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Judith

en Dominación

Lo primero  que debo decir es que de siempre me han gustado las mujeres, aunque también he tenido relaciones con chicos. Tengo 33 años, morena, un pelín alta sobre la media lo que me procura una figura estilizada.

Mi actual relación sentimental comenzó de forma casual y de juego. Solía entrar en un  chat eróticos para pasar el rato, nunca espere encontrar ni siquiera un encuentro pasajero.

Una noche me hizo un privado quien decía ser una chica que como Nick usaba del de Judith. No me fiaba lo mas mínimo ya que es conocido que muchos chicos se hacen pasar por chicas.

Me conto que ella heterosexual, que tenía novio y que tenían prevista la boda para el próximo año. Que entro por curiosidad ya que el tema le llamo la atención aunque no era sumisa y bueno ya sabéis, bla, bla, bla. No me creí nada de nada, pero si pase un rato agradable.

En noches sucesivas coincidimos y lo cierto era verdad lo que decía ya que siempre era coherente con lo que me había contado anteriormente o muy buen actor. Me dijo donde vivía, una ciudad a 400 kms de la mía. Lo que desinflo cualquier opción de conocernos personalmente.

Para no aburrir diré que así estuvimos como un año. Lo prolongue tanto porque me demostró que era mujer cuando sin pedírselo me puso la cam hecho al que yo también correspondí poniéndole la mía. Por lo menos si hablaba con una chica. Las conversaciones, aparte de algunos detalles personales como los preparativos de su boda, giraron siempre entorno a la sumisión. Cogimos mucha confianza y en algunas ocasiones juagamos a ama-esclava y  mantuvimos sexo virtual.

Por motivos de trabajo me surgió un viaje a una localidad a unos 15 kms de donde vivía Judith. Se lo comente y se mostró entusiasmada en que nos viéramos de verdad.Quedaba un mes para que se casara y según decía desde ese momento seria fiel a su esposo e incluso terminaríamos nuestras “relaciones” virtuales.

Solicite el hotel en su ciudad, total por 15 kms, podía perfectamente alquilar un auto para trasladarme.

Quede con la chica a primera hora, antes de ir a mi trabajo, en la cafetería del propio hotel. Cuando baje de mi habitación la vi en la recepción. Se había arreglado un poco para agradarme, sin excesos, sabia como me gustaba. Me pareció que seguía en el papel de sumisa.

Nos dimos un abrazo y un casto beso en la mejilla. Pasamos a la cafetería y tomamos unos cafés y hablamos un buen rato. Se aproximaba la hora en que tenía que partir y decidí hacer una prueba.

-Judith –le dije- quiero que vallas al cuarto de baño y me esperes.

Se puso colorada y su cara era un poema, pero obedeció, Me quede pagando la cuenta. Me demore un poco más de lo necesario en ir al aseo.

Cuando entre estaba mirándose en el espejo. Sin decir nada la cogí de la mano y nos metimos en una de las cabinas. Nada más entrar la bese en la boca, no opuso resistencia pero tampoco colaboraba, los abría los labios. Insistí. Poco a poco fue cediendo hasta que me ofreció su boca abierta. No dude en meterle la lengua todo lo que pude, se dejó hacer un poco pero enseguida correspondió.

Me separe unos segundos y nos quedamos mirándonos. Sus ojos decían cosas o yo pensé que las decían. Estaba vencida. Volví a besarla. Judith participo activamente desde el inicio. Lo repetimos dos o tres veces más.

Salimos del aseo y nos despedimos en la puerta del hotel.

-Te espero a las cinco de la tarde en mi habitación –fue mi despedida-

Me marche a trabajar. No estaba segura de que acudiera a la cita de la tarde por todas las cosas que habíamos hablado. Era hetero, no había tenido relaciones con otras mujeres, etc. etc. A favor solo tenía dos cosas el tiempo de relación virtual y que con los besos no salió corriendo. Veríamos.

El día pasó lentamente. Tenía prisa por que llegara la hora de la cita, si no venía no perdería nada y si venia y solo teníamos esa tarde igual iniciaba a una heterosexual y me la llevaba a la cama.

¡Que pensamientos! No sabía si quería verla o no. Igual nos hacíamos daño, seguramente yo más a ella, pero quería gozar de ese cuerpo. No me reconocía.

Sobre las tres de la tarde volví al hotel. Me duche y me prepare para la visita. Me vestí con una camiseta roja de tirantes, una minifalda negra y medias también negras. Unos zapatos con un gran tacón de aguja. También me puse una ligera cazadora de cuero.

Unos diez minutos antes de la hora deje la puerta entreabierta. Me puse al final del corto pasillo de entrada donde estaba la puerta del baño, seria lo primero que viera cuando entrara.

Al rato llamaron de forma suave. Mire mi reloj eran las cinco empunto.

-Pasa y cierra la puerta –dije-

Así lo hizo. En cuanto me vio se quedó parada, mirándome. Le deje unos segundos.

-¿Te vas a quedar toda la tarde mirándome?

-No –susurro-

Pero siguió parada.

-Judith –comencé a decir-

-Voy Ama –me corto-

¡Joder! No esperaba esa respuesta. Había pensado en un polvo tranquilo pero parecía que no lo iba a ser.

Se quedó junto a mí. Esperando, así que pase al ataque.

-¿Qué es lo primero que hace mi sumisa cuando me ve?

-Perdón Ama.

Se arrodillo inmediatamente y besó mis pies.

Fui a sentarme en la cama, dejándola arrodillada.

Me tome mi tiempo hasta que la llame para que se acercara. Vino a cuatro patas como una perra. Quizás era una autentica perra y ninguna lo sabíamos.

Le ofrecí uno de mis zapatos.  Comenzó a pasar la lengua sobre la piel. Sentí como un escalofrió, era como si lamiese mi piel. Tenía sentimientos encontrados. Era la primera vez que “dominaba” a una mujer, salvo los juegos por cam y me estaba gustando.

Retire el pie y Judith se quedo mirando mis pies. La agarre del mentón y subí cabeza. La bese y ella correspondió. Fue un beso impetuoso, nos entregamos.

-Desnúdate para tu Ama –le ordene-

Lentamente se puso de pie. Primero se quitó la blusa, luego los zapatos y a continuación los vaqueros ajustados que llevaba. Se quedó en ropa interior. Parecía dudar y antes de que pensara y se arrepintiera, le cogí por las mejillas, se las apreté un poco y le di un dulce beso.

-Me has desobedecido.

-Sí.

-Eso merece un castigo –le dije mientras que la acariciaba-

-Lo se Ama –respondió- solo espero que seas compresiva.

-Termina de desnudarte.

Volví a sentarme en la cama. Con lentitud se desabrocho el sujetador, luego con una rapidez que no esperaba se quito las braguitas y con las manos se tapo los senos y su sexo. Despacio fue bajando el brazo de su pecho, la chica estaba colorada como un tomate.

Decidí darle un respiro. Tenía los pezones duros, asomaban sobre su aureola rosada. Se los bese. Oí como suspiraba. Le retire la mano que cubría su sexo y me apreté contra ella. Aprovecho para besarme, el primer beso que me daba ella.

-Perdón Ama ha sido un impulso –me susurro-

Yo le apreté el culo. Era duro y firme.

-Túmbate en la cama y pon las manos debajo de la cabeza.

No dijo nada, obedeció.

-Abre las piernas.

Cuando lo hizo, le ordene que subiera las rodillas. Así quedo expuesta ante mi mirada. El vello púbico lo tenía recortado pero no rasurado del todo.

-Ahora perra –vi cómo se estremecía al oírme- quiero que te separes los labios vaginales y me enseñes tu vagina abierta.

Lo hizo con cierta timidez.

-Abre tu sexo más.

Me acerque y pase un dedo por los bordes. Dio un respingo. Estaba húmeda. Le metí un dedo que entro con toda facilidad. Suspiro al sentirlo. Lo saque y se lo lleve a la boca.

No necesite decirle nada, sabía lo que deseaba y comenzó a lamerlo.

-Estas caliente como una perra en celo.

Volvió a estremecerse. Le introduje dos dedos en la vagina y comencé un suave mete saca de dedos. Suspiraba y su cara indicaba que le gustaba, al poco comenzó a gemir. Aumente el ritmo de mis dedos y al mismo tiempo fui masturbando su clítoris. No tardo nada en estar a punto de correrse. Pare en seco mis movimientos. No quería que llegara tan pronto.

-Tienes que ganarte el orgasmo.

-Como digas Ama –dijo haciendo una mueca por la decepción recibida-

-Desnúdame –le ordene-

Lo hizo lentamente, cuando quede en ropa interior le acaricie el pelo y la cara.

-El sujetador.

Lo desabrocho y lo deje caer. Se quedó mirándome los pechos.

-¿Quieres tocarlos? –le pregunte-

Hizo un leve movimiento de cabeza como afirmación.

-Tócalos –orden con la voz más dura que puede poner-

Me encanto cuando su mano temblorosa me acaricio los senos. Parecía que tenía miedo a que se rompieran. Los acaricio un rato. Mis pezones estaban duros.

-Bésalos –intuía que era lo que deseaba, pero no se atrevía-

No dudo, me lleno de besos los pechos y note como mi vagina se aceleraba. Cogí una de sus manos y la lleve a mi trasero. Comenzó a acariciarlo pero pronto se convirtió en un buen “sobo” de nalgas. Me fue bajando las bragas para abarcar más carne.

Su boca fue bajando hacia mi vientre. La punta de la lengua me provocaba escalofríos. Llego a los muslos, los beso con pasión pero con cuidado de no aproximarse a mi sexo.

La incorpore y besándola la lleve a la cama sentándome mientras que Judith permanecía de pie.

-Sigue con lo que estabas haciendo.

Reinicio sus cálidas caricias desde el cuello hasta que llego a los muslos. Me abrí de piernas ofreciéndole mi coño. Entendió lo que deseaba. Mientras que seguía besándome el vientre y las piernas, note sus dedos jugando en las cercanías de mis labios vaginales. Quise gritarle que me los metiera de una vez ya que estaba super excitada, pero me contuve, no quería provocar  un episodio de rechazo ni por ella ni por mí.

Poco a poco fue acercándose. Su timidez me puso muy cachonda. La verdad era que se estaba comportando, aunque fuera algo lenta. Por fin sentí los dedos en donde yo deseaba. Le acaricie el pelo.

-Muy bien –dije- sigue no dejes de darme placer.

-Para eso está una sumisa ¿verdad Ama?

-Si –conteste lo más fuerte que pude-

-Por favor guíame –me rogo-

-No hace falta, imagínate que es tu vagina y haz lo que tú misma te harías.

De forma suave comenzó a jugar con los labios vaginales, rozando de vez en cuando el clítoris. Fue cogiendo confianza con mis suspiros y sus dedos se activaron pero seguía siendo lento el proceso. Ya no pude aguantar más.

-Mete dos dedos y fóllame –le grite-

Dio un respingo asustada pero obedeció rápidamente. Me tumbe en la cama, no dejaba de moverme, al rato note que me venía. Comencé con pequeñas convulsiones que fueron en aumento y me corrí como hacía tiempo que no lo hacía.

Una vez recuperada, la agarre del pelo y la subí a la cama junto a mí. Me gire para ponerme encima de ella y la bese fuerte, duro, incluso con cierta violencia. Era como si tomara posesión de mi sumisa.

Me senté en el borde de la cama y la hice señas para que me acompañara.

-Tenemos un castigo pendiente –le dije—

-Lo sé –contesto-

-Túmbate boca abajo sobre mis rodillas.

Colocada en posición inicie una tanda de suaves azotes en sus nalgas. No se quejó. Luego le acaricie la espalda, se estremecía. Antes de iniciar otra tanda de azotes, pase los dedos por su sexo, estaba más mojada de lo que esperaba por lo que, empape la  mamo contraria. Le lleve los dedos a la boca para que los chupara. Empecé a palmearle el culo, esta vez más fuerte y no paré hasta que se lo puse bien rojo. Esta vez sí se quejó.

Sin decir nada le metí dos dedos en la vagina y comencé con el viejo mete saca. Pude notar como cada vez se mojaba más. Me ti otro dedo.

-Diossssss –oí que decía-

Al rato le tocaba el clítoris en círculos y la follaba con los tres dedos. Se corrió entre gemidos y gritos. Fue bastante fuerte.

Espere a que se recuperara para el siguiente paso.

-Has disfrutado como una perra.

-Si Ama, gracias.

-Ahora me toca a mí.

-Dime lo  que quieres y lo hare.

-Quiero que me lamas la vagina y el clítoris.

Se puso roja, me dio la sensación de que no iba a poder.

Comenzó a besarme por el cuello, las orejas, la boca, se entretuvo en ello. Luego fue bajando hacia mis pechos. Me encantaba sentir su lengua en ellos y en los pezones. Las manos no dejaban de acariciarme por donde podía.

Fue bajando, llego al vientre y siguió bajando. Me lamio las ingles. Noto perfectamente el olor que emanaba de mi sexo y vio como estaba de flujo, pero paso y siguió por los muslos. Tenía dudas de que lo hiciera, pero estaba decidida a obligarla.

Volvió a subir y sentí como un calambre cuando sus dedos tocaron y separaron mis labios vaginales. Lo iba a hacer, pensé. Yo estaba en la gloria.

Estaba muy activa pero no llegaba a mi clítoris ni a lamerme.  La mire y estaba observándome, con ojos de codera. No se si era lo que ella pedia pero lo hice. La agarre del pelo y lleve su cara a mi coño.

Mano de santo. Me lamio como una loca, iba muy deprisa.

-Más despacio –le dije, mientras que separaba su cabeza-

Obedeció y yo trataba de controlarme para aguantar lo máximo. En un momento dado la subí y puse su sexo a la altura de mi boca. Nos enfrascamos en un 69 que resultó magnifico.

Me corrí en su boca, lamio todos mis jugos. Yo deje de comerla pero no se aparto de mi cara. En cuanto pude seguí con mi labor hasta que se corrió.

Se dio la vuelta y quedo acostada junto a mí. Me beso.

-Gracias Ama –me dijo en un susurro y nos quedamos un rato dormidas.

Llego la hora de la despedida. Por la mañana yo iba a mis cosas de trabajo y desde allí volvía a casa y no nos veríamos. Quedamos en charlar por la noche en el chat.

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