Pasaron varios meses. La frecuencia de mis actos sexuales se fue acortando, mínimo una vez por semana, pero si me surgía alguna oportunidad la aprovechaba.

Con la experiencia fui cogiendo confianza y sofisticando los métodos. Os contare la primera ocasión en la que planifique la violación.

Era un fin de semana que había salido de caza, como casi todos. Vi una chica de unos 20 años. Melena morena por la cintura. Llevaba un vestido que le quedaba por encima de medio muslo, medias negras. Era preciosa.

Me centre en ella, observándola, estaba con un grupo de amigos y amigas. Seguramente en la discoteca había más mujeres de fácil acceso, pero me tenía obnubilado.

Cuando salieron del baile los seguí esperando la ocasión. Desgraciadamente no se presentó. El automóvil paro y ella fue la primera en bajar. Desde mi coche vi como entro en un portal y como sus amigos esperaron a que entrara para marcharse.

Arranque y con frustración y cabreado llegue a mi casa. Me costó trabajo dormir, pensando en ella.

Pasaron dos semanas y otros tantos polvos, pero no se me iba de la cabeza. Decidí que en mi tiempo libre  lo dedicaría a estudiar sus hábitos y movimientos para cazarla.

Una tarde me aposte frente a su portal y observe cuando salía, cuando entraba, en definitiva sus rutinas. También me colé en el portal de la casa para estudiar todas las posibilidades. Esto lo repetí varios días.

Cuanto más estudiaba a la morena, más excitado me encontraba. Solamente me tranquilizaba cuando me masturbaba pensando en ella. Determine que el mejor día para mis propósitos era el sábado noche.

Cuando el día señalado me aposte frente a su casa. La vi salir. Llevaba una camiseta rosa de tirantes y pantalones vaqueros, no era lo más apropiado para mí, pero ya no me importaba como vistieran, era rápido desnudarlas. Tomo un autobús que la llevo al centro. Se reunió con sus amistades.

Perfecto, pensé, rutina habitual. Picotearon un poco, luego tomaron unas copas y a bailar al sitio de siempre.

Yo también me tome unas copas en otro sitio y cuando se aproximaba la hora me acerque para comprobar que salían del antro.

En cuanto los vi en la puerta, rápidamente me fui a por mi coche y salí en dirección a su casa.

Llegue antes y forzando un poco la cerradura entre en el portal. Había un hueco donde podía esperar tranquilamente sin que nadie que entrase o saliese pudiera verme. El tiempo paso lento, se me hizo larga la espera. No paso nadie por el portal.

De repente se encendió la luz. Me asome un poco y vi a la diosa morena. Con paso rápido se acerco a la puerta del ascensor. Mientras que la mujer esperaba me acerque sigilosamente por detrás. Le puse una mano en la boca y con la otra agarre su cintura para llevarla hacia la escalera del edificio. Había un tramo que bajaba hacia el sótano que era ideal para mis propósitos.

La fui empujando hacia la escalera, me costó un poco ya que opuso resistencia como es lógico. Abrí una puerta anti fuego que había, la escalera continuaba. Cuando llegamos al final encendí la luz, desde el portal no se veía que estaba luciendo.

El brazo que tenía en su cintura lo metí debajo de la camiseta. Le acaricie el vientre, liso y durito, subí hacia sus pechos, tocándoselos por encima del sujetador.

Ella seguía forcejando, me dio una pata. Le pellizque y retorcí un pezón.

-Quieta –le dije-

Comencé a bajarle los pantalones, permaneció quieta pero la note nerviosa y sobre todo temerosa. Cuando llegue a las rodillas pare. Sobé el tanga y las cachas del culo. Al sentir mi mano, ella dio un respingo.

Tire de la cinturilla del tanga, clavándose en su vagina. Tire hasta que se rompió. Le dolió.  Aproveche la prenda como mordaza y se la introduje en la boca.

Ya con las dos manos libres, proseguí desnudándola. Le quite la camiseta y el sujetador. Todo ello con lentitud, ya que estaba seguro que no corría riesgos. Acariciaba cada trozo de cuerpo que quedaba al aire.

Use el sujetador para atarle las manos por la espalda.

Le agarre por un brazo y le hice girar, quedando frente a frente. Su cara y sobre todo sus ojos reflejaban miedo.

Sujete su cabeza por el pelo. Le di dos bofetadas no muy fuertes. No era por hacerla daño físico. Era para que notara que estaba a mi merced y que no podía hacer nada. No podía proteger su cara ya que las manos estaban a su espalda y atadas. Me di cuenta que este método era más efectivo que decirles que estaban en mis manos y que no podían hacer nada para evitarlo.

Aumente los tocamientos de su cuerpo en especial sus puntos sensibles. No pretendía que se corriera, eso era prácticamente imposible, pero si intentar que humedeciera un poco además del placer que me proporcionaba tocar su cuerpo. De vez en cuando, la volvía a abofetear, para recordarle su impotencia por evitar lo que estaba ocurriendo.

Me puse a su espalda mientras que la sobaba. Acerque mi paquete a sus manos para que lo notara. Al rato me saque la polla y la puse junto a sus dedos.

-Ya sabes lo que tienes que hacer –le susurre al oído-

Torpemente comenzó a tocarme los huevos y el pene. Atada no lo tenía fácil pero me la puso dura rápidamente, mi excitación también colaboro en ello.

Poco después la gire, quedando frente a mí. Todo el rato la tenia sujeta por el pelo, así la controlaba y además podía darle un tirón en caso necesario.

Volví a darle tres o cuatro bofetadas. Le lamí y bese sus pechos y pezones. Temblaba y percibí su impotencia. La tenía rendida.

-Te estás portando bien –le dije-sigue por ese camino.

Le acaricie la cara. Me gusta tener algún momento de ternura con las mujeres a las que violo.

-Voy a sacar el tanga de tu boca –proseguí- y  vas hacer la mejor mamada que has hecho nunca. Espero no tener que pegarte de nuevo.

Sus ojos se abrieron mucho pero su mirada se dirigió al suelo. Tire de su pelo para que subiera la cabeza.

-Me has entendido –pregunte-

Dijo que si con la cabeza. Le saque el tanga. Se quedo con la boca abierta, como respirando. Le di unos segundos y como no hizo intención de empezar, le dije:

-¿A qué esperas?

Se arrodillo y comenzó a lamer la punta, como la tenia cogida por los pelos, le metí  la polla hasta el fondo y comencé a mover su cabeza. Era una mamada con cierta violencia. Afloje un poco la presión y la joven continuó con su trabajo por lo que deje de ayudarla ya que me gustaba más si lo hacia ella, es decir, que me la comiera que follarla la boca.

Me canse de la chupada. Tire de su pelo hacia arriba y se puso de pie. Le di un beso en la boca y le toque los pechos. Luego le di unas palmaditas en los cachetes del culo.

-De rodillas –le dije- que te voy a follar como a una perra.

Obedeció sin rechistar. Eso no me pareció bien, prefiero que digan algo, que supliquen o simplemente que me insulten.

Sin soltarle el pelo de mi mano, le introduje un par de dedos en su vagina. Evidentemente no estaba húmeda, pero tampoco estaba seca del todo. Le acaricie el clítoris. Se lubrificó ligeramente. Luego la penetre, dio un respingo. Como siempre bombee despacio al principio.

Aumente progresivamente la velocidad hasta que mis huevos toparon con sus nalgas. Dio un suspiro. Le tiraba del pelo para que tuviera la cabeza alzada y hacia atrás.

Dada la tranquilidad que yo tenía me fui recreando en la penetración.

Luego la tumbe en el suelo. Levante una de sus piernas, sujetándola con mi brazo y volví a penetrarla. Aumente la velocidad ya que estaba deseando terminar por lo excitado que estaba.

Descargue dentro de su coño. La putita comenzó a sollozar. Le bese la cara y luego en la boca y entre abrió un poco sus labios.

Me vestí rápidamente para irme de allí, la chica no hizo ningún movimiento, tumbada en el suelo y sin recoger nada de su ropa.

Cuando iba en mi coche camino de casa pensé que era evidente que no se había corrido pero tenía la sensación de había sentido algo. Quizás solo eran figuraciones mías o deseos que hubiera sido así.

Puedo decir que esta follada fue la mejor hasta ese momento