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Una familia peculiar 8

en Dominación

Por fin llegó el día del cumpleaños de Lidia. Se despertó dentro de la jaula. La noche anterior había tenido una dura sesión. Su hermano fue a por ella. La felicito efusivamente y la acompaño a comedor donde le esperaban sus padres para desayunar. Su madre se levanto para darle su felicitación y regalo que consistió en un corpiño. Luego se acerco a donde estaba su padre. La beso y también la felicito. Su hermano le dio el regalo que era collar de perra, en cuero rojo y adornado con varios huesos metálicos.

 

Mientras que desayunaban, su padre dijo:

 

-Hija, aunque mi regalo ya lo has disfrutado, en tu cuarto tienes otro para la fiesta de esta noche. Vendrán los principales miembros  del clan.

 

-¿Voy a tener una fiesta de cumpleaños? –Respondió- No lo esperaba, gracias papa.

 

-Si –dijo su madre- vendrán los tíos con los primos,  los amigos que ya conoces......

 

Lidia penso que iba a tener muchos amos a su alrededor y que eso iba a ocasionarle tener que complacerlos, pero también tendría a otras sumisas que la ayudarían.

 

...... y los abuelos.

 

Esto la tranquilizo, con sus abuelos presentes seria una fiesta de lo más normal.

 

Subió a su cuarto por indicación de su padre con la orden de que descansara por que la quería espectacular para fiesta.

 

Fue a la cama y se vio reflejada en el espejo. Tenia todo el cuerpo marcado por los latigazos. Desde los hombros a los tobillos. Se río pensado que parecía una cebra. La noche anterior se habían extendido mucho con el látigo y dedujo que la razón era tenerla marcada entera.

 

Ya era por la tarde cuando Silvia, enviada por el padre de Lidia, la despertó. Lo hizo con delicadeza, con caricias y besos.

 

Cuando la joven fue consciente de lo que ocurría, se aparto.

 

-Estas loca –dijo- sabes que no puedo, que no podemos. Si quieres, debo comerte el coñ.....

 

-Calla, calla –respondió Silvia- Nadie se va a enterar, además tu padre me envío.

 

-No por favor, que me vas a meter en un lío.

 

-Te deseo Lidia.

 

-Yo también, pero es imposible, sin permiso, es imposible.

 

-Nadie se va enterar –repitió  Silvia.

 

-Lo sabré yo y lo pasare mal, hasta que lo confiese.

 

-Vale, te quiero Lidia. No te preocupes, venga vamos al baño que te prepare para la fiesta.

 

 

Ese “te quiero” turbo a Lidia, no pudo dejar de pensar en ello mientras que Silvia la preparaba. También quería besarla, pero sabia que no debía ni podía hacerlo.

 

Una vez preparada para la fiesta, se quedo sola, esperando a que su padre viniera a buscarla, según le había dicho.

 

Oyó como llegaban los invitados, pero seguía esperando. Se figuro que la fiesta iba ser como una presentación en sociedad, una sociedad muy particular.

 

Eran ya casi las nueve de la noche, cuando su padre fue a por ella.

 

-Vamos hija –dijo- ya han llegado todos.

 

Bajaron por la escalera con todas las miradas fijas en ellos. La joven estaba realmente espectacular. Lucía un vestido blanco, largo, entallado, por lo que su figura resaltaba, en lado izquierdo llevaba una raja que la subía hasta más de medio muslo, con un generoso escote y los hombros al aire y la espalda descubierta casi hasta donde pierde su nombre.

 

Iba perfectamente maquillada, Silvia había hecho un magnifico trabajo. Mientras esperaban a su padre, la joven criada se sincero. Creía que la amaba, le dijo que era consciente que era un fruto prohibido y que no sabia que iba hacer. Lidia la consoló, intuyo que su amiga, su única amiga, podría marcharse y no le gusto nada. Desde la noche de amor, no había querido usarla y comprendió el motivo.

 

Lidia la pidió que no la dejara ya que era su válvula de escape de la vida que otros habían decidido que llevara. La dio un beso en los labios, un pico.

 

-De momento no puedo llegar a más –dijo Lidia-

 

-Gracias –respondió Silvia- con lagrimas en los ojos.

 

Al poco llegó el padre a buscar a la joven.

 

La fiesta fue como todas las fiestas de cumpleaños. Lidia recibió muchos regalos, tanto de sus abuelos, tíos, primos y demás invitados.

 

Los camareros del catering trajeron una tarta de tres pisos. Lidia fue invitada a cortarla como si fuera la novia en el banquete de su boda. Silvia fue la encargada, por orden del padre, en llevarla la pala para corta la tarta.  Cuando lo hizo, se oyó un aplauso, la criada que estaba junto a la chica, le dijo en su oído:

 

-Felicidades, te amo.

 

Al tiempo que acariciaba su trasero. Lidia sintió como una descarga, parecida a las que precedían a un orgasmo. Se dio cuenta que ella también amaba a Silvia.

 

Después del baile, los invitados comenzaron a marcharse. Lidia esta feliz y contenta, era una fiesta magnifica. Silvia pululaba entre los invitados y cuando se cruzaban sus miradas se sonreían.

 

 

Se despidieron los últimos amigos, quedaban solo los parientes.

 

Su padre la llevó a un rincón y le dijo:

 

-Lidia ahora empieza la fiesta de verdad.

 

Se quedo pensativa, sus tíos y primos sabían pero y los abuelos???

 

-Ve al centro del salón –la ordeno- quítate solo el vestido. Arrodíllate ante tu abuelo.

 

Asi lo hizo. Su abuelo se sacó el pene, de buen tamaño en reposo.

 

No se dieron cuenta que la joven criada aun no había salido de la habitación. Salió en sigilo, pero dejo la puerta entre abierta y se quedo mirando. Tenia una buena vista aunque no completa.

 

O sea que también los abuelos estaban en el “tema”, penso. Le dio asco ver una polla tan vieja. Pero sabía lo que tenia que hacer. Comenzó a trabajarla con la mano. Le costo trabajo que fuera creciendo, a medio gas se la introdujo en la boca, por lo menos olía bien y estaba limpia, penso. Tras un buen rato consiguió que su abuelo descargara en su boca.

 

-Gracias jovencita –dijo el abuelo.

 

Seguidamente su padre la llamó, se giro y le vio preparado para que le hiciera una mamada. Por su boca, sin descanso, pasaron las pijas de todos los hombres, el abuelo, su padre, los dos tíos y cuatro primos. Silvia observo varias de las mamadas que hizo su amor y viendo su cara comprendió que la gusta hacerlo y a ella también le gusto.

 

Le dieron un poco de agua, El abuelo se acerco diciendo:

 

-Hijo, la niña esta noche será mujer, pienso que debería beber otra cosa.

 

Lidia imagino que ese comentario se referia a la perdida de su virginidad. Noto como se mojaba.

 

-Por supuesto, padre.

 

El abuelo se acercó a Lidia y le ofreció una copa de cava.

 

-Pruebalo con sorbitos cortos.

 

La joven apuró la copa.

 

-Te gusta –pregunto su abuelo.

 

-Es un sabor raro, pero me ha gustado.

 

-Quieres otra copa? –preguntó.

 

-Si abuelo –respondió- gracias.

 

Después de tomarse el cava, su hermano y primos la desnudaron por completo, la pusieron sobre la mesa, atándole las manos a las patas. Las piernas le colgaban del otro extremo. Su abuela se acerco y comenzó a acariciarle la vagina,.

 

-Está toda mojada –comento-

 

Lidia se ruborizo ante el comentario de su abuela. Esta comenzó a comerle los labios y el clítoris. Se sentía rara, eso de que su abuela la comiera la daba cosa, pero al mismo tiempo la ponía mucho. Tardo poco en estar a punto de correrse. No la dio tiempo a pedir permiso, cuando la vieja se retiro y su lugar fue ocupado por su madre. Una tras otra fueron pasando todas las bocas femeninas por su coño. Estaba como loca, deseaba correrse, pero la llevaban  casi al punto del no retorno y entonces cambiaban y vuelta a empezar.

 

Silvia seguía viendo todo lo que ocurría, se fue excitando y comenzó a tocarse. Debió hacer algún ruido, el caso fue que el padre de Lidia se fijo en la puerta y vio que la joven estaba mirando. Penso en cerrar bien la puerta, pero se dijo mejor que lo vea.

 

Cuando las mujeres terminaron la ronda de bocas por la vagina de Lidia, se paro la acción. No se había corrido pero se veía que su cuerpo rezumaba sensualidad.

 

-Padre –dijo el progenitor de la joven, mientras que la señalaba.

 

-Gracias, hijo –respondió-, pero te corresponde a ti su virginidad.

 

Se puso un condón, ya que aun no tenía ni tomaba nada como método anticonceptivo. Paso la punta del pene por los labios vaginales, como jugando, luego comenzó a introducirlo. Entraba sin oposición a pesar de ser la primera vez que la vagina de Lidia era perforada por una polla, tal era el grado de lubrificación que tenia.

 

La joven estaba como en un sueño, había deseado tanto ese momento durante el ultimo año y se estaba produciendo delante de toda su familia. Sintió una pequeña molestia cuando se rompió el himen.

 

Pidió permiso para correrse, su padre se lo concedió. Al momento llego. Fue una explosión solo comparable con los orgasmos que había disfrutado con Silvia. Al poco su padre también se corrió.

 

Cuando se retiro, los tíos, primos y hermano, la follaron. Se corrió varias veces o quizás encadeno varios orgasmos.

 

La dejaron atada en la mesa. Los invitados felicitaron a sus padres por la fiesta y a la neófita por su iniciación como mujer completa.

 

El padre de Lidia fue a buscar a Silvia que había ido a su dormitorio. Esta no vivía en la casa, pero disponían de cuartos para que las criadas se quedaran en caso necesario.

 

Le pidió que acompañara y ayudara a acostarse a la joven.

 

-Ya sabes que puedes usarla –dijo- pero hoy si lo deseas puedes quedarte a dormir con ella.

 

A Silvia le dio un vuelco el corazón, implícitamente la estaba diciendo que podía hacer el amor con adorada Lidia.

 

Rápidamente fue al salón donde se había celebrado la fiesta. Estaba vacío salvo, solo quedaba la joven atada en la mesa.

 

Le contó lo que dijo su padre-amo. La desato y la ayudo a ir a la cama ya que las piernas de Lidia parecían que no la sostenían bien. Estaba muy cansada. Por el trayecto se besaron.

 

Directamente se acostaron y entre caricias y besos, Silvia, le narró como vio lo sucedido en el salón y como se masturbo.

 

La criada deseaba a Lidia, pero se contenía, sabía que estaba destrozada.

 

-Mañana será otro día –dijo Silvia.

 

Se abrazaron y se quedaron dormidas.

 

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