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El Cuarto Azul (2)

en Intercambios

El Cuarto Azul II

Buenas noches tengan todos, esta vez les habla Rubén Gordillo. Ya me contó mi esposa que les contó de una de nuestras aventuras en el "cuarto azul", como ella le llama. La verdad ya se le está haciendo costumbre escribir nuestras aventuras, lo cual no me incomoda en absoluto. Pues bien, ahora la pregunta es ¿qué chingados les puedo contar yo? Es obvio, bastante, que mi esposa ya les ha hablado de casi todo, con lujos de detalles y de morbo. Así que no se qué más les puedo decir. Bueno, tal vez lo que hicimos Gissel Struedkert y yo mientras nos quedamos solo dentro de la habitación. Según tengo entendido, eso no se los ha contado ella aun.

Fue hace como 4 años, un día sábado de mayo. No recuerdo bien qué inventamos para deshacernos de los niños y tener todo el fin de semana solo para nosotros. El hotel queda en la Antigua Guatemala, lo cual creo que ustedes ya saben. A mi esposa le encanta bailar, así que le entró el gusanito de salir a mover el cuerpo. Lo malo es que a mi no me hacen bailar ni estando bolo, así que no quise ir. En parte era porque sabía que a Fredi, Alfredo Guzmán (esposo de Gissel) también le encanta ir a bailar y no declinaría la invitación de mi esposa, y sabía perfectamente que aprovecharía la situación. Eso, como ustedes ya sabrán, a mi me gusta mucho, por lo que pensé en dejarlos que se fueran solos. Y más todavía cuando vi que Gloria quería irse con Fredi y dejarme con Gissel que tampoco quería ir. Ella venía medio enferma.

Pues bien, resulta que me quedé solo con la hermosa Gissel en el cuarto azul. Seguimos con nuestra alegre conversación por un rato más, hasta que ella pareció sentirse mejor e inició sus avances hacia mí. Yo me dejé obviamente, si no pobrecita, cómo iba a ser que la despreciara, ja, ja, ja.

Ella comenzó a caminar hacia donde yo estaba, me encontraba sentado sobre la cama. Muy sensualmente comenzó a bailar frente a mí, a penas contoneando su delgado cuerpecito. Se acercaba un poco, y luego se alejaba. Otra vez se volvía a acercar, un poco más que la vez anterior, y se alejaba nuevamente. Se quería hacer desear, lo cual no le costaba mucho pues ella es hermosísima. 1.59 mt de cuerpo muy delgado, cara de niña, ojos celestes, cabello rubio, piel blanca y voz aguda y suave. ¡Simplemente divina!

Mientras bailaba, se iba despojando de su ropa, un vestido verde veraniego largo. Lo dejó caer lentamente sobre el suelo, quedándose únicamente con su ropa interior. Entonces le di la mano invitándola gentilmente a sentarse en mis piernas. Ella aceptó y se fundió con mis labios en un largo y profundo beso. Sus labios eran delgados y finos, muy suaves, así como sus besos. Gloria besa más fuerte, con ímpetu, aunque también es capaz de una ternura infinita.

Para no hacérselos más largo, en poco tiempo ella ya estaba totalmente desnuda, arrodillada entre mis piernas y chupándome la verga. Mis 17 cm. se encontraban parados y listos para la acción, que se estaba llevando a cabo dentro de la boquita de esa hermosa mujer. Ella era (y es) muy buena chupando vergas. Apenas se mantenía en la cabeza de mi pene, chupándola intensamente y con deleite, acariciándola con la lengua mientras masajeaba el cuerpo con sus manos, como si me masturbara. Me encantaba verla así, con sus ojitos celestes reflejándose con la tenue luz que dejamos en el cuarto. Lentamente bajó a mis testículos y los comenzó a lamer como si fuesen una paleta, pero muy despacio. Soy muy sensible de esas zonas y me arrancó muchos suspiros y escalofríos de placer.

Yo no quería ser menos, nunca dejo que mi esposa, o quien quiera que sea mi amante en ese momento, quede insatisfecha. La tomé suavemente del cuello e hice que se pusiera de pié. La besé con ternura y la recosté sobre la cama. Yo me acosté a su lado, solo que al revés. Ella comprendió y se dio la vuelta y trepó en mí. Atrapó mi pene entre sus fauces, y yo su clítoris con mi lengua, e iniciamos un delicioso 69.

Me encanta la vagina de esa mujer, tan fina, tan delicada, de un intenso rosado y con sus pliegues delicadamente dispuestos, haciéndola parecer virgen. Lamí esa vagina, le pasaba la lengua de un extremo a otro. Luego se la enterraba hasta donde llegara sacándosela con una fuerte lamida. Y su clítoris, en ese me entretenía con la lengua los labios y los dientes. Con la lengua jugaba con el, lo movía de una lugar a otro mientras ella gemía de placer con mi pene entre sus labios. Se lo apretaba con los labios y con los dientes lo mordía con muchísimo cuidado. Ella lo gozó intensamente.

Continuamos el 69 hasta que ella alcanzó un orgasmo, le es fácil a ella. Se quitó de encima de mí y me montó. Me puso un condón y se introdujo mi pene entre su hermosa vagina, entrando sin ningún problema porque ella estaba que chorreaba líquidos. Comenzó a cabalgarme rápidamente, mi pene le entraba y salía, escuchándose ruidos de chapoteo. Sus senos tan lindos rebotaban de arriba abajo y su cara gesticulaba placer. Yo también sentía un gran placer, tenía los ojos casi trabados. Se sentía tan rico cada vez que Gissel bajaba y se ensartaba en mi enhiesta verga.

La cabalgata duró como 10 minutos, yo estaba que ya quería explotar, pero en cuanto ella veía que estaba acercándome al orgasmo, paraba para que yo me recuperara y pudiera seguir adelante. Luego volvía a montarse y a darle duro. Sus movimientos eran rápidos y cortos como los de una aplanadora, sus chichitas se mecían y estremecían, era muy bonito de ver. Pero no todo puede durar para siempre.

Ya no aguanto Gissel, ya no aguanto. – le advertí.

¡Ooooohhhh! – exclamó ella con gesto de infantil decepción.

Se quitó de encima mío y me sacó el condón de un rápido jalón. Entonces me empezó a pajear mientras chupaba la cabeza de mi verga. Lo borbotones de mi semen no se hicieron esperar y pronto invadieron la boca de la mujer. Ello lo recibía y lo saboreaba, tratando de aprovechar el máximo, aunque bastante se derramó sobre su mano. Cuando terminé, ella se puso a lamer los restos que cayeron sobre su mano y sobre mi vientre. Les pasaba la lengua encima y sorbía todo lo que podía. Luego me limpió la verga, chupándomela tan rico que se me volvió a parar.

Me quedé acostado en la cama, con ella en posición fetal haciéndome una felación, mientras yo le platicaba. A Gissel siempre le ha gustado mucho chupar vergas, y yo me he beneficiado de ello varias veces.

¡Qué rico!

¿Te gusta? – le pregunté

Si, tu semen siempre tiene un buen sabor… chump, chump… no es como otros que he probado.

Y has probado muchos, gracias.

Si, demasiados.

¿Qué no te gusta mucho?

Si, pero… no siempre…

¿Cómo así?

Si, a veces Fredi insiste tanto que yo lo termino haciendo, pero yo no quería, solo quería darle gusto a el. – me enterneció mucho oír como complacía a su marido solo por verlo feliz, y también me preocupé por ella pues Fredi no era ni es ningún pan de Dios.

Esta vez no querías venir de fin de semana con nosotros, ¿verdad?

No, no tenía muchas ganas… hubiera preferido quedarme a ver una película con el en la casa.

Por eso no fuiste a bailar.

Si, por eso.

Mmmm… pero. ¿te la estás pasando bien?

Si, si, pero solo porque son ustedes… Fredi conoce otra pareja, es un amigo suyo y su mujer… el tipo es un cerdo y no me tienen el más mínimo respeto, y la mujer es una estúpida, pesadísima la pisada. Ustedes son muy agradables, y tu, tu conversación es muy entretenida y sos todo un caballero. Gloria debes ser muy feliz. – me dijo y yo me sentí muy halagado.

Pueeeesss, se hace lo que se puede… pero bueno, levantá el ánimo, ya estás aquí y lo mejor es que te le pasés bien.

Me la estoy pasando muy bien… – me dijo mirándome de una manera muy sensual y caliente, combinado con la mirada pícara de una niña.

Gissel retomó la chupada con mayor ímpetu. Se metió entera mi paloma entre la boca, hasta los huevos, y se la fue sacando lentamente al tiempo que me succionaba bien duro, trataba de sacarme las entrañas y hasta el alma. Con una mano me acariciaba suavemente los huevos. Yo simplemente me limitaba a gozar de sus caricias.

La tomé de sus dorados cabello y levanté su cabeza. Le planté un beso y me levanté de la cama. Le dije que se pusiera en 4, ella lo hizo. Yo me puse un condón y la penetré por atrás. Le empecé a dar duro, verdaderamente duro. Escuchaba mi pene chapotear entre el lago de fluidos que tenía dentro de su tierno orificio del amor. Le estrellaba mi vientre contra sus nalgas y se escuchaba como aplausos fuertes. Cada embate hacía que temblara, cada embate hacía que sus tiernas carnes le temblaran, que sus brazos flaquearan. Y yo trataba de darle el mayor placer posible.

Le di duro como por 15 minutos. Las fuerzas la abandonaron y se dejó caer de bruces contra el colchón de la cama, solo con las nalgas paraditas y recibiéndome como toda una heroína. Y gemía, gemía como una niña pequeña, con esa vocecita aguda y aniñada que tenía. Me encanta escucharla gemir, y por ello le daba lo más duro que podía cada vez. Sus gemidos son como incitaciones a que la ensarte más, a que la maltrate.

Voy… voy… ha, ha, ha… voy a… acabar…

Ha, ha… ooooohyyy… ha, ha, ¡HAAAAAAMMMM!…

Le saqué mi pene, me quité el forro, y me chorreé sobre sus nalgas, se las llené de mi blanca esperma. Yo gemía como gruñendo, el placer me invadía cada uno de los poros de mi cuerpo. Los espasmos en mi vientre y zona genital me arrancaban suspiros de deleite. Fue magnífico.

Ella se quedó así como esta, con las nalgas bien paraditas y el pecho pegado al colchón. Solo me miraba de reojo sonriéndome, con gesto complacido y orgulloso.

¿Querés probar esta nueva carga de mis huevos? – le pregunté, ella asintió sonriendo.

Cambió de posición, puso la cabeza en el borde de la cama, sin ponerse boca abajo cerró las piernas para que ni una gota se le escapara entre ellas, y esperó a que yo hiciera mi parte. Yo tomé un poco de mi semen con dos dedos, y se los llevé a la boca. Ella los chupo y los limpió, extasiándose de su sabor. Luego le volví a pasar otros 2 dedos, y se loe llevé también a la boca. Hice los mismos hasta que sus nalgas estuvieron limpias. Al final, le acerqué mi pene noqueado a la boca, y ella lo chupó hasta dejármelo limpio, pero no logró que se me parara. Eso es algo malo que tengo, no soy de múltiples encuentros, necesito de tiempo para recuperarme.

Cansado, me senté en el sillón a la par de la cama, justo donde me encontró Gloria y Fredi cuando regresaron. Gissel seguía caliente y me siguió, contoneando coquetamente su desnudo cuerpo. Se arrodilló entre mis piernas y tomó mi pene flácido y empequeñecido entre su boca, y me empezó a hacer una rica felación. Yo solo me recosté contra el respaldo del sillón y me dejé mimar. Justo en ese momento regresaron mi mujer y Fredi.

Lo que pasó después, ya lo debieron haber leído en el anterior relato, el que escribió mi esposa. Fredi se cogió a mi mujer como un toro a una vaca, le dio con todo y con lujo de fuerza, tratándola como a un monigote, tal y como a mi me gusta que le hagan. También se cogió a su esposa, haciendo gala y alarde del dominio que tiene sobre ella. Luego hasta le hicimos una penetración doble a mi esposa, y otra a Gissel. Esa noche fue una hecatombe. Yo, más o menos a media noche ya estaba fundido, después de cómo 6 orgasmos ya no me quedaba nada. Fredi todavía pasó encima de su mujer, hasta que ella se cansó y se acurrucó a mi lado. Mi esposa todavía recibió la furia de su masculinidad hasta como las 3 a.m. La dejó anegada en semen y sudor, embarrada por todos lados. Cuando desperté y la vi así, la verga se me paró, y tuve que cogérmela. Fredi y Gissel se despertaron y también se pusieron a coger.

Continuamos viéndonos cada tanto con esa pareja. Las sesiones con ellos era memorables, pero con el tiempo nos fue dejando de gustar, sobre todo cuando nos dimos cuenta de que muchas veces Gissel era poseída por Fredi por la fuerza, y el la lastimaba. No queríamos se parte de eso.

Con el tiempo, el matrimonio entre Fredi Guzmán y Gissel Struedkert llegó a su fin, el fue tan imbécil de abandonarla por otra. Ella se fue a refugiar con nosotros y le dimos posada en nuestra casa hasta que logró salir adelante sola, pero esas son otras historias, que creo que mi mujer estará muy feliz de contar.

Fin.

Gran Jaguar

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hardstone@soloadultosweb.zzn.com

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