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Juanita de la Bodega

en Voyerismo

Juanita de la Bodega

Hola, mi nombre es Juanita. Soy una niña indígena de 10 años. Desde mi pobre casita escribo estas palabras al aire para quien la quiera leer.

Me llamo Juana Culajay. Soy una niña indígena de 10 años. Tengo 2 hermanos, Leticia de 13 y Asdrúbal de 7, soy la de en medio. Mi familia es muy pobre, trabajamos todos como veladores de una bodega en la capital. Mis papás llegaron a vivir aquí porque pensaron que les iría mejor, pero no. Mi papá se llama Isaías y apenas llegó a 4to grado de primaria. Mama no sabe leer ni escribir.

El dueño de la bodega es don Roberto Bosch, un hombre de mucho pisto. Pero aunque tiene pisto, nos paga muy poco. Papá dice que es un señor muy bueno, que hace todo lo que puede por nosotros y que deberíamos estar agradecidos por lo poco que tenemos. La verdad es que papa quiere mucho a ese señor. Pero yo no entiendo por qué, porque no nos da nada. Y lo peor de todo, y lo que menos entiendo, es que papa lo deja hacer unas cosas bien feas… especialmente con mama.

Ayer vino, como siempre papa lo fue a recibir. Hablaron algo afuera, y luego papa vino a llamar a mama. Los 3 se fueron hacia la bodega. Entraron allí y cerraron. La Leti ya me había dicho que se metía allí para hacer unas cosas bien feas, y que yo no debía ir a ver. Pero yo tenía curiosidad y fui. Abrí la puerta poco a poco y entré. No los miraba, pero la luz estaba prendida. Caminé un poco y comencé a oír cosas raras. Oía a don Roberto hablando, diciendo cosas como "no parés" y "puta, puta sucia".

Como estaban detrás de unas cajas, le di la vuelta para ponerme del otro lado. Allí habían otras cajas, pero dejaban un hoyito por donde podía ver. Al ver, me quedé fría del susto. Don Roberto tenía a mi mamá arrodillada frente a el, desnuda y mamándole la verga. Don Roberto no tenía camisa, solo llevaba un calzoncillo negro bien delgadito que se le metía entre las nalgas, y que tenía un hoyito al frente por donde salía su paloma; también llevaba botas de cuero grises, como de baquero, y nada más.

Mi mama estaba arrodillada frente a el, mamándole su paloma, que era muy gorda, como del gordo de mi brazo, que cuando lo medí con el metro de mama tenía como 16 cm. Mama dejaba que el se lo metiera hasta el cogote, pues se movía con las caderas adelante y atrás, poniendo sus manos en su cintura. Las manos de mama estaban puestas sobre sus rodillas de ella. ¡Y la cara que ella ponía! Tenía los ojos como trabados y su respiración estaba muy agitada.

Con los ojos me puse a ver lo que había alrededor de ellos. Pensaba que si papa los veía, iba pegarle a Don Roberto porque el es muy celoso. ¡Pero el estaba parado en una esquina mirándolos! Se estaba agarrando entre las piernas con las manos, y su cara estaba rara, como ido, sonriendo pero como desesperado. Don Roberto lo volteaba a ver a cada ratito y se reía.

¿Te gusta perro? Mirá como me cojo por la boca a tu mujer, ¿te gusta?

…,…- papa no respondía, parecía que no sabía qué decir, o estaba como en trance.

¿Te comieron la lengua los ratones? La que se está comiendo otra cosa y bien sabrosa es tu mujer. ¿Verdad que te gusta puta?

…,…- mama tampoco le respondía porque estaba igual que papa; eso a Don Roberto no le gustó y le empezó a pegar en la cara.

¡Respondeme estúpida! Sos mi perra y las perras tienen que obedecer a su amo… ¿Te gusta o no?

Mmmjjmm… si…- respondió apenas, pus casi no podía hablar con la vergota esa entre la boca. ¿Cómo le cabía hasta adentro?

Así está mejor… perra sucia. ¡Y vos! ¡Ay de vos si te empezás a pajear! Acordate, el amo siempre goza primero, y luego sus esclavos, y solo si el amo tiene ganas.- papa le dijo si con la cabeza, pero en su cara se miraba como desesperado.

Mama siguió mamando a Don Roberto. El se divertía mucho, tenía una cara de placer bien grande. Y cada vez se calentaba mas, porque luego agarró a mama de la cabeza y se la empezó a meter más duro y más adentro. Mama cerró los ojos con fuerza y puso cara de desesperada, porque toda la vergota de Don Roberto le estaba entrando hasta el cogote bien duro. A Don Roberto le medía como 20 cm. de largo. Mientras, papa se agarraba con fuerza su paquete, con cara de querer hacer algo el también.

Don Roberto se cansó de la mamada de mama. La agarró del pelo y la levantó hasta su cara, casi la dejó en el aire. Allí la besó, mientras ella se quejaba porque le dolía. Don Roberto es muy alto, mide del alto de una columna de la casa, que papa dice que tiene 1.93 mt. de alto. Mama es chaparra, apenas le llega al ombligo al hombre ese porque solo tiene 1.52 mt. Don Roberto también es muy musculoso y cuadrado. Tiene los cuadritos de la panza bien marcados y músculo por todos lados.

Don Roberto chasqueó los dedos y papa llegó corriendo, arrastrando una gran caja de madera. Mientras, el hombre siguió besando a mama, a la que le gustaba. Fue muy brusco cuando puso a mama sobre la caja de espaldas, parando su culito. Prácticamente la somató allí. A ella le deben haber dolido las chiches, porque tiene muchas. Metió sus manos entre las nalgas de mama y le restregó todo allí por un rato. Mama comenzó a hacer "ha, ha", ¡le estaba gustando! Mi mama es bien puta.

Isaías, mirale el culo a tu mujer. Qué grande es, mirá esas nalgotas. A mi me encanta, es el mejor culo que le he visto a una india puta como ella.- le dijo don Roberto a papa, mientras apretaba, restregaba y pellizcaba las nalgas de mama.

Papa tenía una cara de caliente que no se la aguantaba. Ahora estaba bien cerca de ellos, viendo como se la iba a coger. Mama tiene unas nalgas bien bonitas, así morenas y grandes, bien paraditas. Como ha trabajado toda su vida, se le han puesto duras y sin grasa. A don Roberto le gustaban mucho.

Mirá como le restriego la verga entre la raja Isaías.- don Roberto le comenzó a pasar la verga sobre la chuchita de mama Mirá, ella hacía ruiditos como "ha, ha, ha,"- ¿no te gustaría ser vos, ah? Mirá qué buena la raja de la Apolonia, mirá qué buena está tu mujer… y me la voy a coger yo.- y siguió pasando su vergota sobre la chuchita de mi mama.- Apolonia, ¿qué querés hacer puta? Decime, ¿qué querés que te haga?

Mmmm… mmmm…- mama no logró decirle nada, don Roberto se volvió a enojar.

¡Respondeme estúpida! ¡Perra sucia y asquerosa, respondeme! ¿Qué putas querés que te haga? ¿qué?

… que, mmmmm… que me coja…

¿Qué?, no te oigo perra, repetímelo.

Cójame…

¿Qué?

¡Cójame!

¡Gritalo perra!

¡Cójame!

¡Gritá!, ¡gritá!

¡CÓJAME! ¡CÓJAME! ¡CÓJAME! ¡CÓJAME!- y don Roberto le metió de un solo golpe su vergota tiesa.

Mama gritó "¡AHHHHHHH!", no se cómo aguantó la palomota de don Roberto, no se cómo le entró. Ese señor se la metía muy duro. Separaba un poco su cintura del culo de mama, y le dejaba ir el empellón con todas sus fuerzas, y a mama casi se le salían los ojos cada vez. La cara que ponía era de dolor, pero todavía se le miraba a lo lejos una como sonrisa, no se de qué. Y papa, solo miraba desde atrás cómo ese señor mataba a su mujer, con cara de desesperación, y apretándose con mucha fuerza entre las piernas.

No se cuánto tiempo se la estuvo cogiendo pero fue bastante tiempo, porque cuando los fui a ver, había sol, y al salir, ya casi era noche. A mama la puso boca arriba sobre la caja, y se la metió así, así como había visto a papa hacerlo una vez que ellos no me vieron, y que pensaban que yo estaba en la tienda.

Don Roberto le dio permiso a papa para que se sacara la verga y que se la metiera en la boca a mama. Ella se la comenzó a chupar como loca, metiéndosela entera. La cara de papa cambió de desesperado ha feliz, pero la de mi mama seguía igual. Le dieron muy duro entre mi papa y don Roberto a mi pobre mama.

Papa fue el primero terminar. Cerró los ojos y pegó un gruñó, como "Aaarrrggg", y dejó salir una cosa rara en la boca de mama, algo como un atol blanco. Yo pensé que se había orinado. Don Roberto todavía le dio por otro rato. Al final, arrodilló a mama en el piso frente a el, chupándole la verga. Pegó un gruñido igual al de mi papa y le hecho ese mismo atol en la cara, solo que mucho más.

Tragátelo todo perra, todo. Ya sabés que te pasa si desperdiciás algo, ¿verdad?- mama por más que trató se le salió de la boca porque era demasiada. Le resbaló por el cuello, cayéndole sobre las chichotas. Eso pareció gustarle a don Roberto.- Vaya, vaya, la estás desperdiciando. Isaías, vení aquí. Quiero que le lamás el cuello y las chiches a tu mujer, hasta dejarla totalmente limpia de semen. ¿Oíste?

…,…- papa pareci+ó dudar un poco, hasta que al fin dijo- Si don Roberto.

Papa le lamió el cuello y las chiches, chapándole todo ese semen del señor que mama todavía tenía allí. Don Roberto estaba contento, dijo que "así le gustaban sus animales, dóciles y respetuosos". Yo me salí en ese momento porque no quería que me vieran. Los 3 se quedaron como 30 minutos más allí adentro. Cuando salieron, don Roberto ya estaba vestido como había llegado, y mama tenía su corte. Los 3 actuaban como si nada. Solo mama parecía más triste y regañona. Papa se despidió de don Roberto y entró. La Leti ya tenía la cana hecha, y nos sentamos a comer. Desde ese día, don Roberto me da miedo a mí. Ojalá nunca me haga nada malo, menos como lo que le hace a mama.

Gran Jaguar.

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hardstone@soloadultosweb.zzn.com

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