miprimita.com

Mi historia (02: Febrero 2001)

en Grandes Series

01. Intro

Han pasado casi dos años desde el punto en el que acaba el anterior relato y es necesario, creo yo, comentar como ha ido la empresa hasta este momento. Nuestro primer año, 1999, no fue del todo mal. Los dos primeros meses mantuvimos los gastos como teníamos previsto en 35000 euros pues aun no teníamos ingresos. Estos gastos eran de viajes y personal principalmente. Las ventas del primer mes (Julio) fueron de algo menos de 27000 euros y los gastos aumentaron a 55000 por la compra de mercancía. Gasto que mantuvimos estable durante todo el año, trabajando en dar salida a lo que teníamos en stock antes que comprar mas. La compañía a la que subcontratamos la logística nos trató muy bien (ayuda que el dueño fuera amigo de mi padre y que mi suegro nos avalara). En septiembre tuvimos perdidas que superaron los 100.000 euros que habíamos invertido pero una buena gestión de caja nos permitió no tener problemas reales. En Octubre, Noviembre y Diciembre se dispararon las ventas. Es algo normal en este sector pero ayudó la labor comercial de Raquel que tras intensas reuniones consiguió que vendiéramos en varias tiendas gourmet de Barcelona (hasta entonces solo vendíamos en Madrid). El año lo acabamos con pérdidas de algo mas de 91.000 euros (facturamos unos 320.000 euros). El año 2000 fue otra historia. En septiembre de 1999 decidimos ampliar mercados a importar y decidimos incluir en nuestra linea de productos comida Inglesa (Enero), Italiana (Abril) y Francesa (Septiembre). Esto disparó nuestra facturación. Los gastos también pero mucho mejor controlados. Contratamos una persona mas por departamento además de una secretaria para cada departamento (sobre todo trabajaban para Mike y Raquel pero también para el departamento). Creamos el departamento de contabilidad con un chico y una chica y contratamos a dos chicas a tiempo parcial para la recepción. Así María pudo pasar a su puesto, el de ser mi secretaria. Como es de suponer no contratamos toda esta gente del tirón sino poco a poco. Además pudimos subirnos el sueldo a nuestro sueldo anterior (no ocurrió hasta el mes de Noviembre). La facturación la multiplicamos por seis (no tiene tanto merito, son 4 mercados mas y 12 meses en vez de seis) y conseguimos beneficios todos los meses menos dos (Junio por las extras y Agosto porque muchas tiendas cierran y baja la facturación). La facturación del año fue de 2,46 millones con un beneficio (una vez restado el déficit del año anterior) de algo menos de 320.000 euros. La empresa iba viento en popa. Ese año 2000, en Octubre, también fue la marcha de Ricardo, el trabajador inicial que tuvimos que se fue a una empresa de importación de muebles que era propiedad de dos tíos que no me caían nada bien (Rodrigo y Marcos) y que, además, eran socios de mi suegro.

Entre Raquel y yo todo igual, sexo sin compromiso.

02. Semana del 5 al 11 de Febrero

Era viernes día 9 de febrero mis padres y la prima preferida de Lucía coincidían en un avión de vuelta de Paris. La prima estudiaba en La Sorbona mientras que mis padres habían estado pasando unos días con la excusa de una reunión de mi padre. Lucía les dijo que iba a ir a buscarlos (aterrizaba a las 11:30) y luego iríamos todos a comer con mis suegros. Llovía y la visibilidad era escasa, hacia las 12:35 enfilaba el VW Golf de Lucía la A-2 desde el aeropuerto. Posiblemente una mezcla de falta de visibilidad y la charla que debían llevar la impidió ver el camión que, por un carril incorrecto se incorporaba a más velocidad de la permitida. No estuve allí pero la narración de la policía fue suficientemente buena como para que me lo imagine.

Yo tenía una reunión con la gente de contabilidad para ver los números cuasi definitivos de Enero. El reloj de la sala de reuniones marcaba las 2:30 cuando entraron Raquel y Mike.

– La reunión ha terminado, podemos seguir mas adelante – dijo Mike, haciendo que se fueran recogiendo a toda prisa sus papeles.

– ¿Que pasa? - pregunté extrañado

– No se como decirte esto – comentó Raquel dejando un extraño silencio a posteriori.

– Dímelo sea lo que sea, peor parece la espera – comenté

– No existe una manera sencilla de decirte esto. Tus padres y Lucía han muerto en un accidente de tráfico, su prima está muy grave en el hospital – dijo Raquel

Y se hizo el silencio. Deje caer el boli que tenía entre mis manos y mi mirada se perdió en el infinito. No dije nada durante un tiempo que no puedo precisar. Note como Raquel y Mike se acomodaban junto a mí y acercaban sus sillas. De repente, rompí en un llanto inconsolable. Ambos pusieron sus manos sobre mi espalda intentando consolarme. No lo consiguieron pero es que era imposible. Tras lo que debieron ser 15 minutos de llanto recuperé algo la compostura. Con la voz algo tomada por el llanto pregunté:

– ¿Ahora que?

– Ahora lo mejor es que estés tranquilo con nosotros, vamos a ver que tenemos que hacer y cuando ya hayas pasado el primer mal trago iremos los tres al tanatorio – dijo Raquel mientras se levantaba – Voy a hacer unas llamadas para enterarme de como debemos proceder.

Y se fue dela sala en la que quedamos Mike y yo. Continué mi lloro ahora algo mas controlado. Preguntaba como había sido pero lógicamente Mike no tenñia detalles. En cuanto llego la noticia El y Raquel se metieron en la habitación conmigo. Pasaron, creo, unos 15 minutos hasta que volvió Raquel. Se sentó a mi lado y me cogió la mano con cariño y la dio un beso. Podría haberme dado un beso en la boca, no hubiera pasado nada pues Mike era la única persona que sabía lo mio con Raquel. En mas de una ocasión nos había cubierto como yo le cubría con sus ligues.

– Ahora mismo el socio de tu padre esta en el tanatorio preparando los papeles. Los cuerpos no llegaran hasta esta tarde-noche pues tienen que pasar por el anatómico forense antes y liberarlos la jueza de guardia. Y gracias a que tu padre era quien era y ha movido varios hilos. Han acelerado el proceso de análisis forense, al fin y al cabo el causante es claro, el accidente. He hablado también con Mariano (mi exsuegro). Su mujer está destrozada. Irán al tanatorio esta tarde-noche también. ¿Quieres que te llevemos a casa? - dijo Raquel

– Si, por favor – comenté aun con voz de haber estado llorando. Desconsoladamente

Salí con Raquel de la oficina a toda prisa con el abrigo que había cogido Mike por mi. Raquel se montó en mi coche y condujo hasta mi casa. El trayecto se me hizo especialmente duro. Mis padres y novia, futura mujer, acababan de morir en un accidente y yo estaba en un coche. Cualquier choque en Madrid a esa hora es poco más que chapa y pintura pero iba aterrado. No tardamos en llegar a mi casa. Subimos a mi piso, entramos y me tumbé en el sofá en silencio. Raquel se sentó en un sillón de dos plazas que teníamos y me miraba. Simplemente esperaba ahí por mi. Dos horas mas tarde, eran ya las 5:30 o así sonó el telefonillo. Raquel fue a abrir. Eran José Carlos y Mike que venían a apoyarme. El primero, entre otras cosas, para acercar el coche de Raquel que había dejado en la oficina. Raquel y José Carlos se dedicaron a simplemente esperar, algo que con perspectiva les agradezco pero entonces me parecía que sobraban. Mike hacía algo que me parecía más practico, atender mi teléfono que no paraba de sonar. Era un estupendo secretario pensé pues no dejaba pasar ni una llamada. Cuando llegaron las ocho nos fuimos al tanatorio. José Carlos y Raquel en el coche de ella y yo con Mike en el suyo. Al llegar me parecía que estaba lleno de gente, amigos míos, de Lucía, familiares, amigos de mis padres, todos a saludarnos a mis suegros y a mí. Lo cierto es que era una parte infinitesimal de lo que estaba por venir. Aún quedaba un día entero de tanatorio pues hasta el domingo no podía ser el entierro. Con mis suegros decidimos cerrar el tanatorio pronto, hacia las 23:30 y volver al día siguiente hacia las 10. La idea era intentar dormir. Y no fue más que eso. Un intento nada fructífero. En mi casa conmigo, en la habitación de invitados se quedo Mike que haría de chófer para mi esos dos días. En estos momentos uno ve, de verdad, quienes son amigos.

Del sábado, segundo día de tanatorio recuerdo poco. Debieron pasar unas 500 o 600 personas pero a mi me parecieron varios miles. Recuerdo algún ministro de la época de UCD y algún otro de los gobiernos de Felipe González. Incluso algún ministrable con Aznar se dejó caer. En el mundo de la justicia y la empresa mi padre era muy conocido. A quien recuerdo bien es a mis amigos, lógicamente. Pero a día de hoy lo cierto es que ese día sigue siendo una nebulosa.

Igual que es una nebulosa el entierro, aunque menos. Recuerdo levantarme, ducharme e ir con Mike al tanatorio para seguir la comitiva al cementerio de la Almudena. Recuerdo llegar y que allí estuvieran ya varias decenas de nuestros amigos más cercanos. El cura hablando, ni una palabra de lo que dijo recuerdo. Mi familia era (es) católica por inercia pero ni mi padre creía en Dios ni creo yo, al menos en el sentido mas estricto de la palabra. Mi madre si creía pero estaba lejos de ser una beata. Asistía a misa para las ocasiones señaladas. El socio de mi padre consiguió parcelas juntas para Lucía y mis padres. Lo cual seguro que no fue barato porque el m2 en la Almudena no es que sea algo barato. Tras el entierro me fui con mis suegros, Raquel y José Carlos, Mike y Susan y familiares de Lucía así como el socio de mis padres a comer a un restaurante. Habían reservado un apartado y fue el único momento positivo de esos dos días. Donde todos nos empeñamos en demostrar que la Tierra seguía girando en su eje. Yo me notaba algo mejor y creo que los demás también pero estaba lejos de mi yo normal. Aun así no se fiaron mucho porque Mike se iba otra noche a dormir a casa. Me despedí de mis suegros quedando en cenar la semana siguiente. En un momento me apartaron Mike y Raquel. Raquel me dio un pico y me dijo que me quería. Mike, gracioso que es el, me dijo que el también me quería pero que no esperara un pico. Los tres reímos y Raquel dijo que tenía prohibido ir a la oficina la semana siguiente. Que ya irían ellos a visitarme.

03. Semana del 12 al 18 de Febrero

La noche fue la mejor hasta ese momento. No se si por estar totalmente destrozado pero lo cierto es que conseguí dormir unas ocho horas. Cuando me levanté eran casi las 8 y Mike estaba duchándose en el baño de invitados. Me dirigí a la cocina y me puse a preparar algo de café.

– ¿Que haces despierto? - dijo Mike mientras terminaba de abrocharse la camisa

– Ya que no me dejáis ir a currar seré tu ama de casa, ¿te preparo un sándwich para la comida?

– Parece que estas de mejor humor – comentó Mike

– Parece – dije yo de manera que no quedara claro el sentido.

– Bueno, me piro a currar, si necesitas algo llama. A la hora de comer vendrá Raquel a pasar un rato contigo. No seas muy malo.

– No tengo ganas de ser malo – tras decir esto cogió sus cosas, me dio un abrazo y salió por la puerta.

Me pase toda la mañana mirando a las telarañas sin saber que hacer, la radio y la tele me agobiaban mientras que la música no me calmaba. Hacia las dos de la tarde oigo que se abre la puerta. Era Raquel con comida para los dos. Deja la comida en la mesilla junto a los sofás, se sienta junto a mí y me da un beso en la boca.

– ¿Como está mi hombre preferido?

– Aguantando, esta casa me está comiendo pero no puedo salir tampoco.

– Comemos y vemos que hacer – dijo Raquel

Raquel trajo hamburguesas de uno de mis sitios favoritos que comimos mientras veíamos las noticias en la tele. Nada, imposible distraerme. Cuando terminamos de comer Raquel volvió a hablar.

– Cariño no puedo ni imaginarme lo que puede ser perder a tus padres y a la que iba a ser tu esposa en un solo día. De un plumazo. Yo misma no lo estoy pasando bien. Lucía, a pesar de que yo piense que no erais la pareja perfecta, era mi mejor amiga y la quería mucho.

– Ya estamos con que no eramos la pareja perfecta – dije interrumpiéndola

– ¡Porque no lo erais! Ella, tu y yo tenemos algo en común y es carácter. Vosotros aguantabais por inercia y por cariño pero teníais muchos roces ya que erais fuertes de personalidad. Insisto que ella y tu necesitabais una persona algo mas manejable como puede ser José Carlos. Para mi la situación ideal hubiera sido que hubierais roto como colegas, hubiéramos mantenido el grupito y tuvierais ahora cada uno una pareja ideal para vosotros. Pero eso ya es imposible. Ahora mi objetivo es que, primero, lleves esto lo mejor posible y, segundo, que cuando consigas una nueva pareja no metas la pata como con Lucía

– Lo siento cariño – dije yo – sabes que te quiero mucho pero cuando tenga una nueva pareja seré yo quien la elija.

– Ya veremos – dijo con una sonrisa mas que inquietante.

Raquel se acercó a mi y se recostó en mi pecho. Debía quererme de verdad pues estaba con una camiseta vieja tras casi dos días sin ducharme. Tras un par de minutos de mimos me pregunto si quería que "hiciéramos" algo. Obviamente se a que se refería pero la dije que no estaba de humor. Fue comprensiva y lo dejó pasar. Hacia las cinco llegó su marido José Carlos y a las ocho y media pedimos algo de comida China. A las diez me dejaron descansar aunque no dormí muy bien. Pensaba en mis padres y sobretodo en Lucía. Quizás Raquel tuviera razón pero la extrañaba y la cama sin ella estaba vacía. Me agobiaba un poco. En algún momento entre las dos y las tres me debí quedar dormido.

Eran las diez de la mañana del martes cuando me desperté por la luz que entraba en la habitación desde el salón. Hice algo de café en la cocina y me puse la radio en el salón mientras leía una revista antigua. Un ejemplar de la edición americana de National Geographic. Ya lo había leído pero el objetivo era despejar la cabeza y pensar en otras cosas. Hacia mediodía sonó el teléfono y me sorprendió oír a mi ex suegro en el otro lado de la linea. El también estaba en casa. Querían hablar conmigo y me cito para cenar al día siguiente en su casa si estaba preparado para salir. Le dije que lo intentaría pero que entendieran si cancelaba a última hora. No pusieron ninguna pega. En cierto modo esa llamada me dio ánimos. Ellos estaban mal pero querían mantener el contacto, me preguntaba porque querían verme tan pronto. Supuse que por apoyo moral en grupo. En estas cosas estaba mi cabeza cuando volvió a entrar por la puerta Raquel con comida. En este caso traía un menú de dos platos de un restaurante cercano. Me sentía mucho mejor tras la llamada y no pude dejar de mirar a Raquel por primera vez tras el accidente como una mujer deseable. Se notaba que venía directamente de la oficina pues vestía con un traje de chaqueta y pantalón gris y un top gris algo más claro que el traje. Acompañando su vestimenta llevaba unas maravillosas botas de tacón fino y punta bajo el traje. Estaba increíble. Terminamos de comer y volvimos al sofá. Esta vez directamente se recostó sobre mi pecho. Esta mañana ya me había duchado y estaba con un polo y un pantalón de deporte. Raquel acariciaba mi pecho mientras me sonreía. Parecía preguntarse si hoy tampoco quería nada. Para darla una pista me agache un poco y la dí un ardiente beso en los labios que puso a nuestras lenguas en una dura batalla.

– Me alegro que estés así tras hablar con tus suegros. La verdad es que es buena señal que empecéis a entablar relaciones tan pronto. ¿Hoy tampoco te apetece hacer nada?

– No tengo ganas de follar – dije sin rodeos

– Vaya, es una pena – dijo mientras me acariciaba el pelo

– Pero si te has quedado con hambre – comenté invitándola a darme una mamada.

No necesitó mucha mas ayuda, poco a poco fue besándome el cuerpo hasta llegar a la cintura de mi pantalón deportivo que deslizó hacia abajo como pudo junto con los calzoncillos liberando a mi pene de su prisión. Recordé la primera mamada que me dio y esta vez mi pene estaba bastante mas flácido. Me dio un último beso en la boca y se echó encima de mi polla. Se la metió de una sola vez y empezó a jugar para ponerla cada vez mas dura. Me daba lengüetazos a lo largo de todo el pene. Empezaba a rememorar lo bien que lo hacía Raquel. Por lo que me contaba (y yo la creo) a su marido José Carlos no se la chupa. Solo me lo hace a mí... y lo hace muy bien. Cogió mi pene con su mano izquierda y su perfecta manicura y empezó a jugar con el arriba y abajo. Tras dos minutos estaba con una enorme erección. En ese momento se puso a hacerme una mamada fenomenal. Jugaba con mi capullo, me chupaba toda la extensión y se tragaba mi falo entero. Hacía lo que quería con ella a veces se la metía entera y con su lengua jugaba con mi capullo. Yo solo incliné la cabeza hacia atrás y empece a jadear con su estupenda labor. Cada minuto que pasaba era mejor y se acercaba a mi orgasmo. Tras dos minutos maravillosos la avisé que iba a llegar. Ella no dejó de mamar hasta que con un grito gutural desalojé todo el semen de mi interior. Ella como si nada lo tragó todo. Al terminar de tragar me dijo:

– Como se nota que llevas varios días sin eyacular. Ha sido magnifico pero de esta semana no pasa que me folles

Y tal como lo dijo se fue a lavarse ya que a José Carlos le quedaba poco más de media hora para llegar. Cuando volvió Raquel de asearse nos dimos un beso de tornillo hasta que llegó José Carlos. Llamo al telefonillo, subió y pronto se fueron. No quería cenar siempre acompañado. Quería tener vida normal lo antes posible.

El miércoles me levanté preguntándome que me depararía el día. A las diez vino Mike a desayunar y estuvimos hablando de cosas personales y de la empresa hasta las doce que llegó Raquel. Al quitarse el abrigo vimos que iba vestida con una falda hasta las rodillas, una camiseta de tirantes blancos y todo ello adornado con un colgante de perlas y un bolso negro del mismo tono que sus zapatos de alto tacón. Su atuendo decía que era una mujer de negocios pero ambos sabíamos que también decía he venido a follar. Se acercó a mi y me dio un beso en la boca. Mike se levantó y dijo:

– Bueno chicos, yo me voy que seguro que queréis intimidad y alguien tiene que controlar la oficina. Me dio una palmadita a mí y un beso a Raquel en la mejilla mientras se iba.

Tras salir Mike por la puerta Raquel dejó su bolso y se sentó encima mio.

– Te dije que te follaba esta semana. Te voy a follar hoy. No aguanto mas cariño. Y me da morbo que vayas luego a ver a tus suegros.

– Como eres - la dije

Y poco mas pude decir porque empezó a besarme con fuerza agarrándome del pelo. Nuestros cuerpos no estaban quietos. Yo levantaba un poco mi pelvis para acercarme a ella y cuando reposaba en el sillón ella movía su cuerpo de manera circular. Sus manos al rato se aventuraron hacia mi cinturón y empezó a desabrocharlo. Yo aproveché para empezar a acariciar sus muslos por dentro de la falda acercándome a su tesoro mas preciado. Lo hacía lentamente y cuando ya estaba a unos pocos centímetros me hizo sacar la mano para, con ambas apoyadas en el sofá levantar el culo un poco y que pudiera sacar el pantalón. Ella a si mismo se levantó ligeramente para que mis pantalones pasaran la barrera que ella suponía. Una vez mis vaqueros pasaron de mis rodillas y empezaron a notar la fuerza de la gravedad ella volvió a apoyar su cuerpo sobre el mio. Lanzó sus pechos de tamaño medio sobre el mio y me beso intensamente mientras volvía a agarrarme del pelo. Ante esta situación no tenía otra opción sino que volver a mi juego, acercarme al tesoro lenta pero constantemente. Seguimos con ese juego hasta la mitad de camino. En ese momento ella soltó mis cabellos y empezó a subirme el polo que llevaba para sacármelo. Cuando llego el polo a mi cabeza dejo el beso, se echó hacia atrás, tiró del polo y lo lanzó hacia la mesa que estaba detrás nuestra. Yo mientras mantenía mis manos entre sus maravillosas piernas. Se echó hacia atrás haciendo que mi mano perdiera la mitad del territorio ganado y se quitó su camiseta y, rápidamente, un precioso sujetador blanco. No especialmente sexy pero si muy elegante. Olvidé volver a besarla en la boca, besar sus pechos en esos momentos me parecía mucho mas apropiado. Mientras lo hacía mantuve mi mano en su posición de ataque pero no seguí entrando mas allá. Tras un rato de chupar sus pezones me empujó contra el sofá y empezó a lamer y besar mi pecho. En ese momento volví a mi ataque a sus partes íntimas logrando un resultado inesperado. Al llegar a su tesoro descubrí algo inesperado, no estaba resguardado por puerta alguna. Raquel no llevaba ni siquiera un tanga mínimo (ella era muy de usar tangas). Cuando notó mi expresión de sorpresa levantó su cabeza de mi pecho a mi oreja y me dijo:

– Las he dejado en el coche. Supuse que te gustaría

– Eras única – la dije mientras la apartaba de mi oreja y la besaba ardientemente.

El beso siguió con mi mano en su tesoro metiendo, con gran lentitud, un dedo en su cueva. Su respiración empezó a acelerarse. Se levantó de mi, se arrodillo en el suelo y empezó una dulce mamada. Una vez mi polla estuvo en perfecto estado de revista ella se volvió a levantar, se enrollo su falda en su cintura y puso ambas piernas alrededor de las mías enfocando mi pene hacia su cueva. Una vez el blanco estaba adquirido empezó a dejarse caer. Poco a poco mi polla penetró su cuerpo y empezamos un dulce vaivén. Llevábamos el ritmo a la perfección. Nuestra sincronía era perfecta. En la cama (o en el sillón como en este caso) y fuera de ella. Era una mujer ideal pero tenía algo de razón con que ambos teníamos demasiado carácter. No pasaba nada, podía vivir toda la vida simplemente siendo su mejor amigo y amante. Seguimos durante casi 10 minutos con ella cabalgándome cuando ambos dijimos que estábamos cerca. Aguanté como pude y cuando noté que ella empezaba a correrse me corrí en ella. Tras el clímax se desplomó sobre mi. Nos mantuvimos en esa posición durante 15 minutos y poco a poco nos fuimos espabilando entre besos. Juntos fuimos a la ducha y nos frotamos el uno al otro sin volver a hacerlo. A las tres salimos de la ducha y pedimos una pizza. La comimos acurrucados en el sofá viendo la tele. Nos mantuvimos así hasta las cinco, hora en la que empece a prepararme para ir a cenar con mis suegros. Salí de la ducha, me puse vaqueros, camisa y una americana y fui al salón donde aun estaba Raquel. Ambos nos íbamos, yo a mis suegros y ella a su marido.

Tras despedirme de Raquel con un beso de más de cinco minutos bajé al garaje y monté en mi Audi A4. No conducía desde el accidente y ahora tendría que ir por autopista para llegar a La Moraleja donde vivían mis suegros. Torcí en Gran Vía y llegué a Alcalá. Continué hasta el puente de Ventas y me incorporé a la M30. Era ya noche cerrada en febrero a las siete y media y el tráfico era bastante denso. Me agarré como pude al carril de la derecha y no le pise. Al llegar a la altura del Hipercor de San Chinarro me incorporé a la vía de servicio. Este recorrido de M30 y A1 me solía llevar diez minutos. Ese día fueron veinte pero llegué a mi destino. Llame al telefonillo y se abrió la valla para que metiera el coche. Aparqué y ahí estaban mis suegros esperándome. Le abrace a Él, besé a ella y entramos al salón a tomar una coca cola con unas patatas mientras llegaba la hora de la cena. Les pregunté que tal estaban y lógicamente estaban destrozados pero me dijeron que se preocupaban mas por mí que por ellos. Que ellos ya eran viejos. Tomó la palabra mi suegro:

– Mi hija ha muerto hace cinco días. Era tu pareja. Yo no tengo otra hija ni tendré otra ya a estas alturas. Pero tu si puedes tener otra pareja. Te queremos como a un hijo y queremos que intentes pasar hoja lo antes posible y busques otra pareja. Otros padres no vas a tener, no te perjudiques en la pareja. Sabemos lo que es "el que dirán" pero que sepas que nosotros no solo no vamos a decir nada sino que te vamos a apoyar. Eso si, con una condición: cuando la conozcas y veas que puede ir en serio presentanosla, como si fuéramos tus padres. Queremos seguir siendo parte de tu vida.

– No se que decir

– No tienes que decir, tienes que actuar – dijo mi suegra

– Lo intentaré, lo prometo

Tras esta extraña conversación pasamos a cenar un maravilloso pescado a la sal y tras un rato de sobremesa me fui a casa.

El jueves había quedado con Raquel que nadie vendría a verme. Por la mañana me llamó Mike y estuvimos hablando de mi cena con los suegros y de la empresa. Por la tarde, cuando ya estaba en casa, fue Raquel quien llamó. La estuve contando con detalle la cena con mis suegros y le pareció de lo mas divertida. Ella pensó que iría de otra manera. Y me dijo que mis suegros serían muy receptivos pero que ella iba a ser muy dura con la decisión de mi nueva pareja.

El fin de semana se me paso entre una cena el viernes con María y su marido Arturo en la casa de ellos (María estaba de baja pues había sido madre de su segunda hija a mediados de Noviembre), otra cena con Mike, Susan, José Carlos y Raquel el sábado. Y un poco de relax el domingo. Poco a poco con la ayuda de Mike y Raquel empezaba a parecerme al hombre que era antes del accidente. El lunes me enfrentaría a mi primer día de oficina.

04. Semana del 19 al 25 de Febrero

Llego el lunes diecinueve y volvía a la oficina. La llegada fue como esperaba con todos los trabajadores dándome la bienvenida y ofreciéndome su ayuda. A las diez y media tuve una pequeña reunión con Mike y Raquel para ponerme al día de la anterior semana. La secretaria que cubría la baja de María me trajo un café junto con varios papeles a firmar a eso de las once y media. Desde esa hora hasta las dos estuve contestando emails. La mayoría de pésame, la verdad. A las dos me fui a comer con Mike pues Raquel tenía una comida de negocios con un buen cliente. Al volver al despacho leí un poco la prensa hasta que a las cuatro tuve una reunión para tratar la herencia de mis padres con el abogado (del despacho de mi padre) que estaba llevando el tema. Me comentó que ese mismo jueves veintidós a las once de la mañana se leería en un notario de Madrid la herencia de mi padre. La reunión acabó pronto (no eran aun las cinco) pero decidí dar el día por terminado y marchar para casa a descansar.

El martes mi día se presentaba aburrido. Aun no incluía reuniones en mi agenda. Estuve toda la mañana trabajando y Raquel me dijo que no hiciera planes para comer. No pensaba hacerlos. La verdad. A las dos y cuarto cuando ya no estaba mi secretaria entro en mi oficina con unos vaqueros, unas botas marrón por fuera sin tacón (las usaba a menudo, vosotros la recordareis del primer episodio de esta serie) y un jersey azul de cuello alto. En la oficina permitíamos el uso de vaqueros mientras se fuera con polo, camisa o algo elegante arriba siempre y cuando no se tuviera una reunión para ese día. Lo primero que hizo fue cerrar la puerta con pestillo. Luego se acercó me dio un beso sin que me levantara de la silla y se puso de rodillas. El resto os lo podéis imaginar, no voy a entrar en detalle sobre cada vez que me da una mamada. No si no tiene nada de especial. Fue una mamada como tantas de las que da ella aunque la verdad es que las da muy bien. No tenía nada más ese día en mi agenda así que cuando Raquel había acabado su mamada, hacia las tres menos cuarto nos fuimos juntos a comer. Tras la comida me fui a casa sin pasar por la oficina. Me obligaba a ir a casa para ver si me acostumbraba porque, lo cierto, es que aun me sentía raro en mi propia casa sin que estuviera Lucía.

El miércoles llegué algo tarde a la oficina, como a las diez pues fui al banco antes a cerrar unos asuntos y cuando llegue tenía una nota indicándome que mi suegro había llamado. Cuando mi secretaria entró con el café me dispuse a llamarlo. Tuvimos una conversación muy corta en la que me insto a cenar en su casa esa noche. Insistió en que para el era muy importante que fuera esa noche. Le dije que allí estaría. Al llegar ese día un poco mas tarde pasamos a cenar directamente y entró en materia:

– Se que mañana tienes la lectura de la herencia. Yo se muy bien lo que tenía tu padre. No creo que me equivocara en más de un 10% sus posesiones. A parte de las casas y coches que son evidentes. También sabrás que era socio mio en la empresa. Lo sabías, ¿verdad?

– Si claro - dije yo

– Pues lo que no creo que sepas es lo vital que era tu padre para mi manejo de la empresa. Tu padre tenía un 12% de la empresa. Yo tengo un 40%. Entre mis votos y los suyos manejábamos la empresa. Si pierdo tu 12% la empresa va a manos de Rodrigo y Marcos y eso puede ser un desastre.

– No estaba entre mis planes vender el porcentaje que sea mio. Y sabiendo eso menos. Tengo a esos dos atravesados desde hace mucho.

– Me alegra oír eso – dijo mi suegro

– Si pensaba en vender otras cosas como la casa de mis padres en Somosaguas y mi casa en Madrid. La casa me esta hundiendo, necesito cambiar de aires.

– Lo entiendo - dijo mi suegro – y me alegro de que estemos en la misma onda. Hace unos años pensaba que eras la persona ideal para, en unos cinco años, dirigir la empresa cuando yo me jubilé pero ahora veo que para entonces lo mismo nos compras y somos una pequeña empresa. Te tenía en muy alta estima pero lo que habéis echo los tres es increíble. Dejemos los negocios. Vamos a comer. Por cierto, ¿como va la búsqueda de nueva pareja?

– Deja al niño en paz – dijo mi suegra – Vas a ser peor que un padre de verdad.

El resto de la noche discurrió entre una agradable cena y una aún más agradable sobremesa donde la insistencia para que me buscara una nueva novia rozaba lo ridículo. A la una de la mañana estaba llegando a casa.

Al día siguiente, a pesar de acostarme tarde, llegué a la oficina hacia las nueve y llamé a Mike y Raquel. Cuando estuvieron juntos les conté lo ocurrido en la cena del día anterior. Fliparon con que yo fuera la pinza en nuestra anterior empresa y ambos me dijeron que debía apoyar a mi suegro. Como si no lo supiese ya. Tras la minireunión leí correos, respondí algún asunto urgente y hacia las diez y media salí para llegar a la notaria a las once pues era la lectura del testamento de mis padres. Tras todo el rollo legal el notario dijo que mis padres me dejaban a mi el 100% de sus pertenencias y que no correspondía legítima a nadie más (mis abuelos estaban muertos). Ante tal situación faltaría esperar a los papeleos pero los bienes de mi padre pasarían a ser míos. En aquel momento empezó a enumerarlos y mareaba un poco. Recibía un 50% del despacho de mi padre, el 12% de la empresa de mi suegro, tres millones de euros en fondos y acciones, casi 200.000 euros en depósitos y cuenta corriente así como las casas de Somosaguas (un chalet enorme) y Menorca. También recibiría el coche de mi padre Audi A6 y el Mercedes clase A de mi madre. Igualmente los contenidos de ambas casas en forma de arte y joyas si es que las hubiera (algo tenía mi madre pero era muy poca cosa pues no era muy de llevar joyas). Abrumado salí del notario. Eran las doce de la mañana y decidí ir a tomar un café con mi abogado. Esta vez como abogado mío vino el socio de mi padre.

– Supongo que has de estar impresionado – dijo

– Pues si, la verdad. No es que me sorprenda, supongo que sin saberlo hasta el céntimo sabía que mi padre tenía mucho dinero. Lo que me abruma es que voy a hacer con ello.

– Inviértelo, vete a una empresa de banca privada y que te ayuden a mantenerlo. ¿Que piensas hacer con las acciones del bufete?

– No se, ni se en cuanto puede estar valorado.

– Por ese 50% te pueden dar nueve millones de euros – me dijo sin pestañear mientras a mi se me salían los ojos de los cuencos.

– El problema es que no quiero venderlo sin tu autorización. Lo terminaré vendiendo porque no lo quiero para nada pero quiero que tu me vayas marcando quien y como me lo compra.

– Te agradezco el detalle.

La conversación siguió por los derroteros normales indicándome cuales eran los siguientes pasos. Si todo iba bien tendría todo para Mayo a mi nombre. Media hora después salí hacia el despacho donde llegué hacia la una del mediodía. Me llamó Raquel para quedar a comer. A las dos se presentó en mi despacho. La dije que nos íbamos a mi casa a comer y le pareció bien. Cogimos mi coche y en veinte minutos estábamos en mi casa. En Madrid ir de garaje a garaje no tiene precio. Desde el coche habíamos pedido una pizza que no tardo ni diez minutos en llegar. En esos diez minutos me pude fijar mejor en como iba vestida. Llevaba solo dos tonalidades. Un marrón capuchino en el jersey y la camiseta de cuello alto y negro en pantalones, botas (por dentro de los pantalones) y cinturón por encima del jersey. Como siempre sin un pero posible. Tras comer la pizza hablando de chorradas empece a contarle lo del notario. Empezamos a bromear con que estaba forrado y se acercó a mi sobre el sillón.

– Soy medio gilipollas – dijo – Podría divorciarme del pelele de mi marido y casarme contigo y sin embargo sigo con él y a ti ahora solo pienso en mamártela.

Tras decirlo se echo a reír y el resto os lo imagináis, se arrodillo y adoró mi falo como si fuera divino. Jugo con sus labios y su lengua por todo su esplendor hasta que obtuvo el viscoso secreto que devoró con impaciencia. Hubiéramos follado pero no pudo ser porque a las cuatro tenía una reunión con un cliente. Me fui con ella a la oficina y mientras ella entraba en la reunión yo le contaba a Mike todo lo del notario. Poco después de acabar la conversación con Mike me fui a casa. Aguantaba poco esos días. Aún pesaba sobre mi la muerte de mis padres y Lucía.

El viernes tenía con Mike y Raquel la revisión de los números del mes de Enero. Es una reunión donde revisamos números y estrategia que celebramos siempre el segundo viernes del mes aunque, en este caso, lo dejamos para el tercero pues el segundo lo pase en casa. Siempre es en mi despacho en una mesa para cuatro personas que tengo donde nos sentamos los tres con un portátil y el desayuno. Suelen durar entre una y tres horas. Esta vez fue corto, solo revisamos los números (beneficios de unos 80000 euros) y dimos por terminada la reunión en poco menos de una hora. Los viernes nuestro horario de oficina era de ocho a tres aunque Raquel, Mike y yo normalmente hacíamos horario normal hasta las seis. Ese día Mike comentó que se iría a las tres pues tenía una comida a esa hora y ya no pensaba volver por la tarde. Raquel y yo si volveríamos así que a las dos nos fuimos al VIPS a comer algo para a las tres estar de vuelta cuando se fueran todos. A pocos minutos de las tres estábamos en la oficina Raquel y yo. Entramos en mi despacho para hablar sobre la expansión de nuestra linea de negocios para empezar a vender productos alemanes. A las tres y cuarto entro mi secretaria (una de las chicas de recepción que estaba cubriendo la baja de María) y nos comentó que ya se había ido todo el mundo que saliéramos a cerrar la puerta de acceso a la oficina. Así lo hizo Raquel mientras yo revisaba una lista de posibles clientes que pudieran estar interesados en la nueva linea de negocio. Cuando Raquel volvió a mi despacho me sonrió con picardía y me dijo:

– Estamos solos

– Si, eso parece – comenté yo con una media sonrisa.

– Ayer me quede con ganas de mas.

¿Ante eso que respondes? Mi cerebro desde luego no sabía que responder (aunque mi pene respondió por el). Raquel empezó a acercarse moviéndose seductoramente. Por primera vez me fijaba en como iba vestida. Llevaba unos vaqueros muy apretados que marcaban todas sus curvas con un top de estilo étnico de punto en tonalidades verdes y marrones. Acompañaba su ropa con una gran pulsera metálica, un cinturón marrón de grosura media y discreta hebilla plateada y unos zapatos de color marrón abiertos por los laterales y por delante con un tacón de unos cinco centímetros. Me agarró de la camisa y me levantó de la silla en la que estaba sentado para sentarme en la butaca de mi mesa de trabajo. Una vez sentado se arrodillo y me empezó a desabrochar el pantalón que no me duro ni un segundo puesto. Empezó a dar besitos a mi polla hasta que cogió el grosor que ella quería. Una vez en ese punto se levantó y se quito el top quedando en un precioso sujetador blanco sin hombros que se quitó igualmente. Volvió a acercarse a mi y se sentó de frente a mí para que la chupara los pechos. Como ya he dicho alguna vez eran duros y de tamaño medio. Estuve cerca de diez minutos saboreando sus pechos, tranquilamente. Mientras mi erección era cada vez mayor y ella se movía sobre mi, probablemente notando como mi polla crecía incluso a través del vaquero. Tras esos diez minutos se volvió a separar de mi y se quitó sus pantalones con no ciertos problemas al intentar quitárselos sin retirarse antes su zapatos. Sabía perfectamente que me gusta que se los deje y lo hizo, aunque tardara un poco mas. Quedó desnuda excepto por el pequeño tanga y los zapatos. Se alejó aun un poco mas moviendo sus caderas y agachándose se quitó su tanga y lo tiró hacia mi. Tras el lanzamiento volvió moviéndose se acercó a mi y se sentó sobre mi pene enfocando este hacia su coño. Tras las dos primeras subidas y bajadas de ella me levanté y a lleve conmigo a la mesa de reuniones donde empecé a penetrarla casi salvajemente. Ella gemía muy fuerte y me gritaba que siguiera y cosas por el estilo. Yo apenas podía jadear de la fuerza que estaba haciendo para penetrarla cada vez mas fuerte. Sus tetas se bamboleaban mientras la penetraba y eso que ella estaba boca arriba. Me la imaginaba inclinada y era una locura. Y decidí hacerlo. Saque mi pene, la di la vuelta y por atrás penetré su coño por atrás con la misma fuerza de antes. Estuvimos así unos tres minutos hasta que me pidió que me corriera. En tres embestidas me corrí. No fue difícil pues llevaba un rato aguantando para no soltarlo. Tras soltar mi primer chorro ella se corrió también y me desplome sobre ella. Tras unos instantes abrazados nos levantamos y nos vestimos y aseamos. Decidimos dejar el trabajo para el lunes y nos fuimos a casa.

Se puede decir que el sábado no pasó nada de interés. Lo dediqué a estar un día solo que me apetecía pues al día siguiente había quedado a comer en casa de Raquel.

El domingo me levanté pronto y me fui a comprar los periódicos y unos churros que me subí a casa para tomar junto con el café. Este era uno de esos vicios que me gustaban. Desayunar un domingo tranquilamente. A las diez ya estaba en la mesilla del salón con mi café, mis churros y los periódicos extendidos. Estuve tranquilamente en el salón hasta que a las doce y media me fui a duchar pues había quedado en casa de José Carlos y Raquel para comer a la una y media. Llegué puntual y no me costó mucho encontrar sitio para aparcar en el barrio de ellos. Vivían en Arturo Soria entre Avenida de la paz y la A2, cerca de la Dirección General de Tráfico. Al llegar me saludó José Carlos pues Raquel aun estaba arreglándose. Cuando salió estaba sencilla (polo y vaqueros) pero espectacular. Me alegraba tener ese cuerpo a mi disposición. Nos sentamos en sus cómodos sofás para tomar algo mientras llegaba la hora de comer (teníamos pensado comer a las dos y media) y llegaban Mike y Susan que también estaban invitados. Lo cierto es que llegaron pronto y les comenté mi idea de vender la casa de mis padres y la mía y buscar una nueva casa para vivir. Buscaría una casa más grande donde ya pudiera vivir una pareja con hijos. Todos me miraron raro y tuve que especificar que aun no tenía a nadie para ocupar ese hueco pero no quería cambiar a otro piso de soltero. Raquel me habló de su compañera del gimnasio Belén que tenía una inmobiliaria de lujo con su marido. La llamó y quedó con ella para el lunes en nuestra oficina. El resto de la comida y tarde ocurrió entre conversaciones menos trascendentes y tras una larga sobremesa a las siete de la tarde, ya totalmente de noche, me despedí.

03. Semana del 26 de Febrero al 4 de Marzo

El lunes me presenté pronto en la oficina para ir cerrando cosas antes de que llegara Belén, la amiga de Raquel dueña de una inmobiliaria. Decidí vestir bien pero joven ese día. Me puse unos Dockers con una camisa Ralph Lauren de rayas azules y una americana de una tonalidad similar a mis Dockers. No sabía que esperar de una inmobiliaria de lujo. No sabía si debía ir en traje y lo estuve pensando pero al final decidí que el traje lo tenían que llevar ellos que yo era el cliente y tenía que dar imagen de elegancia desenfadada pero con dinero. Sobre las once de la mañana me anuncia mi secretaria que está Raquel con Belén preparadas para la reunión. La comento que las haga pasar. Mi primera reacción es ojear a Belén. Se trata de una mujer de unos treinta y pico años, luego supe que en ese momento tenía treinta y cinco años. Si bien iba al gimnasio con Raquel su cuerpo no era ni siquiera parecido al de ella. No estaba gorda, ni mucho menos pero estaba más cerca de la gordura que de la delgadez. Era guapa pero mucho menos que Raquel. Parecía bastante pija, algo que ya suponía pues Raquel es socia de un gimnasio que entonces estaba muy de moda. El Abasota era el gimnasio donde Pedro J y Aznar jugaban al padel y buena parte de la élite madrileña se ponía en forma. Rubia de bote, al hablar confirmó que, en efecto era muy pija. Yo tenía mucho dinero y la mayor parte de mi entorno también pero el pijo habla de una manera especial. Aunque yo vista como ellos, no hablo como ellos y la mayor parte de los ricos no lo hacemos. Mi teoría es que solo hablan así algunos, los que mas quieren demostrar que tienen pasta. Ella vestía con un traje de chaqueta negro y una camiseta blanca por debajo. Calzaba unos zapatos de fino tacón de unos cinco centímetros. Nos sentamos para explicarle lo que buscaba y que quería vender mi casa, desde ya, y la de mis padres en cuanto la heredara. Ella me contó la estructura de su empresa donde ella era la encargada de residencial, su marido de oficinas y cada uno tenía un comercial junto con una secretaria que compartían. La explique que buscaba una casa con cuatro dormitorios y al menos dos baños y con un salón tirando a grande en el centro de Madrid con al menos una plaza de garaje en la finca y que estuviera en la horquilla de 600.000 a 1.000.000 de euros Me dijo que con eso iba a poder reducir mucho el número de casas a ofrecerme. Me preguntó si quería ver casas poco a poco o todo en dos o tres días mañana y tarde. La dije que mañana y tarde que Raquel llevaría la empresa. Los tres reímos y quedamos para el día siguiente en el VIPS de Paseo de la Habana. El resto del día fue un día típico de curro en la oficina.

El martes empecé a desayunar en el VIPS mientras esperaba a Belén que no tardó en llegar. Vestía parecido al día anterior solo que el traje y los zapatos eran marrones y la camiseta era color crudo. Desayunamos mientras me contaba el plan para los próximos días. De martes al lunes (excepto sábado y domingo visitaríamos distintos pisos disponibles y que se ajustaban a mis requerimientos y el miércoles decidiría. Me dijo que intentaría vender mi casa por 600.000 euros y la de mis padres por unos cuatro millones pero no iba a poder listarla hasta que no estuviera finalizado el papeleo de la herencia de mis padres. Parecía suficientemente sencillo. No lo era. Nos pasamos todo el día por Madrid con el coche de arriba a abajo. Íbamos a un barrio, veíamos dos casas y otra vez a otro sitio. Y así constantemente. A las seis la dejé en su casa y a las siete menos cuarto estaba en mi casa. Saque una lasaña vegetal congelada del descongelador y me preparé para cenar pronto e irme a dormir. Serían las ocho y media cuando me llamó Raquel.

– A Belén te las tiras antes de que acabe la semana – me dijo tras mi "Si" al descolgar el teléfono.

– ¿Como? - pregunté como si no supiera de donde venía todo eso

– Acabo de colgar. He estado hablando con ella durante treinta minutos. Mejor dicho, me ha estado hablando de ti durante treinta minutos y me ha dicho que le pones mucho. Me ha preguntado que tipo de ropa te gusta y la he dicho que si quiere tener algo contigo necesita ir con botas. Mañana en cuanto puedas me llamas y me dices si lleva botas. Ya sabrás lo que significa.

– Anda que no te gusta meterme en líos

– Cariño, no te quejes, tienes una amante que te pone otras tías a huevo. El sueño de todo hombre. Tu novia formal pasara una dura criba pero las tías que te vas a follar te las voy a poner en bandeja – comentó con tono travieso.

– Ya veremos – dije.

– Te dejo que llega José Carlos. Te quiero.

Y colgó. No era la primera vez que me decía Te quiero. Nos lo decíamos a menudo. Era la primera vez que me lo decía mientras me ponía una tía en bandeja.

Al día siguiente volvimos a quedar en el VIPS de Paseo de la Habana. Cuando llegué ya estaba ella. Estando sentada solo veía que llevaba un jersey de cuello alto de color verde bastante oscuro. Al verme ella se levantó y al salir de detrás de la mesa la vi de cuerpo entero. Iremos al grano: llevaba unas preciosas botas negras con tacón fino de casi ocho centímetros y un adorno metálico en los laterales exteriores. La bota le llegaba hasta justo la rodilla y su falda de tweed verde hasta un centímetro por encima de la rodilla. Apenas se podían ver dos o tres centímetros de sus medias negras. Su atuendo lo completaba un cinturón por encima del jersey. Me senté a desayunar con ella y en un momento en que se fue al servicio aproveche para llamar a Raquel.

– Lleva botas - la dije

– Antes del fin de semana. Me juego lo que quieras.

Cuando volvió Belén nos fuimos a ver casas. Con un subidón de moral que ni me explico y ya en el coche empece a tontear con ella. Primero muy suavemente pero poco a poco iba subiendo el nivel de tonteo. En la primera casa todo normal. En la segunda siempre tocaba su espalda para dejarla pasar antes en las habitaciones. En la tercera, una vez pusimos el pie dentro, la cogí de la mano y así fuimos viéndolo todo. Esa casa me pareció gustarme mucho pero en parte creo que fue por la sensación de estar ligándome, sin problema alguno, a una mujer casada y guapa. No una diosa pero guapa. Aun quedaba una casa por ver y decidí subir el nivel de tonteo. En el coche fui al grano con el objetivo de calentarla.

– Con lo guapa y sexy que eres, ¿te habrás tirado a muchos tíos enseñándoles pisos?

– Eso no te lo voy a decir – me dijo sonriendo picaramente

– Ya lo has hecho – la conteste

– Vale, menos de los que piensas pero alguno si. Concretamente tres en siete años de profesión.

Según me contaba eso aparcaba el coche para ver la última casa del día. Dejamos la conversación y entramos. Estuve junto a ella durante todo el recorrido con mi mano alrededor de su cintura. Incluso tocando su culo de manera muy imperceptible. Al acabar de ver la casa me acerqué a ella y la bese en los labios. Tardó unos segundos pero abrió su boca para aceptarlo. Llevo sus manos a mi cabello y empezó a acariciarlo. Cuando empezaba a subir la temperatura rompí el beso para dejarla caliente. Me la iba a follar como decía Raquel pero además me quería divertir. Tras romper el beso la cogí de la mano y como dos enamorados fuimos hasta mi coche. La llevé hasta el suyo y, cuando estábamos junto a él la di un beso en la boca. Me fui a casa y llame a Raquel. Me dijo que era casi mas sádico que ella. Que estaba orgullosa de mi. Yo no tanto.

El tercer día de visitar pisos llegó y volvimos a quedar en nuestro lugar habitual. Esta vez volví a llegar yo antes. Venía vestida con las mismas botas y la misma falda aunque cambió su jersey por otro también verde aunque más claro. No me gustó su poca imaginación a la hora de vestirse para mi así que decidí calentarla un día mas. De nuevo seguimos nuestra rutina con tonteo. Cada vez la calentaba mas y lo notaba. En el último trayecto en coche note que me miraba totalmente enamorada. Llegamos a la casa, la vimos y antes de irnos volvimos al beso. Esta vez la magree durante bastante tiempo. Se calentaba y cuando metí mi mano un poco bajo su falda suspiró y me pidió que la follara. Estaba justo donde la quería. Tenía una amante perfecta a la que quería. Ahora iba a tener una amante que estuviera loca por mi. Así que paré en seco. Me alejé un poco y la mire a los ojos. Ella puso cara de extrañeza.

– Te voy a follar pero no hoy – dije – Mañana vas a vestirte. Lo de las botas lo has entendido bien pero hoy vienes casi igual que ayer. Te creía con mas imaginación. Mañana quiero un poco más corta la falda y otras botas distintas. Ahora vayámonos.

Llegamos al coche como enamorados de nuevo pero ella no me miraba. Estaba como avergonzada por no haber podido satisfacer mi deseo de verla vestida como yo quería. Al llegar a su coche me pidió perdón y me besó. Llevaba quince minutos en casa cuando llamó Raquel y me dijo que Belén se lo había contado todo. Que mañana sería el día. Que se iba a vestir para mi.

Llegó el viernes y llegó ella como una diosa. Vestida con un vestido de ante marrón , cinturón negro de cuero bastante alto y unas botas negras de tacón fino superelegantes. Por debajo del vestido llevaba una especie de camiseta de cuello alto blanco y un pañuelo azul. El vestido era como una camisa larga, como una cazadora increíble. Era muy sensual. Con mucha discreción nos dimos un pico en los labios y salimos hacia la casa que teníamos que ver antes. Esta vez estaba yo muy cachondo. Me encantaba que se hubiera vestido para mi. La primera casa que vimos me encantó y era la que luego compraría pero seguimos adelante viendo las demás. La última casa estaba totalmente amueblada y cuando terminamos de verla la lleve al salón y empece a besarla. Tras un beso muy intenso la acompañé hasta el sofá donde me senté y la puse sobre mis rodillas. Ahi el beso llegó a límites insospechados cogiendo cada vez mas temperatura con mi mano entrando en su vestido buscando su tesoro. Como era tipo camiseta se me ocurrió desabrocharla todo el vestido. Y eso hice. La quite el cinturón y la empece a desabrochar los botones mientras ella me desabrochaba los botones de mi pantalón tras haberme quitado el cinturón previamente. Cuando terminé de quitarle el vestido la quité la camiseta de cuello alto y se quedo en sujetador, tanga y el pañuelo. Así como estaba la aparté un poco el tanga y la monté sobre mi. No podía más y no iba a esperar. Tres días calentándola habían curtido sus efectos también mi. La senté sobre mi falo y empece a ayudarla a subir y bajar. Estuvimos cabalgando unos quince minutos. Me preguntó si llevaba condón y la dije que mis mujeres me eran fieles y lo hacían sin condón que si quería parábamos. No se de donde salió lo de mis mujeres pero me hizo gracia. Intenté no reírme y seguir con mi labor pues ella gritaba que no parara y me corriera dentro. Acabamos a la vez y nos apoyamos el uno en el otro. Tras el polvo nos duchamos en el baño de la casa que estábamos visitando y nos fuimos. En el coche me preguntó si entonces ya era una de sus mujeres. La dije que era una de mis amantes pero que no quería nada serio con ella. Me preguntó si podía hacerlo con su marido. Si eso estaba permitido para seguir siendo fiel. Lógicamente la dije que si. Esa noche me llamo Raquel y me dijo que era un semental.

El fin de semana lo pasé en casa excepto por un partido de futbito que me eche con unos amigos. Había estado toda la semana fuera y tenía que adelantar curro. Me agobie un poco y llamé a Belén para decirle que el lunes no quedábamos pues iba atrasado en el curro y ya me había decidido.

Mas de relatador74

Mi historia (81: Septiembre 2007)

Mi historia (80: Agosto 2007)

Mi historia (79: Julio 2007)

Mi historia (78: Junio 2007)

Mi historia (77: Mayo 2007)

Mi historia (76: Abril 2007)

Mi historia (75: Marzo 2007)

Mi historia (74: Febrero 2007)

Mi historia (73: Enero 2007)

Mi historia (72: Diciembre 2006)

Mi historia (71: Noviembre 2006)

Mi historia (70: Octubre 2006)

Mi historia (69: Septiembre 2006)

Mi historia (68: Agosto 2006)

Mi historia (67: Julio 2006)

Mi historia (66: Junio 2006)

Mi historia (65: Mayo 2006)

Mi historia (64: Abril 2006)

Mi historia (63: Marzo 2006)

Mi historia (62: Febrero 2006)

Mi historia (61: Enero 2006)

Mi historia (60: Diciembre 2005)

Mi historia (59: Noviembre 2005)

Mi historia (58: Octubre 2005)

Mi historia (57: Septiembre 2005)

Mi historia (56: Agosto 2005)

Mi historia (55: Julio 2005)

Mi historia (54: Junio 2005)

Mi historia (53: Mayo 2005)

Mi historia (52: Abril 2005)

Mi historia (51: Marzo 2005)

Mi historia (50: Febrero 2005)

Mi historia (49: Enero 2005)

Mi historia (48: Diciembre 2004)

Mi historia (47: Noviembre 2004)

Mi historia (46: Octubre 2004)

Mi historia (45: Septiembre 2004)

Mi historia (44: Agosto 2004)

Mi historia (43: Julio 2004)

Mi historia (42: Junio 2004)

Mi historia (41: Mayo 2004)

Mi historia (40: Abril 2004)

Mi historia (39: Marzo 2004)

Mi historia (38: Febrero 2004)

Mi historia (37: Enero 2004)

Mi historia (36: Diciembre 2003)

Mi historia (35: Noviembre 2003)

Mi historia (34: Octubre 2003)

Mi historia (33: Septiembre 2003)

Mi historia (32: Agosto 2003)

Mi historia (31: Julio 2003)

Mi historia (30: Junio 2003)

Mi historia (29: Mayo 2003)

Mi historia (28: Abril 2003)

Mi historia (27: Marzo 2003)

Mi historia (26: Febrero 2003)

Mi historia (25: Enero 2003)

Mi historia (24: Diciembre 2002)

Mi historia (23: Noviembre 2002)

Mi historia (22: Octubre 2002)

Mi historia (21: Septiembre 2002)

Mi historia (20: Agosto 2002)

Mi historia (19: Julio 2002)

Mi historia (18: Junio 2002)

Mi historia (17: Mayo 2002)

Mi historia (16: Abril 2002)

Mi historia (15: Marzo 2002)

Mi historia (14: Febrero 2002)

Mi historia (13: Enero 2002)

Mi historia (12: Diciembre 2001)

Mi historia (11: Noviembre 2001)

Mi historia (10: Octubre 2001)

Mi historia (09: Septiembre 2001)

Mi historia (08: Agosto 2001)

Mi historia (07: Julio 2001)

Mi historia (06: Junio 2001)

Mi historia (05: Mayo 2001)

Mi historia (04: Abril 2001)

Mi historia (03: Marzo 2001)

Mi historia (01: El comienzo)