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El lado sexy de la Arquitectura 18

en Lésbicos

Sophia se despertó por el frío y por la soledad de la cama de Emma. Buscó a Emma entre las sábanas frías y no la encontró, se estiró, rozando el nogal del respaldo de la cama, sintiéndolo igual de frío que las sábanas. Se sentó y se sintió como si estuviera ebria, la habitación le daba vueltas aún en lo oscuro. Puso sus pies y sintió fría hasta la alfombra y, en la oscuridad, buscó algo para ponerse encima, su camisa de botones, apenas abotonada era suficiente. Salió de la habitación de Emma y se dirigió a la cocina a buscarla para no encontrarla, sólo había un lugar en el que podía estar. Contempló, desde la cocina, mientras se servía un vaso con agua, cómo caía la nieve a plenas dos de la madrugada, inundando Nueva York de algo frío pero mágico para muchos. Le preparó a Emma un vaso con fresas, miel y Pellegrino, y le arrojó una rodaja de lima. Se paró enfrente de la habitación aquella, en donde estaba el piano y, concentrándose, logró ver el rayo de luz que salía por debajo de la puerta. Empujó la puerta para luego halarla y ver a Emma tocando el piano, quien la volvió a ver con una sonrisa.

 

- ¿Te desperté?- preguntó, haciéndose a un lado en su banquillo para que Sophia se sentara. Sophia, un poco más despierta ya, se negó con la cabeza.

 

- ¿Te sientes bien?- le alcanzó su vaso.

 

- Sí, ¿por qué?- sonrió, abrazándola por los hombros con su brazo derecho.

 

- No estás durmiendo- rió, apoyando su cabeza en el hombro de Emma.

 

- No quise despertarte, te veías demasiado linda durmiendo…y, pues…después de un rato de estarte viendo dormir, me catalogué como una acosadora y me vine a tocar un rato, tal vez me daba sueño

 

- ¿Me estuviste viendo dormir?- Sophia se sonrojó, abrazándose para no ceder al frío a pesar de la calefacción.

 

- Sí, pero sólo un rato…me gusta verte dormir- se sonrojó, bebiendo un poco de su Pellegrino. – Sabes…Pellegrino es la estafa más grande del mundo

 

- Cuéntame…- murmuró Sophia, cerrando sus ojos aunque intentaba no ceder.

 

- Es simplemente agua de grifo, que la ponen en una botella un tanto elegante y te la venden como si viene de la saliva de algún Santo…lo mismo Evian…son estafas

 

- ¿Por qué la tomas entonces?

 

- Porque tiene mucho gas, mi amor, y no tiene sabor como la mayoría de las naturales…además, toda mi vida tomé agua de grifo- rió un tanto en silencio. - ¿Quieres que regresemos a la cama?

 

- No, no ahorita…tócame algo, ¿si?- murmuró, todavía con los ojos cerrados.

 

Y Emma, siempre complaciendo a Sophia, decidió tocarle la primera pieza que aprendió a tocar sin partitura; una melodía repetitiva pero suave, con notas complementariamente suaves y dulces, quizás no trataba sobre amor, pues no sabía exactamente de qué trataba, pero, guiándose por la melodía, Sophia comprendió que ese era el objetivo de Emma, como si estuvieran flotando, sin preocupaciones, sólo ellas dos. Sophia sentía el brazo de Emma moverse con rapidez, igual que su izquierdo aunque no lo estuviera tocando, y, lo mejor de todo, era que Emma tarareaba la melodía al compás del piano, como si le trajera buenos recuerdos; porque le traía buenos recuerdos y la utilizaba para empacar los mejores recuerdos, como su himno de felicidad.

 

- Mendelssohn…Songs Without Words…- murmuró Emma, notando que Sophia estaba casi dormida.

 

- Es hermosa…- balbuceó en aquella voz casi vencida.

 

- Come, let’s get you into bed…- y Emma se olvidó por completo de su piano, levantó a Sophia, era casi peso muerto, y, con un poco de esfuerzo, apagó la luz y la guió hasta su cama, en donde la acostó suavemente y la acobijó con su pecho y las sábanas, abrazándola y dándole besos en su cabello. – I’m most alive since I fell in love with you…- susurró Emma a su dormida novia, que la abrazaba por el abdomen y reposaba su cabeza en su pecho.

 

Emma tuvo suficiente tiempo para pensar en lo que ella quería, pues no quería llegar al día de su muerte y morirse sin saber qué quería y, entre lo que quería en el trabajo, en su vida personal, en sus amistades, en sus hobbies…en todo estaba involucrada Sophia. Se preguntó cómo había sido posible trabajar sin Sophia, sin tener esa chispa distinta en el Estudio, pues desde que Sophia había llegado, la atmósfera se había relajado, Emma reía más, aún cuando todavía estaba Segrate, nunca le dio más placer ir al Estudio, aún amando su profesión, el Diseño sobre la Arquitectura porque podía jugar más con ello y con los clientes, en cambio con Arquitectura, siempre había uno que otro problema. También se preguntó quién era antes de Sophia y llegó a la conclusión que era simplemente “Emma Pavlovic”, la amiga de Natasha Roberts y la socia de Volterra, pero ahora era “Emma”, simplemente Emma, amiga de Natasha-próximamente-Noltenius, socia de Volterra, novia de Sophia; que se había convertido en una persona más flexible desde el momento en el que “se dejó llevar”, había cambiado y los cambios no le gustaban, pero este cambio en particular, había sido lo mejor que le había podido pasar.

 

Sophia despertó aquella mañana del jueves a eso de las diez y media y vio a Emma descansar sobre su abdomen, con sus brazos bajo la almohada, haciendo que sus omóplatos se marcaran por debajo de su camisa. Se pudo imaginar despertarse todos los días al lado de Emma, pues, al igual que Emma, no había noche que durmiera mejor, sólo cuando estaba con Emma y Emma con Sophia, era como la seguridad nocturna que no necesitaban, la compañía mientras soñaban, el calor de la otra. Sophia se estiró de nuevo y se puso de pie, se vistió en sumo silencio y salió del apartamento de Emma y se dirigió a Gene’s Coffee Shop para comprarle desayuno a Emma. Pidió una Mediterranean Omelet y una Cheese Omelet, cuatro English Muffins, una orden de Buttermilk Pancakes, dos Hazelnut Coffees  y dos Jugos de Naranja recién exprimidos. Regresó, entrando con manos llenas pero haciendo silencio, sin despertar a Emma y, desayunando ella primero, arregló todo lo de Emma para llevárselo a la cama. Justo cuando Sophia entraba a la habitación, Emma despertó, estirándose como una niña pequeña y sonriendo por estar despierta, en realidad viva.

 

- Buenos días, Sleeping Beauty- saludó Sophia, colocándole la Breakfast Tray sobre las piernas mientras se masajeaba la cara para despertar del todo.

 

- Buenos días, mi amor- oh, esa voz para morirse en ella, era sensual, un tanto áspera por estar adormitada y seca. – Nunca me habían llevado el desayuno a la cama- sonrió un tanto sonrojada, no creyendo del todo que eso estaba pasando.

 

- Estas son en las cosas en las que puedo consentirte, Emma…en atenciones así- sonrió Sophia, sentándose al lado de Emma y acariciando su mejilla izquierda con el dorso de su mano derecha. Emma sonrió, dándole un beso a la mano de Sophia y acariciándola con su mejilla y sus manos. – No sabía qué se te antojaba  para comer, hay pancakes y omelet con tomate y queso suizo…y café y jugo de naranja

 

- Whoa…I’m famished- sonrió, tomando el tenedor y cortando un poco de su omelet.

 

- No, así no…- murmuró Sophia, viendo la expresión de Emma, como si no hubiera visto comida en años. – Allow me…- y Sophia cortó un pedazo para Emma, clavándole el tenedor y guiándolo hacia su boca. Sí, Sophia le estaba dando de comer a Emma, y Sophia sonreía al ver que Emma no entendía qué pasaba pero se dejaba llevar. El mejor desayuno de toda la vida de Emma, sin duda alguna. Se devoró los cuatro pancakes y su omelet de tres huevos, más el café y el jugo de naranja, sí tenía hambre. Cuando terminó, infló su abdomen y materializó una pequeña panza a la que le dio un par de palmadas, haciendo que Sophia se riera.

 

- Gracias, mi amor- dijo Emma, viendo a Sophia brillar como nunca antes la había visto.

 

- Todo un placer, Emma- guiñó su ojo, acercándose para darle un beso en sus labios. – Voy a dejar esto a la cocina y regreso para que nos duchemos, ¿si?- y Emma asintió con una sonrisa, recostándose de nuevo sobre su Smart Pillow y viendo cómo Sophia se retiraba, viéndola en aquellos jeans amarillo pálido que no hacían nada más que hacer que su trasero se viera exquisito. – Se me olvidó darte esto ayer, espero que te guste- sonrió, alcanzándole la bota navideña que le había hecho.

 

- ¿Para mí?- Sophia asintió. – Never had done before…- sonrió, un tanto conmovida y sonrojada. – Oh my…- sonrió, mostrando sus dientes y con la vista abierta, dejando ver esos ojos mejor que nunca. Se puso un chocolate en sus labios y se acercó a Sophia, quien mordió el pedazo que salía de los labios de Emma, dándole luego un beso chocolatoso pero gracioso. – Gracias, Señorita Detallitos- sonrió, atrapando el labio inferior de Sophia con sus dientes.

 

Sophia tomó a Emma de la mano y la llevó al baño, hacía un poco de frío, bueno, tal vez no por la calefacción pero Emma en realidad no quería bañarse. Sophia se desvistió como si fuera la cosa más natural del mundo, porque lo era, mientras Emma la observaba, “podría observarla todo el día”, y encendió la ducha; eso era lo único que le faltaba a Emma, una bathtub. Sophia se metió a la ducha y probaba la temperatura del agua con sus manos, le preguntaba a Emma si así le parecía bien y Emma, extendiendo su brazo y probando el agua, siempre le decía que no, le daba largas porque tenía pereza de bañarse.

 

- ¿Así está bien?

 

- Más caliente- Y Sophia giraba un poco la llave para calentarla un poco más.

 

- ¿Y ahora?

 

- Más fría- Y lo mismo.

 

- ¿Ahora?

 

- Más caliente- y pretendió darle vuelta a la llave sólo para comprobar sus sospechas. Le hizo un gesto a Emma para que la probara. – Más fría

 

- Eres un caso muy especial- rió, halándola del brazo y metiéndola a la ducha con ropa.

 

- ¡Ahhhhh! No se vale- sollozó, intentando cubrirse del agua.

 

- Eres una exagerada- rió Sophia un poco más fuerte, empujando a Emma contra la pared para que el agua la bañara. – Mmm…sabes, estaba pensando…si me voy a mudar…- murmuró, tratando de tener la atención de Emma, lo cual consiguió, pues Emma dejó de quejarse, aunque Emma sabía que lo hacía por bromear.

 

- ¿Aja?- sí, Emma estaba interesada.

 

- Necesito una bathtub- sonrió, paseando sus dedos por su mojado cabello a manera de peinarlo.

 

- ¿Para qué necesitas una si tengo una ducha en la que cabemos las dos con espacio suficiente?- preguntó con escepticismo.

 

- ¿Para qué crees?

 

- ¿Para llenar esa esquina vacía?- rió, escurriendo su suéter, aunque obviamente era inútil si el agua seguía empapándola. Sophia se negó con la cabeza. - ¿Entonces?

 

- Para hacerte el amor…- susurró, haciendo que Emma sonriera de nervios y sonrojándose al máximo. – Ah, no me digas que te da pena que te diga que quiero…hacerte…- murmuró, escalando sus dedos por el abdomen de Emma y hacia arriba. – el…amor…- dijo, llegando hasta su pecho para llegar a sus labios.

 

Emma la vio por una fracción de segundo, le clavó la mirada y, de un movimiento, la empujó contra la pared, tomando sus manos y poniéndolas contra la pared un tanto arriba de su cabeza, y besándola con deseo. Escurriendo agua por su suéter y su pantalón, haciéndole peso, pero no le importaba, sólo besar a Sophia, apuñando sus manos en las suyas, apretándolas con fuerza mientras la apretaba con su cuerpo contra la pared. “This is hot” sonreía Sophia internamente. Emma se retiró para intentar quitarse la ropa, no la soportaba más.

 

-Sophia, uno se mete a la ducha sin ropa porque sino cuesta sacársela- rió, luchando con su suéter, sintiéndose atrapada porque se le había pegado al cuerpo.

 

Sophia reía mientras intentaba ayudarle, pero Emma se movía demasiado, era realmente gracioso, pero logró quitárselo, igual que aquel pantalón que se había convertido en algo pegado por el agua. Y ahí estaban las dos, desnudas, como les gustaba estar en presencia de la otra aunque no lo admitieran, que Emma pensaba que ningún diseñador podía igualar la figura de Sophia y que ningún vestido de nadie se veía mejor que Sophia Rialto en su desnudez y Sophia, por el otro lado, sólo devoraba a Emma, no había visto a tantas mujeres desnudas, pero había visto a Natasha y no tenía mal cuerpo, simplemente el de Emma era perfecto, femenino y frágil y muy, muy, pero muy, a-pe-te-ci-ble.

 

- May I?- murmuró Emma ante la mirada perdida de Sophia en sus senos, enseñándole el Jo Malone en su mano.

 

Sophia asintió y Emma, colocándose detrás de Sophia mientras ella cerraba sus ojos, lavó el cabello de Sophia, masajeando su cabeza mientras rozaba disimuladamente su pelvis contra el trasero de Sophia, haciendo que Sophia no sólo se relajara con el olor a la infusión de mandarina y albahaca, pero también sintiera la suavidad de la piel de Emma, haciendo que su mente quisiera rogar por que Emma la tocara más allá que su cabeza. Emma enjuagó la cabeza de Sophia bajo la cascada.

 

- Me fascina que seas rubia…rompes con todos los estereotipos de que las rubias son un tanto…vacías- bromeó, teniendo el eco de Segrate en el fondo, de cuando había osado en decirle a Volterra que “Sophia es rubia, es una pérdida de dinero para el Estudio, es rubia, es vacía”, pero eso era porque no había estado adentro de Sophia y tampoco la había conocido, Emma podía decir con seguridad que Sophia tenía más cerebro que Segrate tuvo, tiene y tendrá por las próximas mil vidas de reencarnación.

 

- ¿De qué ríes? – preguntó Sophia, notando que Emma estaba un tanto perdida en sus pensamientos.

 

- De lo bien que se siente estar enamorada- sonrió, abrazando a Sophia por su abdomen y dándole besos en sus hombros. – Abre tus piernas…- susurró, dándole un beso detrás de su oreja. Sophia, como siempre obediente, las abrió un poco para Emma, apoyándose de la llave del agua caliente y, accidentalmente girándola un poco, calentando el agua y la atmósfera pero sin quemarse.  – Me vas a tener que ayudar, mi amor…- volvió a susurrar, haciendo que una corriente recorriera la columna de Sophia, provocándole un gemido sin haberla tocado.

 

Emma aplaudió, Sophia se quedó un tanto confundida por el aplauso pero, después de un segundo, música empezó a salir de las paredes de la ducha, algo bastante nuevo, bastante pop, acelerado como el corazón de Sophia, algo no-tan-Emma pero aceptable. Y Emma tomó el cabello de Sophia, lo retorció con sus dedos y lo levantó para besar su nuca, desviarse por sus hombros y de regreso, quedándose del lado izquierdo, dándole besos a su cuello mientras paseaba sus manos por los senos de Sophia, masajeándolos suavemente y aprisionando sus pezones entre sus dedos. Vertió un poco de jabón líquido de toronja en sus manos y las frotó, lavando el cuerpo de Sophia, era más liso, “más rico…” según Sophia. Los dedos de Emma se deslizaban con más facilidad, aprisionando sus pezones, deslizándose de ellos, magnífica sensación, más con aquel olor a Toronja, Sophia era simplemente la manifestación más clara de “dejarse llevar”. Emma agarró un tanto fuerte sus senos en sus manos, topando los suyos a la espalda de Sophia, aferrándose a ella, causándole un gemido de sorpresa. Fue la primera vez en la que Sophia y Emma vieron la ventaja de que Emma fuera más alta que Sophia, pues se le hacía más fácil besarla desde atrás, besarla con pasión mientras bajaba sus manos por el abdomen y el vientre de Sophia, todavía con restos de jabón.

 

Con su dedo de en medio de la mano derecha, exploró la vulva de Sophia, aquel relieve que ya conocía pero que siempre encontraba algo nuevo, siempre diferente, ahora ya estaba lubricado y caliente, ansioso por su tacto. Con la otra mano acariciaba el vientre de Sophia, sus caderas y subías hasta sus senos mientras le daba pausas recreacionales a Sophia, es decir, la dejaba de besar para que volviera a ver abajo para que viera lo que le hacía; simples círculos lentos en su clítoris con dos dedos, para presionarlo con mayor precisión, para acariciar ambos lados de su clítoris y para rozar sus labios menores.

 

- Mmm…Emma…sí…ahí…oh my…God…- suspiraba Sophia mientras Emma mordía su hombro y su cuello y hacía círculos más rápidos sobre su clítoris.

 

- ¿Quieres sentirme adentro?- susurró Emma, en aquel tono sensual y seductor que sólo ella podía emitir. Sophia asintió mientras se mordía su labio inferior. “Sólo ella puede hacer que eso suene tan erótico y sensual”.

 

Y Emma quitó su mano de la vulva de Sophia, dejándola deseando más pero no, Sophia quería sentirla adentro suyo, en donde no había estado por trece dolorosos días de espera sexual, doce orgasmos perdidos. Emma acarició suavemente el trasero de Sophia, haciendo que se apoyara de las paredes laterales de la ducha, sintiendo las manos de Emma acariciar de afuera hacia adentro, de las caderas hacia su ranura, en donde separaban suavemente sus Buttcheeks, dándole cosquillas. Emma regresó una de sus manos a los senos de Sophia y, estando un tanto despegada de Sophia, alcanzó su vagina luego de haber recorrido su trasero, presionándola con su dedo del medio, Sophia gemía sin cesar y Emma todavía no estaba dentro suyo.

 

- Por favor, mi amor…- murmuró en su voz agitada. Echando su cabeza hacia abajo para luego peinarse y quitarse el exceso de agua.

 

Y Emma introdujo lentamente su dedo en Sophia, tan estrecha y tan caliente, tan mojada, Sophia sollozó, sí, placer y erotismo. La penetró despacio hasta que Sophia le sollozó un “te lo ruego…” que la hizo penetrarla un tanto más rápido e igual de profundo, para luego meter un segundo dedo, haciendo que Sophia se sintiera completa, sintiendo un hormigueo en su interior cuando los dedos de Emma se movía dentro suyo en direcciones diferentes; uno arriba mientras el otro abajo, alternándose.

 

- Tócate para mí…por favor- susurró Emma al oído de Sophia, volviéndola loca. – Y no dejes de tocarte…

 

Y Sophia en su inmenso placer, llevó su mano derecha a su vulva y, mientras Emma empezaba a penetrarla con dos dedos, Sophia recorría su vulva, sintiendo los dedos de Emma al final suyo en cuanto recogía sus jugos para lubricar su clítoris. Emma la penetró rápido y profundo, haciendo que Sophia se elevara momentáneamente en puntillas para luego volver completamente al suelo, excitada al máximo, Emma sintió aquel vacío típico en Sophia, esa succión vaginal y la penetró más rápido, haciendo que Sophia se corriera, flexionando sus rodillas, en dirección al suelo mientras obedecía a Emma; “No dejes de tocarte”, Y Emma la abrazaba para que no se fuera de bruces, buscando sus labios desde su hombro, que consiguió en cuanto Sophia se recuperó un poco, pero habría jurado que su orgasmo no terminaba, largo e intenso.

 

- You…you’re just amazing- murmuró Sophia en aquella falta de aliento.

 

- I watch a lot of porn- sonrió, bromeando, viendo que Sophia se confundía por un momento. Las dos rieron, llenas de regocijo terminalmente sano.

 

- I watch a lot of porn, too- bromeó Sophia, tomándole los dedos a Emma y succionándolos, probando su propio sabor de primera mano.

 

- You’re sexy to the point where it’s not real- sonrió Emma, dándole la vuelta a Sophia para darle un beso en sus labios, un beso sonriente.

 

- You…you owe me one!- dijo Sophia, empujando a Emma contra la pared y besándola. – Empieza a contar, pues cuando llegues a setenta y cinco, estarás en la Luna, mi amor…y cuenta en voz alta- sonrió. Oh, Sophia, me has dejado sin palabras.

 

Y sí, Emma empezó a contar en voz alta mientras Sophia se tomaba diez cómodos segundos para atacar su vulva con su lengua que, a partir de ahí, se le dificultaba contar a Emma, gimiendo los números por el dedo de Sophia que entraba hasta el fondo, acariciando su G-Spot y presionándolo un poco, y su lengua, torturando su clítoris at Warp-Speed. No había llegado al segundo treinta y ocho cuando tuvo su primer espasmo, flexionando un poco sus rodillas hacia el suelo, indicándole a Sophia que estaba a punto de correrse. Emma enterró sus dedos en el cabello mojado de Sophia, acercándola más a su vulva, era demasiado rico.

 

- Cincuenta y tre-e-e-e-ssssss…- gimió por fin, realmente pegando la cabeza de Sophia a su sexo, sólo para que Sophia succionara un tanto fuerte su clítoris y su orgasmo se alargara y se agudizara, tanto que sollozó un sensual “Fuu…ck…”.

 

Sophia se puso de pie, arregló la dirección del agua para sentarse con Emma contra la pared, entre sus piernas, y que el agua cayera sobre la pared, empapando la espalda de Emma mientras Sophia se movía al compás de las respiraciones todavía agitadas de Emma. La ducha se inundaba de la agitación de Emma y de aquella música electrónica, un tanto pop, no sabría decir, un mashup quizás, pero era como música para estar en un Lounge chic, que básicamente lo único que la mujer cantaba era “So enjoy the ride cause we’ll be quickly quickly shooting past the sky where money’s no good, no need to buy”, qué apropiado.

 

- So…quieres una bathtub, ¿no?

 

- No, Emma, sólo era para entrar al tema- sonrió Sophia, volviendo a ver a Emma, sólo girando su cuello para encontrar sus labios.

 

- Voy a ver los planos…tengo que ver las tuberías…porque tienes razón, esa esquina molesta verla vacía…¿qué piensas de una EAGO, una Whirlpool? ¿O una Neptune Kara? La Neptune se la voy a poner a Meryl…

 

- La Neptune suena bien…¿cabemos las dos?- sonrió, cediendo a las ocurrencias de su novia, recostándose sobre su hombros izquierdo.

 

- Creo que sólo cabe una persona…pero mejor, así estamos más juntas- murmuró, abrazándola y alcanzando el acondicionador para pasarlo por el cabello de Sophia.

 

- Mmm…me encanta la idea…y masajeas muy bien, ¿esa es tu profesión secreta?- rió, con los ojos cerrados.

 

- Mi profesión secreta sólo es consentirte…no soy muy hábil para hacer otras cosas, aunque puedo cortar papel con tijera para zurdos

 

Sophia rió, Emma siempre tenía algún comentario fuera de lugar que la hacía reír, era de lo que más le gustaba de Emma.

 

- Háblame de algo…

 

- ¿De qué?

 

- De política

 

- ¿Quieres que te hable de política?- resopló.

 

- Sí…inventa algo, me gusta escucharte

 

- Bueno…hay, en principio, dos tipos de sistemas políticos; el parlamentario y el presidencial- dijo, moviendo a Sophia contra la pared para enjuagar su cabello. – Casos especiales y famosos, contrapartes para la sencillez del caso, parlamentarios son Inglaterra, no el Reino Unido en general, sino sólo Inglaterra, Alemania también y es un tanto distinto al de Inglaterra, y, en el presidencial, el caso más famoso es donde residimos, mi amor…- continuó, peinando a Sophia con sus dedos mientras la veía maravillada, clavándole sus ojos celestes y dándole una sonrisa sincera. – Y hay un tercer tipo, relativamente nuevo y no sé hasta qué punto funcional, la constitución directorial, que es Suiza y en Noruega creo y en esos países de por allá, en donde no es el Parlamento o el Presidente el que tiene el poder, sino más bien la Oposición que, en el caso de Suiza que, no sé si inteligente o estúpidamente, es la población- sonrió, poniéndose de pie para arreglar la dirección del agua y poder ella lavarse el cabello. – Hay otro tipo, que sigue el principio o la ley de Duverger, que es el sistema semi-presidencial…¿qué significa eso? Es como un sándwich político, el presidente tiene el poder suficiente como para nombrar al jefe del gobierno, Canciller o Primer Ministro, pero para poder nombrarlo tiene que tener la mayoría en el Parlamento y, aún así, el Presidente tiene el poder de forzar nuevas votaciones para el Parlamento, hasta cierto punto cuando se le dé la gana, es teoría nada más, en la práctica funciona diferente…pero te digo, es un vago recuerdo esto- sonrió, enjuagándose el cabello para aplicarse el acondicionador.  

 

- No sé qué me atrae más de ti…si tu físico, tu inteligencia o tus principios morales…es difícil separarlos- rió, poniéndose de pie para enjabonar a Emma mientras se enjuagaba su cabello. – Me encanta cuando hablas, me encanta tu voz…háblame sobre la casa de Margaret- sonrió, dándole la vuelta a Emma para enjuagar su espalda.

 

- La construimos en el dos mil diez, es bastante nueva la casa; tiene cinco habitaciones, seis baños, dos escaleras, una cocina convencional, una cocina y una bodega de vinos en el sótano, tres terrazas, dos living-rooms, cuatro espacios para autos, un muelle, dos jardines…- hizo una pausa para escurrir su rostro por el agua. - Son tres plantas si cuentas que una de las habitaciones está en el ático, que para mí es la mejor, tiene la mejor vista al mar, oh, y Margaret tiene un walk-in-closet seis veces más grande que el mío y, aún así, no le cupo toda la ropa- rió, dejando que el agua lavara la espuma del jabón que le había aplicado Sophia y apagando la ducha.

 

- ¿Piensas pasar Año Nuevo ahí?

 

- Si tú no quieres ir, podemos pasarlo aquí, sólo las dos- sonrió, pasándole una toalla a Sophia.

 

- No, sólo estaba confirmando- guiñó su ojo, sabiendo que si iban, iba a tener que pedirle ayuda a Natasha o a Phillip para su plan maestro, aquel que involucraba la conocida “Bendición del Año Nuevo” de Emma, si es que se acuerdan cuál es.

 

- ¿Segura que quieres ir?

 

- ¿Por qué? ¿Algo que deba saber antes de reconfirmártelo?

 

-  No lo sé…es una fiesta quizás un tanto diferente a lo que estés acostumbrada

 

- Descripción, por favor- sonrió, abrazando a Emma por la espalda y viéndose ante el espejo.

 

- Llegan los papás de Phillip, los hermanos de Romeo y Margaret con sus hijos, o sea los primos de Natasha, unos cuantos amigos…hay música en vivo, a Mrs. Robinson le gusta mucho el Charlestone, pero casi siempre tocan ChillOut…y hay comida, de todo, mucho vino, mucho champán, fuegos artificiales…y muchas personas mayores ebrias, ¿suena interesante?

 

- Suena un poco aburrido, pero por la comida, por supuesto

 

- Esa es la actitud correcta, la misma que adopta Natasha…además, construyen una cosa ahí para hacerlo en el jardín pero sin que te de frío…

 

- ¿Código de vestimenta?

 

- El año pasado fue en jeans y blusa casual, botas…no es tan elegante, Natasha siempre va en sus Converse, por si te sirve de referencia- guiñó su ojo, poniéndose la toalla a la cabeza.

 

- Si me invitan, voy- sonrió, tomando de la mano a Emma para ir al clóset.

 

Y sí, aquel walk-in-closet ya tenía el primer indicio de que Sophia se mudaría tarde o temprano, más temprano que tarde, pues ya había ropa de Sophia, y bastante, pero apenas llenaba dos secciones, que había decidido organizarlas diferente a Emma; por días de trabajo y por días de ocio, pues, antes de la pelea, Sophia ya se quedaba a dormir a donde Emma ocasionalmente en la semana, a veces la semana entera pero, aún así, no lograban despertarse juntas, pues Emma se despertaba antes y sin despertador y, cuando Sophia se despertaba, Emma ya se había bañado y estaba por terminar su desayuno, todo porque no querían oler a lo mismo, y era un punto bastante razonable.

 

- ¡Em!- gritó Natasha de la emoción al ver que Emma le abría la puerta. Se lanzó en un abrazo melancólico, un abrazo fuerte, casi asfixiando a Emma.

 

- Nate, feliz Navidad- murmuró Emma, abrazándola con todas sus fuerzas también.

 

- ¿Cómo estás? ¿Qué tal la pasaste, amor?- Natasha tenía una sonrisa de suma satisfacción, y eso que todavía no había visto a Sophia.

 

- Bien, estoy bien, ¿y tú?

 

- Súper…necesito que apartes el quince Junio del otro año- sonrió, imposible contener tanta felicidad.

 

- ¡No! ¿En el Plaza?- Emma sonrió, realmente estaba feliz por Natasha, era su sueño de toda la vida, al menos desde que conoció a Phillip, casarse en el Plaza.

 

- ¡Si!- y se volvió a lanzar a los brazos de Emma.

 

- Nate, qué emoción, me alegro mucho por ti- y todo era sonrisas y emociones y, ¡Ah!- ¿No estás embarazada, verdad?

 

- Oh, claro que no, jaja, qué ocurrencias…el día de mi boda será el último día que Phillip utilice una cosa de esas que les dicen condones- rió, haciendo que Emma también se riera.

 

- Nate, de verdad, no sabes lo feliz que estoy por ti- y Emma la abrazó y la levantó del abrazo.

 

- Tú serás mi Bridesmaid…desde ya te lo digo…y St. Patrick’s Church, here we go!

 

- No puede ser…¿A quién torturaste para conseguir St. Patrick’s?

 

- No, no, eso fue Katherine- sonrió, notando a Emma un tanto distinta. – Pero basta, vine a ver cómo estabas…¿cómo estás?- y respiró por fin, Emma alcanzándole una copa de Pomerol.

 

- Muy bien, creo que nunca he estado mejor- sonrió, apoyándose en el counter opuesto al desayunador, viendo a Natasha con una sonrisa.

 

- ¿Ah, si? Cuéntame, sabes que no me gusta que me des tantas largas…

 

- Nate…creo que la vida da demasiadas vueltas y uno se encarga de no llegar al punto al que tiene que llegar…porque uno es…tonto, supongo- sonrió, es que no podía dejar de sonreír.

 

- Aja…¿qué?- Natasha estaba un tanto confundida, ¿a qué se refería Emma?

 

- BOOOOOO!- gritó Sophia detrás de Natasha, asustándola, haciendo que derramara la copa de Pomerol sobre el desayunador, atacando a Emma de la risa, con una carcajada descarada, se reía sin pena en la cara de Natasha, igual que Sophia, quien casi estaba sobre el suelo riéndose sin cesar.

 

- Fuck…you scared the shit out of me- suspiró, tratando de calmarse.

 

- I know…that was fun- rió Sophia, caminando hacia Emma.

 

- Oh, esperen…¡están juntas!- y Natasha hizo su baile de “Victoria”, un baile ridículo y gracioso, con una sonrisa de oreja a oreja. – ¿De verdad están juntas? ¿O es un espejismo?

 

Y Emma sonrió, Sophia también y, abrazándose por la cintura, simplemente se dieron un beso cariñoso para luego tomarse de la mano en frente de Natasha. Natasha estaba demasiado feliz, irradiaba hiperactividad y felicidad, era el día perfecto, bueno, uno de sus tantos días perfectos.

 

- Sophia quería preguntarte algo- dijo Emma, limpiando el Pomerol del desayunador y llenando la copa de Natasha de nuevo.

 

- ¿Ah, sí?- Sophia no sabía exactamente qué tenía que preguntarle. Ah, sí, ya se acordó. – Primero, tengo que pedirte que seas muy sincera, que nos hables con sinceridad, como la Psicóloga que llevas dentro- sonrió.

 

- Oh, no…¿se piensan casar?- y Emma y Sophia rieron a carcajadas. – Ugh, qué alivio…ya me tenían con el corazón en la boca…prosigue, querida Sophia, por favor

 

- Bueno, ¿qué piensas de que Emma y yo tengamos un hijo?- preguntó, tratando de contenerse la risa, pues era broma. Natasha tenía expresión de haber visto a un fantasma, tuvo un Blackout express, y la dejaron sin palabras.

 

- Sophia, no seas mala, sólo dile la verdad- susurró Emma, aguantándose la risa.

 

- Ah…¡Hey! No juegen conmigo, qué malas- Natasha hizo un puchero.

 

- No, ya, hablando en suma seriedad- dijo Sophia, abrazando a Emma por la cintura. - ¿Qué piensas de que venga a vivir aquí con Emma?

 

- Emma, ¿eso es lo que tú quieres?- y Emma asintió. – Sophia, ¿estás dispuesta a cuidar a mi mejor amiga, a mi hermana y a tolerarle todas sus fobias, manías y fijaciones?- Sophia asintió, no muy segura pero se dio cuenta que Natasha bromeaba, - Bueno, no sé por qué me preguntas a mí, Sophia, ustedes son dos personas adultas con capacidad de razonar…¿cuándo arreglo transporte para la mudanza de Sophia?- y sonrió, dándoles la “bendición” que quería Sophia. 

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