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Los hermanos

en Amor filial

Cuando sucedió esta historia yo tenía quince años, me llamo Pepe y mi hermana, Sonia, dieciocho recién cumplidos. Era un jueves preludio de un largo fin de semana. Tras las clases me dirigía a casa. Mis padres se habían marchado a pasar unos días fuera ya que era su aniversario y nos quedábamos solos mi hermana y yo.

Sonia se comprometió a cuidar de mí y aseguro a mis padres que no saldría, aparte de responsable es que dado el puente seguramente no tendría muchos amigos para salir. Tenía la esperanza de que me dejara llegar un poco más tarde de la hora habitual.

Entre en la casa y llame a Sonia, no me respondió. Fui a la cocina a por un refresco y aproveche mi soledad para ponerle un poco ginebra.

Me encamine al piso de arriba donde estaban los dormitorios y me pareció oír ruidos. No le di importancia y me cambien de ropa poniéndome un pantalón corto y una camiseta de tirantes para estar fresco.

Volví a oír ruidos o algo parecido. Salí a mirar, al pasar por la puerta del cuarto de mi hermana vi que estaba entreabierta. Los ruidos salían de allí. Me asome y aunque no se veía mucho, me quede de piedra.

Sonia estaba con alguien dándose un revolcón. Me di cuenta que era una mujer.

 ¡Joder con mi hermana! No sabía que le gustaran las chicas, ya que ella iba ya por el cuarto noviete. Inmediatamente me puse palo, palo, con el espectáculo. Distinguí que la mujer era Noemí, seguramente la mejor amiga de Sonia. Noemí estaba buenísima y no sé cuántas pajas me había hecho pensando en ella.

Abrí un poco más la puerta. Noemí le estaba comiendo el coño a mi hermana. Comencé a pajearme despacio quería disfrutar de la visión de esas dos preciosidades, porque mi hermana también está muy buena.

Pasaron a hacerse un 69 y eso ya no puede resistirlo y me corrí como nunca lo había hecho. Menudo placer y que cantidad de semen.

Se me ocurrió sacar unas fotos con el móvil para en un futuro usarlas en mis fantasías eróticas. Abrí un poco más la puerta para tener mejor ángulo y fui haciendo fotos. Ellas seguían a lo suyo y en un momento dado se sentaron en la cama y comenzaron a frotarse los coños, uno contra el otro, tiempo después me entere que a eso le llamaban las tijeras.

Mi verga volvió a ponerse dura pero no quise entretenerme y perder la ocasión de sacar fotos. Llene la tarjeta del teléfono.

Se corrieron de forma escandalosa, sobre todo Noemí. Salí pitando para mi cuarto para que no me descubrieran. No me creía la suerte que había tenido pillando la colección de fotos de dos tías tan ricas.

No sé cuánto tiempo paso hasta que Sonia llamo a mi puerta. Me puse un poco nervioso, aunque estaba seguro que no me habían visto.

Estaba con el ordenador, acababa de descargar las fotos, bueno una copia. Puse un juego que tenía abierto.

-Hola Pepe ¿puedo pasar? –pregunto-

-Claro.

Hablamos de cosas tontas y no parecía que estuviera cabreada, cuando estaba más confiado y tranquilo me dijo:

-¿Te lo has pasado bien viéndonos?

¡Joder! Me había pillado mirándolas. Pero estaba tranquila, me tenía desconcertado. Con mi mejor encanto trate de salir del paso.

-No ha estado nada mal, hermanita. No sabía que también te iban las chicas.

-Pues ya lo sabes, espero que no digas nada a nadie.

-No lo hare Sonia, te quiero demasiado para hacerte algo así.

Me miro a los ojos, eso sí me preocupo un poco, no solía hacerlo ni cuando discutíamos.

-Entonces explícame por qué nos has sacado fotos.

-Yo no os he hecho fotos.

-No mientas Pepe, te vi como las hacías. ¿Pretendes chantajearme?

-Estás loca, con lo que te quiero como puedes pensar eso –no podía mentirle y confesé mi culpa-

Le tendí el móvil.

-Bórralas tú misma –dije y me fui a tumbarme a la cama-

Lo hizo inmediatamente.

Se acercó y me dio el teléfono. Se tumbó junto a mi.

-Dime para que las querías.

-Imagina, para pajearme viéndolas. Tu amiga está muy rica me pone mucho, pero tú lo estás más.

-¿Yo también te pongo?

Me puse colorado, no esperaba una pregunta tan directa.

-Sí –dije en voz baja-

-Eres un guarro degenerado tío, somos hermanos.

-Eso no puede impedir que fantasee contigo, Sonia.

-¿De verdad?

-Claro, ya te he dicho que estas muy buena y además te quiero.

-Pero no estaras……

-No es eso –la corte- no estoy enamorado de ti, pero te quiero y además te deseo, ¿hay de malo en eso?, ya sé que no pasara nada, pero por imaginar….

Aun hoy no sé cómo me atreví a decirle esas cosas. Estaba nervioso y me moría de vergüenza pero su actitud de no reprocharme nada, ni ponerse histérica me fue tranquilizando.

-¿Necesitas fotos para pajearte?

-No, hermana, pero me imagino cosas.

-Cosas guarras –repuso soltando alguna risita-

-No me digas que tú no lo has hecho nunca.

-Claro que lo hice.

-Y con tus amigas, ¿has hecho ya alguna cosa?

-Son unas equis, algún beso, algún tocamiento pero nada más. Lamayoría prefieren a chicos de más edad y las que están a mi alcance son muy niñas aun.

-Tengo curiosidad de saber una cosa –dijo- aparte de lo que es obvio ¿qué es lo que más te apetecería que te hiciera con una chica?

-Una mamada –conteste sin dudarlo-

Nos quedamos un rato callados. Luego cogió el vaso del refresco y dio un trago.

-Eh, esto tiene alcohol.

-Un chorrito para darle alegría, espero que no digas nada.

-Claro que no diré nada, pero hazme un favor.

-¿Cuál?

-Espera aun un poco para tomar, termina de formar tu cuerpo, ya tendrás tiempo para emborracharte.

-Sí, mamita –dije riéndome-

-Lo digo en serio –repuso- tu cuerpo aún no está preparado para eso.

-Vale –respondí con lo serio que pude-

La verdad es que no me gustaba mucho, pero de vez en cuando me apetecía, no sé si como rebeldía juvenil.

Nos arrejuntamos en la cama y permanecimos callados. Al rato me dijo:

-¿Quieres fotos para tus fantasías?

-Por supuesto, pero no me digas que me las baje de la red.

-Estoy loca y voy hacer una locura, posare para ti.

-No estás loca y no sabes lo feliz que me haces con eso. Sin restricciones.

-Solo una que no se me vea la cara, luego las veré y eliminare las que no me parezcan apropiadas.

Se puso de pie y se quitó la ropa, solo llevaba un pequeño tanga.

-Empieza –me dijo-

Comencé a hacer fotos, ella iba posando, primero de pie, luego en la cama, a cuatro patas ofreciéndome su lindo y rotundo culo. Yo estaba que parecía que iba a explotar.

-Quítate el tanga, anda.

No se hizo de rogar.

-Hazme unos primero planos de las tetas y de mi almejita.

-Sonia eres una guarrilla.

Nos reímos con ganas. Luego se abrió los labios vaginales y comenzó a masturbarse. Le hice varias fotos desde diferentes distancias, pero eso cuidando de que no se le viera la cara.

Me tenía loco, quería pajearme, pero sabía que no debía, de momento. Agote la capacidad de mi móvil.

-Ya no entran más –anuncie-

Sara se acostó en la cama, yo me acerque quedándome de pie y le di el teléfono. No sabiendo que hacer para que no se me notara la brutal erección que tenía, por lo que opte por sentarme en el borde la cama.

-Me fio de ti o reviso las fotos –me inquirió-

-Quiero que las veas.

Fue viendo las fotos, una a una, entre comentarios de que buena esta y cosas parecidas.

-Solo tiene un fallo –dije- Falta Noemí.

-Pero que cerdito eres.

-No te puedes hace idea como me gusto cuando os vi.

Callo por un momento, como si pensara, de pronto me hablo:

-No hace falta que disimules tu erección. ¿Crees que no te vi?

Debí ponerme colorado, porque prosiguió.

-Pareces que estás bien dotado, quiero verte sin pantalones.

No lo pensé dos veces, me puse de pie y me baje el calzón. Al fin y al cabo ella se había desnudado para mí.

Me observo durante un rato. Luego me toco suavemente la verga.

-Está muy bien tu polla –dijo- grande pero sin excesos y además nada torcida como a mí me gustan.

El solo contacto de sus dedos hicieron que  casi me derritiera de placer y cuando los movía acariciándome ya casi me volví loco y eso que no me estaba masturbando.

-Para o me voy a correrme –fue la tontería que se me ocurrió decir-

Paro y dejo de tocarme. Qué tontería había dicho.

-Yo sé lo que quieres.

¿Y qué es?

-Tú también lo sabes, pídemelo.

-Sara no hagas esto, no juegues conmigo.

-Pídelo –dijo subiendo la voz-

-Chúpamela.

-¿Así se piden las cosas? –dijo riéndose.

Claudique.

-Sara, hermanita, me haces una mamada.

-¿Qué más?

No sabía a lo que se refería, así que se me ocurrió decir por favor.

Se sentó en la cama y comenzó a pasarme la lengua por mi pene. Yo cada vez estaba más excitado. Durante un rato no hizo nada más.

Luego me agarro de la mano y me tumbo en la cama. Se lanzó sobre mi verga metiéndose la punta en la boca y jugueteando con la lengua.

Al rato me dijo:

-Si te vas a correr, dímelo.

Volvió a meterse la punta en la boca pero esta vez prosiguió hasta el fondo, se metió todo lo que la entraba y comenzó a mamármela.

No tarde nada en notar en que me venía, se lo avise. De lo que estaba haciendo y comenzó a besarme. Esos fueron mis primeros besos de verdad, nada comparable con los que me había dado con alguna amiga.

Volvió a la carga sobre mi polla. La avise y paro de nuevo. Esto lo repitió dos o tres veces. No hizo caso del último aviso y siguió comiéndome la verga hasta que saco el semen. Me corrí en su boca. Creo que enloquecí en esos instantes tan placenteros. Ni que decir tiene que fue mi mejor experiencia hasta ese momento de mi vida.

Fui a buscar su boca, nos besamos dulcemente. Luego le bese la cara, el cuello y le di las gracias en el oído.

-Las gracias me las vas a dar-dijo- haciendo lo mismo.

-¿Qué?

-Baja al pilón y hazme gozar.

-No tengo ni idea de cómo se hace –confesé-

Era verdad porque por mucho que lo veas en videos solo te haces una pequeña idea.

-Usa tu intuición y ya te ayudare yo.

La bese, un morreo de los buenos y me baje para el pilón. Me hizo mucha gracia que lo llamara así.

Tenía el sexo completamente depilado. Intente torpemente abrirme camino entre sus labios. Estaban mojados.

Me agarro del pelo y me hizo.

-Primera lección: debes lamer mis pechos y pezones.

-Si profesora –le conteste y nos reímos-

Me dedique con toda mi voluntad a lamerles pechos. Los pezones sobresalían un poco y de vez en cuando les pasaba la lengua. Note como se pusieron más duros y vi que sobre lían más.

-Segunda lección: pasa los dedos por los labios vaginales y mójalos con mis jugos.

Obedecí como un buen alumno. Poco a poco fui pasando mis dedos, a medida que se mojaban note como los labios se “movían”, es decir, se abrían con mayor facilidad. Mi Hermana suspiraba y tenía la respiración un poco alterada.

Se separo un poco de mí, flexiono las piernas y me dijo:

-Mira mi chochito.

Comenzó a abrirse los labios vaginales, se metía un dedo que sacaba. Luego su dedo se entretuvo haciendo círculos en la parte alta de los pliegues de su coño.

-Este es el clítoris, ya sabes lo que tienes que hacer. Tercera lección.

Mis dedos tímidamente comenzaron a jugar tanto con los labios, interior de la cueva y clítoris. Parecía que tenía miedo de romperlos.

Le estaba gustando lo que le hacía, era evidente. Me decidí y le “ataque” con algo más de fuerza. Mi hermana gemía.

-Con la lengua, Pepe, con la lengua –oí que decía- come mi coño.

Di un repaso por labios vaginales, metí lo que puede la lengua. Estaba empapada. Sus jugos no me entusiasmaron pero tampoco me resultaban desagradables. Con el tiempo llegue a preciar el flujo vaginal. Luego me centre en el clítoris.

Al cabo de un rato me dijo:

-Me te dos dedos y fóllame, cabrón.

Así lo hice. Poco después Sonia comenzó a gritar y de forma entrecortada decía:

-Me corro, no pares y cosas así.

Me esforcé y ella comenzó a mover las caderas como había visto en los videos porno. Se estaba follando mis dedos, la muy zorrita. Yo estaba encantado.

De repente se hizo el silencio, solo escuchaba su respiración entrecortada y note un aumento de jugos en su vagina.

Seguí lamiendo su clítoris hasta que dejo de moverse. Se había corrido en mi boca.

Me incorpore y vi algo que me entusiasmo. Tenía los ojos cerrados, con una cara placida, serena, de felicidad, no sé cómo definirla.

Me tumbe a su lado, muy pegado a ella. Se giró y me dio el mejor beso de mi vida, no ha habido otro igual a ese.

-Ha sido genial –dijo-

-Tu mamada también lo ha sido.

Nos quedamos así un rato hasta que oscureció.

-Vamos a preparar algo de cenar.

Me senté en la cama para ponerme los calzones y desde la puerta me grito:

-Vamos así, que estamos solos.

Preparamos algo para cenar. Desnudos, lo que incremento mi excitación si eso fuera posible. Mi hermana, la verdad, estaba francamente muy buena y me tenía como loco desde hacía un tiempo y por fin mis fantasías se habían hecho realidad.

Nos sentamos en la mesa de la cocina y comenzamos a comer en silencio. En el postre Sara me hablo.

- Pepe, sé que te gusta Noemí y te la follaras. No sé cómo lo lograre pero te prometo que hare que la folles.

No supe que decir por lo que la sonreí.

Después de cenar nos tomamos un refresco y vimos un rato la tele. Mi hermana apago el televisor y cogiéndome de la mano dijo que era hora de ir a la cama.

Fuimos a su dormitorio. Mi cama es más grande comento entre risas. Todo el camino lo hicimos besándonos. Estaba claro que ella quería guerra y yo más.

Nos tumbamos en la cama.

-Vas practicar lo que has aprendido esta tarde.

-Me bajo al pilón profesora –le dije guiñando un ojo-

Puse en práctica todo lo que me había enseñado esa tarde, quería complacerla. Recordar cómo estaba cuando se corrió me motivaba. Además sabía que luego me tocaría a mí.

Volvió a vaciarse en mi boca. Fue genial, se me puso la verga dura y ya casi disfrute de sus fluidos vaginales. Me acosté a su lado esperando mi turno.

Se sentó sobre mi vientre y se volcó para besarme. Mi polla rozaba con sus nalgas. Si existía el paraíso tenía que ser muy parecido a aquello. Seguimos con los besos y de improviso note como se metía mi verga en su coño.

-Te voy a follar Pepe. Cuando notes que te falta poco me avisas.

-Si, si, si, no te preocupes hermanita, te aviso –dije súper nervioso-

Por fin iba a dejar de ser virgen. No me lo podía creer.

-Que una chica disfrute de penetración está en que el tío lo haga lentamente al principio, aguante y espere a que ella llegue para correrse. Lo mejor es correrse juntos pero es complicado.

-Preocúpate -prosiguió- de que ella goce y túgozaras mucho másintensamente.

Dicho esto comenzó a subir y a bajar por mi verga. Creo que no hace falta describir las sensaciones físicas porque son fácilmente imaginables.

Pensé que me iba a vaciar y se lo dije. Entonces paro un poco, luego inicio el movimiento lento, sube y baja. Poco a poco aumento el ritmo hasta que casi se volvió un poco frenético.

-Para, para –grite-

Entonces me pinzo la base de la verga con sus dedos, apretó con ganas. Me dolió un poco pero totalmente soportable. Note que perdía algo de dureza y pensé que cuanto sabia mi hermana.

Volvió a montarme rápidamente y no tardo en correrse, poco después me vacié dentro de ella. Solo diré que fue fantástico.

Quedamos rendidos en la cama. No hablamos, nos abrazamos muy juntos.

Pensé en un solo día me han comido la polla por primera vez, pierdo la virginidad y encima con mi hermana. Estaba feliz. Nos quedamos dormidos.

Entre sueños note algo raro en mi entre pierna. Aún estaba medio dormido pero vi que la luz del día entraba por la ventana, fui tomando conciencia y descubrí que Sara me estaba chupando la polla. Bonita manera de despertarse.

Cuando le pareció que mi verga estaba lo bastante dura, se puso a cuatro patas en la cama. Entendí lo que quería. Me puse pegado a sus nalgas y comencé a manipular su vagina. Le metí un dedo y luego otro. Intente meter mi pene, pero debí hacerlo muy torpemente.

-Espera –la oí-

Me cogió la polla y ella misma se la metió. Comencé a bombearla como había visto en los videos pornos, pero acordándome de lo que me dijo por la noche, así que fui muy lentamente. Fue un rato muy agradable, entraba y salía con facilidad, Sara comenzó suspirando y luego siguió gimiendo me gustaba oírla. No sé cuánto duro.

-Acelera, Pepe, acelera.

Aumente el ritmo y en menos de un minuto, creo, se corrió entre gritos. Se dejó caer en la cama y yo salí de ella. Se giró para mirarme.

-Buffffff –no dijo más-

Se acomodó en la cama boca arriba y subió las piernas.  Me metí entre ellas y separe los labios de su coño, vi la entrada y apoye mi verga. No pude resistirme y de un solo golpe de riñones se la metí a fondo. Gimió.

Antes de que me dijera nada comencé a moverme lentamente, como sabía que le gustaba. Cruzo las piernas sobre mi espalda creo que acompañaba mis envestidas para que fueran más profundas, no sé.

Después de un buen rato me dijo que diera fuerte. Evidentemente lo hice. Me contuve una par de veces ya que me iba a vaciar. Menos mal que pude controlar.

Ella no tardó en llegar de nuevo y a gritos me incitaba a correrme. Antes de que mi hermana terminara yo también me corrí. Nos fundimos en un abrazo besándonos con desesperación.

Han pasado más de veinte años, estamos casados y con hijos pero todas las semanas sacamos un rato para seguir viéndonos.

Por cierto  pero cumplió la promesa sobre su amiga Noemí, fuimos amantes durante un tiempo

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