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El lado sexy de la Arquitectura 10

en Lésbicos

- Bueno, ahora sí, hablemos, ¿qué pasa?- preguntó Volterra mientras Emma tomaba sus cosas para salir del Estudio a plenas once de la mañana.

 

- Voy de salida- dijo, agregando un “can’t you tell?” o quizás un “and you wanna talk right now?”.

 

- ¿Vas a…?

 

- A “Mood”, Alec, no estoy huyendo, sabes…tomo mi trabajo bastante en serio…y algo en mí se muere cada vez que Segrate me lleva la contraria sólo porque no es él el encargado del proyecto

 

- ¿Qué es lo que pasa entre él y tú? Yo sé que nunca se han llevado bien, pero de un tiempo acá, es como…Terza Guerra Mondiale

 

- Segrate está resentido porque no me he querido acostar con él- rió, Volterra también, pero tenía que preguntar.

 

- No estoy insinuando nada, no me lo tomes a mal, pero quizás sería bueno que te distraigas un poco del trabajo…

 

- No, no insinúas nada, sólo que me acueste con Segrate, con mi némesis- rió Emma, divertida por lo entrometido que podía ser Volterra a veces, que digo a veces; todo el tiempo.

 

- Emma, suena raro pero eres como mi hija, que por una extraña razón es mi socia también- dijo, haciendo una expresión bastante rara y graciosa con sus cejas y sus ojos. – Pero un poco de amor en tu vida nunca te viene mal

 

- Alec, I’m seeing someone already

 

- Al fin, un afortunado- bromeó Volterra, dándole unas palmadas suaves a Emma en la espalda.

 

Emma sólo supo sonreír, pues sí, había una afortunada, o dos; ella, Sophia o las dos: Egocéntrica pero no lo suficiente para caerme mal. Salió de “RockPlaza I” justo para encender el último cigarrillo rojo que le quedaba y se perdió entre aquel humo, que de alguna manera la hacía sonreír. “¿Sophia cortando madera? How sexy is that?”. “Mood” era para Emma como para mí alguna vez fue “Disneyland”, pure fun; yo me metía a toda rollercoaster, Emma tocaba cada tela y compraba cantidades perfectas, aunque esta vez, Emma hit the jackpot con una Navy Solid Velvet que era perfecto para las sillas del comedor de la casa de los Hatcher.

 

- Nate, ¿se te antoja un poco de Cipriani ahora en la noche?- dijo Emma al teléfono mientras guardaba sus compras en la bodega de Volterra.

 

- Amor, qué cambio más radical…les avisaré que en el Cipriani, Harry, ¿verdad?

 

- Sí…por cierto, ¿dónde estás?

 

- Estoy en el mejor de los lugares- rió.

 

- Saludos a Phillip entonces, buen provecho. Ahora a las siete, besos, ciao- se despidió, creyendo ciegamente que era con Phillip con quien estaba, aunque estaba con Sophia, quien se probaba en ese preciso instante un “Maison Close Suite Fatale” en “La Petite Coquette”, de espalda abierta, con push-up incluído, muy corto y que intoxicaba la atmósfera con sensualidad al estar en Sophia.

 

- ¿Tú crees que le guste?- preguntó Sophia, subiéndose a un par de tacones para ver cómo le quedaría en realidad.

 

- Revisemos parte por parte, ¿te parece?

 

- Tú dirás…aunque me da pena estar aquí vestida así

 

- Tranquila, no eres primera mujer que veo así- rió, acordándose de ella y Emma probándose infinidad de cosas por diversión en ese mismo probador. – Plus, debo decir que tienes un cuerpo envidiable…pero el de Phillip me  gusta más, sin ofender- sonrió, aplaudiendo y poniéndose de pie para ponerse atrás de Sophia, quien ya estaba frente a un espejo.

 

- Non taken- rió, porque de alguna manera se había escuchado como si Emma le estuviera haciendo burla.

 

- Primero: Emma adora animal prints, en ese caso estamos más que bien- pues era de leopardo, bastante sensual a decir verdad. – Segundo: ¡Ah! Tienes que arreglarte aquí- dijo, metiendo sus manos por entre los brazos de Sophia y agarrando sus senos  para empujarlos hacia arriba, para luego meter sus manos entre las copas y los senos de Sophia, sólo para resaltar más su busto, pero Sophia se sintió un tanto violada, aunque divertida porque Natasha era simplemente…al grano. – Bien, ahora se ve mejor. Asegúrate que te quede así, que no se vea como si va a explotar, pero que se vea que tienes algo bastante jugoso ahí, porque sí lo tienes. Ass looks great, boobs, too…sólo tenemos que comprarte unos Stilettos que no maten tus pies y que le gusten a Emma…y estás ready to go- y le dio una nalgada por diversión, fue que siguió entendiendo, so-la-la, la relación entre Emma y Natasha; era graciosa nada más.- Por último, el consejo más sabio…intenta usar su mismo acento, le fascina que le hablen en acento británico- y fue cuando Sophia realmente se dio cuenta que Emma realmente hablaba con acento británico; por eso era tan sensual cuando hablaba.

 

Sophia se vistió de nuevo, pero sin Natasha; hago la aclaración, mientras Natasha pagaba por lo que, en teoría, Sophia debía pagar, pero a Natasha le gustaba ayudar y, cuando vio esa oportunidad, ni loca la dejaba ir, era algo que tenía en común con Phillip, les gustaba ayudar a las personas; más que todo a sus amigos, y Emma nunca necesitaba ayuda, por eso era tan placentero ayudar ahora en algo que tuviera que ver con Emma, más si se trataba de amor.

 

- Qué prefieres: ¿Peep toe or closed toe? ¿d’Orsay?

 

- Primero voy a pagar y luego te respondo- rió Sophia, sacando su tarjeta de crédito de su cartera.

 

- Cortesía de la casa, amor, ahora respóndeme- dijo Natasha, alcanzándole la bolsa con la caja en la que se encontraba el regalo de Emma.

 

- Tú y Emma son iguales, Dios- se quejó. – No sé, ¿qué me recomiendas tú?

 

- Vamos a que los veas todos, todos los que pueden ayudarte a verte…apetecible- sonrió Natasha.

 

Emma, a unas cuantas calles de ahí y de a donde se dirigían, afinaba los últimos detalles de la cocina de Meryl que, según su asistente, debía ser todo de mármol o de granito; easy job, pues contrataría a Trevor, el de Soapstone, por un precio bastante bajo y por buena calidad.

Sophia, por el otro lado, entre su distracción, se dio cuenta que Emma no había llamado ni algo parecido, le dolió un poco pero Natasha, sabiendo leerla demasiado bien, le dijo que no se lo tomara personal, que eso sí era cuando estaba ocupada.

 

- Amor, ¿qué te trae por aquí?- gritó Oskar, aquel espécimen de Bergdorf Goodman, el mismo al que Emma había recurrido hacía unos cuantos días.

 

- Darling- dos besos al aire- necesito ayuda. Sophia, vístete para que nos pueda ayudar- Sophia se metió a la puerta a la que le señaló Natasha mientras aquel afroamericano, aquel ser humano, aquella mujer atrapada en el cuerpo de un hombre flacucho, la examinaba como si nunca la hubiera visto antes. – Necesitamos zapatos

 

- Amor, ¿Zapatos? Eso no me dice nada

 

- Ugh, Oskar, Stilettos, d’Orsay, Peep toe…anything you can come up with, but sexy

 

- ¿Quién es esa rubia que no sabe cómo vestirse?- rió Oskar, obviando a Natasha.

 

- Esa rubia, Darling, está aprendiendo a vestirse

 

- Oh, ¿es tu alumna?- volvió a reír, en aquella risa estrepitosa que daban ganas de matarlo.

 

- Es la sobrina de Volterra- y, aunque no era cierto, la cara de Oskar cambió.

 

- Sí, cierto, Emma vino con ella el sábado

 

- Sí, la estamos introduciendo al mundo NY-Chic- rió Natasha, haciendo que Oskar también se riera.

 

Sophia salió, volteando cuellos y derramando babas de los supuestamente heterosexuales que trabajaban ahí, provocando rumores entre las mujeres, provocándoles una sonrisa a Oskar y a Natasha.

 

- Tienen que ser negros- sollozó Oskar, con cierta emoción afeminada.

 

- ¿Qué tienen que ser negros?- preguntó Sophia, no entendiendo nada de lo que pasaba.

 

- Sophia, amor- dijo Oskar. – tus pies no pueden estar cubiertos de otro color que no sea negro, ahora, qué prefieres: ¿d’Orsay, slingback, peep toe, closed toe?- preguntó, haciendo la misma expresión que Natasha.

 

- Oskar, ¿qué dices de los cutout Gucci?

 

- No es lo suficientemente negro, es más café…tengo dos Valentino y dos Loubis que podrían funcionar- chasqueó sus dedos y mandó a que recogieran su orden a la bodega.

 

- No te dije mi talla- dijo Sophia, extrañada.

 

- Amor, qué bella- rió. – No necesito que me la digas, eres un siete y medio angosto, lo cual facilita la entrada a los Loubis como no tienes idea- dijo Oskar, emocionado. - ¿Qué has pensado hacer con tu cabello, amor? ¿Un moño? ¿Suelto?

 

- Creo que lo necesito recogido de alguna manera pero no es para ahora que lo necesito

 

- Duh, yo sé que no, pero para darte algún consejo, por si lo quieres- Oskar levantó su mano en aquella forma que a Natasha le molestaba, como si él fuera mejor que ellas.

 

- A Ponytail would be fine- murmuró Natasha, abrazando a Sophia por los hombros.

 

- Déjame ir a traer los pasos para que te lo hagas tú sola- Oskar se fue por un momento, dejando que al fin respirara Sophia.

 

- Puede ser un poco…annoying, pero es bueno, sólo es de tenerle paciencia y de dejarle saber que tú le pagas y que el obedece- sonaba algo arrogante pero la actitud no le molestaba a Sophia, al menos no para tratar a Oskar. – Aunque ahorita yo pago, así que siéntete en la libertad absoluta de decirle lo que quieras

 

- ¿Por qué nunca puedo pagar algo?- rió Sophia pero de enojo

 

- Porque no puedo dejar que gastes alrededor de mil dólares cuando a mí me hacen el 70% de descuento, luego me reembolsas si quieres, it’s not a must- guiñó su ojo de la misma forma que Emma.

 

Oskar llegó de nuevo con unas páginas recién impresas para Sophia, que se las entregó con una sonrisa falsa, pues no era obligación de ninguno agradarse mutuamente. Sonó una especie de timbre y Oskar habría una escotilla y sacó cuatro cajas de zapatos, alineándolas perfectamente en aquel banco, destapándolas para que Natasha sonriera y Sophia también, menos en el tercer par.

 

- ¿Por qué esa cara de asco?- se quejó Oskar, ofendiéndose.

 

- Esos tenía Emma puestos hoy, no pueden ser esos- dijo, enorgulleciendo a Natasha y a Oskar, más a Natasha, pues se había dado cuenta de lo que Emma llevaba puesto. Sólo les vio el precio por curiosidad y sintió cómo su corazón se detuvo, pensando en que probablemente pasaría una semana comiendo pan y tomando agua si se los comprara.

 

- Éste no, sería demasiado y no buscamos eso- murmuró Natasha, descartando los Valentino de encaje que tenía una laza exagerada.

 

- Muy bien, pero, si me preguntan a mí- dijo Oskar, dándose importancia. – creo que se te verían mejor los Loubis que los Valentino

 

- Pero son iguales- rezongó Sophia, causándole un ataque al corazón a Oskar.

 

- Amor, sólo pruébate los Loubis, se te verán mejor, porque necesitas algo de brillo, si te pones los Valentino, es un negro liso y apagado, no le harás a tu hombre tanta impresión, duh

 

Y sí, se subió a esos Valentino y se vio perfecta, tanto que Natasha silbó obscenamente para halagarla. Sophia se vistió de civil virginal de nuevo y se juntó con Natasha, que la esperaba con la bolsa de sus Christian Louboutin en el escritorio de Oskar.

 

- Ahora en la noche vamos a ir al Cipriani de la 5ta., ¿vienes?

 

- No lo sé, no quiero interrumpir, Emma me dijo que podía ir pero no sé, me siento como una intrusa

 

- No somos unos ogros, además, hay hombres también- dijo Natasha con una sonrisa, dándole a entender que había testosterona que regulaba tanto estrógeno y progesterona

 

- Está bien, está bien, ¿cómo hay que ir vestido? Es que Emma siempre me lleva a lugares que tienen código

 

- Permíteme un segundo- dijo, buscando su teléfono que sonaba al ritmo de “If you love it like I love it and you feel what I feel inside” – Mmm, mi amor- dijo, con aquella voz sensual y un tanto sexual, como si Phillip le estuviera tocando partes sensibles-¿Cómo estás?...estoy con Sophia en Bergdorf…no, mi amor, no estoy triste, ella vino a comprar, no yo…ahora en la noche tengo reunión con mis amigos…tú también me haces falta, mi amor…yo también te amo, te veo mañana, te amo…te amo más, un beso, ciao- y Natasha suspiró de amor y perdió su mirada en la foto de Phillip y ella que tenía de fondo de pantalla; abrazados de frente en el Brooklyn Bridge, Phillip dándole un beso en la frente con los ojos cerrados y ella, aferrada a él, viendo a la cámara y sonriendo con esa sonrisa blanca y perfecta…eran una hermosa pareja. – Sólo casual, así como ando yo- dijo Natasha, volviendo a lo que Sophia le había preguntado en un principio.

 

“¿Casual así como ando yo?” y Sophia se le quedó viendo a Natasha con ojos de incredulidad y cinismo; de pies a cabeza Natasha se veía espectacularmente hermosa y chic; unos Stiletto Versace que sabía que eran Versace porque los había visto en la página de Vogue que Emma había dejado abierta en su escritorio, camisa desmangada en tonos rojos, amarillos, negro y blanco, encima un cardigan rojo y un abrigo que no parecía nada como comprado en Macy’s, era como hecho a la medida y, para finalizar, aparte de pantalones de cuero negro, una Birking roja, mientras que ella, entre una “misconception” de pantalón gris y blusa manga larga blanca, con los Lanvin que había usado el sábado, un abrigo gris y un bolso Banana Republic…sí, una misconception.

 

- Ya verás que Emma se contenta rápido, llega sin pena, es a las siete, ya sabes dónde…ahora, tengo que irme, querida Sophia, ¿necesitas algo más?- preguntó Natasha, encendiendo otro cigarrillo.

 

- Sólo darte un abrazo de “muchas gracias”- respondió, con una sonrisa mientras agarraba las bolsas del auto.

 

Natasha le dio un abrazo y fue entonces cuando Sophia terminó, por fin, de entender por qué Emma y Natasha eran amigas, ambas se complementaban pero no deseaban nada de la otra, simplemente era lealtad y apoyo puros. Vio cómo Natasha se metía al auto y se iba por la 5ta. Avenida. Sophia subió al Estudio de nuevo para encontrar a Emma hablando a risas con el Ingeniero Pennington y sintió cómo la vida le regresaba, no había nada mejor que ver a Emma riendo y sonriendo de esa manera, hasta se veía más sexy, aunque enojada se veía atractiva también. Emma vio que Sophia entraba, sólo la volvió a ver y le sonrió mientras metía las bolsas en su casillero de la entrada. Se dirigió hacia la oficina sólo a recoger sus cosas para ir a su reunión con un cliente que no quería nada más que un escritorio, pensando en lo que Natasha le había dicho, resonándole aquel “…ever heard of phone sex?”. Salió de la oficina viendo de nuevo a Emma, todavía con el Ingeniero Pennington pero ahora revisando unos planos, aunque todavía muerta en risa. Sophia le sonrió y bajó su cabeza, mientras que Emma sólo le sonrió y no supo qué más hacer más que guiñarle el ojo, provocándole a Sophia una sonrisa aún más ancha.

 

- Amor, ¿dónde estás? ¿Todavía trabajando?- preguntó Natasha a Emma al nomás contestarle.

 

- Buenas tardes, Natasha, yo estoy muy bien, ¿y tú?- rió. Era como el mejor de los “mood-swings” pues se sentía demasiado bien, demasiado contenta desde que Pennington había acordado levantar la pared que quería en el lugar que quería.

 

- Jaja, Em, estoy de maravilla. ¿Qué haces?

 

- Masturbándome en la oficina- rió. Ah, le dieron mucha azúcar quizás.

 

- Muy graciosa- rió a carcajadas Natasha.

 

- Nate, no lo estoy haciendo pero ganas no me faltan

 

- Yo, hold a sec’- suspiró Natasha. – We’re talking ‘bout sex right now? How funny…te veo en tu apartamento en media hora, ¿crees que eso alcance para darle una visita fugaz a Phillip en la oficina?

 

- No te aproveches de mí- rió entre su bostezo. – Te veo ahí- colgó.

 

Sí, conversación confusa, lo sé.

 

- Buh, creí que no estabas- gritó Natasha en cuanto Emma abrió la puerta. – Tendrás un cepillo de dientes nuevo, ¿quizás?

 

- Natasha Roberts…- suspiró Emma.

 

- Vamos, Em, estuvo rico, no me juzgues…qué tú comes otras cosas- y ambas rieron mientras Emma cerraba la puerta. - ¿Cómo van las cosas con Sophia?

 

- No lo sé- rió, más nerviosa en realidad. – Ahora por la mañana estaba enojada y no puedo ni acordarme qué le dije o qué no le dije, no lo sé

 

- Ah, seguro no fue nada- sonrió, sabiendo que no había sido nada, pues Sophia estaba perfectamente enterada que a Emma se le pasaría. – Ahora, al grano, ¿dónde está ese cepillo de dientes?- Emma se lo alcanzó y vio a Natasha mientras se cepillaba los dientes; sí, “la visita” era sinónimo de: a) felación, b) cunnilingus, c) penetración fugaz, d) todas las anteriores, sí, ahora era quizás entre a) y c).

 

- Sabes, anoche estaba con Sophia…- comenzó a decir Emma, Natasha levantó la mirada y dejó de cepillarse los dientes por un momento, diciéndole con la mirada que continuara. – Estábamos en su cama, estábamos a punto de…bueno, tú sabes- Natasha emitió un sonido gutural de “no”. – Nate, vamos, tú sabes…- suspiró Emma, sabiendo que sí sabía. Natasha todavía se volvió a negar.

 

- No sé si te refieres a, y digo dos puntos: 1. Hacer el amor o 2. Tener sexo- dijo, con espuma en su boca y sacándose el cepillo y haciendo círculos con él.

 

- Pues no sé porque como que no llegamos ni al uno ni al dos…pero estábamos que no podíamos con nosotras mismas, era vibra piano

 

- Romantic and Passionate, I get it, hard warm lovemaking, go on…- escupió disimuladamente la espuma.

 

- Bueno, como sea…empezó a llorar y paré, me asusté demasiado, desde entonces estoy un poco como insegura de todo, aunque creo que en mi transición sueño-despertar “me la comí”…pero he estado intentando evitarla todo el día por lo mismo y no me había dado cuenta hasta que llegué del trabajo

 

- Amor, no hiciste nada malo

 

- Entonces, ¿por qué lloró?

 

- Amor, ¿nunca has llorado?

 

- Sólo cuando estoy triste…cuando no me siento bien

 

- Y cuando algo o alguien te conmueve, ¿no te dan ganas de llorar?- preguntó Natasha, limpiándose con la toalla y sintiéndose como nueva.

 

- Quizás…

 

- Amor, creo que nunca te ha pasado…pero yo sí he llorado…creo que cuatro o cinco veces con Phillip encima de mí…y no es necesariamente algo malo…

 

-¿A qué te refieres? ¿Algo de tomar?

 

- Vodka nas rochas, se faz favor…- Emma asintió con una sonrisa, pues Natasha tenía mucho tiempo sin hablarle el portugués. -… bem, una vez, por ejemplo, Phillip me tenía una cena romántica, después de cenar; que la pasamos demasiado bien, una cosa llevó a la otra junto con las dos botellas de vino tinto y, estando él encima de mí, penetrándome suavemente y besándome, me puse a llorar…y no fue por tristeza o dolor, fue por un chispazo hormonal quizás pero fue como mágica esa vez, tan out of this world…romántico y apasionado…

 

- Entonces, ¿no es nada malo?- preguntó Emma, alcanzándole su vodka en las rocas.

 

- Pues,  en mi caso no, simplemente lloro a veces, no así dramáticamente pero si se me salen unas cuantas lágrimas…aunque una vez Phillip se asustó, la primera vez que me pasó, que por cierto fue la primera vez que nos acostamos, y me dejó de hacer el amor y entonces me sentí culpable y entonces si lloré, por pena, por culpa de haber arruinado el momento y porque creí que nunca más me iba a querer tocar de nuevo…y por más que me preguntara qué me pasaba, más lloraba yo y más quería que me siguiera haciendo el amor…sometimes it’s just magical…háblalo con Sophia, tal vez no ahora ni en éstos días, pero verás que no es nada de qué preocuparse

 

- Eso me alivia como no tienes idea- dijo Emma, sentándose en el sofá de su living-room e inclinándose hacia la mesa de café en donde ya había comenzado a armar su rompecabezas de tres mil piezas y pretendía seguirlo.

 

- Ahora, cuéntame sobre tu apetito sexual- dijo Natasha, quitándose los Stilettos y subiendo sus pies, con aquel pedi perfecto, al sofá, estirando sus dedos un tanto pintados de rojo por la presión que ejercían aquellos Versace, más en la punta por ser metálica aunque pintada de dorado, algo que no cualquiera se ponía por no correr el riesgo, pero que a Natasha se le veía bien.

 

- Oh, la psicóloga al ataque- rió Emma, poniendo varias piezas juntas, era demasiado notorio que no le costaba armar un “rompecabezas” de esos.

 

- Me gusta hablar de sexo, amor- sonrió, dándole un sorbo a su Vodka.

 

- I know, that’s our hobby…but shhh- murmuró Emma, dándole risa interna.

 

- Cuéntame, mira que hace mucho que no tienes mucha actividad sexual…creo que en el fin de semana has tenido más actividad sexual que en los últimos dos años juntos- rió Natasha, sintiendo cómo el Vodka calentaba sus venas.

 

- No sé qué me pasa, en realidad…antes podía vivir sin eso que llaman “sexo”- rió, acentuando la “s” en sexo con suma picardía, haciendo que Natasha se riera.

 

- Amor, sí sabes que me fascinas, ¿verdad? Eres como lo que a mí me falta- sonrió, apoyando su cabeza en las piernas de Emma.

 

- Por algo somos amigas, ¿no?

 

- Yeah, I’d do you if I was a lesbian, for sure- rió a carcajadas Natasha, sonrojando a Emma. – Pero bueno, sigue con tu reporte, por favor

 

- Una vez Sophia me tocó, no puedo dejar de sentirme como con esas ganas…es como que…el sábado tuve un orgasmo, el domingo también, ayer no y ahora, hasta esta hora, tampoco y siento esa necesidad espantosa de tener un simple orgasmo, is that too much to ask?

 

- Amor, deja de decir “orgasmo” por favor…se oye demasiado angelical…¿por qué no le pones un poco más de picante y dices un sensual “quiero correrme” o un obsceno “necesito venirme”?- Sonrió Emma, jugando con la punta de sus cabellos.

 

- No puede ser…Sophia dice así también… ¿soy yo la única que no habla ese dialecto?

 

- Tranquila, amor, por eso te estoy introduciendo al dialecto de la sexualidad- rió, tomándole la mano a Emma y jugando con las venas saltadas.- Repite después de mí: “Quiero correrme…”

 

- Quiero correrme…

 

- “En tu boca”

 

- ¡Nate!- gritó Emma escandalizada mientras Natasha reía hasta que le doliera el abdomen.

 

- Amor, lo que te falta a ti no es correrte…lo que te falta es liberarte como persona sexual

 

- ¿De qué hablas?- Emma estaba con cara de desconcierto, con una ceja más arriba que la otra.

 

- First you have to accept the fact that you want to cum, that you want to fuck and to get fucked…

 

- Ah, eso lastima mis oídos- se quejó Emma. - ¿Por qué no puedes decir “tener relaciones”?

 

- Porque decir “sexual intercourse” es demasiado largo…y “to fuck and get fucked” es más obsceno- rió, no dejando que Emma siguiera hablando o quejándose.- Secondly, if you’re feeling like cumming, then cum, that’s why God gave you these awesome beautiful hands with long fingers, so that you could play your pussy…- dijo, repasándole a lo largo el dedo índice y el de enmedio a Emma.- Lo que intent decirte es que no te quedes con lo convencional…pues ya no eres convencional, amor…desde que decidiste perder tu virginidad a los diecisiete ya no eres parte del Convento. Odio break the news to you…pero no puedes seguir la tradición porque ya no eres virgen, no llegarás virgen al matrimonio, te acuestas con una mujer que está para chuparse los dedos, en ambos sentidos de la expresión y tampoco vivimos en la Edad Media…

 

- ¿En resumen?

 

- Mastúrbate si tienes ganas, toca a Sophia en la oficina, llámala en medio de la madrugada para contarle lo caliente que estás, la poca ropa que tienes, have some phone sex…pro-vó-ca-la…- Emma estaba muda y un tanto escéptica al respecto, pero no sonaba tan mal, menos en ese momento que estaba “con ganas de correrse”. – Mándale una foto provocadora a media reunión, yo que sé…”tener relaciones sexuales” no sólo involucra la cama como momento único y como lugar único y exclusivo, y con cama incluyo sofá, cocina, etc.…sino que parte del sexo es divertirse, vivirlo al máximo, vivirlo en pareja ya sea estén o no juntas…si el sexo funciona, todo lo demás funcionará, te lo garantizo, sino te devuelvo tu dinero.

 

- Sabes, eso de decir “me corro” o “me vengo” suena tan, pero tan obsceno…y aún así me encanta cuando Sophia lo dice

 

- Tierra llamando a Emma Pavlovic… ¿escuchaste algo de lo que dije? Pues no puedo repetírtelo porque ya se me olvidó- bromeó Natasha, dándole un golpe en su rodilla.

 

- Sí, amor, si te escuché…sólo espero no asustar a Sophia si en algún momento decido hacerlo…

 

- Bien, excelente…ahora cuéntame algo más, quítate del pecho todas esas cosas que necesitas compartir

 

- ¿Es normal que sueñe con el aparato reproductor de Sophia?

 

- Amor, sí es normal, yo sueño con el de Phillip, aunque no sólo lo veo, sino que me lo como o me coge…pero por el amor de Dios, no digas “aparato reproductor”, be more dirty and naughty…dile “pussy”, “vagina”, “vulva”…pero no te vayas al extremo de llamarle “concha”, por favor- suplicó Natasha, uniéndose a Emma a armar el rompecabezas.

 

- Concha…ugh, así decía Fred, me parecía grotesco- se quejó, causándole una risa innata a Natasha, que Emma ya no sabía si era gracioso o si era que no había comido en todo el día y lo único que tenía en el estómago era ese glorioso Vodka en su estómago.

 

- Ves, está bien hablar sucio pero no tanto… ¿qué sueñas, amor?

 

- Sueño un eterno “oh la la”

 

- Ahora si tienes mi atención, cuéntame más- sonrió Natasha, evocando aquellas tardes de Vodka y Champán donde Emma o donde ella pero que siempre terminaban hablando de algo parecido a lo de esta ocasión.

 

- All waxed, all pink, all tight…it’s perfect

 

- ¿Tight de vagina o tight de labios?

 

- Tight de labios

 

-  ¿Y de vagina?

 

- No he podido- se sonrojó, sabiendo que sí había podido pero por alguna extraña razón o había querido.

 

- Sabes, no hay nada más rico que un buen sexo oral con un poquito de dedos…adelante o atrás o adelante y atrás…- murmuró Natasha, viendo Emma que, discretamente, guiaba su mano a su entrepierna.

 

- ¿Adelante y atrás?- preguntó Emma, un tanto extrañada, pues era obvio que se refería a anal y vaginal.

 

- Mmm…es delicioso- dijo Natasha, sintiéndose cada vez más caliente.

 

- Sabes…Sophia se tropezó con MI atrás

 

- ¿Con sus dedos o con su lengua?

 

- Con su lengua, obviamente, amor…

 

- Me muero, es de lo más rico…I need to get laid tonight

 

- Me too- dijo Emma, abrazando a Natasha mientras se recostaban en el sofá. 

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