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Mi hermanazo Marcos (la historia sigue...)

en Amor filial

A pesar de estar de vacaciones, los días entre semana, no se levantaba muy tarde porque le gustaba desayunar tranquila, mientras veía la vigésima quinta reposición de algún capitulo de los Simpson… Se desperezó levantando sus brazos lo que provocó que la camisetita del pijama se subiera dejando al aire su precioso y liso vientre. Se puso en pie y se quitó la camiseta dejando sus tetas al aire, bastante grandes para su edad.

Salió del cuarto con la tranquilidad de saber que sus padres no estaban porque aún no habían cogido las vacaciones y, mientras andaba hacia el fondo del pasillo, se desprendió del pantaloncito minúsculo que tapaba su culito respingón. Llegando a la puerta del fondo y sujetándose en el mismo pomo, bajó el tanguita ya húmedo por lo mojado que estaba su rezumante coñito. Había llegado hasta la puerta dejando cada prenda por medio dejando un rastro muy fácil de seguir…

Abrió la puerta tratando de hacer el menor ruido posible, para no despertar a su bello durmiente. Allí estaba durmiendo con la sabana echada a un lado y los fuertes brazos tras la nuca, haciendo que sus pectorales y abdominales se marcaran en todo su esplendor en aquel torso desnudo. Su hermano Marcos dormía con sólo un boxer que no podía ocultar el bultazo que marcaba esa descomunal polla que tenía. Sandra, totalmente desnuda, se subió en la cama y, bajando el boxer asiéndolo de la goma, dejó libre aquel rabo que, desde que lo probó por primera vez, la tenía encandilada.

Empezó a pajear aquella herramienta desde la base hasta el capullazo y comenzó a pasar la lengua por el tronco para, por fin, metérsela en la boca. Lo hacía muy despacio, disfrutando del sabor, sin llegar a metérsela hasta la garganta; de todas formas, era misión imposible, porque usando la garganta, podía alojar semejante polla por completo en su boquita.

- Buenos días, peque… Ummmm.- escuchó la voz de su hermano, mientras una mano retiraba el pelo de su cara para ver mejor la espectacular mamada.

Sandra por toda respuesta esbozó una sonrisa sin dejar de lamer el glande de la polla de su hermano. La mano de Marcos se marcó el ritmo para que siguiera chupando a lo que Sandra no se negó. Mamaba con avidez y con mucho gusto, mientras su hermana jadeaba de gusto y su polla crecía en la boca de la pequeña llenándosela por completo.

- Ven aquí, hermanita…- le dijo haciendola dejar su entretenimiento.

- Estaba deseando de que me lo pidieras, jiji…- sonrió Sandra, montándose sobre Marcos.

Abrió sus piernas, adaptándose al ancho de las caderas de su musculoso hermano, y cogiendo aquel rabo para ponerlo a la entrada de su mojadísima gruta, empezó a dejarse caer clavándosela poco a poco.

- Joooooder, nunca me acostumbraré a esto… Ufff.- exclamó Sandra sintiéndose llena de carne.

- No seas quejita, que bien que siempre quieres repetir…

- Que no me acostumbre no quiere decir  que no me guste…- dijo haciendo tope en los huevos de su amante y comenzando a moverse muy despacio, arriba y abajo.

Las manos de Marcos agarraron el culito de su hermana para marcarle el ritmo, cada vez más fuerte. Plof, plof, plof, plof. Los huevos chocaban contar el coñito de Sandra que sustituyó sus palabras por gemidos cada vez más escandalosos.

- ASÍ, ASÍ… QUE RICO, FÓLLAME TATE… ARGHHHH…

- ¿TE GUSTA? ¿TE GUSTALA POLLADETU HERMANO?- vociferaba también Marcos que cada vez le gustaba más como follaba su hermanita.

- SIIIIIIIII… POR DIOS… MUCHO MEJOR QUELA DELUCAS… OOOHH- gritaba Sandra, mentando a su folla-amigo que sabía que su hermano no podía soportar.

- ¿OTRA VEZ TE HAS FOLLADO A ESE CAPULLO?… ERES MUY PUTA… UMMM- contestó su hermano, sintiéndose  más cachondo a pesar de saber que su hermana follaba con aquel idiota.

            - SI, AYER ME FOLLÓ BIEN FOLLADA… UFFFF… ALGÚN DÍA… JOOOODER… ALGÚN DIA DEJARÉ QUE SE CORRA DENTRO…- siguió provocando a su hermano mientras no paraba de cabalgarlo de forma salvaje.

            Su hermano gruñó a la vez que la hacía rodar sobre sí misma para ponerse encima… Colocó las piernas de Sandra pegadas a su pecho, agarrándola de los tobillos y empezó a follarla con una fuerza brutal. Sacaba la polla casi por completo para enterrarla de un solo golpe de riñones; normalmente con su hermanita era mucho más tierno que con la zorra de su amiga Silvia, la que pensaba que tenía hasta un punto de gusto por el sado, pero el morbo y las palabras provocadoras de su hermana lo habían sacado de sus casillas.

            - AH AH AH AH… JODEEERRR… ME MATAAAAS…MAS DESPACIOOOOOHH…- se quejaba Sandra que veía que su hermano había perdido el control.

            - ¿NO TE GUSTABA QUE TE FOLLARAN BIEN? ¿QUERIAS POLLA? UFFFFF- siguió Marcos asestándole puñaladas de carne.

            - SIIII, FOLLAME… PARTEME EN DOS, CABRÓN… JO…DER… ME VOY A CORREEER, TATE…

            - VAMOS, PEQUE, CORRETE CONLA POLLADETU HERMANO EN EL COÑO, VAMOOOOOOHHHH…- gemía el actor porno follando como en ninguna de sus películas lo había hecho

            -  YA, YAAAAA… ME ESTOY CORRIENDOOOO AMOOOR, ASIIII….ARGHHHHHH… DIOOOOOS – se convulsionaba Sandra agarrada a ala nuca de su hermano y con sus piernas pegadas a sus tetas.

            -  A MÍ TAMBIEN ME VIENE, HERMANITA… ME VOY A CORRER… UFFF… TÓMALA TODA… TE VOY A LLENAAAAARGGGHH- se sacudió Marcos enterrando su polla hasta la base en el coño de su hermana para correrse como un caballo, llenándola de caliente y espesa lefa..

            Marcos se quitó de encima de ella, tumbándose a su lado en la cama y resoplando para recuperar el aliento. Sandra se incorporó sobre sus codos mirando a su hermano.

            - Joder, que polvazo, tate…- rió acariciando el pecho de su acompañante  que aún no podía hablar por falta de aliento.

            Se levantó cuando aún le temblaban las piernas y se dirigió a la puerta donde recogió el tanga que había dejado tirado agachándose, lo que provocó que Marcos pudiera admirar su culito en pompa y su coñito que dejaba escapar algunos restos de la leche que él mismo había echado.

            - Anda levántate y date una ducha…- le sacó su hermana de sus pensamientos.- Prepararé el desayuno mientras.bajas…

            Marcos se quedó sólo en la habitación; pensando que su hermana iba poco a poco cogiendo el control de la situación… Y tenía que admitir que le encantaba que eso fuera así.

                                                           *

       Sandra

            La verdad es que ya habían pasado quince días desde que llegó mi hermano y la cosa cada vez era más intensa; prueba de ello era el polvazo que acabábamos de echar… El hecho de que mis padres no estén por las mañanas nos da libertad para poder disfrutar de momentos auténticamente salvaje de sexo sin preocuparnos de si nos pueden oír o no… Alguna noche, de todas formas, mi hermano no podía evitar hacerme alguna visita de madrugada para regalarme una riquísima comida de coño o como decía él “darme el bibe antes de dormir”, tenían que hacerlo en silencio para que no se enteraran mis padres que dormían en la habitación contigua a la mía.

            Como sabía que tendría tiempo de sobra, porque Marcos era de los de darse duchar relajantes de alta duración, decidí prepararle tortitas con nata y chocolate que sé que le vuelven loco; además después de la paliza de hace un rato se merecía una recompensa. Bufff… Todavía sentía el temblor en mis piernas, amén de su leche dentro de mí, ya que me había puesto es tanga encima.

            Estaba liada con las tortitas y la cafetera cuando sonó el teléfono; gracias que tenemos un inalámbrico en la cocina y pude contestar sin abandonar mis labores culinarias, porque no que sea una chef experta y no querría provocar un incendio. Me imaginé por un momento la noticia: “Chica semidesnuda muere abrasada cocinando unas tortitas a su hermano”. Poco probable. El titular digo, no el incendio… Cogí el teléfono, controlando con la otra mano las tortitas en la sartén:

            - ¿Si?

            - El lobo…- contestó entre risas mi amiga Silvia; esta tía estaba siempre de buen humor, fuera la hora que fuera e hiciera el tiempo que hiciera.

            - Hola, Sivi… ¿Qué haces?- pregunté más concentrado en la vitrocerámica que en la conversación.

            - Pues la verdad que nada interesante, me he levantado temprano; he nadado un poco en la piscina y ya me he duchado… Era para ver que ibas a hacer esta mañana.

            - Pues no tenía pensado hacer nada… Estoy preparando el desayuno ahora mismo. La verdad que estoy molida; digamos que yo también he hecho “ejercicio” esta mañana, jiji- bromeé sabiendo que Silvia se iba a picar con la ocurrencia.

            - ¡Serás hija de la gran puta! Como te gusta darme envidia. A ver cuando le dices a tu hermano que me haga una visita, que llevo una semana sin catarlo.

            - ¿Tú no tienes a Adrian? Creí que te gustaba…- le dije aguantando la risa ante la que se me venía encima.

            - Mira la mosquita muerta ésta… Y tú tienes a Lucas y tu hermano te rellena cada dos días como un pavo en Nochebuena. ¡No te jode!

            - Venga va, no te enfades, nena… Si ya sabes que sólo tengo ojitos para ti…

            En ese momento, Marcos llegó a la cocina y me cogió por la cintura por detrás… Lo suyo ya era exhibicionismo porque creo que, en los quince días que llevaba en casa, no lo había visto aún con una camiseta puesta.

            - Ummm, ¿tortitas?- me dijo besándome en el cuello y pegando su bultazo en mi culo mientras tenía el telefono en la oreja.

            - ¿Ese es Marcos? Anda, pásamelo, andaaaaa…- me  rogaba por el auricular Silvia. La verdad que no podía negarle nada; era mi mejor amiga y la que había hecho posible que Marcos y yo nos hubiéramos liberado de nuestros tabús.

            - Ponte Marcos, es Silvia…- dije con resignación pasándole el teléfono a mi hermano, que se separó de mí al coger el aparato.

            - Hola guapa, ¿qué tal?- saludó Marcos con galantería.- Sí, sí… Tortitas, es una pelotas…

            Yo lo miré con un simulado enfado, viendo como se sobaba el paquete mientras hablaba con mi amiga. Aunque no se podía decir que eran celos lo que sentía de ella, ya que me metía en la cama con los dos, ahora podía saber lo que sentía Marcos cuando le hablaba de Lucas.

            - Pues no sé… Esta tarde yo voy a l gimnasio, no se mi hermana lo que querrá hacer- continuaba la conversación mi hermano- No, no es esa clase de gimnasia la que necesito, jaja. Bueno le preguntaré si ella quiere y si le apetece nos llegamos… Venga, un beso… Sí, un beso donde tú quieras, sí, jajaja. Te paso con mi hermana.

            Cogí el teléfono de la mano de Marcos y me lo puse en la oreja agarrándolo con el cuello mientras pasaba las tortitas a los platos.

            - Te parecerá bonito, tontear con mi hermano delante de mí…- le dije a mi interlocutora.

            - Venga va, no te enfades… Ya sabes que sólo tengo ojitos para ti- me contestó usando la misma frase que le había dicho yo antes.

            - Que cabrona eres… Bueno, ¿me contáis el plan para esta noche?- le dije recuperando el buen tono.

            - Bueno es que esta noche me quedo sola en casa y había pensado que pasáramos una “primera noche” aquí.

            “Primera noche” es como llamábamos a repetir lo que pasó ese primer día en el que estuvimos juntos, es decir, un trío entre Silvia, Marcos y yo… Sería la tercera vez que lo hiciéramos, ya que la mayor parte de las veces lo habíamos hecho por separado. Silvia y yo; Silvia y Marcos; y, por supuesto, Marcos y yo.

            - Pues no sé… Por mi perfecto, aunque me apetecía estar contigo a solas, no sé…- le dije susurrando para que mi hermano no se enterase.

            - Si, claro como tú estás harta de follártelo, pues no te apetece… Venga Sandy porfaaaaa…- me volvió a rogar Silvia como una niña pequeña.

            Guardé silencio un instante para darle más emoción a mi respuesta, aunque por supuesto que ser follada por mis dos amantes era algo que nunca dejaba de apetecerme.

            - Bueno, vale, de acuerdo…- contesté para escuchar de repente los vítores de mi escandalosa amiga.- Pero, no sé a que hora llegaremos, que mi hermano siempre vuelve tarde de gimnasio, ya lo sabes…

            - No pasa nada…- aclaró Silvia, una vez recuperada la compostura.- Esta tarde iré al super a comprar algo de bebidas y algo para picar…

            - Tampoco te pases, seguramente iremos ya cenados. Unas copas y poco más… Oye, ¿Y cómo que tu madre no está?

            - Se ha ido a pasar una semana a una casa rural con unos amigos… Ya sabes, noches locas de sexo y alcohol.- rió mi amiga refiriéndose a las quedadas que descubrimos hace poco que organizaban su madre con una gente de una web de contactos.

            - Jaja, desde luego que tu madre tiene tela, Sivi…- bromeé volviendome a ver a mi hermano que devoraba con avidez los restos de la ultima de las tortitas sin prestar atención a la conversación.

            - Sí, me ha salido un poco puta, jaja…- contestó Silvia volviendo a reir escandalosamente.- Pero vamos, que yo no me muero sin que vayamos a una fiesta de esas, jaja

            - Joder desde luego no puedes negar que eres su hija, guapa… Bueno que te dejo que me tengo que duchar… Esta tarde quería pasarme por tu casa a darme un bañito en la piscina…

            - Pues vente… Yo iré por la tarde a hacer la compra que, aparte de lo de esta noche, mi madre me ha dejado el frigorífico vacío. Pero vamos que si llegas y no estoy, ya sabes que detrás del buzón hay unas llaves… Entras y punto.

            - Vale, ya veré lo que hago… Nos vemos luego. Adiós guapa…

            - Hasta luego y dile a tu hermano que no se canse mucho en el gimnasio que esta noche le voy a…

            - Venga yaaaa… Adiós- la corté de la animalada que seguro iba a decir y colgué el teléfono.

            Recogí en un momento la cocina mientras mi hermano dejaba su plato en el lavavajillas y se ponía de nuevo detrás de mí… Maldita manía la suya la de pegarme aquel bultazo al culo, sabiendo lo cachonda que me ponía. Comenzó a besarme el cuello, apartándome el pelo a un lado mientras sus manos sobaban mis tetas, ya que todo este rato yo solo iba vestida con el tanga. Ahora que lo pienso, quizás si hubiera llevado un poco más de ropa, la tentación de Marcos hubiera sido menor.

            - Tate, venga… Para ya, que me tengo que duchar y recoger los dormitorios que ya sabes como se pone mamá si está todo  por medio- le repliqué apartándolo de mí y saliendo de la cocina.- Además, tu amiga Silvia dice que guardes fuerzas para esta noche…

            - Sabes que tengo fuerzas de sobra…- chuleó sentado en el taburete de la cocina.

            Mientras subía las escaleras para la ducha pensé que mi hermano tenía toda la razón. Era un actor porno. No muy famoso ni reputado, pero vivía de follar al fin y al cabo. Y vaya manera de follar, aún sentía cosquilleos en mi coño de la sesión de sexo de esta mañana al meterme en bajo el agua de la ducha.

                                                           *

                                                       Silvia

            Parece que al final iba a aprovechar los días que mi madre me había dejado sola.  El día de antes no llamé a nadie, porque estaba agotada del fin de semana. ¡Vaya veranito que llevábamos Sandra y yo! Desde la primera noche en que descubrimos el secreto de su hermano, era como si nos hubieran espoleado para explorar todos los terrenos sexuales… Había llevado a mi cama muchas veces a mi amiga Sandra, que había demostrado aprender rápido en el exquisito arte del cunnilingus. Pero nuestra autentica obsesión era su hermanazo… Marcos era una bestia follando, lo que pasa que el hecho de que mi amiga lo tuviera en casa, hacía que lo tuviera mucho más a mano que yo.

            Bueno, después de que la muy cabrona me colgara el teléfono, al menos ya tenía plan para esa noche, así que decidí subir a mi habitación para quitarme el bikini y darme una ducha… Había planificado el día de forma que me diera tiempo a preparar la casa, a ir a hacer la compra y a descansar antes de que llegaran mis invitados. Quizás, si al final Sandra venía a darse un baño por la tarde, el descanso tendría que ser descartado porque, cada vez que estábamos a solas, saltaban chispas. Parece como si quisiera recuperar el tiempo perdido antes de descubrir su lado bisexual.

            Decidí cambiar la ducha por un relajante baño con sales que guardaba mi madre. Creo que estuve más de veinte minutos en aquella suntuosa bañera, asaltándome pensamientos de lo que sucedería esa noche… Salí de la bañera para secarme el pelo y prepararme algo de comer porque se me había hecho tarde y quería salir a hacer las compras lo antes posible. Pero mucho más tarde frente al espejo en decidirme por mi atuendo, porque ni para salir a comprar era capaz de ponerme cualquier harapo; era un vicio que tenía el que los hombres se giraran para verme y me follaran con la mirada. Quizás Sandra tenía razón y era tan puta como mi madre.

            Al cabo de una hora estaba camino del supermercado, con una falda de tablas de cuadros puesta y un top que enseñaba mi vientre plano y que marcaba mis tetas perfectamente. Provocando miradas de algunos transeúntes y discusiones de algunas parejas… Los hombres  pensarían “hija de puta”; las mujeres, simplemente “puta”…

            Llegue al supermercado y cogí uno de los carros esos, que son tan difíciles de controlar, incluso estando vacíos. Al entrar, uno de los reponedores me miró fijamente y yo le sonreí: creo que tendría para pajearse durante unas semanas.

            Con la lista en la mano, fue echando al carro desbocado todos los productos que había apuntado para aguantar la semana que mi madre estaría fuera. Para después dedicarme a las compras para preparar la fiesta para tres de esa noche. El carro estaba bastante lleno, de hecho bastante más lleno de lo que esperaba; tendría que pedir que me llevaran la compra a domicilio.

            Para mayor fastidio, una de las ruedas del carro se atrancó; allí estaba yo agachada con las piernas flexionadas y enseñando casi la totalidad de mis muslos intentando, a base de golpes, que la rueda volviera a girar cuando escuché una voz desde al lado mía:

-         Silvia, ¿Qué te ha pasado?

Miré hacía arriba para encontrarme con la mirada de Enrique, el padre de Sandra fijamente en mis muslazos. Me levanté un poco incomoda y poniéndome una sonrisa le salude:

            - Hola, Enrique… Nada este puñetero carro que se le ha jodido la ruedecita.- le decía mientras me acercaba para darle dos besos.

Tras besarme, Enrique se alejó un poco; siempre he sabido que le puesto nervioso. Que me mira con lascivia y eso lo he hablado mil veces con su hija que me acusa de ser la culpable del futuro infarto que sufra su padre. Pero bueno, supongo que soy un alma caritativa que me gusta que el pobre hombre disfrute.

- No te preocupes, espera un momento- me tranquilizó cogiendo un walkie que tenía en el cinturón y llamando a un chico.- Supongo que querrás que te lo llevemos a domicilio.

En ese momento recordé que el padre de mi amiga era gerente de aquel importante supermercado. El chico llegó enseguida con un carro nuevo y empezó a cambiar la compra de uno a otro, mientras de vez en cuando me miraba sin que Enrique se diera cuenta.

- Si quieres mañana te lo llevamos a casa y no tienes que molestarte.- me dijo el señor gerente.- Es que el horario de reparto ya ha acabado; ya sabes en verano sólo es por las mañanas

- Pues mi idea era llevármelo ahora, para tener todo listo esta tarde que preparo una fiesta.

Enrique se quedó pensativo unos instantes en los cuales lo noté muy nervioso para, tras echar una nueva disimulada mirada a mis piernas, decirme:

- Si, te esperas cinco minutos te llevo yo en el coche a tu casa, y llevamos la compra…- soltó como si fuera algo que le reconcomiera; el chico que colocaba las cosas en el carro se quedó perplejo, porque estaba claro que su jefe me estaba tirando los trastos.- Tenía que ir a la asesoría entregar unos papeles, pero me pilla de paso.

Tuve que aguantar las ganas de reír, porque sabía perfectamente que para ir a la zona residencial donde yo vivía no pasábamos por el centro de la ciudad. Aquel maduro, estaba que se salía y yo quería aprovecharlo.

- ¿Haría eso por mí?- dije esbozando la mejor de mis sonrisas de niña buena.

- Claro que sí, no es molestia- asintió Enrique

- Graciaaaaas.- le contesté yo abrazándolo y pegándome a él para que notara mis turgentes pechos pegados a su torso.

Cuando me aparté, la cara del padre de mi amiga era un poema; sudaba, hacía gestos nerviosos con un bolígrafo que llevaba en la mano y no era capaz de mantenerme la miraba… Yo disimulé aunque mi cabeza ya estaba empezando a imaginar cosas guarras con ese maduro interesante.

Me invitó a un batido en la cafetería del supermercado mientras el chico subía las cosas a su coche. La conversación mientras tanto no se puede decir que fuera muy fluida, pero lo achaco a que el pobre hombre tenía toda la sangre en la polla y no le llegaba al cerebro. Yo, por supuesto, no me cortaba y me tomaba el batido jugando con la pajita en mi boca y viendo como los ojos de Enrique se clavaban en mi boca; además al ser un banco bajito mis piernas quedaban un poco abiertas enseñando casi mi culo, con aquella escasísima falda. En ese momento se me ocurrió pensar en que pensaría Sandra si se enterase de que estaba tonteando con su padre; pero sabía que estos juegos le gustaban y que no se enfadaría.

- Ya está todo cargado, señor…- cortó la incomoda reunión el chico, que volvió a fijar sus ojos en mi, y le conteste con una sonrisa mientras mi lengua lamia el borde del vaso.

- Mu… Muy bien…- tartamudeó el pobre Enrique superado por la excitante situación.

Fuimos hacia la puerta del supermercado, donde el chico le había dejado el coche. Me abrió la puerta del copiloto, como todo un caballero, y yo me subí de una forma un pelín exagerada, par que llegara a ver mi tanga por entre mis piernas. Condujo despacio, supongo porque estaba más distraído en mirar mis piernas que en lo que pasaba en la carretera. A mí la situación me divertía y, de repente, puede ver la tremenda erección que se marcaba en sus pantalones de ejecutivo… Tengo que admitir que nunca me lo había hecho con un cincuentón, pero mi cabeza bullía imágenes muy cerdas en ese momento: chupársela en un semáforo, ponerla la mano en mis muslos o, mejor aún, que abusara de mí en cualquier descampado.

Joder me estaba poniendo muy cachonda y notaba como mi tanguita se iba mojando, sin prestar atención a la conversación él mantenía conmigo. Comencé a pensar si la polla del hijo sería herencia de la del padre, si esa forma de follar sería genética, como el color de pelo y los rasgos de la cara. Porque, si la hija follaba bien y el hermano mayor mucho mejor, lo del padre debía ser una locura.

- Creo que es aquí, ¿no Silvia?- dijo el padre de mi amiga estando ya en la puerta de mi casa e interrumpiendo mis lascivos pensamientos.

- Si, si… Pues muchas gracias, Enrique.- le dije besándolo en la mejilla, lo que lo turbó de una forma muy graciosa- en un momento descargo las cosas y ya no le molestó más.

- Anda, tonta… Deja que te ayude a meter las cosas en la casa; si se entera mi hija de que te he dejado aquí sin ayudarte me mata.

Si tu hija se entera de lo que está pasando ahora mismo por mi cabeza, a quien me mata es a mí, pensé con una sonrisa.

Me bajé del coche y abría la puerta del jardín, notando los ojos de Enrique pegados en mi trasero mientras llevaba cuatro bolsas en sus manos. Dejé caer las llaves al suelo para agacharme y enseñarse el culo al completo al subirse la falda. Puedo asegurar que si no le había dado ya el temido infarto, ya no le daba.

- Ya está… Que trabajito ha costado.- dije disimulando un gran esfuerzo.- Pasa, Enrique; estás en tu casa…

                                                           *

                                                     Enrique

            Entré en aquella casa sin saber muy bien donde me estaba metiendo… Era como cuando en las películas salen los dos muñequitos de la conciencia, el ángel y el demonio. Cada uno en un hombro; uno diciendo que me largará de allí; el otro, que siguiera para ver hasta donde quería llegar aquella chiquilla.

Y es que tengo que admitir que los últimos quince días habían sido muy duros para mí; desde que vi, accidentalmente, aquella película protagonizada por mi hijo Marcos, algo había cambiado para mí. Empecé a estar más atento a qué ocurría a mi alrededor y descubrí cosas que nunca hubiera imaginado.

La vida sexual con mi mujer se limitaba a un polvo cada quince días, si había suerte, y en la posición del misionero… Desde que nos casamos creo que me la había chupada dos veces, ya que ella es muy puritana en los temas sexuales; la pobre, si supiera lo que ha parido… Supongo que es esto lo que llaman karma.

Mis descubrimientos sobre mi hijo, ya que investigué sobre su carrera como actor porno, hicieron despertar en mí una fiebre sexual como no tenía desde los 30 años. Me volvía loco cuando veía el cuerpazo de la amiga de hija y tenía que comprar revistas porno para masturbarme en el baño como un quinceañero cualquiera.

Pero la depravación más absoluta llegó una noche que Silvia se quedó a dormir en casa y yo me levanté a  tomarme una pastilla para la acidez del estomago. Mi idea era asomarme por la puerta entreabierta para ver el cuerpo semidesnudo de la amiga de mi hija. Conforme me fui acercando empecé a escuchar unos disimulados gemidos y la escena que encontré casi hace que me corra allí mismo: mi hija y su amiga estaban haciendo un perfecto 69, comiéndose sus coñitos, mientras ahogadas sus gritos pegando la boca lo más que podían al sexo de la otra. Me empecé a tocar viendo aquella escena y, sin pode evitarlo, me corrí como un animal dentro de mis calzoncillos… En silencio me marché para cambiarme con la banda sonora de los gemidos de mi hija mientras  se corría.

Desde aquella noche, mi hija se añadió a mi lista de fantasías. Me sentía sucio por pensar en ella de aquella forma, pero no hacía daño a nadie, puesto que no tenía pensado llevar esa fantasía a la realidad. Llegué a pensar en visitar un psicólogo cuando, aprovechando que por el calor solía ducharse con la puerta abierta, comencé a espiarla para ver su maravilloso cuerpo desnudo… Mientras el sexo con mi mujer seguía siendo casi inexistente y aburrido, yo seguía masturbándome con la visión de Silvia y mi hija retozando juntas.

Pues bien, ahí estaba yo entrando en la cocina de la amiga de mi hija, siguiendo sus pasos, cargado de bolsas y con la mirada fija en su culo contoneándose. ¿Me estaba provocando o simplemente era mi calenturienta imaginación que veía cosas que no eran?

- Puedes dejar las bolsas en esa mesa Enrique…- me dijo sin mirar atrás- ¿Quieres una cerveza?

- No mejor me marcho ya que…

- Venga hombre, tómate una cerveza al menos, que no se que hacer para agradecértelo.- me interrumpió agarrándome la mano mientras me miraba con ojos de cordero degollado.

- Bueno está bien, pero algo rápido, que me cierran la asesoría- mentí ya que no tenía que ir a ninguna asesoría, pero solo el hecho de acompañar un rato a esta zorrita me hizo salir antes del trabajo. Eran las ventajas de ser el gerente…

Silvia abrió la nevera y se inclinó un poco hacia delante para buscar las cervezas, mostrándome el principio de sus cachetes asomar bajo su falda. Tenía que saber que lo estaba enseñando, era imposible que fuera tan descuidada para enseñarme tantas partes de su anatomía en menos de media hora. Estuvo al menos dos minutos con medio cuerpo dentro de la nevera y con el culo en pompa, lo que me provocó una erección de caballo. Tuve que sentarme en un taburete de la cocina para disimular como pude.

Cuando Silvia se acercó a mí con la cerveza en la mano casi me da un infarto de la impresión: el hecho de haber estado unos minutos frente al refrigerador abierto, habían provocado que sus pezones se marcaran escandalosamente a causa del frío en la camiseta que llevaba. Mis ojos se clavaron en esas tetas y puedo asegurar que ella tuvo que darse cuenta, mientras me daba la lata de cerveza.

- ¿Estás bien, Enrique?- me preguntó ante la cara de bobo que debía tener.

- S… Sí. Será el calor, porque hace mucho calor aquí, ¿no?- me excusé abanicándome con la mano.

- Pues no sé, a mi me ha dado un poco de frío- me dijo mirando hacía sus pezones haciendo que mi mirada se clavará en ellos.- Tómate tranquilo la cerveza mientras yo coloco la compra.

Allí estaba yo con la cerveza en la encimera de la cocina y sentado en un taburete con las piernas cruzadas, para que no se viera el bultazo que mi polla marcaba en el pantalón. Mientras, la amiga de mi hija se movía por la cocina colocando las cosas, inclinándose sin ningún rubor en cada mueblecito que le pillaba bajo… No flexionaba las piernas, sino el tronco, dejando a mi vista una buena porción de ese culazo. Mi polla iba a reventar dentro de mis pantalones cuando girándose me dijo:

- Enrique, tengo que subir las legumbres en ese mueble de ahí arriba; ¿me puedes sujetar una de los taburetes para que no me caiga?

- S… Si claro.- contesté sabiendo que era un gesto más de provocación de aquella zorrita, que me iba a llevar a a hacer una locura de un momento a otro.

Silvia se subió en aquel taburete de cocina y yo, desde abajo agarrando, podía ver todo su culo a la perfección por debajo de aquella faldita. Un tanga metido por su rajita del culo y marcando los labios de su coño. Ella se movía sobre el taburete haciendo que ningún rincón de aquel culo dejará de estar a mi vista.

En un momento dado y tras colocar todas las cosas en el estante, Silvia se escurrió y hizo el además de caerse del taburete.

- ¡AY, CUIDADO!- gritó dejándose caer hasta que la cogí en brazos.

La tuve que agarrar de su culo, subiéndosele la falda y quedándose pegada a mí, cara a cara… Nuestras bocas se quedaron a milímetros mientras sus tetazas estaban pegadas a mi pecho y mis manos agarradas a su culo. La senté en la encimera de la cocina y me alejé de ella. Nuestros ojos se encontraron y ella tenía una perversa sonrisa en los labios que me hizo desviar la mirada hacia el suelo.

- Ten… Tengo que irme…- me excusé torpemente cogiendo las llaves del coche de la mesa de la cocina y dirigiéndome a la salida de la misma.

- Oye, papi- me replicó antes de que saliera con unas palabras que me helaron la sangre.

Me giré muy despacio con el corazón a punto de salirse por mi boca y la vi. Silvia, con las piernas abiertas sobre la encimera y chupándose un dedo, me miraba sonriente:

-         ¿Qué más tengo que hacer para que me folles…?

                                                          *

                                                    Sandra

             Me bajé del autobús en la parada más cercana a casa de Silvia y con mi mochila de piscina me dirigí a su casa, que estaba al doblar la esquina. Iba con la idea de coger la llave de detrás del buzón porque, conociendo a mi amiga, seguro que se había parado a ver tiendas y no estaría en casa… Mi sorpresa fue mayúscula al encontrar el coche de mi padre aparcado en la puerta de la casa de Silvia.

            Mi hermano ha pasado de gimnasio y se ha venido a follarse a esta zorra, pensé. Como después de comer me había subido a mi habitación a dormir un rato, no sé en qué momento se fue Marcos al gimnasio. Pero parece que decidió coger el coche de mi padre, aprovechando que también trabajaba por la tarde y había decidido adelantar la fiesta de esta noche.

            Cogí la llave de detrás del buzón, como me había indicado Silvia otras veces y entré en la casa para pillarlos in fraganti… Se iban a enterar estos dos a no decirme nada cuando se fueran a montar una fiesta solos. Creo que cada vez era más celosa pero no se si por ella o por él, ya que a los dos me los follaba.

            Me acerqué a la puerta de la cocina, como la otra vez que entramos a espiar y ya, desde esa parte del jardín, se escuchaban los gritos de mi escandalosa amante.

-         ASÍ, DURO, DURO….JODEEER…QUE RICO… FOLLAME

Yo sonreí pensando en el susto que se iban a llevar cuando yo entrará de sopetón por la puerta de la cocina en plan esposa engañada; pero bueno antes de interpretar mi papel, no estaría de más echar una miradita antes desde la ventana. Entonces los vi. Ese no era mi hermano, ¡era mi padre! Y se estaba follando salvajemente a mi amiga sobre la mesa de la cocina. Las tetas de Silvia se sacudían, mientras mi padre metido entre sus piernas, y con los pantalones en los tobillos bufaba, pegando unos pollazos tremendos.

- JODER, PAPI… QUE GANAS TENIAAAAS- le picaba mi amiga que en esto de provocar era unica.

- CLARO HIJA DE PUTA, ME HAS ESTADO ENSEÑANDO EL COÑO TODALA TARDE… OOOOHHH. TOMAAAA…- gemía mi padre sacando casi toda la polla para volver a ensartarla de un solo golpe de riñones.

La escena que me había dejado perpleja y con un picor en la nuca, pasó a excitarse hasta el punto que noté como mojé las bragas. Creo que en ese momento me dí cuenta hasta que punto me había convertido en una zorra hambrienta de sexo… Estaba viendo a mi padre follar con mi amiga y, más que enfadarme, me estaba poniendo cachondisima.

- SÍ, QUE BUENO… ME CACHONADA ME PONES, PAPI…

- DEJA DE DECIRME PAPI, ZORRA…- protestó mi padre- O HARÁS QUE ME CORRA ENSEGUIDAAARGGHH…

- UFFF, QUE MORBOOO, CABRÓN… ¿TE PONE TU HIJA? ¿TE GUSTARIA QUE YO FUERA ELLA?- preguntaba fuera de sí, mi amiga mientras yo me quedaba helada.

            Mi padre guardó silencio por toda respuesta, mientras aceleraba los movimientos de sus pollazos… Mi mano hace un rato que se había perdido dentro de mis bragas y me masturbaba mirando la escena y escuchando las cerdadas que Silvia le decía a mi padre.

            - ASÍ PAPI, FOLLAME DURO… JODER QUE ME VOY A CORRER… QUE ME VIENEEHHH… LLAMAME SANDRA, PAPI… AHHHH…

            Mi padre sacó su polla de dentro de mi amiga, provocando la queja de ella que estaba a punto de correrse; la cogió haciendo que se diera la vuelta y apoyándola contra la mesa aplastando sus tetas contra ella… Mi amiga se dejaba hacer, totalmente dominada, una cosa que la pone a mil. La metió de un solo golpe provocando un grito de mi amiga y comenzó de nuevo a recuperar el ritmo.

            En ese momento, mi padre cogió la aceitera que había en la encimera, sin sacar su polla del coño de mi amiga y empezó a derramarla por la raja del culo de mi amiga, pringando su polla y todo el coño y el culo de mi amiga. Volvió a sacar su polla y dirigió el capullo al ano de Silvia, presionando para entrar:

            - ¿QUÉ HACEEEES…? NOOOO, ESPERA, NI SE TE OCURRA QUE SOY VIRGEN POR AHÍ…- se quejaba mi amiga que pataleaba, pero mi padre la tenía inmovilizada.

            El grito desgarrador de Silvia retumbó en la cocina, cuando mi padre cruzó el umbral de su esfínter para introducirle media polla de una estocada.

            - JODER QUE ME VAS A PARTIR EL CULOOOOH…- gritaba  mientras notaba como mi padre entraba casi hasta los huevos.

            - TRANQUILA MI NIÑA YA PASÓ… AGUANTA…- decía mi padre, a la vez que, metiendo su  mano por debajo del cuerpo de su “victima”, empezaba a machacarle el clítoris.

            - UFFF, JODER… JODER… JODER… SIGUE… DESPACIOOOOH- cambió mi amiga mientras mi padre comenzaba a marcar un ritmo suave dentro de su culo.

            - Eso es guapa, así, así… Disfruta…- contestó mi padre bajando la voz, lo que hacía que no escuchará bien lo que decía.

            Empezó a decirle cosas en un tono más bajo, mientras subía el ritmo de la enculada y seguía masturbándola. Las palabras inaudibles hacían su efecto y Silvia empezó de nuevo a berrear cuando mi padre ya la follaba sin reparo ninguno.

            - SÍIIII… ME GUSTA, PAPI… QUE BUENO… REVIENTAMELO… SOY TUYA, PAPI… FÓLLAME…

            - ME VOY A CORRER EN TU CULO…ESTOY A PUNTO DE IRMEEEHH- anunció mi padre visiblemente congestionado.

            - YO TAMBIEN, YA ME VIENE… ASI ENRIQUE…- contestó mi amiga- ME CORRO, ME CORROOOOOOO… AAAAARGHHHH

            - Y YO, Y YOOO.. TOMALA, SANDRA, TOMALAAA… YAAAAA, ARGHHH.

            - HOSTIAAAA, ME QUEMA, ME QUEMAA, QUE RICOOOOO.-gimió ella mientras sentía la leche de mi padre en sus intestinos

            Mi padre había dicho mi nombre mientras se corría. Yo me corrí con dos dedos en mi coño al escucharlo. Jadeando con la boca cerrada para no hacer ruido, me tuve que poner de rodillas del temblor de piernas que me entró. Cuando recuperé un poco el aliento me levanté para volver a mirar por la ventana, justo para ver como  mi padre se abrochaba el cinturón, ya totalmente vestido.

            - Ha sido maravilloso, Silvia…- se despidió de su amante, que seguía tirada en la mesa con el culo en pompa, besándola en la nuca.- Me tengo que ir…

            Rápidamente me escondí en la esquina contraria para que mi padre no me viera y lo vi salir de la casa y montarse en el coche. Cuando se marchó, entré en la cocina encontrando a Silvia sentada en el taburete de la cocina, recuperando el aliento, mientras la leche de mi padre le escurría por los muslos. Nuestras miradas se encontraron y ella se sorprendió:

            - San…Sandra… ¿Desde cuando estas aquí?- preguntó nerviosa

            - Sí guarra, lo he visto todo…- dije sonriendo, haciendo que ella se tranquilizara al ver mi cara de excitación.- Mi padre te ha follado…

            - No, cariño… A ti. Tu padre te ha follado a ti…

 (CONTINUARÁ… ¿Veis como era mejor cortar antes? Si digo que esto es el final de la serie, me matáis, ¿verdad?

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