hizo que me tranquilizara.

            Después nos separamos, para que Marcos me llevara a casa y Silvia se fuera con su madre. Mi hermano, durante el trayecto de vuelta a casa, charló conmigo preguntándome sobre la ropa que llevaba puesta… Ahí me dí cuenta de que la mochila la dejé en casa de Silvia y que iba con la ropa “indecente” que no me dejaba vestir mi padre.

            - Marcos, porfa, no digas nada a papá- le dije suplicando con cara de niña buena.

            - No te preocupes peque, ya sabes que siempre te cubro delante de él…- me dijo con una sonrisa en los labios, pero mirando de reojo mis muslos desnudos, lo que me excito de sobremanera.

            - Gracias, tate…- le susurré besándole en la mejilla y pegando mis pechos a su brazo, mientras el conducía.

            Él no pareció inmutarse por mi caricia y se limito a sonreír, poniendo la mejilla para recibir mi beso. Me quedé perpleja, no estaba acostumbrada a que un tío pasará de mis encantos de esa forma y me dí cuenta que estaba siguiendo el juego a mi amiga Silvia… Esa misma noche en la discoteca, me había sugerido que ella quería ver hasta donde era capaz de llevar a mi hermano. Eso no me molestó en absoluto, porque lo de Silvia era diferente a lo de su madre.

            Pues ahí estaba yo bajo la ducha absorta en mis pensamientos, cuando sonó mi teléfono móvil; salí como pude, tratando de no escurrirme y cogiendo una toalla en la que liarme.  La pantalla iluminada del móvil me informaba de que la insistente llamada era de Silvia.

            - Dime, nena… Me has pillado en la ducha.- le dije mientras ataba la toalla alrededor de mi cuerpo.

            - Joder, vaya horas de levantarte, jaja.- me dijo entre risas mi amiga.

            - Tía que estoy de vacaciones; además hace un buen rato que me he levantado, pero estaba dando una super ducha relajante.

            - Sí, sí… Sería para que se te pasara el mal rato por lo de ayer…

            - ¿Lo de ayer…?- repliqué no sabiendo muy bien por donde iban los tiros, aunque sabía que Silvia nunca decía las cosas por decir.

            - El careto que tuviste todo el rato que estuvimos con tu hermano y con mi madre.

            - ¡Que dices, tía!. Simplemente estaba cansada…

            - Vete a la mierda, nena… Que te conozco desde los doce años. Tú estabas celosa.

            - Bueno, déjalo ya, ¿vale?- le dije tratando de cortar su reprimenda, que por otro lado tenía toda la razón del mundo- Además, no creo que me hayas llamado para echarme la bronca.

            - Venga, no te enfades con tu Sivi, jaja- bromeó tratando de rebajar la tensión de la conversación.- Te llamaba porque iba a ir al centro a ver tiendas, por sí te recogía de tu casa.

            - Sí, sí… Dame una hora, y estaré lista.

            - Perfecto, comeremos en el centro comercial… Al final nos van a dar tarjeta VIP en esa hamburguesería. Date prisa, ¿vale?- se despidió cortando la conversación.

            Dejé el móvil, sobre el lavabo y liada en la toalla, que apenas cubría mis pechos y mis piernas muy por encima de la rodilla, salí del aseo para dirigirme a mi habitación. Justo cuando iba por mitad de del pasillo, Marcos salió de su habitación; iba con un pantalón de deporte y con el torso desnudo con sus abdominales marcadas y totalmente depilado.

            - Vaya, peque, este modelito te tapa un poco menos que el que llevabas ayer, jaja- bromeó dirigiendo al aseo que yo acababa de abandonar.

            Sin dirigirle ninguna palabra respondí a su broma sacándole la lengua y, dándome la vuelta, subiendo mi toalla y enseñándole el culo, mientras me dirigía a mi habitación.

            - Si no fueras mi hermana…- soltó mirando mi culo y sonriendo.

Su afirmación me dejó blanca, me giré hacía él, esbozando una nerviosa sonrisa, como para no darle importancia. Él se giró hacía la puerta de su habitación, sin dejar de reir, quitando tensión al momento. Yo no pude evitar mirar, el bultazo que se marcaba en su pantalón deportivo.

Entré en mi habitación, cerrando la puerta tras de mí y apoyándome en ella. Si no fueras mi hermana. Traté de recuperar la compostura y dejando caer la toalla al suelo, comencé a vestirme poniéndome un tanga rojo diminuto. Si no fueras mi hermana. La frase retumbaba en mi cabeza y noté como mis pezones estaban durísimos. Marcos volvía a ganarme en la batalla de la seducción.

Pero no estaba dispuesta a rendirme. Mi orgullo no me lo permitía y, poniéndome sólo una camiseta de tirantes que marcaban claramente mis tetazas y mis erectos pezones y tan sólo con el tanga debajo, me dirigí hacia el baño donde estaba mi hermano y abrí la puerta sin avisar.

- Perdón, tate, me he dejado el móvil aquí…- dije como excusa mientras oía el agua de la ducha.

- Pasa, peque, creo que está encima del lavabo- me dijo girando su cabeza y viendo como, para orgullo mío, dirigía absorto la mirada hacía mi tanga y mis tetas, para volver a girar la cara dándome la espalda un poco confundido.

Cogí el móvil, orgullosa de haber logrado mi objetivo, pero mis ojos se fueron al trasero de mi hermano, que me daba la espalda mientras el agua de la ducha le caía por su escultural cuerpo. ¡Y menudo culo tenía el cabrón!. Traté de disimular para no empañar mi victoria y antes de salir del aseo, ya con el móvil en la mano, me giré para decirle.

- Bonito culo, tate… Si tú tampoco fueras mi hermano…- sonreí saliendo del baño y dejándolo con la palabra en la boca. Touché. Set y partido…

Me puse un sujetador rápidamente y una minifalda, para salir de la casa  antes de que mi hermano saliera del baño. No quería otro asalto, por ahora.

Silvia me recogió en la puerta de mi casa unos minutos después, como siempre en su scooter, y nos dirigimos al centro comercial. Por supuesto, no le comenté nada de la particular guerra entre Marcos y yo, para no seguir alimentando sus teorías incestuosas.

Pasamos casi toda la tarde en el centro comercial, donde nos encontramos con Lucas y Adrián y tomamos unos helados. Por supuesto, Lucas no paró de alabarme intentando de nuevo llevarme a un sitio apartado, pero después de la experiencia de la noche anterior le haría esperar unas semanas antes de contentarlo. De todas formas, su mano se perdió más de una vez entre mis muslos, cosa que le permití para que al menos así calmara su calentón.

- Hola, peque…- escuché a mis espaldas, quedándome helada al reconocer la voz de mi hermano y retirando rápidamente la mano de Lucas de mis piernas.

- ¡Marcos!, ¿Qué haces aquí?- contesté reponiéndome del susto.

- Pues comprándome ropa, que me vine con lo justo para no viajar cargado…- me dijo mostrando las bolsas que llevaba en sus brazos.

- Hola Marcos- dijo Silvia levantándose de su silla y casi abalanzándose sobre mi hermano.- ya te vale, que ni me saludas…

- Hola guapa, no me ha dado tiempo…- contestó mi hermano, dejando las bolsas en el suelo y abrazándola  y dándole dos besos en las mejillas.

La zorra de mi amiga, sabía jugar sus cartas y tenía que admitir que Marcos le ponía tan cachonda como a mí, con la única diferencia de que era mi hermano. Sus pechos se pegaron al cuerpo de mi hermano al recibir los dos besos, sin que mi hermano se inmutará. Bueno, al menos su pasividad ante los encantos sexuales no era sólo conmigo…

- Bueno, chicas, me voy que quiero ver si veo unas zapatillas que después he quedado… Tengo el coche aquí por si queréis que os lleve luego.

- No, hemos venido en la moto de Silvia, muchas gracias- agradecí el gesto.

- Y si no, las acompañamos nosotros- dijo Lucas levantándose en tono amenazante y no llegando más allá del hombro de mi hermanazo.

- Tranquilo, campeón… Todas tuyas.- contestó sin tomarse en serio la absurda amenaza de mi acompañante que, por supuesto desconocía nuestro parentesco.- Hasta luego, guapas, nos vemos.

Cuando mi hermano se alejó con las bolsas en sus manos, yo no me pude reprimir y mirando a Lucas muy enfadada le dije:

- ¡Pero tú de que vas, tío! ¿A que ha venido eso?

- Joder, ese tío os estaba tirando los tejos delante nuestra…- protestó Lucas, mientras Adrián, mucho más sensato trataba de calmarlo.

- Pero Luquitas, si ese tío es… ¡Auuuh!- trató de explicar Silvia, que recibió una patada mía por debajo de mesa para que se callara.

- Ese tío es… un amigo y tú no tienes derecho a ponerte así, porque nosotros no somos novios ni nada por el estilo…

- Pues ese tío me suena un montón. Lo he visto antes y no se donde…- dijo Lucas un poco más calmado.

- Difícil, porque acaba de llegar a la ciudad… Así que déjate de pamplinas para justificarte.- le repliqué para quitarle la razón.

- Que no, tía. Que es verdad, que me suena un montón… Mira, siento como me he puesto, perdóname, ¿vale?

- No sé, me ha molestado mucho esa actitud de gallito de corral… Ya hablaremos. Nos vamos…- le dije cogiendo del brazo a Silvia y alejándonos de allí, mientras mi amiga se giraba, lanzándole un beso a Adrián desde lejos sonriendo.

- Vale, pero te juro que lo conozco, Esta noche nos vemos y te lo digo, cuando me acuerde de qué.

Nos alejamos lo suficiente para que no nos escucharan y comencé a reírme divertida, provocando las carcajadas de Silvia también.

- Que fuerte…-dijo mi amiga- Como ha callado tu hermano a Lucas.

- Sí, no le ha dado opción…- contesté sonriendo aún

- Cada día que pasa esta más bueno, el hijo puta…

- Pues tendrías que haberlo visto desnudo- le dije no pudiendo aguantar más el contarle lo ocurrido esa mañana.

- ¿QUÉEEEEE…?-gritó Silvia parándome de un tirón y mirándome con cara de “o me lo cuentas todo o te mato”

- Tranquila, te lo contaré todo… Sólo he entrado en el baño mientra se duchaba y le he visto de espaldas con el culo al aire.

- Madre mía… Él cada vez más bueno y tú cada vez mas guarra, jaja.

- Serás golfa, si te has rozado con él que un poco más y te deja preñada.

- Todo se andará, Sandrita…- dijo reanudando el paso y dejándome atrás.

Seguimos viendo tiendas durante un buen rato más, creo que más por ver si nos encontrábamos otra vez a Marcos que por una necesidad real; hasta que nos cansamos y decidimos poner al día de compras…Una vez que nos montamos en la moto dejamos la conversación hasta llegar a casa de Silvia, donde teníamos pensado bañarnos en la piscina. Subimos a su habitación para cambiarnos poniendo música en el ordenador, ya que su madre no estaba y no nos regañaría.

Mientras yo me ponía un bikini prestado por Silvia, que dejaba poco a la imaginación al tener bastante menos tetas que yo, ella se puso a elegir música  en el ordenador portátil que nos bajaríamos al jardín.

- Anda mira… He recibido un correo de Adrián, que mono… ¿Sabes? Este chico me gusta…

- Si claro, te vas a casar con él…- reí mientras colocaba mis pechos dentro del bikini.

- Sólo he dicho que me gusta y que tal vez… No sé..

- Cariño, le comiste la polla junto a otro amigo suyo y te has rozado con mi hermano como una lapa delante suya… No sé yo la opinión que tendrá de ti.

- Pues es verdad…- dijo mientras leía el correo que le había mandado y sonreía.- Mira lo que dice: “Hola guapa. Lucas seguro que no se acuerda que no si sé de donde conoce al tío ese que hemos visto en el centro. Aquí te mando algo para que lo veas, que creo que te va a interesar… Se llama Lexxxus. Menudos amigos te echas, jeje. ¿Nos vemos esta noche?”

- Otro tonto, ¿de qué coño van a conocer a mi hermano estos dos? Si vive en Estados Unidos…- dije bastante molesta, quitándome la parte de arriba del bikini y dejando mis tetas al aire, para estar más cómoda.

- Jooooooder…- me interrumpió Silvia a la vez que el cuarto se llenaban de unos gritos increíbles provenientes del ordenador, mientras se esforzaba por bajar el volumen.

Me giré rápidamente hacia la pantalla del ordenador, entre asustada e interesada y lo que vi me dejó de piedra: Ahí estaba mi hermano haciendo una comida de coño a una rubia neumática de pechos de silicona que no paraba de gemir. Aquello era una escena porno rodada en inglés y allí estaba Marcos con su lengua metida entre las piernas de esa porn-star que se corría a gritos de la boca de mi hermano.

- Jo…Joder con tu hermano, ¿no?- tartamudeó Silvia rompiendo el incomodo silencio y tapando por un momento los berridos de la rubia.

- Quita eso, tía…

- Y una mierda, nena… Ya que no lo puedes catar al menos míralo. Tenías razón tiene buen culo y eso que lleva esos boxer puestos.

Yo empujé a mi amiga para que dejara sitio para las dos en la estrecha silla del ordenador. No podía dejar de mirar esa pantalla. En ese momento la imagen se estaba centrando en la explosiva rubia que se ponía de rodillas delante de mi hermano y echando mano a su boxer sacaba su miembro… Bueno, lo correcto sería decir su monstruosa polla.

- Diooooooos mío, ¿estás viendo eso?- decía Silvia con su mano en mi muslo y con los ojos abiertos como platos.- Menudo pollón, creo que me he enamorado.

Yo seguía sin poder pronunciar palabra, mientras la polla de mi hermano entraba en la boca de esa zorra que no podía chupar más de la mitad. Chups, chups, chups. El sonido de esos chupetazos sonaba en toda la habitación.

- Nena, estás bien… Respira que vas a palmar.- dijo Silvia sonriendo y moviéndome para que reaccionara.

- Joder, es que es muy fuerte…

- Sí, y parece que te gusta. Mira como se te han puesto los pezones.- soltó mi amiga que con sus dedos pellizcó uno de mis botones erectos.

- Estate quieta, guarra- reí relajándome un poco, pero sin perder de vista la soberana mamada que le estaban haciendo a mi hermano.

- Anda, aléjate un poco de la pantalla que te vas a quedar ciega…- sonrió cogiendo el portátil de la mesa y llevándoselo a la cama.

Yo me quedé en la silla del ordenador por un momento observando como mi amiga se tumbaba en la cama mirando la pantalla del portátil y , sin contarse un pelo, metía su mano dentro de su parte de abajo del bikini.

- Pero, ¿qué coño haces, tía?- le dije acercándome a la cama mientras ella comenzaba a masturbarse ante mis ojos.

- Pues, ¿tú que crees? A ti se te han puesto los pitones como timbres, pero yo me he mojado toda.

Me senté a su lado en la cama, volviendo a ver la pantalla del ordenador donde Marcos estaba follándose a la rubia, dándole unos pollazos como si quisiera matarla. El ritmo que tenía era increíble, casi igual que el de la mano de Silvia tocando su coño. Las piernas te la rubia descansaban en los hombros de mi hermanazo y sus tetas operadas botaban como si fueran balones de baloncesto.

- Vamos nena, déjate llevar, no se va a enterar nadie de esto…- dijo Silvia pillándome desprevenida y metiendo su mano en mi bikini y empezando a tocar mi mojado coño.

Aunque parezca mentira me dejé llevar, a pesar de ser mi primer contacto con una mujer, caso que no era el de Silvia que me había contado múltiples contacto con una antigua amiga del instituto.

Así que hay estaba yo viendo como mi hermano se follaba, ahora a cuatro patas, a esa tía en el ordenador, mientras mi amiga me masturbaba  con dos dedos dentro de mi coño.

- ¡OH, MY GOD! ¡FUCK ME HARD…! ¡YEAH, YEAAAAH!- gritaba la tía mientras Marcos le enterraba una polla que debía andar sobre los20 cm.

En la pantalla después de casi diez minutos dándole pollazos a la zorra, mi hermano sacaba la polla de ese coño y la rubia empezaba a mamar rabo para recibir la inminente descarga en la cara. Mi amiga, aprovechando que yo estaba absorta con la pantalla, se metía entre mis piernas y empezó a comerme el coño. Creo que me corrí al instante apretando su cara contra mi depilado sexo y viendo como Marcos le cruzaba la cara a lefazos a aquella imponente actriz porno. Esa tarde no bajamos a la piscina; la dedicamos a buscar más videos de mi hermano y a masturbarnos la una a la otra. No se cuantas veces me corrí con la lengua de Silvia en mi coño. Pero una cosa estaba clara: Lexxxus tenía que ser mío, costara lo que costara.

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