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El lado sexy de la Arquitectura 30

en Lésbicos

-¿Segura?- susurró Natasha a ojos cerrados mientras tomaban el sol de la manera más placentera y sedentaria posible sobre un par de chaise lounge en la playa de Elia. 

 

Sí, Natasha, no me voy a arrodillar- contestó Emma, viendo aquel paradisíaco panorama como pocos en su vida. 

 

- ¿Por qué?

 

- Explicación y digo dos puntos- se aclaró la garganta, viendo a Sophia y a Phillip platicar en el agua del mar, se salpicaban agua cada ciertos minutos junto con risas. – Emma Pavlovic no se arrodilla ante nadie- dijo, en aquel tono egocéntrico del que probablemente sólo ella podía abusar y quizás no estaba tan mal. – Pero cuando lo hizo, Sophia Rialto lo odió- rió, viendo a Sophia sumergirse en el agua y emerger de ella con tanta gracia, juguetonería y sensualidad que Emma se sintió orgullosa de ser su novia, pues escuchaba al grupo de muchachos franceses de la sombrilla de abajo hablar sobre lo atractiva que era Sophia. – Y creo que no estamos para convencionalidades

 

- ¿Cómo piensas hacerlo entonces?-  Natasha quería toda la información posible, le picaba por saber, saberlo todo. 

 

- Nate, no lo voy a hacer todavía, y no es porque no quiera, sino porque es parte del plan

 

- Evasivas, mierda de evasivas- rió Natasha, apagando la alarma de su iPhone y dándose la vuelta para quedar sobre su abdomen y broncearse la espalda. – Vamos, Em…por favor- sonrió, encarando a su mejor amiga, quien tenía los ojos cerrados y se empezaba a deshacer los nudos del bikini para no dejar marca sobre su espalda, o al menos la menor marca posible. 

 

- Quiero algo diferente, no llegar y proponérselo, sino que hacerlo sin que se de cuenta

 

- ¿Cómo no se va a dar cuenta?- rió Natasha, jugando con la arena con sus dedos. 

 

- Pues, digo, eventualmente se lo voy a proponer…pero quiero que sea de romántico y divertido, lo que hay en medio y los extremos…y eso es todo lo que voy a decir, pregúntame el otro mes por más información- sonrió, sintiendo el sol griego calentarle la espalda más de lo debido.

 

- Está bien- suspiró, enterrando sus manos en aquella arena tibia, como si eso la relajara aún más. - ¿Qué haremos ahora?

 

- Sedentarismo playero y piscinero desde nuestra Suite, mañana iremos a caminar por ahí…oh, y comer, comer y comer…no sé por qué últimamente tengo más hambre de la normal, ya me parezco a Phillip…

 

- Jamás lo había visto comer tanto como estos días…seguro está nervioso por la boda

 

- Hablando de la boda- dijo Emma, abriendo los ojos y viendo a Natasha a los ojos. – ¿Cómo va la civil?

 

Bien, hasta donde la dejé todo bien; ríos de Krug del ochenta y cuatro y del ochenta y dos para que los mortales invitados se llenen los riñones con lo mejor de nuestros nacimientos y una caja del setenta y nueve para las mesas de las familias, Dalmore Cromartie para Phillip y sus amigos amantes del Whisky... es una ensalada de frutas cítricas, muy rica, un poco de Krug con granada y jengibre,  una sopa de tomate asado con un Sangiovese que mi suegra insiste en ponerlo, luego chuletas de cordero a las hierbas italianas y no me acuerdo qué más y, por último, crepas de no sé qué de frutas del bosque y otra cosa de mascarpone y vainilla, helado si bien me acuerdo

 

- Me regaña mi estómago, me diste hambre- rió la Arquitecta, intentando disimular aquellos ruidos. - ¿Te decidiste por el blanco o por el violeta?

 

- Donna accedió a ajustar el violeta hasta la rodilla- rió Natasha, como si fuera gran ganancia, y sí que lo era. - ¿Tú que te pondrás?

 

- El J. Mendel blanco que te enseñé, el que tiene encaje arriba y se traslapa con el lino… 

 

- Hermoso, ahora sólo tenemos que ver cómo quedan sus vestidos con Donna, seguro hace un buen trabajo

 

- No lo dudo, Señora Noltenius- rió Emma ayudándole a deshacer el nudo de su espalda. 

 

- I’m so hot- suspiró, dejando caer sus manos sobre la arena de nuevo, excavando con ellas. 

 

- ¿Vamos al agua?

 

- No, Em…el otro tipo de caliente

 

- Oh… ¿Phillip?

 

- Sí, pero no es suficiente- rió sonrojada, aunque Emma no la pudo ver lo sintió. – Estoy golosa- dijo en un tono lascivo, marcando cada “s” en aquel tono que parecía el de Oskar, el asesor de imagen personal de Bergdorf’s. 

 

- Ya somos dos

 

- ¿No pudieron por Irene?

 

- Irene no fue un obstáculo- rió Emma, acordándose de lo gracioso que fue encontrar a Irene la mañana anterior, abrazada del inodoro, desmayada de sueño alcoholizado, acordándole de su vida estudiantil; más de la noche en la que perdió su virginidad y se había emborrachado por una enorme y profunda culpa, la cara de Irene, desmayada, le había acordado aquella aventura sin sentido. – Júrame que no dirás nada

 

- Jurado- abrió los ojos de la emoción y se irguió, olvidándose de su bikini suelto, mostrando su par de, para algunos, enormes pero sabrosos complementos delanteros totalmente al desnudo, mostrándole a medio público presente sus pequeños pezones café muy pálido. – Oops…- rió, ajustando de nuevo el bikini a sus senos. 

 

- El punto es que…Irene es bisexual- así, sólo así, en seco y crudo, dejó caer la bomba; ¡boom!

 

- Say what?- Natasha sacudió su cabeza como si no hubiera escuchado bien y terminó de amarrarse su bikini. 

 

- Como lo oyes…Sophia no sabe, aunque no es tonta, seguramente lo sabe y se hace la que no lo sabe, o no sé…pero no es de mi incumbencia

 

- No toques el tema, no te corresponde - sonrió Natasha, dándole la lección de vida a Emma. 

 

Exacto…en fin, Ella Natasha, ¿ya decidiste qué le vas a regalar a Phillip?

 

- Le voy a dar dos cosas

 

- ¿Las mancuernillas Winston? 

 

- En la boda civil para que las use en la religiosa- y se sonrojó, Emma no se explicó por qué pero sólo le hizo el gesto que se traducía a “¿Y en la religiosa?”. – Uhm…estoy sentada en él-  sonrió con una cierta inocencia y pena, con pudor, como si realmente lo tuviera, bueno, lo poco que le quedaba

 

- Amor, a mí ya me asaltaron con dos dedos…buena suerte y que Dios te ampare- sonrió Emma, irguiéndose con cuidado para no hacer un Natasha. – Pero te estaré esperando con un par de Ben & Jerry’s: Cookie Dough, Peach Cobbler y Cinnamon Buns, todo para consentirte, y consideraré “Glitter” o “Coyote Ugly”…o Selena- sonrió, acordándose de las veces que han estado conjuntamente deprimidas o adoloridas por alguna riña en esgrima que se pasó de tono y se amarró su bikini por la espalda

 

- A lo mejor y Phillip se asusta, no sé, pero se me antoja desde ya ratos…y dejemos de hablar de sexo que no me está ayudando- sonrió, poniéndose de pie y poniéndose sus gafas. - ¿Agua?

Emma se puso de pie con ella y, tomándola de la mano, tal y como solían hacer, colocó su mano sobre su hombro para poner la de Natasha alrededor de su cintura, contoneándose en completa sincronización, sonriéndoles a sus respectivas parejas desde la orilla, quienes los esperaban de la siguiente manera: ansiosos por salpicarles agua. Sophia se contuvo ante la imagen de Emma arreglándose el bikini entre aquellas pequitas brillantes por el bronceador, su cabello en un moño alto, literalmente sobre su cabeza, su sonrisa imborrable mientras tomaba un poco de agua entre sus manos y la esparcía por su abdomen. Phillip se arrojó contra Natasha, hundiéndola a la par de Emma, Emma simplemente siguió caminando, con el agua hasta su cadera, hacia donde Sophia. 

 

- Arquitecta, en paños menores en vista pública- sonrió Sophia, tomándola por la cintura y trayéndola hacia ella. Emma abrazó su cadera con sus muslos. 

 

Estamos en la cuna de la homosexualidad sin compromiso y que era aceptada por la sociedad, Licenciada Rialto- rió Emma, subiendo sus gafas a su cabeza, plantándole un beso público a Sophia, un beso como nunca antes, tomándola por sus mejillas y dejándose llevar por el sabor de sus labios. 

 

- Tenía sus pros y sus contras- murmuró Sophia al compás de las pequeñas olas que se desencadenaban, mordiendo al final el labio inferior de Emma pero volviéndola a besar. 

 

- ¡Dios mío!- exhaló Phillip con un falso y divertido pudor. – Nate, no vamos a poder dormir- rió, haciendo alusión a que, cuando llegaron al hotel, que estaba a veinte metros de la playa en la que estaban, se dieron cuenta de que Gaby, la secretaria de Emma, había reservado una habitación familiar, pues había confundido la información y los había metido, a los cuatro, en una sola habitación, cosa que no les molestaba, hasta mejor para compartir más, básicamente en todo el sentido de la palabra. Sophia no dejó de besar a Emma pero, ante el comentario, dejó salir su vulgaridad interna, aquello que su primo Adonis, que de “Adonis” no tenía nada; y si no entendieron pueden preguntar, le había enseñado; le mostró su hermoso, mediano y delgado dedo de en medio a Phillip: estirado, manicurado a la perfección, con ese pequeño y típico bulto a un lado por la presión que se ejerce sobre una pluma y un pequeño lunar, muy pequeño, a medio falange y encarando al dedo índice.  Fina, Señorita- guiñó su ojo, tomando a Natasha por la cintura, haciéndola adoptar la misma posición de Emma con Sophia y llevándosela un par de metros lejos. 

 

- ¿Cómo te sientes?- preguntó Emma, rozando su nariz con la de Sophia. 

 

- Se siente bien hablar el idioma con el que crecí, ¿tú cómo estás?

 

- Entre tus brazos no podría estar mejor- sonrió, besando su frente y bajándose de Sophia. 

 

- Cursi…- rió sonrojada, bajándole las gafas oscuras a Emma. – Sabes, me encantan tus hombros- sonrió, paseando sus manos por sus todavía aceitados hombros. – Me parecen muy sexy las pequitas…hay una en especial que me vuelve loca- guiñó su ojo, transportando a Emma a la vez que Volterra se la presentó, de manera oficial, en la oficina. 

 

- ¿Y esa cuál es?- levantó sus gafas para ver la mirada celeste de Sophia, del mismo color que el agua en el que estaban. Sophia hundió su rostro entre el valle de Emma, presionando su nariz contra su esternón y besando aquella diminuta pequita que manchaba con sensualidad el yacimiento de su seno izquierdo. Emma rió sensualmente, como una de aquellas sonrisas que sólo una diva podía otorgarle a un momento tan públicamente fuera de lugar. - ¿Qué pasa, mi amor?- susurró, viendo la mirada pensativa de Sophia, bajándose de su cadera y levantando su rostro con su dedo por su barbilla. - ¿En qué piensas?

 

Extraño dormir contigo- sonrió, hundiéndose en el agua y resurgiendo con su cabello tirado hacia atrás, muy ordenado, todo para retorcerlo en su dedo y fijarlo en un moño con una banda elástica. 

 

- Hemos estado durmiendo juntas, ¿no?

 

- Digo, es que…- bajó la mirada, remojando su rostro ardiente por el sol con un poco de agua salada. – Así como en tu apartamento- sonrió, paseando la punta de su dedo sobre el agua, revolviendo el agua cristalina. 

 

- Sophia, mírame, por favor- Emma se refrescó los hombros con lo que sus manos podían recoger del agua. – Nuestro apartamento- sonrió, asintiendo. 

 

- Nuestro apartamento…por el que no he pagado un céntimo- sonrió Sophia, provocándola, sólo jugando con fuego de nuevo. – Te faltan, ¿qué? ¿Tres cuotas para que sea completamente tuyo?- Emma asintió. – Déjame pagar la última, al menos

 

- No, las últimas dos cuotas las pagaremos como pareja: fifty-fifty

 

- A-ay, ¿pero quién está cediendo?- rió Sophia un tanto cantado, salpicándole un poco de agua. 

 

- Take it easy on me…step by step, ok?- Sophia asintió con una sonrisa victoriosa. – So, what did you mean by “like when we’re home”?

 

- Well, you know…naked…and cuddling…and we really haven’t had the chance to do that…two weeks is just too much- se quejó, sacudiendo su cabeza en desaprobación rotunda. 

 

- ¿Qué te hace pensar que no lo podemos hacer aquí?- Emma la trajo con sus manos, bajo el agua, hacia ella por su cintura, haciendo que Sophia la abrazara con sus piernas por su cadera. 

 

- ¿Porque Phillip y Natasha duermen literalmente en la misma habitación?

 

- Sophie, ¿y tú crees que eso me detiene a mí? Te haría el amor enfrente de ellos y no me importaría, aunque prefiero que sea muy privado e íntimo, que creo que hemos logradomantenerlo así- sonrió, no tomando en cuenta a Phillip en Roma, a Sara desde la ventana o a Irene por la terraza. 

 

- ¿Lo harías?- Sophia tragó con dificultades, pensando en lo erótico que eso sería, pero no le gustaba la idea de que Phillip las viera desnudas, mas no sabía que ya había pasado, pues él era hombre y Emma era mujer y Emma estaba muy guapa y Phillip seguía siendo hombre y el hecho de estar con Natasha no le prohibía ver a una monumental desnuda mujer como Emma…en fin, eso. 

 

- Le daría clases a Phillip: “Cómo hacer que tu novia eyacule tres veces en menos de cinco minutos”- guiñó su ojo, causando en Sophia un ligero espasmo interno que liberó lubricante natural. 

 

- ¡Emma!- siseó nerviosamente a través de una risa nasal. – Dormiremos…desnudas- pronunció aquellas palabras con tanto erotismo que ahora Emma también estaba lubricando. 

 

- Que si tienen hambre, par de sordas- Phillip les salpicó agua, cargando a Natasha en su espalda

 

- Tú sabes que conmigo siempre tendrás con quién comer a toda hora, Felipe Carlos- sonrió Emma, viendo a Natasha asomarse por encima de su cabeza mientras le daba besos en la cabeza a aquel hombre de una libra por centímetro de altura. 

 

Salieron de aquella natural y magna solución salina para esperar, con ayuda del sol y el calor, a secarse. Se dirigieron al restaurante más cercano para no obviar la brisa marina, cosa que le daba vida a Emma, le ponía una sonrisa demasiado enamorada según Sophia, y no necesariamente de ella. Phillip en el paraíso por el cordero, “la carne es de machos”, se devoró, luego de unos bocadillos de filo rellenos de queso ricotta y feta y espinaca junto con las féminas, una doble porción de Rogan Josh con una pincelada griega sobre una cama de arroz inmaculado mientras que las Señoritas cuidaban su figura; Natasha y su salmón al vapor, Sophia un cordero a las especias con couscous, pero, Emma, disfrutaba de una generosa porción de Tandoori Spicy Lamb en una generosa cama de arroz blanco, cosa que no esperaban encontrar en Grecia. 

 

- Pia, Natasha y yo queremos saber si está bien ir a Santorini por el día- dijo Phillip, arrojando una especie de doughnut-hole en su boca; como si le hubieran derramado un poco de miel y lo hubieran polveado con canela: una delicia para el paladar, más cuando se contaba con una orden de cuarenta y cuatro Lokmas. 

 

- No veo por qué no- sonrió, mordiendo aquella bolita frita, sintiendo cómo el aceite se salía de ella al paso que la mordía, de igual forma, muy rico. 

 

- ¿Nos acompañarán a Natasha y a mí?

 

- Una pregunta, ¿por qué le dices Natasha?- preguntó Sophia, extrañándose que no le decía “Nate” como Emma. 

 

- Porque una vez, estando al teléfono, la llamé “Nate” y todos en mi oficina creyeron que estaba hablando con mi novio Nathaniel- reventó en una risa. 

 

- Gracias por proteger mi transexualidad- bromeó Natasha, dándole un beso en la mejilla. – Entonces, ¿nos acompañan?- Emma y Sophia se volvieron a ver y supieron la respuesta. 

 

- Está bien- suspiró Emma, arrebatándole el recipiente a Phillip para comer un poco de dulce también. 

 

- Cómo quieran, par de tórtolos- sonrió Sophia, viendo que Emma se llevaba dos o tres Lokmas por vez. – Dios, Emma…cálmate…no se van a acabar

 

- Están buenísimos- sonrió apenada, hablando casi inentendiblemente por lo llena que estaba, y cerraba sus ojos diciendo “yummy” con su compostura, como si realmente le estuvieran dando cierto tipo de placer sexual. – Yo pago, pídanme otra orden, por favor, y si le pueden poner helado de vainilla mil veces mejor, ahorita no hablo griego- y acaparó el recipiente de cerámica con sus manos mientras Sophia le hacía una señal al mesero que querían dos órdenes más. 

 

- ¿Qué vamos a hacer ahora?- preguntó Phillip al aire, asombrándose de la voracidad con la que Emma engullía aquellas bolitas y con qué placer las saboreaba. 

 

- Yo voto por pasar como iguanas- dijo Emma entre su amorío hambriento con los Lokmas. 

 

- Same here- murmuró Natasha. 

 

- El Hotel tiene piscina, pues, es el mismo sol, es más privado y hay bar- rió Sophia para Phillip, con esa sonrisa cómplice. 

 

- El almuerzo lo paga la Arquitecta- guiñó el ojo Phillip para Emma, quien tomaba otro recipiente de las manos del mesero y masticaba rápidamente. – The check, please- le murmuró Phillip al mesero en un inglés básico, pues era acompañado por el ademán universal. 

 

Emma le guiñó el ojo a Sophia con una sonrisa de “tengo un plan para no ir a Santorini, no tengo ganas de ir” y le alcanzó un billete amarillo al mesero para recibir un billete anaranjado y otro gris, las monedas las burló para que quedaran como propina adicional. 

 

- You ate like if you hadn’t eaten a shit- susurró Sophia entre una risa que ridiculizaba a Emma. 

 

- Oh, you’ll see what I have in mind…we’ll be skipping Santorini tomorrow because I have a terrible stomach ache- rió Emma, dándose unas palmadas en su sonoro abdomen sobre el lino ocre de su vestido playero Tory Burch. 

 

- So…you weren’t hungry?- rió Sophia a carcajadas mientras la tomaba de la mano y acariciaba con sus dedos el contorno de su único anillo, aquel que tenía el rubí incrustado que le había regalado Sara. 

 

- The fuck I wasn’t…but I’d like to stay in bed with you, or by our pool and take a naked swim and yadda-yadda-yadda, you get me- guiñó su ojo para Sophia, quien le lanzó un beso aéreo sonrojado. 

 

- Phillip- llamó Sophia, intentando detenerlos. – En la playa también hay bar, y el sol va para abajo, no habrá tanta diferencia- sonrió, a lo que aquellos futuros esposos sonrieron también y emprendieron marcha hacia la playa de nuevo. – Sabes, mi amor…nunca me han gustado los hombres en flip flops- susurró Sophia. 

 

- Yo tampoco, pero al menos tiene pies bonitos, y son Gucci

 

- Gucci, Havaiana o Adidas, son lo que son…como sea, wanna get drunk?- sonrió, entrando ya a la arena, quitándose sus Tory Burch de sus pies, haciendo Emma lo mismo con las suyas; que no era pena que fueran matching con las de Sophia. 

 

- Drunk? No lo sé, tipsy maybe- y caminaban hacia el bar para encontrar un par de chaise lounge cerca, que pensaron que no encontrarían, pero sí lo hicieron, aunque no los cuatro juntos como antes. 

 

Después de una siesta bajo el sol, de la que sufriría la piel de Emma con un hermoso y dorado bronceado, se unió a Sophia con un  Greek Sex on the Beach; dos partes de vodka, una y media de lemon rum, dos partes de sirope de granadina, dos partes y media de jugo de naranja, una parte de tequila y una de licor de durazno. Y después de una ronda de Mini Dakos, Mini Lamb Souvlaki y unas Mini Haloumi Toasts, acompañados por una botella de Ouzo, que la diluyeron con una simple coca cola, se metieron al mar a nada más que a platicar sobre lo sabroso que era estar en aquel modo de vida que se regía bajo: Dolce far niente. Era alrededor de las seis de la tarde, el sol ya empezaba aacercarse a la infinidad del mediterráneo, haciendo de aquella brisa marina un tanto más fría, al menos el agua sí se enfriaba, por lo que se salieron, Phillip y Natasha a tirarse a sus chaise lounge para admirar el atardecer junto a un Martini y un Whisky, de manera respectiva, y para afinar detalles sobre la boda religiosa, pues había muchos invitados por los que todavía existían dudas. Emma se sentó sobre la arena, que el agua todavía le llegaba, en minúsculas olas, a los pies y, a  veces hasta a su trasero, pues tenía las piernas flexionadas y, entre ellas, a Sophia mientras la abrazaba por la cintura y hablaban a susurros sobre la resaca marítima. 

 

I like this…- suspiró Sophia, limpiándose las gotas de agua que le corrían por la frente mientras Emma le hacía un moño. 

 

¿El qué?- Emma apretujó el moño de Sophia para escurrirlo y luego reanudar el abrazo. 

 

- Esto…sol, playa, arena, tú y yo…

 

- Te amo…- susurró a su oído, apretujándola por el abdomen y dándole besos en sus salados y húmedos hombros que en algún momento se secarían por la brisa. 

 

- Otra vez- sonrió, posando sus manos sobre las de Emma y recostándose más sobre su pecho. 

 

- Te amo

 

- Otra vez- entrelazó sus dedos con los de Emma. 

 

- Te amo…te amo, te amo, te amo…mucho…mucho, mucho mucho- susurró nuevamente a su oído con una sonrisa, para luego, con un pequeño impulso innecesario, besar su cuello mientras el sol ya comenzaba a fundirse con el horizonte. 

 

- Se te escucha tan bonito…- suspiró sonrientemente, recostando su cabeza sobre el hombro derecho de Emma. – Te amo- y Emma la deslizó suavemente para cargarla con su brazo y la besó nuevamente en público, un beso sensual y romántico, a ojos cerrados, goteante de agua salada y congestionado de ambas narices, pero amoroso y cálido, que se contrastaba con el agua que les seguía mojando la arena bajo sus pieles. 

 

- Isn’t that amazing?- suspiró Natasha, viendo aquella escena de amor entre Sophia y Emma. 

 

- ¿Cuándo se van a casar?- rió Phillip con objetivo de broma.

 

- ¿Cómo sabes?- volvió a verlo Natasha con mirada de sorpresa, casi ahogándose con su segundo Martini. 

 

- Fuck…they are?- se irguió Phillip, derramando su Whisky sobre su pecho, ardiéndole por la mezcla del sol y del alcohol. 

 

- Fuck- murmuró Natasha, pegándose suavemente en la boca, “I shouldn’t have said that”. – Forget it, will you?- suplicó, con expresión de sufrimiento. 

 

- Oye, yo no diré nada, amor…pero cuéntame, ¿si?- sonrió, limpiándose el pecho con una servilleta y buscando sus cigarrillos con la otra mano. 

 

- No, sólo es una idea que tiene Emma en la cabeza, olvídalo

 

- Oye, es bueno que lo piense pero, ¿no es muy rápido?

 

- Sí, pero es que no te adelantes, Emma no se lo está proponiendo ahorita…según entendí quiere esperar hasta después del verano, quiere vivir un poco más con Sophia y planear su proposal, lo que me parece justo y necesario

 

- Bueno, queda esperar…- sonrió, inhalando de su cigarrillo para encenderlo, alcanzándoselo a Natasha para que tomara un poco de él. - ¿Cuándo tendrá Emma listo el apartamento?

 

En un mes, más o menos

 

- ¿Te gusta cómo está quedando?

 

- Si, me encanta, ¿por qué no has querido verlo?- preguntó, encarando la situación, pues no sólo ella viviría ahí, sino Phillip también. 

 

- Porque sé que entre ustedes dos, o tres porque no dudo que Sophia se meta, tienen muy buen gusto y pueden hacer de nuestro hogar algo de tu fascinación y de mi comodidad también, con tal de que tenga espacio para mis cosas para hacer ejercicio, soy muy feliz, eso y una Panasonic de cincuenta pulgadas, por favor, lo demás…al gusto de mi esposa- sonrió, inclinándose sobre Natasha para besarla y recibir el humo de su cigarrillo en su garganta. 

 

Natasha sonrió ante el beso gentil que Phillip le ofrecía mientras ella tenía la oportunidad de tomarlo por la espalda y arañarlo suavemente, deslizando sus uñas desde lo alto de su espalda hasta lo más bajo, casi por su trasero, el cual le encantaba agarrar entre sus manos y apretarlo gentilmente mientras hacían el amor, pero, en vista que no lo hacían, optó por no tomárselo, ni por encima de sus pantaloncillos impermeables. Después de unos minutos, ya cuando el sol se había ocultado del todo y el cigarrillo había visto su muerte terminal al ser apagado en la arena y arrojado en la copa vacía de Natasha, tomaron sus cosas y dijeron, desde lejos, antes con un grito, que se regresarían al hotel, pues la brisa empezaba a darles frío, más que todo a Natasha, quien era muy friolenta. La gente se empezaba a retirar de la playa, el bar permanecía abierto, y Sophia y Emma seguían abrazadas, viendo hacia el horizonte que cada vez se coloreaba de un azul más oscuro. 

 

- No es posible que tengas hambre, Emma- rió Sophia, sintiendo el estómago de Emma rugir por inanición severa, como si no hubiera comido tanto en las últimas cuatro horas.

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Me disculpo por tardarme, me estaré tardando un poco por cuestiones laborales.

Un abrazo, feliz año nuevo. 

E.

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