miprimita.com

Mi historia (40: Abril 2004)

en Grandes Series

01. Semana del 5 al 11 de Abril

El lunes Rocío y Raquel decidieron que no iba a tener que tirarme a Raquel. Si. Lo decidieron ellas. Al parecer creían que no debían agobiarme. No es que estuviera funcionando muy bien pues estaba bastante agobiado. Aun así llevaba el día bastante bien cuando recibí una llamada de Rocío.

– Hola cariño – dije tras escuchar su voz

– Hoy – dijo claramente alegre – cenamos con Laura y Antonio.

– Vale – dije - ¿Alguna razón especial?

– Si. Ya lo sabrás.

No podía ser que estuviera embarazada pues no cuadraban las fechas y además sería una noticia mas íntima. El caso es que sin saber que podía estar pasando estuve nervioso toda la tarde hasta que a las nueve llegué al restaurante donde me había citado por sms Rocío. Era un restaurante italiano cercano a su oficina que hacía unas pizzas sensacionales. Cuando llegué los tres estaban ya en el aperitivo y parecían alegres. Yo tras el abrazo a Antonio y los besos a las chicas me senté y les miré intrigados. Ellos sonreían intrigantemente.

– Cariño – dijo Rocío rompiendo el inquietante silencio – Estas casado con la nueva miembro del consejo asesor de la rama de banca privada de mi banco.

A mi se me abrieron los ojos como platos. Sabía que eso era la leche. Antonio lo era desde hace años y normalmente estaba reservado para directores de oficinas con talento y muy rara vez un team leader, que es lo que era Rocío en esos momentos, era nombrado miembro del consejo. Este lo formaban solo quince personas. Me levanté y la besé.

– Felicidades cariño – dije – Aunque te lo mereces

– Significa por un lado que tengo una noche liada al mes con las reuniones del consejo pero sobre todo significa que mi carrera sigue avanzando. De los quince miembros somos tres mujeres.

– Y otra vez la mas joven en ser nombrada miembro del consejo – dijo Laura – Mi niña está marcando un camino para las jóvenes con aspiraciones que va a ser difícil de igualar. Ninguna mujer y solo cuatro hombres, uno de ellos mi maravilloso marido, – dijo sonriendo - han sido nombrados miembros del consejo antes de cumplir los veintisiete.

– Bueno, a mi me quedan dos semanas para los veintisiete – dijo Rocío

– Te hubieran nombrado antes – dijo Antonio – He visto como hablan de ti tus clientes y es espectacular. El director general de banca privada me habló de ti antes de que yo le dijera que te conocía bien y solo te halagaba.

– Me vais a ruborizar – dijo Rocío

– No deberías ruborizarte – dije – Solo tienes lo que te mereces.

– Claro que si – dijo Laura acariciando la mano de Rocío

– La próxima serás tu – dije mirando a Laura

– Ya lo sería si no hubiera decidido ser subdirectora y hubiera ido a central – dijo Rocío

– Gracias – dijo Laura – Pero soy lo suficientemente lista como para saber que tu eres como mi marido. Habéis nacido para esto. A mi no se me da mal pero veros a vosotros trabajar es impresionante. Yo me conformo con llegar, no tengo que batir récords.

– Ya verás como pronto estaremos ambas sentadas juntas en esa mesa de reunión.

Tras la noticia y hablar sobre futuro cenamos unas pizzas estupendas. Aunque, claro, todo ese día sabía mejor. Una vez terminamos la cena y nos despedimos de nuestros amigos. Volvimos a casa paseando. A mitad de camino me vino una cosa a la cabeza.

– ¿Esto que significa en nuestra vida?

– Que paso de 3200 euros a 4000 euros netos y poco mas – dijo Rocío cogida de mi brazo

– Me refiero a los niños

– Nada – dijo – Mi banco no tiene problema con que las mujeres nos embaracemos. En ese sentido las ventajas son enormes.

– Me alegra oír eso – dije

Como podéis suponer al llegar a casa fuimos directos a nuestra habitación. Rocío aun llevaba la ropa del trabajo, un traje de falda y chaqueta azul muy oscuro, casi negro, con unos zapatos negros de alto tacón fino y una camiseta sedosa blanca debajo de la chaqueta. No me extrañaría que parte de su ascenso fuera por su imagen. Si además de ser tremendamente inteligente sabes como vestir en cada situación puedes tener la ventaja sobre los demás. Al llegar a la habitación ella se quedó de pie junto a la cama tras dejar su chaqueta en la silla mas cercana. Mirándome a los ojos y sonriéndome ella se sentó en la cama y yo me pegué a ella. Ese día iba mas arreglado de lo normal con khakis, camisa y americana. Algunos días me daba por vestirme un poco mas pero aun alejado de la imagen de megaempresario acorbatado que la gente debía imaginar. Tras jugar un poco con ella chocando mi paquete contra su falda la hice levantar y, tras besarla la di la vuelta y mientras la besaba y mordía su oreja movía mi paquete sobre su culo. Ella me tumbó en la cama boca arriba y se subió sobre mi con una pierna a cada lado delas mías. Me sonrió y me agarró del cuello de la camisa tirando de el hacia ella. Use mis codos para sujetarme con el tronco en un angulo de cuarenta y cinco grados sobre la cama.

– Hoy es mi día cariño – dijo sin soltar el cuello de mi camisa – Hoy mando yo.

– Lo que tu digas – dije sonriendo

Levantó su camiseta sobre su pecho y yo acaricié un poco sus senos sobre el sujetador antes de que ella terminara de quitarse la camisa. Ya sin camisa jugué con sus tetas aun aprisionadas en su sujetador aunque no duró mucho puesto ya que rápidamente se lo quitó y lo tiró al suelo. Yo me tumbé de nuevo y tiré de ella para llevar sus pechos a mi boca. Tras dar un par de chupadas a sus tetas ella bajó su cara y nos besamos con tremenda pasión. Aproveché el beso para ir subiendo su falda hasta la cintura. Ya con la falda en la cintura ella me hizo incorporar y yo chupé sus tetas de nuevo mientras me hacía quitarme la chaqueta y tirarla al suelo con su camiseta y sujetador. Tras un rato mas alternando su boca y su pecho la hice ponernos en pie de nuevo y la ataqué por detrás para amasar sus pechos y besar primero su cuello y luego su boca. Ella llevó su mano derecha entre nuestros cuerpos para masajear mi polla sobre el pantalón mientras la izquierda ayudaba a mis manos a masajear sus tetas. La hice apoyarse sobre la cama y me arrodillé para bajar sus bragas hasta los tobillos y besar un poco su coñito.

– Mámame – dijo

Yo la miré a los ojos y la cogí en volandas depositándola sobre la cama dejando justo su coño en el borde de esta. Tras arrodillarme llevé mi boca y mi lengua a su perfecto coñito para jugar con el y cumplir sus órdenes. Primero la daba placer con mi lengua lentamente y, con el paso de los minutos le iba dando algo mas de profundidad a las mamadas. Ella a ratos bajaba su mano para acariciar mi cabeza pero la mayor parte del tiempo las usaba para tocarse los pechos y jugar con ellos. Mi lengua en su coño sacaba de ella gemidos y es que tras tres años de relación ya sabía donde tenía que tocar para que ella estuviera mas cachonda. Tras un rato así volvió a dar una orden.

– Me toca

Y tras decirlo puso sus pies en mi pecho y me empujó alejándome de ella para poder levantarse. Me levanté con ella y lo más rápido que pude me quité los pantalones y calzoncillos. Ella se arrodilló ante mi polla y la metió en su boca. Estuvo un buen rato dándome una buena mamada sin manos y sin soltar la polla ni un segundo. Momento que yo aproveché para quitarme la camisa y quedar ya desnudo. Tras un rato así Rocío puso un poco de variedad en la mamada y la chupó como una piruleta. Luego volvió a metérsela en la boca, ya ayudándose de su mano para pajearme al mismo tiempo. Yo acariciaba sus cabellos mientras me la chupaba. Estaba loco por follarla pero ella mandaba. Tras un rato por fin ella me pidió que la penetrara y sin tardar ni un segundo la levanté y la puse de costado sobre la cama con su coño en el borde de esta. Acerqué mi pene a su coño y la empecé a penetrar sin tardar ni un segundo. Tampoco tardamos nada nosotros en ponernos a gemir con la follada pues creo que ya íbamos bastante calientes ese día.

– Sube a la cama amor – dijo

Y como ella mandaba yo subí. Jugueteamos un poco sobre esta hasta que acabamos conmigo en la cama boca arriba y ella sobre mi cuerpo. Bajó su coñito hasta donde estaba mi polla y besándome la fue guiando a su interior. Yo movía mi pelvis y ella su cuerpo para poder penetrarla mientras nos besábamos. Tras un rato así me corrí en su interior y ella, tras notar mi corrida, se unió a mi placer con su propio orgasmo. Tras calmarnos un poco con mi polla, ya flácida, en su interior ella se echó a mi costado y nos acariciamos los cabellos mirándonos a los ojos.

– Gracias – dijo

– ¿Por?

– Por ser único. Con lo que tu ganas y el dinero que tienes invertido en el banco pocos hombres apoyarían a su mujer con su carrera como lo haces tu. Si fueras un hombre normal querrías que fuera de tu brazo a fiestas y cuidara de tus hijos. Por suerte no eres normal.

– Tu no eres normal – dije – Tu tienes lo que te mereces y te apoyo en tu carrera porque se que vas a llegar lejos.

Me acarició el pelo, me beso en los labios, se apoyó en el pecho y apagamos la luz. Yo tardé poco en caer dormido.

El martes dediqué toda la mañana a Marga y Alberto. Marga había empezado el día anterior a jornada completa y entre la intriga que me causó la llamada de Rocío y el trabajo que tenía acumulado no pude dedicarles el tiempo que necesitaban. Estuvimos viendo como repartir el trabajo de los siguientes meses. Ellos siempre trabajaban en equipo y, por tanto, solo íbamos a dividir un poco su trabajo aunque ambos trabajarían en todos los proyectos. Decidimos que Alberto y yo terminaríamos con la apertura de Barcelona hasta su inauguración oficial y Marga mientras dedicaría mas tiempo a la apertura de nuevas tiendas. En cuanto a la supervisión de los negocios se iría haciendo según quien tuviera mas tiempo en cada momento. Ese día comimos todo el equipo juntos y pudimos charlar de nuestros planes para esa semana santa. Salí pronto de la oficina para buscar un regalo para Rocío ya que su cumpleaños era el jueves siguiente. Partimos de la base de que no es fácil regalarle algo a una mujer que puede ir a cualquier tienda de España, sacar la tarjeta, y comprar aquello que le apetezca. Una de las primeras cosas que hice cuando nos casamos fue unir nuestras cuentas y ella tenía acceso a mi cuenta de efectivo que rara vez estaba por debajo de los cien mil euros. También tenía una tarjeta platino con doce mil euros de límite. Por otra parte es cierto que casi no la usaba y era muy prudente. Las compras de ropa mas caras las hacía conmigo pues creo que no se sentía aun cómoda con mi dinero. Pero si quisiera podría comprar lo que se le antojara y es raro que yo fuera a decirla algo. Para el nivel de ingresos que teníamos eramos bastante poco derrochadores. Nuestros gastos, hipoteca y viajes aparte, rara vez pasaban de los tres mil euros mensuales. Que es bastante pasta pero no tanto cuando entre los dos ganábamos mas de doce mil euros limpios al mes. Di vueltas por Él Corte Inglés y veía muchas cosas pero no sabía que comprar. Una parte del regalo ya la tenía. Se trataba de unos pendientes, de la misma colección que su anillo de pedida, que tenían brillantes y perla blanca. Me costaron algo menos de tres mil euros y quería completar el regalo con algo mas. Pero no encontré nada. Al final caí en lo fácil y compré un bolso de Marc Jacobs. Dentro dejaría la caja con los pendientes. Una vez terminé las compras fui a casa a dejarlas y me dirigí a un restaurante donde me esperaba Rocío con Diana y Pablo. Este se había cogido vacaciones hasta el jueves para poder ir de semana santa con nosotros a casa de los padres en Cuenca. En Barcelona no era fiesta jueves y viernes como en Madrid sino viernes y lunes de la siguiente semana. A las doce estábamos de vuelta en casa y, tras hacer el amor, nos fuimos a dormir.

El miércoles el día de trabajo fue de lo mas normal. Como día previo a la semana santa el nivel de trabajo no era muy alto puesto que mucha gente estaba de vacaciones para cuidar a los niños. En nuestra empresa y en otras. A las seis y cuarto Diana y Pablo llegaron a mi despacho con sus maletas y los tres nos fuimos en mi coche a buscar a Rocío para irnos a Cuenca. Había bastante atasco y no llegamos a casa de los padres hasta casi la medianoche. Cenamos algo mientras charlábamos con ellos siendo el ascenso de Rocío el tema principal de conversación pero pronto nos fuimos todos a la cama.

Como siempre que visitábamos Cuenca dedicamos jueves y viernes a ver las procesiones de Semana Santa que, mas allá de un acontecimiento religioso, es un lugar donde ver y ser visto. El hermano de Rocío y su familia llegaron el viernes y se unieron a muchas procesiones pero no a todas. Era la primera semana de Pablo y parecía estar ya perfectamente integrado en la familia de Rocío y Diana. No es porque sea mi amigo pero era, y es, un buen tipo. Para comer y cenar esos días dimos buena cuenta de los bares y restaurantes de Cuenca. Bien con los padres de Rocío o bien con amigos de ellas.

El sábado también fuimos a alguna pequeña procesión pero dedicamos casi todo el día a preparar la celebración del cumpleaños de Rocío que iba a ser ese día. Al cumpleaños vendrían sobre todo amigas de ella pero también los mejores amigos de los padres. Esa noche la celebración estuvo bien. Yo ya me sentía totalmente integrado en la vida de Cuenca y al conocer a todo el mundo se me hacía muy fácil estar con ellos. Rocío fue felicitada por su cumpleaños pero también por su ascenso y se notaba cierta extrañeza en el ambiente y es que ella ya era un cargo medio en el banco mientras que alguna de sus amigas aun estudiaban. Por suerte la forma de ser de Rocío hacía que todo pareciera muy natural. Si fuera un poco mas creída podría haber sido un problema. La fiesta acabó esa noche a las tres de la mañana y nos fuimos a dormir bastante cansados.

El domingo como era ya casi tradición celebramos junto con los padres, los hermanos y parejas un cumpleaños mas casero. Tras la comida, la sobremesa y los regalos nos volvimos a Madrid. Llegamos a las diez y media de la noche y yo me fui directo a la cama.

02. Semana del 12 al 18 de Abril

Volaba de nuevo a Barcelona con Alberto el lunes pues dos viernes después tendríamos una fiesta de inauguración de nuestra oficina de Barcelona con los empleados de allí, los directivos de Madrid y nuestros mejores clientes de la zona de Cataluña y Levante. Nada mas llegar y sin pasar por el hotel fuimos a la oficina y estuvimos trabajando hasta las siete cuando ya nos fuimos para poder descansar. Tras hablar durante un rato con Rocío, me duché y me fui a cenar con Alberto y mi amigo, y pareja de mi cuñada, Pablo. Ya era casi una tradición quedar con el a cenar cada vez que iba a Barcelona. A las once estábamos de vuelta en el hotel y Alberto y yo decidimos tomarnos una copa antes de irnos a la cama. Hablamos de su boda y de la empresa, de futuro. Alberto era un gran tío y sin tener el vinculo familiar, como Marga con Mike, o emocional, como María con los tres socios, le considerábamos y se consideraba importante. A eso de la medianoche nos fuimos a dormir.

A las nueve y media estábamos ya desayunados y haciendo el checkout para llegar a las diez a la oficina. Apuramos en esta ayudando hasta las ocho de la noche cuando nos fuimos al aeropuerto para coger uno de los últimos vuelos de vuelta a Madrid. Al final no llegamos a casa antes de las once y media y yo estaba molido. Estuve hablando un rato con mi esposa y tras hacerla el amor me fui a la cama a descansar.

El miércoles tenía bastante trabajo y aproveché para terminar unas cosillas antes de volver a casa pues al día siguiente, cumpleaños de Rocío, no podría echar ni un minuto de mas. Eran ya las ocho cuando me iba y vi luz en el despacho de María. Llamé a la puerta y me hizo entrar.

– ¿Que haces aquí? - dije

– Currando – dijo – Mañana me reúno con Marga, Marisa y Gloria para ver perfiles para nuestra nueva tienda y tengo que terminar esto.

– Es tarde – dije – Deberías irte con tus hijas

– Cariño – dijo María – Es mi trabajo. Cuando decidí volver y aceptar este puesto supe que algún día llegaría tarde a casa. A cambio se acabó mirar la cuenta a fin de mes. Si no hacemos locuras, y sabes que Arturo y yo no las hacemos, llegamos sobrados a fin de mes. Además gracias a ti Arturo puede llegar antes a casa los días que yo me tengo que quedar. El está ahora con las niñas.

– ¿Te queda mucho?

– La verdad es que ya he acabado – dijo – Estaba terminando un mail y me voy

– ¿Has traído el coche? - dije

– No, pero debería haberlo traído. Me vuelvo en metro.

– Te llevo entonces

– Si me llevas gano media hora.

– Para estar con tus hijas – dije

– O para estar contigo – dijo - Que últimamente estamos muy liados y no pasamos ni un segundo juntos aunque sea reunidos.

Se levantó de su silla y se acercó a mi para darme un beso en la boca. Iba relativamente informal con un pantalón vaquero gris y un jersey de cuello alto blanco. Por las formas que marcaba intuía que debajo del jersey solo llevaba ropa interior. En sus pies unos zapatos marrones de unos tres centímetros de fino tacón la daban un toque elegante. Mientras nos besábamos yo acariciaba su espalda y ella acariciaba mi cuello. El beso era una pasada, nuestras lenguas jugaban en la boca del otro y el beso parecía no tener fin pero ella debería ir a casa con sus hijas y no me sentía bien manteniéndola ocupada durante demasiado tiempo. Aunque hacerlo hubiera sido placentero su bienestar era muy importante para mi. La senté en su silla y yo me bajé la cremallera sacando mi polla. Ella me miró a los ojos y sonrió mientras se arrodillaba junto a mi. Llevó sus labios a la punta de mi polla y jugó conmigo haciendo que estos acariciaran mi capullo sin llegar a meterse la polla en su boca. Así estuvo un buen rato, haciéndome sufrir hasta que, de repente y sin avisar, se metió mi polla en la boca y me empezó a hacer una mamada como debía ser hecha. Primero engulló el tronco y con su lengua jugaba con el capullo una vez mi polla estaba en su boca. Luego la empezó a sacar y meter lentamente dándome una buena mamada hasta que, posteriormente, la cogió como una piruleta y la empezó a dar lamidas a lo largo de todo el falo empezando en los huevos y acabando en el capullo. Tras tres o cuatro lamidas se la metía en la boca un par de veces y volvía luego a lamármela. Tras unos minutos mas de chupada yo fui desabrochando la camisa que llevaba ese día y me la quité. Ella cuando me vio así se apartó un poco de mi polla y se quitó el jersey. Como suponía no llevaba nada debajo excepto por la ropa interior. Un sujetador relativamente sexy para ir a trabajar en colores rosa y azul celeste. Se lo apartó un poco y me enseño sus tetas. Cogió ambas y las puso junto a mi polla agitándolas un poco con su canalillo. Tras jugar con mi polla en su canalillo volvió a hacerme una pequeña mamada antes de levantarse. Ya con ella de pie llevé mi boca a sus tetas para besarlas y mamarlas como se merecían sacando, en el proceso, el primero de sus gemidos. Mientras yo besaba sus tetas puse mi mano en su entrepierna y la acaricie haciendo que su cuerpo se juntara al mio con ganas y nos besáramos con pasión. Mientras yo jugaba con su entrepierna ella iba desabrochando sus botones y en cuento pude bajé sus vaqueros hasta sus tobillos sacando a relucir su braguita de color azul claro y rosa a juego con el sujetador. Acaricié su culo libre de tela protectora aunque no tardé mucho en llevar mi mano a su entrepierna. Ella gimió con fuerza cuando mi mano tocó su coñito ya con la escasa protección de la braguita y eso me excitó. La levanté en brazos y ella dio un gritito. Yo la llevé hasta la mesa y la puse sobre esta.

– Cariño hazme el amor – dijo María – No puedo vivir sin tu polla. Sabes que eres uno de mis hombres y que en el sexo eres número uno.

Yo la sonreí y ella me miró con ojos de enamorada. Supongo que mis ojos serían similares pues a María la quería con locura pero, además, me inspiraba ternura.

– Antes de follarme tengo que hacer algo – dije

Cogí su silla y la puse frente a ella sentándome y quedando mi boca justo a la altura de su entrepierna. Aparté su braguita y, con mucha delicadeza, puse mi lengua en su coñito. Ella gemía con cada caricia de mi lengua en sus labios vaginales y decidí que la mamada no fuera muy profunda y quedarme explorando por la superficie de su coñito. Llevé una de mis manos a su teta derecha y ella aprovechó para chuparme uno de mis dedos. Ella gemía con fuerza y yo también pero el sonido de estos era ahogado puesto que mi cabeza estaba en su entrepierna. Tras un par de minutos de suave chupada de coño me levanté y, dejándola en esa posición, empecé a penetrarla. Verla con las piernas abiertas en ropa interior, aunque con la braga a un lado y el sujetador abajo, era maravilloso. Suficiente como para gemir pero su movimiento acompasado al de mi penetración hacía que ese gemido fuera, directamente, imposible de evitar.

– Te quiero – dijo

– Y yo a ti amor – dije – Y me encanta demostrártelo.

Ella me miró con una sonrisa en la cara y como pudo me hizo echarme sobre ella para poder besarme en la boca. Mientras nos besábamos no dejábamos de follar y notaba que ambos estábamos ya a puntito de llegar al climax. Me salí de ella y la hice quitarse el sujetador mientras yo bajaba su braguita. Una vez ella estuvo desnuda yo me senté en la silla y la hice ponerse sobre mi cabalgando con su espalda hacia mi. Ella botó conmigo dentro y yo acariciaba ambos pezones. No debimos estar en esa posición mas de unos cinco minutos hasta que ella estalló en un maravilloso orgasmo que apretaba mi polla. En cuanto empezó a orgasmar se echó hacia atrás sobre mi cuerpo y me besó con lengua. Su beso fue la puntilla que necesitaba para llegar yo a mi orgasmo y exploté dentro de ella. Tras un rato besándonos mientras recomponía mi aliento nos levantamos, apagó su ordenador y nos fuimos de la oficina. Tras dejar a María en su casa me fui yo a la mía y cuando llegué cene con Rocío y, tras leer un poco en el salón, nos fuimos a la cama a hacer el amor y dormir.

El jueves me levanté antes que Rocío y me fui a hacerla el desayuno. A la hora en que ella se levantaba la llevé el desayuno a la cama y la besé. Ella me lo agradeció y lo tomamos juntos pero rápido pues tocaba ducharse e irse a trabajar. En el trabajo no ocurrió nada muy especial ese día y a las seis me fui para recoger a Rocío y pasar la tarde noche de su cumpleaños con ella. De su trabajo fuimos directamente a casa donde la di el bolso, envuelto para regalo. Le gustó mucho y se lo probó delante del espejo antes de mirar en su interior. Hubo un momento en que pensé que no iba a hacerlo. Cuando lo hizo vio la caja de la joyería y se iluminó su cara. Al abrirla vio los pendientes de la misma colección que su anillo de pedida y sonrió. Se fue junto a los espejo y se los probó.

– Te han debido costar una pasta – dijo

– Bueno, no es bisutería – dije

– No necesito que te gastes esta pasta en mi. Te necesito a ti.

– A mi me tienes y con esto te lo recuerdo

Ella sonrió y me besó.

– Cada día es mas difícil regalarte cosas – dije - Sabes que para mi todo lo que tengo es tuyo y cualquier cosa que quieras te la puedes comprar.

– Y tu sabes que aunque pueda no soy de comprarme caprichos. Con que estés junto a mi y me des una chorrada tengo para un buen día de cumpleaños.

Yo la besé y de la mano me la llevé fuera de casa, a cenar, a un buen restaurante en el que tenía mesa reservada. Ella aun llevaba los pendientes y estaba radiante. Tras una maravillosa cena romántica volvimos a casa donde hicimos el amor.

El viernes hicimos el resumen semanal del mes de marzo puesto que la semana anterior había sido semana santa y el miércoles aun no estaban listos todos los números. Como siempre empezamos con una exposición de Ana y, tras irse ella, entramos en harina los que yo consideraba la junta directiva. Es decir, los socios además de Alberto, María y Marga. Fue otro mes mas normal, con unos beneficios de poco mas de seiscientos cincuenta mil euros. En principio los beneficios no eran muy buenos pero en ese mes estaban computados el 100% de los gastos de la apertura dela nueva tienda de moda que abriríamos en abril. Sin ese gasto el resultado hubiera sido mas normal rondando los ochocientos y pico mil euros de beneficios. La única empresa que perdía pasta era la que compramos al padre de María pero, según nos contó Mike, en abril era muy probable que ya no perdiera o incluso ganara algo. Mike había conseguido firmar un contrato con una empresa de jamones de Jabugo con solo dos meses dirigiendo la empresa. Nuestra implantación en todas las grandes tiendas de comida de lujo en España nos ayudó en ese sentido. Por lo demás todo parecía normal. La última predicción de Alberto, que apenas fallaba, indicaba que aumentaríamos facturación ese año, hasta alrededor de cincuenta millones de euros, pero e beneficio sería algo inferior al del año anterior. Comentó que íbamos a tener una caja muy grande al finalizar el año y deberíamos volver a pensar en comprar empresas o repartir mayores dividendos. Que Alberto, que no era socio y no recibía dividendos, comentara que era buena idea repartir mas me parecía increíble y me acercaba mas a el como trabajador y como amigo. Tras la reunión fuimos a comer los seis y luego cada uno a su casa. Rocío y yo salimos a cenar por el barrio y luego nos fuimos a casa a hacer el amor antes de irnos a dormir pues al día siguiente tocaba celebrar su cumpleaños.

A las nueve de la mañana estaba ya en pie haciendo el desayuno pueslos invitados empezarían a llegar a las once. María y familia llegaron a las once, siempre quedábamos con ellos un poco antes para disfrutar de las peques y una hora después llegaron los demás. Este año además de los de mi trabajo vinieron Mónica y Teresa con sus parejas, Laura y Antonio y Diana y Pablo. En total veinte adultos y cinco niños de distintas edades. Por suerte mi casa daba para cogernos a todos. Un poco apretados pero entrabamos en el comedor. Tras la comida reparto de regalos y conversación variada. Desde niños, presionándonos para que los tuviéramos aunque algunas sabían que estábamos en ello, hasta las bodas de esa año. A eso de las diez se empezaron a ir nuestros amigos con hijos y cuando solo quedamos los que no teníamos hijos nos fuimos todos de copas por el centro. Tras una copa se fueron a casa Antonio y Laura y acabamos Celía, Alberto, rocío y yo hasta las seis en la zona de Huertas.

El domingo nos levantamos tardísimo, normal cuando te acuestas a las siete, y el desayuno se juntó con la comida. Tras pasar la tarde en casa descansando nos duchamos a las ocho para salir a cenar con Pablo y Diana. Pablo volví el lunes pronto a Barcelona y aprovechamos para pasar un rato con ellos. Esa noche Rocío y yo al llegar a casa nos fuimos directamente a la cama a dormir.

03. Semana del 19 al 25 de Abril

Ese fin de semana estrenábamos oficialmente la oficina de Barcelona aunque llevara desde principios de mes abierta y a casi pleno funcionamiento. Ese mismo lunes entraban los dos últimos trabajadores que contratábamos para la empresa. No pensaba en viajar a Barcelona hasta el día en que inauguráramos la empresa pero si algo surgía tendría que salir para allá y por eso Alberto y yo llevamos a la oficina una pequeña maleta con una muda por si nos tocaba salir corriendo. El lunes tuvimos Alberto y yo una conferencia telefónica con el equipo de Barcelona y todo parecía ir muy bien. Comimos Alberto, Marga y yo y centramos el tema de esta en la siguiente tienda que íbamos a montar. Por la tarde ya estuve solo y contesté unos mails antes de irme a recoger a Rocío e irnos a cenar a casa de mis padres. Tras la comida dieron a Rocío su regalo de cumpleaños que fue, una vez mas, una pieza de arte. No llegamos muy tarde a casa antes de irnos a la cama a hacer el amor y dormir.

Martes y miércoles fueron días de lo mas normalito. Tanto en el trabajo como en casa con Rocío después de este.

El jueves por la mañana parecía otro día de lo mas normal. Eran las once y dedicaba mi tiempo a estudiar balances de los primeros meses y a contestar mails y llamadas de clientes y proovedores cuando entró Ana. Yo ya no estaba en el día a día de los negocios pero para ciertas conversaciones con ciertos clientes especiales seguía echando una mano. Ana echó el seguro de la puerta de mi despacho y se acercó a mi. Una vez estuvo junto a mi me besó con pasión.

– He quedado con mi madre en la casa donde aun vivo con ellos. Me gustaría que vinieras – dijo

Yo lo pensé un rato

– Vamos – dije

Ella sonrió y me dio un nuevo beso antes de salir de mi despacho conmigo a un par de pasos admirando su cuerpo. Dije a mi secretaria que salía a una reunión y en mi coche me dirigí a la casa de los padres de Ana, un duplex en Alcobendas. Una ciudad, casi ciudad dormitorio, a las afueras de Madrid, al norte. Aparcamos relativamente bien y Ana me llevó hasta el piso. La madre aun no había llegado y nos sentamos en uno de los sofás a esperar bastante juntitos.

– Te voy a contar un poco mas de la historia de mi madre y porque no le importa que folle contigo – dijo mientras acariciaba mi cabello

– Mi madre empezó a trabajar de secretaria hace 30 años, cuando solo tenía 20, para un abogado recién licenciado en Madrid. En principio era una relación meramente profesional pero tras tenerme a mi y cuando mi madre cumplió 30 años fue a comer con su jefe y acabaron follando en su despacho. Tras unos días de remordimientos volvieron a hacerlo y desde entonces, desde hace 20 años, su jefe es su amante.

– Y claro no puede echarte la bronca si te lías con tu jefe al estar ella liada con el suyo – dije sonriendo

Ella me miró y me sonrió también dándome un piquito.

– No solo eso – dijo – Ella desde que la descubrí hace unos años me ha dicho que debería liarme con mi jefe o con un compañero. Al parecer desde que ella tiene la relación con su jefe la relación con mi padre es mejor. Mi madre le puso los cuernos a mi padre porque iban mal pero desde que se folla a su jefe con mi padre está todo mas relajado.

– De ahí a que esa receta le funcione a todo el mundo es un paso. Que a tu madre le funcione no signifique que a ti te funcione con Rubén.

– Mi madre y yo somos las dos muy ardientes y nos gusta la aventura. Queremos a nuestros maridos pero necesitamos algo mas. Eso si, mi madre no es una guarra y yo tampoco. Mi madre es fiel a mi padre y su jefe. Quizás fiel no se la palabra.

– Desde luego no es la palabra – dije sonriendo

Ella se rió y se subió a mi regazo para besarme con fiereza.

– Eres tonto – dijo – De todas formas nuestro amante ha de ser casado para que el no pueda meternos en líos.

Yo sonreí y la besé. Me levanté y di una vuelta por el salón viendo las fotos.

– Tienes dos hermanos muy pequeños – dije

– Si – dijo – Hijos del jefe de mi madre. La niña tiene quince y el niño diez.

Yo solo arqueé las cejas cuando oí como se abría la puerta del piso. A los pocos minutos entró la madre de Ana, una mujer elegante de unos 50 años y, como Ana, rubia teñida. Se notaba su edad pero también que se cuidaba y era medianamente atractiva.

– Tu debes ser Carlos – dijo

– Si – dije yo – Encantado

Tras los dos besos de rigor yo me senté junto a Ana y su madre se sentó en otro sofá. Ana se pegó a mi, anudando su brazo con el mío y apoyando su cabeza en mi hombro, creándome una cierta incomodidad. A pesar de lo que me había contado aun me costaba creerlo.

– Tranquilizate – dijo la madre – Quería conocer al amante de mi hija antes de su boda. Ella aun vive la mitad de los días con nosotros. Cuando no está en su casa con Rubén aun duerme aquí. Lo se todo.

– Entienda que es una situación rara

– Tuteame – dijo

– Entiende que es una situación rara

– Mucho – dijo la madre – Pero se de ti desde tu proceso de conquista. Se que te gusta que mi hija vaya con botas. A mi hija le gusta la moda, también las botas, y tenía unos ocho pares. Desde que está contigo se ha comprado diez mas y yo he estado en todas las compras. Siempre lo hacemos pensando en ti. Espero que te gusten.

Miré a Ana a los ojos y perdiendo un poco la vergüenza la di un piquito.

– Me gusta las botas que compra y me encanta que lo haga para mi.

Las dos echaron a reír.

– Es la una y cuarto – dijo la madre – Hasta las dos no tendré la comida lista. ¿Porque no os vais a la habitación de Ana y hacéis vuestras cositas mientras la preparo?

Yo me quedé parado y por el rabillo del ojo vi a Ana sonreír a su madre. Ana se levantó y cogió mi mano guiándome fuera del salón. Antes de salir pude ver la cara de satisfacción de su madre. Me sentía como una pieza de ganado yendo al matadero. Al llegar a su habitación me encontré con unas paredes limpias y una cama de noventa. Ella cerró la puerta y anudo sus brazos tras mi cuello. Me miró a los ojos y me besó.

– Estoy aprendiendo a quererte – dijo Ana – Lo que has hecho hoy por mi conociendo a mi madre te lo tengo que agradecer.

– Querías que la conociera y aquí estoy – dije

Ella se empezó a reír y me miró con cara pícara.

– Te has puesto nervioso con lo de quererte – dijo sonriendo – No te preocupes, no necesito que me quieras. Eso lo dejo para tu mujer. Quiero que desees el sexo conmigo y ese será mi objetivo.

Ante eso no sabía que decir y ante la duda la besé. Veía la cama y no creía recordar cuando fue la última vez que hice el amor en una cama de noventa. Seguro que habían pasado unos diez años. Ana ese día llevaba un vestido de un color que no me quedaba claro si era gris o marrón con un cinturón negro en su cintura, principalmente decorativo, y unas preciosas botas de cuero negro y alto tacón. En su cuello llevaba un collar con piedras preciosas y pulseras doradas en su muñeca izquierda. Ella se subió corriendo a su cama y se puso en el borde de esta de rodillas haciendo que yo me acercará y me besó con pasión. Mientras su lengua exploraba mi cuerpo con pasión yo acariciaba con mis manos todo su cuerpo. Ella separó su mano de la mía para acariciar mi entrepierna mientras yo llevaba mi mano a sus pechos. Con rapidez bajé uno de los tirantes de su vestido y liberé una de sus tetas que, para mi sorpresa, no estaba protegida por un sujetador. Se ve que había ido a la oficina con ganas de guerra. Chupaba su pezón mientras no dejaba de mirar de reojo a la puerta.

– Olvidate de mi madre – dijo

– No creas que es fácil – dije abandonando su pecho.

Ella me acarició el cabello y llevó mi boca a su pecho. Una vez allí me hizo chupar de nuevo sus tetas mientras ella se bajaba el resto del vestido de tal manera que la parte superior de este quedó enrollado a la altura de su cintura. A veces mordía uno de sus pezones y tiraba de el hacia afuera sacando sus gemidos pero principalmente me dedicaba a chupar sus tetas sacando sus gemidos. Parecía no importarla que su madre nos oyera y aun así yo no podía dejar de mirar a la puerta. Ella se separó de mi y se tumbó sobre la cama para, muy sensualmente, terminar de quitarse el vestido ofreciéndome este cuando estaba a la altura de sus tobillos para que yo terminara de retirarlo. Vi su minúsculo tanga negro y sonreí. Menudo volcán de mujer. Y pensar que me habían obligado a tirármela. Me ofreció su pierna con su preciosas botas que se acoplaban a su gemelo a la perfección y yo se las acaricié y las besé antes de echarme sobre sus senos de nuevo y aprovechar mi mano derecha para bajar su tanguita. Me aparté para poder retirarla del todo el tanga y ella llevó su mano a su entrepierna para hacerse un pequeño dedo y separar sus labios vaginales. Ante ese panorama yo me eché sobre su coñito y con mi boca empecé a chupar sus labios para luego darlos pequeños mordisquitos e intentar meter mi lengua en su interior. Con una de mis manos separaba un poco sus labios vaginales y en ese hueco metía mi lengua para intentar sacar de ella gemidos mas grandes de los que estaba ya dando. Si a ella no la importaba lo cierto es que a mi me daba algo de morbo que su madre estuviera fuera oyéndolo todo. Mientras mi lengua se centraba en su coñito ella jugaba con sus tetas.

– ¿No me das a dar esa polla que tanto me gusta? - dijo

– ¿Donde la quieres? - dije separándome de su coñito

– Donde sea pero en mi

Me aparté y me bajé y quité los pantalones y calzoncillos. Subí a la cama y llevé mi polla a su boca para que la tomara. Una vez la tuvo dentro de su boca empecé a moverme como si la follara, aunque algo mas lento. Era casi la posición del misionero con su boca haciendo las veces de conejo. No era ni muy excitante ni muy cómodo y tras un rato así la hice darse la vuelta y ponerse a cuatro patas en la cama. Me acerqué desde atrás y toque sus tetas antes de ponérsela un momento en su coño. Iba a presionar para penetrarla cuando ella se dio rápidamente la vuelta y a dos patas me hizo levantar sobre la cama y me la empezó a chupar. La mamada fue bastante buena pero yo estaba hiperexcitado. En parte por estar a solo unos metros de su madre que nos hacía la comida. Tras dejarla chupar mi polla un rato mas la tumbé en la cama y en la nada exótica posición del misionario empecé a penetrarla ritmicamente. Ella seguía el ritmo y la cama se movía bastante. Esas camas no estaban hechas para soportar un polvo con cierta fuerza. Durante un rato me mantuve quieto mientras ella era la que se movía y se hacía penetrar por mi. Mis gemidos en ese momento empezaron a confundirse con los suyos y estaba seguro que su madre nos oía perfectamente. Ella se movió para tumbarme a mi en la cama, no era fácil maniobrar en una cama tan pequeña, y subirse sobre mi mirando hacia el exterior. Yo la sujetaba de su cintura y la ayudaba a cabalgarme marcando el ritmo de la follada pero ella cada vez gemía mas y hacía menos esfuerzo. Yo aun necesitaba un pelín mas y la hice caer sobre mi con su cuerpo apoyado en mi pecho, sus brazos en la cama y conmigo llevando el ritmo de la follada. Empecé lentamente pero poco a poco fui acelerando y ya estaba a una velocidad de follada brutal cuando noté que ella se empezaba a convulsionar en un maravilloso orgasmo. Su corrida hizo que yo también me corriera y llené su coñito de leche. Tras corrernos ambos nos tumbamos juntos y nos besamos. Estábamos tumbados en la cama con su cabeza sobre mi pecho cuando oímos a su madre llamar a la puerta y decirnos que nos vistiéramos para ir a comer. La miré a los ojos, nos dimos un piquito y nos echamos a reír. Era como si fuéramos adolescentes y ella tuviera una madre muy liberal. Pero ambos rondábamos los treinta. Tras ducharnos rápidamente en el baño que compartía con sus hermanos fuimos a la cocina donde la madre había puesto la comida. En un ambiente bastante relajado hablamos de muchas cosas. Pero una cosa me reconfortó. Estábamos hablando de los hijos de la madre con su jefe.

– Tu no te preocupes – dijo la madre – Mi relación con mi jefe es distinta a la vuestra. Para empezar yo le quiero. Me ayuda a desestresarme del matrimonio pero le quiero. Y su nivel adquisitivo es algo mejor que el de mi marido y mio pero no mucho mejor.

Yo asentí sin saber bien por donde iba.

– Ana teme – continuó la madre – que la dejes si crees que puedes tener problemas en tu matrimonio. Ella dice que tu quieres a tu mujer mucho mas de lo normal y que se nota. Pero también sabe que eres ardiente. Ana se va a casar con Rubén en un par de meses y le quiere. Y quiere que sus hijos sean de el. No quiere una familia mixta como la mía. Y yo la apoyo en su decisión.

– Cuando decida quedarme embarazada – dijo Ana – Dejaremos de hacer el amor. Quiero estar segura que es de el y no me fió ni de un condón.

– Me parece bien – dije

Y vaya si me lo parecía, tras el lió con Raquel y los sentimientos mixtos que tenía, eso que me decía era música celestial. Si me costaba asumir que tenía que dejar embarazada a Raquel, una mujer a la que amaba de verdad, no me imaginaba lo que pudiera ser hacerlo con Ana. Cuando a Ana no la quería. Aunque me pusiera muy cachondo. Tras la comida con la madre volvimos a la oficina y me dediqué esa tarde a cerrar asuntos pues al día siguiente a mediodía volaba a Barcelona para inaugurar la oficina de Barcelona.

El viernes me fui con mi maleta, que tenía también la ropa de Rocío, a la oficina. Estuve trabajando hasta las dos y media y a esa hora me fui al aeropuerto con Alberto. En el aeropuerto ya nos esperaba Celia y pronto llegaron Diana y Rocío. A las cinco de la tarde estábamos ya en Barcelona llegando a la oficina nueva y se la enseñamos a las chicas. No mucho mas tarde vino Pablo. Diana se fue con el pues se quedaría en su casa y Alberto, Celia, Rocío y yo nos fuimos al hotel para hacer el checkin y ducharnos. Una vez aseados nos fuimos a dar una vuelta por Barcelona, ya con Diana y Pablo, para luego irnos a cenar todos juntos. No muy tarde, a eso de la una de la mañana y tras una copa, volvimos al hotel a descansar.

El sábado tras desayunar nos fuimos a la oficina para esperar allí a Raquel, José Carlos, Mike, Marga, María y Arturo que llegaban esa mañana. Una vez vieron la oficina los que aun no la conocían fuimos al hotel todos juntos y ellos se acomodaron. Nos fuimos todos a comer cerca del hotel y tras la comida y un paseo nos fuimos a descansar a eso de las cinco a nuestras habitaciones. A las siete de la tarde estábamos ya todos vestidos de fiesta, ellas de corto y nosotros con pantalones de pinzas, camisa y americana. Esa noche teníamos una fiesta para nuestros mejores clientes de Barcelona. Era una fiesta de inauguración de nuestra oficina pero también valía para fidelizar un poco. Estuve hablando con los clientes, a casi todos los conocía, y con sus parejas. Rocío era una pasada en esas fiestas pues siempre parecía saber que decir. Eché un ojo a María pues era la que menos acostumbrada estaba a estas cosas y vi que se manejaba relativamente bien. Para mi tenía un puesto similar en mi cabeza que Alberto y Marga pero aun cobraba menos, tenía menos responsabilidades y sobre todo su responsabilidad era interna al ser directora de recursos humanos. Verla en ese momento me hizo pensar que quizás estuviera lista para en un año o dos ir tomando mas responsabilidades. Por ahora que siguiera donde estaba acostumbrándose a la responsabilidad. A las tres de la mañana acabó la fiesta y nos fuimos todos al hotel. Yo me fui con la sensación de que todo salió perfectamente.

El domingo nada especial, tras desayunar tarde casi todos se fueron camino al aeropuerto menos Rocío y yo que fuimos a casa de Pablo ya que era su cumpleaños. Comimos con el y con Diana y ya tarde nos fuimos Rocío y yo al aeropuerto para coger uno de los últimos vuelos a Madrid. Diana volaría al día siguiente. Al llegar a Madrid Rocío y yo nos fuimos a casa a dormir sin hacer el amor.

04. Semana del 26 de Abril al 2 de Mayo

El lunes en la oficina dediqué una buena parte del tiempo a ayudar a Marga y Alberto con algunos asuntos sueltos de la apertura de nuestra nueva tienda de moda. La quinta que abríamos en dos años. Visité el centro comercial con Marga y la chica que iba a ser la encargada de la tienda mientras Alberto y las directoras de la empresa de franquicias de moda se quedaban en la oficina cerrando detalles administrativos que aun estaban por cerrar. Comí con Marga cerca de nuestra oficina pues los demás ya habían comido. Por la tarde estuve viendo con Alberto los números con las previsiones para nuestra nueva tienda. Tras cuatro tiendas abiertas ya podíamos ser bastante certeros con las previsiones. Ahora solo faltaba que tuviéramos suerte y se cumplieran las mejores previsiones. Cuando ya me iba a casa, poco antes de arrancar el coche, Raquel apareció de la nada y se metió en el asiendo del copiloto de mi coche.

– Hola – dije tras respirar un poco del susto

– Te has asustado – dijo sonriendo

– Pues si. Cuando alguien entra tarde en mi coche, en un garaje relativamente oscuro, tiendo a asustarme.

– Quería decirte algo – dijo sonriendo

– Pues dímelo.

– Te quiero – dijo mirándome a los ojos

– Y yo a ti. Era necesario asustarme para decírmelo.

Se quedó un rato mirándome.

– Para decírtelo no – dijo – Pero para agradecerte lo que haces por mi si.

Y tras decir esto llevó su mano a mi bragueta tocando mi paquete muy suavemente antes de bajar mi cremallera. Con la cremallera bajada siguió tocándome por encima del pantalón antes de meter sus dedos por la apertura de mi pantalón y juguetear con mi polla hasta sacarla por la apertura de la cremallera. Una vez estuvo fuera mi polla empezó a besarme mientras lentamente me hacía una paja. Tras un minuto de beso se agachó sobre mi y lentamente se metió mi polla en la boca. Tras meterse en su boca todo lo que pudo de mi pene empezó a subir y bajar sobre este durante un rato para luego chuparlo como una piruleta. Estuvo alternando la mamada con las chupadas mientras yo gemía por el gozo y echaba mi cabeza hacia atrás. Estuvo unos cinco o diez minutos chupándomela antes de correrme en su boca. Ella recibió todo mi semen y lo tragó con ansias. Una vez mi polla dejó de estar erecta ella me la limpió y la guardó en mi pantalón.

– Gracias – dije

– De nada – dijo sonriendo.

Nos miramos un momento y ella me sonrió. Me dio un piquito y se fue de mi coche. Yo aun tarde unos minutos en arrancar el coche. Cuando lo hice me fui a casa. Al llegar estaba allí Rocío leyendo un libro. Eran las ocho y no nos apetecía salir. Me quité la camisa y me puse una camiseta y una sudadera para estar algo mas cómodo. Cenamos tranquilamente y vimos una peli antes de irnos a la cama a hacer el amor.

El martes pasó el día sin pena ni gloria en el trabajo. Alguna reunión, mails, llamadas, pero nada singular. Tras salir relativamente pronto de la oficina me fui con Rocío a hacer la compra y luego a cenar. Tras la cena nos fuimos a casa y tras ver una película fuimos a hacer el amor pero Rocío me dijo que ese día no. Tenía la regla.

El miércoles trabajé de nuevo en la tienda que íbamos a abrir el viernes pero me fui pronto a casa pues ese día era el aniversario de nuestra primera cita. Recogí a Rocío en su trabajo y nos fuimos juntos a dar una vuelta por el centro. Aparqué el coche en el parking que está bajo la plaza mayor y tras dar una vuelta fuimos a cenar al restaurante en el que aquella noche cenamos por primera vez No la dije donde íbamos pero lo sabía perfectamente. Era casi una tradición. Tras la cena volvimos a casa y nos fuimos directamente a la cama. No pudimos hacer el amor pues seguía con la regla pero estuvimos besándonos y acariciándonos durante un buen rato. Quizás si hicimos el amor aunque no hubiera penetración.

El día antes de la apertura de un nuevo negocio siempre era muy duro en cuanto a trabajo y ese día no fue una excepción. Ese día yo me quedé en la oficina para ayudar con María echando una mano. Ella ese día estaba bastante despejada y se ofreció para echar una mano. A las siete estábamos ya terminando y nos fuimos a casa de María donde quedamos con Rocío que pasó a buscar a Elena por su clase de tenis mientras la chica de María se quedaba con las dos pequeñas. Cuando llegamos ya estaban las tres niñas con Rocío y Mariely. Esta se fue en cuanto llegamos y yo ayudé a María a hacer la cena para las niñas mientras Rocío ayudaba a Elena con los deberes y echaba un ojo a las peques.

– Vais a ser unos padres increíbles – dijo María

Yo solo sonreí y la di un besito en la mejilla. Poco después llegó Arturo y dimos de cenar a las tres niñas y cuando ya estuvieron todas en la cama cenamos los mayores. Hablamos del nuevo curro de Arturo y como este estaba encantado. Al estar en una estructura mas grande tenía muchas menos noches que acabar a las mil de la noche y el trabajo que a el le había tocado le gustaba pues no era nada monótono. Me gustaba verlos felices. Esa noche al volver a casa Rocío aun seguía con los últimos coletazos de la regla y no hicimos el amor.

El viernes yo me quedé en la oficina con Alberto coordinando todo lo que necesitaban desde el centro comercial para limar las últimas asperezas de la inauguración. A la hora de comer volvió Marga y comimos todos juntos antes de irnos a nuestras respectivas casas para cambiarnos de ropa y volver al centro comercial a eso de las siete de la tarde. Cuando llegamos Rocío y yo estaba ya todo el mundo excepto Raquel y José Carlos que llegaron unos minutos después. Entramos todos en la tienda para verla pero pronto dejamos a nuestras mujeres viendo la ropa mientras que los demás nos llevamos a las peques a dar una vuelta. Yo iba todo el rato con mi ahijada Marta de la mano. Media hora después de dejar a las chicas en la tienda estas salieron cargadas de bolsas. Fuimos todos juntos a cenar y tras un rato nos fuimos a casa. Al llegar Rocío y yo fuimos a la cama directamente para resarcirnos de los tres días sin sexo por su regla. Hicimos el amor varias veces antes de caer dormidos abrazados el uno al otro.

Sin planes el sábado estuvimos muy caseros. No salimos ni a comer y solo fuimos a dar una vuelta y a cenar pues nos daba un poco de apuro pasar todo el día en casa. Esa noche tras ver una peli hicimos el amor.

El domingo llamé a Marisa, la prima de Lucía, para felicitar a su hija por su cumpleaños. No éramos íntimos pero ahora que Manuela era como mi madre podríamos decir que ella era mi prima. A las ocho de la tarde salimos de casa pues a las nueve habíamos quedado a cenar en casa de Antonio y Laura. Tras una cena muy entretenida pasamos al sofá a charlar un rato.

– ¿Sabéis que? - dijo Laura – Antes de fin de año es probable que en esta casa seamos tres.

Rocío y yo sonreímos, nos miramos y nos lanzamos a felicitar a nuestros amigos.

– Tras nuestros padres sois los primeros en saberlo. Mañana se lo diremos a nuestros hermanos – dijo Antonio

– Me siento honrado – dije

– Deberías – dijo Antonio riendo

Tras un buen rato mas de charla nos fuimos para casa. Acaramelados como pocas veces subimos a casa. Rocío ese día llevaba unos vaqueros azules Levi´s con una camiseta azul de manga larga. Completaba su atuendo con un bolso, unas botas por fuera de los vaqueros, un cinturón y una chaqueta de cuero marrón. Nada mas entrar en casa dejó el bolso y la cazadora en el hall. Yo ahí también me quité mi cazadora y besándonos fuimos hasta la habitación. Íbamos tan lanzados que nos chocábamos con las paredes y no notábamos el dolor. Al llegar junto al borde de la cama el beso fue creciendo en intensidad y mientras yo la agarraba de su cintura ella se pegaba a mi cuello como una lapa. Yo subí una de mis manos hasta sus pechos y los acaricie con pasión. El contacto de mi mano con sus tetas hizo que nuestro beso incrementara su intensidad algo que, en principio, no parecía posible. La puse de espaldas a mi y levanté su camiseta hasta sacársela. En ese momento quedó con un precioso sujetador negro de encaje. Se lo quité y llevé mi boca a sus tetas sacando de ella un primer gemido. Hasta ahora la pasión había estado exenta de estos. Me agaché y la fui desabrochando las botas, sin dejar pasar la oportunidad de acariciarlas, mientras ella se desabrochaba su pantalón. Una vez la quité ambas botas ella ya estaba con el pantalón desabrochado y se lo fuimos bajando lentamente hasta dejarla sin el. Ella se arrodilló ante mi y mientras me bajaba el pantalón yo me desabrochaba y quitaba la camisa. Mi pantalón y calzoncillo se quedó a la altura de mis tobillos pues ella pasó a agarrar mi polla y, tras pajearla un ratito, se la metió en la boca. Estuvo haciendo una pequeña mamada sin manos a mi polla. Esta rápidamente se convirtió en una follada de boca con mi mano sujetando su cabeza. Cuando el ritmo subió demasiado y para ella ya no era cómodo puso su mano en mi abdomen y yo lo entendí. Dejé de intentar follar su boca y ella pasó a llevar el ritmo mamándomela a la vez que me sujetaba la polla con su mano derecha. La mayor parte del tiempo metía buenos trozos de polla en su boca pero a veces ella daba lamidas a mi falo como si se tratara de una piruleta. Tras un rato mas así la agarré y la subí a la cama, quitándola su braguita, poniéndome yo de rodillas en el suelo y llevando mi boca a su coño para chupárselo con fuerza. Mi lengua entraba y salía de sus labios vaginales intentado sacar el máximo provecho posible de su ya creciente excitación. No creía ser capaz de hacerla correr con la boca, principalmente porque pronto quería penetrarla, pero si pretendía aumentar su excitación hasta el punto mayor que mi lengua me permitiera. No fui suave con su coñito sino que intentaba que mi polla se comportara casi como una polla. A ratos, para incrementar la excitación de Rocío, usaba un dedo para penetrarla.

– Fóllame ya – dijo

– Voy – dije sonriendo

Y levantándome de mi posición acerqué mi polla a su coño. Puse una de mis rodillas en la cama mientras que mi otra pierna estaba aun en el suelo. Así, y con ella bien abierta de piernas, empecé a penetrarla haciendo que gritara de placer. Mi placer no era menor y hubiera gritado yo también pero estaba demasiado concentrado intentando sacar de ella un orgasmo como para preocuparme de si debía o no gemir. Una de mis manos se enganchó a una de sus tetas que tenía ya el pezón en un nivel de excitación máxima. Parecía un pistón. No dejaba de penetrarla como si me fuera la vida en ello y notaba que me estaba excitando mucho. Tras un rato mas follándola noté que ya me iba a correr.

– Me voy a correr – dije

– Hazlo y llego contigo

A petición suya y tras tan solo dos o tres penetraciones mas exploté en su interior. No fue hasta el tercer o cuarto chorro de esperma que ella se corrió también. Llegué incluso a pensar que no lo haría. Me dejé caer sobre la cama rendido y ella se acercó a mi. Me besó y se apoyó en mi pecho quedando ambos dormidos abrazados. Yo soñé con dejarla embarazada.

Mas de relatador74

Mi historia (81: Septiembre 2007)

Mi historia (80: Agosto 2007)

Mi historia (79: Julio 2007)

Mi historia (78: Junio 2007)

Mi historia (77: Mayo 2007)

Mi historia (76: Abril 2007)

Mi historia (75: Marzo 2007)

Mi historia (74: Febrero 2007)

Mi historia (73: Enero 2007)

Mi historia (72: Diciembre 2006)

Mi historia (71: Noviembre 2006)

Mi historia (70: Octubre 2006)

Mi historia (69: Septiembre 2006)

Mi historia (68: Agosto 2006)

Mi historia (67: Julio 2006)

Mi historia (66: Junio 2006)

Mi historia (65: Mayo 2006)

Mi historia (64: Abril 2006)

Mi historia (63: Marzo 2006)

Mi historia (62: Febrero 2006)

Mi historia (61: Enero 2006)

Mi historia (60: Diciembre 2005)

Mi historia (59: Noviembre 2005)

Mi historia (58: Octubre 2005)

Mi historia (57: Septiembre 2005)

Mi historia (56: Agosto 2005)

Mi historia (55: Julio 2005)

Mi historia (54: Junio 2005)

Mi historia (53: Mayo 2005)

Mi historia (52: Abril 2005)

Mi historia (51: Marzo 2005)

Mi historia (50: Febrero 2005)

Mi historia (49: Enero 2005)

Mi historia (48: Diciembre 2004)

Mi historia (47: Noviembre 2004)

Mi historia (46: Octubre 2004)

Mi historia (45: Septiembre 2004)

Mi historia (44: Agosto 2004)

Mi historia (43: Julio 2004)

Mi historia (42: Junio 2004)

Mi historia (41: Mayo 2004)

Mi historia (39: Marzo 2004)

Mi historia (38: Febrero 2004)

Mi historia (37: Enero 2004)

Mi historia (36: Diciembre 2003)

Mi historia (35: Noviembre 2003)

Mi historia (34: Octubre 2003)

Mi historia (33: Septiembre 2003)

Mi historia (32: Agosto 2003)

Mi historia (31: Julio 2003)

Mi historia (30: Junio 2003)

Mi historia (29: Mayo 2003)

Mi historia (28: Abril 2003)

Mi historia (27: Marzo 2003)

Mi historia (26: Febrero 2003)

Mi historia (25: Enero 2003)

Mi historia (24: Diciembre 2002)

Mi historia (23: Noviembre 2002)

Mi historia (22: Octubre 2002)

Mi historia (21: Septiembre 2002)

Mi historia (20: Agosto 2002)

Mi historia (19: Julio 2002)

Mi historia (18: Junio 2002)

Mi historia (17: Mayo 2002)

Mi historia (16: Abril 2002)

Mi historia (15: Marzo 2002)

Mi historia (14: Febrero 2002)

Mi historia (13: Enero 2002)

Mi historia (12: Diciembre 2001)

Mi historia (11: Noviembre 2001)

Mi historia (10: Octubre 2001)

Mi historia (09: Septiembre 2001)

Mi historia (08: Agosto 2001)

Mi historia (07: Julio 2001)

Mi historia (06: Junio 2001)

Mi historia (05: Mayo 2001)

Mi historia (04: Abril 2001)

Mi historia (03: Marzo 2001)

Mi historia (02: Febrero 2001)

Mi historia (01: El comienzo)