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Una Novia para toda la Familia

en Amor filial

Una Novia para toda la Familia

Me he levantado adolorida de mis partes. Ayer me ocurrió algo que jamás me imaginé, algo que estaba totalmente fuera de mis fantasías mas pervertidas, de mis pesadillas más turbias, de mis sueños más torcidos. Ayer, en la casa de mi novio, fui desvirgada por el, por su padre y por su madre. Todavía no me lo puedo creer, mucho menos que me haya gustado… y menos que haya aceptado regresar al otro día para una cena familiar con ellos.

Todo empezó hace exactamente 2 meses, cuando me hice novia de Gael. El es un muchacho que conocimos con mis amigas en una fiesta, donde me pidió mi número de teléfono. Me empezó a buscar y a cortejarme, y yo, como me agradaba mucho, le dije que sí. Eso fue hace 2 meses.

Ayer fue nuestro segundo aniversario, por lo que me invitó a una comida romántica en su casa. Me dijo que iba a poner música tranquila, de mi grupo favorito; iba a adornar con velas e íbamos a comer pastel de chocolate y helado de fresa. Yo, que soy una romántica empedernida, acepté feliz y emocionada, pues ya me estaba enamorando. A ver cuanto me dura eso ahora.

Bueno, talvez sea hora de presentarme. Me llamo Alejandra Lara y tengo 15 años. Soy de la ciudad de Guatemala y estudio en un colegio prestigioso solo para señoritas. Mi vida había sido hasta ahora de lo más normal, pero ahora dudo que lo siga siendo. Mido 1.70 mt. y soy de piel muy morena. Pero no del moreno cafesón, sino del moreno grisáceo más bien, por lo que siempre parece que estoy broceada. Tengo nariz fina y respingada, y boca mediana, fina y carnosa, muy atractiva para besar según mis amigos me han confesado. Debo decir que poseo un cuerpazo, modestia aparte. Lo heredé de mi madre. Soy delgada, pero nada flaca sino más bien gruesa. Aclaro, no soy musculosa, tayuya o rellenita, no, tengo una cinturita bien estrecha, una caderas bastante anchas y unos senos grandes, siempre mirando al frente. Mi trasero es grande, abultado y duro, muy paradito. Pero mi rasgo más atractivo y por el que me siento especialmente orgullosa son mis ojos, de un intenso verde esmeralda. Estos los heredé de mi padre. El resto de mi no merece mayores detalles, aunque no está nada mal. Terminaré diciendo que tengo un cabello muy bien cuidado, intensamente negro, liso y hasta media espalda.

Vivo con mi madre y mi hermano Alfonso. Mi padre vive solo pues se separó de mi madre. Ella lo descubrió en varios romances extramaritales y, agotada, le pidió el divorcio. El es un buen tipo, pero muy inestable y mujeriego. Aunque papá le pasa una pensión buena, mamá trabaja, es vendedora de seguros y una de las mejores, pues tiene una extensa cartera de clientes.

Bueno, ahora que me conocen mejor, regresemos a mi historia.

Gael me llegó a traer a eso de las 6 de la tarde. Venía en el Volvo de su padre, el tiene licencia pues ya cuenta con 17 años. Yo llevaba un vestido verde estampado muy bonito. Tenía un pijazo hasta medio muslo del lado derecho y el hombro izquierdo destapado, por lo que traía un brasier straple, de esos que no tienen tirantes. Era de color verde oscuro para que no se viera debajo. El pelo lo traía en una sola trenza.

Gael se miraba bastante nervioso desde el principio, muy lejos estaba yo de saber por qué. Manejó despacio hasta su casa, se estacionó y bajamos del carro. Yo también estaba nerviosa porque iba a conocer a su familia.

Entramos y pasmos a la mesa. El ambiente estaba precioso, todo estaba ordenado esmeradamente, de los más romántico y elegante, quedé impresionada. Comimos y platicamos un rato muy ameno e íntimo, en el que le dije que nunca me esperé tanto, que estaba impresionadísima y que lo quería con locura. Entonces llegaron sus padres…

Los señores Ramírez son una pareja joven, se casaron ambos a los 22. Venían con los 2 hermanos mayores de Gael, Genaro y Teodoro. También tiene una hermana, que es la mayor, pero ella ya está casada y no la conozco.

Pues bien, ellos entraron, nos saludaron cordialmente, y a mi me dieron un abrazo y me dijeron "bienvenida a la familia" después de que Gael les dijo "miren… les presento a Alejandra…" fueron unos amores de gente conmigo, se deshacían en atenciones hacia mi persona, y yo estaba roja de la chiviasón.

Los 2 hermanos también se esmeraban en halagarme y en decir que "mi hermanito se peló (exageró en buen chapín), nunca pensamos que de verdad se hubiera conseguido una novia así de bonita. Y por supuesto, yo seguía roja como un tomate. Aunque por el color de mi piel no me pongo roja, sino casi morada.

Qué agradable tu familia amor.- le dije a Gael.

¿Te agradó?

Si.

¿Mucho?

Bastante.

¿Qué tanto?

Pues bastante… son muy buenos…

…,…

…,…

¿De verdad te agradaron?

Si, de verdad… ¿por qué la pregunta?

No… por nada, de verdad… solo… curiosidad… esperame amor, ahorita vengo.

Gael se levantó rápidamente y se dirigió a la cocina. Yo pensé que me iba a traer una sorpresa más, y no me equivoqué. Pero yo creí que la sorpresa sería otro pastel, algún postre sabroso, o lago así, pero no.

Mi novio regresó conmigo después de un momento. Esta vez si estaba nervioso. Estaba pálido y sudaba mucho, pero sudaba frío; sus manos estaban inquietas, no sabía qué hace con ellas, además le temblaba un poco el pulso pues derramó su copa. Yo me sentía extrañada y confundida por el repentino cambio de el.

Entonces empezó todo lo impensable e inimaginable…

La madre de Gael, doña Carmela, bajó de las gradas, vestida únicamente con una bata de seda roja. Atrás de ella venían don Genaro, el padre de Gael, y Teodoro, caminaban a su lado. Genaro hijo venía hasta atrás. Todos venían impecablemente vestidos con traje y corbata. Don Genaro y Teodoro tomaron asiento sobre el sofá, y Genaro hijo se sentó a mi lado. Gael estaba más nervioso que nunca.

Genaro me comenzó a hablar…

Alejandra, desde hace mucho hemos estado buscando a una muchacha como tu. Tu reúnes en tu ser un montón de cualidades que te hacen especial… y no estoy hablando solo de tu belleza, no, porque eres preciosa, eso nadie lo podría negar. Yo hablo de tu manera de ser. Gael no ha hablado muy bien de ti, sabemos que tienes una mente muy abierta, y que eres muy comprensiva… no te gusta juzgar antes de conocer las cosas. Creo que Gael tiene mucha suerte. Nosotros somos una familia… especial. No nos gustan los convencionalismos, en especial los relacionados al sexo… es increíble la cantidad de tabúes que hay alrededor de eso… ¡son infinitos!

Genaro siguió hablando, y Gael cada vez estaba más nervioso. Yo al principio no entendía nada, absolutamente nada. Pero un ademán de Genaro hizo que volteara la cara hacia la sala, y vi como doña Carmela comenzaba a balar, contoneando sus caderas al son de una música muy sensual que no vi cuando la pusieron. Ella poco a poco e fue bajando la bata roja, muy lentamente para hacerlo más sensual y caliente. Sentados, don Genaro y Teodoro la observaban fijamente sin perder detalle. Volteé asustada a ver a Gael, pero este bajó la mirada, rojo como un tomate. Volví otra vez la mirada, y ahora doña Carmela ya tenía la bata por la cintura.

Yo no podía salir de mi asombro, estaba totalmente paralizada, mi propia suegra le estaba haciendo un streaptease a su marido, lo cual podía ser considerado normal, pero también lo hacía a su hijo, y sus otros 2 hijos la veían desde atrás como quien es público de una barra show… y eso sin mencionar de que yo, su nuera, estaba presente.

Pronto doña Carmela dejó caer por completo la bata, no traía nada abajo. Contemplé su cuerpo, el cuerpo de una hembra madura (47 años) entrada en carnes, sin llegar en ningún momento a ser gorda. Una hembra de piel morena clara, suave, que envolvía un cuerpo hermoso, con un par se senos bien puestos, no tan grandes como los míos; unas caderas anchas y una grupa fuerte. Más tarde me enteré de que ese cuerpo era toda una máquina de coger.

Se acercó paulatina y lentamente a sus 2 observadores. Les mostraba a ambos por igual las hermosuras de su cuerpo, como haciéndose propaganda. Los 2 hombres solo se limitaban a verla sonriendo complacidos. Se abría de piernas y separaba los pliegues de su sexo; se daba la vuelta y separaba sus 2 nalgas, dejando su ano para la inspección de su público; tomaba sus senos con las manos y se los mostraba. Don Genaro y Teodoro la observaban visiblemente calientes.

Gael seguía sin decir ni una palabra, limitándose a ver el baile de su madre con atención. Yo me preguntaba que qué significado tenía todo eso, que qué clase de familia política tenía yo.

Doña Carmela terminó de acercarse a su público, situándose en medio de los dos. En cuanto la tuvieron al alcance de sus manos, don Genaro y Teodoro la tomaron de sus partes. Su hijo introdujo una mano entre las piernas de su progenitora, acariciando y restregando el delicado conducto que lo vio nacer, mientras la otra la jalaba de una de sus grandes nalgas. A la par, el padre de Gael la jalaba con una mano de otra de sus nalgas, mientras con la otra atrapaba uno de sus senos y se los llevaba a la boca para degustarlo. Teodoro trataba de atrapar el pezón que quedaba con la boca, lamiendo todo lo que podía.

Yo tenía la boca llena, no sabía qué hacer ni que decir. Genaro le dio una señal a Gael, y este se comenzó a acercar a mí, muy despacio para no asustarme. Me abrazó de la cintura y me comenzó a besar el cuello. A pesar de que llevábamos 2 meses juntos, nunca le había permitido besarme el cuello. Al principio me asustó y tuve deseos de quitarme e irme, pero algo me detuvo. Algo que me hizo imposible huir… el placer.

Genaro se levantó y se dirigió hacia mí. Se arrodilló frente a mis piernas y me las comenzó a besar. Primero sobre la tela de la falda, antes de que empezara a subírmela muy despacio. Las caricias de Gael se iban haciendo más y más atrevidas. Ahora pasaba sus manos sobre mi pecho, justo bajo mi cuello sin atreverse aun a llegar hasta mis oscuros senos, palpitantes del deseo de ser tocados por primera vez.

Frente a mis ojos, doña Carmela se había arrodillado y se encontraba chupando la verga de su esposo, acariciando con la otra mano la de su hijo Teodoro. No se si es porque nunca había visto una de verdad parada, o si es así en realidad, pero a mi me pareció una verga enorme. Doña Carmela pajeaba la de su hijo, y cuando llegaba su mano a la base, más de la mitad quedaba en el aire. Lo mismo con la de don Genaro, que no se como hacía para metérsela tan adentro. Mientras, Genaro hijo ya me chupaba los muslos, por su parte delantera, y Gael me acariciaba los senos con pasión, con mucho deseo. Y yo me encontraba ardiendo, deseaba, y no a la vez, que me pusieran como a mi suegra y me dieran el primer revolcón de mi vida.

Las manos de Gael tocaban y agarraban libremente mis senos, luchando por meterlas bajo mi brasier, que por el tamaño de mis pechos siempre está muy apretado. Entre mis piernas, Genaro ya lamía casi si sobre mi ingle. Realmente era muy bueno en eso Genaro. Sobre el sofá, doña Carmela ya había cambiado de verga, y ahora se comía la de Teodoro, mientras pajeaba a su esposo. Desde donde yo estaba se le veía bien como le chorreaba la vagina.

P… pará… porfa… pará…- musité muy quedamente a Gael, que lanzó una mirada a su padre y a su hermano Genaro, que fue comprendida de inmediato. Debían darse prisa.

Inmediatamente, don Genaro se puso de pié. Doña Carmela volteó para ver de qué se trataba. Se quitó el pantalón y la camisa, y luego los interiores quedando en pelota. Teodoro se guardó la verga dentro del pantalón, se puso de pié y se marchó. Genaro lo siguió después.

Gael, con mucha gentileza, me empujó para que me pusiera de pié. Lo hice. Luego me llevó hasta donde estaban su padre y su madre. Ellos me miraron con ternura y afecto, con una mirada cálida de aprobación.

No nos equivocamos contigo Alejandra… sos perfecta para nuestro Gael.

Si, además de bella, eres… no se como describirte…- me dijo emocionada doña Carmela desde el suelo donde estaba arrodillada- no se cómo describirte…

Mi amor, nosotros queremos que tu compartas esta vida que tenemos… no te queremos obligar a nada si no quieres… te podés ir ahora si lo deseás así…- me dijo Gael.

Si Ale, podés irte en cuanto lo decidás… aunque de verdad quisiéramos que te quedaras a compartir este momento con nosotros, al lado de nuestro hijo.- me dijo don Genaro.

No sabía que hacer. Mi mente era un cúmulo de ideas inconexas e incoherentes. Por un lado, deseaba irme corriendo a mi casa y olvidarlo todo. Pero por el otro… mi sexo hervía en corrientazos eléctricos, que me provocaban espasmos y escalofríos que me subían por la espalda.

¿Ale?- me dijo Gael, tratando de volverme a la realidad.- ¿qué querés hacer?

Iba a decirles "quiero irme", pero mis ojos se clavaron en el miembro parado y viendo hacia el techo de mi suegro. No se que expresión puse, o qué movimiento hice con mi cuerpo, pero una sonrisa luminó la cara de los tres. Aparentemente mi respuesta estaba dada sin darme cuenta siquiera. Y es que tengo unos ojos muy elocuentes.

Gael me abrazó por el frente y me besó tiernamente. Don Genaro y doña Carmela se besaron también, al tiempo que ni suegro comenzaba a rozar mi pierna con su mano.

Lo siguiente que supe de mi fue verme sentada en el sofá. Don Genaro estaba a mi derecha y doña Carmela a mi izquierda. Ambos, desnudos, acariciaban mis senos desnudos. Ya estaba toda desnuda y mojada. Tomaban mis pezones oscuros con mucha maestría. Los estrujaban suavemente entre sus dedos, los estiraban y los rozaban con las yemas de los dedos. Entre mis piernas, Gael me chupaba la vulva. Pasaba su lengua suavemente sobre mis labios mayores, para luego metérmele entre estos de arriba abajo, pasando sobre mi clítoris sobre el que se entretenía unos momentos, arrancándome suspiros de placer. Me repetía una y otra vez que le encantaba mis vellos púbicos, tan negros y suaves, y que yo olía a rosas, a perfume. Por supuesto esto último no era verdad. Yo olía a lo que huele la vagina de una mujer excitada y bien mojada, pero me gustó mucho que me lo dijera.

Mis manos estaban junto a mis muslos, empuñadas y apretadas, deseosas de hacer algo, pero sin saber qué. Mejor las dejaba allí. Mis ojos cerrados, apenas los abría para verle la cara a Gael, que se estaba dando un festín con mi sexo. Y mi respiración, agitada y acelerada, con mi corazón retumbando como un tamborón. Doña Carmela interrumpió mis cavilaciones diciendo:

¿Te la estás pasando bien corazón?

E… eh… s… s-si… si…

Qué bueno nena, qué bueno. ¿Querés probar otra cosa?

Q… q… que-eee…

Ya vas a ver, solo hacé lo mismo que yo.

Con una palmadita en su espalda hizo que Gael se quitara de entre mis piernas mientras ella se arrodillaba entre las de su esposo. Yo hice lo mismo y me puse entre las piernas de Gael, el ya estaba desnudo. "Dale, yo te guío" me dijo mi suegra y se metió en la boca la tranca de mi suegro. Esa era mi primer mamada, así que estaba bastante nerviosa. Metí la verga de Gael entre mi boca, que tampoco era para nada despreciable, y empecé a imitar los movimientos de doña Carmela.

Al principio no me gustó mucho, era algo raro, Gael estaba medio sudando y el líquido lubricante que sacaba constantemente no era de mi total agrado, pero me dije "¡Qué putas, si ya estoy aquí!" y me dediqué a darle el mayor place posible a mi novio. Y parecía que lo estaba logrando, pues Gael se revolvía del placer sobre el sillón, gimiendo como un desesperado. A su lado, don Genaro me miraba feliz la manera en que me desempeñaba.

Cambiemos niña.- me dijo doña Carmela, y me quedé de una pieza cuando se metió el pene de Gael en la boca.

La verdad, a esas alturas ya sabía bien que ella tenía sexo con todos sus hijos. Pero aun así no dejó de molestarme un poco. ¡Gael es mi novio y esa es mi verga! Yo siempre he sido muy celosa, tanto con mis amigas, amigos y, naturalmente, novio.

Pero bueno, ya no me iba a echar para atrás esa noche así que me pasé a chuparle la pija a mi suegro. Don Genaro tomó mi cabeza suavemente y me comenzó a dirigir la velocidad que a el degustaba. Le gustaban las chupadas rápidas, fuertes y profundas.

Atuvimos así como por 30 minutos. Don Genaro no dio señales de agotamiento, Gael casi termina varias veces en la boca de su madre, y yo tenía la mandíbula adolorida. Entonces, mi suegro preguntó:

Alejandra, necesito hacerte una pregunta.

¿Si?

¿Sos virgen?… es solo para tomar precauciones.- ¿precauciones? ¿qué precauciones?

Si es virgen papá, ya me lo dijo.- contestó Gael.

Si… lo soy…- contesté tímida.

Mira Ale, no queremos hacer nada que tu no querrás, pero mi hijo y yo nos morimos por poseerte entera… y…

Yo se perfectamente lo importante que es la primera vez para una mujer… ¡yo soy una!- interrumpió doña Carmela- así que mi hijo y mi marido aceptará si decidís hacerlo hoy con ellos o no. ¿Qué decís?

…,…- no respondí, de verdad no, pero nuevamente me traicionó la cara. No se que cara puse, pero fue muy elocuente, como la otra.

Gael me empezó a besar. Suavemente me tomó entre sus brazos y me llevó a su habitación. Mi primera vez con mi novio, tenía que ser en su habitación. Sus padres nos siguieron. Don Genaro le extendió un condón, el cual se puso de inmediato, y su madre le dio un beso y le susurró no se qué recomendaciones al oído, creo que alcancé a distinguir "que no le duela". E4se fue un alivio para mi, que me encontraba sentada en la orilla de su cama, súper nerviosa y con algo de temor. Varias amigas que ya lo habían hecho me dijeron que les dolió mucho.

Gael volvió a lamérmela, quería que estuviera lubricada y excitada al máximo. Atrás de el, vi como su madre le decía algo al oído a su esposo, y se tendía en el suelo. Se puso bajo Gael, y le comenzó a chupar la verga. Don Genaro se quedó a orillas de la puerta manipulándose la verga.

Esta chupada duró como unos 10 minutos aproximadamente, y tuve mi primer orgasmo con un hombre. Entonces, Gael me empujó suavemente hacía el interior de la cama, puse mi cabeza sobre la almohada, y lo dejé hacer… el se puso encima mío, entre mis piernas. Colocó su pene en mi entrada, y lo comenzó a meter suavemente, con un movimiento de mete-saca para darme placer, a la vez de lubricarme más y dilatarme la vagina. Cada vez entraba un poco más. En la puerta, miraba a mi suegra siendo penetrada por su marido desde atrás, parados los dos. Ella me mirada fijamente, pendiente si sufría yo algún dolor. Ella es tan maternal…

Por fin me penetró por completo Gael. Sentí un poco de dolor, pero no mucho. Y es que si está bien hecha, la primera penetración no debería doler demasiado, pienso yo. Poco a poco, las metidas de su verga fueron aumentando de velocidad. 10 minutos después me la metía hasta la raíz, para sacármela, no muy rápido, pero si con firmeza.

¡Fue delicioso! Después de 15 minutos, mis temores iniciales fueran clamados y me entregué por completo a mi amado novio. Mis suegros no se quitaron de la puerta. El le daba un poquito más duro a mi suegra, pero no demasiado. Tal vez quería que no me preocupara. Lentamente se salieron del cuarto para dejarnos solo en la intimidad.

Gael fue muy tierno y lindo conmigo, no me dolió para nada, y siempre lo miraba pendiente de mis gestos, para ver si me dolía o me molestaba. Pero lo único que vio, creo yo, fue mi cara en un inmenso gesto de placer y lujuria.

Tuve otro orgasmo antes que el terminara. Lo tuve en medio de gemidos y pujidos de placer, y en el justo momento de tenerlo, casi grité. Pocos minutos después, el llegó también. Comenzó a metérmela más duro, a gemir y pujar, hasta que se vino en medio de 2 fuerte embates, inundando su condón de su semen. Quedó tendido sobre mi, con su cara junto a la mía, yo abrazándolo con fuerza, tratando ser de el por más tiempo, no quería que eso terminara así.

Lo volvimos a hacer otra vez. Luego nos quedamos profundamente dormidos. Unos minutos después me desperté y vi su reloj… ¡era la una de la mañana! Se suponía que yo estuviera en la casa de regreso antes de las 11.

Lo desperté y nos vestimos rápido. Pasamos al cuarto de sus padres a despedirnos. El entró y yo me quedé afuera. Luego su madre me dijo que entrara. Y allí estaba ella, en medio de Teodoro y don Genaro. Genaro hijo estaba en el borde de la cama. Desnudos y sudorosos, ella tenía marquitas de mordidas y chupetones por todos lados. Me dijo: "te cuidás mucho amor" y me dio un beso de despedida en la mejilla.

Llegamos a mi casa y me despedí de el. Y al entrar, vino el respectivo regaño. Pero bueno, eso ya no es asunto de este relato. Solo les diré que espero que esta cena familiar sea igual de especial que la anterior. No se qué me pasa, creo que despertaron algo en mi, no se… solo se que lo quiero volver a hacer, una y otra, y otra, y otra vez…

FIN

Gran Jaguar

Pueden hacer sus comentarios al correo de abajo, quiero saber lo que piensan de este relato y oír sus sugerencias.

hardstone@soloadultosweb.zzn.com

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