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El lado sexy de la Arquitectura 12

en Lésbicos

- Cuéntame algo rico- murmuró Sophia mientras quitaba su mano de su vulva y la sacaba de la pantalla, para que cuando la volviera a meter en escena se notara que su dedo índice iba brillante de saliva; directo a su vulva de nuevo.

 

- Sabes…tienes unos pezones hermosos, por si no te lo había dicho ya- dijo Emma, sin pensarlo mucho; ni en gramática, ni en morfología, ni en semántica, sólo lo dijo como le salió.

 

- ¿Y qué le harías a mis pezones, mi amor?

 

- Primero les diera besos, besos suaves…que los sientas en tu areola, en tu pezón, que sientas lo tibio de mis labios- comenzó diciendo mientras veía que Sophia llevaba su mano a sus senos, primero acariciándolos, por el contorno, levantándolos un poco, acariciando sus pezones con la palma de sus manos. – Tomaría tus senos en mis manos así como tú lo estás haciendo y mordiera suavemente tu pezón izquierdo, acariciándolo con mi lengua y con mis labios, sintiendo su textura mientras muevo tu pezoncito de un lado a otro, que tu pezoncito cede a mi lengua, humedeciéndolo, acariciándolo- Y Sophia, ante las murmuraciones de Emma, hacía lo que Emma le decía aunque no era ninguna orden, empezaba a respirar un poco más pesado, más profundo. – Pero no me olvido de tu otro pezoncito, mi amor…- dijo, haciendo del diminutivo algo relativamente de masa, pues no eran grandes y “pezón” le empezaba a sonar como si tuvieran un kilómetro de radio. -…loa acariciaría con mis dedos húmedos mientras me desocupo para darle la misma atención a tus senos, mordidas…mmm…me muero por succionarlos un tanto fuerte, halarlos hacia mí entre mis labios- Y, ¡Uf! Tengo que decir que hasta a mí me acalora cómo Emma le hablaba a Sophia. Veía que Sophia halaba ligeramente sus pezones son sus dedos, lubricados con su saliva, imaginándose que era la de Emma.

 

Fue cuando Sophia logró abrir los ojos de nuevo, con el mayor de los esfuerzos, pues estaba perdida en la voz de Emma, dejando que Emma guiara sus manos con su voz, que hicieran lo que Emma decía, y vio a Emma, con su mano en su vulva, acariciándola con la punta de sus dedos, dividiendo su mano en dos: dedo índice y dedo del medio hacia la izquierda para acariciar su labio mayor izquierdo y dedo anular y meñique hacia la derecha para acariciar su labio mayor derecho; acariciando sus labios, obviando su clítoris. Fue cuando Sophia se levantó de su cama y se dirigió hacia su living-room.

 

- ¿Mi amor? ¿Estás bien? – murmuró Emma, reviviendo su inseguridad por lo que había pasado la noche anterior.

 

- Si, mi amor, sólo quiero que veas bien y yo poder verte bien- Y Emma no supo a qué se refería Sophia hasta que colocó su teléfono sobre la mesa del living-room y se sentó en frente de él con las piernas abiertas, apoyando sus pies en la mesa misma en la que estaba apoyado, sobre unos libros, su teléfono.

 

- Mi amor…déjame compensártelo- susurró Emma, haciendo lo mismo, no quitándole la mirada de encima a la pantalla.

 

Sophia tenía algo muy especial en su cuerpo, Emma no sabía qué era, tal vez era lo que yo conozco como “perfección”. Pero se le quedó viendo mientras se acomodaba en su sofá de cuero, en donde había tenido su arranque con Sophia el domingo por la madrugada, y la vio sí, perfecta, aquella cabellera rubia que la sostenía un moño improvisado y flojo, dejando el cuello de Sophia libre a los besos imaginarios de Emma, sus hombros delgados junto con su pecho y sus senos, cayendo de la forma más elegante que pudiera existir, con esos pezones rosado pálido que eran casi del mismo color de su piel, encogidos y deliciosos, seguidos por una hendidura estomacal de la delgadez de Sophia, siendo únicamente interrumpida por su ombligo, en donde se formaban dos pequeños pliegues, para luego dividirse en esas esbeltas piernas que ya no podía apreciar del todo, pero su vulva sí, estaba un tanto mojada de sus labios, como si estuviera inundada y sus jugos buscaban salir de aquella inundación y había embadurnado con gracia sus labios mayores que ya estaban un tanto hinchados, que las manos de Sophia ni siquiera presentían, pues Sophia había colocado un brazo tras su nuca y el otro, con su mano, acariciaba lenta y sensualmente sus senos y su abdomen mientras veía cómo Emma plagiaba su postura.

 

Pero Emma era diferente, igualmente perfecta ante los ojos de Sophia, pues el cabello suelto le daba un aire sensual, un tanto desordenado y salvaje pero todavía con clase que dejaba ver, por partes, las pecas en los hombros de Emma, también viendo a Emma todavía maquillada, aquel maquillaje perfectamente conservado que resaltaban sus ojos. El lunar que adornaba su escote, el escote que apretaba aquel nudo argelino que a veces llevaba y a veces no, pequeño y discreto, nada como el de Casino Royale, pues Sophia creía que Emma no era Mainstream y lo había utilizado desde antes, más porque tenía escrito “Peccorini” en el reverso y era de oro blanco. Que sus senos también tenían una forma redonda y ajustada a pesar de ser considerablemente grandes, no lo suficiente para ahogar, pero lo suficiente para encontrarlos jugosos y mordisqueables a toda hora. Aquel par de pezones café pálido, pequeños también pero ahora rígidos como una roca, y saltados de la excitación, de la estimulación de Emma, volvían loca a Sophia con sólo verlos. Luego su excelente línea de cuerpo, su cintura marcada, su abdomen plano, con un tan sólo pliegue un tanto arriba de su ombligo, un vientre un poco más blanco que el resto de su piel y, para finalizar, por cómo estaba Emma sentada, una magnífica vista de su vulva, también ajustada y depilada, rosado candente por dentro, pues no tenía mucho que ocultar, hinchada pero sin indicios de sus jugos, dejando ver su zona perianal y hasta aquel agujero que, en ese momento, Sophia decidió que iba a comerse de nuevo sin pensarlo dos veces sino era que de primero, pues había desatado en Emma lo que no podía ser desatado con sólo coquetear con su clítoris.

 

- Mi amor…eres perfecta…- suspiró Sophia, llevando de nuevo su mano hacia su vulva, rompiendo el hielo.

 

-Soph…- se sonrojó, algo que pudo ver Sophia a pesar de no tener sus gafas puestas, lo cual le acordó que, al alcance de su brazo, estaba su bolso; metió su mano y sacó sus gafas, se las colocó y mató a Emma con su intelectualidad. – Mi amor…eso es trampa, me vas a matar…

 

- Tengo que ver bien cómo te tocas, mi amor- susurró de regreso, viendo que Emma, sin darse cuenta, estaba acariciando sus labios menores y su clítoris con su dedo del medio de la mano derecha. – Ábrete un poco más para mí, ¿si?

 

Y Emma no sólo acercó un poco más su iPhone hacia el borde de la mesa, sino también ella, y abrió sus labios para que Sophia pudiera ver lo lubricada que estaba, para que ese rosado candente se estrellara contra la imagen, que pudiera ver aquella manicura perfecta; aquellos dedos delgados, con las uñas perfectamente cortadas y esmaltadas, jugar sus jugos; líquidos, calientes y probablemente con un sabor indescriptible. “¿Cómo es posible que alguien sea como tú? ¿Qué poder superior diseñó esa unión perfecta de genes? ¿Quién decidió que merecías tanta perfección concentrada en tu cuerpo?” pensó Sophia, viendo que Emma se había movido un poco, no necesariamente se había alejado, pero dejaba ver sus labios, sus senos y su vulva a la perfección.

 

- ¿Quieres que me toque?- preguntó Emma en aquel acento británico sensual que sólo gritaba “I’m bloody horny”.

 

- Of course…but I want you to imagine that I’m licking your asshole in the meantime- susurró Sophia, comenzando a tocarse precisamente su clítoris en círculos; no movie sus dedos en círculos, solo lo masajeaba en el mismo punto pero en círculos con su dedo del medio, poniendo el resto de sus dedos sobre sus labios mayores para acariciarlos de vez en cuando.

 

Y, Emma, como todo S-Factor (Surprise Factor), se dio la vuelta y se colocó en cuatro, apoyando su cara y cabeza en el asiento del sofá y dándole una vista plena y de “zoom-in” al 100% de su vulva y de su agujero adicional; calculando, como lo buena arquitecta que era, que las dimensiones y distancias jugaban tanto a su favor como a favor de Sophia; Sophia podía ver no sólo cómo se masturbaba Emma, sino también su cara. Llevó sus manos hacia su trasero y lentamente separándolo, sólo para que Sophia emitiera un sonido gutural que no significaba otra cosa más que “quisiera tener mi cara en ese paraíso”. Emma veía de reojo a Sophia que había empezado a tocarse más rápido, a respirar más pesado, más agitado, que su abdomen se contraía y se liberaba a un ritmo impresionante.

 

- Quisiera estar ahí…para cogerte con mi dedo y sentirte estrecha, hacerte gemir- gimió Emma, pues su clítoris estaba tan hinchado que no podía creer lo rico que se sentía. No podía ser, acababa de hablar demasiado sucio, gracias Natasha, aunque no sabía que esa simple palabra “cogerte” había provocado en Sophia lo inimaginable.

 

Y Sophia, dejándose llevar por Emma, sus gemidos y sus pornográficas ideas, abrió más sus piernas mientras veía cómo Emma, con su mano izquierda; dedo del medio acariciaba su agujerito en círculo, lo que era una sensación un tanto nueva y no sabía si le gustaba o no pero lo disfrutaba en ese momento, y con su mano derecha; dedo del medio y anular, estimulaba su clítoris haciendo círculos, frotándolo con un tanto de presión, que a veces se detenía sólo para separar sus dedos y poner uno a cada lado de su clítoris para presionarlo por sus lados y acariciarlo de arriba abajo y presionarlo de nuevo, jugando de paso con sus labios menores, con todas sus sensibilidades en realidad. Sophia llevó su otra mano a la acción también, bajando su dedo derecho hacia su vagina y su dedo izquierdo del medio hacia su clítoris, una doble estimulación; igual que Emma, improvisada pero acertada.

 

Y justo cuando Emma guió sus dedos hacia su vagina y los introdujo suave y lentamente en ella, Sophia lo hizo sin haberlo planeado, provocando en las dos un gemido sensual que emanaba nada más y nada menos que “placer” en la atmósfera. Emma veía cómo Sophia penetraba su vagina lentamente, la volvía loca, pues nunca la había penetrado, pero ahora era lo único que quería, sentir esa fiebre húmeda en su dedo, repasando sus paredes vaginales, quizás encontrar su G-spot en el camino para acariciarlo y hacer que Sophia gritara, pero todo esto era en la cabeza de Emma, quien mientras tanto se penetraba un tanto más rápido y más fuerte, alternando una penetración con una estimulación de arriba abajo para acariciar su G-spot que apenas podía alcanzar por su posición.

 

- Oh my God…I’m so wet- expulsó Emma entre un gemido y un grito ahogado que hicieron que Sophia hiciera silencio sólo para escuchar a los dedos de Emma romper aquella barrera de jugos, emitiendo aquellos sonidos húmedos entre aquel par de labios hinchados y sensuales mientras que Emma no había dejado de estimularse su hermoso y pequeño ano.

 

- Mi amor…cógete más rápido, ¿si?- susurró Sophia, en aquel tono como si hubiera puesto una “H” imaginaria al final de cada palabra, matando a Emma con su sensualidad, exhortándole inconscientemente que así debía hacerlo. – Estás como para cogerte…and eat that tight Little asshole at the same time- suspiró Sophia en aquel ambiente lujurioso, en el que no casi no había palabras sino que más bien los gemidos y los pujidos reinaban con desdén.

 

Sophia había abierto más sus piernas y se penetraba con facilidad mientras estimulaba su clítoris y se perdía en los gemidos de Emma, que a veces se convertían en un “Sophia” epicúreo.

 

- Arqui…tecta- gimió Sophia de manera extraña, haciendo que la curiosidad de Emma pudiera más que seguir con el placer, para que dejara de estimularse y se diera la vuelta para pegarse a la pantalla y ver cómo Sophia se descontrolaba; jugando con su cabellera rubia con una mano, frunciendo su ceño de manera celestial, mordiendo su labio inferior por el lado derecho mientras gemía, con sus piernas abiertas a más no poder, moviendo sus caderas en forma circular sin despegar su trasero del asiento, contrayendo y liberando sus adentros; dejando que Emma viera, por su postura y su descontrol, aquel tight Little hole de Sophia, que lo único que pudo pensar fue un “that asshole is extremely sexy…and eatable”.

 

- ¿Te corres en mi boca, mi amor?- expulsó Emma contra todos sus principios, haciendo un magno esfuerzo por transformar las palabras de Natasha y ponerlas en su boca y reformularlas en una pregunta obscenamente sensual y erótica que hizo que el corazón de Sophia diera un vuelco, su trasero un respingo; que hizo que sus senos dieran un salto lascivo. Sophia gimió cuatro veces mientras frotaba su clítoris at Warp Speed en círculos, para que al final dejara de morder su labio y abriera su boca para lanzar aquel proyectil orgásmico:

 

- Me corro, me corro, me corro, mi amor…- de tal rápida manera que los ojos de Emma se iluminaron de erotismo y deseó poder estar ahí para que Sophia realmente se corriera en su boca, para introducir su lengua en su vagina y sentir sus contracciones, sentir el calor de aquel orgasmo en sus labios y sentir los espasmos de Sophia en su piel.

 

Un gemido un tanto fuerte y que Sophia tomara su seno derecho y lo apretara mientras elevaba su trasero sobre el asiento, revelaron aquel orgasmo que tanto anticipaba Emma, viendo cómo Sophia quedaba exhausta, respirando profunda y agitadamente como toda mujer después de una bestial embestida viril, pero no, Sophia sólo necesitaba la voz de Emma y su imaginación para alcanzar algo así de potente. No crean que me he olvidado de Emma, pues Sophia tampoco lo hizo. Una vez Sophia regresó a la Tierra, por lo menos su cabeza, sonrió para la cámara, perdón, para Emma e hizo unos últimos círculos en su clítoris, sólo para terminar lo que en teoría ya había terminado.

 

- Ojalá pudiera estar ahí para limpiarte, mi Sophie- murmuró Emma, adoptando la posición inicial sobre el sofá, la misma que tenía Sophia.

 

- ¿Ah, sí? ¿Cómo lo harías?- sonrió Sophia, abriendo sus ojos para ver que Emma se estimulaba rápidamente su clítoris.

 

- Fantasía y digo dos puntos: te pusiera en cuatro and I would lick from your clit all the way up to your asshole…

 

- Emma…- rió Sophia nerviosa, pensando en que si Emma seguía así, uno no sería suficiente, aunque, hasta la fecha, Sophia sólo había conseguido tener un orgasmo por vez…aunque no lo había intentado tantas veces, en cambio, Emma era diferente por la práctica y la experiencia misma.

 

Emma sonrió ya con sus ojos cerrados, frotando su clítoris pensando en la lengua y los labios de Sophia por todo su cuello, que recorrían sus labios y sus dientes que mordían sus pezones; para lo que utilizaba su otra mano, para pellizcar ligeramente sus pezones entre sus dedos, no halarlos, sólo presionarlos por los lados. Sophia se volvió loca cuando vio y escuchó lo empapada que Emma estaba, pues sin penetrarse, podía escuchar el jugueteo de sus jugos.

 

- ¿Qué necesitas para correrte, mi amor?- murmuró Sophia, padeciendo del mismo mal que Emma; pegándose a la imagen sin poder dejar de tocarse aunque ya no le diera placer, al menos por ahora.

 

- I’d love you to fuck me…- gimió Emma. Oh, no. Pero sí. Hablando sucio y con propiedad, Arquitecta, Natasha y yo estaríamos muy orgullosas de usted si en realidad supiéramos, aunque al menos yo sí sé.

 

- Mmm…- tarareó Sophia, viendo que Emma separaba sus labios mayores con sus dedos de la mano izquierda y frotaba únicamente la punta de su clítoris; coloreado con un rosado fuera de este mundo, con sus dedos, haciendo que Emma tuviera espasmos visibles. – I’d fuck your asshole with my tongue and your pussy with my fingers…- susurró, reviviendo y matando a Emma con cada palabras.

 

Emma sintió aquella típica corriente en ella, la que la recorría desde su clítoris hacia todas las partes de su cuerpo y era peor, o bien dicho mejor, porque sentía que el calor no tenía principio ni fin, pero sus espasmos vaginales sí, que al fin habían empezado. Nuestra Arquitecta gimió una sonrisa asesina y dejó de frotarse su clítoris por uno o dos segundos, para luego volver a frotarlo más rápido y luego toda su vulva.

 

- Let me see you cum, mi amor- susurró Sophia, haciendo que Emma abriera sus labios mayores y menores para que Sophia viera cómo se contraía su vagina levemente y cómo los jugos de Emma habían logrado hacerse camino no sólo a su otro agujero, sino también a sus mordisqueables buttcheeks. – No sabes las ganas que tengo de probarte ahorita

 

- ¿Por qué, mi amor?- preguntó Emma en aquel tono de fatiga, aunque se refería a un “¿Por qué sólo ahorita? ¿No te parezco lo suficientemente saboreable todo el tiempo?” pero en tono de broma.

 

- Porque esa corrida estuvo un diez…y quisiera probarla…ha de saber demasiado rico- suspiró, dejando de tocarse pues su clítoris se había irritado un poco y, en vez de darle placer o no darle nada, le molestaba.

 

-¿Tú crees?- preguntó Emma, recomponiéndose un poco en el sofá.

 

- Como no tienes idea, mi amor- guiñó su ojo, tal y como Emma se lo guiñaba a ella, lo cual Emma encontró demasiado lindo, a ella se le veía lindo junto con esos camanances y esos ojos celestes cansados.

 

- Está bien, te creo- sonrió Emma, frotando sus dedos una vez más, pero ahora en la entrada de su vagina y llevándolos a su boca con suma sensualidad.

 

- Gosh…si tan sólo supieras lo sexy que eso se ve- suspiró Sophia, dándose cuenta de la hora, casi media noche, pero notando que el desvelo había valido la pena.

 

- Imagino que son tus dedos- y los succionó con lujuria, primero su dedo del medio, hasta el fondo, como un deepthroat inocente, luego su dedo anular hasta la mitad, pues hasta ahí tenía jugos.

 

- Emma…- se calentó de nuevo Sophia, aunque sabía que, de tener otro orgasmo, no reviviría nunca más y eso era algo de lo que no podía darse lujo.

 

- Sabes…idea totalmente de la nada- comentó Emma, cerrando sus piernas, tomando su teléfono y poniéndose de pie. – Yo creo que debemos darnos como un tiempo de prueba…digamos un mes o dos meses- caminó hacia su habitación y, apagando la luz del living-room a su paso, se dirigió al baño.

 

- ¿A qué te refieres?- preguntó Sophia, haciendo lo mismo que Emma, pues las dos necesitaban limpiar sus manos y sus respectivas armas de placer físico-sensitivo y seducción visual.

 

- Digo, sigamos esto por uno o dos meses…así como ahorita, let’s have fun, let’s do whatever we want…luego, puedes mudarte a mi apartamento porque yo necesito, como toda buena mujer, abrazar y que me abracen después de una velada de romántico placer- sonrió, lavándose las manos.

 

Fue algo que a Sophia la tomó por sorpresa, pues no entendía del todo bien, “¿será que después de ese mes o dos ya no podremos hacer whatever we want?”. Pero no, Emma sólo se refería a dejarla entrar a su atmósfera privada de por vida, algo que nunca había hecho con alguien, ni siquiera con Natasha pero que ahora consideraba óptimo y apropiado con Sophia.

 

- Y yo necesito besos, mi amor, besos y calor…y ese Chanel no. 5 que te pones para dormir mejor- sonrió, dibujando aquellos camanances que mataron a Emma.

 

- ¿Estás diciendo que “sí”?

 

- Are you joking? ¿Cómo negarme a vivir contigo? Lo considero un honor en realidad- sacó su lengua en forma de broma, aunque no era ninguna broma. – Te imaginas: dormir y despertar juntas, te podría cocinar, hacer el amor cuando se nos antoje…es demasiado perfecto…tú eres perfecta, mi amor- concluyó, regresando a su cama para meterse en aquellas sábanas que en algún momento, hacía no más de media hora, estaban tibias y ahora no, que fue cuando se convenció de que vivir con Emma era lo que quería…porque no podía imaginarse no vivir con ella; era como preguntarse “¿Crees en la vida después del amor?” para contestar con un “No” rotundo y no sujeto a cambios de opinión.

 

- Mmm…sabes, tengo frío…y mis pies están fríos también, eso es algo que me desagrada del otoño, ya no se diga del invierno

 

- Podrías meterlos entre mis piernas para calentarlos, mi amor

 

- ¿Sabes qué?

 

- ¿Qué?

 

- Pensándolo bien…no necesito dos meses…pero sí necesito tiempo para reacomodarme, es primera vez que compartiría un espacio con alguien por tanto tiempo al día… ¿qué te parece un mes? Digamos…el veinte de noviembre…- dijo Emma un tanto pensativa aunque sabiendo que tenía razón, que era mejor así. Sophia sonrió.

 

- Pues el veintiuno de noviembre me tendrás ahí, hermosa

 

- No, no el veintiuno, el veinte- ordenó, como si fuera su jefa. Haciendo que Sophia sonriera todavía más y sus camanances se dibujaran todavía un poco más profundo.

 

- Sólo si prometes que dormiremos temprano ese día…es martes, creo

 

- Sí, dormiremos temprano porque saldremos temprano de la oficina…para inaugurar mi apartamento como “nuestro” apartamento- para Sophia eso sonaba tan surrealista y tan lejos, pero para Emma no, hasta cierto punto ya no podía contener sus ganas por que pasara un mes, pero necesitaba ese tiempo, tanto como para asimilarlo, mental y emocionalmente, pues no sólo abriría las puertas de su privacidad a Sophia, sino que también le daría entrada sin cargos a su corazón y a su vida, como para comentarlo con Natasha, quien seguramente estaba siendo embestida por Phillip contra la ventana fría de la habitación de Phillip en el Financial District, perdón, quien seguramente estaría demasiado contenta por ella. Sophia sonrió con sus ojos cerrados, dejándose vencer por el sueño, contagiando a Emma con un bostezo angelical.

 

- Mi amor…me estoy durmiendo- murmuró Sophia ya con sus ojos cerrados, tratando de no murmurar pero el sueño la hacía murmurar.

 

- Yo también, mi amor…¿qué dices si sueñas conmigo y te dejo descansar?

 

- Sólo si tú prometes soñar con que te hago el amor una y otra vez- dijo Sophia, era algo sin sentido y que era el sueño hablando por ella.

 

- Eres demasiado hermosa- susurró Emma, pensando en que Sophia ya debía estar soñando.

 

Dio un beso suave a la pantalla, exactamente en los labios de Sophia, algo un tanto cursi, pero que no podía contener, y terminó la llamada de FaceTime. Puso a cargar la batería de su teléfono y se dejó caer de nuevo en sus almohadas, fue la primera vez que Emma tomó una almohada entre sus brazos y la abrazó hasta quedarse dormida mientras daba sinceras gracias a Dios por haber puesto a Sophia Rialto en su camino y en su corazón y a Natasha por nunca dejar que algo tan social la privara de las mejores cosas de la vida. 

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