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Bitgirl(1)

en Fetichismo

BITGIRL

-Te esperan en la casa. Recoge tus cosas. Anthony te llevará.

-Sí, señora.

Linda caminó deprisa por el pasillo hasta las escaleras. En su habitación se cambió la ropa de trabajo (algo parecido a una lechera perversa) por un vestido azul y sandalias blancas. Sus cosas estaban en una pequeña maleta de mano, dentro del armario, sin abrir desde hacía casi un año.

Un año desde que su novio la había abandonado. Un año y medio  desde que se había puesto el traje de color amarillo y ser una sirviente más en Deerefield House.

-Ven aquí. Desnúdate.

Linda se acercó a la mesa, abrió la cremallera del vestido, lo dejó caer al suelo, y saco los pies, quedando solo con las sandalias.

-Date la vuelta –oyó decir-

Linda hizo un giro lento.

El hombre asintió con la cabeza.

-No hay daño físico evidente. Por supuesto que mi cliente va a hacer una más inspección más profunda.

-Desde luego.

El visitante saco, de un sobre, unos papeles. Dio un folio al hombre y otro a Linda.

Comenzaron a leer:

Contrato de venta:

.El objeto que se vende, se describe de la siguiente manera:

 Linda Mendoza, esclava de la casa, Deerefield House.

Edad: 22 años.

 Altura: 165 cms.

 Peso: 56 kilos

Cabello: castaño:

 Ojos: verdes.

Identificación por marcas o características: Ninguno.

La siguiente propiedad es vendida a Craig Evans III por la suma de …. Euros

Con su firma, el comprador certifica que la propiedad está según lo descrito y en buenas condiciones.

Firmas:

Stefan W. Reinhart, Director de Deerefield Casa      Craig Evans III 

 

Linda Mendoza, reconozco mi venta a Craig Evans III.

 Conforme

Linda firmó el papel y lo devolvió, el hombre firmó con sus iníciales al lado del nombre de Craig, entonces Stefan firmo. Intercambiaron los sobres y estrecharon las manos.

-Si su cliente fuera tan amable de firmar y enviar por fax una copia a nosotros, se lo agradeceríamos.

-Por supuesto. ¿Esta todo preparado para poder partir?

-Si  -dijo Stefan tras colocar el sobre la mesa.

Salieron del despacho y entraron en una habitación sin ventanas, al fondo del pasillo.

Linda vio un poste en el centro y un brasero.

De la cartera saco dos piezas de metal, una “C” y la otra ponia “Bitgirl”, era más pequeña y encajaba dentro de la primera. La puso un mango de madera.

Horrorizada, Lidia se dio cuenta que eran las iníciales de su nuevo Amo y la suya y el brasero significaba que la iban a marcar a fuego.

También se percato de que había un anillo, no solo la iban marcar si no también anillar, tembló de miedo la joven esclava.

-Sé que su cliente hubiera preferido un anillo de metal sólido, se podría haber hecho mediante una soldadura si fuera a estar en un lugar diferente. Pero el propósito de esta  perforación  es proporcionar una estimulación añadida por debajo del haz del clítoris y el calor destruiría las fibras nerviosas.

El hombre asintió con la cabeza.

-Esta, creo, es una solución superior Parece metal, pero en realidad es un compuesto de metal y polvo de plástico y un agente aglutinante. Una vez fijado, es imposible quitarlo, salvo que se corte, por supuesto.

Le entregó un segundo anillo.

-Tiene la apariencia de metal y, como se puede ver, parece perfecta.

El hombre levantó el disco. Linda podía leer el grabado. Por un lado estaba el nombre de Linda. Por el otro se leía  Evan Craig III 'el otro. El hombre puso los artículos en la caja y se levantó. Linda le precedió a la puerta y la abrió. Los hombres caminaron por el pasillo. Linda fue tras ellos.

Su novio la había llevado a Deerefield House hacia dieciocho meses. Le había dicho que quería que ella fuera adecuadamente entrenada para ser su esclava. Linda estaba enamorada  y no le podía negar.

La joven recordó su estancia en la casa.

Deerefield club comenzó su camino como una estación de paso en el camino de la sumisión y del poste. Tenía establos y un edificio principal que servía de posada. Fue, de hecho un burdel . Pero Deerefield proporciona un valioso servicio a la comunidad y los padres de la ciudad hizo la vista gorda y aun sigue haciéndolo. Los caballos y las prostitutas, así es como empezó.

Con el tiempo Deerefield acumulado suficiente dinero para participar en algunos negocios más lucrativos y legales. Él se hizo rico y construyo Deerefield House. Lo hizo entre los grandes árboles para que sólo la parte superior de las chimeneas se vieran desde la carretera . Era imposible pasar sin mirar esas chimeneas.

 

El club era privado. Un pub exclusivo en el piso bajo, arriba de las habitaciones de las chicas. Había trabajado allí desde que su novio la abandono. El dinero que ganaba como puta se lo guardaban en una cuenta a nombre de ella, aunque nunca lo vio. Ahora suponía que sería entregado a su nuevo propietario, Craig Evans.

 

El Deerefield House fue basado libremente en la historia de O. Deerefield  Esto fue en los años cincuenta. La nueva señora Deerefield leyó el libro y convenció a su marido de que deben convertir la casa principal en una especie de castillo. Como Señora en el club, que sabía una cosa o dos sobre el negocio del sexo. Deerefield estuvo de acuerdo. House y Club sirven la misma función aunque a una clientela diferente.

 

Durante las tres primera semanas en la casa le habían dado un vestido rojo que indicaba su pertenencia a un amo y que este no permitía el uso sexual de su propiedad.. El entrenamiento consistió sobre todo de actuar con sumisión y en obediencia. Estar atenta a las necesidades de los hombres.

Ella no había tenido ningún tipo contacto sexual durante ese tiempo y además tenia prohibido masturbarse, pero fue testigo de cómo sus compañeras eran usadas en varias ocasiones.

 

A las tres semanas paso a ser una chica de “vestido amarillo” que indicaba que eran propiedad de alguien, pero ya estaban a disposición de cualquier hombre que su amo autorizara. Quedaban dos vestidos más, pero Linda no sabía si los usaría ya que el verde indicaba lo mismo que el verde, pero con la diferencia que su amo había autorizado su uso por cualquiera y el vestido  marrón vestido eran esclavas de la casa. Su estatus que a las chicas de amarillo  salvo que no tenían dueño.

 

Una tarde le dijeron que se presentara en despacho. Allí le entregaron el vestido amarillo. Cuando lo vio supo que su momento había llegado, sin decir nada, se cambio de ropa, sin importarle quedarse desnuda delante de los dos hombres ya que había sido entrenada para eso. Le dijeron el número de la habitación en la que tenía que servir.

Cuando llego, Linda, se arrodilló junto a la puerta. Al poco se abrió y la joven se levantó, cerró la puerta y siguió al hombre que se sentó en un sillón.

-Prepárame una copa.

Era un tipo de algo más de 50 años, Linda le reconoció como uno de los profesores de su novio. Supuso que era el método para subir nota.

-Sí, señor- dijo y fue al mueble bar a preparar la bebida.

Se acerco al hombre y se arrodilló ofreciéndole la copa. Este hizo que se pusiera a cuatro patas delante y la uso para reposar sus pies sobre su espalda.

 

Sacó un fajo de papeles de un maletín de cuero marrón y la ignoró mientras trabajaba.

Al rato, le entregó el vaso vacío. La joven le preparo otro trago, se arrodilló, se lo presentó y de nuevo fue usada de reposa pies e ignorada.

 

 

Cuando terminó su trabajo guardó los papeles en el maletín y apuró el último trago de su bebida. Alargó la mano hacia el cabello de Linda.

-Haga que su boca esté ocupada.

 

 

- Sí, señor-dijo mientras se coloco entre las piernas y sacaba la verga del hombre.

Se sintió extraña tener la polla de otro hombre en su boca. Llevaba dos años con su novio  y antes de eso no tenía mucha experiencia sexual de laque hablar.

 

 

El hombre no tardo en correrse en la boca. Linda tragó todo el semen. Mantuvo la mano en el pelo de la chica y ella le seguía chupando el pene que de nuevo fue creciendo.

Sacó la cabeza y la empujó hacia el sillón. El hombre separo las nalgas y le escupió saliva en el ano. Lidia sintió, con temor, como con un dedo extendía la saliva dentro su culo. Imagino que iba a ser sodomizada y era la primera vez. Estaba asustada pero sabía que debía mostrarse sumisa aguantar que era para lo que la estaban instruyendo.

-¡Un culo virgen! –dijo el hombre.

Estuvo un rato metiéndole los dedos, hasta tres al mismo tiempo. Le dolía.

Saco los dedos de nuevo. Linda noto que otra cosa se apoyaba en su esfínter. Supo que el momento había llegado. Tenía miedo al dolor ya que si con los dedos le dolió,  con una polla en su culo sería peor aunque el profesor la tenía más pequeña y fina que su novio.

Ella nunca lo había hecho, solo había experimentado con un pequeño vibrador un par de veces, pero le resulto claramente incómodo. .

El hombre empezó a presionar y ella a sentir cierta molestias aunque no dolorosas. Siguió apretando y las molestias aumentando..Paro unos segundos y dio un fuerte empujón. Lidia dio un respingo y gritó. Ahora sí que le había dolido.

El profesor la follo durante un tiempo increíblemente largo. Alternaba movimientos lentos con otros rápidos, durante estos, la joven sentía muy a fondo la verga del hombre. El dolor poco a poco se fue trasformando en molestias que cesaron en todo el tiempo.

 

No la acariciaba,  apenas la tocaba, excepto para agarrar sus pechos y utilizarlos como asas mientras que la penetraba. Cuando por fin llegó, salió de ella. Lidia noto el chorro caliente de semen en su recto, fue agradable esa sensación.

La arrastró de rodillas y empujó su polla a la boca de nuevo. Después de que él quedo satisfecho con la limpieza, usó su vestido para secarse. A continuación se vistió y cogiendo el maletín se marcho.

Así fue cada viernes por la noche en que le servía y nunca habló, sólo las pocas palabras de la primera noche.

 

El otro hombre al que sirvió de forma habitual era totalmente diferente. Muy sociable, pero verbalmente abusivo y le gustaba probar con otras chicas. Cada noche seleccionaban una chica y que se iba a esperarle en la habitación. Cuando venía elegía otra mujer y se iba al cuarto..Era todo sonrisas, como un amigo perdido hace mucho tiempo, todo hablador. Pero después de un par de copas que cambiaría.

 

Le gustaba llamar a las chicas  perra o puta o cerda o puto coño. Solía llamar alguien con el móvil y decir: " A que no adivinas lo que tengo . Tengo dos zorras comiéndose el coño.  O: " Tengo dos perras chupando mi polla y cuando me corra voy a cubrir su cara con esperma y luego las obligare a que se la limpien con la lengua. Entonces se reía.

Le gustaba la inserción de objetos. Parecía un reto para él encontrar tantas cosas como podía  para introducir  en sus coños y culos. Por lo general se lo tenían que montar entre ellas, mientras él observaba. Debían sodomizarse una a la otra. Este período duró cerca de dos meses .

 

Cuando su novio la abandonó, Linda había esperado que la hicieran una chica de vestido  marrón. Pero, al parecer, había suficientes chicas en la casa. Stefan le ofreció la oportunidad de trabajar en el club. Ella aceptó. No tenía otro lugar adonde ir. No tenía trabajo. Peor aún, debía los préstamos estudiantiles de una carrera que nunca termino.

.

Linda siguió a los hombres hasta el sótano. Se detuvieron junto a una puerta, Linda se adelantó y la abrió, los siguió a su interior. Se parecía mucho a un calabozo, con paredes de piedra, anillos incrustados en ellas, en el centro una columna con más anillas. Cadenas colgaban del techo. Había un brasero en un bloque de madera junto con un cubo con carbón. También allí estaba un artilugio que no sabía para que servía. Era un tablón no muy ancho con unas patas de hiero.

 Stefan hizo un gesto hacia ella.

- Súbete a horcajadas.

 

Linda se subió. Stefan le ató  los tobillos, luego la hecho hacia adelante y ato sus muñecas por debajo de la madera. Ató su muslo derecho, apretado. Dio  varias vueltas sobre su espalda, incómodamente apretada. No podía ver detrás de ella, pero por el ruido tenía que ser el brasero. Se oyó el ruido “sisear” de una llama de gas, el olor a hollín de las brasas.

Imagino lo que iba a ocurrir y deseó que ya hubiera ocurrido de forma rápida y así no tendría tiempo para pensar.

 

-Estamos listos.

 

Al instante, Linda, noto el calor antes de que el metal tocara su piel. Gritó. Sintió la presión sobre su piel, su siguiente grito fue desgarrador.

Cuando se recupero había un olor nauseabundo y Linda casi vomitó cuando se dio cuenta que era su carne quemada.

-Es mejor dejarlo abierto al aire –oyó decir- y a medida que sane querrá mejorar la cicatriz. Las instrucciones están en el sobre.

 

El hombre no dijo nada.Stefan la desató .

-Date la vuelta –dijo-

 

Linda se recostó en tabla. Stefan ató la cuerda alrededor de su cintura, le ató los tobillos hasta los muslos, y luego le ataron las rodillas a las patas del artilugio.

 

Una vez más la espera fue infernal. Finalmente, alguien llamó a la puerta.

 

-Entra – ordeno Stefan-

 

Linda vio la puerta abierta. Una chica de vestido marrón condujo a una mujer. Ella llevaba un pequeño bolso negro.

 

-Ah, Cynthia.

 

- Stefan –saludo-

 

Se inclinó para mirar la marca.

 

-Buen trabajo. Te das cuenta, por supuesto, que va a requerir cuidados posteriores.

 

-Sí. ¿Vamos a continuar?

 

En todo caso, el dolor fue peor y duró más tiempo, pero Linda consiguió no gritar. Una perforación del triángulo es muy profunda. No sólo tiene que ir a través de la campana de clítoris, con el manojo de nervios que tiene el clítoris.

 

-Listo –dijo la mujer dirigiéndose a la muchacha- Ahora tiene que  estar al aire. Lavar dos veces al día con agua y jabón. No coloque nada sobre él, ni lociones  ni cremas.

 

Linda asintió.

 

La chica se llevó a la mujer fuera de la habitación. Stefan desató Linda.

Con las piernas temblorosas, siguió a los hombres fuera de la habitación. Pasaron por el área de servicio y salieron a la pequeña zona de carga. Vio una caja de madera la tapa estaba apoyada en la pared. Estaba medio llena de paja.

 

El hombre puso una venda blanca en la cadera de Linda  sujeta con esparadrapo.

-Entrar y siéntate.

 

Linda se introdujo en la caja. El hombre metió más paja a su alrededor, apretando con fuerza. Le tendió un tubo. La chica se le metió en la boca.

 

 ¿Cuánto tiempo va a durar? –pregunto Stefan-

 

-Es un viaje de dos días. Voy a conducir directamente al destino.

 

¿No es peligroso. Quiero decir, usted no teme dormirse.

 

- Nah . Dormir bastante antes de venir y me si me canso paro y respiro un rato el  aire fresco y ya estoy listo para seguir. Ella estará bien.

Terminó de empacar a la joven, relleno con más y más paja hasta que quedo completamente cubierta y embalada. No podía ver nada, pero sintió los golpes del martillo clavando la tapa.

 

Dos días pensó Linda. Dos días ¿a dónde? Pero lo más importante ¿a quién?

El viaje desde Deerefield había durado dos días. Linda pensó que probablemente había sido drogada para el viaje. Ella no recordaba nada. Pero ahora tenía la cabeza clara. Había sido vendida, marcada y perforada, acondicionado en una caja de madera llena de paja. Un poco de líquido con sabor a cítricos había goteado en la boca, no lo suficiente para hacer que se atragantara, pero si para mantenerla hidratada y drogada.

Sintió como movían la caja y como rodaba por el suelo. Se oyó un sonido chirriante al sacar los clavos y luego, poco a poco, noto la luz a media que se quitaba la paja de relleno. Linda, cerró los ojos con fuerza ante el deslumbramiento.

-Podría estar un poco aturdida

Reconoció la voz. Era el agente de Craig Evans, quien pagó por ella, supervisando su marcado y anillado.

Una mano la agarró del brazo y la ayudó a levantarse.

 

-Le di un poco de analgésico –dijo el agente-

Linda se dio cuenta de que  no sentía dolor, ni la cadera de la marca, ni la inserción que atravesó la capucha del clítoris, ni siquiera los músculos acalambrados por la postura dentro de la caja.

 

-Ángela, trae una bata –sonó una voz desconocida- Pensé que vendría vestida.

Sus sentidos empezaron funcionar sintió el frescor de las baldosas en sus pies. Olio colonia, la colonia de un hombre y un aroma fresco quizás de jabón, seria de la mujer?

Ángela comenzó a abrir los ojos. La luz era brillante, pero no dolorosa. Un hombre se acercó a ella. Por supuesto, ella lo reconoció , era él, el hombre que la había comprado, Craig Evans. Evans Craig III , recordó de la factura de compra.

 

Pusieron la bata por sus hombros. Ella deslizó sus brazos en las mangas. La mujer tiró cerró y ató el cinturón. Era un kimono, sedoso y cálido.

- ¿Cómo te sientes?

-Estoy bien, señor –respondió la joven-

Hizo un gesto hacia la caja.

- Harold, ¿podrías llevarte la caja? Ángela te mostrará donde está la basura.

-Sí, señor.

 

- Ven –dijo a su nueva adquisición-

 

Linda siguió a su nuevo propietario dentro de la casa. Sus ojos se estaban adaptando y lo que vio fue impresionante,  impresionante como Deerefield House, pero algo más sutil, no había duda de Craig Evans III era un hombre de recursos.

 

En el estudio, la joven se arrodilló junto al sillón de cuero tanto como lo había hecho en Deerefield House. Ella recuerda como le sirvió en el pub. Lo había visto varias veces, normalmente con la misma chica. Entonces llegó su turno. Se había convertido en un habitual, valiéndose de media docena de veces, tal vez más. Pero luego su atención se dirigió a otra chica. Eso fue haría  unos dos o tres meses. Y en el mismo instante se dio cuenta de que había estado probando la mercancía.

 

-¿Me reconoces? -preguntó-

 

-Sí, señor.

-¿Sabes quién soy yo?"

 

-Vi su nombre en la factura de venta y en el disco -hizo un gesto hacia su regazo.

 

-¿Fue muy doloroso?

 

En otra ocasión Linda habría dicho: " Bueno, DUH ! " Pero allí la esclava recién comprada se limitó a asentir.

-Sí, señor. –contesto-  marca mucho no mucho , pero la perforación fue un dolor muy intenso .

 

-La esclava que estaba con nosotros se llama Ángela, será tu guía y tu maestra, cumplirás todas las órdenes que te dé.

-Como ordene, Amo.

Al principio, Linda y Ángela pasaban prácticamente juntas el día, excepto por la noche, cuando una de ellas compartía la cama con Evans. Él utilizaba sobre todo su boca, a veces el culo, pero siempre terminando en la boca.

El dolor de su la distraía. Deseaba que sanase pronto. Evans nunca la tocó allí pero Linda necesitaba imperiosamente sentir una verga dentro de su vagina. Sólo había una razón para que le pusieran piercing triangular y anhelaba el día en que su Amo hiciera uso de ella completamente. Eran confesiones que hacía a su compañera esclava.

-Ten cuidado con lo que deseas- le dijo Ángela-

Pero a ella no le importaba. Él Amo era bueno en la cama, muy bueno. Siempre tratado más como un amante de una prostituta.

 

-Va a ser una división del trabajo- le había dicho un día a Ángela-

. -Mientras que tengamos que compartir todas las tareas, eres la dama -le dijo a Linda- pero no olvides que también eres mi asistente.

 

-Lo sé –respondió la joven-Tú, en cambio  eres la responsable de la casa. Eso incluye el interior y exterior.

Pero como se vio después de la división del trabajo trabajó. Ángela supervisó al jardinero, hizo la mayor parte de la limpieza de la cocina y preparaba las comidas Linda por su parte hacia las tareas de limpieza del día a día. Cuando no estaba asistiendo a Evans.

Pasó un mes. Las cosas se habían asentado en una rutina. Un día Evans la llamó a su  oficina. Un hombre estaba  allí. No sabía quién era.

-Desnúdate –ordeno el Amo-

Linda abrió la cremallera de su falda, la dejó a un lado,  luego se desabrochó la blusa y se quitó los zapatos. No llevaba ropa interior.

El otro hombre se acerco y comenzó a examinarla. Le miro la dentadura, se fijo en las orejas, palpó sus tetas,  pasó la mano por la caja torácica, dijo "hm " un par de veces. Examinó sus piernas.

 

-Factible. Todos son factibles –dijo cuando terminó-

-No va a ser…

-Obvio? Bueno, la caja de la voz, sí, pero el resto, no.

Evans asintió.

-Levanta el pie –dijo el hombre-

Obedeció sin decir nada, sabia cual era su sitio y su posición.

-Acortar aquí, hará que el pie se doble esta manera. Ella será capaz de caminar descalza o en zapatillas, pero no mucho tiempo y lentamente.

Linda sintió miedo le iban hacer algo y no sabía que, no podía hacer nada, solo acatarlo ya que era el deseo de su Señor.

Entiendo –respondió su Amo- ¿Y lo otro?

Lo otro resultó ser la caja torácica y las costillas.

Sin problemas, respondió el médico.

Evans la llevó a la clínica una semana después. Ángela se quedó con ella todo el tiempo, casi tres semanas.

Se despertó aquella primera mañana con dolor de garganta. Le recordaba cuando ella tenía sus amígdalas. Entonces, como ahora, era alimentada con sorbos de caldos  y cucharadas de helado.

-¿Cómo te sientes? –preguntó Ángela-

Ella asintió con la cabeza.

-Está bien, dolor  -Hizo un gesto hacia la garganta.

-¿Qué te hicieron?

-Me han hecho modificaciones en las cuerdas vocales y en el órgano fonador-dijo Linda con esfuerzo-

.

Ángela parpadeó hacia la otra mujer.

 

-Esta es mi nueva voz. Puedo hablar pero en un susurro. No gritare más –dijo con una sonrisa pero con tristeza en los ojos-

Ángela frunció el ceño.

-Lo siento. En serio, lo siento, pero el Amo lo quiere así.

Linda asintió y aceptó otra cucharada de helado.

Ángela seguía  allí cuando Linda se despertó un par de días más tarde. Sin helados este momento.

- Costillas –Dijo Linda antes que la preguntara la otra chida.

 -Yo también –contesto Ángela- me hicieron para tener cintura de avispa-.Me quitaron las dos últimas costillas e igual que a ti.

Otro viaje al quirófano, otro despertar aturdido.

-Bienvenida de nuevo a la tierra de los vivos.

Linda asintió.

¿Qué esta vez? –preguntó la joven-

-Piernas y pies –contesto con su hilo de voz-

-Imagino lo que está haciendo el Amo. No estoy cien por ciento segura de lo que todo lo que hicieron, pero el quid de la cuestión es que te cortaron los músculos o los tendones o algo así. A partir de ahora tendrás  problemas para aguantar de pie sin los cascos.

-¿cascos?

-Hm . Pezuñas como los caballos.

Linda frunció el ceño y sacudió la cabeza y comenzó a llorar. Ángela la abrazo y trato de consolarla.

-No sabes lo que es una ponygirl –mas que pregunta era afirmación.

 

- No sé si debo contártelo pero esta claro que es lo que el Amo quiere para ti. Se toma una chica, se la pone todo lo que lleva un caballo, freno, correas, arneses, cascos y voila una ponygirl.

Linda se llevo las manos a la cara cuando se dio cuenta, horrorizada, de su futuro.

- Pero la cosa es que el Amo Evans es muy serio –prosiguió Ángela- Me refiero a la competencia se refiere. Razón por la cual se liaron con las piernas. Tendrás que pasar la mayor parte de su tiempo con los cascos, algo así como una bailarina de ballet siempre de puntillas.

La joven parpadeó, tratando de imaginar.

 Y sus pies. Ellos hicieron algo a sus pies. Les oí hablar de los dedos del pie, No sé si se le extirparon los dedos de los pies o qué. ¡No, no me mires así! ¡Lo siento! I no sé lo que hicieron, de verdad! sólo estaba especulando. Me callo ahora.

 

No le habían quitado los dedos de los pies, pero lo que habían hecho era una versión moderna del vendaje de los pies de la antigua china. Sus pies habían sido remodelados, dedos de los pies metidos hacia dentro, todo comprimido en una masa casi sólida.

 

Dejaron a los moldes durante semanas. Los sustituyeron por nuevos modelos que le permitieron caminar en cierto modo, con la ayuda de un bastón.

Paso más de un mes para que Linda hiciera la primera prueba con sus nuevos cascos. Para entonces ya se había enterado de lo que esta cosa de las ponygirls.

Ángela había más o menos lo resumió, freno, correas, arneses, cascos y un sulky, una especie de carro de dos ruedas con los brazos.

 

Evans decidió que necesitaba algunos piercings más. La mujer que vino no fue la que hizo su clítoris (y por cierto, ella había sanado y Evans seguía sin follarla y las palabras de Linda se volvieron contra ella porque estaba caliente, siempre caliente.  

La mujer le puso anillas en los pezones, plugs anales de quita y pon y un anillo en la punta de su nariz que encontraron su camino a través de la carne de la joven. Una vez curado el pezón tuvo un efecto similar a la perforación del clítoris y el anillo de la nariz hizo que se sintiera propiedad, propiedad en serio. Linda lo sabía y lo sentía, ella pertenecía a Evans, su Amo y Señor.

Finalizadas las modificaciones anatómicas, Linda fue llevada de nuevo a la casa por su Amo y Ángela. Antes de partir Evans hablo con ella.

-Ya eres una yegua. A partir de ahora tu nombre será Bitgirl. Cuando estés recuperada del todo  comenzara tu entrenamiento como tal. Espero que te guste tu nueva vida, la verdad es que me da igual, no dejas de ser una esclava, pero prefiero que mis esclavas estén contentas.

Como única contestación, emitió un relincho, que fue bastante parecido a los de un caballo dada la modificación sufrida en su garganta y cuerdas vocales. Bitgirl rió, un sonido susurrante suave. Él siguió su mirada y, sonrió, se acercó y le tomó la mano, se la apretó.

Los días fueron tranquilos, lo que más le costaba era andar sin los cascos, pero dentro de la casa iba descalza. Ángela se ocupaba de todo lo que necesitaba. Incluso los ratos libres estaban juntas, se hicieron amigas y confidentes.

Bitgirl le conto todas las inquietudes y la joven esclava le mantenía informada de todo lo que ocurría en la casa.

Una tarde que estaban así, Bitgirl comenzó a llorar, se sentía desgraciada por la falta de atención sexual de su Amo. Comento que estaba aburrida de masturbarse. Ángela la abrazo para consolarla y luego con sus dedos seco sus Bitgirl lágrimas y se quedo mirándola a los ojos. Sintió un impulso y sin mediar palabra la beso en la boca. La yegua respondió al beso, abrieron sus bocas y sus lenguas se cruzaron.

-Me tengo que ir –dijo Ángela-

Salió a toda prisa de la habitación. Se sentía turbada, no era lesbiana, ni siquiera bisexual, aunque en su condición de esclava alguna relación con otras mujeres había tenido, pero nunca le habían gustado ni si quiera le resultaron agradables. Pero el beso con Bitgirl había sido diferente. ¿Qué le pasaba? Se pregunto.

Esa noche, cuando sirvió a su Señor, este le pregunto que la pasaba, que la había notado como ausente y ella era una hembra caliente.

-Amo, esta tarde ha pasado algo que me ha turbado –dijo la joven-

-Cuéntamelo –contesto Evans-

Ángela conto el incidente ocurrido con Bitgirl.

-Ya sabes que no me gusta el sexo con mujeres, pero como es mi obligación lo hago, pero esta tarde he sentido algo nuevo.

-Supongo –dijo su Dueño- que al pasar tanto tiempo con ella os habéis hecho íntimas amigas. Tu reacción al consolarla es normal y luego con el beso te has dado cuenta de cuánto la quieres.

-Seguramente será así, Amo.

-Pronto Bitgirl irá a una escuela de equitación.

Evans vio la cara de decepción de su esclava.

-Te prohíbo que tengas relaciones sexuales con ella si es por pena, pero si a las dos os apetece y estáis de acuerdo tenéis permiso para que folléis con la condición de que me informes, en caso contrario atente a las consecuencias.

-Muy bien Amo, como ordenes –contesto Ángela-

Ángela se relajo, pensó en la conversación con su Señor. No se había planteado hacer nada con Bitgirl y mucho menos por pena así que no iba a pasar nada.

Pasaron varios días, la pony se fue recuperando de las operaciones sufridas. Hubo algunas ocasiones en que los roces de ambas fueron más prolongados de lo necesario, repitieron con algunos besos. Una mañana que estaban solas, como solía ser habitual, Ángela fue a ayudar a vestir a Bitgirl y la encontró en la cama.

-¿Estas enferma? –pregunto con cierta alarma en su voz.

-Noooo, es que me apetecía estar acostada.

La ayudo a ir al baño para el aseo diario y la vistió.

Después de la cena el amo Evans las informo que al día siguiente la pony iría a la escuela de adiestramiento. No tuvieron ocasión de despedirse en privado.

El Bookside Inn era en realidad un centro ecuestre. Disponía de un gran granero detrás de la posada, un potrero, un recinto para la práctica de salto y doma y otro para ejercitarlas en velocidad.

El  dueño Evans estaciono  el coche frente la casa principal , entró por una puerta lateral . Bitgirl y la Ángela se quedó en el coche.

-Nunca has estado aquí, ¿verdad?

No, susurró Bitgirl.

El pensamiento se la llenó de inquietud. Esto era por qué había sido comprada, modificada y entrenada ligeramente en casa de su Amo, se estremeció al pensar en la posibilidad de decepcionar a su dueño. Ella lo quería complacerlo.

Cuando volvió Evans,  se deslizó detrás del volante y condujo hasta el final de un edificio contiguo, una casa de baja altura que se parecía a cualquier otro motel.  Paro junto la puerta nº 7.

Bitgirl lo siguió a la habitación mientras que la criada-esclava se ocupaba de bolsas de viaje. Por dentro es muy parecido a como se veía en el exterior. Una habitación de motel estándar, cama king size, un mueble con TV, un par de sillas y una mesa, un armario y el cuarto de baño.

 Había una puerta que conducía a un pasillo. Al final otra puerta, que Evans abrió, hizo señas para que le siguiera la pony.

Bitgirl lo siguió a pesar de la lentitud al no llevar los cacos puestos. Olía a desinfectante y heno fresco. Había un gran montículo en una esquina. En un estante había un par de mantas. A la derecha había una puerta holandesa. Evans abrió la mitad superior. Bitgirl podía ver una gran extensión de césped y en la distancia, a través de un estanque, el granero. Ella oyó un relincho. Al parecer, iba a estar sola.

Ángela puso una la lona en el suelo Evans vio como la esclava vestía a la pony y la equipaba. Nada extremo, sólo un freno y cascos. Bitgirl abrió la boca y la criada acuña el bit de caucho duro entre los dientes. Ella cogió las riendas de la brida y los enganchó a un anillo junto a la puerta.

Bitgirl  se apoyó contra la pared, levantó un pie y luego el otro. La criada le calzo los cascos  y ato los cordones. Estos los uso todos los días no sus pezuñas en ejecución o sus bonitos cascos quedaron en casa . Algo así como un par favorito de zapatillas, aunque, a decir verdad, no podía recordar la última vez que se había puesto zapatillas.

 

El amo Evans se acercó a ella. Le pasó las manos en sus tetas, jugó con los pesados ​​anillos en los pezones,  pasó las manos por la cintura , en torno a su culo . Dolor nada, todo se había curado, aunque su anillo en la nariz la molestaba de vez en cuando. La pony pensó que él iba a hablar con ella, y quizás con suerte la haría, aquello por lo que suspiraba, el amor.

Pero él se limitó a acariciar su mejilla, la miró a los ojos por un momento. Bitgirl ruborizó y bajó los suyos Evans le dio unas palmaditas en la mejilla y se fue.    

 

 

Salieron a pasear. Primero Evans que tiraba de las riendas de Bitgirl y al final iba Ángela.

-Celeste! Cómo me alegro de verte.

-Evans.

 

 -¿Te acuerdas de Ángela? Y esto es Bitgirl.

-Bitgirl?

No le ofreció la mano y no habría importado porque Bitgirl llevaba las suyas en un arnés con sus muñecas esposadas y trabadas para anillos en sus caderas.

 

-Bonita.

-Gracias –dijo Evans- veo que tu ponygirl Dee esta también en forma y bella.

Dee no dijo nada, asintió y le ofreció una sonrisa que no alcanzó sus ojos.

Evans les condujo a otro lugar en el patio.

-Esa será tu competencia.

Bitgirl miró a la otra pony. Como si le leyera el pensamiento, Evans, dijo:

-No dejar que los músculos te engañen. Hay que tener fuerza y velocidad y ella pasa demasiado tiempo trabajando la fuerza y ​​la mayor parte de ella en su parte superior del cuerpo.

Bitgirl miró a su dueño. Estaba sonriendo. Ella lo acarició. Dios! que descarga eléctrica recorrió su cuerpo. Se sintió abrumada con ganas de patear el culo de Dee.

Llevaba las riendas, les dio una sacudida, y dijo:

-Vamos –y comenzaron a entrenar.

En pocos minutos se le paso el mal humor. Evans subió al carrito.

-Tómalo con calma, nena. No llevas los cascos de funcionamiento y el suelo de aquí no es uniforme.

Bitgirl asintió. Su pelo, que hace unos meses era corto ahora era mucho más largo, sintió que el vaivén de la cola de caballo mientras trotaba

.

-Vamos, tenemos que hacer el recorrido de la casa.

Bitgirl asintió de nuevo y sintió  un buen rebote de cola de caballo (en realidad tenía dos - una en la cabeza y otra conectada al plug de su culo ) trote. Evans tiró de las riendas y la pony se puso al galope. Sus tetas rebotaban al mismo tiempo que el pelo. Las campanas colgadas de los anillos de sus pezones tintineaban. Bitgirl corrió.

 

Se sentía bien.

Rara vez Evans cogía las riendas. Ángela era su jinete. Por lo general, con lo que era una caminata o un trote, pero él sacudió las riendas y cambió de marcha.

Sacudió las riendas de nuevo y pararon.

- A la mierda –dijo- Vamos a lanzar el guante.

 Se fue.

Ángela la condujo cuesta abajo y  por suerte, no había conseguido la máxima velocidad todavía, porque cuando hizo el giro casi vuelca el carro.

La guio por detrás del granero. Iba a tope ahora, mientras la llevaba en una amplia vuelta alrededor del granero, encima de la colina y cerca del patio.

Bitgirl corrió. Algo hizo clic. Alguna pequeña pieza del rompecabezas se desencajó. Era Bitgirl , pertenecía a Evans, y ella corría , era para lo que estaba destinada, correr como si su vida dependiera de ello , correr para él, para Evans , su propietario.

Ella corrió por el patio. Cada parte de su ser se centró en conseguir la velocidad máxima. No vio a la gente, no vieron nada, excepto el suelo a unos metros por delante, ajustando su paso para evitar las caídas y golpes. Bitgirl voló!

Angela la llevó por detrás del "motel",  reducido la velocidad, al trote y luego  a un paseo. Él se bajó del asiento. Bitgirl  temblaba, sacudida por el esfuerzo, temblando de qué? Sintió ganas de llorar. Y él estaba allí, abrazándola, tranquilizándola. No hacían falta palabras. Ella se derritió contra él.

Era Bitgirl.

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