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Sorpresas te da la vida

en Hetero: General

SORPRESAS TE DA LA VIDA

Aquel día parecía un día normal, pero en realidad se convirtió en un día especial y diferente. Estaba frente al ordenador pasando unas cartas que me había dictado mi jefe, cuando en el messenger apareció él. Le había conocido en un foro de internet, y llevábamos un par de meses chateando casi a diario por el messenger, no sabia mucho de él, solo que era de mi misma ciudad y tenia unos cinco años más que yo. Solíamos practicar el sexo virtual cuando estabamos aburridos, y eso hacia que nuestras conversaciones fueran casi siempre muy eróticas.

Angel nocturno: hola preciosa. - me saludo.

Luz azul: hola guapo. - le respondí.

Angel nocturno: ¿Cómo va todo? - me preguntó.

Luz azul: bien, un poco estresada, pero bien.

Angel nocturno: me alegro, pero si quieres te desetreso.

Luz azul: Hoy, para desestresarme, necesitaría tenerte cerca, le dije.

Angel nocturno: ¿Lo harías conmigo ahora mismo?

Luz azul: Sabes que sí. Pero ahora mismo eso es imposible.

Angel nocturno. ¿Y si no fuera imposible?

Luz azul: ¿Me estás proponiendo que nos veamos ahora mismo?

Angel nocturno: Sí, ¿por qué no?

Luz azul: Por que no es fácil que llegues a mi oficina en menos de cinco minutos.

Angel nocturno: Eso es lo que tú crees, ¿y si te dijera que estoy más cerca de ti de lo que imaginas?

Luz azul: No me lo creería.

Angel nocturno: Pues créetelo, estoy en el mismo edificio que tú, e incluso en el mismo piso, y si tú quieres ahora mismo puede desestresarte, acariciando tu suave piel con mis manos.

Aquello me dejó K.O., estaba parada ante el ordenador, alucinada, tratando de averiguar quien era aquel medio desconocido. Miré a mi alrededor buscándole. Pero no ví a nadie que pudiera parecer el interesado.

Luz azul: ¿Y la acariciarías de verdad, si yo lo aceptara?.

Angel nocturno: Claro que sí. Sólo debemos buscar un lugar tranquilo. El lavabo quizás.

Luz azul: ¿Quieres que lo hagamos ahora? ¿En el baño?

Angel nocturno: Sólo si tu quieres.

Me detuve un minuto, pensando si de verdad quería tener sexo con un desconocido en el baño del trabajo. Claro que quería, llevaba meses sola, sin novio y sin nadie que pudiera aliviarme aquel deseo que quemaba entre mis piernas, así que pensé, ¿por qué no? Además quizás el desconocido, no fuera tan desconocido, ¿qué podía perder?.

Luz azul: Claro que quiero. – Le contesté.

Angel nocturno: Bien, entonces ve hacía el baño y espérame allí. Metete en el primer water. Llamaré a la puerta dando tres golpes seguidos y dos discontinuos, entonces te girarás de cara a la pared y yo entraré ¿de acuerdo?

Luz azul: De acuerdo.

Sólo con imaginar la situación, mi sexo empezó a humedecerse. Angel nocturno me conocía bien, sabía por nuestras conversaciones que una de las cosas que más me excitaba era ser poseída por un hombre sin que yo le viera la cara, y si además era un desconocido aún me excitaba más. Así que ese era su objetivo.

Me levanté de mi mesa y me dirigí al baño.

Mientras recorría el camino miraba a lado y lado, tratando de ver las pantallas de ordenador de mis compañeros, para ver si podía descubrir cual de ellos era mi Angel Nocturno, pero no tuve suerte. Llegué al baño y mi corazón empezó a latir a cien por hora, entré y me metí en uno de los departamentos, cerrando la puerta. Espere apenas medio minuto que se me hizo eterno. Y entonces oí los golpecitos, abrí la puerta y me giré de espaldas a ella. Me moría de ganas de girarme para ver quien era, pero a la vez, no deseaba hacerlo, porque me excitaba pensar que un extraño me iba a follar. Sentí su cuerpo pegándose al mío y sus manos atrapar mis senos.

  • Muy bien, mi niña. Así me gusta, que seas obediente – me susurró en el oído, por lo que no pude identificar su voz.

Ví como pasaba un pañuelo negro por delante de mi cara y me lo ponía en los ojos para tapármelos. La excitación aumentó en mí en ese momento. Estaba a mil y sólo deseaba ser poseída por aquel desconocido. Cuando terminó de anudarme el pañuelo, pegó su cuerpo al mío y pude sentir su sexo erecto reposando sobre mi culo. Me hizo apoyar las manos sobre el depósito del water, y abrir las piernas. Sentí entonces como me subía la falda hasta la cintura y acariciaba mis piernas suavemente. Se acuclilló tras de mí y sentí su lengua subir lentamente desde el envés de mi rodilla hasta el nacimiento de mi culo. Repitió la operación con la otra pierna y mi estremecí. Sentía mis bragas más húmedas de lo que jamás hubieran estado. Y cuando sus dientes se cerraron sobre mi nalga derecha, un gemido escapó de mi garganta y mi cuerpo se convulsionó. Tiró de mis bragas hacía abajo y me las quitó. Acarició mis piernas en sentido ascendente, hasta llegar a mis caderas, lamió mis nalgas y finalmente sentí como introducía su lengua por entre mis posaderas y descendía despacio hasta mi húmedo sexo, que le esperaba ansioso. Un nuevo gemido resonó en aquel lavabo, mientras su lengua recorría mis labios vaginales, los lamía y los mordisqueaba levemente. Luego se adentró en mi vagina y me estremecí, empezó a moverla como si fuera una pequeña víbora descubriendo nuevos caminos y mis gemidos empezaron a hacerse más continuos. Aquella lengua me torturaba agradablemente, llevándome hasta el más grande de los placeres, sentí como la movía hasta mi clítoris y como lo mordisqueaba suavemente, haciéndome estremecer otra vez y llevándome casi al borde del orgasmo. Pero se detuvo y se puso en pié.

  • Muy bien, mi putita, ahora te la voy a meter sin ninguna piedad. – Me susurró de nuevo, sabía que aquella forma de hablarme me excitaba.

Mi respiración sonaba agitadamente y mi sexo estaba ansioso por sentirle. Oí el ruido de la cremallera de su pantalón al descender y en un par de segundos, su verga, erecta y caliente estaba ya a la entrada de mi sexo, entrando en mí sin ninguna piedad y de un solo empujón.

  • ¡¡¡¡Aaaaahhhh!!!!! – El gemido se extendió por el baño.

Me sujetó con firmeza por las caderas y empezó a empujar fuerte una y otra vez, mientras yo trataba de mantener el equilibrio apoyando mis manos sobre las paredes. Sus embestidas eran cada vez más fuertes y mi sexo estaba cada vez más húmedo, sintiendo como su falo entraba y salía de mí a un ritmo vertiginoso. Sentí entonces como trataba de introducir un dedo en mi ano y un nuevo estremecimiento me sacudió por entero. Mi cuerpo estaba a mil, mi piel quemada, mi garganta no dejaba de emitir grititos de placer y mi sexo se convulsionaba al ritmo de sus embestidas. Estaba apunto de explotar cuando mi amante sacó su sexo de mí. Lo llevó hasta mi agujero trasero y muy despacio empezó a introducirlo.

  • ¿La quieres por el culo, verdad zorrita? – Me preguntó de nuevo, susurrando.

  • Sí. – Grité extremadamente excitada.

Mi amante me abrió las nalgas con ambas manos y empezó a introducir su verga en mi culo muy despacio. Él sabía que no era la primera vez que era penetrada por allí, pero que habían sido muy pocas las veces que lo había hecho, así que tuvo cuidado. Cuando su pene estuvo totalmente dentro, se quedó un rato inmóvil, pegado a mí, dirigió su mano hacía mi clítoris y empezó a masajearlo. Aquello volvió a producir en mí un gran estado de excitación, mi respiración era cada vez más entrecortada, mi sexo estaba chorreando y empecé a moverme haciendo que la polla de mi Angel Nocturno entrara y saliera de mi culo, despacio. Fue entonces, cuando él empezó a moverse, sin dejar de acariciar mi clítoris. Ambos gemíamos sintiéndonos el uno dentro del otro, la pasión del momento quemaba nuestras pieles haciendo que ambos sudáramos.

Entonces él empezó a acelerar sus movimientos, empujando cada vez con más fuerza, haciendo que me excitara cada vez más.

  • ¡Te gusta así, eh, putita! – Me susurró al oído.

  • ¡Sí, me encanta! – Exclamé.

Y en ese momento el orgasmo empezó a desencandenarse en mi interior, haciendo que mi ano latiera estrujando la erecta verga que me penetraba sin descanso. Noté que también él estaba a punto de correrse, pues cada vez empujaba con más ímpetu y su polla se iba hinchando cada vez más. La sacó de mí y me hizo sentar en la taza del water diciéndome.

  • Bien putita, ahora abre tú boquita que te voy a dar mi leche.

Abrí la boca esperando que el caliente liquido cayera y cuando sentí el primer chorro, mi Angel Nocturno desabrochó el pañuelo y me lo quitó. Tras abrir los ojos descubrí que mi Angel Nocturno era mi jefe. No podía creerlo, durante todos aquellos meses había estado hablando con él por el messenger, sin saber que estaba tan cerca de mí. Cuando mi jefe terminó de correrse, lamí su pene limpiando los restos de semen que pudieran quedar y tras eso, el mismo me hizo levantar, me abrazó y me besó apasionadamente.

  • ¿Te lo has pasado bien, cielo? – Me preguntó mirándome a los ojos y acariciando tiernamente mi mejilla.

  • Sí, ha sido el mejor polvo de mi vida.

  • Siento haber tardado tanto en descubrirme, pero..... – le hice callar, no era el momento de explicaciones, había sucedido lo que ambos hacía tiempo que deseábamos y era suficiente.

 

Erotikakarenc (del grupo de autores de TR y autora TR de TR)

 

 

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Si te ha gustado este relato puedes leer uno de los otros 86 relatos que tiene esta autora como por ejemplo: VALE LA PENA AMARTE aquí: http://www.todorelatos.com/relato/32019/

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