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Mi novio y su hermana (3)

en No Consentido

Lo primero que hizo mi novio fue dar un abrazo a su hermana Lorena, mientras tanto yo gritaba todo lo fuerte que podía.

-Fernando, la loca de tu hermana nos tiene secuestradas, desátanos. De verdad está loca.

Se quedó mirándome, su mirada era extraña, dura, fría.

-¿No te han dicho que solo hables cuando se te pregunte? Veo que aun necesitas formación y correctivos.

Cogió de la mano a Lorena y se marcharon.

Sara y yo quedamos llorando porque nuestra única esperanza de liberación se había esfumado. Fue una noche horrible.

Al día siguiente se presentó Lorena.

-Ya sabes para que te estado preparando, zorra. Pero has contrariado a tu amo y señor y este se ha molestado conmigo

Me agarro bruscamente del bocado y me ato a la jodida anilla, estirándome el cuello más que de costumbre. Comenzó a darme fustazos, incrementando la fuerza con  cada uno de ellos, fue como nunca. Gritaba desesperada. Se burlaba y se reía de mí. Hubo un momento en que deje de sentir los golpes, creo que por lo generalizado del dolor que sentía.

Por fin se marchó. Me dejo molida, menuda paliza.

La pobre Sara se acercó y me lamio las piernas hasta donde llegaba. La mire y estaba llorando. Me sentí muy unida a ella en ese momento.

El resto de día pasó sin novedades, con la rutina habitual. No vi al cabronazo de Fernando. Ya en la cuadra yo estaba dolorida de la paliza que medio Lorena por la mañana. Cenamos tranquilas, yo le di algo de mi buena comida a Sara, la suya era asquerosa.La loca se vengaba dándole de comer bazofia.

Se hizo de noche. Me tumbe sobre la paja. Al rato oí ruidos. Me atemorice ya que a esas horas de la noche Lorena no había venido nunca, pero ahora estaba el hijo puta de Fernando. Esperaba cualquier cosa.

Me di cuenta que era Sara que venía a mi establo. Con una de sus manos busco mi cara en la oscuridad. Me dio un beso en la mejilla y se acostó junto a mí. Bueno se acostó todo lo que permitían sus ataduras.

Me apreté todo lo que pude contra su cuerpo. Note como sollozaba. Al rato me dije que por la mañana se portó muy bien tratando de consolarme cosa que agradecí mucho.

Tome una decisión que quizás me reportaría consecuencias desagradables pero no me importó. Me gire todo lo que pude para que mis manos limitadas de movimiento pudieran acariciarla. Busque sus pechos. Luego le di un beso en los labios.

-Quiero tener sexo con contigo, Sara –le dije, se agito pero con la anilla de su boca no podía hablar-

-Si tú no quieres indícamelo separándote de mí –temía que me rechazara, ahora que me había decidido a enrollarme con una chica.

Trato de hablar pero solo le salían sonidos ininteligibles. Se apretó aun mas a mí y sus manos se aferraron a mi cuerpo. Me sentí feliz en ese momento.

Como pudimos nos acariciamos, algunos besos, mas por el cuerpo que en la boca, maldita anilla.

-Perdona mi torpeza –le dije-

Era difícil que pudiéramos masturbarnos al mismo tiempo, así que busque su sexo y comencé a jugar con una mano en sus labios. Estaba mojada, como yo, debo reconocer. Atrape su clítoris y comencé a masturbarla, eso sísabía hacerlo.

Por su parte Sara me hizo todo lo que podía. Pero si yo la masturbaba ella no podía hacer lo mismo conmigo y viceversa.

Al cabo de un rato empezó a darme empujones. No sabía que pretendía, pero la deje hacer. No paró hasta que me puso boca arriba, mirando al techo aunque en la oscuridad no lo veía.

Entonces se subió encima y se puso a horcajadas y comenzó a lamerme el sexo, primero pasando la punta de la lengua por los labios vaginales, luego por el clítoris, alternando. Yo notaba como me mojaba cada vez más, excitada.

No sé si lo hizo a propósito o fue consecuencia de la comida de coño que me estaba haciendo, note el olor que despedía su sexo. Alce mi cabeza y comencé a lamer sus labios. Estaba mojada y me gusto tanto que lo estuviera como el sabor de sus flujos. Sara bajo sus muslos y me dio todas las facilidades que sus ataduras le permitían.

Tardamos un buen rato en llegar, primero yo, bien porque ella tenía más facilidades para hacerlo o por su experiencia. Grite como una loca pero mis gritos quedaron ahogados por el lindo coño de Sara. Siguió lamiéndome hasta que ella se corrió entre temblores. Yo estaba en la gloria.

Menudo 69  más raro nos hicimos pero fue muy placentero. Ojala Sara lo disfrutara tanto como yo lo hice.

La mañana siguiente se presentó de la misma manera. La secuestradora nos dio llevo el desayuno y luego nos saco al cercado y comenzó mi entrenamiento mientras que Sara nos miraba con cierta indolencia y aburrida.

Supongo que era media mañana cuando se llegó mi exnovio, ya que estaba claro que no lo éramos.

Durante un rato vio mis carreras. Llamó a su hermana. No se lo que le dijo pero cuando Lorena se me acerco, desengancho la cuerda y de las riendas me llevo hacia la vaya, cerca de Fernando. Ató las riendas a la tabla central, lo que me obligaba a estar inclinada hacia delante.

Fernando se acercó a nosotras y desabrochándose el pantalón, saco su pene.

-Mójala –dijo a Lorena-

Esta se arrodillo y se metió la polla de su hermano en la boca. Comenzó una incipiente mamada. Alucine, era lo que faltaba, el desgraciado también se follaba a su hermana.

Al rato saco el pene erecto de la boca y observe que se iba hacia mi parte trasera. Me temí lo peor. Sin mediar palabra me la metió de un solo golpe en la vagina.  Grite de dolor, estaba completamente seca.

Me follo fuerte, llegando a fondo, se me paso un poco el dolor ya que comencé a lubricar un poco, pero no sentía nada agradable. Cada golpe de riñones de Fernando repercutía en el fondo de mi vagina.

Deseaba que se corriera ya, que diferencie con los tiempos en los que yo regulaba para que la follada durara todo lo posible.

Salió de mí y se puso junto a mi cara y vi cómo se masturbaba con cuatro o cinco movimientos de mano comenzó a eyacular. Su semen se estrelló contra mi cara, pelo. Me chorreaba por las mejillas y labios.

Se subió los pantalones y dijo a Lorena:

-Asea a la yegua, que luego tendrá su castigo por no guardar silencio cuando me vio.

Dicho y hecho. El cabronazo no solo había abusado, ya que la follada podía considerarse una violación, sino que encima me iba a castigar.

¿Que había hecho yo para merecer esto? Me preguntaba.

Llego la tarde de ese maldito día. El mismo Fernando me saco del establo y me llevo cerca de la casa. Me ato de las riendas a una cadena que colgaba de una gruesa rama de un árbol.

Me enseño un látigo largo de cuero trenzado. Comenzó con latigazos no muy fuertes, pero si que picaban, fue incrementando la fuerza. Cada vez más fuerte, lo mismo que mis gritos. Los aplico por todo mi cuerpo, algunas veces el látigo se enroscaba y recibía el golpe tanto por delante que por detrás. Me di cuenta que dejaba pasar un tiempo entre una tanda y otra como para que me recuperara un poco.

El dolor se me hizo insoportable y debí perder el conocimiento. Sentí que mi cuerpo se agitaba y me chorreaba, me había despertado con un cubo de helada agua.

De nuevo sentí el látigo en mi cuerpo, ya no pude más y le suplique que parara el castigo que no volvería a hablar, chille, roge, pero el seguía. Me dolía todo el cuerpo. Las piernas se me doblaban pero no caí por estar enganchada a la cadena. El cuello me tiraba increíblemente.

Calle, al poco ya ni si quiera gemía, no tenía fuerzas. Mi silencio le fue aplacando y dio por terminado el castigo. Se me acerco.

-A ver si has aprendido la lección sino habrá que repetirlo.

Dicho esto se marchó.

Sonia llevaba un buen rato llorando en silencio y Lorena me susurro al oído:

-Esto no es nada comparado con lo que puede hacer, se buena, por favor.

Me desato y caí al suelo. Trate de incorporarme pero no me sostenía de pie. Me ayudo a caminar hasta que llegamos a la cuadra y me tumbe en la paja.

Froto todo mi cuerpo con una pomada, para las heridas, me dijo. Antes de se marchara note cierto alivio en la piel. Dejo dos tubos abiertos de la crema.

-Perra –dijo a Sara- ponle cuatro o cinco veces la pomada durante la noche, procura agotar agotarla. Se sentirá mejor.

Antes de marcharse me dio agua con una botella, la lleno de nuevo y nos la dejo. Yo sola no podía beber de ella, pero Sara, al juntar las manos, podría darme de beber.

Me dolía todo, no puede dormir y Sara ni lo intento. Se pasó toda la noche abrazándome y cuidándome.

Tarde tres días en estar en medianamente en condiciones y poder reanudar el entrenamiento. Pasaron varios días hasta que me encontré en condiciones normales., según me dijo Lorena fueron diez días.

-Por suerte para ti, mi hermano se marchó de viaje.

Esa era la razón por la que no le vi desde el día del castigo.

-Bueno ¿Cómo te encuentras? –me pregunto-

-Bien, casi recuperada del todo –respondí-

-Me alegro –dijo- Ten cuidado con mi hermano ya sabes de lo que es capaz.

-¿Te puedo pedir un favor? –me atreví a preguntarle-

-Di y veremos.

A ver si el loco era Fernando y no Lorena.

-La perra es tuya, ¿verdad?

-Sí, sola mía.

-¿Le puedes quitar la anilla? ella también ha aprendido la lección.

-No sé, lo pensare. Ahora vamos a entrenar.

Pasamos la mañana como todas las mañanas. Volvimos al granero y marcho a por la comida.

Nos llenó los cuencos y salió de mi cubículo. Sara estaba en el suyo.

Antes de que terminara de comer, oí que me alguien me preguntaba.

-¿Puedo pasar?

Me gire y allí estaba Sara, sin la anilla bucal y por primera vez desde el cautiverio pude oír su voz.

Fui junto a ella y con la necesidad de besarla. También nuestro primer beso, ya que lo anterior no se podía llamar así.

Fue maravilloso aunque no podíamos abrazarnos nos apretamos todo lo que pudimos y al final la apoye contra la pared. Necesitaba sentirla.

Hablamos toda la tarde de muchas cosas, a Lorena solo la vimos cuando nos trajo la cena. Esa fue la mejor noche desde mi secuestro, no solo por el sexo más normal que pudimos tener, si no por el placer de la compañía y de la charla.

Sara no lo dijo claramente pero me pareció entender que decía que estaba enamorada de mí, me encanto la situación aunque solo fuera cosa de mi mente. Estaba feliz

Algunos días después, estando con los ejercicios, apareció Fernando. Verle y comenzar a temblar fue todo uno. Tenía miedo, sabia de lo que era capaz.

Ni siquiera saludo a su hermana, solo se quedó mirando lo que estábamos haciendo.

Llego la hora de finalizar y Lorena me llevo a la zona de baño. Fernando nos acompañó. Iba a comenzar a usar la manguera cuando Fernando le hizo parar. Cogió las riendas y me llevo a una zona que estaba con césped.

Inicio un manoseo que no se si pretendía ser algo parecido a caricias. Tocó especialmente mis pechos, nalgas y sexo. Cuando le pareció me obligó arrodillarme.

-Trae a la perra –grito-

Lorena inmediatamente inicio el camino. Al llegar, Fer, le dijo algo en voz baja. Acerco a Sara hasta ponerla junto a mi culo. La agarro del pelo y pegándola a mis carnes, ordenó:

-Lame a la yegua.

La pobre Sara inicio a pasar la lengua. La note desganada., no deseaba hacerlo pero sabía a lo que se exponía si no obedecía.

Fernando se puso frente a mí y al rato de mirarnos llamo a su hermana. Al mismo tiempo se sacó el pene, aquel buen y grande pene que tanto placer me había dado en otros tiempos.

Lo que presencie me dejo alucinada. Lorena se arrodillo y sin más se metió la polla de su hermano en la boca. Le mamo hasta que se le puso dura. Joder estaban liados los dos hermanitos, no me lo podía creer.

Los esfuerzos de Sara dieron su fruto y comencé a humedecer. No estaba muy mojada pero mi cuerpo reaccionabacomo era de esperar.

Vi cómo se separaba de Lorena y se me acercaba. Supuse que me tocaba chupársela, pero no, paso de largo. Luego oí un chillido de Sara, el bruto la había apartado de una patada.

Sin mediar una palabra me metió el pene de un solo golpe, me dolió porque llego al fondo. En el inicio fue despacio pero no tardo en aumentar la velocidad.  Lorena me agarro del pelo y llevo mi boca a su coño y se lo lamí

El carbón de Fernando sabía cómo debía follarme y no tarde mucho en correrme. Lorena tardo un poco más pero él no lo hizo.

Mojo un dedo en mi sexo y lo metió en mi ano. Varias veces me propuso follarme el culo pero yo siempre me había negado, así que imagine que ahora lo iba a hacer. Estaba muy nerviosa.

Metía y sacaba el dedo, volvió a mojarlo pero esta vez introdujo dos dedos, sentí molestias pero luego mi ano se acomodó y todo parecía que iba bien, incluso comencé a relajarme un poco.

Saco los dedos y note como separaba las nalgas y apoyo el glande en el ano. Se quedó así unos segundos. Estaba segura que me iba a doler y me tense.

Fernando comenzó a empujar, despacio. Fue entrando lentamente, dolía pero era soportable y en un momento dado le oí decir:

-Ya tienes la cabeza dentro.

Bueno, pensé, si ya ha entrado no ha sido tan malo. Craso error.

Comenzó el bombeo abriéndose camino en mi recto y me dolió, vaya que me dolió.  Luego se movió rápidamente y eso síque me hizo sentir que me partía en dos. Lloraba, gritaba, suplicaba que parase pero no servía de nada. El desgraciado de Fernando cada vez me follaba el culo con más fuerza. De vez en cuando paraba unos segundos volvía con renacidas fuerzas a partirme en dos.

A pesar del dolor sentí algo caliente dentro de mí, se estaba corriendo. Frenó un poco en sus envestidas hasta que al final se paró. Me saco la polla y yo caí de bruces al suelo, no dejaba de llorar y deseando consolarme del dolor acariciando mi culo pero no podía.

Vi como agarraba del pelo a Sara y acercándola a su pene le dijo.

-Puta perra límpiame la verga.

No teniendo otra opción, Sara, se la metió en la boca haciendo lo que le había mandado.

Cuando le pareció me puso en pie.

-Tú –me dijo- camina para la cuadra y Lorena lleva también a la perra.

Comencé a caminar pero a dos pasos caí al suelo. No podía sostenerme por el dolor de mi ano, bueno creo que me dolía todo el cuerpo. Me incorporo y me dio varios azotes en las nalgas al grito de como vuelvas a caer te vas a enterar.

Caminaba despacio, no podía ir más deprisa, Fernando se sonreía. No me caí por fortuna, pero la fusta si la sentí en mi espalda por lo despacio que iba.

Nos dejaron en nuestros cubículos. Al rato Lorena nos trajo la cena y agua. Yo no había parado de llorar desde que llegamos.  Sara vino y me consoló. Su compañía me ayudo. Lo que me había hecho el desgraciado de mi exnovio era brutal.

Me hizo beber y luego me obligo a comer algo, aunque yo solo tenía ganas de morirme y que terminara de una vez aquella pesadilla. Debí resultar muy mala compañía para Sara, solo me quejaba.

Los dolores que padecía hacían que de vez en cuando diera pequeños botes sobre la paja. Observe la cara angustiada de Sara. Estaba sufriendo de verme así. Trato de acariciar mis nalgas pero no consiguió nada.

-¿Quieres que te lama el ano? –Me dijo- Quizás te alivie un poco.

-No sé, haz lo que quieras.

Se acercó y con una suavidad increíble fue lamiendo y humedeciendo la zona, note un poco de alivio aunque no sé si era físico o psicológico al sentirme tan consolada.

Me fui calmando, y deje de llorar. No sé cuánto rato la buena de Sara me estuvo lamiendo pero no lo dejo hasta que se lo indique.

Se acostó a mi lado. Le di las gracias. Me había hecho mucho bien mental tenerla al lado.

-Estrella –me dijo- te quiero.

-Sara por favor –comencé a decir-

-Calla, déjame que siga –me corto- es que te quiero como amiga y en cierta forma te amo. Puede ser por la situación que vivimos pero cada vez te aprecio más, quizás termine enamorándome de ti no lo sé, pero te necesito a mi lado.

-Eso también me pasa a mí -respondí- preciso que estés junto a mí para seguir adelante. En los ejercicios me esfuerzo para ver la cara que pones cuando logro un avance es muy gratificante y  yo sí creo que me estoy enamorando.

Se acercó todo lo que pudo y nos besamos apasionadamente. El mejor beso de mi vida, ni siquiera en los mejores tiempos con Fernando y mira que estaba enamorada de él.

No dejo pasar ni un día para que me recuperara y al siguiente continuamos con la rutina habitual de ejercicios, entrenamientos y casi todos Fernando me usaba sexualmente de alguna forma pero por fortuna no se repitió la enculada. Ojala se  olvidara de ello. Sara seguía con su vida de mascota y complaciendo a su ama.

Una mañana, tras el descanso, mi ex cogió las riendas y me llevo aun lateral de la casa, me temí lo peor, ya que íbamos derechos al lugar donde fui violada tan salvajemente. Pasamos de largo por suerte. Al girar la esquina de la casa vi una especie de carro, pequeño, para una o dos personas. Tenía el asiento encima de las ruedas y dos varas apoyadas en el suelo. Al poco se nos unieron Lorena y la perra.

Fer hizo que me pusiera entre las dos varas y comencé a entender lo que pretendía. Lorena se acercó y entre los dos levantaron los ejes y me sujetaron mis muñecas a  unos mosquetones que colgaban de sendas anillas.

-De rodillas –oí que me ordenaba Fernando-

Obedecí rápidamente, sabia como se las gastaba si se enfadaba. Luego se subió al carricoque y me ordeno que me pusiera de pie. Me costó trabajo. Lorena le dio mis riendas.

-Arreeeeeeeee –me dijo-

No me lo podía creer, pero cuando sentí el primer fustazo en mis nalgas comencé a caminar. De vez en cuando me daba con la fusta pero no fuerte.

Rápidamente cogí el aire a lo que deseaba. Si tiraba de las riendas a derecha o izquierda era para que yo gira hacia el lado correspondiente. Si tiraba de ambas al tiempo era para que parara pero eso era fácil entenderlo ya que lo acompañaba con un sonoro ¡Soooo!. Cuando sentía las riendas en mi espalda era para que iniciara la marcha.

Tire del carro hasta que se hizo la hora de comer. Fuimos al sitio de donde habíamos partido.  Me desengancho del carro y me ato a una anilla que había en la pared.

Fueron a comer los hermanos acompañados por la perra. Yo no comí y permanecí atada.

Al rato salieron. Fer me desato y me dijo:

-Te voy a follar el culo.

Me aterrorice recordando lo que fue la vez anterior.

-Te vas a comportar, si no te atare y  probaras el látigo de colas. Arrodíllate.

Tenía tanto miedo que de forma automática obedecí, aunque deseaba huir de allí. Note como Sara, mi Sara, se acercó a mi retaguardia.

-Mójale el culo –dijo Lorena-

Lamio todo mi ano, metía la lengua y debió quedarse sin saliva, como se esforzó, pobre Sara. Sabiendo que no podía hacer para evitarlo, yo trate de relajarme y rogando que se terminara pronto.

Tenía la cabeza girada tratando de ver a Sara, de repente Fernando le dio un puntapié.

-Aparta perra –le dijo-

Se puso detrás de mí, primero metió un dedo, luego dos. Mi sexo estaba seco. Me daba azotes flojos. Temblaba recordando el dolor sufrido la otra vez que me follo el culo.

Note como con una mano abría mis nalgas y como apoyo la punta de la verga en mi ano. Sentí un escalofrió, mientras que yo me repetía una y otra vez relájate, relájate.

Comenzó a empujar y comenzó a dolerme. Poco a poco fue entrando, la verdad me dolía pero menos que la otra vez. Inicio con el mete saca, pero no muy fuerte.

Quería que se saliera de mí, quería salir corriendo para acabar con la enculada, pero aguanté, aun hoy me pregunto si fue por miedo o por querer demostrar algo a la pareja de hermanos.

No sé cuánto tiempo estuvo dándome por el culo, pero fue mucho, al final ya no me dolía, pero tampoco sentía nada, no me excitaba y mi sexo seguía seco o casi seco.

Por fin se salió de mi cuerpo y me tiro al suelo.

Llamo a su hermana y le dijo:

-Ponte de rodillas que quiero correrme en tu coño.

Sin un gesto ni protesta, Lorena se arrodillo, ocupando mi lugar. Fer le envistió el coño.

-Pero que puta eres hermanita, estás completamente mojada.

La folló un rato, aumentando la velocidad, ella jadeaba y gemía.

Al poco se corrieron, primero Lorena y Fernando poco después dentro de su vagina.

-Me voy a descansar un rato –anuncio mi ex novio- Llévalas a la cuadra y abrévalas.

Cuando nos quedamos solas Sara no tardo en preguntarme:

-¿Cómo estas, amor?

La primera vez que me decía amor. Sentí cosas en mi interior y no eran sexuales. ¿Estaría enamorada de Sara? Y no lo sabía.

-Bien, no ha sido tan doloroso como la otra vez.

-Estrella.

-Dime, Sara –conteste-

-Te amo –dijo con voz entrecortada-estoy enamorada de ti.

Me arrime todo lo que podía a ella y con lágrimas en los ojos. Estaba conmovida. No dije nada, no hacía falta.

-Lo sospechaba, pero esta tarde cuando te he visto cómo te ponías de rodillas para tu sacrificio he tenido la certeza.

-Por eso te has esforzado tanto, gracias.

Se quedó callada. Yo estaba con mariposas en la tripa. Se disiparon mis dudas.

-Yo también te quiero. Aunque solo sea para nosotras, somos novias.

Se giró y busco mi boca. Nos besamos con pasión. No fue como las otras veces. Fue genial, maravilloso.

Oímos como se abría la puerta al abrirse. Nos pusimos a comer para disimular. Escuchamos ruidos en el otro cubículo.

Al poco Fer paso a vernos. Se acercó a mí y con su potente voz me dijo:

-Cuando estés en el establo te voy a soltar las manos quiero que las puedas mover y no se atrofien.

Dicho y hecho, me soltó las manos y se marchó del establo.

Lo primero que hice fue soltar las correas de Sara, por lo menos podíamos comer con las manos y no como animales.

Mientras que comíamos se oyeron  gemidos. Otra pobre desgraciada, pensé. Terminamos de cenar y llenas de curiosidad fuimos a ver lo que pasaba en el otro establo. Nos encontramos con una gran sorpresa.

Lorena estaba allí. De pie, con el cuello estirado porque tenía una cadena que la sujetaba a una anilla.Desnuda, solo con correajes similares a los míos y una anilla en su boca.

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