miprimita.com

Imágenes (1: el castigo)

en Dominación

IMÁGENES 1 (El castigo)

Me excita verte en esa postura y no puedo dejar de mirarte. Estática, quieta ante mi, esperando a mi próxima orden. Tus manos posadas en el borde de la barra del bar, tratando de aguantar el peso de tu cuerpo, la blusita semitransparente que te regalé, el cinturón de eslabones que te compraste hace medio año y los zapatos de tacón; las piernas dobladas hacía afuera para que pueda observar ese magnifico culo que abierto se muestra ante mí.

Mi sexo está a mil, totalmente erecto. El silencio reina en la habitación y sólo se oye el ruido de mis pasos y tu respiración pausada. Me acerco a ti, y con el látigo que llevo en la mano acaricio la raja de tu culo. Te estremeces y me siento triunfante por lograr ese efecto en ti.

- Julio, por favor, me duelen los brazos y las rodillas – suplicas.

- Ya lo sé, pero eso forma parte del castigo, si te hubieras portado bien ahora no estarías así – contesto a tu suplica con dureza.

Suspiras al comprobar que tu ruego no obtiene resultado. Me arrodillo tras de ti y colando mi mano por entre tus nalgas alcanzo tu sexo y empiezo a acariciarlo, mientras te susurro al oído:

- Ni se te ocurra gemir o excitarte.

Afirmas con la cabeza tratando de controlar tus emociones. Estás excitada y en realidad deseas que te penetre ya, que te haga mía, pero sabes que no lo voy a hacer, aún no. Te muerdes el labio inferior porque deseas gemir, pero no puedes; mis dedos hurgan en tu sexo y se introducen en tu agujero vaginal. Suspiras acallando un gemido y yo muevo mis dedos dentro y fuera, una y otra vez, acelerando cada vez más el ritmo para comprobar hasta donde eres capaz de soportar. Mueves tu cabeza hacía adelante y atrás, suspiras cada vez más rápidamente. Sé que te estás excitando y que tratas de luchar contra ello, pero no puedes y menos cuando mis labios se posan sobre tu cuello y con la lengua lo acaricio. Toda tu piel se eriza y finalmente:

- ¡Ah! – Un gemido escapa de tu garganta.

- ¿Qué te he dicho, zorrita?

- Que no gimiera ni me excitara – respondes como una gatita obediente.

- Muy bien – me pongo en pie y doy un latigazo en el suelo, muy cerca de tu hermoso culo.

Al sentir el aire que el látigo hace te revuelves, seguidamente tiro de tu pelo obligándote a echar la cabeza hacía atrás. Me bajo la cremallera del pantalón, saco mi sexo erecto y te ordeno:

- ¡Chúpalo!

Tú, obediente, sacas tu lengua, acerco mi verga y empiezas a lamer. Sé que la postura es incómoda, que hace que te duelan las cervicales, y que el dolor de mi mano tirando de tu pelo también es molesto, pero me gusta torturarte de esta manera. Suelto tu pelo, ya que sólo alcanzas a lamer un poco el tronco y eso no me satisface lo suficiente.

De nuevo me arrodillo junto a ti, y cogiendo el látigo lo paso por entre tus piernas, lo sujeto por cada extremo, lo coloco de modo que pase por entre tus labios vaginales y roce tu clítoris y seguidamente empiezo a moverlo, primero despacio, luego aumento el ritmo adelante y atrás, oigo como empiezas a gemir. Cuando te das cuenta, intentas acallar tus gemidos resoplando y suspirando. Me detengo y te pregunto:

- ¿Te excita esto, cariño?

- Sí – musitas inevitablemente.

- Bien – añado con picardía, mientras sigo moviendo el látigo hacía delante y hacía atrás.

Oigo que te quejas por lo incómodo de la postura y finalmente te ordeno:

- Anda ponte en pie, pero con la cabeza apoyada junto a tus manos en la barra.

Obedeces y me muestras tu culo y tu sexo en primer plano, lo que hace que mi pene aún se tense más. En realidad, deseo follarte ahora mismo, pero no puedo, no debo hacerlo, tengo que mantener el castigo para excitarte hasta que no puedas soportar más y me supliques que te folle. Ese es mi objetivo que te excites y me pidas que te lo haga.

Vuelvo a coger el látigo y de nuevo lo coloco entre tus piernas. Lo muevo suavemente durante unos segundos, después aumento el ritmo, hasta conseguir que gimas y entonces te pregunto:

- Dime, como te excita más, así… - hago una pequeña pausa mientras muevo el látigo despacio - …o así… - y vuelvo a moverlo pero está vez más rápidamente.

- Ah! – gimes – por favor Julio, fóllame ya – suplicas excitada.

- ¿Quieres que te folle? – Te pregunto orgulloso y feliz de ver que he conseguido lo que deseaba.

- Sí – musitas excitada.

Sacó el látigo entre tus piernas y me preparo poniéndome detrás de ti. Te sujeto por las caderas y dando un fuerte empujón te penetro con ímpetu, permanezco inmóvil y me recuesto sobre tu espalda. Acerco mi boca a tu oído y te interrogo con voz sensual:

- ¿Es esto lo que quieres?

- Sí – respondes.

Pero antes de que te des cuenta, saco mi sexo de ti con el mismo ímpetu que he utilizado para penetrarte. Gimes al sentirlo y pareces decepcionada.

Me encanta verte así, ansiosa por sentirme y desesperada porque no te dejo llegar al éxtasis. Tus mejillas se sonrojan y piel se eriza, estás preciosa. Repito la operación y te penetro bruscamente, de nuevo gimes, y esta vez doy tres fuertes embestidas que te hacen gemir más aún. Nuevamente retiro mi sexo del tuyo. Y otra vez siento en tu gemido la desilusión que mi actitud de causa. Espero unos segundos y vuelvo de nuevo a penetrarte, doy otras tres fuertes embestidas y abandono tu sexo.

- Por favor, Julio – suplicas desesperada y a mi me encanta oír la desesperación en tu voz, oí tus suplicas, sentir que me necesitas, que me quieres, que me deseas.

- ¿Quieres más? ¿Quieres que termine? – Te pregunto.

- Sí – aúllas

- Bien, puedes levantarte – te ordeno.

Me obedeces y te incorporas agradeciendo la nueva postura, ya que tenias los riñones adoloridos.

- Bien, vamos – te digo tomándote del brazo y llevándote casi en volandas hasta nuestra habitación.

Por el camino observo tu culo redondo y prominente. Me pone a mil con sólo mirarlo y siento como mi sexo se alza erecto, ansioso por darte ese placer que tanto deseas. Llegamos a la habitación y te ordeno:

- Ponte en cuatro sobre la cama, en el borde a ser posible.

Tú obedeces y te sitúas a gatas con las rodillas en el borde de la cama. Por fin decido liberarme de mis pantalones, bajo los que no llevo nada. El resto de la ropa me la dejo puesta, porque sé como te gusta hacerlo cuando estoy semidesnudo. Me acerco a ti y acaricio tu sexo suavemente con un par de dedos todo tu cuerpo se eriza al sentirlos, luego los deslizo hasta tu clítoris y lo masajeo. Gimes de placer, sé que tienes los ojos cerrados y que deseas que te lleve al máximo placer, pero finalmente dejo de acariciarte.

Empiezo nuevamente el juego de penetrarte con rudeza, arremetiendo unas tres o cuatro veces y abandonando luego tu sexo. Repito la operación mientras oigo como gimes, sé que estas excitada, muy excitada, tanto que en cualquier momento serías capaz de correrte, lo sé. Y esta vez en lugar de sacar mi sexo de ti me detengo y te pregunto:

- ¿Es esto lo que querías, zorrita?

- Sí – gimes – sigue, por favor - suplicas

- Está bien – acepto.

Vuelvo a penetrarte con fuerza, tanta que te echo sobre la cama, y nos quedamos así, tumbados, yo sobre ti, tú debajo, piel contra piel en una unión perfecta. Doy tres fuertes embestidas y me detengo. Beso tu cuello, tu gimes, vuelvo a dar tres embestidas más y de nuevo me detengo. Me quedo inmóvil un rato, sé que tú estás a mil, siento como tu sexo se contrae entorno a mi verga y entonces empiezas a gemir, noto como tu vagina estruja mi verga, te estás corriendo y sin que yo haga nada. Es tal tu grado de excitación que no puedes remediarlo. Gimes alcanzando el orgasmo y entonces empiezo a empujar con fuerza y rapidez para correrme también y no tardo mucho en hacerlo, ya que estoy casi tan excitado como tú. Gimo y me convulsiono sobre ti, hasta llenarte con mi semen. Cuando dejo de agitarme me acuesto a tu lado. El juego ha terminado. Te acercas a mí y me besas apasionadamente, luego apoyada sobre mi pecho y mirándome a los ojos me dices:

- Ha sido increíble, has logrado que me corriera sin hacer casi nada.

- Ya me he dado cuenta.

- Me has excitado tanto… Esto tenemos que repetirlo – me susurras.

- Cuando tú quieras, Princesa.

Me sonríes pícaramente, parece que estés pensando en el próximo juego que inventaremos.

De repente, siento algo extraño entre mis piernas, algo caliente que esta… lamiéndome…siento una boca caliente y húmeda alrededor de mi sexo y…Abro los ojos y…. Tú estás ahí…

Erotikakarenc (Autora TR de TR).

Mas de Erotika

Atada (capitulo 8 sonia)

ATADA VII El club

Atada vi (un oscuro deseo)

CAPITULO 6 Un oscuro deseo

Atada v

Atada iv

Atada III

Atada ii

Atada

Dos hombres distintos

La venganza IV (cómemela como tu sabes)

LA VENGANZA 3 (Fóllame el culo)

La Venganza 2 (En mi boca)

La venganza (entre mis piernas)

Atada 2

El diablo vestido de mujer 2

Cediendo a sus deseos

La fantasía de mi novio

Bajo la mesa

El diablo viste de mujer

Atada

Memorias de una sumisa (3)

Memorias de una sumisa (2)

Memorias de una sumisa

A 500 km de ti, contigo

Traición

Amantes (5)

Cristales rotos

En sus ojos

Unidos

Imágenes (2: La venganza)

La cliente

Historia del acto sexual (4: el sexo)

Historia del acto sexual (3: las caricias)

Historia del acto sexual (2: el beso)

Historia del acto sexual (1: la mirada)

Con ese traje

Destino

El dulce nombre de Marcela

Desnudo

Amantes (4: Yana, tú y yo)

El triángulo (3: Pablo)

El triángulo (2: el novio de mi hija)

El triángulo (1: aquella mujer)

En manos del enemigo

Amantes (3)

Entre dos hombres (3 y último)

Entre dos hombres (2)

Buscando la pasión

Inspección ocular

Entrevista de trabajo

Le encantaba mirarme (3 y último)

Le encantaba mirarme (2)

Le encantaba mirarme (1: una mamada sensacional)

Mujer con zapatos de tacón

Secretaria y amante (10 y último: libre)

Secretaria y amante (9: fóllale el culo )

Secretaria y amante (8: hagamos un 69)

Secretaria y amante (7: Desnúdate)

Secretaria y amante (6: te voy a follar como...)

Secretaria y amante (5: Quiero que seas mía)

Secretaria y amante (4)

Secretaria y amante (3)

Amantes (2)

Secretaria y amante (2)

Secretaria y amante

Sumisamente tuya

Los nuevos valores de TR

Amantes

Un día cualquiera

Comprometidos (3: Perverso)

Comprometidos (2: el reencuentro)

Comprometidos

Intercambio

El amante compartido

La jovencita descarada

Despedida de soltera

A ti

Por el amor de mi hijo.

El reclinatorio

El vouyer

Examen oral

Hoy serás mi esclavo

Algo más

Solamente una vez

Hermanos

Sorpresas te da la vida

La paciente lasciva

Contra el plagio

Carolina, 16 años de vicio y el descaro...

Gracias a todos

Cazador Cazado

El primer día (5: Nuevos horizontes)

Entrevista con Ds1

El primer día (4: La sombra de una duda)

Juego de seducción

Mi perverso favorito

El primer día (3: Amandonos)

El primer día (2: Sintiéndonos)

El primer día (1: Conociendonos)

Algo diferente

Cediendo a sus deseos

Muerte

El sexo a través de la historia

Los juego de Aecio y Kacena

Contaré las horas

¡Maldito cabrón!

Dolor y placer

Calor

Magnetismo

Nuestra Travesura

Diosa

Al sol del verano

A 300 por hora, detrás de tí

Mathew

Un simple mortal

Amor a dos bandas

Vale la pena amarte

Sólo tú

El más dulce tabú

Amores que matan

Poesía Virtual

Nuestra Pequeña Isla

Cuando Sociedad encontró a Erótika

Angel

Una larga noche

Siete besos

Maldito oceano atlantico.

Infiel

Trio virtual

El nuevo instrumento de Data

El pirata y la princesa

Labios de fresa

¡Vaya con la nena!

La srta. Bibiana

Rafa, Mario y Sara

La tarde aburrida de Wilma

Mousse de chocolate

Una chica para Rafa

Imaginandote a solas

Desierto de amor

Mi fantasía erótica

La mesa de billar

El helado (2: Irene pierde su virginidad)

El helado

Las apariencias engañan: La boda

Comprometidos

El desconocido

El novio de mi amiga

Una noche loca

Abuelo

La fiesta

Al calor del amor en un bar

El técnico de la nevera

El amigo de mi padre

El secuestro

Vacaciones en Cuba

Pasión en la cocina

Una nueva experiencia con Maripaz

La pasión nos venció

Mi primera experiencia lésbica

Vaya noche

El cliente de Francisco

El presidente y la secretaria

La encerrona

El modelo

La Fantasía de mi novio

El hombre de mi vida (5 - Final)

Mi ginecólogo

Buscando un semental

El hombre de mi vida (4)

El hombre de mi vida (2)

El hombre de mi vida (3)

El hombre de mi vida