miprimita.com

Mi historia (39: Marzo 2004)

en Grandes Series

01. Semana del 1 al 7 de Marzo

Volvía Marga ese día a trabajar aunque lo hacía aun solo a media jornada. Para darla la bienvenida fuimos a desayunar con ella lo que yo ya llamaba el comité de dirección, al que ella también pertenecía: María, Alberto, Raquel, Mike y yo. Tras el desayuno me reuní con ella y vimos todo un poco por encima aunque, al estar casada con Mike, estaba bastante al día sobre todo lo que había acontecido en la empresa desde que diera a luz. El resto del día fue bastante normal. Por la tarde nos fuimos Rocío y yo a cenar a casa de mis padres, y una vez estuvimos de vuelta casi a medianoche nos fuimos a dormir sin hacer el amor.

El martes fue un día muy normal en el que dediqué la mitad del tiempo a mirar números de mi empresa con Mariano y la otra mitad a hablar con Mike sobre como iba la integración de la empresa de distribución que compramos al padre de María. Por la noche Rocío y yo hicimos el amor tras cenar en casa y ver una peli.

El miércoles María hacía su primer viaje a Barcelona de ida y vuelta en el día. Eran un poco paliza y quería darla mi apoyo. Por ello, tras trabajar y aunque a ella le daba tiempo, fui yo con Rocío a buscar a su hija Elena a las clases de tenis para llevarla a casa. Allí nos esperaba ya María con las otras niñas y nos dio las gracias. La hice descansar y nosotros preparamos la cena para las tres peques y los mayores. A mitad de la preparación vino Arturo. Se notaba que estaba muy orgulloso de su mujer que ahora era una ejecutiva con responsabilidades pero, aun así, estaba siempre pendiente de sus hijas. Arturo nos contó un poco como habían ido los primeros días en la nueva empresa. A las diez y media nos fuimos a casa y cuando llegamos descansamos un poco antes de irnos a la cama. Rocío tenía la regla lo cual significaba que no estaba embarazada y, además, no haríamos el amor.

El jueves trabajaba tranquilamente en la oficina después de comer, tras una mañana muy tranquila, cuando entró María y se dirigió a mi. Yo estaba sentado en mi butaca y se pegó a esta. Me cogió del cuello de la camisa y me hizo levantar de mi silla. Una vez en pie me dio un besito en la boca. Tras el beso me abrazo y estuvimos abrazados como mínimo un par de minutos. Tras sonreírme y darme otro beso me miró a los ojos.

– Te quiero – dijo

Y tras darme un tercer pico en la boca se fue de mi despacho dejándome totalmente perplejo. No tenía ni idea de a que venía el beso. Sería por ayudarla con la empresa de su padre. Pero lo hice encantado. Esa noche fue Diana a traerle a Rocío unos catálogos de ropa que la habían dado y se quedó a cenar con nosotros. Cuando se fue Diana ya era tarde y entre eso y la regla de Rocío no hicimos el amor.

El viernes tocaba reunión mensual donde vimos los números de febrero. Nuestra nueva empresa, la que le compramos al padre de María tuvo unas grandes pérdidas de mas de ochenta mil euros, casi noventa mil. Pero era algo que esperábamos los primeros meses hasta que metiéramos mano. Sin tener números espectaculares en ninguna empresa, aunque la que dirigía Mike fue bien, nos encontramos casi con récord de beneficios. Fue una combinación de números normales unidos a que ese mes no teníamos grandes gastos. Ana nos presentó una proyección para ese año basada en los informes que le habían pasado todos nuestros directivos y decían que íbamos a tener unos ingresos entre un 30% y un 50% superiores a los de 2003 con un beneficio similar. Nuestra rentabilidad bajaba pues preveíamos perdidas en la empresa que compramos al padre de María durante los primeros meses. Cuando ya se fue Ana comentamos los números. A todos nos parecía bastante bien. La que mas hablaba era Marga. Se notaba que había echado de menos estas reuniones. Al final nos alargamos en la reunión hasta las tres y cuarto y nos fuimos todos a comer juntos. A la comida se unió José Carlos y Rocío. Esa noche la pasamos en casa tranquilamente Rocío y yo e hicimos el amor antes de irnos a la cama.

El sábado fuimos con Diana de compras. Su nuevo trabajo era acompañar a gente de compras y se hizo un poco raro pues parecíamos casi clientes. Me sentía incomodo.

– Diana - dije – Hoy voy de compras con mi cuñada que es mi amiga. Parece que nos tratas como clientes. Si un día te contrato trátame así pero hoy relájate.

Ella me miró con cara de mosqueó pero pronto se echó a reír mostrando que no era cierto. El resto del día fue mucho mas agradable y acabamos en un bar a las tantas de la noche, tras comer y cenar fuera, tomando unos cócteles con todas las bolsas de la compra. A las tres llegamos a casa tras casi quince horas fuera y demasiado cansados como para hacer el amor.

El domingo no teníamos planes y por eso me extrañe mucho cuando a las cinco, tras haber vuelto de comer con Rocío, sonó el telefonillo. Rocío parecía estar esperándolo porque saltó inmediatamente del sofá y fue a abrir. Yo esperé en el salón y un par de minutos después entró Rocío con Raquel. Y Raquel no parecía estar muy bien. Ambas se acercaron al sofá de dos plazas y se sentaron dejándome a mi el sofá de tres plazas.

– Hola – dije para liberar mi tensión

– Hola – dijo Raquel con la cabeza gacha.

– ¿Se puede saber que pasa? - dije nervioso

– Creo que esto no te va a gustar – dijo Rocío

– Empezamos mal – dije yo – Pero empezar. No puedo aguantar mas la espera.

– Raquel está pasando un mal momento – dijo Rocío – Habrás notado que me he ido estos días a hablar por teléfono a nuestra habitación un par de veces. Era siempre con ella. Lo está pasando mal por un ataque de celos.

– Ya estamos con esas – dije yo – No quiero a Ana.

– No es Ana – dijo Rocío – Bueno, si es. Pero no solo ella. Raquel te quiere mucho.

– Eso ya lo se – dije – Y yo a ella. No tiene porque estar celosa.

– Los celos no son racionales – dijo Raquel

– No está celosa de Ana – dijo Rocío - Está celosa de Ana pero casi más de María y esta celosa de mi

– ¿De ti? - dije – De ti no puede estar celosa. Lo nuestro es otra cosa.

– Déjame hablar. El jueves quedé a comer con María, Raquel, Marga y Laura y las conté que estábamos ya pensando en un hijo – dijo Rocío – Lo siento cariño pero no podía aguantar mas.

– Joder – dije- Yo tengo tantas ganas como tu de contarlo y me he aguantado. Aunque eso explica porque María vino a abrazarme y decirme que me quería ese día. Me pareció tan fuera de sitio.

– Lo siento cariño – dijo Rocío

– Pero – dije – Sigo sin saber de que está celosa.

– Esta celosa de muchas cosas. Es irracional y necesita nuestra ayuda. Esta celosa porque cree que prefieres a las demás antes que a ella. María tiene a Elisa y yo voy a tener, espero, un hijo tuyo.

– Pero bueno, ¿que gilipollez es esa? - dije subiendo el tono y me dirigí a mi amiga – Raquel yo te quiero pero no eres mi mujer. Mi mujer y la mujer de mi vida es Rocío. No puedes tener celos de Rocío. Y de María tampoco. Primero, no está claro que yo sea el padre de Elisa y, aunque lo fuera, no lo buscamos. Ocurrió. Yo no dejé embarazada a María adrede. No lo buscamos. Tu ahora no estás en la píldora y si te embarazo o no te embarazo te querré igual. Eres importantísima en mi vida pero no puedo estar con estas chiquilladas y menos de ti. Esto de María podría esperarlo pero tu. Tu eres fuerte. O eso se supone.

Mientras decía esto Raquel no dejaba de llorar. Es más, cada vez lloraba más.

– No se como decirte esto – dijo Rocío

– ¿Hay más?

Se creó una pausa incomoda.

– Hemos pensado – y pausó Rocío un momento – Que dejes embarazada a Raquel. Que lo busques.

– ¡Ni de coña! ¿Pero tu eres tonta? ¿Estas de acuerdo con eso?

Rocío me miró con una lágrima mientras que Raquel lloraba aun más fuerte.

– A mi no me llames tonta – dijo Rocío desafiante – Yo solo quiero ayudar a mi amiga. Y si mi amiga folla contigo me da mas igual que la dejes embarazada por un error que buscándolo.

– Con Elisa nunca lo pensé pero ahora que estamos buscando tu y yo un hijo tengo una sensación de protección según la cual no me parece bien que tenga hijos con otra mujer. Llevo confuso desde que dejaste de tomar la píldora. Si me muero, ¿quien hereda? ¿Nuestros hijos? ¿O todo hijo que tenga por ahí?

– ¿Crees que lo hago por dinero? - preguntó Raquel gritando

– No he dicho eso. Pero tengo que pensar en mis hijos con Rocío que es mi esposa y la mujer a la que amo por encima de todas las cosas. Tener un hijo por un fallo es una cosa. Buscarlo me da miedo.

– Cariño – dijo Rocío acercándose a mi – No busca tu dinero. Ella tiene suficiente dinero, y lo tiene en parte gracias a ti, quiere que seas el padre biológico, compartir eso contigo. Pero nada más. Nadie excepto nosotros sabrá que eres el padre. Para todo el mundo será hijo de José Carlos pero para ella es muy importante.

Yo empecé a pensarlo pero no podía aguantar a Raquel llorando ni un segundo mas. No quería que una de mis mejores amigas estuviera mal. No me hacía ninguna gracia pero no sabía como salir de ese entuerto. Si a mi mujer no la importaba que me importaba a mi que fuera por casualidad o buscado.

– Bueno – dije - ¿cuando es su momento mas fértil?

De nuevo silencio

– Hoy – dijo Rocío

– ¡Hoy! - dije – Me lo dices ahora y quieres que tras este drama funcione. ¿Y que tengo que hacer? ¿Meterme en nuestra cama con Raquel?

– Habíamos pensado en un trío pero que eyacularas en ella.

– Debería excitarme – dije – Pero haces que suene como una operación quirúrgica.

Rocío ya estaba sentada junto a mi. Miré a Raquel llorando en el sofá y la hice acercarse a mi. Cuando se sentó junto a mi acaricié su cabello y la besé este.

– Eres tonta – dije – Te quiero con locura seas o no madre de un hijo mio. Eres insustituible.

– Lo peor de todo – dijo aun llorando – Es que lo se. Se que me quieres. Pero no me gusta ver a Ana guapa en la oficina vestida como te gusta y me duele un poco el estómago cuando te veo jugar con Elisa.

– Pues menos mal que no es Marta que es la niña con la que mejor me lo paso jugando y con la que tengo una conexión especial. Me imagino que en ese caso te morirías de celos – dije intentando reducir la tensión

– Menos mal – dijo Raquel sonriendo un poco aunque aun cayendo alguna lágrima por su mejilla.

Nos quedamos todos un rato parados. Yo las miraba a ambas. Rocío estaba descalza y con un vestido de andar por casa. Por su parte Raquel llevaba una falda color verde militar con unos bolsillos como de pantalón de montaña, y un top blanco. Sus zapatos, cinturón y cazadora eran de cuero marrón oscuro.

– ¿Que hacemos? - dije nervioso ya que nadie hacia nada

– Vamos a la habitación – dijo Rocío

Y tras ponerse de pie y antes de darme la mano se quitó el vestido que llevaba y se quedó con un conjunto de braguita y sujetador de color negro y rosa. Al llegar al borde de la cama que cada noche compartía con Rocío ya parecíamos estar todos un poco mas lanzados. Raquel se pegó a mi de manera frontal y nos unimos en un beso con lengua que significó mucho. No estaba muy cómodo forzando su embarazo pero la quería, no como quiero a Rocío pero si con locura, y el beso demostró que ambos nos amábamos. Entre ambas me quitaron la camiseta que llevaba esta tarde en casa y pasé a besar a Rocío mientras miraba en sus ojos intentando sacar algo mas de información de su interior. Ver si en su mirada encontraba mas pistas sobre que le parecía esta situación. Pero en su mirada no encontré mas que pasión. Cuando dejé de mirar a Rocío a los ojos me di cuenta que Raquel ya se había quitado la cazadora y el top y sus maravillosos senos, ya no tan firmes desde su embarazo pero aun maravillosos, estaban al descubierto pues no llevaba sujetador. Ambas llevaron sus manos a mis pantalones y entre risas me los hicieron quitar quedándome yo en calzoncillos. Besé las tetas de Raquel y la miré a los ojos.

– Y que tengas que montar este pollo para que sepas que te quiero – dije mientras me quitaba Rocío el calzoncillo.

Raquel se avergonzó un poco pero pronto se espabiló. Yo me recosté en la cama y Rocío se arrodilló en esta para empezar a hacerme una mamada mientras Raquel se quitaba la falda y luego se subía a la cama por mi otro costado. Se unió Raquel a la mamada que Rocío me estaba dando y mientras una besaba mis huevos la otra se metía la polla en la boca. Yo dedicaba todo el tiempo a tocar las tetas de Raquel que estaban al aire y acariciar el pelo de Rocío. En un momento en que Raquel agarró mi polla bastante posesivamente, Rocío se acercó a mi. Se bajo la copa del sujetador y puso una de sus tetas en mi boca mientras Raquel se dedicaba a chuparme la polla. La mano que antes estaba en el cabello de Rocío paso a acariciar su coñito sobre la braguita. Rocío empezó a gemir con mi dedo sobre su ropa interior y yo me uní a ella gracias a la maravillosa mamada que Raquel me estaba dando. Como siguiera así mucho tiempo no iba a embarazarla pues acabaría eyaculando en su boca. Rocío tomó el testigo de Raquel con mi polla en su boca y esta y yo nos unimos en un beso de tornillo que fue luego acompañado por pequeños besitos en la boca.

– Más allá de embarazarme echaba de menos estos ratos con vosotros dos – dijo Raquel – Os quiero mucho más de lo que os imagináis

– Yo la verdad es que estoy también lo echaba algo de menos - dije

– Y yo – intuimos que dijo Rocío sin sacarse la polla de su boca

– ¿Porque no me la mamáis entre las dos? - sugerí

Ambas se sonrieron y agarrando la polla con una de sus manos empezaron a pasar las lenguas por mi polla. Raquel se centró mas en el tallo y Rocío mas en el capullo aunque tras un ratito ambas se encontraron en una zona intermedia y sus lenguas empezaron a jugar. Rocío agarró mi polla y mientras me la pajeaba un poco ellas dos se dedicaron a besarse con pasión.

– Te quiero – le dijo Raquel a Rocío mirándola fijamente

– Y yo a ti amor – dijo Rocío

Tras la declaración de amor ambas se dieron cuenta que yo seguía allí y Raquel chupó mi polla un poco mas mientras Rocío besaba mi pecho. Tras un buen rato mas chupando yo ya no podía mucho mas y se lo dije a estas.

– Te toca cariño – dijo Rocío

Y guiando el coño de su amiga a mi polla la hizo sentarse sobre esta mirando hacia mi. Mientras Raquel me cabalgaba yo tenía el coño de Rocío sobre mi cara para que pudiera chuparlo. La follaba cada vez mas a lo bestia y los gemidos apenas me permitían chupar el coño de Rocío pero lo intentaba. La poca visión que me permitía el cuerpo de Rocío si me dejó ver como Raquel aprovechaba para besar y mamar las tetas de mi mujer. Estuvo Raquel unos diez minutos cabalgando hasta que la avise que iba a eyacular.

– ¡SI! - grito – Hazlo ya, lléname de leche, déjame embarazada, haz que sea madre de tu hijo

– Eso cariño – dijo Rocío – Haz que nuestra amiga se una a nosotros de por vida

– Voy – dije en cuanto eché mi primer chorro.

Cada uno de mis chorros fue recibido por Raquel con un maravilloso orgasmo y con palabras de verdadero amor.

– Gracias cariño – dijo Raquel tras recuperarnos

– De nada – dije

– Y gracias a ti también – dijo besando a Rocío

Se fue sola a la ducha, se vistió y tras besarnos se marchó. El resto de la tarde y noche Rocío y yo nos comportamos como si no hubiera pasado nada. Cuando nos fuimos a dormir a mi me costo quedarme dormido de las vueltas que le daba.

02. Semana del 8 al 14 de Marzo

El lunes en la oficina todo fue muy tranquilo. Aguanté hasta las siete de la tarde cuando vino Raquel para que me la follara de nuevo de cara a dejarla embarazada. Fue muy mecánico y falto de pasión. No os engañéis, me gustó, pero no fue el mejor polvo con ella ni mucho menos. Al llegar a casa cené, vi un poco la tele y me fui a la cama sin hacerle el amor a Rocío.

El martes trabajé de nuevo hasta tarde. Y de nuevo recibí una visita. En este caso de Ana. Lo cierto es que Ana me calentaba mucho. No era mas guapa que Raquel o Rocío ni siquiera quizás que María pero si que era mucho mas ardiente. Cuando la veía por la oficina siempre me la imaginaba apoyada en mi mesa y conmigo follándola desde atrás. Siempre que notaba que la miraba me provocaba con sutileza y desde que se enteró que me gustaban las botas no había dejado de llevarlas ni un solo día. Y lo hacía todo para calentarme. Así cuando entró por la puerta no me sorprendió nada verla tal y como iba vestida. Es día había ido a trabajar con vaqueros y botas por fuera de estos pero se había cambiado y ahora parecía que iba de fiesta. Llevaba una falda hasta la rodilla negra como de gamuza con un top metálico dorado de manga corta y cuello alto. En los pies unas botas negras con mucho tacón bastante elegante.

– Parece que vas a salir por ahí

– Voy a salir por ahí – dijo – He quedado para cenar y luego salir con mis amigas

– Ya – dije

– Y quería que mi hombre me follara antes

– Tu hombre es Rubén – dije un poco pasota

– Rubén será mi marido. Pienso en el para ser el padre de mis hijos, el hombre con el que pasear los domingos y esas cosas. Cuando quiero ir de cena y notar que mis bragas están mojadas de semen, mi hombre eres tú.

Yo sonreí pues estaba un poco loca la chica

– Ven aquí entonces – dije moviendo un poco mi silla - De todas formas yo creía que cuando salías por ahí de juerga se suponía que los cuernos al novio debían ser en una discoteca con un desconocido y borracha

– Eso es lo que hacen las que no tienen la suerte de tener una polla a su disposición

– ¿Crees que estoy a tu disposición? - dije con tono enfadado

Ella pareció ponerse nerviosa al notar mi enfado

– Lo siento, lo siento – dijo sentándose en mi regazo

Yo la miraba sin bajar mi aspecto de cabreo

– La que está a tu disposición soy yo – dijo

Yo me eché a reír

– Que era broma, tonta – dije - ¿Lo dejamos en que a los dos nos gusta poder disponer del otro?

Ella me miró a los ojos con una mezcla de enfado y sensualidad. Pasó a besarme con gran intensidad y yo correspondí el beso. Nuestras lenguas jugaban a una batalla por ocupar la boca del otro que no parecía tener cuartel. Las pocas veces que nuestras bocas se separaban de la del otro ella me decía que era una maravilla poder pasar estos ratos conmigo y que le encantaba el amante que se había echado. Tras un rato mas besándonos se levantó.

– Necesito que me folles para ir con mis amigas llena de tu semen – dijo mientras se quitaba el top dejando al descubierto sus pechos sin sujetador.

Yo me levanté y abrazándola llevé mi boca a sus pechos para lamerlos y mamarlos durante un buen rato. Ella acariciaba mi pelo con sus manos acercando mas mi boca a sus pezones. Tras un rato dándole la merienda a sus tetas pasé a besarla de nuevo en la boca mientras mis manos poseían su culo. Ambas manos suyas estaban en mi cuello y yo con una erección ya bastante grande llevé su mano derecha a mi paquete. Ella me empujó sobre mi silla y yo caí en ella haciendo que las ruedas movieran esta unos centímetros hacia atrás. Ella se arrodilló delante mío y desabrochó mi pantalón. Mientras lo hacía yo tocaba su culo echado sobre ella y besaba su boca. Ella empezó a acariciar mi polla y a llevársela a la boca desde debajo de la mesa. Yo mientras me quité el polo y acaricié su cabeza. Las mamadas que hacía Ana eran espectaculares y es que era una bomba sexual. Con pinta de buena chica y responsable en el trabajo pero una bomba en la intimidad. Tras un rato mamándomela se subió la falda a la cintura y dejó a la vista una tanguita negro no muy grande. Se lo quité y una vez ya sin el ella se sentó sobre mi, mirándome a los ojos mientras la penetraba. Una vez estuvo totalmente penetrada se movió un poco circularmente y, tras unos segundo así, empezó a cabalgarme. Daba unos saltitos pequeños pero muy frecuentes que no tardaron mucho en ser sustituidos por una especie de balanceos con el mecanismo de mi silla. Mientras nos balanceábamos nuestras bocas estaban unidas en un beso con muchísima pasión. Tras un rato follando así la levanté y la puse de espaldas sobre mi mesa haciendo que abriera las piernas. Su coño quedaba en el borde de la mesa y yo empecé a penetrarla muy duramente hasta que ella empezó a correrse y, con el masaje que su vagina ejercía en mi polla, yo me corrí en su interior. La dejé cargada de semen y ella rápidamente se levantó para ponerse el tanga.

– Hoy no me aseo – dijo sonriendo.

Yo me senté en la silla y ella se sentó en mi regazo, aun solo con las botas y la falda arrugada en su cintura. Nos estuvimos un rato besándonos.

– Mi madre te quiere conocer – dijo

– ¿Tu madre? ¿Como jefe?

– Como amante

– ¿Se lo has contado a tu madre? ¿Que va a pensar de mi?

– Si se lo he contado y piensa que eres mi macho. Mi amante. No te preocupes. Nos contamos todo. Ella sabe de ti y yo se de su amante desde hace veinticinco años. Pero eso ya te lo cuento otro día.

Y dándome un nuevo beso cogió su top, se lo puso y, bajándose la falda se acercó a la puerta para irse. Yo me quedé un poco rallado y, habiendo perdido toda la concentración, me vestí, me asee un poco y me fui a casa a cenar con Rocío y pasar el resto de la noche. Esa noche, sin muchas fuerzas, la hice el amor.

El miércoles, tras dos días trabajando hasta tarde y eso significaba dedicar menos tiempo a la mujer a la que de verdad amaba, Rocío. O a la que amaba mas porque María y Raquel también tenían un pedazo de mi corazón. Esa tarde tras un día de trabajo de lo mas normal fui a casa y me llevé a Rocío a dar una vuelta, cenar y, al volver a casa, hacer el amor lentamente.

No se como el jueves llegué a la oficina a las nueve y media sin enterarme de nada. Iba saludando a la gente y solo recibía frías respuestas. Cuando entré en mi despacho mi secretaria entró tras mi y preguntó si me había enterado. La secretaria que sustituyó a María ya llevaba casi dos años conmigo. Era muy joven, tenía 23 años y se llamaba Pilar. Me conocía perfectamente y por como estaba yo ese día me dijo que pusiera la tele. Al ponerla me encontré con todos los canales tratando un atentado terrorista en Madrid en varios trenes con información muy confusa en esos momentos. Tras mirar la tele durante tres minutos me paré un segundo a pensar. Fue un atentado a los trenes de cercanías y lo primero que pensé es si viajaba en ellos alguno de nuestros trabajadores. Pilar me contó que había sido antes de las ocho y me tranquilicé pues entrando nosotros a las nueve y media parecía un poco pronto para que hubiera trabajadores nuestros. Lo siguiente que pensé fue en el atentado en si. Mas de cien muertos parecían una burrada. Debí estar unos quince minutos pensando con Pilar de pie mirándome.

– Llama a Raquel, Mike, Marga, Alberto y María para que vengan a las diez – dije -Y traeme un café porfi.

– Ahora mismo – dijo antes de salir de mi despacho cerrando la puerta.

Tras mirar un rato la tele de mi despacho decidí llamar a Rocío. Necesitaba oír su voz. Parece una tontería pero en momentos de crisis oírla me calmaba. Al rato llegaron todos y ya con un café estuvimos viendo que hacer, como podíamos ayudar con empresa a la ciudad de Madrid y si alguno de nuestros trabajadores estaba afectado directa o indirectamente. María como directora de recursos humanos se encargaría de coordinar un comité de crisis con Alberto y Marga ayudándola. Por lo demás decidimos seguir trabajando con toda la normalidad que la situación nos permitiera. A la hora de comer fuimos todos juntos a un restaurante donde cogimos un reservado para recibir un briefing de María. Ningún empleado nuestro había muerto o fue herido en los atentados. Aunque varios se vieron afectados ya que usaban el tren como transporte al trabajo. Tres trabajadores tenían familiares de tercer grado entre los afectados. Dos heridos, de distinta gravedad, y un tercero que aun no se sabía nada de el. Comentó María que el caos en muchos hospitales era grande y encontrar a un herido era difícil. Decidimos dar la tarde y el viernes libre a los trabajadores con familiares afectados. Ese día me comentaron que no es que la gente estuviera trabajando mucho pero era normal. Nosotros tampoco lo estábamos haciendo. Tras comer seguí en mi despacho mirando las noticias. Casi a la hora de irnos me llamó María para darme una buena noticia y es que el tercer familiar de uno de nuestros trabajadores al final había sido encontrado en un hospital en estado no extremadamente grave. Lógicamente no podía hacer nada en la oficina así que me fui a casa y puse la tele para ver, sin parar ni un segundo hasta las doce de la noche cuando me fui a la cama. Rocío a mi lado comentaba conmigo el asunto y a veces recibíamos llamadas de amigos y familiares. Un día duro para la ciudad de Madrid.

El viernes la oficina no estaba recuperada del shock del día anterior. Pero tampoco estaba tan mal como el día anterior. Tan zombie. Tras sacar algo de trabajo, aunque aun con la tele encendida en mi despacho el día entero, me fui a comer con Rocío y mis padres. Estuvimos comiendo, os podéis imaginar en torno a que giraba la conversación, y luego fuimos los cuatro juntos a la manifestación contra el atentado. Tras la manifestación nos fuimos a casa a descansar.

El sábado pasé toda la mañana leyendo y por la tarde nos fuimos Rocío y yo a cenar y luego al cine. Esa noche al llegar a casa hicimos el amor.

El domingo eran las elecciones generales. Yo fui a votar y luego me fui a casa. Mi padre y Mariano me habían enseñado a ser muy moderado y sobre todo a no ser de ningún partido y no mostrar preferencias en público. Eso, entre otras cosas implicaba que debía comprar varios periódicos de distintas corrientes y leerlos. Tanto la empresa de mi padre como la de Mariano tenían una política que era no trabajar para administraciones. Cuando lo hacías acababas dependiendo de un partido político y, si perdían, perdías los contratos. Esa misma política la terminé aplicando yo a mi empresa. Así, el resultado de las elecciones no era algo que me preocupara mucho. La vida seguiría siendo igual. Los miembros de los partidos piensan que el mundo se acaba si gana el otro y no ganan ellos pero al final en un mundo tan globalizado lo que hagan los gobernantes en España tampoco influye tanto. Aunque es bueno que ellos si crean que son importantes.

03. Semana del 15 al 21 de Marzo

Tras el 11-M y las elecciones generales todo pareció volver a la normalidad. Más que a la normalidad yo casi diría que a la monotonía. De lunes a miércoles fueron días de lo mas normal en la oficina y fuera de ella no pasó mucho mas allá de lo mas normal. El lunes cenamos en casa de mis padres y el miércoles con Laura y Antonio pero cenas muy normales y las noches a dormir sin hacer el amor o tras polvos rutinarios.

El jueves por la mañana estaba trabajando cuando María vino a mi despacho y estuvimos un rato hablando acerca del nuevo director que íbamos a contratar para Barcelona. Estaba casi decidido que fuera un chico de treinta años llamado Jordi y que tenía experiencia en dirección de equipos de distinto tamaño. A la hora de comer María tenía que volver a casa ya que iba a recibir una nevera nueva. Me comentó que ahora que tenían buenos sueldos querían renovar algunos electrodomésticos y comprar una nevera un poco mas grande ahora que eran cinco era un prioridad. Mientras instalaban la nevera nosotros tomábamos unos sándwiches que habíamos comprado en un Rodilla. Una vez se fueron los operarios fuimos al salón a hablar. María se acercó a mi y nos besamos con pasión. Ese día iba muy guapa. Su cambio en dos años había sido sensacional. Seguía siendo la misma mujer dulce y sencilla pero con la influencia de Raquel y Rocío ahora vestía mucho mas juvenil que antes. Creo que fue mas la influencia de Rocío. María quería mucho a las dos pero creo que la influencia de Rocío en el cambio de vestuario fue mayor. Al fin y al cabo María y Raquel eran amigas desde mucho antes y su vestuario no cambiaba. En Raquel María veía a una mujer en principio mas agresiva y eso probablemente no es lo que buscara ser pero Rocío, si bien era ardiente y sexy, era mucho mas dulce y la forma en la que consiguió compenetrarse con su hija Elena no lo había conseguido Raquel en años. Llevaba un traje de chaqueta de una especie de tejido invernal que a lo lejos parecía rosa aunque de cerca se podían ver unos pequeños cuadraditos blancos que suavizaban un poco el color. Debajo de la chaqueta llevaba una camisa rosa sedosa. En sus pies unos zapatos negros de unos cuatro centímetros de tacón y un cinturón del mismo color bastante ancho sujetaba la falda de su traje. Tras estar un rato besándonos ella se puso detrás mía y empezó a acariciar mi pecho. Tras un rato así se quitó la chaqueta y yo aproveché para darme la vuelta. Mientras nuestras bocas volvían a unirse en un amoroso beso lleno de pasión sus manos jugaban con mi pecho y mi abdomen. Las mías tocaban a ratos sus pechos y a ratos masajeaba su precioso trasero. Para no ir al gimnasio, como si iban Raquel, Rocío, Belén y Ana, tenía un buen cuerpo. Tras un rato ella se fue agachando mientras acariciaba mi cuerpo hasta que su boca estaba a la altura de mi entrepierna. Con su lengua estuvo jugando sobre mi pantalón a la altura de mi polla. El masaje que daba a esta era sensacional. Bajó mi cremallera y sacó mi polla llevándosela inmediatamente a la boca para darme una buena mamada. Alternaba pequeñas chupadas a mi polla para luego metérsela en la boca y chupármela mientras con su mano derecha me pajeaba un poco la polla. Yo acariciaba su cabello mientras ella me la chupaba y a veces la apretaba un poco mas contra mi polla. Aunque solo fuera para que no llevara solo ella las riendas del asunto. La mamada estaba siendo tan buena que me quedaba poco para correrme y se lo hice saber. La hice levantarse y la besé llevándola junto a la mesa del comedor. Allí la levanté la falda hasta la cintura y puse una de sus pies sobre la mesa y la otra sobre una de las sillas del comedor. Al subirla la falda pude ver sus preciosas braguitas blancas. Ni muy pequeñas ni muy grandes. Ni sexuales ni frígidas. Moví una de las sillas y me senté en ella quedando a mi disposición una de las mejores comidas que me habían servido nunca en esa mesa. Con delicadeza y amor empecé a chupar su coñito por encima de la braga mientras ella se acariciaba las piernas con una mano y jugaba con mi pelo con la otra. Yo usé una de mis manos para apartar su braguita y que mi boca pudiera tener acceso directo a su coño. A ratos sacaba mi boca de su coñito para meterla un par de dedos en el y mirarla a los ojos.

– ¿Te gusta amor? - la dije

– Me encanta cariño – dijo – Nadie me hace el amor como tu

Tomé esto como un pistoletazo de salida y levantándome acerqué mi polla a su coño. Una vez la tuve penetrada ella puso la pierna que tenía sobre la silla en mi hombro y la que tenía en la mesa la puso alrededor de mi cintura. Tras un rato penetrándola así empezamos a besarnos y nuestras lenguas no dejaron de jugar ni un segundo en la boca del otro. De verdad ese día estábamos haciendo el amor. Nada de violentas acometidas, solo dulzura y penetraciones lentas y profundas. Tras un rato con ella gimiendo y ambos declarándonos nuestro amor yo me levanté y me senté en la silla que estaba mas cercana a mi. Ella al bajar de la mesa me pajeó un poco la polla y luego se la metió unos segundos en la boca antes de sentarla sobre mi dándome la espalda. Saltaba poco a poco sobre mi polla y yo empecé a gemir mucho uniéndome a ella en estos. Ambos nos decíamos cosas bonitas en pleno polvo y las penetraciones eran cada vez mas rápidas. Estuvo saltando un rato y yo estaba a punto de correrme. Notaba que a ella no podía faltarla mucho y no me aguanté corriéndome en su interior. Los chorros de mi semen iban entrando en su cuerpo y ella no parecía correrse llevé mi mano a su coño y con una de las últimas embestidas de mi polla y la ayuda de mi mano ella termino de correrse. Acabó sentada sobre mi y ambos nos besamos con pasión durante un rato. Tras el beso nos metimos juntos en la ducha. Limpiábamos nuestros cuerpos mojados y yo la hice levantar hasta que la pude empalar. La agarraba por las piernas y la penetraba mientras ella saltaba sobre mi polla. Nos besamos con ternura mientras hacíamos esto pero pronto la bajé. No nos daba tiempo a echar otro polvo. Salimos de la ducha, nos vestimos y nos fuimos rápido de la casa pues eran ya las cuatro y en un cuarto de hora llegaría la chica que la ayudaba con su hijas. Mejor no tener que dar muchas explicaciones. El resto de la tarde en la oficina fue muy normal y, puesto que al día siguiente era fiesta, Rocío y yo salimos a cenar fuera y tomar una copa con Laura y Antonio.

Era fiesta el viernes, el día del padre, y decidimos aprovecharlo para comer con Mariano, que para algo era mi nuevo padre, y Manuela. Esta vez no fuimos a su casa sino que ellos vinieron a la nuestra. El día estuvo bien y a eso de las once, tras cenar de tapas por nuestro barrio, se volvieron a su casa.

El sábado era el cumpleaños de María Rosa, la cuñada de Rocío, y fuimos a casa de ella a comer. Estaba Diana y familiares de María Rosa y amigos de Jorge y la cumpleañera. A pesar de ser nosotros los menos cercanos el cumpleaños no estuvo mal. La regalamos un vestido apto para ir a trabajar pero también para una salida de fin de semana tranquila. Esa noche no llegamos tarde a casa y tras ver una peli en DVD nos fuimos a la cama.

El domingo Rocío y yo pasamos el día en pareja. Todo iba normal hasta que a las ocho llamó Raquel. Estuvo un rato hablando con Rocío. Esta colgó y me miró.

– Tiene la regla – dijo

Yo la miré a los ojos

– ¿Y ahora? - pregunté

Rocío se acercó a mi y se subió sobre mi.

– Ahora tendrás que volver a follártela cuando tenga un día fértil

Yo moví la cabeza como mostrando mi sorpresa por su locura mientras ella acariciaba mi pelo. Tras un rato jugando con el me beso y me llevó a la cama donde hicimos el amor. Una vez acabamos de follar nos fuimos a cenar fuera. Esa noche, tras volver a casa, hicimos el amor una vez mas.

04. Semana del 22 al 28 de Marzo

El lunes estuve en la oficina hasta las doce de la mañana cuando me fui con Alberto al aeropuerto para irnos unos días a Barcelona. Tocaba viajar mucho a Barcelona para montar la oficina de allí. Llegamos hacia las tres, tras comer algo en el avión, y fuimos directamente al hotel para instalarnos. A las siete firmamos el contrato con el chico que iba a dirigir nuestra empresa en Barcelona y nos fuimos a cenar con el. Estaba en ese momento sin trabajo pues volvía a Barcelona tras tres años trabajando en Londres y podía empezar a trabajar con nosotros al día siguiente. Tras la cena nos fuimos al hotel no muy tarde y tras hablar con Rocío durante una media hora ya metido en la cama me fui a dormir.

El martes lo pasamos enteramente explicando como estaba organizada nuestra empresa y viendo cual iba a ser su papel. Le tocaría liderar a un equipo que llevaría nuestras empresas de importaciones, otro que vería oportunidades para abrir negocios de nuestras tiendas y un tercer equipo de apoyo general como facturación y esas cosas. Comimos con el y luego ya para cenar nos fuimos Alberto y yo con Pablo. Esa noche llegué algo mas tarde al hotel, poco después de la medianoche, y no pude despedirme de Rocío. Aunque había hablado un par de veces con ella ese día. Siempre la llamaba cuando estaba fuera para hablar con ella pero cada vez me sentía mas enganchado y su voz era lo que me hacía ser feliz. Los cinco minutos que ese día pude hablar con ella en el taxi de camino a la cena con Pablo fueron lo mejor del día.

El miércoles tras desayunar estuvimos un pequeño rato con Jordi y el ya se quedó con las llaves de la oficina para ir preparándolo todo. La idea era empezar en Abril ya tener un pequeño equipo montado con el, una recepcionista/secretaria e ir poco a poco completando el equipo. Alberto y yo volveríamos la semana siguiente. A las dos cogimos el vuelo de vuelta a Madrid y, tras comer también en el avión, nos fuimos directamente a la oficina para comentar con Mike, Raquel y María como había ido todo. A las seis en punto me fui para recoger a Rocío y, tras pasar por casa para dejar la maleta, irnos a disfrutar un rato de la tarde y noche juntos. Tras pasear y cenar juntos nos fuimos a casa yendo a la cama directamente.

El viernes en la oficina fuimos viendo con la gente que se iba a ir a Barcelona, un par de comerciales de cada una de nuestras empresas de importaciones, como iba a ser allí su trabajo pues dependerían de Madrid pero también debían apoyarse en el equipo que allí se estaba montando. A la hora de comer vino Rocío y con Raquel y María comimos juntos antes de acompañar a María a por las niñas. Pasamos la tarde con ellas hasta que llegó Arturo. Una vez este vino de trabajar hacia las siete nos fuimos todos a dar una vuelta y cenar. De la cena cada uno a su casa y Rocío y yo descansamos antes de irnos a hacer el amor y dormir.

El sábado era la fiesta del cumpleaños de Juan, el marido de Belén, un momento del año que odiaba. Mike, Raquel y yo estábamos invitados todos los años pero Mike y Marga se libraron ese año por el pequeño Miguel. Siempre me sentía un poco objeto en su cumpleaños pues Juan daba demasiada importancia a la pasta y vacilaba de socios forrados. Si iba a la fiesta era por Belén. Desde luego no por el. Al final lo pasamos lo mejor que pudimos y al llegar a casa echamos un polvo para desestresarnos.

El domingo no teníamos mucho planeado pero hacia las once me llamó Mike para comentarme una idea y acabamos quedando en ir a verles y hablarlo también con Marga y, ya de paso, ver al pequeño Miguel. Fue una pasada de día. Mike era como un hermano. No llegaba al punto de Antonio pero casi. Quizás mas que un hermano Mike era un primo muy cercano... en todo caso era un buen amigo y con Marga tanto Rocío como yo nos llevábamos genial. Estuvimos con ellos desde las dos hasta las once cuando ya nos volvimos a casa y fuimos directos a hacer el amor.

05. Semana del 29 de Marzo al 4 de Abril

Volvía a Barcelona el lunes con Alberto y esta vez también se venían, ya para quedarse, los dos comerciales que iban a trabajar desde allí. Uno de nuestra empresa de importación de comida y otro de la de importación de calzado. Ambos eran catalanes y estaban encantados con volver a su casa. La chica comercial de nuestra empresa de importación de comida además sería subdirectora de la oficina. Ese día dimos la mañana libre, tras llegar a las doce e instalarnos todos en el hotel excepto la subdirectora que tenía casa en Barcelona. El otro comercial, el de la empresa de zapatos, era de Girona y ya tenía casa alquilada pero no podía entrar hasta el jueves día uno. Por la tarde les presentamos a Jordi y esa noche cenamos todos juntos. A las once estábamos de vuelta en el hotel para descansar y empezar un día duro de trabajo al día siguiente. Yo aproveché para llamar a Rocío y hablar con ella media horita antes de irme a la cama.

Martes y Miércoles fueron dos días de trabajo bestial en la oficina de nueve de la mañana a nueve de la noche. A las nueve de la noche cada uno se iba por su lado para cenar con amigos o descansar. Alberto y yo, a este ya le consideraba un buen amigo, aprovechábamos para cenar y charla entre nueve y once. El martes lo hicimos con Pablo y el miércoles el y yo solos en el hotel. Todos los días llamaba a Rocío antes de irme a la cama y el miércoles me comunicó que le había bajado la regla. Aun no estaba embarazada.

El jueves Alberto y yo nos volvíamos y los dos trabajadores que se iban a establecer en Barcelona los tenían libres para organizar un poco su vida en la nueva ciudad. A partir del lunes ya trabajarían de manera normal desde la nueva oficina de Barcelona. Llegamos a Madrid poco antes de comer y fuimos con María, Marga, Mike y Raquel a comer para contarles lo acontecido esos días. Esa noche cené con Rocío y al llegar a casa no pudimos hacer el amor pues ella seguía con la regla pero estuvimos besándonos y acariciando nuestros cuerpos durante mas de una hora en la cama. Hicimos el amor sin penetración.

El viernes cenamos con María y Arturo en casa de estos pues a nosotros nos apetecía pasar un rato con las niñas y a ellas con nosotros. Todo muy normal. Rocío ya no tenía la regla esa noche e hicimos el amor.

El sábado lo pasamos en casa de mis padres visitando su club y comiendo allí mientras que cenamos en un restaurante desde el cual nos volvimos a casa para hacer de nuevo el amor.

El domingo no tenía planes pero Rocío si. El plan era que volviera a follarme en un trío a Raquel con vistas a dejarla embarazada. A las cinco llegó Raquel. Yo estaba en el sofá y la abrió Rocío. Se acercó a mi y me dio un beso en la boca.

– Gracias por hacer esto – dijo

– Dáselas a tu amiga – dije sonriendo

Ambas se rieron y de la mano, con Rocío en cabeza, se fueron del salón camino a la habitación. Yo me iba a levantar pero ellas me dijeron que me quedara y que ya me llamarían. Tras unos minutos me llamaron y cuando llegué me encontré a Raquel sentada sobre un mueble de nuestra cama, desnuda excepto por una braguita negra con los bordes en rojo, y a Rocío, también desnuda con una braguita azul, a su lado de pie.

– Quitate te lo pantalones – dijo Rocío en cuanto llegué a la puerta.

Lo hice rápidamente quedando solo con mi polo y calzoncillos y me acerqué a ellas. Rocío se puso entre las piernas de Raquel y ambas se miraron con gran sensualidad mientras Rocío acariciaba mi abdomen. Raquel agarró a Rocío y llevó la boca de esta a sus tetas. Rocío se las mamo durante unos segundos hasta que se terminó por apartar y Raquel cogiéndome de la mano me acercó a ella y me puso sus pechos a mi disposición. Yo los empecé a chupar y Rocío se puso detrás mía y empezó a levantarme la camiseta con la intención de quitármela. Como mi boca estaba en las tetas de Raquel no podía sacármela y decidió arrodillarse para bajarme el calzoncillo y meter mi polla en su boca mientras yo seguía prestando la atención que requerían las tetas y la boca de Raquel. Y es que aunque delante de ti tengas a una mujer de bandera, si a esa mujer la quieres, a veces abandonas sus deliciosos pezones por un simple beso en su boca. Mientras Raquel y yo nos besábamos mi mano acompañaba el movimiento de Rocío sobre mi polla. Hice a Raquel bajarse del mueble y a Rocío levantarse. Ya con los tres de pie ellas se unieron en un beso con lengua maravilloso mientras yo jugueteaba con las tetas de ambas. Rocío apoyó a Raquel sobre el mueble en el que antes estaba sentada y se agachó para bajarla un poco la braguita, dejándola a medio muslo, y chupar un poco su coñito. Tras darle unas lamidas se levantó y jugamos a besarnos entre los tres. A veces yo con Raquel, otras con Rocío y otras ellas dos pero siempre las manos de los tres muy activas acariciándonos. Pusé a Rocío de espaldas junto a mi y esta se bajó la braguita mientras yo acariciaba sus pechos. Raquel viendo a su amiga también termino de despojarse de las suyas. Ambas se arrodillaron frente a mi y empezaron a jugar con mi polla. Primero con las manos, luego turnándose con la boca y por último compartiéndola en un espacio intermedio. Raquel era la mas activa y parecía ese día estar marcando el ritmo agarrando a Rocío del pelo para juntarla y apartarla de mi polla. Ya se parecía mucho mas a la Raquel que conocía y amaba. Una diosa del placer con personalidad, una maravilla de mujer. Siguieron un buen rato mamándome la polla y yo estaba en el cielo. Menos acojonado que cuatro semanas antes cuando no sabía muy bien que estaba pasando.

– Os voy a decir sola una cosa – dije mientras cada una ponía sus labios a un lado de mi polla – Hoy al menos lo estoy disfrutando. El otro domingo me acojonasteis.

Las dos me miraron a los ojos dejando la mamada y me sonrieron. Raquel seguía con la mano en mi polla acariciándola mientras Rocío acariciaba mi culo con la mano derecha y la nuca de Raquel con la izquierda. Raquel, sin soltar mi polla y sin decir ni mu, se puso en pie y me beso castamente. Tras el beso tiro de mi pene y me llevó junto a la cama tirándome sobre ella. Rocío se subió a la cama de rodillas a un costado mio y empezó a acariciarme la polla. Raquel parecía indecisa. No sabía que hacer. Parecía que se iba a arrodillar delante mía pero al final acabó subiéndose a la cama a mi otro lado. Claro que para entonces Rocío ya tenía mi polla en su boca. Ambas se fueron turnando mamándome un poco la polla mientras yo llegaba a un nivel de calentamiento bastante grande. Raquel dejó que Rocío se montara sobre mi y con una pierna a cada lado de mi cuerpo empezó a follarme. Me cabalgaba con fiereza y ambos gemíamos como locos mientras Raquel acariciaba su cabello y la daba besos cada cierto tiempo.

– Es veros follar y sentir envidia – dijo – Sois tan perfectos

– No empieces con celos – dije sonriendo

– Esto no son celos – dijo sonriendo – No sabes lo feliz que me hace ver lo perfectos que sois el uno para el otro y que me dejéis participar en estos momentos. Es gratitud extrema

Yo mientras seguía follando y Raquel, tras su discurso se acercó a besarme. Cuando la tuve cerca la abrace y, abrazando también a Rocío convertí ese momento en nuestra mejor unión.

– No voy a aguantar mucho mas – dije

– Entonces te toca – dijo Rocío bajándose de mi

Una vez me descabalgó ayudo a su amiga a montarme, esta vez mirando hacia afuera, con las plantas de los pies en la cama. Mientras ella botaba sobre mi polla Rocío la decía cositas al oído que no era capaz de escuchar y besaba sus pezones. El polvo no duró mucho, estábamos para disfrutar pero principalmente para dejar embarazada a Raquel. Tras un rato mas de penetración avisé que me iba a correr y descargué en el interior de ella. Mi corrida hizo que Raquel explotara en un maravilloso orgasmo en cuanto notó mis fluidos y que a Rocío se le iluminara la cara. Me costaba creerlo pero estaba encantada con que hiciéramos ese favor a nuestra amiga. Tras la follada estuvimos un rato tumbados en la cama intercambiando besos entre todos. A eso de las siete Raquel se levantó de la cama y, sola, se fue a la ducha. Una vez aseada y vestida nos dio un beso a cada uno y nos dejó tumbados en la cama. Aun estuvimos Rocío y yo tres cuartos de hora mas en la cama juntos, mirándonos y besándonos antes de ducharnos juntos e irnos a cenar fuera. Esa noche, cuando fuimos a la cama no hicimos el amor. Ya habíamos tenido suficiente.

Mas de relatador74

Mi historia (81: Septiembre 2007)

Mi historia (80: Agosto 2007)

Mi historia (79: Julio 2007)

Mi historia (78: Junio 2007)

Mi historia (77: Mayo 2007)

Mi historia (76: Abril 2007)

Mi historia (75: Marzo 2007)

Mi historia (74: Febrero 2007)

Mi historia (73: Enero 2007)

Mi historia (72: Diciembre 2006)

Mi historia (71: Noviembre 2006)

Mi historia (70: Octubre 2006)

Mi historia (69: Septiembre 2006)

Mi historia (68: Agosto 2006)

Mi historia (67: Julio 2006)

Mi historia (66: Junio 2006)

Mi historia (65: Mayo 2006)

Mi historia (64: Abril 2006)

Mi historia (63: Marzo 2006)

Mi historia (62: Febrero 2006)

Mi historia (61: Enero 2006)

Mi historia (60: Diciembre 2005)

Mi historia (59: Noviembre 2005)

Mi historia (58: Octubre 2005)

Mi historia (57: Septiembre 2005)

Mi historia (56: Agosto 2005)

Mi historia (55: Julio 2005)

Mi historia (54: Junio 2005)

Mi historia (53: Mayo 2005)

Mi historia (52: Abril 2005)

Mi historia (51: Marzo 2005)

Mi historia (50: Febrero 2005)

Mi historia (49: Enero 2005)

Mi historia (48: Diciembre 2004)

Mi historia (47: Noviembre 2004)

Mi historia (46: Octubre 2004)

Mi historia (45: Septiembre 2004)

Mi historia (44: Agosto 2004)

Mi historia (43: Julio 2004)

Mi historia (42: Junio 2004)

Mi historia (41: Mayo 2004)

Mi historia (40: Abril 2004)

Mi historia (38: Febrero 2004)

Mi historia (37: Enero 2004)

Mi historia (36: Diciembre 2003)

Mi historia (35: Noviembre 2003)

Mi historia (34: Octubre 2003)

Mi historia (33: Septiembre 2003)

Mi historia (32: Agosto 2003)

Mi historia (31: Julio 2003)

Mi historia (30: Junio 2003)

Mi historia (29: Mayo 2003)

Mi historia (28: Abril 2003)

Mi historia (27: Marzo 2003)

Mi historia (26: Febrero 2003)

Mi historia (25: Enero 2003)

Mi historia (24: Diciembre 2002)

Mi historia (23: Noviembre 2002)

Mi historia (22: Octubre 2002)

Mi historia (21: Septiembre 2002)

Mi historia (20: Agosto 2002)

Mi historia (19: Julio 2002)

Mi historia (18: Junio 2002)

Mi historia (17: Mayo 2002)

Mi historia (16: Abril 2002)

Mi historia (15: Marzo 2002)

Mi historia (14: Febrero 2002)

Mi historia (13: Enero 2002)

Mi historia (12: Diciembre 2001)

Mi historia (11: Noviembre 2001)

Mi historia (10: Octubre 2001)

Mi historia (09: Septiembre 2001)

Mi historia (08: Agosto 2001)

Mi historia (07: Julio 2001)

Mi historia (06: Junio 2001)

Mi historia (05: Mayo 2001)

Mi historia (04: Abril 2001)

Mi historia (03: Marzo 2001)

Mi historia (02: Febrero 2001)

Mi historia (01: El comienzo)