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Mi historia (10: Octubre 2001)

en Grandes Series

01. Semana del 1 al 7 de Octubre

Cuando octubre empezó parecía un mes tranquilo. Era el último mes de Rocío en la oficina de Antonio y en central la pidieron que se cogiera las vacaciones que la quedaran aun de ese año. De esa manera me iba a ir con ella unos días fuera de España. En ese momento no sabía donde.

El lunes empezaban Raúl, el novio de Teresa la amiga de Rocío, y otro chico como comerciales. Como era costumbre me reuní con los dos y estuvimos hablando con Raquel acerca de que se esperaba de ellos y esas cosas. Además entraron Nuria y Luis para crear la empresa de Restauración. Con ellos el primer día estuvo Mike. A la hora de comer había quedado con un amigo de la facultad y con Antonio para hablar de nuestras vidas. El ahora era un funcionario de nivel medio con posibilidades de ascender en la Unión Europea y solo le podíamos ver las veces que aparecía por Madrid que eran pocas. En su momento eramos el trío dinámico: Antonio, Carlos y Ramón. La comida como siempre fue muy agradable. Quedamos con el en que cuando viniera un fin de semana a Madrid le presentaríamos a nuestras novias. Cuando volví a la oficina la dije a María que Rocío y yo nos iríamos de vacaciones hacia el día 21 de ese mes pero debíamos estar de vuelta el treinta en Madrid para que el treinta y uno Rocío pudiera descansar de cara a su nuevo trabajo. La dije que no sabía donde quería ir. Que tenía que ser exótico y romántico. Me dijo que no había ningún problema. Por la tarde salí pronto de la oficina y al llegar a casa pasé todo el resto de esta con Rocío en casa, hablando en el salón. Por la noche cenamos una ensalada y vimos una peli antes de irnos a dormir.

El martes parecía un día normal de oficina. Hasta que entró María y cerró la puerta con cerrojo. Me pareció extraño pues ella y yo solíamos hacerlo en otros momentos, con la oficina vacía.

– He estado mirando lo de tu viaje. Para mañana tendré algo. Pero ahora vengo a decirte algo antes de decírselo a Raquel, Mike y los demás

– Dime – dije totalmente intrigado

– Estoy embarazada. De un mes mas o menos.

– ¡Que bien! Me alegro mucho – dije

Me levanté de la silla, me acerqué a ella y tras mirarla a los ojos la di un beso. Su semblante cambio y volvió a hablar

– Creo que es tuyo – dijo y tras una ligera pausa continuó – Pero quiero que mi marido crea que es suyo. Estoy confusa porque te quiero y en el fondo me gustaría que mi nuevo hijo sea tuyo pero también quiero a mi marido y me gusta mi vida con él. Quiero que todo el mundo crea que es de el.

– Lo entiendo. No te preocupes. Por lo que a mi respecta es suyo. Te quiero y me alegro por ti.

Y tras esas palabras nos dimos un beso y se fue. No paso más de media hora cuando llamó Raquel para hablar del embarazo de María. Quería saber si era mio. La dije que no sabía pero que lo dudaba. Que en todo caso el padre sería Arturo. Comí con Raquel y María. María parecía contenta y eso me hacía feliz. Me dijo que Arturo siempre quiso, como mínimo, tres hijos y que la noticia le hizo muy feliz. Por la tarde trabajé poco y me fui a casa. Cuando llegué Rocío ya sabía la noticia. Me preguntó si era mio y la dije que existía la posibilidad pero que iba a ser de Arturo para todo el mundo. Incluso para mi. Se alegró de que fuera así y tras cenar nos fuimos a dormir.

El miércoles pasó rápido en la oficina. Estuve reunido con Mike y Raquel por la mañana y por la tarde trabajé a solas en mi despacho. Tenía que hablar unos tema con Raquel y Mike pero ella me dijo a las cinco menos cuarto que se iba a una reunión y Mike estaba reunido con su equipo. Como no corría mucha prisa a las seis decidí irme para casa. Al llegar oí que Rocío estaba en el salón hablando con alguien. La sorpresa fue mayúscula cuando me di cuenta que hablaba con Raquel.

– ¿Esta era tu reunión? - pregunté con sorna

– Si. Siéntate -dijo Raquel

El tono era bastante autoritario y no tuve otra opción que hacerla caso. Me senté en el sofá de dos plazas mientras que ellas estaban en el de tres plazas. Raquel comenzó a hablar:

– Tu mujercita - dijo

– Tu novia – interrumpió Rocío con una sonrisa en la boca

– Tu futura mujercita - continuó Raquel – me ha contado vuestro acuerdo. Está preocupada no vaya a ser que María este demasiado colada por ti y pueda hacer una locura ahora que está embarazada. Ya la he asegurado que no. Que María lo tiene muy claro. Yo lo que me pregunto es si sabes porque tu futura mujer te deja tener líos.

– Entiendo que es porque prefiere saber de ellos y aprobarlos a que se la pongan los cuernos sin que lo sepa. Por alguna razón cree que se los pondría.

– Bueno, eso es lo que te ha dicho. Ella, tu y yo sabemos que no se los pondrías. Te voy a contar la razón para que quede clara. Como tu eres dominante y ella no, y se dio cuenta, te deja tener líos con quien ella elije para que tu dominación este a su vez dominada por ella.

– La verdad es que tiene razón, cariño – dijo Rocío

– ¿Eh? – dije yo

– A ver. Ella no puede dominarte a ti. No creo que muchas personas en este mundo sean capaces de dominarte. Existen las personas dominantes y tu eres una de ellas. Y existen las personas sumisas y Rocío no es una de ellas. Ella es intermedia. Y sabiendo que no te puede dominar directamente, y que si tu quisieras dominarla podrías hacerla mucho daño, prefiere utilizar vuestro acuerdo como un colchón en el que cree que te domina.

– Pues no se si lo entiendo bien. No se porque demonios cree que la voy a hacer daño pero si ella tiene una razón tampoco me parece mal - dije

– A mi tampoco – dijo Raquel – Que su manera de dominarte sea su sumisión me parece ideal. No es la batalla que tenías con Lucía. ¡Me encanta! Y yo se que no la harías daño pero ella no te conoce como yo. Mucha gente teme a la gente como tu, incluso como yo, porque cuando queremos algo lo conseguimos. Y temen que si tenemos una vena cabrona la usemos en ellos. Ella no sabe que todo lo que puedes tener de tigre en los negocios lo tienes de gatito con las personas que quieres.

– Que rara es esta conversación – dije

– Lo raro viene ahora – dijo Raquel – Hemos quedado en que ella decide con quien puedes o no acostarte pero yo voy a estar encima tuya. Te das un beso poco casto con una mujer que no esté aprobada y te corto las pelotas. Tu mujer, tu futura mujer, marcará con quien puedes acostarte. Yo seré sus ojos. Ten cuidado

Me quedé a cuadros y se levanto del sillón dándole un beso a ella y otro a mi. Cogió su bolso y de camino a la puerta dijo:

– Ahora os dejo parejita

Y Rocío y yo nos miramos a los ojos durante mas de cinco minuto antes de hablar. Y hablamos mucho y nuestra relación se afianzo. La reiteré que si quería la era fiel pero ella me volvió a decir que se sentía mas cómoda y segura con nuestro acuerdo. Ella me habló de como cuando me conoció se enamoró de mi pero que también pasó miedo. Miedo de colarse por mi y hacer todo lo que la pidiera porque ella sabía que si se lo pedía lo haría. También me dijo que ahora entendía que nunca la haría hacer nada malo para ella pero que en esos momentos no podía saberlo. Aun con todas las cartas sobre la mesa insistió en que debíamos mantener nuestro pacto pues creaba para ella una red de seguridad. Esa noche salimos a cenar y, tras un polvo maravilloso nos fuimos a la cama.

Aun un poco perplejo por lo acontecido el día anterior, llegué a la oficina. Empecé a trabajar y hacia las diez y media pedí a María que me trajera un café. Diez minutos después entró con dos cafés. Uno para ella y otro para mi poniéndolos en la mesa de reuniones que tenía. Salió un momento y volvió a entrar con varios papeles.

– Nos tomamos el café juntos y vemos lo de tu viaje – dijo ella

– Claro – dije yo

– He estado mirando Maldivas, Bali, playas de Tailandia, Bora Bora y alguna cosilla mas. Desde luego todo increíble.

– ¿Habrás seleccionado?

– Claro cariño. He quitado los sitios donde no hacía muy buen tiempo en esta época y algunos que no me convencían. En cuanto a precio te he dejado todos pero me he tomado la molestia de marcar aquellos que me parecen mejores en cuanto a relación calidad precio. Además he pedido precios aproximados de vuelos en turista y business a cada hotel

– Turista lo puedes olvidar – dije – Tan lejos paso

Y empezamos a ver hoteles y destinos. Tras mirar y remirar decidí que el resort "Evason Six Senses" de Phuket (Tailandia) era el elegido. Había algún otro hotel que me gustaba mas pero el vuelo encarecía mucho y la diferencia no era tanta. Elegí una villa, que en realidad era una habitación en un edificio individual, con piscina privada y dije a María que empezara a reservar. Nada mas salir María llamé a Rocío y la dije a donde nos íbamos. Estaba encantada. Esa noche llevaría algún catálogo para que viera el hotel. Tras la llamada a Rocío seguí currando todo el día. Al llegar a casa vi los catálogos con Rocío y, tras cenar y descansar un poco, hicimos el amor y a dormir.

El viernes fue un día de trabajo normal. Empezábamos a las ocho y, alrededor de las tres, todos se iban a aprovechar el fin de semana. A las tres y media yo seguía trabajando apurando para terminar unos asuntos. En ese momento entró María y cerro con pestillo la puerta. Con una sonrisa en la boca dijo:

– Estamos solos

– Ven aquí – dije

Se acercó a mi con cierta indecisión. No estaba seguro a que se debía, me recordaba un poco a nuestros primeros encuentros cuando estaba algo indecisa. Vestía unos pantalones de pinzas azul marino con unas manoletinas a juego. Su camisa, de color azul grisáceo claro tenía rayas verticales y horizontales de color rosa en el centro y azul oscuro en el borde con un par de tiras de tela que imitaban un cinturón. Como siempre discretita y nada de tacones. Excepto el día que me sorprendió no solía usar tacones. Y ese día se los puso solo para nuestro encuentro. Cuando estaba junto a mi di un par de golpecitos en mis muslos para que se sentara. Ella con la sonrisa en la boca se sentó y puso sus brazos alrededor de mi cuello. Me miraba con una mezcla de ternura e ingenuidad que, de todas formas, dejaba entrever un poco de picardía.

– Has entrado tu pero te veo cortada – la dije mirándola a los ojos

– Lo siento – dijo – no sabía si estabas dispuesto a hacer el amor con una embarazada.

– Estas de poco mas de un mes. Estaría encantado de follarte ahora y durante los próximos meses.

Me miró a los ojos y me beso durante un minuto para, tras romper el beso, decir:

– Mi marido no me folla desde que sabemos que estoy embarazada. Sabes que le quiero mucho pero es de una familia muy religiosa y su educación no se lo permite.

– No pasa nada cariño, yo te follaré pero solo hasta que tu quieras. No quiero forzarte.

– Me encanta mi nueva vida – dijo ella – amo y me ama mi marido y te tengo a ti que me aportas sexo. Lo que el no me aporta lo haces tu. Os quiero a los dos.

– Y yo te quiero a ti.

– ¿Hasta cuando podemos hacer el amor? - preguntó

– Hasta que tu quieras

– ¿Pero y el bebé?

– Si no lo hacemos en la posición del misionero no pasa nada. Pero si vemos que sangras o te duele lo dejamos.

– ¡Que bien! - exclamó – Ahora fóllame.

Y agarrándola del cuello la besé con pasión. Beso al que ella respondió con igual firmeza. Mis manos acariciaban su espalda mientras ella jugaba en mi nuca intentando agarrarme el cabello. Algo que no era fácil pues me había cortado el pelo hacía poco. Estaba bastante excitado ante la posibilidad de poder tirarme a una embarazada aunque ahora no lo pareciera. Lleve mi mano al frente de su camisa y empecé a desabrochar su camisa. Fue poner mi mano en sus botones y, casi como un resorte, se lanzó a hacer lo mismo con mi camisa. No dejamos de besarnos ni un segundo mientras nos desabrochábamos mutuamente la camisa. Cuando yo terminé de desabrochar su camisa se la quité y la tiré a una silla cercana. Ella sin embargo no me quitó la camisa y solo accedió a jugar con mi pecho. Obvie quitarla el sujetador pues ese día estaba centrado en la penetración. Mi primera penetración de una embarazada, aunque no se la notara. La hice levantar y se apoyó en la mesa de mi despacho. Apoyo sus manos en ella mientras yo llevé mis manos a los botones de su pantalón y empecé a desabrocharlo. Una vez baje la cremallera la ayudé a quitárselos quedando en braguita y sujetador. Bese sus senos por encima de esta y, agachándome, bajé su braguita y la saque de su cuerpo. Me levanté de la silla y, lo mas rápido posible, me bajé el pantalón y el calzoncillo y me los saque quedándome en pelotas de cintura para abajo. La cogí en volandas y la llevé a la pequeña mesa de reuniones de mi despacho donde la hice tumbarse con las piernas abiertas. Mi pene estaba ya totalmente erecto y pasé a penetrarla lo más rápidamente posible. No podía esperar mas. Empece a penetrarla violentamente, sus piernas sobre mis hombros y mi polla perforando su cuerpo que, si bien aun no era visible, estaba embarazado. Tras un buen rato follando de esa manera ella tuvo su primer orgasmo . En ese momento baje sus piernas de mis hombros y las puse a los lados dejándome caer para besarla sin, eso si, dejar de follarla. Mi penetración era cada vez mayor y sus gemidos por el primer orgasmo se unieron, de inmediato, a los de la penetración, algo mas salvaje, con la que la estaba obsequiando. Su respiración y al mía se acompasaron y, tras un rato de penetraciones mas profundas y lentas volví a las penetraciones mas rápidas que, por mantener el número de repeticiones por minuto, no llegaban tan adentro. Alternando velocidades estuve durante, como mínimo, unos diez minutos cuando, tras un último esfuerzo, me corrí en su interior provocando, casi al momento, su segundo orgasmo del día. Nos miramos, nos besamos y nos aseamos. Tras hacer esto nos fuimos cada uno a casa. Yo con Rocío y ella con sus hijas y Arturo. Esa noche Rocío estaba muy cansada pues el cambio de trabajo la tenía totalmente ocupada. No podía dejar de lado a sus clientes con citas esos días pero además tenía que contactar a los demás para comentarles quien iba a ser su nuevo gestor y, además, tenía que ir por las tardes a central para conocer gente, métodos y empezar a ver las carteras que llevaría. Decidimos quedarnos en casa, cenar algo ligero e irnos pronto a la cama.

El sábado a las doce del mediodía había quedado con Antonio y el resto de mis amigos de la facultad para echar un partidito de fútbol sala. Ante tal planazo Rocío y Laura quedaron algo antes, a las once, para ir juntas de compras. A las dos se pasarían por el campo donde jugábamos para ir con nosotros a tomar unas rondas con los amigos. Todos conocían a Laura y Rocío ya que, antes de estar yo en el mercado, Laura llevó a Rocío para que conociera a los amigos de Antonio. Ella ese día no se intereso en ninguno de ellos, y no fue porque ellos no estuvieran interesados en ella. Eso que gané yo. El caso es que el partido fue muy bueno, rápido y con muchos goles. No gano nadie como decimos siempre pues nos vamos turnando para ir jugando en ambos equipos. Tras la ducha en los vestuarios nos fuimos al bar al que solemos ir a tomar unas cañas tras jugar. Quince minutos después de llegar nosotros llegaron ellas que saludaron a todos y se integraron rápido en nuestra conversación que en ese momento era sobre la ciudad ideal para escaparse un fin de semana. Rocío decía que dependía del momento que a veces era París, en primavera, pero otras era Londres, en rebajas, o Roma, en otoño. Opiniones había para todos los gustos. Hasta un amigo comentó que un fin de semana se registró con su novia en un hotel de Madrid y, como ella es Canadiense y el totalmente bilingüe, se hicieron pasar por turistas. Tras un par de rondas nos fuimos cada uno a nuestras respectivas casas a comer. Todos excepto Antonio, Laura, Rocío y yo que íbamos a mi casa a dejar los coches para luego ir a comer por allí y pasar la tarde y noche juntos. Como siempre la tarde noche fue genial. Es un placer tener una pareja de amigos como Antonio y Laura. Mi mejor amigo y la mejor amiga de mi novia de pareja. Altamente recomendable. Estuvimos comiendo, viendo los catálogos de nuestro futuro viaje a Phuket, cenando y viendo una peli en mi casa. A las doce y media se fueron y Rocío y yo aprovechamos para hacer el amor.

El domingo salimos a comer con Diana y luego pasó la tarde en casa. Rocío y yo cenamos solos y, al irnos a la cama y tras un polvo medio rutinario, recordé la semana. En principio iba a ser tranquilita. Pero de tranquilita nada, María nos cuenta que esta embarazada, Raquel se une con Rocío para permitirme mis líos pero solo hasta cierto punto, … Nada de esto estaba previsto. Al final del día fue movida la semana pero nada mala.

02. Semana del 8 al 14 de Octubre

El lunes me levanté esperando que esta semana tuviera menos sorpresas. Y ese día fue bastante tranquilo. Estuve toda la mañana trabajando con Luis y Nuria en la empresa de restauración. Ya estábamos negociando con la franquiciadora la apertura de la franquicia pero teníamos que decidirnos entre un par de ubicaciones y Luis y Nuria me presentaron las alternativas. Luis me sorprendió gratamente. El día de la entrevista no estaba muy convencido pero en ese momento me alegraba de haber escuchado a Mike y Raquel. Me los llevé a comer porque la primera semana los tuve totalmente olvidados y quería que se sintieran bien. En ellos íbamos a depositar mucho. Hasta ahora montar nuestros negocios había sido barato. El salto a restaurantes no lo iba a ser. Queríamos abrir la primera semana de Diciembre y en Noviembre el gasto estaría alrededor de los 600.000 euros. Mucha pasta incluso para nosotros. Ambos eran agradables y parecían llevarse bien. Era importante que entre ellos no hubiera tiranteces pues iban a pasar muchas horas trabajando codo con codo. Por la tarde me centré en la empresa de importaciones que, al fin y al cabo, era la que nos estaba generando la pasta y vi, muy gratamente, que ya estaba todo solucionado con los proovedores americanos. Excepto con uno de ellos con los demás estábamos ya recibiendo los pedidos en el tiempo acordado con ellos. Esa tarde llegué a las siete a casa y Rocío aun estaba en la central. Aproveché el tiempo para leer un poco sobre el mundo de las franquicias y cuando llegó, a eso de las nueve, salimos a cenar algo para luego irnos pronto a la cama.

El martes por la mañana Raquel y yo estuvimos mirando como iba la comercialización fuera de Madrid, Cataluña y País Vasco. Estábamos haciendo buenos avances en la Comunidad Valenciana, Sevilla y Zaragoza pero en el resto de España, si no fuera por las cadenas con las que trabajábamos, apenas teníamos presencia. Vimos que la manera de incrementar el negocio era separar España en regiones. Básicamente serían por un lado Madrid, por otro Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia, por otro el norte cubriendo País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia y todas las restantes cubiertas por otro equipo. En esos momentos el equipo comercial estaba compuesto por Raquel, su subdirectora Marga y tres comerciales. Insuficiente como para llegar a ese objetivo. Lo ideal era que cada equipo estuviera formado por dos equipos. Uno un poco mas senior como jefe y otro junior. Así además iban formando gente. Obviamente no podíamos montar esa estructura de un día para otro pero debería estar lista para mediados del año siguiente. Llame a Mike para comentarlo con el y ver que opinaba. Le pareció una buena idea y nos comentó que el había pensado algo parecido separando en regiones. A Raquel y a mi nos pareció bien y comentó que podía ser: primero USA, otro Francia e Italia, un tercero Reino Unido y por último Alemania, Austria y Suiza. Austria y Suiza no estaba lista pero él y Alberto se iban una semana, cuando estaba yo en Phuket, y esperaban avanzar mucho. Esa semana Raquel se comería todos los marrones. Como la reunión se alargaba fuimos a comer los tres. Tras la comida volví a la oficina y me puse a trabajar contestando mails hasta que a las cinco y media cogí el coche y me fui a la oficina de Belén y su marido pues esa tarde tenía una reunión con ellos para ver como iba nuestro negocio. Iba como representante de nuestra empresa. Antes de entrar hablé con Rocío y esta me dijo que no llegaría a casa hasta, como pronto, las ocho. Yo no sabía cuanto podía alargarse. Al llegar saludé a la chica de recepción y me dijo que Belén me esperaba en su despacho. Tras llamar a la puerta y hacerme entrar vi que su marido aun no estaba. Se levantó de su mesa y se acercó a mi para darme dos besos. La paré y la dí un pico. Ella me miró con dulzura y sonrió. Me dijo que iba a llamar a su marido y aproveché el momento que tardo en acercarse al teléfono para ver como iba vestida. Llevaba un pantalón de traje blanco con la cintura bastante alta, su top, de color negro, iba al cuello dejando parte de la espalda al descubierto. Aun así el trozo del top que rodeaba su cuello llevaba un cuello blanco como si fuera una camisa. El top se abría al estilo polo hasta bien entrado su canalillo. Tenía dos botones pero no los llevaba abrochados. Sus zapatos eran negros con pequeños detalles en blanco y de un fino tacón de siete centímetros. Sus únicos complementos eran un cinturón negro y un collar de perlas. Como siempre vestía pijita como nadie. Cuando colgó con su marido nos sentamos en la pequeña mesa de reuniones de su despacho y empezamos a hablar sobre negocios. Su marido no tardó mas de un par de minutos en entrar y pasamos a hablar de lo que habíamos ido a hablar: de negocios. Lo primero que vimos fueron los números de la inmobiliaria que, hasta ahora, habían estado en linea con lo que hacían antes. Creíamos que con la mejora de las webs y esas cosas debería empezar a facturar por encima de los 100.000 euros con consistencia. Me comentaron que estaban cada vez haciendo más negocio en el mundo de la empresa y que ya habían alquilado las primeras oficinas. Me comentaron que habían oído que los dos pisos inmediatamente superiores al nuestro iban a salir en alquiler. Les dije que se enteraran pues, al menos uno, nos interesaba. Estábamos creciendo y algo mas de espacio nos interesaba. Les dije que se informaran y me dijeran algo lo antes posible y yo lo hablaría con Mike y Raquel. Tras tratar estos temas pasamos a hablar de la venta de la casa de mis padres. Ver si había algún interesado y esas cosas. Juan, el marido de Belén, dijo que nos dejaba con ese tema pues había quedado para jugar al padel con un cliente y ya iba algo tarde. Belén me estuvo contando los avances. Había llevado a dos personas a la casa y a ambos les había gustado pero era un poco cara para lo que buscaban. No obstante me dijo que varias empresas se habían mostrado interesadas en ella como casa para sus Directores Generales. Puede parecer extraño pero muchas grandes empresas compran casas buenas en urbanizaciones de lujo para que sus Directores Generales que mandan de otro país no se tengan que poner a buscar casa y vivan con todos los lujos posibles. En mitad de esta conversación oímos como Juan se iba y cerraba la puerta de la oficina. Una vez tratados todos los temas que teníamos pendientes empezamos a hablar de cosas mas personales. Con Juan la relación era todo negocios pero con Belén no era así. No es ya porque me la hubiera tirado un par de veces y tuviera permiso de Rocío para tirármela. Es que podíamos ser amigos. Su conversación era agradable y se mostraba interesada por uno sin parecer cotilla. No digo que no fuera cotilla. Simplemente no lo parecía. En medio de la conversación soltó:

– Rocío es guapísima. Felicidades. Entiendo que no quieras nada con una vieja como yo teniendo eso en casa.

– En que poca estima te tienes – dije- no eres vieja. Lo que si eres es guapa y sexy. Seguro que la mitad de tus clientes piensas en como sería tirarte encima de una de las casas que les enseñas y echarte un buen polvo.

– ¿Como hiciste tu? - dijo con un poco de sorna

– Algo así – dije sonriendo.

– Aun recuerdo los polvos que echamos – dijo con un tono de tristeza – Siempre los recordaré.

Mirándola a los ojos la sonreí y me di un par de palmaditas en los muslos. Los ojos se la abrieron como platos. Supongo que no esperaba que mostrara interés en ella ahora que estaba empezando con Rocío. Mantuve mi mirada en sus ojos hasta que se levantó y vino a sentarse en mi regazo. Puso sus manos alrededor de mi cuello pero se notaba que no sabía que hacer después. La miré a los ojos, acaricié su pelo y la besé. Ella inmediatamente empezó a devolverme el beso que, con nuestras manos jugando en nuestros cuellos. Tras romper el beso ella fue la primera en hablar.

– Gracias – dijo

– ¿Por? - pregunté

– Por tratarme así... pero no se si quiero seguir. Lo he pasado mal desde nuestro último polvo en Marzo. Estamos en Octubre.

– Te hablé de unos tres polvos al año. Si quieres puedo mantenerlo. Si no quieres estaré encantado de solo ser tu amigo – dije

Se creo un momento de silencio en el que solo nos mirábamos a los ojos. Duraría medio minuto, pareció durar una hora. Dejé que ella rompiera el silencio:

– Esta bien – dijo – No me voy a hacer la dura. Puedo ser tu amiga o ser tu amiga y llevarme tres polvos. No debería ser una decisión difícil.

– No sabes cuanto me alegro – dije

Y volvimos a besarnos. Beso que duro unos pocos minutos. Minutos que ella aprovechó para desabrochar mi camisa. Una vez desabrochada se levantó y fue a la puerta de su despacho echando el pestillo. Con cara de traviesa volvió a mi y, poco antes de llegar hasta donde yo estaba, se quitó el top quedando con su elegante sujetador. Yo me levanté y terminé de quitarme la camisa y empecé a quitarme los pantalones. Una vez ella vio lo que hacía empezó a hacer lo propio con sus pantalones. En medio minuto estaba yo en calzoncillos y ella con un espectacular conjunto de sujetador y tanga.

– ¿Llevas esa ropa interior todos los días? - pregunté

– Siempre que he quedado contigo me he puesto este tipo de ropa. Nunca perdí la esperanza de volver a estar entre tus brazos – dijo

– Vamos, que antes te has echo la dura

– Un poquito – dijo sonriendo.

– ¿Así que te gusta jugar conmigo? - dije mientras llevaba uno de mis dedos a jugar con la tira de su tanga en la zona de sus labios vaginales

– Ahhh.... por Dios, no me hagas sufrir, vamos a follar – dijo

– Pero si apenas te he tocado

– Suficiente. Fóllame.

– Seré benévolo

Y cogiéndola de la mano la llevé junto a la mesa de su despacho. Aparte algunas cosas y la tumbé sobre ella. Acerque su entrepierna al borde de la mesa y, tras bajarme el calzoncillo, acerque mi pene a su raja apartando la tela del tanga con una mano. La penetré profundamente y de su boca solo salieron suspiros. Seguí penetrándola con cierta violencia y ella no dejaba de suspirar como una loca. Intercalé profundas penetraciones con series de penetraciones más rápidas pero menos profundas. Se volvía loca y gritaba, me pedía más e insultaba a su marido llamándole cornudo. Eso era una novedad pues ninguna de las veces anteriores hizo eso. Yo estaba muy excitado y sabía que no iba a poder darla dos orgasmos antes de correrme. Por tanto me concentré en, al menos, correrme junto a ella en su primer orgasmo. Lo cierto es que oírla llamar cornudo a su marido me estaba excitando. No tardó en pasar de insultar a su marido a llamarse a si mismo puta y decir cosas como "folla a tu puta". En frío es algo que no me hubiera gustado. Ninguna mujer debería llamarse puta a si misma y menos por disfrutar de su sexualidad pero, lo cierto, es que en ese momento me estaba volviendo loco. Tras unos quince minutos de polvo yo estaba a punto de correrme y se lo hice saber. Ella dijo que también que la diera un poco mas. Aceleré el ritmo y noté que su vagina se contraía tras lo que empezó a correrse. Ese movimiento vaginal sobre mi pene hizo que yo también me corriera dentro de ella. Tras unos segundos de relax nos miramos a los ojos y me beso.

– Lo dicho soy tu puta – dijo

– Me ha encantado que lo dijeras en pleno polvo. Pero ahora no me hace tanta gracia. Estas disfrutando de tu sexualidad. No eres una puta - contesté

– Pues si no los soy quiero serlo. Y si la palabra no es puta es tuya. Soy tuya. Me tienes para ti siempre que quieras. No volveré a dudar. Si es tres veces al año que sea así. Si es una también.

– Como eres – dije con una sonrisa

Se acercó y me beso. Tras el beso dijo:

– Tendré que seguir tirándome a mi marido

– Claro, eso es evidente – dije yo

Nos volvimos a besar, nos vestimos, aseamos y, tras un último beso, me fui quedando en que me llamarían por lo de ampliar la oficina. A las ocho y media llegué a casa y aún no estaba Rocío que llegó media hora después. Estaba muy cansada. No solía contarla nada de lo que hacía con las amantes que ella me permitía pero la sumisión de Belén se lo conté por flipante. Dijo que era gracioso como una mujer de su edad podía volverse así de infantil. Cenamos algo ligero y tras cenar se fue a la cama. Yo vi un poco la tele y a las once me uní a ella.

El miércoles estuve trabajando todo el día en nuestra empresa principal, la de importaciones. Básicamente hice números con todo el tema de pasar de 5 a 10 personas en los departamentos de comercial y compras. Mas o menos todo me cuadraba tras varias horas con hojas excel y la calculadora. Me fui a comer con María pues Mike había quedado con su mujer y Raquel tenía una comida de negocios. Por la tarde curré hasta tarde. A las ocho pasó Rocío a recogerme, ese día también fui andando a trabajar, y fuimos a casa de Mariano y Manuela a cenar. Al llegar nos separamos pues Mariano y yo teníamos que hablar de la reunión que teníamos el jueves siguiente. En esa reunión de su empresa aún no sabíamos que temas se iban a tratar pero, puesto que había sido solicitada por Rodrigo y Marcos, supusimos que no sería nada agradable. Puesto que nuestra información sobre sus intenciones era muy limitada pensamos en invitar al socio de mi padre a cenar la semana siguiente y así el y su mujer conocían a Rocío. Aprovechábamos para trabajar un rato y luego tener una cena agradable. Desde la muerte de mi padre eramos socios en el bufete pero, además, era el abogado personal de Mariano y no estaba trabajando en esos momentos para la empresa. Así no tenía problemas de intereses. Puesto que no podíamos avanzar mucho más nos unimos a Rocío y Manuela en la charla que estaban teniendo en esos momentos. Tras unos minutos de agradable charla pasamos a cenar. A eso de las doce de la noche Rocío y yo nos fuimos a casa para descansar no sin antes hacer el amor. Esos días estaban siendo muy intensivos para Rocío. Por suerte, el viernes era fiesta y ese jueves, cuando saliera Rocío de central, nos íbamos a Cuenca a descansar. Pero las probabilidades de hacer el amor serían escasas.

El jueves adelantamos nuestra reunión mensual pues el viernes doce era fiesta nacional, el día de la hispanidad. Septiembre fue un mes malo. Septiembre esperábamos que fuera un buen mes pero los ataques del 11-S, con el caos que conllevaron para nuestras actividades con USA, hicieron que la empresa de importaciones soportara unas perdidas de cinco mil euros. No era mucho pero a principios de mes pensábamos que podíamos llegar fácilmente a los cien mil euros de beneficio. La empresa de diseño seguía perdiendo pasta pero cada mes menos. No esperábamos entrar en beneficios hasta el año siguiente. Además tuvimos los primeros gastos de la empresa de restauración que aun eran, en esos momentos, pocos. La única empresa en beneficios fue la inmobiliaria con algo menos de 40.000 euros de beneficios pero a nosotros solo nos correspondía un 40% de esos beneficios. Al final el mes se quedó en rojo con unas perdidas de casi 14.000 euros. No era lo ideal pero teniendo en cuenta las circunstancias no parecía catastrófico. Ese primer tercio de Octubre iba todo bien y parecía que ya estaba todo estabilizado con respecto a los productos americanos. Tras la reunión Mike y yo nos fuimos a comer pues la siguiente semana el estaba de vacaciones y la siguiente me tocaba a mi. No nos veríamos en casi veinte días. Tras la comida trabajé un rato y recibí una llamada de Belén. Me dijo que me podían confirmar que se quedaban dos pisos libres, los dos de encima nuestros, en el edificio de oficinas y que ya habían dicho que estábamos interesados. Igualmente quedamos para el martes de la semana siguiente ir a una cena de parejitas para que ambos conocieran a Rocío. Seguí trabajando y a las siete recibí una llamada de Rocío diciendo que estaría lista a las ocho. A las ocho menos cuarto me fui de la oficina y cogí el coche, donde ya estaban las maletas, para a las ocho recoger a Rocío en la central e irnos a Cuenca. Incluso a esas horas pillamos algo de atasco, cosas de los puentes en Madrid, y no llegamos a Cuenca hasta casi las doce de la noche. Habíamos cenado unos sándwich en el coche y al llegar saludamos a toda la familia de Rocío y estuvimos hablando un rato antes de irnos a dormir.

El viernes teníamos planeado un día de relax absoluto. Nos levantamos a eso delas diez tras descansar bien. Nos duchamos tras desayunar y Rocío y yo nos fuimos a dar una vuelta por el centro. Rocío seguía viendo a mucha gente que aun no me conocía. Cuenca es una ciudad de tamaño mediano, alrededor de los 50.000 habitantes y es normal conocer a mucha mas gente que en una ciudad como puede ser Madrid. Sobre todo es mas fácil encontrarse a esa gente pues todos parecen orbitar por los mismo lugares. A las dos se nos unió Diana, su hermano y su cuñada para tomar unas cañas por el centro. Media hora después llegaron sus padres y, tras una ronda mas, nos fuimos a comer a un restaurante céntrico. Tras comer, para bajar un poco la comida, dimos otro paseo aunque esta vez eramos toda la familia. Esto incrementó las veces que parábamos y me presentaron a algún amigo de Diana y Jorge. Tras el paseo volvimos a la casa donde vimos una peli antes de cenar. Tras cenar tomamos unas copas en el salón hablando sobre como nos iba la vida y esas cosas. Rocío fue protagonista por su nuevo trabajo y las vacaciones que nos íbamos a pegar en unos días. A eso de la una de la mañana todos nos fuimos a la cama.

El sábado a las nueve de la mañana yo ya estaba con el ojo abierto y es que normalmente dormir más de ocho horas me costaba. Puesto que Rocío estaba muy dormida salí de la habitación y fui a la cocina e hice café. Salí al patio a recoger los periódicos, pues los padres de Rocío estaban suscritos, y me dispuse a desayunar. Poco a poco se me fueron uniendo el resto de la familia. Primero los padres, luego el hermano y la mujer y tras ellos, las dos hermanas. Ese día lo teníamos totalmente ocupado. A mediodía iba con Diana y Rocío a comer de tapas con varios amigos, entre ellos Mónica, Teresa, Pedro y Raúl. Era la primera vez que salía con Raúl desde que era su jefe pero todo fue muy normal. Fue bastante agradable pero a las cinco de la tarde, cuando estábamos en una charla muy interesante, nos tuvimos que ir pues teníamos que ir esa noche al cumpleaños del mejor amigo del padre. Es un cumpleaños al que no tendríamos que ir si no estuviéramos en Cuenca pero estando nos tocaba ir. Yo les conocía de algunas de las muchas fiestas en las que había estado y así fue menos extraño. La casa de ellos era incluso mas grande que la de los padres de Rocío aunque el jardín era algo mas pequeño. La fiesta fue bastante multitudinaria aunque ya me habían presentado a mas de la mitad de la gente. No es que recordara sus nombres pero sus caras si me eran familiares. Poco a poco iba aprendiendo quien era quien y, sobre todo, quien era mas cercano a la familia de Rocío. A las dos llegamos de vuelta a casa de los padres de Rocío y vimos con el fin de semana largo se acababa.

Serían las diez y media del domingo cuando me desperté. Me quedé en la cama para disfrutar de la presencia de Rocío hasta que, una media hora después, ella despertó. Al darse cuenta que estábamos ambos despiertos ella me besó. El beso se fue alargando y yo llevé mi mano a su entrepierna. Mano que me apartó y sonriéndome me dijo:

– Espera a esta noche cuando estemos en casita

– Que remedio – dije

Nos dimos otro beso y nos levantamos para desayunar con los padres. Puesto que Rocío quería descansar antes de su última semana en la oficina ese día salimos de vuelta a Madrid tras desayunar. Diana esta vez volvería con su hermano que salía después de comer. A la hora en la que salimos no encontramos mucho atasco. Solo un poco ya casi en Madrid y a eso de las cuatro estábamos en casa. Nada mas llegar bajamos a comer algo al VIPS y tras la comida subimos a descansar. Estuvimos toda la tarde en el sofá abrazados viendo distintas películas. Hice algo ligero de cena y pronto nos fuimos a la cama. Una vez allí pude cobrarme lo que esa mañana no me dejó catar e hicimos el amor con pasión. Una única vez pero con pasión.

03. Semana del 15 al 21 de Octubre

El lunes era la última semana de Rocío en la oficina de Antonio para incorporarse, tras las vacaciones a la oficina central. Esa semana tenía que ir de lunes a jueves por las tardes a central para terminar de preparar su traslado. Por mi parte se presentaba muy interesante con la reunión del jueves en la empresa de Mariano, mi ex suegro. Había heredado las acciones de su empresa de mi padre y teníamos un problema con Rodrigo y Marcos. Otros dos socios que no llegaban al 50% pero con suficiente porcentaje como para, hablando llanamente, dar por culo. En si el lunes para mi fue muy tranquilo. Todo el día en la oficina viendo números, estrategias, reunido con unos y con otros pero sin tratar temas de especial relevancia. A las siete estaba en casa y, mientras esperaba a Rocío, hice la cena. Ella llegó al filo de las nueve de la noche. Cenamos y, tras ver la peli de Canal+, nos fuimos a la cama.

El martes en lo laboral para mi fue muy similar. Nada especialmente destacable. Que Mike estuviera de vacaciones significaba, entre otras cosas, la mitad de posibilidades de ser abordado con una gran idea. Generalmente las ideas se transmitían al jefe de sección, bien Raquel bien Mike, y ellos lo hablaban conmigo. Si a mi me parecía bien entonces pasábamos a hablarlo con el otro y si a los tres nos parecía bien se hacía. Si a dos de tres les parecía bien se podía hacer o no pero si solo a uno le parecía bien entonces lo aparcábamos. Ese día me fui a comer con María. Para mi ella era muy especial. Había sido mi secretaria toda la vida, desde que tengo secretaria se entiende, y nuestra sintonía era total. Y lo era antes de que hiciéramos el amor por primera vez. Ahora que lo habíamos hecho varias veces y estaba embarazada, posiblemente, de mi me sentía aun mas unido a ella. Tras comer me fui a casa pronto, llegando a las seis y cuarto. A las ocho y media me llamó Rocío para decirme que ya llegaba a casa que me fuera duchando para la cena con Belén y su marido y que así al llegar lo podía hacer ella. Cuando llegó yo ya estaba duchado y ella entró para hacerlo rápidamente pues íbamos un poco justos de tiempo. Se vistió muy elegante con una camisa verde oliva cuyo cuello integraba una especie de falso foulard del mismo color. Sus pantalones eran de cuero de color crudo y calzaba unas sandalias de cuero marrón. De cara a parecer mas elegante cogió un bolso de mano. A las nueve y cuarto estábamos saliendo de casa y habíamos quedado a las nueve y media en un restaurante del centro que conocían Belén y su marido. Por suerte no hubo mucho tráfico y solo llegamos cinco minutos tarde, en taxi claro. Tras los saludos de rigor explicamos que Rocío estaba muy liada con el nuevo puesto y esas cosas. Pasamos a hablar un poco de todo hasta el final de la cena. Eran las once menos cuarto y decidimos que nos tomaríamos una copa antes de volver a casa. Las chicas se adelantaron y hablaban de sus cosas. Juan y yo las seguíamos a una cierta distancia. Desde luego con el no tenía mucha química. Con los maridos de María y Raquel me llevaba genial pero con Juan no podía decir lo mismo. Era el típico hombre con bastante pasta que no sabe hablar de otra cosa que no sea dinero. Y cuando estas hablando con ciertas personas puede impresionar. Pero a mi desde luego no me impresionaba nada. Si vendiera todas mis empresas, las que heredé de mi padre y consiguiera vender la casa de mis padres tendría mas de 20 millones de euros en el banco. Y eso quedándome con mi casa y la de Menorca. Y a los veintiocho años. Que el a sus cuarenta solo pudiera hablar de cuanto le habían costado sus últimas vacaciones no me interesaba. Preferiría que me contara si se lo paso bien o mal, que hizo y si lo visitado valía la pena. Me sorprendía que este necio estuviera casado con una mujer que, dejando de lado su facilidad para la sumisión, era mucho más inteligente, guapa y culta que el. Cuando llegamos al bar suspiré aliviado pues al estar los cuatro el tema lo marcaríamos uno de los tres con cerebro y no tendría que seguir escuchando cuanta pasta tenía. La copa estaba siendo bastante agradable pero a eso de las doce tuvimos que dejarlo para poder irnos a descansar pues venían dos días intensos para Raquel y para mi. Al llegar a casa, directos a dormir.

El miércoles teníamos cena en casa de mis ex suegros. Íbamos a cenar, trabajar y hacer que Rocío conociera al ex socio de mi padre. Trabajé toda la mañana duramente y a las cuatro dije a María que me iba a casa de Mariano y que si necesitaban algo me llamaran al móvil. Llevaba mi portátil y en casa de Mariano tenían ADSL. Cuando llegué ya estaba el socio de mi padre y su mujer con mis ex suegros charlando. Me preguntaron por Rocío y les explique que no vendría hasta la hora de cenar por su ascenso a central.

– Menudo partido – dijo Javier, el ex socio de mi padre

– Justo eso fue lo que me enamoró de ella. Que sea un buen partido económicamente – contesté – A ver si me retira.

Todos rieron con mi comentario ya que si bien ella tenía un puesto increíble para su edad yo no es que estuviera necesitado. Tras un rato mas de charla Mariano, Javier y yo pasamos al despacho de Mariano para tratar la reunión del día siguiente.

– Así esta el tema – dijo Mariano – Por lo que me ha llegado, y esto son rumores, lo que quieren es pedir que este año se haga un reparto de dividendos muy grande. El objetivo es vaciar la caja de la empresa todo lo posible.

– ¿Acaso estos dos son tontos? - pregunté – No entiendo sus razones. ¿Están necesitados de liquidez?

– De tontos no tienen nada – dijo Mariano – Quieren dejar a la empresa sin recursos para abordar nuevas lineas de negocio. Estábamos pensando en empezar a importar zapatos de lujo y bolsos y lo que parece es que quieren dejarme sin la suficiente pasta como para empezar.

– ¿Que sentido tiene? No lo entiendo - Insistí

– Fácil. Así lanzan ellos esa nueva linea de negocio. Ellos no pueden competir conmigo y por eso nunca han lanzando ropa. Pero yo tampoco puedo con ellos y no tengo la opción de entrar en bisutería y joyería y pronto me cerrarán la puerta de zapatos y bolsos. Creo que su idea es dejarnos estancados para hacernos una oferta de compra y quedarse con la empresa. Creen que si la empresa deja de crecer y se estanca querré vender

– Joder – exclame - ¿Pueden hacer eso? - pregunté mirando a Javier

– Si pueden. Su acuerdo de socios les permite pedir que se repartan dividendos por el máximo legal hasta tres años seguidos. Y no se puede hacer nada – dijo Javier

– Y con tres años les da de sobra para montar el negocio – dijo Mariano

– Y con dos – dije yo

Me pase un rato pensando mientras ambos seguían hablando. Se dieron cuenta de mi silencio y ambos me miraron con cierta extrañeza.

– ¿Que piensas? - dijo Javier

– Pienso que esos dos cabrones han hecho muy feliz a una mujer – dije yo

– ¿A que mujer? - preguntó Mariano intrigado.

– A Raquel. Sabéis lo que le gusta la ropa – dije dejando una pausa algo dramática - Está medio hablado que el próximo negocio que montaremos serán franquicias de moda. Se volverá loca si decidimos que la siguiente sea importar bolsos y zapatos.

– ¿Estas hablando de hacerles tu la competencia? - dijo Mariano

– Si. Eso digo. Me gustaría que Javier revise los papeles pero por lo que tengo entendido yo solo estoy comprometido a no competir con tu empresa. Con ellos no tengo nada firmado. Si quieren guerra la van a tener - dije

– No hagas el gilipollas. No te metas en una guerra que no es tuya. No quiero que arriesgues lo que has conseguido estos años por un calentón – dijo Mariano

– No es un calentón. Hemos hablado de esto varias veces pero no lo hemos echo por respeto a ti. Ahora lo vamos a hacer por que me apetece. También por joder pero principalmente porque me apetece.

– Revisaré vuestro acuerdo – dijo Javier

– Raquel va a pensar que es su cumpleaños – dije riendo – Y tu sabes igual que yo – dije dirigiéndome a Mariano – que es una ejecutiva como ninguna. Si encima coge este proyecto, que le encantará, entonces Marcos y Rodrigo están jodidos. No se esperan donde se meten.

– Sigue sin hacerme mucha gracia que te metas por ayudarme.

– Entonces dejame meterme porque están fastidiando una empresa de la que tengo un 12%. - dije

– Como tu veas, pero si lo hacéis ten cuidado – dijo Mariano

– Nunca he tomado una decisión empresarial sin cuidado y sin pensarla y nunca hemos hecho nada los tres sin tener claro lo que hacemos. Nosotros solo damos puntada con hilo

– Que si, hijo, pero ten cuidado – dijo Mariano

Que me llamara hijo fue un poco raro pero no sabía si era una expresión o un sentimiento. En todo caso, para mi cada vez mas era un padre y esos dos se estaban metiendo con el.

– Bueno, dejar la escena familiar para otro momento – dijo Javier – Ahora hacerme caso como abogado. Mañana cuando planteen eso, si lo plantean, aceptáis. Sin líos. Que no tengan opción a impugnar la junta que puede ser peor.

– Ok -dije

– Vale – dijo Mariano.

Seguimos hablando de otros detalles menos escabrosos de la reunión del día siguiente y hacia las ocho oímos que llamaban al telefonillo. Abrieron y era Rocío que llegaba en taxi. Puesto que estaba todo claro dimos por terminada la reunión y pasamos a disfrutar de una buena tarde noche con buena cena y charla. Por lo que me dijo Javier en un momento en que estuvimos solos Rocío le encantaba y entendía como hablaban tan bien de ella Mariano y Manuela. A las doce nos excusamos pues esa semana estaba siendo intensa y queríamos irnos a descansar a casa. Otro día que llegamos a casa pasada la medianoche y nos fuimos a la cama directamente.

El jueves la reunión de la empresa de Mariano era a las tres de la tarde. Eso hizo que solo pudiera trabajar por la mañana. Comí en mi despacho reunido con Raquel y a las dos salí hacia la empresa en la que empezó mi carrera. Tenía cariño a la empresa, a Mariano, un 12% de la empresa y estos dos querían joderla. Me iba cabreando en el coche. Puse algo de música para evadirme y llegué mas tranquilo a la oficina. Entré directamente al despacho de Mariano tras saludar a varios ex compañeros y a las tres pasamos a la sala de reuniones. Al final resultó estar bien informado Mariano y querían repartir el máximo posible bajo la legalidad vigente en ese momento. Y fueron con los deberes aprendidos. La empresa dio beneficios de ocho millones de euros. Una vez quitadas las reservas obligatorias y voluntarias y descontados los impuestos a pagar quedaban mas de 4,5 millones de euros netos que debían ser repartidos. Mariano y yo nos mordimos la lengua y el reparto fue aprobado de acuerdo a los estatutos. El resto de la reunión fue mas monótono y consistió en aprobar solo unos pocos puntos no conflictivos. Al final a mi me tocaban, redondeando, 550.000 euros del reparto. Cuando se fueron fuimos al despacho de Mariano y le dije:

– Nunca recibir 550.000 euros me había jodido tanto

– Por lo menos mantienes el buen humor. Era lo que esperábamos vayámonos a casa a descansar.

Le hice caso y cuando llegué a casa le conté todo a Rocío. Salimos a cenar para tranquilizarme y, al llegar a casa, me tuve que ir a dormir sin hacer el amor. Estaba de demasiada mala leche. Supuse que esta vena asesina en los negocios era la que asustaba a Rocío. Pero ni con ella ni con ninguno de mis familiares o amigos la usaría.

El viernes me levanté pensando que el domingo salía de vacaciones a Phukhet con Rocío y eso me permitiría calmarme un poco. Generalmente no me solía alterar ante ninguna situación pero Rodrigo y Marcos lo habían conseguido. Entre en la oficina y se debió notar porque a los diez minutos entró María y me preguntó que me pasaba. Ella era una de las pocas personas en las que confiaba en esos momentos y la dije que llamara a Raquel y trajera tres cafés. Se lo iba a contar a ver si me ayudaba a relajarme. Una vez estábamos los tres alrededor de la mesa de mi despacho las conté lo acontecido. Me mostré un poco paranoico y las dije que nos habíamos enterado de los planes de ellos y es que todo el mundo se va de la boca. Las pedí discreción. Que no hablaran de ello ni con sus maridos. Luego llamaría a Mike y le comentaría lo mismo.

– No confías en nuestros maridos – dijo María algo confusa

– Confío en que no van a decir nada por jodernos – conteste – Pero se les puede escapar en cualquier momento. Cuanta menos gente sepamos esto mejor.

– Bueno, eso lo entiendo – dijo ella

– ¿Que os parece meternos en importación de zapatos y bolsos? - pregunté

– A mi me encanta – dijo Raquel

– Yo sabéis que de esas cosas prefiero no opinar. Yo estoy para ayudaros sea lo que sea que queráis hacer – dijo María

– En todo caso, ya está medio hablado que la siguiente empresa será de franquicias de moda. Esa la podemos montar como esta siendo ahora habitual en tres meses. Usemos parte de esos tres meses para montar, con cierto secretismo, la empresa de importación de calzado y bolsos. ¿Que os parece? - dije

– Bien. Me parece bien

– No entiendo que hago aquí – dijo María – Aunque agradezco estar aquí

– Estas aquí porque confío en ti. Necesitaremos que el primer mes de creación de la empresa de importaciones de complementos se haga con mucha discreción. Siempre se suelen encargar los equipos de Raquel y Mike. Esta vez necesitamos que la ayuda venga de ti.

– Entiendo – dijo María – Haré todo lo posible. Pero estoy embarazada. Daré a luz en Mayo.

– Te necesitaremos principalmente hasta Diciembre – dije

– Perfecto – dijo ella

Tras terminar la reunión con ellas. Llamé a Mike al móvil. Estaba en Canarias con Susan de vacaciones. Tras pedirle perdón por molestarle en vacaciones le conté lo ocurrido. Le dije que no se lo contara ni a Susan y le pregunté por su opinión. Dijo que estaba de acuerdo, que teniendo la aprobación de Mariano no le importaba. Mas calmado seguí trabajando en el día a día y es que quería pasta para no jugárnosla. Teníamos que ganar esta batalla aunque tenía claro que, aun ganándola, no ganaríamos la guerra. A las tres todo el mundo se fue aunque yo me quedé trabajando. No tenía ninguna prisa pues Rocío y Laura invitaban a toda la oficina a comer para despedirse pues ambas empezaban el día uno en su nuevo puesto. Salí a comer al VIPS solo. No había preguntando a nadie pues quería relajarme y pensar. Al volver a la oficina casi me da un ataque pues me sorprendió Raquel que estaba en mi despacho esperándome.

– ¿Que haces aquí? - pregunté

– Esperándote – dijo – Te vi muy nervioso esta mañana y he venido a relajarte.

Y se levantó acercándose a mi. Llevaba unos vaqueros blancos con una especie de polo ajustado. Era de color café con leche aunque la zona de los botones y cuello eran de color blanco. Sus sandalias de altísimo tacón, relativamente ancho, eran de un marrón casi negro, a juego con el cinturón que tenía una gran hebilla dorada. Al llegar a mi llevó sus manos a mi cuello y nos fundimos en un beso lleno de pasión que, según pasaban los segundos, se iba convirtiendo en un beso lleno de lujuria. Llevé mis manos a su perfecto trasero y lo acaricié mientras seguíamos con el beso. Me llevó a una de las sillas de mi mesa de reuniones y arrodillándose empezó a besar mi pene por encima del pantalón. Tras un par de besos empezó a desabrochar mi pantalón y lo bajo hasta mis tobillos volviendo a besar mi poya por encima del calzoncillo. Tras ese beso bajó el calzoncillo y empezó a darme una buena mamada. Movía su boca a lo largo de toda mi polla y a veces intentaba meterla toda dentro de la boca. Lo cierto es que casi lo conseguía. La mamada duró unos cinco minutos y a mí me tenía al borde del orgasmos. Me levanté y, tras besarla en la boca, empecé a desabrochar su cinturón sin dejarla de apartar mis ojos de los suyos. Ella sonreía. Una vez la quité el pantalón me agaché y bese su raja por encima del tanga. Me volví a levantar y, de nuevo mirándola a los ojos, empecé a bajar su tanga tirando este lejos de donde estábamos. Hice que me diera la espalda y subiera uno de sus pies a una de las sillas de la mesa y, arrodillándome, empecé a besar las nalgas de su culo. Tras un rato así me acerqué por detrás y, guiado por mi mano, metí mi pene en su coño. Hacía mucho que no follaba a Raquel de esta manera. Desde mucho antes de la muerte con Lucía. Empezó rápido a gemir y me pregunté porque no había vuelto a follarla así. Evidentemente le gustaba mucho. Seguimos follando en esa posición durante un buen rato. Ella movía su cuerpo para que la penetrara mas profundamente y se corrió bastante violentamente. Yo aguanté tres penetraciones más y justo cuando parecía que se acababa su orgasmo me corrí yo. Esto hizo que el orgasmo de Raquel durara un poquito mas. Ambos estábamos aun excitados y empece a besarla. Esa semana había hecho poco el amor con Rocío entre unas cosas y otras. De eso se benefició Raquel ya que me senté en una de las sillas y, tras meneármela un par de veces, ya estaba de nuevo listo para revista. La acerqué a mi y apuntando a su coño hice que se sentara encima mía mirando hacia fuera. En esa posición ella empezó a cabalgar ayudada por un movimiento circular de mi pelvis que no hacía mas que incrementar mi placer y supongo que el suyo. Si el anterior polvo duró cerca de media hora en esté estaba a punto de correrme a los diez minutos. Así se lo hice saber y, tras dos o tres cabalgadas mas, empece a correrme en ella. Corrida que fue rápidamente secundada por su orgasmo. Nos besamos sentada ella sobre mi durante un buen rato y tras asearnos decidimos dar por concluido el día de oficina. Ella se fue con su marido y yo me fui a casa. Al llegar llamé a Rocío. Habían acabado de comer y tras una larga sobremesa les habían echado del restaurante. Ahora iban todos a tomar unas cañas y luego saldrían de copas. Insistió en que fuera con ellos y tuve que aceptar. Me duche, cambié de ropa y fui para allá. Estaban en la zona de la calle Orense en un irlandés de la Avenida de Brasil. Rocío me esperaba en la esquina y al verme me dio un beso bastante largo. Me dijo que quería que estuviera con ella en su despedida ya que gracias a esa oficina nos habíamos conocido. Al entrar en el bar saludé a Laura y Antonio y a la chica de recepción que eran los únicos que conocía. Me presentaron al subdirector y a los tres gestores que había ahora en la oficina tras la marcha de ellas dos. Eran dos chicas y un chico de aproximadamente la edad de Laura y Rocío aunque quizás un par de años mayores. Antonio me dijo que el chico, que se llamaba Rubén, sería mi gestor a partir de entonces. También me dijo que una de las chicas, Marta, sería la backup. Estuve un rato hablando con ellos dos en presencia de Rocío y Antonio. Ambos me comentaron que habían estado algo confusos porque esos días habían estado teniendo charlas con los clientes de Rocío y Laura para conocerles estando ellas presentes y mi expediente siempre se pasaba de largo.

– Pues ya me conocéis – dije

– ¿Conociste a Rocío al hacerte cliente de la oficina? - me preguntó Marta

– Si y no. La conocí entonces pero no fue casualidad. Me hice cliente de la oficina por Antonio que es mi mejor amigo. Me asignó a Rocío con la intención de que acabáramos juntos. Que sepáis que vuestro jefe es muy sibilino – dije mientras ponía mi brazo alrededor de sus hombros

Rocío, Rubén y Marta echaron a reír mientras Antonio me miraba con cara de cabreo antes de romper a reír. El subdirector fue el primero en abandonar pues había sido padre hacía no mucho y no le gustaba estar lejos de su hijo recién nacido. Totalmente lógico. El resto seguimos hasta las nueve y media cuando decidimos ir a tomar unas tapas. Tapas que se convirtieron en unas copas. A las doce y media estaban todos medio molidos y alguno un poco mas borracho de lo normal. Marta y la de recepción se fueron juntas en un taxi pues ambas vivían cerca. Quedaron Rubén y la otra gestora junto a Rocío, Laura, Antonio y yo. Estuvimos un rato hablando y ellos dijeron que se iban. Cuando estaban ya algo alejados Antonio dijo que la chica, que se llamaba Elena, no iba a pasar frío ese día. Laura le dio un codazo y todos reímos. Nos despedimos y, en taxi, nos fuimos para casa. Al llegar a casa nos metimos en la cama y con ternura hicimos el amor.

El sábado hicimos la maleta y aprovechamos para comprar alguna cosa que nos pudiera hacer falta. A Rocío se la notaba algo inquieta. Nos íbamos lejos y al volver cambiaba de oficina de trabajo. Quizás mucho cambio para una chica que en esos momentos tenía veinticuatro años. Por muy madura que fuera. Diana vino a comer con nosotros y ayudó a su hermana con la maleta. Al final Diana se quedó a cenar y a las diez y media se fue, yéndonos nosotros a dormir una hora mas tarde.

Llegó el domingo y nos levantamos a las nueve de la mañana. Preparamos lo poco que nos quedaba por preparar y a las diez salimos hacia el aeropuerto. El vuelo salía a la una y nosotros llegamos dos horas y media antes. Aunque íbamos en business es mejor ser precavido. Tras facturar pasamos a la sala VIP. Estábamos bastante solos y Rocío llamó a su madre para despedirse ya que no hablarían hasta nuestra vuelta. Algo antes de la una embarcamos. Comimos, hablamos, vimos un par de pelis, cenamos y dormimos. La comodidad de la clase business daba para todo y cansaba como una quinta parte de lo que cansa turista.

04. Semana del 22 al 28 de Octubre

Cambiamos de semana en el aire. Nada mas llegar a Bangkok cogimos el vuelo a Phuket. Allí nos recogieron del hotel para llevarnos a este. El hotel era espectacular, lleno de exuberante vegetación y con agua por todos lados. Tras el registro nos llevaron a la villa que había reservado. Era poco más que un bungalow pero tenía un inmenso jardín privado separado de las otras villas por un muro de unos dos metros y medio de altura. Frente a la habitación, en el patio, la piscina y frente a la piscina la playa. Pero con intimidad pues la villa estaba en altura y desde la playa no se nos podía ver. Una autentica maravilla. Nos dimos una vuelta por el resort para conocerlo mejor. Vimos cuatro de los cinco restaurantes, el otro estaba en una isla desierta a quince minutos en barco, y los diferentes bares del resort. Como estábamos algo cansados del viaje decidimos comer en la habitación. Pedimos una ensalada cesar y un par de platos de cocina Thai. Lo acompañamos con una botella de vino blanco australiano. Como corresponde a un resort de esta calidad la comida estaba espectacular y el vino se notaba que estaba perfectamente conservado. Tras comer dormimos un poco en las tumbonas del jardín, a la sombra, y tras descansar fuimos a la piscina.

No os voy a aburrir con el día a día de nuestra estancia en el resort ya que básicamente era igual todos los días. Por tanto os voy a contar como era un día tipo. Todos los días de nuestra estancia tomamos el desayuno en nuestro jardín privado. Tras desayunar íbamos al spa donde cada día probábamos un tratamiento distinto. Os puedo decir que a mi lo que mas me gustó fue un masaje con piedras basálticas calientes. Tras el tratamiento del spa íbamos o bien a la playa, si teníamos mas tiempo, o disfrutábamos de nuestra piscina, si quedaba menos para la comida. Alrededor de la una y media del mediodía nos preparábamos para ir a uno de los restaurantes del resort. Fuimos rotando de restaurantes y estuvimos en cada uno una vez para comer y otra para cenar. En los que mas nos gustaron repetimos. Por la tarde o bien playa o bien piscina y por la noche siempre íbamos a tomar una copa de vino, una cerveza o algún cocktail a uno de los bares del resort. Y el sexo variado. Alguna vez antes de desayunar, otras veces después de comer, a veces al irnos a dormir. Siempre excitante y siempre lleno de amor. Y al menos una vez al día, generalmente dos o tres.

Lo que si os puedo narrar fue el polvo mas excitante de cuantos echamos. Fue en la piscina de nuestra suite y ocurrió recordando, mientras jugábamos en ella, el polvo que echamos en la piscina de mi chalet de Menorca. Ella esta vez llevaba un precioso bikini de color rosa oscuro y jugábamos en la piscina el uno con el otro. Nos empujábamos, la cogía en brazos y lanzaba, la subía a hombros y me echaba hacia atrás. En definitiva jugábamos como dos tontos enamorados. El juego no era nuevo en nosotros pero era nuestro último día de vacaciones y eso probablemente hizo que nos volviéramos un poco locos. En un momento del juego la cogí de su trasero y levantándola un poco la besé con verdadera pasión. El beso poco a poco fue subiendo en intensidad y una de mis manos fue a su entrepierna. Ella me la apartó y me susurró:

– Esto no es Menorca en tu chalet sin vecinos

– Es Phuket sin vecinos – dije – Hace poco les he oído salir a comer. No nos pueden ver de ninguna manera y si no están tampoco nos pueden oír. Relájate.

Y volví a llevar mi mano a su entrepierna. La moví arriba y abajo intentando calentarla y creo que lo conseguí puesto que empezó a gemir con algo mas de fuerza de lo normal. La braguita del bikini no era muy estrecha pero aun así metí una de mis manos para tocar su raja sin el bikini molestando. Creo que fue ese momento exacto el que acabo con cualquier reticencia que Rocío pudiera tener. Bien pensado, en frío, es cierto que no es lo mismo follar en la piscina de uno que en una de un hotel, aunque se privada. Pero cuando estas caliente esas cosas no pasan por la cabeza. No estuve más de un minuto jugando con su raja cuando ella llevo su mano a mi pene, al principio por encima del bañador. Una vez ya vi que ella estaba por la labor de seguir con nuestro juego llevé mi mano a su espalda y desabroché el nudo que unía la parte de arriba del bikini. Una vez se lo quité lo tiré fuera de la piscina y lleve mi boca a sus cada vez mas duros pezones. Mientras mi boca hacía uso de sus senos, mi mano volvía a la parte inferior de su bikini y empecé a bajarlo. En cuanto ella notó mi maniobra dejó de acariciar mi pene por encima del bañador y empezó a bajármelo. Casi al mismo tiempo nos sacamos la poca ropa que nos quedaba y tirándola fuera de la piscina nos juntamos en un beso lleno de pasión donde mi ya plenamente erecto pene estaba junto a su depilada sonrisa inferior. Bajé mi mano hasta agarrar mi polla y la llevé a la entrada de su coño. Con dulzura empecé a penetrarla y ella suspiró a la vez que ponía sus piernas alrededor de mis glúteos. Acompasados y moviéndonos por la piscina hacía que mi pene entrara y saliera de su coño. Sin mucha violencia, con amor. Estuvimos así un largo rato y tras, aproximadamente, un cuarto de hora, ella se corrió. Probablemente por estar en un lugar semi público ella intentó no gritar mucho. Yo aún no me había corrido y seguí con la penetración y el movimiento. Lo positivo de hacerlo varias veces al día durante una semana es que, al final, estas exprimido y, en consecuencia, duras mas. Como ya estaba algo cansado me acerque al borde de la piscina para apoyarme mientras seguía follándola. Ella acercó su boca a mi oreja y me dijo:

– Esto ya lo hemos hecho – dijo – Tengo una idea, sígueme.

Y saliéndose de mi nadó hacía la salida de la piscina que era una escalera de piedra que ocupaba todo el ancho de la piscina. Obviamente la seguí y al llegar al segundo escalón me hizo sentar. El agua me llegaba a medio camino entre el cuello y mis pezones, en la parte superior del pecho. Ella, rápidamente, se puso con una rodilla a cada lado de mis piernas y, cogiendo mi polla con la mano, enfocó esta a su coño y empezó a metérsela. Desde luego era nuevo, una cabalgada en el agua. Ahora ella llevaba el ritmo intercalando profundas penetraciones de larga duración con penetraciones mas cortas y frenéticas. Fueron unos cuantos minutos, no creo que llegara a un cuarto de hora, en los cuales ella llevó el ritmo hasta que yo exploté en un maravilloso orgasmo llenando su coño de semen que, a su vez, disparó su segundo orgasmo. Abrazados y besándonos salimos de la piscina, como llegamos al mundo, y nos metimos en la ducha de la habitación para luego irnos a la cama. Un polvo épico.

05. Semana del 29 de Octubre al 4 de Noviembre

El lunes nos levantamos y tras desayunar en la villa preparamos las maletas para volver a casa. A eso de las doce hicimos el checkout y nos llevaron al aeropuerto pues nuestro vuelo salía hacia las cinco de la tarde. Una vez en Bangkok cogimos la conexión a Madrid, que salía hacia las diez de la noche. Pasamos todo el día y la noche de viaje. Apurando los últimos coletazos de estas vacaciones juntos y hablando sobre nosotros, nuestros amigos y nuestras familias. Ambos nos amábamos y estábamos contentos de estar juntos. Ella pensaba que no era momento de casarnos. Yo cada vez tenía mas claro que se acercaba el momento de pedírselo. Y quería que fuera a lo grande.

Minutos después de las ocho de la mañana del martes nuestro avión tocó tierra en Madrid y algo antes de las nueve ya teníamos las maletas. Cogimos un taxi y fuimos a mi oficina. Quería pasar unos minutos por allí antes de volver a casa. Al llegar María vino a vernos y darnos un beso a cada uno. Yo me fui hacia la oficina de Mike oyendo como Rocío se interesaba por el embarazo de María. Estuve hablando un rato con Mike y cuando salimos de su despacho y acercarnos a la recepción vimos las chicas estaban en mi despacho. Al entrar estaban María y Rocío con Raquel que se les había unido hablando del resort. Mike y yo nos unimos un rato y tras charlar de las vacaciones nos fuimos a casa una vez me dijeron que no había problema alguno. El resto del día lo pasamos en casa descansando hasta que por la tarde llegó Diana tras salir de la universidad. Estuvimos hablando con ella de las vacaciones y la dimos un regalito que la habíamos traído. Salimos a cenar con ella y pronto nos fuimos a la cama.

El miércoles, último día del mes, Rocío estaba aún de vacaciones. Por ello la prometí que solo trabajaría por la mañana y luego ella vendría por la oficina para ir a recoger a su hermana a la universidad e irnos a comer los tres juntos. Me dediqué a contestar emails toda la mañana y hacia la una y media oí como María y Rocío hablaban. Unos minutos después entro Rocío en mi despacho.

– María es un amor – dijo

– Siempre me hace gracia que hables de ella como si fuera mas pequeña que tu cuando te saca ocho años.

– Ya, bueno la edad es relativa. Es tan inocente. Y tan buena. ¿Estas listo para irnos?

– Si, vayámonos.

Cogimos el coche y nos fuimos a buscar a Diana. Cuando salió estaba yo apoyado en mi coche rodeando con mis brazos a Rocío. Tras despedirse de sus amigas se acercó a nosotros y tras los correspondientes besos entramos al coche.

– Hermanita tu futuro marido ha triunfado entre mis amigas – dijo Diana

– ¡Que pesados todos! ¡Es mi novio! Por ahora nada más - dijo Rocío riendo

– Las he dicho que estabais prometidos para que rabiaran mas – dijo Diana

– Como eres – dijo Rocío

Las hermanas fueron charlando todo el camino hasta llegar a casa donde aparcamos el coche y nos fuimos a comer a un restaurante cercano donde cenábamos a menudo. Con el menú del mediodía estaba lleno de ejecutivos de las oficinas de la zona. Desde luego el ambiente era distinto a las parejitas y grupos de amigos de la noche pero la comida era igual de buena. Tras la comida a casa donde hablamos un poco de todo y, a eso de las ocho, llevamos a Diana a su casa y tras volver, cenamos algo ligero, vimos la tele y nos fuimos a la cama.

El día 1 de Noviembre, jueves, debía ser el primero en que se incorporara Rocío a su nueva oficina pero al ser el día de todos los santos era festivo en España. Ese día quedé con mis ex suegros y, acompañado de Rocío, fuimos al cementerio de La Almudena a poner flores en la tumba de mis padres y en la de Lucía, la que era hija de ellos y entonces novia mía. El momento fue duro para mi y creo que también para ellos. Yo no había vuelto al cementerio desde el entierro y todo volvió a mi cabeza. Por suerte estaba Rocío que me agarró la mano y llevó durante todo ese momento. Además, a la salida del cementerio fue con Manuela dándola ánimos a ella. Rocío dijo que se sentiría rara en el cementerio pero gracias a ella tanto mis exsuegros como yo lo llevamos mucho mejor. Tras el cementerio fuimos a un restaurante a comer. Allí nos vieron algunos amigos de ellos que seguro fliparon cuando vieron no solo que yo tenía novia tan pronto sino que ellos estaban allí con ella encantados. Tras la comida tomamos café en mi casa y a eso de las ocho se fueron. Esa noche cenamos, vimos la tele e hicimos el amor. El día siguiente iba a ser intensivo para ambos.

El viernes era el primer día de Rocío en la nueva oficina. A eso de las once de la mañana hice un parón para ver que tal le iba a Rocío. La mande un SMS y me contesto que todo OK. Que me contaría en casa. A la hora de la comida pedí a María que me trajera una ensalada para no tener que salir ya que me quedaría hasta la reunión que tenía con Mike y Raquel a las cinco. Me preguntó si podía comer conmigo y la dije que por supuesto que si. A eso de las tres y diez, con la oficina desierta por ser viernes, entró en mi despacho. Dejó las ensaladas y se acercó a mi. Se sentó en mis muslos y me besó. Lógicamente la devolví el beso con pasión durante unos minutos hasta que rompió el beso.

– Estoy hiperexcitada sexualmente desde que me quedé embarazada – dijo

– Tu problema es mi ganancia – dije riendo

– ¡Que tonto eres! No hagas chistes y fóllame.

La miré y llevaba unos pantalones khaki y una camisa/blusa blanca.

– Por favor – dijo melosa acariciándome el cabello

– Esta bien – dije

Y acercando su cara la dí un beso.

– Te voy a mostrar como lo vamos a hacer cuando tu barriga esté mas grande – dije

Me levanté de la silla y la dije que se quitara el pantalón haciendo yo lo propio con el mio. Una vez yo estaba en bolas de cintura para abajo y ella con su braguita hice que pusiera sus manos sobre la mesa. Me acerqué por detrás y la abracé tocando sus pechos por encima de la blusa. Tras un rato sobándola de esa manera llevé mis manos a los bordes de su blusa y empecé a meter la mano buscando su sujetador. Al llegar a sus senos los apreté con algo de fuerza. Entre el pellizco y el sobeteo. Mis caricias empezaban a hacer efecto y, dejando mi mano derecha en sus pecho, baje mi mano izquierda en busca de su coño. Nada mas tocar la braguita noté que esta empezaba a estar claramente húmeda. Pasé mi dedo por encima de la braga haciendo algo de fuerza para que su coño notara mi presencia y saqué un primer gemido de su boca. Aproveché para acercar mi cuerpo a su trasero para que notara mi pene, ya totalmente erecto, en contacto con su braguita. Me mantuve en contacto sin dejar de acariciar su raja sacando unos cada vez mas intensos orgasmos. No pasaron más de dos minutos hasta que ella suplico:

– Fóllame, por favor

No quería hacerla sufrir mucho mas y empecé a bajar su braga hasta que se la saque del todo. Volví a acercarme sin intención de penetrarla aún. Con mi pene ya junto a su raja sin ropa de por medio hice que se incorporara y, girando su cabeza a la derecha, la besé con pasión sin dejarla darse la vuelta ni mover los pies. Tras un largo beso volví a hacer que se echará hacia la mesa. Agarrando mi pene lo moví a lo largo de su raja un par de veces hasta que, abriendo un poco sus piernas, la penetré. Creo que la pillé un poco de sorpresa pues gimió muy fuertemente al notar la penetración. Mantuve mi pene dentro durante unos segundos y cuando ella parecía mas calmada empecé a penetrarla con dureza. Pedía más cuando no gemía lo cual, la verdad, eran pocas veces. Tras muy pocos minutos taladrándola se corrió pero yo no hice ni caso y seguí con mi labor. Como un martillo pilón. Empezaba a cansarme y me costaba aguantar la corrida pero quería que en esa posición se corriera una vez mas. Al final note que sus gemidos incrementaban en cantidad y volumen y volvió a correrse. La presión de su coño orgasmando fue suficiente para que yo me corriera en su interior. Una vez nos calmamos un poco la incorporé lentamente pues aún tenía mi pene dentro de ella. Y la bese. Y nos separamos. Y tras un último beso se vistió y se fue, no sin antes desearme que pasara un buen fin de semana. Y yo fui a arreglarme pues a las cinco tenía reunión con Mike y Raquel. No tenía prisa, aun no eran las cuatro. Aunque poco faltaba. Ese día discutimos la nueva linea de negocio que sería la apertura de franquicias de moda. Al menos de manera oficial. Los equipos de Mike y Raquel se dividirían el trabajo de estudio e investigación. De manera extraoficial entre los tres, con la ayuda de María, investigaríamos la importación de calzado y complementos. El problema es que los contactos los teníamos de cuando trabajamos en la empresa de Mariano pero no podíamos tantearles sin llamar mucho la atención. Quedamos en eso y nos fuimos cada uno a nuestra casa a disfrutar del fin de semana.

Al llegar me esperaba Rocío en casa. Su día en la oficina había sido muy bueno. Los compañeros eran agradables. Era responsable de varias cuentas de tamaño medio grande. Lo mismo que hacía en la oficina de Antonio pero con todas las cuentas mas parecidas a las mías que a las de el resto de sus clientes de la antigua. La diferencia principal es que en vez de llevar sesenta cuentas como hacía en la empresa de Antonio solo tenía quince clientes Salimos a cenar para celebrar que estuviera bien y, al volver a casa, hicimos el amor deliciosamente.

El sábado fuimos a comprar cosas para la casa al Hipercor y, tras comer y descansar, pasamos una noche mas con Laura y Antonio. Las chicas querían hablar sobre como les había ido en su primer día en sus nuevos trabajos. Sobra decir que, cuando estábamos los cuatro juntos, Antonio y yo no pintábamos nada. Esa noche llegamos tarde y fuimos a la cama sin sexo.

El domingo lo resumo rápido: desayuno tardío y ligero, paseo por el retiro, comida por Goya, cine en pareja y cena en casa ligera. Película de DVD y polvo sensacional.

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