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La Fantasía de mi novio

en Trios

LA FANTASIA DE MI NOVIO.

Llevaba algo más de un año saliendo con Javi. Nuestra relación en el aspecto sexual iba muy bien. Habíamos hecho realidad casi todas nuestras fantasías, pero él tenía una fantasía que yo no sabía si podría ser capaz de realizar. Quería hacerlo con dos mujeres a la vez. Me costó mucho decidirme a dar aquel paso, ya que tenía muchas dudas, hasta que finalmente le dije que sí. Que lo haríamos.

Fue él, quien se encargó de buscar a la chica y el lugar donde lo haríamos, ya que también en eso debía ser como él quería. El día acordado me puse un vestido muy sexy de punto ajustado con tirantes, me peiné y arreglé como si fuera a una fiesta y tras subir al coche nos encaminamos hacía las afueras de la ciudad. Tras recorrer algunos kilómetros por la carretera nos desviamos por una carretera más pequeña hasta llegar a una urbanización allí Javi buscó la dirección que llevaba escrita en un papel y al llegar frente a la casa me quedé impresionada. Era una casa muy grande, de dos pisos, con muchas luz.

Llamamos al timbre y una voz femenina nos saludó por el interfono:

¡Hola, pasad!

Abrimos la puerta y entramos a un gran jardín que atravesamos, al llegar al porche de la casa una chica morena y delgada se acercó a nosotros:

¡Hola, yo soy Bárbara! – dijo dirigiéndose a mí.

Yo soy Emma – le respondí.

Pasad.

Entramos en la casa.

Ya lo tengo todo preparado como tú querías – le dijo a Javi. – Vamos a la biblioteca.

Perfecto. – exclamó Javi contento adelantándose a nosotras.

Bárbara y yo le seguimos, hasta que llegamos frente a una puerta que tenía una llave, mientras Javi la abría Bárbara me cogió del brazo, me arrinconó contra la pared y me besó suavemente.

Tranquila – me indicó – verás como todo va bien.

Javi dijo entonces:

Estáis guapísimas y muy sexys.

Bárbara llevaba un mono casi transparente, bajo el que sólo llevaba unas bragas negras. Volvió a besarme y luego restregó su cuerpo contra el mío y se arrodilló en el suelo, entonces me subió la parte inferior del vestido hasta la cintura, me quitó las bragas y me hizo levantar la pierna y apoyarla sobre su hombro y entonces puso su boca sobre mi sexo y empezó a lamerlo, en pocos segundos logró que mi cuerpo ardiera de deseo, Javi se acercó a nosotras, me besó en los labios y me bajó la parte de arriba del vestido, luego me desabrochó el sujetador dejando libres mis pechos que acarició suavemente mientras Bárbara seguía chupando mi sexo con su hábil boca. La mamada que Bárbara me estaba haciendo era genial y me tenía enloquecida, mientras Javi chupaba mis senos y los lamía.

¿Por qué no vamos dentro? – propuso Javi.

Bárbara dejó de lamerme, se levantó y me besó un pecho, luego me besó en la boca y a continuación besó a Javi.

Entramos en la biblioteca y Javi se sentó tras la mesa que allí había. Bárbara y yo nos sentamos en un pequeño sofá que había frente a la mesa.

Fue Bárbara la que volvió a besarme y empezó a acariciarme todo el cuerpo por encima del vestido que yo había recompuesto un poco, yo también le acariciaba a ella, era agradable sentir las manos suaves de una mujer sobre mi cuerpo, enseguida las manos de Bárbara encontraron la cremallera del vestido, la bajó y luego me quitó los tirantes dejando libres mis desnudos pechos (ya que el sujetador me lo había quitado Javi anteriormente y se lo había guardado en su bolsillo) yo también le desabroché la parte superior del mono a Bárbara y así ambas desnudas de la parte superior nos pusimos a acariciarnos los senos, Bárbara más diestra que yo empezó a chupármelos dándome un gran placer, mientras Javi desde su lugar nos observaba. Bárbara siguió besando y lamiendo mis tetas hasta que me suplicó:

Ayúdame a quitarme el mono.

Así, se puso de pie sobre el sofá y yo le quité el mono despacio dejando su cuerpo totalmente desnudo.

¡Oh, como me gusta que me desnude una mujer! – dijo excitada – Anda, dejemos que Javi nos ayude.

Nos acercamos hasta Javi que seguí sentado tras la mesa, así mientras yo acababa de quitarme el vestido Bárbara se arrodilló en el suelo y besó a Javi, este beso mi pecho desnudo, luego Bárbara hizo lo mismo con el otro, seguidamente se puso a acariciar mi sexo, mientras yo trataba de acariciar el sexo de Javi por encima del pantalón.

¿Por qué no lo hacéis sobre la mesa? – propuso Javi.

¡Oh, si! ¿Por qué no me comes el conejito? – repuso Bárbara.

Así, Bárbara se puso en pie, se subió a la mesa mientras yo me sentaba sobre el regazo de Javi, Bárbara se abrió de piernas y yo un poco inexperta acerqué mi boca a su sexo y empecé a chuparlo, olía a jabón y tenía un sabor agridulce un tanto especial.

¡Uhm, oh! – empezó a gemir Bárbara - ¡Qué bien lo haces!

Mientras yo seguí chupando el sexo y jugueteando con mi lengua y su clítoris. Javi me acariciaba el pompis.

¡Ah, oh, oh, ah! – gemía Bárbara en señal de aprobación mientras yo seguía concentrándome en su sexo tan bien como podía.

¡Oh, que maravilloso espectáculo! – exclamó Javi que seguía acariciándome el culo. Repentinamente sentí sus dedos buscando mi clítoris y al hallarlo empezó a masajearlo.

El calor y el placer iban subiendo de intensidad poco a poco en aquella biblioteca.

¡Oh, cariño que bien lo haces! – exclamó Bárbara.

Javi se puso a acariciarme el cuerpo, alcanzó mis tetas y entonces yo me incorporé y luego me recosté sobre él. Bárbara al verlo se bajó de la mesa.

Ahora me toca a mí probar ese conejito otra vez.

Se arrodilló frente a mí, me hizo subir las piernas hasta apoyarlas en la mesa y ella se quedó en medio y de nuevo comenzó a lamer mi sexo. Mientras Javi me sujetaba y observaba.

Bárbara lamía y chupeteaba mi sexo entretanto Javi acariciaba mi clítoris con un dedo. Así en pocos minutos mi cuerpo empezó a convulsionarse y estremecerse hasta lograr que alcanzara el clímax.

¿Por qué no dejamos que Javi también goce de nuestros cuerpos? – propuso Bárbara.

Entonces yo me incorporé, me puse junto a Bárbara de rodillas mientras Javi se desabrochaba los pantalones y sacaba su erecto sexo inmediatamente Bárbara lo cogió como si fuera una viciosa y empezó a chuparlo y lamerlo, luego me lo ofreció a mí y yo también lo chupé y lamí de arriba abajo, luego me metí el glande en la boca y empecé a chuparlo, entre tanto Bárbara chupeteaba los huevos y los lamía.

¡Oh, si, oh, si! – gimoteaba Javi extasiado.

A continuación dejé que Bárbara le chupara el glande mientras yo me dedicaba a sus huevos, los cuales chupeteaba y lamía como si fueran un helado.

¡Oh, ah, oh! – gemía Javi.

Bárbara lamió el tronco de arriba abajo y yo hice los mismo y entonces ella volvió a cederme aquel dulce caramelo para que lo chupara mientras ella volvía a dedicarle su atención a los huevos.

¡Oh, si, así, muy bien! – murmuraba Javi placenteramente.

Anda cariño, ven aquí que te la meta – me ordenó Javi, con lo cual me puse en pie.

Bárbara se subió de nuevo en la mesa y se recostó sobre ella diciendo:

Y a mí me comes el coñito otra vez.

Así que me puse a caballo sobre Javi de espaldas a él, me inserté su erecto pene en mi vagina muy despacio hasta que lo tuve totalmente dentro de mí.

¡Ah, ah! – gemí al sentirlo.

¡Uf, así! – murmuró Javi y empecé a subir y bajar sobre aquel sexo, primero despacio y luego acelerando el movimiento.

Bárbara estaba frente a mí con las piernas abiertas, yo trataba de lamer su sexo mientras me balanceaba una y otra vez sobre el erguido mástil de Javi.

¡Oh, muy bien! – gemía él.

¡Ah, oh! – gemía yo llenándome con el placer que me producía aquel sexo.

Subía y bajaba sobre él sin parar sintiendo como rozaba mis paredes vaginales con su glande y enloquecía de placer, al igual que Javi que agarrándome por las caderas acompasaba mis movimientos.

Yo había dejado de lamerle el sexo a Bárbara ya que el traqueteo y los gemidos no me lo permitían, con lo cual ella sola había tenido que dedicarse a hacerse una paja con sus dedos.

Venga chicos, vais muy bien – nos animaba – me ponéis a cien.

Javi se levantó del asiento haciéndome poner en pie, quería ser él quien me penetrara, eso hizo que yo pudiera estar más cerca de Bárbara, mientras Javi empujaba penetrándome una y otra vez.

¿Te gusta, preciosa? – me preguntó Bárbara.

¡Oh, si, me encanta, Javi lo hace muy bien! – le respondí – Si, sigue así me correré.

Entonces déjamelo probar. – dijo ella.

Javi extrajo su sexo de mí, yo me incorporé y dejé que él se situara frente a nuestra compañera que le recibió con las piernas abiertas, Javi la penetró mientras yo me ponía a su lado y Bárbara acercando su boca a la mía me besó, luego me propuso:

¿Por qué no me chupas las tetas?

Si, querida – le respondí y empecé a lamerle los senos tal y como a mi me gustaba que me lo hicieran.

Entretanto Javi empezó el movimiento de mete-saca mientras sujetaba a Bárbara por las piernas y está comenzó a gemir enloquecida.

¡Ah, ah, aaaaahhhh!

Con cada acometida del hombre ella gemía un poco más fuerte y eso hacía que Javi acelerara sus movimientos.

Eso hizo que mi cuerpo se encendiera y sintiera un fuerte deseo en mi sexo, por lo que dejé de lamer los pechos de Bárbara y empecé a hacerme una paja. Bárbara se percató de eso con lo cual guió su mano hasta mi sexo y empezó a acariciarlo ella misma.

¡Oh, que caliente está esta nena! – dijo ella mientras Javi seguía penetrándola sin parar - ¡Ah, oh, ah! – gemía ella.

¡Aaaaaahhhhhh! – gemía yo.

¡Oooooohhhhh! – gemía Javi.

Y los tres nos estremecíamos de placer en aquella habitación.

¡Oh, si, si, así, deprisa! – gemía Bárbara ordenando a Javi, entonces subió sus piernas hasta los hombros de él para darse impulso y hacer que aquel sexo la penetrara más profundamente, ambos se movían enloquecidos de placer gimiendo mientras yo seguía pajeándome, recostada junto a Bárbara que intentaba lamerme un pecho.

Javi la penetraba cada vez con más fuerza y más rápidamente. Descubrí entonces que estaba a punto de correrse al igual que Bárbara que gritaba y gemía cada vez más agitadamente, olvidándose de mí. Javi acometía contra ella una y otra vez sin reparar lo más mínimo en mí o en mi placer. Así que yo seguía masajeándome mi clítoris mientras les observaba a ellos jodiendo, gemíamos los 3 al unísono y nos convulsionábamos una y otra vez.

¡Oh, que me corro! – gimió Bárbara.

También Javi estaba apuntó de correrse, así que extrajo su sexo de ella, se acercó a mí y me penetró dando tres fuertes empujones tras los que se corrió. También yo alcancé el orgasmo al sentir su semen llenándome.

Tras eso, Bárbara nos invitó a cenar y a partir de ese día nos convertimos en grandes amigas.

Ahora Javi y yo siempre que tenemos ganas de repetir su fantasía, la llamamos.

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