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Mi historia (27: Marzo 2003)

en Grandes Series

01. Semana del 3 al 9 de Marzo

El tres de marzo era un día de comienzos. Comenzaba Pedro, el novio de la amiga de Rocío, a trabajar en una de mis empresas y, aun mas importante para mi, Rocío empezaba en su trabajo como Team Leader de un grupo de asesores de la central. Mi día en el trabajo fue bastante monótono pero a las ocho quedé a cenar con Rocío en un restaurante cercano a casa para hablar de su primer día en su nuevo puesto. Estaba muy contenta. Se reducía su trabajo con clientes y eso no la gustaba tanto pero tenía mas responsabilidad y era la mujer mas joven en alcanzar ese puesto en la historia del banco. Lo cual, de entrada, no era mala señal. El grupo de asesores que tenía que liderar le gustaba. En cuanto a horarios solo significaba que quizás tendría que echar alguna tarde un poco más allá de las seis, las tres los viernes, que era su hora de salida normal en la central. Al llegar a casa fuimos directos a la cama. Estuvimos una hora en la cama haciendo el amor antes de caer dormidos.

El martes pasé todo el día en la oficina enfrascado en informes y contratos. Aunque el trabajo sucio lo hacía Ana me gustaba ir viendo los reportes mensuales de cada empresa según los iban teniendo. Así podía ayudar a Ana, o corregirla, cuando nos exponía los números mensuales el segundo viernes de cada mes. A las diez llegue a casa con el tiempo justo para hacer una ensalada para Rocío y para mi.

El miércoles pasé el día con Alberto viendo CV para nuestra empresa de comercialización de móviles para empresa. Contrataríamos un director y un comercial de entrada e iríamos contratando nuevos comerciales según fuera avanzando la empresa así como dotándola de sus propias oficinas. En un principio usaría espacio dentro de nuestra empresa de importación de comida. Nos pasamos casi cuatro horas viendo curriculums y haciendo la primera criba. Era un trabajo tan pesado que llamamos a María para que nos ayudara a hacer ese primer filtro. Tras comer juntos volvimos al tema y nos pasamos otro par de horas discutiendo sobre los que habían pasado ese filtro. Al final tuvimos cuatro candidatos por puesto que serían entrevistados por Alberto y Marga. Eran las seis cuando lo teníamos todo listo y llamé a Rocío para pasar a buscarla y así poder pasar la tarde juntos. Estuvimos viendo guías de París en El Corte Inglés para nuestro viaje de bodas y cenamos por el centro. No muy tarde nos fuimos a la cama para descansar.

El jueves comí con Mariano y Javier hablando un poco sobre mi participación en la empresa de importaciones de Mariano. Estábamos bastante seguros que nuestros "socios" iban a pedir, por tercer año consecutivo, que se distribuyera el mayor beneficio posible. Tenían hasta finales de julio para hacerlo pero teníamos que estar preparados. La reunión era, básicamente, para protegernos no fueran a intentar poner la reunión cuando yo estuviera de luna de miel. Javier estudio los estatutos de la empresa y vio que podía dar poderes a Mariano en caso que yo alguna vez no pudiera estar presente.

El viernes tras trabajar Rocío y yo quedamos en casa para ir por la tarde a ver cosillas de la boda. Pequeños detalles que queríamos y que buscamos en El Corte Inglés. Uno no se da cuenta de todas las cosas que se necesitan hasta que no se organiza una boda. Ese día buscamos un libro de firmas. Ni se me había ocurrido pero podía ser interesante. Tras encontrar uno que nos gustó nos fuimos a casa a cenar, a descansar y a pasar la noche juntos. Tras un rato en el sofá nos fuimos a la cama a hacer el amor.

El sábado fuimos a comer a casa del hermano de Rocío. Yo no les veía, a ellos y al niño, desde el fin de semana del nacimiento aunque Rocío si se había pasado un par de veces por casa de su hermano para ver a su sobrinito. Estuvimos hablando con ellos de como llevaban el niño y esas cosas. Jorge ya llevaba una semana trabajando y hasta ese momento todo había ido bien pero el trabajar y ayudar a María Rosa cuando llegaba a casa decía que era bastante cansado. Nos quedamos con ellos hasta que María Rosa dio al niño la toma de las diez de la noche tras haber tomado una merienda cena. Al llegar a casa eran poco más de las diez y media. Rocío y yo vimos una peli y nos fuimos a la cama. Rocío llevaba un camisón nada sexy, de batalla, pero yo tenía ganas de juerga. Estaba sin camiseta sentado en la cama solo en calzoncillos y ella cerca de mi de pie. Hablamos un rato sobre el hijo de su hermano y terminó sentada junto a mi. Yo me acerqué y seguimos hablando. Ella me miraba con cara pícara y me hacía ojitos. Puse mi mano derecha tras ella y acaricié su pelo. Acercaba mi boca a la suya pero no la besaba. Ella se acercaba a mi para el beso pero yo me alejaba. La torturé un par de veces hasta que la besé con fiereza. Lleve mi mano al borde de su camisón y besándola la ayudé a quitárselo. Antes de terminar de quitárselo ella se levantó y me torturo un poco. Al quitárselo vi su precioso sujetador negro con un lazito rosa y puntadas del mismo color en la copa y las tiras. Cubriendo su conejo un tanga a juego con el mismo lazo que no cubría nada de su culo. Se sentó y nada mas sentarse nos recostamos un poco. Nos damos besos mientras mis manos no dejaban de explorar su cuerpo. Saqué una de sus tetas por la copa y ella decidió quitarse el sujetador. Me eché sobre ella y besaba sus tetas mientras ella besaba mi hombro y mi torso superior. Rápidamente tomó la delantera y se echó encima mía. Besándome el pecho y chupando mi oreja. Yo jugué con su braguita un poco y la tumbe a ella sobre la cama retomando el control. La bese las tetas, la boca y luego la quite las braguitas. Mientras la volvía a besar mi mano exploraba su coño. Ella tocaba mi polla por encima del calzoncillo y yo rápidamente me lo quité. No obstante, en vez de meterse la la besé y masturbé con un dedo antes de alternar masturbaciones digitales con besos en el coño y pequeñas lamidas. A ratos dejaba de besar su coño para besar sus tetas o su boca sacando de ella maravillosos orgasmos. Ella consiguió incorporarse y tras besarme me empujó sobre la cama. Me dio un beso en la boca y pasó toda su lengua por mi torso superior hasta llegar a mi polla. Con dedicación me la estuvo mamando durante un buen rato.

– Sigue – dije sintiéndome en el cielo

Ella no contestó. Solo volvió a meterse la polla en la boca con pasión. Tras un rato mamándomela se tiró sobre mi y me besó en la boca.

– Te la chupo un poco mas y me follas – dijo – Te necesito dentro.

Sin darme opción a responder volvió a mi polla y la chupó con dedicación alternando mamadas profundas con pajas de mi húmeda polla. Tras unos minutos así se subió sobre mi y, cogiendo la polla con una mano, se metió mi pene. Me cabalgo solo un par de veces pero rápidamente lo que hizo fue tumbarse sobre mi y yo movía mi pelvis para que la polla la follara con toda la fuerza que en ese momento tenía. Ella alternaba los besos con los gemidos en mi oído.

– Dios – dijo – Esto es maravilloso

Yo, sin embargo, no podía hablar por el esfuerzo. Tras un rato dándola fuerza ella se reincorporó con mi polla en su interior y empezó una cabalgada mas normal. Yo la ayudaba a llevar el ritmo y notaba que no faltaba mucho para correrme. Se lo hice saber y ella se bajó de mi. Me dio una chupada en la polla y se puso a cuatro patas sobre la cama moviendo su culo. Ella se agarraba a las sabanas mientras yo la follaba en el coño por atrás y me pedía mas.

– No puedo mucho mas cariño

– Un poquito – dijo

Lo intenté y conseguí estar unos minutos mas en su interior pero rápidamente acabé corriéndome. Por suerte, mi penetración final fue acompañada de su orgasmo. Una vez acabo su corrida nos abrazamos y nos besamos durante un largo rato quedando ambos dormidos desnudos y en los brazos del otro.

El domingo nos levantamos pronto y fuimos a comer a casa de Raquel. Como ya empezaba a ser costumbre Raquel y Rocío se saludaron con un beso en la boca que iba mas allá de un mero piquito. Me preguntaba si se saludaban así cuando no estaba yo o solo lo hacían para jugar conmigo. Creo que lo hacían para jugar conmigo pero no me importaba. Estuvimos todo el día con ellos y José Carlos y yo vimos un partido de fútbol en la tele por la tarde, creo recordar que era el Real Sociedad-Alavés, mientras nuestras chicas hablaban de sus cosas y jugaban con la pequeña. Durante la segunda parte del partido tomamos algo todos juntos para cenar y cuando acabó nos fuimos a casa a descansar. Llegamos a eso de las once de la noche e hicimos el amor antes de dormir.

02. Semana del 10 al 16 de Marzo

El lunes de la segunda semana de marzo fue un día bastante normalito. Trabajé con Marga y Alberto y me reuní con Oscar y Alberto por la tarde para ver unos temas sobre nuestra empresa de diseño y programación. Tras la reunión contesté unos mails y fui con Rocío a casa de Mariano y Manuela a cenar. La noche fue bastante agradable y tras un rato de charla sobre la boda en el salón de ellos nos fuimos a casa a descansar. Llegamos algo tarde, pasada la medianoche, pero aun así echamos un polvo rápido. Y eso que me tocaba madrugar el martes.

El martes participaba en una mesa redonda en Valencia y tenía que estar en el aeropuerto a las ocho para coger el primer vuelo, el de las nueve menos cuarto. Cuando llegué me enteré que el vuelo llevaba tres cuartos de hora de retraso y no llegaríamos a Valencia hasta casi las diez y media. Yo tenía la mesa redonda a las doce. Si se retrasaba algo mas el vuelo iba a ir apurado. Por suerte, el aeropuerto de Manises está muy cerca de la feria de Valencia. Decidí no comerme mucho la cabeza e irme a la sala VIP a desayunar algo y conectar mi portátil para poder leer y contestar mails. Al final entramos casi a las diez en el vuelo y aterrizamos en Valencia poco antes de las once. Con solo un cuarto de hora estaba saludando al resto de participantes de la mesa redonda. Salió bien y tuvimos bastantes preguntas del público. Tras la mesa redonda estuve charlando con varias personas que se me acercaron y, a eso de las dos y media, me fui a comer con un par de empresarios valencianos que conocía de hace mucho. No eramos íntimos pero si compartíamos una paella cuando yo iba por allí. Nunca habíamos hecho negocios juntos pero seguro que solo era cuestión de tiempo. A las siete tenía una reunión en la delegación de una importante inmobiliaria nacional en la que me iban a contar distintos proyectos de centros comerciales en la comunidad valenciana. Estuve tomando notas por si alguno cuadrara para nuestras franquicias y me fui al aeropuerto donde cogí, exhausto, el vuelo e las diez menos veinte. Este, por suerte, no llevaba retraso y pude descansar en mi butaca mientras cenaba la decente cena de Business. Llegué a casa a las once donde ya me esperaba Rocío cenada y todo. Nos contamos un poco nuestro día y ambos nos fuimos a la cama pues había sido un día duro.

El miércoles era el cumpleaños de Pedro, el novio de Teresa, amiga de Rocío, y nuevo trabajador de la empresa de diseño y programación. Aproveché a salir con el en su horario del desayuno para preguntarle que tal todo. Nos invitó a su cumpleaños, ese sábado en Cuenca, pero no podríamos ir puesto que Rocío tenía masters. Tras currar el resto del día pasé la tarde con Rocío en casa y nos fuimos pronto a dormir no sin antes hacer el amor.

A las diez de la mañana del jueves estaba en el notario para firmar poderes a Mariano no fuera a ser que a nuestros socios en su empresa les diera por pedir que la junta anual se hiciera durante mi luna de miel. Desde luego eran capaces. Tras firmar ante el notario desayuné con el y estuvimos hablando de la boda y le confié que estaba nervioso pues ya veía que estábamos a menos de dos meses y no tenía claro si llevábamos la planificación a tiempo. El me tranquilizo y me fui a currar mas relajado. Como muchos otros jueves trabajé hasta tarde y me fui a casa con el tiempo justo para preparar la cena para Rocío y para mi.

El viernes llegué a las nueve y media de la mañana a la oficina. Era tarde para ser un viernes pero, puesto que Rocío tenía masters, iba a aprovechar para trabajar hasta tarde. A eso de las once entramos a nuestra reunión mensual. De nuevo invité a María para que nos ayudara junto a Marga y Alberto. Ana nos mostró los números de febrero que, la verdad, fueron bastante buenos. El que ese mes no tuviéramos inversiones extras nos hizo tener setecientos mil euros de beneficios. Una vez nos dio el detalle de cada empresa Ana se fue y nos quedamos Mike, Raquel, Marga, Alberto, María y yo. Alberto comentó algo que yo creo que todos pensábamos pero por alguna razón nadie comentaba.

– Este año daremos beneficios aunque montemos tres empresas nuevas. No tenemos capacidad para gastar, con la estructura actual tanta pasta. O compramos empresas o será el primer año que demos beneficios importantes.

Todos pensamos un rato hasta que dije

– Bueno, no me importaría que tengamos este año buenos beneficios para así cargar la caja y repartir algo. Sería bueno tener dinero en caja por si en el futuro se nos presenta alguna buena operación.

Todos nos mostramos de acuerdo y marcamos el objetivo del año de crear las nuevas empresas sin obsesionarnos por gastar para crecer. El beneficio que tuviéramos sería bienvenido. Una vez acabamos la reunión fuimos los seis a comer pero a la oficina volví yo solo hacia las cuatro. No obstante, no estuve mucho tiempo solo pues, a eso de las cinco, se plantó Raquel en mi oficina. Nada mas entrar cerró la puerta de mi despacho con cerrojo y se quitó la cazadora de cuero con aspecto metalizado, a medio camino entre el gris y el verde. La dejó en mi perchero y se acercó a mi. El resto de su atuendo lo componían una falda de tubo azul marino, hasta justo la articulación de la rodilla, y un top amarillo de punto. En sus pies unas sandalias doradas de alto tacón. Algo frías para marzo pero desde luego muy sexies. Se puso frente a mi mesa y me comentó una chorrada del trabajo.

– ¿Has venido un viernes por la tarde cuando estoy solo para comentarme eso? - dije – Anda ven aquí

Y con una sonrisa en su cara se acercó a mi. Se hacía la indecisa. Quería volver a jugar y se quedó a mitad de camino en el borde de mi mesa.

– No me has entendido – dije – He dicho que vengas aquí.

Con la cabeza gacha se acercó algo mas a mi butaca.

– Eres muy guapa – dije

– Gracias – contestó ella

Empecé a soltarla un rollo sobre fidelidad a la empresa y dedicación intentando meter todos los dobles sentidos sexuales que se me pasaban por la cabeza. Ella alternaba las discretas miradas a mi con las miradas al suelo mientras mantenía sus manos tras la espalda.

– Puedes ser una importante trabajadora para esta empresa – dije a la vez que mandaba mi mano al borde de su falda y acariciaba un poco sus rodillas.

Ella movió sus manos para bajar la falda evitando el contacto con mi mano y dándome las gracias por los cumplidos a la vez que supuestamente paraba mis avances.

– ¿Quieres ser una parte importante de la empresa? - la pregunté recostado en la silla mientras miraba a sus ojos

– Claro. Pero no se que es lo que espera de mi, señor.

– Te lo dejaré claro – dije – Arrodillate

– No entiendo señor.

– Dejame ayudarte – dije – En nada podrías ser hasta socia de la empresa con mi ayuda.

La cogí de una mano y la acerqué a mi. Se la besé. Ella seguía estando reacia. Yo pasé a acariciar sus brazos y cuello. Me levanté de la silla y me pegué a ella. La empecé a contar lo importante que sería para la empresa a la vez que ya tocaba sus pechos y la abrazaba por la cintura. Volví a besar sus manos. La conté que la ayudaría en la empresa y me senté obligándola a sentarse encima mía. Seguía tocándola y ella seguía haciéndose la dura.

– Arrodillate – dije de nuevo

Esta vez me hizo caso. Ya arrodillada seguía pareciendo tímida pero yo llevé mi mano a su barbilla y al resto de su cara y la susurré lo importante que sería para la empresa y lo elegante que iba ese día. Ella empezó a sonreír y aproveché para darla un beso en la mejilla seguido de otro en la boca. Un piquito. Toque sus pechos y la miraba a los ojos. Acariciaba su pelo. Volvía a besar su cara y su boca pero ella no la abría. La abracé. Y tras el abrazo la volvía a besar. Esta vez respondió y abrió su boca. Empezaba a sonreír mas. Ya estaba en el bote. Lo estaba desde que entró pero su personaje ya estaba listo.

– Quítame los pantalones – dije

– ¿Está seguro?

– Si

Dudo unos instantes pero lo hizo. Empezó a desabrocharme el pantalón, no aun sin alguna duda, y luego siguió con los botones del pantalón de pinzas que llevaba ese día. Lo hacía poco a poco, como dudando. Una vez me lo desabrochó la hice bajarme el pantalón y apareció mi polla ya erecta.

– Creo que a partir de ahora sabes lo que quiero. No quiero estar dando mas órdenes – dije

– De acuerdo señor

Y llevó su boca a mi polla. Ella acariciaba mi pecho y yo besaba sus manos y sus dedos. Alternaba los momentos en que se metía toda mi polla con besitos a lo largo del pene. Me incorporé un poco y la quité el suéter revelando un sujetador negro que pasé a desabrochar y quitárselo. Nos besamos. Ella me recostó y yo me quité la camisa mientras volvía a jugar con mi polla. En este momento chupando solo el capullo y pajeando el resto de mi pene. Sacó el capullo de su boca y me miró a los ojos mientras pasaba toda su lengua a lo largo de mi polla. Me incorporé. Me levanté y desabroché su falda. En vez de bajarla se la subí y se la dejé casi como un cinturón en su abdomen. Me hizo gracia comprobar que no se había puesto tanguita.

– Es usted una chica mala – dije

– Deseaba esto señor. Me daba miedo pero lo deseaba.

La subí una pierna a mi mesa, de rodillas, y por detrás suya empecé a mamarla el coño. Ella solo sonreía. Y gemía. Mucho. Tras un rato así la hice levantar y nos morreamos con pasión Tras el morro la puse de vuelta en la misma posición y, desde atrás, empecé a follarla. Ella gemía como loca con mi polla en su coño y yo intentaba mantener la respiración pues el ritmo que llevaba era relativamente elevado. En un momento dado se levantó, sin sacar mi polla de su interior, y nos besamos con pasión. Tras el beso echó su cuerpo sobre la mesa y siguió el polvo magnífico. Me subí sobre mi mesa, menos mal que era resistente, y ella sobre mi. Con una mano agarró mi polla y la llevó a su coño empezando a cabalgar. Mientras cabalgaba nos sonreíamos y nos besábamos. En un momento dado me levanté y dejé colgar mis piernas hasta llegar al suelo y estar apoyado con el culo en el borde de la mesa. En esa posición ella estaba empalada y sus piernas en mi mesa. Volvimos a besarnos y empecé a follarla mas fuerte. Sus gemidos y los míos empezaron a subir en intensidad. Tras un par de minutos así ella se corrió. Y el masaje de su coño en mi polla fue justo lo necesario para provocar mi orgasmo y llenar la de semen. Volvimos a besarnos. Nos dijimos de todo y ella se levantó, se vistió y, tras despedirse, se fue a asear y a casa. Yo aun me quedé un rato trabajando hasta que llego la hora de ir a casa a preparar la cena para Rocío y para mi. Abrazado a Rocío vi esa noche una peli y nos fuimos pronto a la cama.

El sábado Rocío tenía masters. Tras pasar la mañana trabajando un poco y leyendo la prensa fui a recogerla al masters. Junto con Antonio y Laura fuimos a comer y luego a dar una vuelta por un centro comercial y a ver una peli. Tras la película nos fuimos pronto a casa a descansar. Rocío y yo acabamos haciendo el amor durante horas. Al día siguiente, por primera vez en mucho tiempo, no teníamos mucho que hacer.

El domingo en pareja con Rocío fue espectacular. Por nada en especial pero los disfruté mucho. Desayunamos tranquilos leyendo la prensa dominical, comimos en un buen restaurante, dimos una pequeña vuelta y cenamos en casa tras ver una peli en el DVD. Tras ver un poco de tele volvimos a la cama a hacer el amor.

03. Semana del 17 al 23 de Marzo

Tras una semana con un fin de semana tranquilo venía una llena de citas con amigos y familiares. Pero tenía las pilas cargadas. El lunes y el martes trabajé a lo bestia. El lunes salí algo antes para poder ir con Rocío a comprar dos regalos, el de su cuñada y el de Juan, el marido de Belén. El martes aguanté en la oficina hasta la hora de ir a casa a hacer la cena para Rocío.

El miércoles era fiesta en Madrid. Era el día del padre. Rocío había invitado a mi panda del curro a comer a casa. Vinieron todos y pasamos un día bastante agradable. Rocío había preparado junto con Elena y María una sorpresa para los padres en forma de manualidad. José Carlos y Arturo, los únicos padres en eso momentos, lo agradecieron. Al final se fueron yendo todos. Los últimos Mike y Marga a eso de las diez y media de la noche. Tras recoger un poco Rocío y yo fuimos a la cama, echamos un polvo y nos fuimos a dormir.

El jueves era el cumpleaños de María Rosa. La llamé a casa, aun estaba de permiso tras ser madre, y la felicité nada mas llegar a la oficina. A media mañana entró María.

– ¿Te vas a quedar hoy hasta tarde? - me dijo tras los saludos protocolarios

– Si.

– Pues vendré a hacerte una visita. Necesito que me folles hoy

– Vaya, ya con premeditación y alevosía – dije sonriendo

– No me hagas arrepentirme – dijo antes de salir lanzándome una sonrisa pícara

Seguí toda la mañana y tarde trabajando esperando la llegada de María. Esta se produjo hacia las ocho de la tarde. Vestía con una falda de tubo hasta las rodillas, negra, con una camiseta de cuello alto del mismo color y un abrigo de paño a juego. Al entrar en mi despacho se quitó el abrigo que tiró sobre una silla de mi pequeña mesa de reuniones. Llevaba unos zapatos negros con, extrañamente en ella, algo de tacón.

– Estas muy guapa – dije

– Tu mas – dijo con una sonrisa

Me levanté de mi silla y me acerqué a ella. La agarré de una mano y la hice girar sobre ella. Lo hizo con gracia y mirándome con cierta picardía. Una vez acabó el giró la miré a los ojos y, agarrándola por su cuello y jugando con su media melena, la acerqué a mi. Y la besé. Fueron varios besitos en la boca, sin lengua, piquitos. En uno de esos ella lanzó su mano a mi polla.

– ¡Vaya! - exclamé – Sin romanticismos por lo que veo

Ella sonrió ante mi comentario.

– Lo siento cariño pero tengo ganas. Cada vez que veo a mi hija tengo mas claro que es tuya y no puedo dejar desatendido al padre de una de mis hijas

– Así que es es eso. Si no te hubiera dejado embarazada ahora pasarías de mi

Pareció pensarlo un rato

– No se, quizás – dijo con una sonrisita pícara

– Y yo que pensaba que venías por mi y solo vienes para mantener en forma a uno de tus dos depósitos de semen

– Que tonto eres – dijo sonriendo

– En todo caso mereces un castigo – dije

La cogí y la llevé junto a la mesa de mi despacho y apoyé su cuerpo sobre esta. Levanté su falda hasta la cintura y pude apreciar su precioso tanga. Antes no los usaba. De un tiempo a esta parte eran su vestimenta habitual. Acaricié un poco el culo y la dí un pequeño azote. Cariñoso, imposible que doliera.

– He sido una niña mala – dijo – Espero que me perdones

Volví a acariciárselo y la dí un segundo azote. Ella sonrió.

– Vamos a ver tu coñito – dije

Y arrodillándome junto a ella bajé su tanga y se lo quité. Se llevó una mano al coño y se lo acarició.

– Necesito tu polla aquí – dijo

Yo me desabroché el pantalón a toda velocidad y me saqué la polla. Rápidamente la acerqué a su conejo y empecé a follarla.

– Me encanta como me follas – dijo – Con mi marido no tengo esto. Sigue.

No necesitaba la orden para nada y seguí percutiendo contra ella. Mi polla entraba casi hasta el fondo pero no del todo puesto que los movimientos que estaba haciendo yo eran muy rápido y poco profundos. Imprimía velocidad a cada una de mis penetraciones y ella cada vez gemía mas. A mi aun me quedaba un rato para correrme pero me sorprendió que ella se corriera casi inmediatamente.

– No puede ser – dijo – Ha sido rapidísimo. Hazme correrme una vez mas amor

No contesté y me salí de ella. Me agaché y acaricié su húmedo coño por la corrida y lo bese. Lamí parte de su coño y pegué mi boca a el para absorber todos sus juegos sacando de ella un gemido bastante fuerte. Tras jugar con mi lengua en sus labios vaginales durante un rato me levanté y la giré tumbándola en mi mesa con su espalda sobre esta. Abrí sus piernas todo lo que pude y volví a apuntar mi polla. Empecé una cadencia lenta en esta ocasión que me permitía llegar mucho mas al fondo de su coño. Ella no dejaba de mirarme y sonreírme ni un segundo. Era un imagen que me volvía loco. La perfecta madre de familia, modosita, de familia bastante conservadora estaba en mi mesa, gimiendo y sonriéndome a los ojos. Yo no dejé de follarla ni un segundo, las imágenes que llegaban a mi cabeza no me apartaban de mi objetivo, que volviera a correrse y, a ser posible, a dúo con mi propio orgasmo. Con ella empalada la levanté en volandas y, sin que mi polla saliera de ella, la llevé junto a mi butaca. Me senté y ella encima empezó a cabalgar. Lo hizo durante unos minutos y nuestros gemidos iban aumentando de intensidad a cada minuto que pasaba. Al final lo que tenía que pasar pasó. Ella se corrió y la presión extra de su coño en mi polla terminó por exprimirse. Se levantó rápido y me besó.

– Es tarde – dijo – Muchísimas gracias

– A ti – dije

Me quedé unos minutos descansando en mi butaca antes de ir al coche para volver a casa y preparar la cena para Rocío y para mi.

El viernes trabajé hasta no muy tarde en la oficina pues Raquel y yo teníamos una comida a las dos y media. Tras la comida, a eso de las cuatro, ya no volví a la oficina pues esta ya estaría vacía y me fui a mi casa a descansar antes de ir a cenar con Mariano y Manuela en un restaurante del centro. Estuvimos preparando un poco la logística de nuestra boda en lo que a ellos y sus familiares se refería. Hablamos de hoteles y de cuando irían ellos a Cuenca. Rocío dijo que ella iría el día 21 a Cuenca, miércoles, pues se había cogido jueves y viernes de vacaciones. Nosotros decidimos que iríamos el jueves. Ese día tendríamos una cena familiar y el viernes terminaríamos de cerrar los detalles que estuvieran pendientes. Tras la cena y una larga sobremesa nos fuimos a casa donde hicimos el amor largamente.

El sábado nos levantamos relativamente pronto para terminar un par de cosas que necesitábamos cerrar y luego ir a casa del hermano de Rocío para celebrar el cumpleaños de María Rosa, la cuñada de Rocío, que había sido el jueves. El cumpleaños fue bastante agradable con los padres de Rocío, la hermana y familiares de María Rosa. No obstante, el protagonista del día no fue la cumpleañera sino su recién nacido hijo de apenas un mes de edad. A María Rosa la regalamos un nuevo billetero de Loewe, nos chivó Jorge que lo necesitaba, y como detalle gracioso se lo dimos con algo dentro, una foto, en la parte transparente que tenía, de su recién nacido hijo. Creo que le gustó casi mas el detalle de la foto que el monedero pero en todo caso nos lo agradeció mucho. Estuvimos en casa pronto para dejar a la madre tranquilidad y pasamos un rato viendo la tele antes de ir a la cama a hacer el amor y dormir.

El domingo volvimos a tener un compromiso social. Era un fin de semana lleno de historias. Ese domingo estábamos Mike, Raquel y yo, junto con nuestras parejas, invitados a casa de Belén y Juan para celebrar el cumpleaños de este junto con otras cuantas parejas amigos de ellos. Llegamos algo antes de la hora de la comida y solo estaba una de las parejas allí. Le dimos a Juan su regalo, un reloj, y pasamos a tomar unas cervezas mientras llegaban los demás. La comida empezó bien pero según esta avanzaba volvió el Juan gilipollas y egocéntrico. Llegué a pensar que nos había invitado para que sus amigos vieran que tenía amigos exitosos y forrados de pasta. Desde luego Juan era el mas exitoso de sus amigos pero creo que principalmente por Belén pues de la inmobiliaria lo que mejor funcionaba era la parte que llevaba ella. En todo caso el no paró de hablar de Brasil y como había visto buenas oportunidades de inversión allí. Yo ya estaba harto cuando Belén dijo que iba a la cocina a por el postre. Yo no pude dejar pasar la oportunidad y dije que la iba a ayudar. Rocío me dio un golpecito en la pantorrilla y me sonrió. Raquel me miró como diciendo que no tuviera problemas y que ella me cubriría las espaldas. No se que pensaban esas dos pero no me iba a follar a Belén en la cocina. Una vez entramos en la cocina me acerqué a ella por detrás. La abracé con mis manos a la altura de su estomago y llevé mi boca a su oreja. La di un pequeño mordisquito y la dije:

– Tu marido es gilipollas

– No seas malo – dijo

Mientras yo bajaba mi mano lentamente de su plano abdomen a su entrepierna. Vestía pantalones y sería fácil.

– No tienes que defenderle. Seguro que cuando te casaste con el era un tío maravilloso pero el dinero le tiene atontado

– No le defiendo. Le quiero.

Mi mano llego a su entrepierna y aplicando un poco de fuerza dije:

– Eso me lo demuestras mañana a las once. Vendré aquí a tu casa a follarte. Mas te vale que estés lista

– Eres un cabrón – dijo ella girando su cabeza hacia atrás y dándome un piquito en la boca – Pero a esa hora se va Belén a la universidad. Si se retrasa un poco no sabría que hacer.

Belén es su hija mayor de 19 años recién cumplidos. La menor, Isabel, estaba en el último año de instituto. Pensé un rato, sin dejar de jugar con su coño, y dije

– A las once y media. Mañana te voy a follar en la cama que compartes con Juan. Espero que estés lista cuando llegué.

– ¿Como quieres que te espere? - dijo entre unos entrecortados gemidos

– En ropa de cama o ropa interior. Y quiero que la compres para mi. Te debería dar tiempo antes de las once y media.

La froté una vez mas su entrepierna, la mordí la oreja y me separé de ella. Me puse a ayudarla con el postre como si no hubiera pasado nada. Ella me miraba confusa. Tras un par de minutos llevamos el postre y seguimos con la comida. Tras la comida café y sobremesa y, a eso de las ocho de la tarde, nos despedimos de ellos. Al llegar a casa Rocío me pidió que la contara todo lo que pasó en la cocina. Lo hice. Esperaba que comentara conmigo pero en vez de eso se fue al teléfono y llamó a Raquel. Lo comentó con ella mientras yo hacía la cena. Tras la cena vimos una peli e hicimos el amor. Tras el polvo íbamos a caer dormidos cuando Rocío me dijo:

– Lo que has hecho hoy con Belén es lo que imaginamos que podrías hacer con Ana. Volverla loca.

04. Semana del 24 al 30 de Marzo

Llegué pronto a la oficina el lunes para cerrar cosas antes de irme a casa de Belén. Justo antes de irme, a las once de la mañana, vino Raquel y me deseo suerte. La sonreí y la dije que ella y su amiguita estaban un poco locas. A las once y media en punto estaba llamando a la puerta de la casa de Belén. El portal estaba abierto y pude llegar hasta el descansillo sin anunciarme. No pasaron mas de unos quince segundos antes de que se abriera la puerta. Entré y Belén cerró inmediatamente la puerta. Lo primero que hice fue lanzarme a su boca y darla un morreo intenso.

– Mi hija se ha ido hace poco y he tenido que dar el día libre a la chica – dijo Belén en cuanto rompimos el beso

– No es mi problema – dije - No haberte casado con ese pringado. Vamos a follarte donde duermes con el cornudo.

– Tendría que mandarte a tomar por culo. Pero no puedo. Solo quiero que me folles. Ayer cuando se fueron los últimos invitados me tuve que ir al baño a hacerme un dedo.

Y cogiéndome de la mano me llevó a su habitación. Vestía un precioso babydoll blanco con tachuelas en los bordes y en la cintura. En sus pies llevaba unas sandalias doradas muy elegantes. Nada mas entrar en la habitación se volvió a tirar a mis brazos. Yo la aparté rápido y dije:

– ¿Con quien compartes esta cama?

– Con Juan

– ¿Perdona?

– Con el cornudo de mi marido

– Mejor – dije

Y la besé en la boca. Estuvimos un rato besándonos de pie hasta que caí sentado sobre la cama y ella se arrodilló delante de mi. En un visto y no visto llevo sus manos a mi entrepierna y me desabrochó cinturón y pantalones metiéndose mi polla en su boca. Ella no me miraba ni un segundo y dedicaba toda su atención a mi polla.

– ¿Te gusta?

– Me encanta. Me divorciaría del cornudo mañana para estar todos los días contigo

– Eso sabes que no va a pasar. Disfruta estos momentos.

– Lo hago

A partir de ese momento ya miraba mas a mi cara cuando me la chupaba y pasaba su lengua por toda mi extensión. Tras metérsela un rato en la boca pasaba la lengua por todo el largo de mi polla y luego volvía a metérsela dentro. Tras un rato de mamada se separó un poco de mi cuerpo manteniéndose arrodillada.

– Déjame ponerme algo mas cómoda – dijo llevando sus manos a su cuello donde el babydoll estaba atado.

Se lo desabrochó y dejó caer la parte de arriba de su babydoll quedando sus tetas libres.

– ¿Te gustan?

– Sabes que tus tetas me encantan preciosa

Sonrió maliciosamente y se volvió a echar sobre mi llevando su lengua a mi polla y recorriéndola toda sin dejar de mirarme ni un segundo. Tras esto volvió a mamarme la polla durante unos segundos y yo, para acompañarla, lleve mi mano a su cabeza y acariciándola el pelo la ayudé a llevar el ritmo. Se juntó un poco a mi y jugó con mi polla y sus tetas haciendo una especie de cubana y dándose golpecitos con ella en los pezones antes de volver a mamármela. Tras un rato así ella se levantó y dijo

– Ahora toca que me folles en mi cama matrimonial

Mientras ella se terminaba de quitar el babydoll, desvelando unas braguitas rosas semitransparentes con las costuras moradas, yo me quité los pantalones del todo. Yo ya desnudo la miraba y ella sonriendo se bajó la braguita y una vez con ellas fueras pasó ambas manos por sus labios vaginales. Estaba totalmente desnudo y ella se acercó a mi acariciando sus pechos y dio un besito a mi polla. Con delicadeza me agarró el pene y con la mano se la puso en su coño. Echada hacia atrás empezó a cabalgarme como una experta amazona. Mi polla entraba y salia. Y a veces se salía del todo ya que ella se echaba mucho hacia atrás y mi polla, que ya estaba totalmente erecta, no era en esos momentos tan manejable. En esa posición tenía una visión exquisita de su coño engullendo mi polla y me volvía loco. Pero no tanto como ella. Como era costumbre en ella tardó poco en decir que yo era su dueño y que ella era mi puta. Nunca me había hecho mucho gracia pero ya me había acostumbrado. La novedad era como ella no solo se refería a si mismo como puta sino que no paraba de mencionar al cornudo. Como mujer dedicada al polvo que era y a mi satisfacción mientras decía todas esas cosas no paraba de cabalgar. Se notaba que iba al gimnasio pues estuvo haciendo la cabalgada durante un buen rato. Se tenía que estar en formar. Hubo un momento en que se dejó caer por completo sobre mi polla y la mantuvo un rato moviéndose a los lados simplemente. Tras esto se salió del todo y volvió a arrodillarse para mamarme la polla una vez mas.

– ¿Te puedo pedir una cosa? - dijo

– Lo que quieras

– Fóllame en la posición del perrito y correte dentro. Vamos a terminar de humillar al cornudo. Quiero que me llenes en mi cama matrimonial.

Y sin decir mucho mas puso su cabeza sobre la almohada, las rodillas en el colchón y, girando la cabeza, me miró con dulzura. Yo me acerqué y la metí la polla hasta el fondo. Una vez dentro empecé a taladrarla. Una de sus manos estaba en su culo y no pude dejar de sonreír cuando vi que en esa mano que acariciaba su culo estaba el anillo que la unía al capullo de Juan. Fue como una droga y empecé a darla mas fuerte sacando de ella gemidos mas altos. Tras un rato en esa posición la di la vuelta y la abrí de piernas. Empecé a follarla salvajemente mientras ella tocaba su clítoris y casi a la vez, no creo que nos lleváramos ni un segundo, nos corrimos. Yo llenando su coño en su lecho matrimonial. Ella gritando como loca.

– Me da igual lo que digas – dijo ella – Tu me follas como nadie. Mi cama esta abierta para ti siempre. Soy y seré tu putita.

Y sin dejarme tiempo para decir nada se tiró a mi polla y me la mamó. Me la estuvo mamando hasta que me volví a correr. Esta vez en su boca aunque algún chorrito cayó por la comisura de sus labios.

– Espero que Juan vuelva a fastidiarte pronto – dijo – A ver si así me follas mas de seguido

Y tras decir eso se echó a reír. Yo moví la cabeza como diciendo que estaba un poco chalada y, tras asearme rápidamente, me fui a trabajar. Al llegar entró Raquel y me pidió detalles. Detalles que la dí y, según me dijo, se fue a comentar con Rocío. Yo no daba crédito. A esas dos las empezaba a gustar demasiado jugar con la vida de las personas. Esa tarde recuperé el trabajo que no hice por la mañana pues Rocío estaría en el masters toda la semana. Era la última semana y eso me gustaba ya que me daría mas tiempo para estar con ella. Cuando llegué a casa hice la cena para los dos. Rocío me comentó que ya sabía que había sido malo y que me tocaba ser bueno con ella. Tuve que echarla un polvo. Que conste que no me quejo.

El martes fue un día monótono de trabajo y soledad con Rocío toda esa semana en el masters. A las diez me fui a casa y compré algo de cena para esa noche. Pronto nos fuimos a la cama y quedamos abrazados

El miércoles fue similar al martes aunque al irnos a la cama echamos un polvo. Mas de despedida que otra cosa pues al día siguiente me iría con Marga y Alberto a Barcelona. No volveríamos hasta el viernes.

El jueves fui a Barcelona a la presentación de un nuevo centro comercial. Puesto que teníamos restaurantes y tiendas nos invitaron por si queríamos alquilar espacio. Conmigo vinieron Marga y Alberto. Iríamos a la presentación de esa tarde y luego a la fiesta que daban esa noche en una discoteca. Llegamos pronto por la mañana para que Marga pudiera visitar a unos clientes de la empresa de importaciones de comida a pedido de la nueva directora comercial. Marga ya no trabajaba en esa empresa pero tenía muy buena relación con su sustituta y no tuvo ningún problema en ayudarla. Es lo que me gustaba mas de Alberto y Marga. Eran jugadores de equipo. Alberto y yo fuimos a ver el descampado donde se construiría el centro comercial para tener una idea del barrio y las comunicaciones. Una vez terminadas nuestras tareas de la mañana fuimos al hotel a dejar la maleta y a comer con mi amigo Pablo al que ambos ya conocían. Tras la comida una ducha, cambiarnos, y a la presentación en un teatro del centro de Barcelona. De ahí a la discoteca y, tras un rato de juerga mezclada con trabajo, al hotel. A la una de la mañana estábamos los tres repasando los acontecimientos del día en mi habitación y a las dos cada uno en la suya durmiendo.

El viernes desayunamos en el hotel e hicimos el checkout. Cogimos el puente aéreo de la una y poco después de las dos estábamos ya en Madrid. Comimos los tres con Mike, Raquel y María para contarles como nos fue en Barcelona. Tras la comida todos se fueron a sus casas y yo aproveché para irme con María para así ver a las niñas. Estuve jugando un rato con Elena y mi ahijada Marta que, con dos años y medio, era una pasada. Elisa aun con menos de un año no se enteraba de nada, la pobre. A eso de las nueve y media me fui a casa para preparar la cena para Rocío y para mi. Ese viernes era el último día de masters de Rocío ya que, el sábado, era la ceremonia de graduación. Rocío y yo hicimos el amor ya que, a partir de entonces, tendríamos mas libertad. Yo aun tendría que quedarme algún día a trabajar tarde pero no estaría tirado dos días a la semana sin mi amor.

El sábado por la mañana era la graduación de los que habían pasado exitosamente el masters. Era una ceremonia de entrega muy sobria en la que todos los graduados recibieron el título tras una charla no especialmente pesada de uno de los profesores del masters. Los estudiantes estaban en las filas delanteras del salón de actos y los invitados detrás de ellos. Junto a mi estaban Diana y los padres de Rocío así como Antonio y los padres de Laura. Una vez finalizó la ceremonia nos acercamos a felicitar a nuestras chicas. Estaba tan orgulloso de Rocío que no soy capaz de describirlo. No es solo que la mujer que, en dos meses, iba a ser mi esposa fuera increíblemente guapa. Es que, además, era muy inteligente y una gran profesional. Mi sentimiento de orgullo debía ser similar al que Antonio sentía por Laura pues lo veía en sus ojos. Una vez saludamos a las chicas pasamos a un salón donde todos los estudiantes y familiares tomamos un cóctel bastante informal. Hablamos con mucha gente. Incluso con el chico que intentó ligarse a nuestras chicas que fue muy elegantemente vacilado por Antonio. Creo que fue tan sutil que el chaval ni se enteró. Estaba yo hablando con mis futuros suegros cuando me agarraron del brazo suavemente. Giré la cabeza y vi a un conocido de mi padre.

– Hombre Francisco - dije

– Hola Carlos – dijo - ¿Que haces aquí?

– Se gradúa mi futura esposa - dije señalando a Rocío que hablaba con Diana, Laura y Antonio

– ¿Rocío es la mujer de la que me ha hablado Mariano? Muy buena elección. Una chica muy inteligente y trabajadora. Ella y su amiga estaban siempre muy preparadas. Y el chico que esta con ellas es un antiguo alumno, Antonio, alguna vez he hablado con el en algún evento tras graduarse.

– Es mi mejor amigo – dije - El me presentó a Rocío ¿Eres profesor aquí?

– Si. De derecho económico. Además soy uno de los coordinadores del masters

– No lo sabía – dije – Estos son los padres de Rocío

Saludo a ambos y dijo

– Enhorabuena. Tienen una hija maravillosa

– Gracias – dijo mi suegro – Estamos muy orgullosos.

– Carlos tenemos que hablar un día – me dijo – Mariano me tiene al tanto de tu vida y me parece increíble como estas llevando tu empresa. Cada año tenemos profesores invitados que dan una o dos sesiones y para nuestra asignatura de Gestión de Operaciones nos gustaría que pudieras dar alguna sesión. Lo he intentado con Mariano millones de veces pero sabes que el es mas de uno contra uno y que las charlas ante mucha gente, aunque sean estudiantes, no van con el.

– Estaría encantado – dije – Quedamos a tomar un café la semana que viene. En mi empresa y así ves de primera mano nuestras operaciones.

Pasamos a hablar de temas un poco mas generales y cuando Antonio me vio hablando con el se acercó junto con Laura, Rocío y Diana. Seguimos un rato de charla con Francisco y luego con otra gente, estudiantes y profesores. Un par de profesores vinieron a presentarse pues conocían a mi padre y a Mariano. Me vino bien. Al menos ante mis suegros quedaba bien que profesores de uno de los masters mas prestigiosos de España se acercaran a saludarme. No necesitaba los puntos pero nunca está de mas. Cuando se acabó el cóctel nos fuimos el grupo de Laura, Rocío y acompañantes a comer. La comida fue buenísima y pagaron Laura y Rocío. A ellas les hacía ilusión. Luego fuimos a nuestra casa todos a tomar café. Según fue avanzando la noche vimos que acabaríamos cenando y Antonio y yo nos acercamos a un Mallorca para comprar algo de cena. Unas horas después se fueron todos y nos quedamos Rocío y yo en el salón bastante cansados. Tras un rato nos fuimos a la cama y caímos derrotados en los brazos de Morfeo.

El domingo nos levantamos cansados tras el intenso día anterior. Con algo de prisa nos duchamos y vestimos y nos fuimos a casa del hermano de Rocío para comer en familia, pues sus padres seguían en Madrid, y aprovechar para ver al sobrino de Rocío que cumplía mes y medio. La comida fue agradable. Cuando los padres de Rocío se fueron hacia Cuenca, a eso de las siete de la tarde, nosotros aprovechamos para irnos también a casa y descansar un poco antes de cenar algo, ver una peli e irnos a la cama a hacer el amor.

05. Semana del 31 de Marzo al 6 de Abril

El lunes y el martes Alberto y yo estuvimos reunidos con la gente que iba a empezar en nuestra nueva empresa de telefonía móvil para empresas. La actividad en si empezó el martes pero el lunes fue de preparación de todo. De entrada pasaríamos todos nuestros contratos de telefonía móvil a esta nueva empresa que comercializaba los productos de una de las grandes. Ambos días por la tarde fui a dar una vuelta con Rocío y a cenar fuera aprovechando que ya no tenía masters.

Miércoles y Jueves fueron días mas normales. El miércoles salí algo tarde de la oficina, hacia las ocho. Ambos días cenamos Rocío y yo en casa normalmente. Una cosa es que ya tuviéramos libertad para salir por ahí y otra es que fuéramos a estar siempre en la calle.

El viernes era el cumpleaños de David, el número dos de nuestra empresa de importación de calzado. Generalmente le invitaría a comer pero, puesto que esa tarde me iba con Rocío a Cuenca, le invité a desayunar conmigo en el VIPS. Estas reuniones los días que cumplían años mis directivos me ayudaban a estar mas cerca de ellos, conocerles mejor personalmente y conocer en un ambiente mas relajado que pensaban de la empresa en la que estaban y del holding. A eso de las dos dejé la oficina y me fui a buscar a Rocío y Diana a la oficina de Rocío para ir a Cuenca. Tras parar a comer en el camino llegamos a casa de los padres a eso de las siete de la tarde y pasamos toda la noche con ellos.

Rocío y yo dedicamos el sábado a pulir algunos detalles de la boda. Tras comer en casa de los padres y descansar un rato esa noche nos fuimos de juerga con algunos de sus amigos de Cuenca.

El domingo nos levantamos tarde y tras dar una vuelta por Cuenca y comer en un restaurante con sus padres nos fuimos de vuelta a Madrid. Esa noche cenamos algo tranquilos en casa y nos tumbamos en el sofá. Mas concretamente, se tumbo ella con su cabeza en mi regazo. La película que estaba echando canal plus tenía un toque erótico y mi pene, a ratos, respondía a los estímulos visuales de esta. Ambos estábamos vestidos con vaqueros y polo. Los vaqueros de Rocío eran azul oscuro y el polo amarillo de Ralph Lauren. Tanto mis zapatos como sus botas estaban tirados por el suelo. Rocío movió la cabeza y notó que mi amiguito estaba en pie de guerra. Volvió a girar la cabeza para mirarme y me sonrió. Se incorporó un poco y me la toco con un dedo. Al ver como estaba se rió.

– ¿Te has puesto así con la película?

– Me he puesto así con la mezcla de la película y tu cabeza a pocos centímetros de mi polla. Te debes creer que soy de hielo.

Se terminó de sentar junto a mi y me la volvió a tocar. Yo fui adelante y me baje los pantalones un poco y saque mi polla. Ella se puso a observarla como si no la hubiera visto nunca y, tras mirarme un ratito, se puso a chupármela. Cada vez chupaba con mayor dedicación y su polla engullía del todo mi polla. Tras un rato dejó de mamármela así para pasar a chupar toda su extensión con mi lengua. No se que me pasó pero en un momento sujeté su cabeza y con la cintura empecé a follarla la boca. Fueron solo unos segundos. Cuando lo dejé ella se sacó la polla y me miró

– Eres un bruto

– Venga – dije – No ha sido para tanto.

– No, la verdad es que no – dijo con una sonrisa maléfica.

La levanté del sofá y la arrodillé. Yo me puse junto a ella y la volví a dar una pequeña follada con la polla en la boca hasta que ella tomó el relevo y volvió a controlar la mamada. Siguió con ella y chupando con la lengua y metiéndosela en la boca de manera alternativa. Tras un rato la tumbé en el sofá y la quité los vaqueros. Miré al suelo y vi sus botas negras de tacón fino de unos cinco centímetros. Fui hasta ellas y se las puse.

– Esta filia que tienes es un poco rara – dijo Rocío

– Eso es raro y todo lo demás en nuestra vida sexual no, ¿verdad?

– Me fastidia que tengas una respuesta para todo

Dejé la discusión sin sentido y la abrí sus piernas. Aparté un poco el tanguita y mire de cerca su coñito para luego dejar saliva en su coño. Tras dejarla empecé a chupar su coño. Primero jugando con los pliegues de sus labios vaginales para luego sacar mi lengua e intentar meterla tan dentro como pudiera. Tras un rato así empecé a jugar con mi mano en su coño, haciéndola un dedo con cierta fuerza, la verdad. Volví a chuparla y ella empezó a gemir a lo loco. Tras un rato subí sus piernas y la quité la tanguita que curiosamente era amarilla, a juego con su polo. Esta chica tenía estas cosas. Me puse de pie y ella volvió a chupármela un poco mientras yo terminaba de quitarme los pantalones. Una vez sin ellos la tumbé en el sofá y puse sus piernas hacia atrás, apunté mi polla y la penetré. Mi follada era dura, sin descanso y ella gemía como loca en cada embestida. Puso sus manos en mis muslos e intentó controlar un poco el ritmo, para decelerarlo, pero yo estaba demasiado caliente. Tras un rato así la puse de rodillas en el sofá con su cabeza y sus brazos en el respaldo. Me acerqué a ella por detrás y la metí la polla por su coñito tras acariciarlo un rato. Ella gemía a lo loco y yo gruñía como un animal salvaje. La debía estar penetrando ciento veinte veces por segundo. Ella gemía y me pedía mas. Me cansé y me senté en el sofá. Ella se puso sobre mi y apuntó mi polla a su coño. Ella comenzó a saltar y yo mientras, con las manos, acariciaba sus botas. El movimiento era brutal. Tras un rato así me corrí. Tras dos o tres chorros de semen ella se corrió también y los espasmos de su coño masajearon mi polla de tal manera que echo todavía unos cuantos chorros mas. Tras la follada ella se recostó sobre mi y nos besamos. Tras un rato besándonos fuimos a la ducha donde hicimos el amor una vez mas mientras, supuestamente, nos limpiábamos. Tras el polvo acuático, nos limpiamos de verdad y fuimos un pequeño rato al salón donde descansamos un pelín antes de irnos a la cama a dormir.

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