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Carolina, 16 años de vicio y el descaro...

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CAROLINA, 16 AÑOS DE VICIO Y EL DESCARO DE UNA PUTA.

"La dulce niña Carolina, no tiene edad para hacer el amor". La canción de M-Clan da vueltas en mi cabeza, pero es que es perfecta para esta situación, incluso lleva su nombre. Carolina, "la dulce niña Carolina". 16 años de vicio, más guapa que ninguna y el descaro de una puta, así es Carolina, la perdición de cualquier hombre como yo. Mi perdición.

"Su madre la estará esperando, eso es lo que creo yo". Sí, y lo peor, es que su madre es mi mejor amiga. Hace mucho tiempo, antes de que ella se casara con Andrés, fuimos novios, entonces teníamos 16 años. Luego todo se torció, lo dejamos y cuatro años más tarde, con 20, ella se casó con Andrés, mi mejor amigo, con lo cual ella se convirtió en mi mejor amiga. Tuvo a Carolina, de la que me hicieron padrino, y luego nació Pablo. Ahora han pasado ya, 16 años, yo tengo 37 y sigo soltero.

Hace unos días, la dulce Carolina se presentó aquí, diciéndome que se había peleado con sus padres y que necesitaba mi ayuda. No pude negarme, me lo dijo con aquella vocecita:

¡Por favor, padrino, déjame quedar contigo unos días!

Así que aquí está. Lleva unos días por aquí y cada vez me resulta más difícil mantener la compostura.

"Carolina trátame bien, o si no te tendré que comer". No sé si podré resistirlo más tiempo. Se pasea por la casa en braguitas y sujetador, sin ningún tipo de pudor y debo reconocer que tiene un buen cuerpo, casi perfecto, sus pechos no son ni grandes ni pequeños, sus caderas están perfectamente delineadas, su culito es redondito y prieto, parece pedirme a gritos que lo muerda... es algo irresistible. Y además, camina y se mueve con una sensualidad apasionante, de modo que los malos pensamientos me nublan la razón y cuando consigo aclararla un poco, sólo me dejan pensar en que debería echarla. "Esa va a ser mi ruina, pequeña Carolina, vete por favor". Y constantemente me tienta, me incita, me provoca cual "Lolita" de Navokov.

Por ejemplo, si estoy en la cocina preparando el desayuno, ella parece semi-desnuda, sólo con las braguitas (que además son tipo tanga) y una corta camiseta que deja perfectamente a la vista su precioso ombligo, se pone a mi lado, con el codo apoyado en el mármol y su culito en pompa, mientras me observa y se mueve como si siguiera el compás de una canción, moviendo su trasero a lado y lado. Otras veces, cuando vemos la televisión, se pega a mí, obligándome a abrazarla pasando mi brazo por detrás de sus hombros y entonces, disimuladamente, pone su mano sobre mi rodilla y poco a poco, la hace ascender hasta llegar a mi sexo, que aprieta con disimulo. Otro de sus juegos favoritos para incitarme es dejar la puerta del baño semi-abierta mientras se está duchando, y mostrarme su desnudo y húmedo cuerpo. ¿Cómo voy a resistirme a algo así?. Me cuesta mucho hacerlo, y sé que en cualquier momento caeré en esa dulce tentación que se llama Carolina.

Anoche su provocación fue más allá de cualquier límite. Yo estaba en mi cama, leyendo tranquilamente, como hago cada noche antes de dormir. Llevaba puesto sólo el slip, pues no me gusta dormir con ropa, y normalmente lo hago desnudo, pero desde que está Carolina aquí, lo hago con el slip. Ella llamó a la puerta y dijo:

Padrino, no puedo dormir, ¿puedo entrar para hablar contigo un ratito?.

Pensé que hablar no podía hacernos ningún mal y así podría hablarle de su atrevido comportamiento.

Bueno, pasa. – La animé.

La puerta se abrió y la sorpresa para mí fue enorme. Como casi siempre, iba sólo en bragas y sujetador y al entrar, me miró fijamente a los ojos con una insinuante mirada de diablo, y se acercó moviendo sus caderas descaradamente.

"Carolina trátame bien, o si no te tendré que comer." La canción empezó a dar vueltas en mi cabeza, mientras Carolina se sentaba junto a mí en la cama, y posaba su mano adolescente sobre mi pierna, cubierta por la sábana. Dejé el libro sobre la mesita y traté de mirar a los ojos a aquella preciosidad, pero no podía, me sentía enormemente incómodo.

Tenemos que hablar. – Le dije, clavando mi mirada en sus precioso senos.

Sí, por eso he venido. – Dijo ella con la mayor de las inocencias.

No, me refiero a hablar seriamente de algo que....

Y entonces acercó sus labios a los míos y me besó. Primero con suavidad, y luego tratando de introducir su lengua en mi boca. Yo traté de resistirme, de apartarla de mí, pero el deseo podía más que yo. Y acabé cediendo y buscando su lengua para juguetear con ella, lamerla y sentirla dentro de mi boca. Sentí su mano moverse desde mi pierna hasta mi entre pierna, y acariciar mi sexo que ya empezaba a crecer.

Carolina, no deberíamos..... – Traté de decirle cuando nuestras bocas se separaron.

Shhhh – me hizo callar metiéndose en la cama junto a mí.

"Después se mete en mi cama, eso es mucho para mí.

Esa va a ser mi ruina, pequeña Carolina, vete por favor."

Su mano se metió entonces por dentro de la goma del slip en busca de su objetivo, mientras su boca volvía a besar mis labios. Un intenso calor ardía dentro de mí, y resistirme a aquella belleza se me hacía cada vez más difícil, sobre todo porque ella lo ponía cada vez más difícil. Salté al sentir el contacto de su delicada mano sobre mi erecta verga, y en ese momento supe que ya nada podría pararme, que el objetivo a alcanzar aquella noche sería poseer a aquella hermosa criatura. Y me dejé llevar.

Nos acostamos en la cama, mientras finalmente, me atrevía a abrazarla contra mí. Deslicé mis manos hasta el cierre del sujetador y lo desabroché. Se lo quité cuidadosamente y pude observar la belleza de aquellos pequeños senos. La acosté boca abajo y los observé, los acaricié cuidadosamente. Acerqué mi boca y los besé, los lamí y devoré como si hiciera meses o años que no hacía aquello. Carolina gemía excitada mientras trataba de quitarme el slip, lográndolo con gran maestría. Mi boca se deleitaba con el sabor que aquel tierno cuerpo. Deslicé mi mano derecha hasta su sexo, aparté las braguitas y pude comprobar que su sexo estaba húmedo, así que seguí acariciando aquel jardín secreto, pasé mi dedo por sus labios vaginales, busqué el clítoris y empecé aplicando un movimiento rotatorio sobre él. Carolina gemía y ronroneaba excitada, lo que hacía que yo me excitara cada vez más, deseándola sin remedio y olvidándome por completo de su madre, de la amistad que nos unía y de lo que aquello podría llegar a significar para nuestra relación.

Espera padrino – me dijo Carolina con voz dulce.

Y la vi desaparecer bajo las sábanas. Noté entonces su aliento frente a mi sexo y su mano tomándolo con delicadeza. Seguidamente sentí como besaba mi glande, como lo lamía con su húmeda y caliente lengua, y como lo engullía y empezaba a chuparlo como el más sabroso de los helados. A pesar de su juventud, Carolina parecía una experta chupando pollas, era evidente que no era la primera vez que hacía algo así. Sentir su boca caliente y húmeda alrededor de mi pene me llevó casi al borde del orgasmo, pero la hice parar y le pedí que se acostara sobre la cama.

Era mi turno, así que me perdí entre sus piernas, le quité las braguitas, y apareció ante mí, un sexo totalmente depilado y húmedo. Carolina abrió sus piernas, dejándome acceder más fácilmente a su sexo. Acerqué mi boca y empecé a lamer suavemente sus labios vaginales, busqué el clítoris y empecé a lamerlo, a chuparlo y a succionarlo, deleitándome con aquel dulce sabor de mujer joven que apenas ha dejado de ser niña. Carolina gemía y se estremecía presa del placer. Mi pene estaba cada vez más duro, más deseoso de entrar en el húmedo sexo femenino, incluso empezaba a dolerme. Así que me puse sobre mi dulce Carolina entre su cálidas piernas, la miré fijamente a los ojos y le pregunté:

¿Eres virgen?

No, padrino, hace unos meses que dejé de serlo.

Me sentí más aliviado al oír aquellas palabras, pero también celoso al saber que yo no era el primero. Aún así mi deseo era más fuerte que cualquier otra cosa. Me puse un condón, (por lo menos para eso aún mantenía mi cordura) y dirigí mi pene hasta la femenina vulva, y muy despacio la penetré, introduciéndome en ella poco a poco. Empecé a moverme también lentamente, mientras Carolina me rodeaba con sus piernas y me apretaba contra sí. A partir de aquel momento sólo existimos ella y yo. Sus labios besando los míos, sus manos acariciando mi torso, su lengua enredándose con la mía, su piel pegada a la mía, su dulce sonrisa, y su voz gimiendo sin descanso en cada embestida que yo le imprimía. Nuestros cuerpos enredándose en una locura, porque aquello no dejaba de ser una locura. Pero el deseo y el placer del momento no me dejaban dilucidar la locura que estaba cometiendo.

Sentí que iba a correrme, por lo que empecé a empujar con más fuerza y en pocos segundos, también ella empezó a correrse, gimiendo y arañándome la espalda. Entonces me dejé ir y terminé corriéndome yo también.

Me separé de ella, y me acosté a su lado quitándome el condón. Carolina recostó su cabeza en mi hombro y nos quedamos dormidos. Cuando sonó el despertador, Carolina seguía a mi lado, abrazada a mí, y creo que fue en ese momento cuando recuperé la cordura. Había cometido una de las mayores locuras de mi vida.

Desperté suavemente a Carolina y al abrir los ojos lo primero que hizo fue abrazarme, pero yo me deshice de sus brazos y le dije:

Carolina esto no puede ser, es una locura. Creo que será mejor que vuelvas a tu casa.

Pero padrino, yo te quiero y nosotros....

Nosotros no podemos tener un futuro. Eres guapa Carolina, muy guapa y además anoche te comportaste como una mujer, pero yo soy tu padrino y el mejor amigo de tus padres, y precisamente por ellos esto no puede ser. Así que haz las maletas que te llevo a tu casa.

Carolina se levantó de la cama viendo que mis palabras eran ciertas, que no había vuelta atrás y que por el bien de ambos, pero sobre todo por el suyo, lo mejor era olvidar aquella noche.

Y así fue como aquel espejismo se desvaneció.

Ahora mientras la llevo en el coche a su casa, no puedo evitar mirar sus piernas de niña, tan hermosas y pensar que he estado entre ellas. ¿Cómo voy a mirar a su madre a la cara cuando la deje allí?

Erotika (Karenc) del grupo de autores de TR, y autora TR de TR.

 

Si te ha gustado este relato también puedes leer uno de los 85 relatos que tiene esta autora como por ejemplo,

DESIERTO DE AMOR. http://www.todorelatos.com/relato/26501/

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