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Solos en casa (Cap 5: Un, dos, tres... Emitiendo)

en Amor filial

Mario abrió con la llave, con cuidado de no hacer ruido, porque esa maldita puerta de madera siempre chirriaba en el momento más inoportuno. Eran las cinco de la mañana y, como siempre, se había entretenido con sus amigos después del concierto; además tenían que llevar los instrumentos al local de ensayo, lo que hacía más larga la jornada.

Había bebido bastante, por lo que incluso agradecía el retraso para que se le pasaran un poco los efectos. Nunca le había gustado llegar así a casa a pesar de que sus padres no estuvieran. Solo estaban Marta y él… Marta, su hermana, con la que las cosas habían cambiado tanto. Estaban jugando en un límite que, si lo cruzaban, sería difícil volver atrás. Pero les gustaba demasiado…

Por más que Merchu tratará de presentar a amigas, como esa tal Alice, a Mario no le apetecía ahora mismo jugar a nada con ninguna chica… Recordaba esos celos que Marta pareció tener al hablar de Inma y solo pudo sonreír, porque entre esa chica y él nunca había pasado nada. De hecho, Inma era lesbiana o, al menos, se sentía más atraída por mujeres que por hombres. Recuerda la conversación que tuvo con ella al respecto hace algunos meses cuando coincidieron en los locales de ensayo, porque a Mario siempre le gustaba ir a ver los ensayos de otros grupos.

-                          No sabía que te pudiera gustar la música que tocamos.- dijo Inma, sentándose en un sofá en la zona de descanso, donde Mario descansaba tras el ensayo.

-                          Más extraño es que te guste a ti la nuestra y has venido también a algún ensayo.- dijo Mario dando un sorbo a la cerveza, cruzando las primeras palabras con esa desconocida compañera de instalaciones de ensayo.

-                          Bueno, siempre me ha gustado esa música: Deftones, Hamlet, Papa Roach, Korn…- contestó Inma, enumerando con los dedos, mientras Mario se sorprendía de los gustos de la chica.

-                          Vuestro estilo también me gusta, me recordáis a una chica, se llama Becca… Tiene una canción que se llama I´m alive que me encanta.

-                          Pues no sé quien es…

-                          Escúchala, tu voz se parece… Es de las pocas cosas con gusto que escucha mi hermana.

-                          ¿Tienes una hermana?- preguntó Inma, que estaba disfrutando de una conversación con ese chico, que no hacía ninguna intento de aproximación físico ni esfuerzo por impresionarla.

Ningún chico que buscara algo con una chica, hablaba de su hermana en la primera conversación; eso la tranquilizaba, porque ella no buscaba nada de eso como más tarde le dijo a Mario.

-                          Marta, es mi hermana…- dijo Mario con devoción.- Un poco loca, impulsiva y despistada pero la adoro.

En ese momento, sus amigos salieron del local de ensayo hacia la calle e hicieron burlas al verlos hablar juntos; a Mario le molestó eso, porque no quería que esa chica creyera que era así. Había aprendido mucho con Merchu en los últimos meses, pero sobre todo había aprendido a escuchar a una mujer. Estaba cansado de las relaciones dependientes del sexo y, aunque Inma era bastante atractiva, le gustaba más la conversación que tenía.

Las conversaciones entre ellos fueron cada vez más continuas y se fueron conociendo, mientras las bromas con sus compañeros eran cada vez más continuas… Encontraron una forma de solucionarlo, pero eso fue un secreto para ellos.

Mario llegó al salón y encontró la botella de tequila medio vacía y un vaso volcado en el suelo; se preocupó y subió las escaleras para llegar al dormitorio de su hermana, donde había luz.

-                          ¿Marta?- llamó con los nudillos a la puerta sin obtener respuesta.- ¿Estás despierta?

Al no escuchar nada pero ver una luz encendida, quizás la de una lamparita, entró en la habitación. Su hermana estaba tumbada en la cama bocabajo y solo llevaba puestas unas braguitas; su preciosa cara mostraba la placidez de un profundo sueño con la boca entre abierta. Mario sonrió y se puso de cuclillas junto a ella, para acariciar su cara. Vio su espalda desnuda, dándose cuenta que estaba casi totalmente desnuda, lo que no pudo evitar que le excitara. Pasó su mano por la espalda desnuda de su hermana, hasta llegar al trasero, donde se detuvo como si hubiera una frontera desnuda… Se mordió el labio inferior al escuchar un leve gemido de su hermana, y bajó la mano abarcando una de sus nalgas que estaban al aire al tener una parte de su prenda metida entre los cachetes.

Notaba la polla durísima en sus pantalones y, haciendo un esfuerzo, se levantó tras darle una última pasada a sus nalgas. Cogió la sabana y la tapó hasta mitad de la espalda, porque hacia algo de frío con el aire acondicionado puesto. En un último atrevimiento, pensando más con su entrepierna que con la cabeza, se acercó y la besó muy dulcemente en esa boca entreabierta para que Marta, entre sueños, le devolviera ese húmedo beso. Se sobresaltó pero su hermana seguía profundamente dormida, mientras el sabor a tequila quedaba en la boca de Mario.

Decidió que era hora de irse a su dormitorio, pero antes tenía que apagar el ordenador que su hermana había dejado encendido con la pantalla de inicio. Como siempre, era un desastre y no era la primera vez que se había quedado dormida con el televisor o el ordenador puesto… Aparte el desorden del escritorio que servía de mesa para el ordenador, con papeles por todos lados. Cuando iba a apagar el aparato, vio un papel sobre el teclado:

              Nick: Alice

              Contraseña: merchuestáloca

¿Alice? Mario se quedó petrificado. Ese papel desvelado la identidad de esa tal Alice. ¿Marta era la amiga que Merchu quería presentarle? La contraseña elegida no dejaba lugar a dudas de que Merchu tenía algo que ver en aquello. ¿Era otro de los juegos de su hermana? Porque eso era ir demasiado lejos… Comenzó a recordar la conversación con Merchu durante esa noche, una vez se había ido su hermana:

-                          ¡Venga, Mario! No te pido que quedes con ella; de hecho, es de otra ciudad.- le pedía Merchu mientras tomaban una copa.

-                          ¡Que pesadita estás con la tal Alice!- decía el chico contestando.

-                          Es una chica de Internet, he hablado mucho de los temas que nos gustan y creo que te gustará hablar con ella.

-                          ¿Desde cuando te preocupas en buscarme pareja? Primero se entera mi hermana de que tú y yo tenemos algo, y ahora, ¿quieres que se entere que me buscas otras tías?

-                          Bueno, tu hermana está curada de espantos…- sonrió Merchu sabiendo lo que llevaba escondido en la manga.

Mario se paró a pensar mientras asimilaba todo lo que Merchu le decía; en cierto modo, tenía razón de que su hermana no había reaccionado tan mal al conocer lo que había pasado entre su amiga y él.

-                          Oye, ¿cómo se enteró mi hermana de lo nuestro?

-                          Pregúntaselo a ella…- dijo Merchu con su ya clásica sonrisa.

-                          No me cuenta nada; de hecho, antes de irse me ha dicho que ha hecho algo por lo que me enfadaría con ella y también me ha dejado sin saberlo…

-                          Todo va relacionado, pero ese no es el tema… El tema, ahora mismo, es Alice.

-                          Hagamos un trato: tú me cuentas lo que sabes y yo prometo hacerle un show a tu amiga Alice, en amateur.- dijo el chico levantando la copa para brindar.

Y fue entonces cuando Merchu le contó que su hermana se había enterado, porque había espiado su ordenador y había visto las fotos que le hizo desnuda… Mario sonrió lo que dejó perpleja a Merchu que no entendía la reacción del muchacho. No era nada tan grave, seguramente lo que encontró le causó más problemas a Marta que a él. No se iba a enfadar con su hermana por eso, pero si pretendía hacerse el enfadado cuando ella se lo contara. A cambio de ese conocimiento, tuvo que prometer que haría por conocer a Alice.

Y resulta que allí estaba Alice, semidesnuda en la cama, mientras él la observaba… Su hermana; ¿qué clase de juego pretendían las chicas? Para asegurarse, entró en el historial de su hermana y allí estaba la página en cuestión; además el nick de usuario estaba guardado, por lo que supo que ya se había conectado alguna vez. Se dio cuenta que aquello le superaba y que la erección había en su pantalón se lo demostraba.

Se marchó a su cuarto, donde se masturbó hasta correrse sobre su propio vientre, pensando en ese “desconocida” Alice que lo tenía subyugado. Una duda asaltó su mente: si Merchu sabía todo, ¿hasta que punto sabía lo demás? Porque él sabia que a la amiga de su hermana siempre le habían puesto las historias morbosas de amor filial pero ayudar a que ocurriera ya era demasiado bestia, incluso para ella.

Pensó en llamarla al día siguiente para aclarar las cosas, o hablar con Marta… Pero la parte morbosa, que tantas veces le había tratado inculcar Merchu, despertó y pensó que porque no hacerse el tonto y no decir nada. Después de todo, él no sabía que era su hermana… Y tenía ganas de conocer a esa tal Alice, en todo su esplendor.

A la mañana siguiente, Marta se levantó tarde con un buen dolor de cabeza por el exceso de alcohol; al salir al pasillo vio que la ropa que había dejado tirada estaba recogida y no tuve más remedio que sonreír al pensar en su hermano recogiendo la ropa al entrar en casa… En cierto modo le dio algo de pena, así que fue a la cocina y se dispuso a preparar un desayuno en condiciones para Mario.

Mario se despertó un rato después y, al salir de su habitación, captó el riquísimo olor a pan recién tostado; bajó a la cocina con el pantalón del pijama y una camiseta que usaba para dormir y allí estaba su hermana Marta, ¿o tenía que decir Alice? Estaba de puntillas para poder alcanzar un tarro de mermelada que había en un de los muebles… Su hermano podía ver perfectamente como la camiseta que llevaba se le había levantado y mostraba su culito respingón tapado con un short muy ceñido.

-                          Buenos días- dijo el chico tratando de que su hermana, recuperara una postura que no lo hiciera abalanzarse sobre ella.

-                          Hola, enano… Anda ayúdame a bajar el tarro de mermelada, por favor.- dijo la chica mirándolo con cara de lastima.

El chico se acercó a ella con decisión y la cogió de la cintura desde atrás, aupándola hasta el mueble. Marta agarró el tarro de mermelada sorprendida por ese gesto de su hermano; desde luego las cosas habían cambiado mucho, porque su hermano siempre había evitado cualquier contacto físico con ella y ahora aprovechaban cualquier excusa para tocarse.

-                          Ayer te bebiste casi todo el tequila…- dijo el chico sentándose en la mesa, mientras su hermana le servía el pan tostado.

-                          Sí, la verdad que me pasé un poco… ¿Cómo lo sabes?

-                          Te dejaste la botella en el salón; bueno, la botella y toda la ropa tirada por las escaleras.

-                          Hacía calor…- sonrió Marta encogiéndose de hombros.- ¿Cómo te lo pasaste ayer?

-                          Bueno, bien… Pero me hubiera gustado que te quedaras.- dijo el chico mirándola a los ojos.

-                          Estaba cansada por la tarde en la piscina, tenía ganas de llegar a casa.- se justificó Marta, dando un sorbo al café.- ¿Con quien estuviste?

-                          Ya sabes, con Jesé, con Merchu, con David… Sara y Brau se perdieron para follar por ahí.

-                          ¿No fue Inma con vosotros?- soltó Marta sin mirarlo a la cara.

Mario esbozó una sonrisa, porque ya sabía por donde iban los tiros. Su hermanita estaba celosa y toda la conversación con Merchu y esas reacciones le indicaban el motivo: se sentía atraída por él.

-                          Estuvo un rato, pero no tardó en irse…- dijo el hermano.

-                          Es buena chica, cuídala ¿eh?

-                          Creo que sabe cuidarse sola…

-                          ¿Así tratas a todas las chicas?

-                          Marta… No he tenido nunca nada con Inma.- dijo el chico mirándola a los ojos.

La chica trató de disimular la sorpresa, disfrazándola de indiferencia, pero se le tuvo que dar fatal a tenor de la cara de satisfacción de su hermano. ¿Por qué se empeñaban en disimular esa atracción sexual que existía entre ellos?

-                          Pues parece que le gustas…

-                          Es lesbiana, hermanita.- dijo el chico sonriendo.- Es más factible que ayer se sintiera más atraída por ti.

-                          Entonces eso que contaban tus amigos, ¿era mentira?

-                          ¿Qué contaban?

-                          Ya sabes, en la fiesta de casa; contaron que te habías follado a una chica en una sala y que sus gemidos se escuchaban en todos lados… El tequila y eso.

-                          ¿Te crees todo lo que te cuentan de mí?- dijo Mario riendo.

-                          Bueno, nunca me han dicho nada malo, sino le sacaría los ojos a quien lo hiciera.- dijo su hermana mostrando su lado más radical.

Mario sonrió ante ese arrebato de su hermana; le gustaba la sensación de sentirse protegido por ella. De hecho, siempre había sido así desde pequeños; cuando los niños del colegio se metían con él por ser tan tímido y Marta se peleaba con todos para defenderlo. Mario cree que desde entonces desarrolló esa admiración por su hermana.

-                          Mira, Marta… Inma y yo somos buenos amigos; porque ella dice que está harta de que la juzguen por sus inclinaciones sexuales.

-                          Y tú no lo haces…- interrumpió Marta.

-                          Me la suda a quien se folle cada una; creo que los tíos tienen la idea de que una chica lesbiana es lo que ven en las películas porno.- dijo Mario poniéndose serio.- Créeme, la gente sigue siendo muy retrograda y, cuanto más jóvenes peor.

-                          ¿Entonces que pasó en esa sala con Inma?

-                          Engañamos a éstos… Inma y yo no teníamos ganas de bromas y estuvimos charlando en una habitación aparte; con las bromas, sabiendo que nos estaban escuchando, Inma se puso a gemir como si me la estuviera follando…

-                          ¿Me estás diciendo que hicisteis creer a todos que echasteis un polvo? ¿Tengo que creerme eso?

-                          Bueno, tú no sabes si miento… Tendrás que creerme. O preguntaselo a ella.

-                          Lo haré

-                          Vale.

-                          ¿Vale?

-                          Sí…- afirmó Mario mientras se levantaba de la mesa llevando los platos al fregadero.

A Marta le fascinaba la seguridad que mostraba su hermano, y más pensar que habían sido las mujeres las que lo habían hecho así. Por ahora no conocía a muchos de sus ligues, pero ninguna hablaba mal de él… No sabía si creerse lo de Inma, porque sonaba un poco retorcido pero, ¿qué ganaba Mario mintiéndole?

-            La que se puso pesada fue Merchu…- dijo Mario, dispuesto a empezar           el juego mientras le daba la espalda a Marta.

-            Bueno, ella es normal, ¿no? Ya te la has follado más de una vez…

Mario cogió una botella de agua de la nevera y se volvió a sentar en la mesa, frente a su hermana.

-                          No me refiero a eso… Me refiero a que no paraba de insistir en que conociera a una amiga suya.

-                          ¿A una amiga suya?

-                          Bueno, no en persona sino por Internet, porque es de otra ciudad. Se llama Alice, dice que tú la conoces.

-                          ¿Eso te dijo?- preguntó visiblemente nerviosa la chica.- No… No me suena.

-                          Bueno, quizás la conoces por su nombre real y no por su nick

-                          ¿Te dijo su nombre real?

-                          Me parece que me dijo Nuria o Nadia… Algo así.- mintió el chico dejando a su hermana contra las cuerdas, que disimulaba como podía pero cada vez más excitada.

-                          ¿Y vas a hablar con ella?

-                          Bueno, me conectaré ahora después para ver si está conectada. No pierdo nada por conocerla.- dijo el chico, como si estuviera informando de algo sin importancia.- ¿Tú has quedado con alguna amiga para la piscina?

-                          No lo sé; ¿te molesto en casa?- dijo Marta entornando las cejas.

-                          No, no… Es que me apetecía comer McDonalds, por si querías que trajera comida para los dos.

-                          Bueno, ya veremos… Tengo que acabar unas cosas de clase y estaré en mi habitación.- dijo la chica que sabía que tenía que estar frente al ordenador cuando Nexxxus se conectara.

-                          ¿Acabar cosas de clase? ¿Tú? ¿En vacaciones?- rio Mario haciendo que su hermana le golpeara en la cara con cariño.

-                          ¡Ahora te va a tocar recoger la cocina, listo!- protestó Marta levantándose de su silla.

-                          ¡Vaya! Como si tú la recogieras alguna vez, desastre…- bromeó Mario viendo como salía su hermana de la cocina meneando el culo bajo el short.

La primera parte del plan iba sobre ruedas, porque ya había puesto a Marta sobre la pista de que él conocía a Alice… Ahora solo quedaba conectarse y empezar el juego, como si fuera una partida de ajedrez. Notaba la dureza en el pantalón de su pijama de saber lo que le esperaba. Podían pasar dos cosas: que Marta llamara corriendo a Merchu para preguntarle que le había contado o que se preparara para conectarse como Alice… No sabía porqué pero creía que el morbo le podría, antes que la seguridad.

La verdad que sí hablaba con Merchu se podía dar cuenta de que sabía más de la cuenta, porque su amiga en ningún momento le dijo nada de que Marta conociera a la tal Alice Pero ese era el gancho para que, posteriormente, Marta descubriera la verdad.

Una vez recogida la cocina subió a la planta de arriba y se metió en la ducha, haciendo todo el ruido posible para que su hermanita lo tuviera controlado. Mientras Marta estaba muy nerviosa y daba vueltas por la habitación. ¿De verdad estaba dispuesta a dar ese paso? Sabía que ver a su hermano en ciertas circunstancias significaría un punto de no retorno en su relación… Merchu había acelerado demasiado las cosas, al decirle de la existencia de Alice la noche anterior.

Podía esperarse a hablar con ella antes de entablar conversación con Nexxxus, pero sabía que podía arrepentirse de ello. Tenía que admitirlo, estaba caliente… Decidido: lo haría.

-                          Adios, Marta…- dijo la chica encendiendo el ordenador.- Bienvenida Alice

Mario salió de la ducha y se dirigió a su habitación, viendo que la puerta de su hermana estaba cerrada; esto le excitó porque le dio la respuesta a sus dudas: Marta no había llamado a Merchu, o quizás sí y aún así estaba dispuesta a continuar con el juego. Se puso una camiseta y un pantalón deportivo y, sentándose frente al ordenador, lo encendió para conectarse.

Marta hacía un rato que había llevado su ordenador portátil a la cama y estaba tumbada entrando en la página que le había descubierto su amiga Merchu; cogió el papel que había sobre el escritorio con el nick y la contraseña que debía utilizar. La noche anterior ya había entrado en la web y, más o menos, sabía como funcionaba. Vio algunas cam donde chicas se masturbaban, parejas follaban o, simplemente, mostraban lo que ellos denominaban “pollones” y que dejaban mucho que desear. Durante unos minutos emitió ella, atreviéndose a enseñar sus tetas y viendo las reacciones de algunos de los chicos… Se divirtió, pero a ella solo le interesaba la reacción de un chico.Y ese chico aparecía ya como conectado en ese web.

Las pocas dudas que aún tenía se desvanecieron en un solo click de su ratón, para entrar en la ventana donde su hermano estaba emitiendo; una punzada en su estomago, a pesar de saber que él no podía verla a ella. Un escalofrío al ver la imagen de la camiseta de su hermano y de su boca, que era la única parte de su cuerpo que mostraba. No había nada más en la sala, lo que le extrañó por el éxito que Merchu le decía que Nexxxus tenía en esa sala… Dejó atrás cualquier atisbo de nerviosismo al meterse en el papel de Alice, aún sabiendo que esa boca que ya le provocaba, estaba al otro lado de la pared que dividía sus habitaciones.

-                          Hola Alice, encantado de conocerte.- escribió Mario, mientras esbozaba una sonrisa.

-                          Hola, Nexxxus… Es difícil tu nombre. ¿Por qué tanta x?

-                          Bueno, eso tendrás que adivinarlo.

-                          Vaya empiezas fuerte. Me gusta tu boca.

-                          ¿Ah si?- contestó Mario en la pantalla, esbozando una sonrisa y acercando la boca a la cámara.

Y era verdad, nunca se había fijado en la boca de su hermano de esa forma; la sensualidad de su grueso labio inferior, esa barba de tres días en la barbilla marcada y ese labio superior en forma de corazón.

-             Eso es de ser malvado.

-             ¿El qué?- contestó con una pregunta Nexxxus.

-              Decirte que me gusta algo y acercarlo a la cam.

Mario rió en su habitación, sintiendo como su hermana iba atreviéndose a dar pasos más rápidos de los que él pensaba. Suponía que tendría que tener paciencia con ella y, sin embargo, la veía con ganas de jugar a ese juego de “desconocidos”

-                          Bueno, al menos has dicho que te gusta mi boca, no otra cosa.

-                          Jajaja, no sé si me gusta… Aún no he visto nada más.

-                          ¿Es una proposición?

-                          Tómatelo como quieras…- retó Alice, en su papel de femme fatale.

-                          Pero no me parece justo… Verme tú y yo no verte.

-                          Supongo que tendrás que jugar con ese obstáculo.

En la ventana de la emisión de Nexxxus entraban algunos usuarios más, que rápidamente se marchaban al ver que el chico estaba aún vestido. Alguna chica saludaba al conectarse con cariño, lo que le demostraba a Marta el éxito que tenía su hermano lo que, tenía que admitir que, le gustaba.

-                          Veo que te has registrado hace poco, ¿no?- dijo Mario a Alice.

-                          Bueno, fue cosa de un amiga.- dijo Marta metiendo en la conversación a Merchu.

-                          Barbarella…- dijo Mario refiriéndose al nick de su amiga.

-                          Sí, fue ella la que me convenció de que me conectara.

-                          ¿Te pareces a ella?

-                          ¿A qué te refieres exactamente?-dijo Alice.

-                          Bueno, ella es especial, sexualmente hablando.

-                          ¡Ah, vale! Bueno soy un poco más sutil que ella, pero me daba morbo este juego cuando me lo enseñó.

-                          ¿Te gusta mirar o que te vean?

-                          Ambas cosas; me da morbo sentirme observada y saber que hay chicos que están… Ya sabes.

-                          Masturbándose pensando en ti.

-                          Bueno, eso… Y también me gusta mirar, sobre todo si lo que veo me da morbo.

-                          ¿Y yo te doy morbo?

-                          No te puedes hacer una idea de cuanto.- dijo Marta jugando con lo que ella creía que era desconocimiento de Mario.

Mario se mordió el labio en un gesto descuidado, lo que provocó que Marta suspirara al otro lado de la pared; esa boca estaba a escasos metros de ella y sentía unas ganas locas de comérsela, de besarla hasta dejarla sin aliento. ¡Y era la boca de su hermano! Por otro lado, Mario quería rozar un poco más el límite para saber cuanto de cerca estaba de romper todos los tabús que había entre ellos.

-                          ¿Has jugado alguna vez a las preguntas?- dijo Nexxxus- Es un juego muy morboso que me enseñó una chica. Se trata de hacer preguntas sobre sexo.

-                          ¿Sobre sexo? Conoces a chicas muy especiales, ¿no?

-                          Bueno, esa chica es la más especial de todas…- dijo Mario, para ponerle el anzuelo a Marta, que no sabía que decir.

-                          ¿Y qué la hace tan especial?- se atrevió a preguntar Marta, escribiendo de forma atropellada.

-                          Cosas insignificantes que para mi significan mucho… Pero, olvida eso; ¿jugamos?

-                          Vale, vale…- dijo Alice, que no quería tensar más la cuerda, pero ya ardía por esa frase de su hermano.

“Esa chica es la más especial de todas”; un conjunto de palabras que la habían hecho perder la respiración y notar como su corazón se detenía… No había dudas de que era una declaración de intenciones. ¿O sólo eran imaginaciones suyas?

-                          Empezamos.- dijo Mario.

-                          Empieza tú, has sido el inventor del juego. Bueno, un momento, ¿y si no queremos responder?

-                          Pagaremos con prendas.

-                          Jajaja, pero eso es absurdo… Porque yo te veré a ti y tú a mí no…

-                          Debes saber una cosa de mí; nunca te obligaré a nada. Si quieres que te vea, te veré… Si no quieres, no pasa nada. Respeto tu decisión.

-                          Me sigue gustando tu boca.

-                          ¿Empiezo con las preguntas? ¿No te da miedo?

-                          Bueno, estamos a cientos de kilómetros… Creo que puedo contestar a los que quieras.

-                          Seré muy bestia, ¿te atreves?- amenazó Nexxxus deseando empezar.

-                          No me subestimes…

-                          Vale, allá voy… ¿Has tenido fantasías sexuales con alguien prohibido?

Marta se quedó perpleja ante la primera pregunta de su hermano; era como si supiera donde golpear para desubicarla… Observó su sonrisa en la pantalla: esos labios curvados en una mueca tan morbosa como atractiva.

-                          ¿A que te refieres?- dijo Marta tratando de ajustar la respuesta.

-                          No sé, al novio de una amiga o al padre de alguna… Algo así.

-                          Bueno… Sí, he fantaseado con alguien prohibido. ¿Me toca preguntar?- dijo Marta para no dar tiempo a que su hermano profundizara.

-                          Sí, ese es el juego.

-                          ¿Y tú has fantaseado con alguien prohibido?

-                          También, pero lo mío es un poco más fuerte.

-                          ¿Ah si? ¿Con quien?

-                          Eso son dos preguntas ya…- se defendió Mario, que estaba llevando a su hermana a su terreno.

-                          Venga, contesta… ¿Quién es?

Mario se separó un  poco de la pantalla, lo que desconcertó a la chica; subió sus manos para agarrar el cuello de su camiseta y la sacó por su cuello, dejando su torso desnudo. Un pecho marcado, con ese tatuaje que adornaba la parte baja de su ombligo y las abdominales señaladas.

-                          ¿Qué haces?- dijo Marta mientras miraba con deseo el cuerpo de su hermano pequeño.

-                          Pagar una prenda. No pienso contestar a eso.

-                          ¿Tan fuerte es?- dijo Marta que ya sabía que era ella esa persona.

Imaginar a su hermano masturbándose pensando en ella, la encendió más aún; no es que no lo sospechara, habida cuenta de la escalada de provocación que llevaban a cabo desde hace días. Pero que él lo admitiera era otra cosa. Eso hacía despertar sus más morbosas fantasías.

-                          Sigo preguntando y subo el nivel, ¿preparada?

-                          Siempre lo estoy, lo malo es qué quien yo quiero no se da cuenta.- soltó Alice, disfrutando de su supuesta identidad secreta.

-                          A lo mejor no le gustas.

-                          ¡Pregunta de una vez y cállate!- protestó riendo la chica.

-                          ¿Con cuantos tíos has follado en tu vida?

-                          ¿Me puedo quitar una prenda?

-                          Tendrías que poner la cam, para saber que lo has hecho…

-                          Eres un…

-                          ¿Un qué? Dilo.

-                          Malvado.

-                          Es la segunda vez que me llamas así, me gusta… Pero no cambies de tema.

-                          Cuatro, he follado con cuatro…

La mente de Mario empezó a dar vueltas porque le había ocurrido lo mismo que a Marta minutos antes; sospechaba de la activa vida sexual de su hermana, pero saberlo de ella misma le daba una consistencia a sus creencias.

-                          ¡Hey! Sólo veo una de tus manos… ¿Dónde está la otra?- dijo Marta que sabia que su hermano se estaba excitando.

-                          ¿Tú donde crees que está? Digamos que tengo un problema aquí abajo.- dijo el chico mirando hacia su pantalón que no se veía en pantalla.

-                          ¿Solo por decirte que he follado con cuatro?

-                          Puede… ¿Preguntas tú ahora?

-                          ¿Qué es lo más morboso que has hecho en tu vida?

-                          Hablar contigo por aquí.- dijo el chico sonriendo

-                          Déjate de bromas…- dijo Marta que no sospechaba el alcance de esa frase.

-                          Vale… Lo más morboso… Follarme a una chica en casa estando toda mi familia aquí.

-                          ¿¿¿Quéeeee??? ¿Pero eso cuando?- dijo Marta que no podía creer lo que su hermano estaba diciendo.

-                          Hace un mes o así… Con la hija de unos invitados de mis padres; estuve follando toda la tarde mientras mi hermana y mis padres estaban en la piscina de barbacoa con los padres de ella.

Marta recordaba perfectamente aquel día de la barbacoa. Como la chica desapareció, pero diciéndole a sus padres que se iba… Y, por lo visto, no se fue sino que subió a la habitación de Mario a terminar el tonteo que había empezado durante el almuerzo.

-                          ¿Y tú? ¿Qué es lo más morboso que has hecho?

-                          Masturbarme delante de un desconocido.

-                          Vaya, suena morboso; ¿Cuándo fue eso?

-                          Ahora mismo… Tú eres el desconocido y yo me estoy masturbando.

-                          No te creo…

-                          Eso es una excusa para que te ponga la cam.- río Marta mordiéndose el labio.

-                          ¿Sabes una cosa? Pienso que estás deseando ponerla, pero el miedo te puede… Estoy imaginando tu mano dentro de tus braguitas acariciando ese coñito y me vuelvo loco; loco por hacerte sentir mi boca ahí.- dijo Mario acercándose a la cámara y sacando sensualmente la lengua.

-                          Esta noche.

-                          ¿Esta noche?

-                          Sí, si me prometes conectarte, emitiré esta noche… Pero a cambio de algo.

-                          ¿Qué?

-                          Quiero ver como te estás masturbando tú, porque por el movimiento de la mano sé que lo estas haciendo.

Y era verdad, porque la situación ya hacía rato que había superado a Mario que acariciaba su durísima polla dentro del pantalón. Sonrió y acercó la cara a la pantalla y, esta vez, sin escribir sino susurrando con voz dijo:

-          ¿Quieres verla? Dímelo.

-          Ya sabes que si.

-          Quiero ver como me lo escribes.

-          Quiero ver tu polla…

Fue el detonante de todo… Mario bajó la cam para enfocar un pantalón deportivo que Marta conocía muy bien; después, sin esperar un momento, bajó el elastico mostrando una enorme y durísima polla que palpitaba en su mano. La chica contuvo la respiración con una mano acariciando su coñito, mientras la mano que veía en pantalla empezaba a pajear esa polla.

Sentir que eso estaba pasando a escasos metros de ella la estaba poniendo muy caliente; abrió sus piernas y comenzó a acariciarse el clítoris, machacándolo con dos dedos, sin dejar de mirar la pantalla.

-                          Está así por ti, Alice.

-                          Me encanta, pero me conoces de hace muy poco.

-                          Me gustas… Es como si te conociera de toda la vida.- decía el chico sin dejar de pajearse.

Mario seguía jugando a ese juego de dobles palabras que Marta no podía ni siquiera imaginar que él sabía quien estaba detrás del seudónimo de Alice. Simplemente disfrutaba del hecho de que esa polla que palpitaba ante sus ojos era la de su hermana y eso la tenía empapada.

-                          Está durísima…- dijo Alice

-                          Y eso que no la puedes tocar.

-                          ¿Te gustaría que la tocara?

-                          Tú que crees… Bueno me gustaría más otra cosa.

-                          ¿Ah si? ¿El qué?- escribía Marta, tardando en escribir por tener una de sus manos ocupada dentro de su ropa interior.

-                          Tu boca, me encantaría que tu boca, ya sabes.

-                          Dilo.

-                          Me encantaría que me la chuparas.

-                          Ummm, creo que te sorprendería; se me da bastante bien.

La imaginación de Mario se disparó y no puedo evitar un gemido que Marta escuchó tanto a través del audio del ordenador, como a través de la pared que separaba sus habitaciones. Y es que imaginar, por un momento, a su hermana agachada ante él con su polla metida en la boca, casi le hace correr de inmediato.

-                          Ufff, eso me ha puesto mucho.- dijo Marta que sentía como la piel se le erizaba.

-                          ¿El qué?

-                          Que gimas, te he oído por los altavoces.

-                          Pero tengo que tener cuidado, no estoy solo en casa.- puso el anzuelo el chico.

-                          ¿Ah no?

-                          No, mi hermana está en su habitación. Y puede haberme oído.

-                          ¿Y te imaginas que nos pilla juntos? Mamando esa polla.

-                          Ufff, como sigas me voy a correr.- anunció Mario, que sentía como sus huevos le anunciaban que se acercaba el final.

-                          ¿Y qué estas imaginando? Por yo casi estoy también…

-                          ¿Te vas a correr conmigo?

-                          Creo que sí. Dime que imaginas que te hace Alice.

-                          Imagino que te pongo sobre mi cama y poniendo tus piernas en mis hombros te follo muy despacio, hasta llegar al fondo…- decía con voz el chico que ya no perdía el tiempo en escribir, sino en pajear su polla.

-                          Suena muy bien, perdona sino escribo pero estoy a punto.

-                          Vale, perdona si no hablo pero me voy a correr ya…

Los hechos se sucedieron con una rapidez pasmosa; Mario gemía descontrolado, mientras Marta que lo escuchaba a través de la pared tenía que morder un cojín para que no la escuchara jadear de placer. El chico tensó el abdomen y, aguantando la respiración, comenzó a correrse a borbotones. Su vientre y su pecho se llenaban de caliente leche; Marta tenía que cerrar los ojos para no gritar por la impresión mientras uno de los orgasmos más arrebatadores de su vida mojaba hasta sus muslos y las sabanas de su cama.

-                          ¡Uffff! Ha sido muy bueno.- susurró el chico al micrófono.

-                          Estás loco, tu hermana ha podido oírte.

-                          Puede ser, se me ha ido un poco la olla. Voy a limpiarme, ¿vale?

-                          Vale, yo me tengo que ir ya.

-                          Me usas y te vas.- dijo Mario acercando la boca a la cam, que era la única parte de su cara que mostraba.

-                          Jajaja, bueno en el fondo te gusta ser usado.

-                          La verdad que sí, ¿nos vemos esta noche?

-                          No sé, quizás.

-                          Te esperaré, si quieres.- dijo el chico mientras se levantaba dejando a la vista su polla semi erecta y su torso desnudo.

-                          Vale, hasta luego…

-                          Adios.

-                          ¡Oye!

-                          Dime.- dijo el chico escribiendo.

-                          Me sigue encantando tu boca.- escribió Marta y se desconectó.

Unos minutos después escuchó la puerta de la habitación de su hermano abrirse y como cerraba la puerta del baño. Se acababa de masturbar mirando como la polla de su hermano se convertía en un geiser de leche. Sabía que, aunque su hermano no supiera que era ella quien lo observaba, algo había cambiado para ella a partir de ese momento. Siguió acariciando su vientre mientras suspiraba sobre su cama…

-                          ¿Qué has hecho Alice?- susurró Marta.

Y como si fuera una persona distinta que hablaba por su boca, jugando a ser dos personajes, se contestó sí misma.

-          Lo que tú tanto deseabas… Y deseas.

(CONTINUARÁ)

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