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Solos en casa (Cap 7: ¿Lo sabías?)

en Amor filial

La chica cogía su teléfono móvil y mandaba otro mensaje de whatsaaps a Merchu que aún no había contestado al primero; durante la cena con su hermano quería incidir más en esa relación con Alice… Pero se supone que ella conocía a la tal Nadia, porque así se lo había dicho Merchu a Mario. ¿Cómo se le ocurre inventarse algo así sin avisarla? Cosas típicas de la loca de Merchu. Tenía que informarse de que datos le había dado para no fallar ante las posibles preguntas de su hermano.

“¿Qué coño le has contado a mi hermano de que conozco a Alice?  ¿Qué se llama Nadia y que yo la conozco? En menudo lío me has metido, guarra… Jaja”

Por un momento llegó a ponerse celosa de su propio alter ego; Mario se sentía atraído por otra chica que, se supone, no es ella… Sonrió al pensar que, en el fondo, su hermanito estaba demostrando que estaba colgado por dos personalidades de la misma persona.

-                          ¡Qué bien huele!- dijo su hermano bajando las escaleras y acercándose a la mesa baja donde Marta había colocado la cena.

-                          Eres un tardón, estará fría.

El chico se sentó en el sofá justo enfrente de su hermana, llevando un pantalón corto y una camiseta de estar en casa de color negro. Se fijó en que su hermana se había puesto una camiseta larga hasta un poco por encima de las rodilla que aún así marcaba perfectamente su silueta; pensaba en si ya llevaría puesto debajo lo que iba a enseñarse por la cam unas horas después.

-                          Oye, lo siento.- se disculpó Mario un poco apesadumbrado.

-                          No te preocupes, los burritos guardan muy buen el calor.- tranquilizó Marta con su bonita sonrisa.

-                          No, me refiero por lo de esta tarde; no quería molestarte con lo que dije… Lo de los juegos provocativos y eso.

-                          No pasa nada.- contestó la chica que se puso serio por un momento, para esbozar de nuevo la sonrisa.- En el fondo tienes razón… Juego contigo, porque me da morbo saber lo que hace mi hermanito por ahí con las tías.

-                          No suelo ser tan lanzado como contigo en el McDonalds; no me suelo lanzar a besarlas.

-                          Menos mal, porque besas fatal…- rió la hermana haciendo que el chico lo mirara enarcando las cejas.

-                          Será porque tú no me pones…- dijo Mario empezando de nuevo la guerra de indirectas con su hermana.

-                          ¡Ah, es verdad! No me acordaba de que mi hermanito solo tiene ojos para Alice y para Inma…

Mario cogió uno de los nachos que había en un plato y se lo lanzó a su hermana a la cara; ella rió esquivándolo y golpeándolo en el hombro, recriminándole que jugara con la comida.

-                          Ya te dije que Inma es lesbiana, además habla muy bien de ti, ¿sabes?- sonrió el chico haciendo referencia a la conversación de la tarde.

-                          Vaya, puede que se haya equivocado de hermanito…

-                          No te veo yo a ti capaz de liarte con una chica.- negó, con la cabeza, divertido.

-                          ¿Y tú que sabes?- protestó Marta mientras mordía un burrito y lo miraba de forma morbosa.

-                          ¿Lo has hecho con alguna chica?- dijo el chico con los ojos como platos.

-                          Parece que Merchu no te lo ha contado todo, todo…- dijo Marta sonriendo de nuevo.

La cara de Mario era un poema, dejando a medias el burrito que iba a morder y mirando con cara de circunstancias a su hermana; no es que le molestara, porque se supone que toda relación entre chicas despierta el morbo en los hombres, sino que sentía una leve sensación de celos.

-                          ¡Es mentira, enano!- dijo la chica haciendo que su hermano se relajara y tomara un trago de agua.- Me gusta demasiado una buena polla.

Mario escupió el agua apunto de atragantarse, poniéndose perdido, por la impresión; Marta sufrió un ataque de risa de ver a su hermano perder los papeles, mientras éste se levantaba para recoger lo que quedaba en la mesa. Miraba a su hermana que se retorcía en el sofá, burlándose de él. Pataleaba como una niña pequeña y la camiseta larga se le había subido, mostrando sus preciosas piernas y el inicio de unas braguitas negras.

El chico entró en la cocina y dejó los platos en el fregadero, tras tirar las sobras a la basura; abrió el grifo y se lavó la cara para refrescarse un poco… Sabía lo que tenía que hacer y no dudaba, pero la situación estaba volviéndose cada vez más incontrolable.

-                          ¿Estás bien?- escuchó la voz de su hermana, que estaba apoyada en el marco de la puerta, con cara preocupada.

-                          No, no… Tranquila.- dijo el chico secándose la frente con el paño de cocina.

-                          Quitate esa camiseta, estás empapado.- dijo su hermana acercándose para ayudarle a quitársela.

El olor de la piel de su hermana, el tacto de sus manos en su cintura para tirar hacia arriba de la camiseta y, sobre todo, el contacto de sus miradas al quedarse con el torso desnudo… Fueron unos segundos, donde por la cabeza de ambos pasaba la misma idea: acabar con el juego y lanzarse a la boca del otro. Fue Marta la que rompió la distancia, entregándole otra camiseta seca que traía en la mano.

-                          Esta camiseta no suelo ponérmela para estar en casa.- dijo el chico mirando la prenda de color gris bastante estrecha que marcaba su pecho y sus hombros.

-                          Bueno, hoy tienes una cita… ¿recuerdas a Alice?

-                          Sí, pero tenía pensado otro tipo de ropa.

-                          De menos ropa, querrás decir.- dijo la chica divertida con la situación.- Y, créeme, esta camiseta le encantará.

-                          ¿Y tú que sabes?- preguntó el chico jugando con su supuesto desconocimiento.

-                          Conozco a Nadia, ¿recuerdas?- dijo la chica jugándosela.

-                          ¿Sí?

-                          Más de lo que imaginas.

-                          Si decía que no te acordabas de ella, ¿Merchu te lo recordó?

-                          No, no… Ya me acordé yo sola, porque Merchu sigue ilocalizable.

Mario respiró tranquilo al saber que no había podido hablar con Merchu; eso le daba más tiempo hasta que su hermana lo descubriera todo. Sin pensarlo más, se puso la camiseta y dio una vuelta para que su hermana lo mirara.

-                          ¿Estoy bien?

-                          Muy guapo, ¿sabes? Me voy a poner celosa de esa Alice.

-                          Sólo vio mi boca, no enseño nada más de mi cara… Dice que le encanta.

-                          No tiene mal gusto la chica, tienes una boca muy bonita.- dijo la chica recordando la boca de su hermano por aquella cam.

-                          ¿Quieres tomar algo?- dijo el chico cogiendo una botella de ron que sobró de la fiesta.

-                          ¿No queda tequila?- dijo Marta cruzando sus piernas sentada en la mesa.

-                          No, te lo bebiste todo… Quizás quede para un chupito.

-                          No sé, como decías que te calentaba; quizás sea bueno para esta noche.

-                          No me hace falta, porque no sé que tiene esa chica que me pone muchisimo.

-                          Pero si no las has visto, dijiste que no te puso la cam.

-                          Ya pero, ¿nunca has tenido la impresión de conocer a alguien, aunque sea imposible? Cómo si excitara para poro de tu piel…

-                          Eres un cursi.- dijo la chica cogiendo la copa de ron que su hermano le ofrecía.

-                          ¿Brindamos?- dijo el chico levantando su copa.

La chica miró a su hermano, de pie con la camiseta que le había pedido que se pusiera, con la copa en alto y con una pícara sonrisa.

-                          ¿Por qué brindamos?- espetó Marta.

-                          Por nosotros, por estar solos en casa y que nos haya permitido hablar  más y conocernos.

-                          ¿Conocernos? Bueno, eso es verdad… Ahora sé que has follado con siete tías.

-                          Y yo que te has tragado la leche de algunos tíos…- dijo Mario dando muestras de no amilanarse.

-                          ¡Oye! ¡Qué soy tu hermana!- dijo la chica notando como se ruborizaba.- ¿A qué hora has quedado con Alice?

-                          A ninguna, me conectaré en un rato…

-                          Vale, procura no hacer ruido esta vez, ¿vale?- dijo Marta con una sonrisa.

-                          No te preocupes, bajaré el portátil y me iré al porche de la piscina.

-                          ¿Y eso?

-                          Bueno, dijiste que te molestaba el ruido y así estaré más tranquilo. Además hace calor en mi habitación.

Marta pensó que era una buena oportunidad de mantenerlo alejado de su habitación; si él estaba abajo emitiendo, ella podría estar más tranquila de poder poner la cam sin sobresaltos… Quizás el morbo no sería tan grande como al tenerlo al otro lado de la pared, pero le daría más libertad a ella para poder disfrutar sin cortarse.

-                          Vale, pero sigue cuidando los ruidos que no quiero que los vecinos te oigan.

-                          Lo que pase en la piscina, quedará en la piscina.- dijo el chico levantando la mano a modo de juramento y cogiendo el vaso para vaciar lo que quedaba de tequila se lo ofreció a su hermana.

-                          ¿Qué quieres?

-                          Una última pregunta.- dijo el chico morboso.

-                          Eso no vale.

-                          Cobarde…- susurró Mario al oído de Marta.

La chica lo miró con los ojos como platos y casi arrancó el vaso de chupito de las manos de su hermano que sonreía complacido. Se bajó de la mesa y puso la otra mano en su propia cintura con gesto amenazante.

-                          Pregunta.- dijo la chica.

-                          ¿Te excitaste con lo que escuchaste mientras yo emitía con Alice? ¿Te puso caliente?

Marta se mordió el labio y se bebió el chupito que quedaba de un trago, después sonrió a Mario y se marchó hacia el salón contoneándose sabiendo que su hermano la miraba.

-                          Me voy a dar una ducha, llevo todo el día en la piscina y liada con la cena.- dijo Marta a punto de subir la escalera, mientras su hermano salía al salón.

-                          ¿Has quedado hoy con Sara y éstas?

-                          No, ¿por qué? ¿te estorbo en tu cita virtual?- dijo Marta simulando estar molesta.

-                          No, no… Pero me parecía extraño que te quedaras; siempre que papá y mamá se han ido, nunca has parado en casa.

-                          Siempre que papá y mamá estaban fuera de casa, tus amigos no se estaban follando a mis amigas… Están todos emparejados casi y no querrás que vaya con Jesé, ¿no?

Mario sonrió ante el desafío de su hermana, ese sutil juego que querer despertarle celos a costa de su amigo. Jesé era un buen chico; de hecho era, quizás junto a David, al único al que le permitiría estar cerca de su hermana… Pero eso fue hace unos días, ahora no podía soportar la idea de ver a algún chico cerca de ese ángel que vivía bajo su techo.

-                          No es mal chaval, pero es demasiado poco para ti.- dijo Mario muy serio y negando con la cabeza.

-                          Pues no besa nada mal…- soltó como una bomba H, suponiendo que la noche del concierto Mario se había enterado.

Al chico le cambió la cara, a la misma vez que un incomodo silencio se hizo en la estancia. Un cosquilleo recorrió la nuca de Marta que quedó muda al darse cuenta que la charla que tuvieron en el concierto Jesé y Mario no incluyó ese pequeño detalle.

-                          Lo… Lo besaste.- dijo Mario tartamudeando.

-                          Creí que habías hablado con él, pero no fue nada… Yo…

-                          Calla, Marta… No pasa nada.- mintió el chico que estaba más preocupado por lo que esa noticia le había hecho sentir que por la acción en sí.

-                          Entonces, ¿por qué has puesto esa cara? Déjame explicarte…- dijo Marta, preocupada porque esa estupidez estropeara todos los avances que había hecho con su hermano.

-                          No tienes nada que explicarme tú… Soy tu hermano, ¿qué va a pasar? Además yo me acosté con una amiga tuya, no puedo quejarme. Me duele el que no me lo dijera.- dijo el chico, tratando de ocultar que unos tremendos celos lo consumían por dentro.

-                          No ha pasado nada entre nosotros, sólo me dio una lección.- dijo la chica recordando el momento del beso y sonriendo.

-                          ¿Una lección?- dijo Mario confundido.

-                          Sí, quizás no lo entiendas pero créeme… Jesé nunca ha intentado nada conmigo, te lo juro.

-                          ¡Anda, vete a la ducha!- le dijo sonriendo y dándole un azote en el culo al pasar junto a ella.

Marta sonrió aliviada mientras subía detrás de su hermano que llegaba a su habitación a paso ligero. Ella preparó la ropa interior que había decidido ponerse y se fue hacía la ducha, cuando vio a su hermano salir de la habitación con el ordenador portátil en la mano.

-                          ¿Ya vas a hablar con tu novia virtual?- se cachondeó Marta, mientras su hermano la miraba.

-                          Eso quisieras tú que Alice fuera mi novia.

-                          ¿Cómo?- preguntó Marta nerviosa por la afirmación de su hermano menor.

-                          Bueno, si fuera mi novia dejaría de follarme a tus amigas.

-                          ¡Eres un idiota!- lo golpeó Marta mientras el chico esquivaba y bajaba la escalera.

Marta se metió en la ducha, mientras ya era consciente que su hermano estaba conectado esperando a Alice; ¿podía llegar a sentir celos de ella misma? Sentía a su hermano tan cerca que le parecía extraño con la naturalidad que hablaba de otra mujer… ¿Sería siempre así con las chicas? Ese chico tímido y callado que ella creía virgen, era un gran dominador de los tiempos de seducción. Porque no podía evitar pensar que hace tiempo que perdió el control de los tiempos que marcaba su hermano. Mario controlaba la situación y la llevaba donde quería… No daba ningún paso firme, que le hiciera pensar en algo más, pero sin embargo preguntaba si se había excitado escuchando como se corría.

Mientras hablaba de Alice como de una persona muy especial y que le hacía sentir bien. A veces, sentía como si lo estuviera traicionando haciéndose pasar por esa chica; se suponía que tenía que ser un juego inocente para ver como se excitaba su hermano y, sin embargo, se había complicado todo. El rato que estuvo bajo el agua de la ducha fueron una lucha entre ese diablito y ese angelito que todos tenemos en nuestra conciencia… Por un lado se preguntaba que a donde podía llevar todo esto. ¿Alguna vez le diría la verdad a su hermano? Imposible. Por otro lado, la necesidad de volver a verlo, aunque fuera una ultima vez.

Salió de la ducha y se puso esas braguitas que había preparado y la camiseta de Sara que guardaba sin que su hermano la hubiera visto; adiós dudas, quería ver a su hermano y no le importaba las consecuencias.

Mario, mientras tanto, ya estaba conectado desde la zona de la piscina. Abrió su sala para esperar a Alice, sabiendo que aún tardaría en salir de la ducha… A la vez, estuvo visitando otras salas de amigos y amigas conocidas. Parejas follando, amigas charlando e insinuando sus bonitas figuras… Algunas se masturbaban mientras pedían monedas; pero Mario, entre los muchos visitantes de esas salas tan explícitas, se daba cuenta que esos cuerpos no podían superar a lo que su mente imaginaba que podría vivir junto a su hermana…

Entonces se dio cuenta que si su hermana emitía no podría evitar que otros chicos se conectaran para verla; ¿ella sabía eso? ¿Habría emitido antes? Antes de poder plantearse nada de eso, Alice ya estaba conectada:

-                          Vaya, bonita camiseta.- empezó la conversación su hermana, oculta tras el nick de Alice.

-                          Sí, es una recomendación.

-                          ¿Ah sí? ¿te la has puesta especialmente para mí?- dijo la chica, a la que Mario aún no podía ver.

-                          Bueno, digamos que una chica me dijo que esta camiseta te gustaría.

-                          ¡Ah! ¿le has hablado a esa chica de mí?

-                          Sí, sí. Es esa chica que te dije que era tan especial para mí, ¿recuerdas?

-                          ¿Debo ponerme celosa?- inquirió Marta que disfrutaba de su doble papel, sin saber que era Mario el que estaba jugando con ella.

-                          Nooo, es muy distinto. Contigo es diferente…

-                          ¿Y eso por qué? ¿Es mejor?

-                          No he dicho ni mejor, ni peor; simplemente diferente… Esa chica es como alguien a quien he querido siempre, que además me he dado cuenta ahora de lo caliente que me pone.- escribió Mario, dejando anonadada a Marta al leer eso.- Tú, sin embargo, tienes algo… Sin verte nunca sé que me gustas.

-                          ¡Vaya, que directo!

-                          Bueno, el otro día me corrí delante de ti y eso quiere decir algo.

-                          Chico, estás en una página de contactos por cam; no seré la primera tía para la que te has corrido aquí.

-                          No, no lo has sido y, seguramente, no serás la última.- dijo Mario, que ya mostraba su bonita sonrisa a Marta por la cam, cuidando de no enseñar más parte de su rostro.

-                          ¿No seré la última?

-                          ¿Celosa?

-                          ¿Buscas ponerse celosa?- escribió la chica disfrutando de este juego de seducción.

-                          No, busco que cumplas tu promesa…

-                          ¿Qué promesa?

-                          Dijiste que me pondrías la cam.- dijo el chico con esa sonrisa malvada que ponía a mil a Marta.

-                          Vaya, veo que tienes buena memoria.

-                          Supongo que es la ley de la balanza; mi hermana es un despistada y yo tengo buena memoria.- soltó el chico sabiendo que se la estaba jugando.

-                          ¡Que morro tienes! No está ahí para defenderse.- dijo la chica mordiéndose el labio para no escribir algún insulto.- Oye, hoy no estás en tu habitación, ¿no?

-                          No, estoy en el jardín, cerca de la piscina…

-                          Umm, tienes piscina en casa.- disimuló Alice haciendo reir a Mario.

El chico cogió el portátil y lo giró para que la chica pudiera ver esa piscina que, supuestamente no conocía y a la que había sido arrojada por él mismo hace unas horas. Los dos árboles frutales al otro lado de la piscina, la caseta que servía tanto para guardar la maquinaria de la depuradora como los utensilios de limpieza de la piscina, las tumbonas y el manto de césped fino…

-                          ¿Me invitarás algún día?- espetó Marta a Nexxxus

-                          Si estuvieras aquí ya estaríamos follando en la piscina.

-                          ¿Qué te hace pensar que follaría contigo?

-                          La forma de correrte el otro día cuando viste mi polla explotar.

-                          ¿Quién que te ha dicho que me corrí?

-                          Dime que no es verdad…

Hubo un silencio en la pantalla y, tras pensarlo un poco, Marta se dispuso a contestar sin tapujos:

-                          Sí, me corrí pensando en tu polla.

-                          Lo que pasa que para verte, tenemos un problema.

-                          ¿Qué problema?- dijo la chica ya tumbada en su cama con el otro portátil, de forma que no se reconociera ninguna parte de su habitación, y enseñando sus pequeñas braguitas y su ombligo al tener la camiseta muy subida por la postura.

-                          Que en esta pagina es imposible estar en una conexión privada; y si una chica emite, cientos de chicos entraran a verte.

-                          Vaya, no había pensado en eso… No tengo mucha experiencia en esto.

-                          No pasa nada, si quieres no tienes porqué poner la cam.

-                          Lo que pasa que has logrado que me apetezca que me veas. Me da morbo.

Leer esa frase escrita por su hermana, hizo que Mario sufriera una violenta erección; era increíble el devastador efecto que Marta tenía en él… No podía evitar morderse el labio de pensar en lo que vendría a continuación.

-                          Me encanta cuando te muerdes el labio de esa forma…- escribió Alice.

-                          Quiero verte.

-                          Deseo concedido.- dijo Marta que se puso a emitir y en un instante ya tenía diez chicos acosándola.- Pero tenemos que hablar por tu ventana, porque ya hay chicos mirándome.

-                          Eso es malo, no podrás ser tan natural.

-                          ¿Celoso?

-                          No, pero me gusta cuidar de mis cosas.

-                          ¿Soy una cosa?

-                          No, pero eres mía.- dijo el chico con una morbosa sonrisa.

Esa actitud posesiva puso muy caliente a Marta, aunque supiera que era una simple pose bromista porque su hermano nunca pensaría de esa forma… Cuando vio aparecer el nombre de Nexxxus en la columna de usuarios de su ventana, notó como los pezones se le ponían duros y un cosquilleo recorría su columna. Permanecía a hí en silencio, mientras los otros chicos la retaban a desnudarse, le preguntaban de donde era e, incluso, la invitaban a sus salas para que viera como se corrían.

-                          ¿No me dices nada? Ya me estás viendo…- dijo la chica muy morbosa.

-                          Sí, sí… Te he estoy viendo.

-                          ¿Y? ¿te gusta lo que ves?

¿Qué si le gustaba lo que veía? Mario no era capaz de escribir con fluidez, porque tenía sus ojos clavados en el cuerpo de su hermana en aquella pantalla; y no es que estuviera desnuda aún… Estaba tumbada en la cama de su habitación, aunque había sido lo suficientemente inteligente para quitar los posters que adornaban la pared para disimular el lugar, con una camiseta que nunca le había visto puesto y que no tapaba más debajo de su ombligo y unas braguitas blancas con un lacito azul que reconocía de haberlas tenido en sus manos.

Echada sobre el lado derecho de su cuerpo, solo se veía su cuerpo de cuello hacia abajo. Sus preciosas tetas marcadas bajo la fina tela de esa camiseta; no podía decir que no la había visto con menos ropa, porque cuando iba en bikini en casa enseñaba bastante más que ahora, pero el morbo de ver a su hermana, a su Marta, expuesta a los ojos de esos tíos que decían burradas sobre follarla ahí mismo, lo estaban encendiendo.

-                          Me encanta.- dijo en la ventana de Marta, en las primeras palabras que escribía.

-                          Hola, Nexxxus mi amor.- contestó Alice, marcando el territorio a los demás sobre quien era el hombre que tenía preferencia en esa sala, al ser al primero que contestaba.

-                          ¡Hey, Nexxxus! Dile que se quite esa camiseta…- dijo uno de los usuarios a Mario, dándole a entender a Marta que lo conocían de la pagina.

-                          Yo no mando en ella, ella decide lo que hace.- dijo Nexxxus, esquivando la responsabilidad.

-                          No… Sólo haré lo que Nexxxus me pida.- escribió Alice dejando a Mario perplejo.

El chico estaba desbordado por las sensaciones; no es que no le gustara lo que estaba pasando, pero las maneras de su hermana no eran las que esperaba. Esa actitud sumisa con él, como si le perteneciera. Allí estaba ella, ofreciéndose a obedecerle en lo que pidiese… Y eso le daba muchísimo morbo.

-                          Te creía más lanzado en estas cosas, parece que Barbarella me mentía.- escribió Marta en la sala de su hermano, refiriéndose a Merchu.

-                          Hay cosas que Barbarella no te ha contado y que tampoco me ha dicho a mí, jaja.

-                          ¿Eso significa que no quieres jugar?

-                          ¿Hasta donde me dejas llegar?

-                          Sé que sabes perfectamente donde están los límites, no eran tan animal como esos tíos que están en mi sala.

-                          Vale, empecemos…

-                          Con una condición…

-                          ¿Cuál?

-                          Quiero ver después como te corres, de nuevo.

-                          Deseo concedido.- dijo copiando lo que había escrito ella antes.

Marta estaba ansiosa por ver hasta donde era capaz de llegar su hermano; porque este era su mundo, su ambiente… Nunca había vivido nada tan morboso como sentirse observada por muchos tíos a la vez que su hermano le pedía cosas y eso que ya había emitido junto a Merchu y ella sola.

-                          Alice, cariño. ¿Puedes enseñar tu boca y chuparte un dedo como a mí me gusta?- decía Mario como si la conociera de toda la vida.

La chica se cuidó de no mostrar su rostro en la cam y, solo mostrando esos lujuriosos labios, comenzó a lamer su dedo sacando de forma sensual su lengua… Las monedas caían en el cofre de la sala de Alice, mientras ella introducía ese dedo en su boca y lo mamaba como si fuera una pequeña polla.

“Joder, ojala fuera mi polla” “¡Que boca de zorra tienes!” decían los chicos entre piropos más bestias… Ella se limitaba a sonreír enseñando esos dientes perfectos mordiendo su dedo con lujuria. Mario miraba como si el hecho de ver la boca de su hermana le hubiera hecho darse cuenta de que era Marta la que estaba allí. El morbo que sentía hizo que tuviera que acariciarse la polla por encima del pantalón

-                          ¿Te gusta lo que te dicen, Alice? ¿te pone caliente?- escribió Nexxxus en su ventana donde Alice estaba a solas con él.

-                          No, me pone caliente saber que tú me estás mirando.

Ante las peticiones del chico en la sala, Alice iba obedeciendo de forma sumisa mientras las monedas caían ante las exigencias de Nexxxus que actuaba como maestro de ceremonias… Le pedía que se acariciara el ombligo, que mostrara sus piernas; el ambiente parecía calentarse, a la vez que el chico la sacaba su polla del pantalón para masturbarse como, con toda seguridad, ya estaban haciendo los demás.

-                          Guapa, me gustaría que tocaras tus tetas por debajo de esa camiseta, para marcar esos pezones que saben a gloria.- pidió Mario.

Marta metió las manos en su camiseta acariciando las tetas con vehemencia; las frases de Mario, en las que parecía que ya había estado con ella para incitar a los demás chicos la calentaban. “Marcar esos pezones que saben a gloria” y una punzada recorría el estomago de la chica de imaginar esa boca en sus tetas, devorándola.

-                          Ufff, la tienes durísima…- escribió Marta en la ventana de su hermano, mientras veía la mano de Mario subir y bajar a lo largo de su polla.

-                          Quítate la camiseta, quiere verte esas tetas…- dijo el chico.

-                          Me lo estás pidiendo en tu sala, esas no son las normas.

-                          Quítatela…- repitió Mario, sin hacer caso de su observación,

La chica, como un autómata, se quitó la camiseta mostrando sus tetas a todos los visitantes de la sala… Los chicos subían el ritmo de las burradas, a la vez que ella se sentaba sobre sus rodillas, con las piernas abiertas y acariciaba su cuerpo desde las tetas hasta las braguitas. Mario miraba anonadado esos pechos que se habían convertido en una obsesión para él; era el cuerpo del pecado, de la prohibición… El cuerpo de su hermana mayor.

-                          Hazlo, estás deseando…- escribió Nexxxus, en la sala de Alice.

Y, como si leyera su pensamiento, Alice metió la mano dentro de sus braguitas y comenzó a masturbarse ante la mirada de todos, pero sabiendo sobre todo que su hermano estaba pajeándose mientras miraba su cuerpo. Ella se centró en la ventana de su hermano, viendo como subía el ritmo de la paja y sabiendo que se correría por ella; empezó a gemir sin controlarse con la seguridad que su hermano, desde la piscina no podía oírlo.

-          Me gustaría estar ahí a tu lado para que esa mano que está dentro de tus braguitas fuera mi mano.- escribía el chico en su ventana, donde tenían más intimidad, con una tremenda habilidad para estar usando una mano.-Estar pegado a tu espalda, que sintieras mi polla rozando tu cuerpo, mientras te susurro al oído lo que deseo follarte.

Las palabras escritas de Nexxxus hacían arder a Marta, más aún sabiendo que su hermano deseaba a esa mujer que no sabía quien era; haberse convertido en el objeto de deseo de su hermano sin que éste lo supiera.

-                          Creo que me voy a correr, cariño…- escribió Alice sin dejar de masturbarse.- Quiero ver tu leche.

-                          Córrete, hoy quiero verte yo… Por favor.

Y ocurrió; la chica se dejó llevar para explotar en un orgasmo bestial, sabiendo que la miraban muchos pero solo le importaba uno… Gritó, gimió, se sacudió con una mano dentro de sus braguitas y pensando que era la de su hermano. Cayó derrotada en la cama, con cuidado de no mostrar el rostro en la cam. La respiración agitada, el pelo alborotado y esa  sonrisa de satisfacción que hizo estremecer a Mario, que seguía observando bajando el ritmo de su mano.

-          Me ha encantado…- escribió Mario en su propia sala, donde ya hablaban dejando de la lado las peticiones de los usuarios de la sala de Alice.

-          El placer ha sido mío.- rió la chica que seguía fijándose en la dura polla que descansaba en el vientre de su hermano.

El chico movió la pantalla de forma que la cam volviera a enfocar su boca, tan apetitosa para Marta que descansaba sobre su cama; por unos instantes no escribieron, se limitaron a mirarse como si estuvieran analizando cada punto del cuerpo del otro. La chica se puso la camiseta, tapando esas gloriosas tetas.

-                          Oye, por curiosidad… ¿Duele mucho hacerse un tatto?- dijo Alice.

-                          Supongo que depende de la zona; a mí me dolió, para que te voy a engañar. ¿Quieres hacerte uno?

-                          No lo sé, me da miedo… Si pudieras venir conmigo…- dijo la chica con una supuesta suposición, valga la redundancia.

-                          ¿Quién sabe? Quizás algún día podamos conocernos. Te invitaré a la piscina y te acompañaré al hacerte el tatuaje.

-                          Eso es difícil, vivimos muy lejos…- trató de cortar el juego, aún sabiendo que le gustaba esa idea de tonteo que traían.- ¿Tiene algún significado el tatuaje? ¿Por qué unas alas?

-                          Bueno es un secreto, no se lo digas a nadie…- dijo el chico de forma misteriosa.

-                          Sí, claro… Como conozco a tanta gente que tu conoces.- dijo irónicamente Marta, metida en su papel de Alice.

-                          Por lo pronto conoces a Barbarella.

-                          Y a tu hermana.

Mario dejó de escribir un momento al ver como Marta se nombraba a ella misma; había caído totalmente en la trampa de creer que Merchu le había contado que Alice conocía a Marta.

-                          ¿Quieres saber el porqué de las alas?- dijo cambiando el tema de conversación.

-                          Si quieres decírmelo…

-                          Es por una chica, es un ángel… La mujer más guapa que he visto en mi vida y ojala pudiera estar con ella algún día.

-                          Vaya, tienes una extraña forma que querer ligar conmigo: nombrando a otra chica y declarándote loco por ella.- dijo ella que seguía pensando en Inma, en Merchu o en cualquier chica y se sentía celosa.

-                          Tienes que saber mi primera regla: nunca engaño a nadie, siempre digo la verdad, aunque no lo parezca.- escribió Nexxxus.- Y la letra japonesa es su inicial… Una “M”

En ese momento, sonó el teléfono de Marta y vio que era Merchu quien llamaba, se disculpó del chico de la boca morbosa y cogió la llamada, confiada en que el audio de la cam estaba cortado.

-                          Hola, Merchu… ¿Has vuelto? ¿A que no sabes lo que estoy haciendo?- dijo Marta con una sonrisa, sabiendo que a su amiga le encantaría saber que estaba tonteando con su propio hermano.

-                          Un momento, ¿qué me decías en el mensaje de antes? ¡Yo no le he dicho a tu hermano que Alice conociera a Marta! Ni nada de Nadia ni nombres…- dijo Merchu muy rápido y dejando a Marta blanca como la pared porque estaba empezando a vislumbrar la verdad.

-                          Pe… Pero Mario me ha dicho que…

-                          Tu hermanito te la ha devuelto, nena… No sé como pero sabe que Alice eres tú.

Como reacción, Marta cortó la emisión de su sala lo que indicó a Mario que algo iba mal… O bien, porque seguía como usuaria en la sala de Nexxxus. Con toda seguridad, Merchu había llamado a su hermana y le había dicho que la información que le había dado era falsa. Ahora, en verdad, estaba un poco asustado porque no había pensado las posibles consecuencias de mentir a su hermana. ¿Y si Marta se lo tomaba mal?

En la cabeza de Marta, por otro lado, bullían las frases que habían compartido con otro significado… Se había masturbado delante de su hermano, sabiendo éste quien era ella. Él se había corrido a sabiendas de que era su hermana… Pero, ¿cómo podía enfadarse por algo que ella también había hecho? Porque ella siempre había sido consciente de quien estaba al otro lado de la pantalla. Se había excitado, calentado y masturbado pensando en su hermano menor.

Cuando cortó la conversación con Merchu, a la que por supuesto no le había dicho lo lejos que habían llegado. ¿Por qué estaba de nuevo excitada? ¿Por qué en lugar de escandalizarse por lo habían hecho, tenía ganas de dar el siguiente paso? Su hermano había conseguido que perdiera la cordura y se embarcaran en una aventura que no sabían como acabaría. ¿Qué le diría ahora?

-                          Te has quedado muy callada y has cortado tu emisión, ¿te pasa algo?- escribió Mario tanteando lo que suponía que sabía su hermana.

-                          ¿Lo sabías?

-                          ¿Cómo?

-                          Sabes perfectamente a lo que me refiero…

-                          Sí, lo sabía… Marta.

Ver escrito su nombre en la pantalla fue como la confirmación palpable de que su hermano había sido conocedor en todo momento del juego; sus pezones se endurecieron hasta dolerle a la vez que se humedecía su sexo… Reaccionaba de una forma que no esperaba y estaba muy confundida.

Mario se asustó cuando vio que su hermana, sin escribir una sola palabra más abandonó su sala, desconectándose… No sabía muy bien que hacer, porque parecía que había ido demasiado lejos con ese juego. No podía ni siquiera imaginar lo que significaría perderla por un absurdo juego sexual. Apagó el ordenador y se levantó de la tumbona donde estaba; dejó el aparato a un lado y caminó hacía la casa, para ir en busca de ella… Tenía que pedirle perdón y decirle que volvieran a ser como antes, que no quería que se enfadara con él. Había sido un estúpido por mentirle.

Miraba hacia abajo tratando de ordenar sus pensamientos para saber que decirle y, cuando pasó junto a la piscina, vio una sombra que le hizo levantar la cabeza… Allí estaba ella: Marta, su hermana, la mujer que la que se había enamorado sin poder evitarlo…

-                          Marta, lo siento… Yo…- tartamudeo el chico viendo el gesto serio de su hermana, vestida con la misma camiseta que llevaba en la cam y mostrando esas braguitas tan sexys que estarían empapadas por el anterior orgasmo.

-                          Lo sabías…

El chico asintió con vergüenza sin saber muy bien como afrontar esta discusión con su hermana…

-                          Lo sabías…- repitió la chica en otro tono de voz, y dibujando una morbosa sonrisa que desubicó a Mario.

Antes de que pudiera reaccionar, Marta empujó a Mario que cayó de forma estrepitosa a la piscina, solo vestido con el pantalón corto y los boxer. Tras el chapuzón y mirando a su hermana desde el agua y sin entender muy bien lo que ocurría, Mario vio como su hermana se quitaba de forma sensual la camiseta, mostrando de nuevo sus preciosas tetas de pezones pequeños y duros.

Ella se acercó al borde de la piscina y se quitó las braguitas levantando uno tras otro los pies para sacarlas, dejando a la vista del chico un coñito depilado con un poco de vello en el monte de venus; después se arrojó de cabeza al agua, mientras su hermano se limitaba a observar una de las escenas más impactantes que había vivido en su corta vida: la silueta de su hermana que buceaba bajo el agua para acercarse a él.

Salió de debajo del agua para quedarse a centímetros de él, con su pelo mojado tras la oreja, sus pechos turgentes y esa sonrisa pícara. Echando los brazos alrededor del cuello de ese chico que la miraba asombrado, acercó sus labios y lo besó… Sus lenguas empezaron a jugar dentro de sus bocas… Y todo comenzó a cobrar un sentido…

(CONTINUARÁ)

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