miprimita.com

Mi historia (17: Mayo 2002)

en Grandes Series

01. Semana del 6 al 12 de Mayo

El lunes en la oficina tuvimos una mañana bastante ocupada viendo números de las empresas en Abril para ir preparando la reunión mensual pues estaba harto de que me pillara siempre el toro y tuviera que estar los dos últimos días trabajando hasta tarde. Me agradaba saber que iba a ser la última vez que me comía el marrón pues íbamos a contratar un Director Financiero encargado de todas esas cosas. Comí con Raquel y estuvimos viendo los CV de los candidatos que íbamos a entrevistar esa tarde. Eran cinco jóvenes consultores, tres chicos y dos chicas. Elegimos consultores pues eran los que pensábamos tenían la mejor formación y su trabajo en esos momentos mas se podía aproximar a lo que buscábamos. Y eran jóvenes porque tendría que interesarles el sueldo de 70.000 euros brutos que ofrecíamos. En la entrevista estuvimos Mike, Raquel y yo. Empezaron a las dos de la tarde y acabamos a las ocho de la noche. Tras la última entrevista nos quedamos a discutir los candidatos. Al final nos quedamos con un chico, Marcos, y una chica, Ana. Decidimos que les haríamos una segunda entrevista ese viernes con Alberto y Marga presentes a ver que opinaban ellos.

El martes me levanté algo mas tarde de lo normal pues no iba a ir a la oficina ese día. Con Rocío en el Masters decidí volver a dar alguna charla en cámaras de comercio. No me aportaban dinero pero si que se solían hacer contactos interesantes. Ese día tenía una charla a las seis de la tarde en Toledo y luego cenaríamos algo en un cóctel donde podría hacer algún contacto local casi seguro. Aproveché para ir por la mañana e invitar a comer, a sugerencia de Rocío, a sus primos Roberto, que se casaba en menos de un mes, y a su prima María ya que, a pesar de llevarse cinco años, se llevaban muy bien. Ese viernes era el cumpleaños de su prima y no íbamos a poder estar con ella y, por tanto, Rocío me dio un regalo para ella. A las once salí de casa y poco después de las doce ya estaba en el parador de Toledo donde había quedado con ellos a la una y media. Fui a la cafetería del parador y con mi portátil revise mi charla mientras tomaba una coca cola. A la hora acordada ambos llegaron y pasamos a comer en el parador. Tras pedir y mientras llegaba el primer plato le di el regalo a María. Solo les había visto una vez pero me sentí bastante cómodo con ellos y hablamos de su boda. Ellos me preguntaron mas sobre nuestra boda y les dije que era casi seguro que fuera el veinticuatro de mayo de 2003 en Cuenca. Tras la comida nos despedimos hasta el día uno, cuando nos veríamos en Toledo por la boda de Roberto, y me fui al local del centro donde iba a ser la charla. Era un salón de actos de un instituto. Me fue bastante bien. Hablar en público no me causaba especial angustia y el tema lo conocía a la perfección. En el posterior cóctel conocí a mucha gente de los cuales tres o cuatro eran verdaderamente interesantes pues o bien tenían tiendas gourmet o de zapatos en Toledo u ofrecían algún producto que nos pudiera interesar. A las diez salí de Toledo y llegué poco después de las once. Rocío me esperaba en el salón, ya cenada, y vimos un rato la tele juntos antes de irnos a dormir. Fue un día largo para mi.

El miércoles fue un día mas normal de curro donde dedique buena parte de tiempo a los números. Comimos Mike, Raquel, María, Alberto y yo juntos puesto que era el cumpleaños de Marga. Mike y Marga lo celebrarían con las amigas de ellas y nos invitaron a comer el domingo a su casa. A mi me venía muy bien así pues ese fin de semana venían los padres de Rocío y el sábado conocerían a Mariano y Manuela con una comida en casa de ellos. Esa noche saque a Rocío a cenar y tras descansar un poco hicimos el amor.

Llegó el jueves y estaba bastante avanzado en la contabilidad de las empresas pero no me podía confiar pues si ocurría cualquier problema en alguna de las empresas y tenía que intervenir me retrasaría. Puesto que ese día tenía Rocío clase en el Masters decidí currar hasta algo mas tarde de lo normal. A eso de las ocho y media seguía en la oficina cuando entró María y cerró la puerta con pestillo.

– ¿Que haces aquí a estas horas? - dije yo

– He venido a verte

Se acercó a mi y sentándose en mis rodillas me besó.

– ¿Vienes con ganas de marcha? - dije

– La verdad es que no. Ya me molesta mucho la barriga y no me apetece nada follar. Y hace un mes estaba loca por recibirte dentro de mi.

– Bueno. Me conformo con besarte – dije – Ahora lo primero es tu bienestar.

Y volvimos a besarnos. Nuestras lenguas peleaban en el interior de su boca que alojaban nuestra batalla. Tras un par de minutos besándonos ella me dijo:

– He venido a verte porque no tengo ganas de follar pero me has cuidado tan bien estos meses atrás que tengo que agradecértelo

Se levantó y me dio la mano para levantarme. Una vez en pie me saco de mi silla y se sentó ella en la silla. Me acercó y se echó un poco, no podía mucho con la barriga, hacia adelante. Mirándome a los ojos me sonrió y me dio un beso en la polla por encima de los pantalones. Yo no pude hacer otra cosa que sonreír al intuir por donde iban los tiros. Sus manos empezaron a acariciar mi polla que, rápidamente, empezó a coger la dureza necesaria. Ella lentamente me empezó a desabrochar el pantalón sin dejar de mirarme en ningún momento a los ojos. En un instante me encontraba delante de María, a menos de dos semanas de salir de cuentas con mis pantalones y calzoncillos por debajo de las rodillas y sus manos jugando con mi pene totalmente empalmado. Su mano no conseguía abarcar todo el grosor de mi polla y se movía con delicadeza arriba y abajo. Iba a decirla que me diera un poco de caña pues la delicadeza con que manejaba mi polla no iba a conseguir que me corriera fácilmente cuando llevó su lengua al capullo de mi pene y jugueteo con ella. Ese simple gesto fue capaz de estremecerme y acercase a mi orgasmo mucho mas que unos cuantos minutos de delicada paja. El jugueteo de mi polla y su lengua duró solo unos segundos pues ella pasó a meterse toda mi polla en su boca. Jugaba con mi polla en su mano mientras metía y sacaba esta de su boca. Una de sus manos jugó con mi falo mientras la otra jugaba con los huevos y su boca se encargaba de terminar de darla placer. Siendo como era María una mujer constante no dejó de chupármela mientras me iba calentando y empezando a gemir mas fuerte. Estaba muy caliente y mis gemidos iban a más. Ella no dejó en ningún momento de mover su boca y ambas manos alrededor de mi polla y mis huevos y me llevó al orgasmo. La avisé que me iba a correr pero no pareció importarla y se lo tomo todo en su boca si bien un poco empezó a resbalar por su barbilla. Noté como tragaba todo lo que le quedaba en su boca y con un dedo recogió lo que resbalaba y se lo tomo. Se levantó y se fue. Antes de llegar a la puerta se dio la vuelta.

– Ya no me catas hasta después de la cuarentena – dijo

– Eres increíble – dije yo

Y se fue. Supongo que a asearse. Yo me quedé un momento parado y fui a asearme. Miré el reloj y eran ya mas de las nueve. Apagué el ordenador y llegue a casa con tiempo para hacer algo de cena para tomarla con Rocío en cuanto llegó del Masters. Mientras cenábamos me dijo que podíamos llevar a sus padres a ver mi oficina y la dije que perfecto pues ese día no sabía a que hora iba a salir de la oficina con la segunda ronda de entrevistas. Quedamos en que yo les esperaría en la oficina y llegarían sobre las siete.

El viernes por la mañana seguí con los números. A las dos me fui a comer con Raquel, Mike, Alberto y Marga y hablamos sobre la entrevista de esa tarde en la que ellos estarían presentes.

– Yo estoy un poco confuso con nuestra presencia en esa entrevista – dijo Alberto – A mi me parece que la persona que buscamos está en el escalafón por encima nuestra

– Pues te parece mal – dije yo – Esa persona va a cobrar lo mismo que vosotros. Solo que vosotros pronto veréis vuestro sueldo aumentado considerablemente y la persona que contratemos se pasara al menos un año con ese sueldo y sus subidas serán mas moderadas. Vuestro puesto en cada momento es el que vemos que es mas importante para la empresa. En estos momentos os queremos donde estáis pero sois mas importantes que cualquier Director General de una de nuestras empresas. Menos Mike claro.

– No te fijes en el puesto – dijo Raquel – Si solo te fijaras en eso Mike tendría el mismo puesto que cualquiera de los otros Directores Generales. Vosotros en esta empresa sois especiales e importantes.

– Ahora no se si voy a poder con tanta responsabilidad – dijo Alberto haciéndonos reír.

Tras arreglar las dudas existenciales de Alberto repasamos los dos CV y pensamos en las preguntas que íbamos a hacer a cada candidato. A las tres y media, cuando volvimos a la oficina, esta estaba ya casi desierta pues era viernes. A las cuatro llego Ana y la tuvimos casi una hora en la entrevista. Los cinco la preguntamos cosas e indagamos en su formación y CV. A las cinco y media llego Marcos y le hicimos pasar por un interrogatorio similar. A las seis y media estábamos ya deliberando y relativamente rápido nos decidimos por Ana pues en esta segunda entrevista mas a fondo vimos que había tocado mas cosas que nos interesaban que Marcos aunque ambos eran muy buenos candidatos. Estábamos charlando ya todos cuando llegó Rocío con sus padres, su hermano, su cuñada y su hermana Diana. Salí a abrirles la puerta de la oficina que a esas horas ya estaba cerrada y les presente a Mike, Raquel, Alberto y Marga. Dimos por finalizada la reunión y empecé a enseñarles la oficina. Empezamos por mi planta y fuimos bajando hasta terminar de ver las tres plantas. Tras la visita nos fuimos a nuestra casa para que la vieran pues tampoco la conocían. Tras el pequeño tour por mi casa pasamos al salón donde sacamos una pequeña cena de picoteo.

– Estoy verdaderamente impresionado – dijo el padre – Esperaba que tu empresa tuviera oficinas más pequeñas. ¿Cuantos empleados tienes?

– En oficina somos unos cincuenta – dije yo

– Vaya – dijo el hermano – No esta mal

– Pues a mi me ha encantado la casa – dijo la madre - La habitación es enorme con el vestidor y el baño y las otras tres no son pequeñas y la terraza es una maravilla. Además tenéis espacio para un par de niños.

– Tenemos espacio para el primero – dijo Rocío - Luego ya se nos quedará pequeña.

Yo aluciné oyendo que mi casa era pequeña para una pareja con dos niños pero no quería discutir. Y me dio un poco de vértigo que se hablaran de niños con tanta naturalidad. Pero a la vez me imagine con un par de niños y no me parecía tan mal. Sentado en el sofá, agarrado de la mano de Rocío era feliz. Tras un rato mas de charla nos despedimos pues al día siguiente comíamos con Mariano y Manuela en casa de ellos.

A las doce del mediodía del sábado estábamos esperando Rocío y yo a la familia de ella junto a su casa. Inmediatamente salieron con el coche del padre y nos siguieron hasta la casa de Mariano y Manuela donde llegamos en menos de quince minutos pues ellos ya estaban en el norte de Madrid junto a la A1. Al llegar dejamos los coches en el garaje de ellos y allí hicimos las presentaciones. Manuela fue la encargada de enseñar la casa que, a todo el mundo, impacta. Un chalet de los buenos en La Moraleja es un chalet impresionante aunque tengas dinero. Tras la vuelta por la casa pasamos al salón donde el servicio de Manuela puso unos aperitivos y empezamos a conversar Rocío y yo intentando romper el hielo. Pronto estaba la conversación avanzada y todos tuteándose cuando dijo Manuela:

– Tengo que felicitaros por la hija que tenéis. Estamos encantados con que Carlos conociera a Rocío y se vaya a casar con ella.

– Muchas gracias – dijo mi futura suegra

– Bueno - dijo Manuela mirando a Diana – Diana también es un encanto.

– Gracias – dijo Diana

El momento algodón de azúcar era ideal para dar una noticia que habíamos hablado largo y tendido Rocío y yo. Los dos estábamos de acuerdo desde el principio y solo nos preguntábamos cual era el momento ideal para comunicar la noticia y decidimos que ese era el momento.

– Tengo que decir una cosa – dije – Rocío y yo hemos estado hablando de la boda y hemos decidido que finalmente sea el 24 de Mayo

– Cuando vosotros queráis nos parece bien – dijo Manuela

– Y que Manuela sea la madrina. Aunque supongo que ninguno de vosotros tendríais ninguna duda de eso.

Manuela nos miró a Rocío y a mi durante unos segundos y, mientras caía una lagrima de su mejilla, se acercó a mi y me dio un beso seguido de otro a Rocío.

– La has hecho la mujer mas feliz del mundo – dijo Mariano mientras Manuela se secaba las últimas lágrimas.

– No puede ser que no lo supiera ya – dijo Rocío acercándose a ella y dándola un beso.

– Me hacía ilusión pero no lo iba a pedir – dijo

– Y no hizo falta – dije yo

– Señora, la comida está lista – dijo una de las chicas del servicio nada mas entrar en el salón

– ¡A comer y a divertirnos! - dijo Mariano – Que os gustan los dramas una cosa que no es normal.

Fuimos al comedor y disfrutamos con una comida de primerísima calidad. Seguidamente fuimos al salón y los padres de Rocío y los que ya eran mis padres charlaron sobre nuestra boda. Manuela y mi futura suegra se apuntaron a ir a por el vestido de novia y Rocío me miraba sonriendo por como estaban haciéndonos la agenda. A eso de las nueve cenamos unos canapés y a las doce nos fuimos cada uno a nuestra casa. La unión de familias fue genial y Rocío y yo lo celebramos con un buen polvo.

El domingo nos levantamos pronto y fuimos a la casa que los padres de Rocío tenían en Madrid, donde antes vivía Rocío y ahora vivía Diana, para despedirnos de ellos y, de allí, nos dirigimos a casa de Mike donde nos habían invitado a comer pues el miércoles había sido el cumpleaños de Marga. Fuimos Raquel, Alberto y yo con nuestras parejas así como María con Arturo y las niñas. Lo que nosotros llamábamos el grupo. La comida fue muy buena. Mike y Marga tuvieron la idea de hacer una comida donde casi todos los ingredientes, menos los frescos, eran distribuidos por nosotros. María estaba ya enorme y la dije allí mismo que no fuera mas a la oficina. El miércoles era fiesta en Madrid y tampoco era necesario que apurara hasta el último día. Tras la comida charlamos y a eso de las diez nos fuimos todos a nuestras casas tras una cena ligera. Al llegar a casa Rocío y yo vimos un rato la tele pero como nos aburría nos fuimos a la cama donde hicimos el amor antes de caer dormidos en los brazos del otro.

02. Semana del 13 al 19 de Mayo

Fue Raquel la que se encargó el lunes de ofrecer a Ana el puesto de Directora Financiera. Por lo que me contó a posteriori aceptó en el momento y acordaron que empezara en Junio. Exactamente el tres de Junio que era lunes. El día por lo demás consistió en números, números y más números. Ya casi tenía terminado el reporte para la reunión mensual pero no quería tener que aparecer por la oficina el día de fiesta. Por la noche me fui a cenar con Rocío y comentamos lo contentos que estaban por el buen rollo que hubo entre nuestras familias. En especial entre nuestras madres que parecieron encajar rápidamente. Tras la cena paseamos un rato por nuestro barrio y al llegar a casa nos fuimos a la cama quedando dormidos sin hacer el amor.

El martes era un día normal en la oficina pero también era el cumpleaños de Raquel que cumplía treinta y dos años embarazada de su primera hija. La felicité y me puse con los números y a las siete seguía en ello pues, como Rocío tenía Masters, no tenía ninguna prisa por ir a casa. A esa hora entró Raquel en la oficina y me dijo:

– María da a luz antes del fin de semana – dijo – Mi apuesta es el sábado

– Si tu lo dices – dije yo

– No he venido a hablar del embarazo de María – dijo

– ¿A que has venido a hablar?

– No he venido a hablar. He venido a chupártela. He estado en casa de María y la he dicho que estabas a lo bestia con el tema de los números y ella me ha dicho que la semana pasada estabas igual y que tras chupártela cree que te relajaste.

– Muy observadora – dije yo

Se acercó a mi y se puso de rodillas delante mía. Ya tenía una ostensible barriga de casi 7 meses.

– ¿Estás cómoda de rodillas? - dije yo – María me la chupó sentada en mi butaca. Además, es el día de tu cumpleaños. ¿No debería ser yo el que te hiciera un regalo en vez de tu a mi? ¿No vas a cenar con José Carlos?

– Estoy también es un regalo para mi. Además, mi barriga no es tan grande como la suya. Aunque a saber lo que crecerá. Y si, cenaré con José Carlos. He quedado a las diez. Tenemos tiempo.

Se movió un poco hasta ponerse entre mis piernas y empezó a manosear mi polla por encima del pantalón con cierta fuerza. Bastaron cuatro o cinco movimientos hasta dejar mi polla totalmente erecta. Una vez llegó a su tamaño máximo se echó sobre ella y la dio un beso por encima del pantalón. Me miró a los ojos y dijo:

– ¿Quieres que siga?

– ¿Tu que crees? - contesté plenamente excitado

Sonriendo empezó a quitarme muy lentamente el cinturón mientras se pasaba la lengua por sus labios como relamiéndose. Cuando tuvo el cinturón desabrochado paso a mis pantalones y bajo la bragueta de mis Chinos seguido por el botón y, haciéndome levantar un poco el culo, me bajó los pantalones hasta la altura de los tobillos. Jugueteo unos minutos con mi polla por encima del calzoncillo y, tras darle un nuevo beso, me los bajo a la altura de los pantalones. Ya con mi polla totalmente erecta y libre de ropa sus manos empezaron a jugar con mi polla, acariciándola e intentando que se pusiera algo mas dura. Obviamente fue imposible ya que estaba a tope. Su mano se movía con delicadeza arriba y abajo a la vez que giraba sobre el tronco. De esa manera tocaba toda la polla aunque no lo abarcara. Una técnica que María no dominaba pues recordaba su mano incapaz de abarcarla toda. Tras un rato así llevo su lengua a la base de mi pene y fue subiéndola hasta el capullo. Una vez allí dio un besito a mi capullo y volvió a bajar con su lengua por toda mi extensión llegando a mis huevos. Allí los besó y se los metió alternativamente en la boca. Volvió a subir pero esta vez, al llegar al capullo lo que que hizo fue meterse toda la polla en la boca, al menos todo lo que le entraba. Su mano tocaba mis huevos mientras mi pene entraba y salía violentamente de su boca. En esos momentos yo ya gemía locamente. Ella lo que hizo fue sacarse media polla y ya mas relajada abarcar todo mi pene quedándose quieta. Yo estaba bastante caliente con mi polla en su boca pero la falta de movimiento calmaba en parte mi excitación. En cuanto ella notó que yo ya no gemía igual lo que hizo fue mover su lengua de tal manera que jugó con mi capullo mientras que sus labios abrazaban el contorno de mi pene. Y exploté en un gruñido brutal y la dije que me iba a correr. Hizo oídos sordos y siguió a lo suyo haciendo que me corriera en su boca. Se lo tragó todo sin dejar escapar la mas mínima gota mientras sus ojos buscaban los míos. Yo me quedé totalmente relajado apoyado en mi silla del despacho. Ella se levantó y me beso dejándome el sabor de mi semen en los labios. Cogió su bolso y se fue. Nada mas llegar a la puerta se dio la vuelta y dijo:

– No te quedes hasta muy tarde

– Feliz cumpleaños - respondí

Me levanté y me asee un poco. Eran las ocho menos cuarto y aun me iba a quedar cuarenta y cinco minutos mas pero bien relajado que estaba. Hacia las diez llegue a casa y preparé la cena para Rocío y para mi. Cuando llegó cenamos y pronto nos fuimos a dormir.

Por suerte el miércoles era fiesta en Madrid capital y Rocío y yo fuimos a casa de Raquel a celebrar su cumpleaños. Cuando llegamos María descansaba en el salón, habían llegado los primeros, mientras los demás preparamos la comida. Lo cierto es que estaba a punto de dar a luz. Durante la comida todo fue genial. Eramos unas quince personas y fue todo muy bien. Tras la comida y los cafés dimos los regalos. El nuestro lo había comprado Rocío y era un colgante de la marca Tous bastante elegante. Seguimos charlando y riendo hasta que nos fuimos yendo todos. Nosotros nos fuimos a la vez que María y su familia. Ya en el portal salió el tema de las niñas y María dijo que aun no sabía que hacer con ellas que suponía que se las dejaría a sus padres o a su hermano.

– A nosotros no nos importa quedarnos con ellas – dijo Rocío

– Gracias cariño – dijo María – Pero si es en días de diario es mucha paliza. Mi padre esta medio jubilado.

– Yo encantada y Carlos también. No dice nada pero sabes que lo está.

– Yo también quiero ir con Rocío – dijo Elena

– ¡Elena! - dijo María – Tu harás lo que sea mejor para los mayores.

– ¿Porque no nos dejas a Elena y dejas a Marta con tus padres? - dije yo – Las dos para tus padres es mucha paliza

– Eso es buena idea – dijo Arturo mediando

– ¿Seguro que no os importa? - dijo María - No os quiero poner en un compromiso

– A mi desde luego no me importa – dije

– Yo estaría encantada – dijo Rocío

Y así planeamos como actuaríamos cuando diera a luz que debía ser cualquier día de los siguientes diez días. Ese día pasamos por casa de María antes de volver a casa y cogimos una bolsa con ropa de Elena para no tener que ir a por ella el día que María diera a luz. Al llegar a casa hicimos el amor con pasión y nos fuimos a dormir.

El jueves terminé de preparar los papeles para la reunión mensual y gracias al curro de las dos semanas anteriores terminé pronto. A las dos me fui a comer con Alberto, Marga y Mike y a las cinco me fui para casa a descansar un poco. Al llegar a casa leí un libro hasta las diez que me puse a preparar la cena para Rocío y para mi. Cenamos, vimos la tele y nos fuimos a dormir.

El viernes a las doce empezamos Mike, Raquel y yo la reunión mensual. En abril tuvimos unos resultados espectaculares. En parte gracias a un mes espectacular de la empresa de importaciones que dirigía Mike. El junto con Marga y Alberto estaban haciendo un gran trabajo y consiguieron ese mes batir el récord de ventas pasando por primera vez de 700.000 euros. Igualmente fue un mes espectacular para la inmobiliaria pero en este caso fue por la venta dela casa de mis padres. Nuestra inmobiliaria era de lujo pero no de hiperlujo. Las casas que solíamos vender era de entre 800.000 y 1,4 millones de euros. La empresa de diseño facturó solo un poco mas de lo normal pero aumento gastos ya que se contrataron un diseñador y un programador extras. Aun así, seguía en beneficios. Tanto el restaurante como la franquicia de moda estuvieron en la linea de meses anteriores. Nada espectacular pero bien. Las tienda de zapatos facturaban, entre las dos, menos que nuestra única franquicia de moda y con casi los mismos gastos. Teníamos que estudiar como contener gastos y aumentar la facturación pues en esos momentos el margen estaba en menos de 6%. Para nuestros negocios de venta al consumidor final aspirábamos a un margen neto del 12%. Para nuestros negocios a empresas, las importadoras y la empresa de diseño, esperábamos márgenes entre el 15% y el 35%. La importadora de calzado estaba en un margen, en Mayo, del 7% que es muy bajo. Nuestro objetivo sería que Raquel les ayudara para subir el margen a un 15% al menos antes de fin de año. Cuando salimos de la reunión mensual vi dos llamadas de Arturo en el móvil. María se había puesto de parto. Piqué a Raquel diciéndola que se había equivocado por un día y me fui rápidamente al hospital. Principalmente porque necesitaba la silla del coche de Elena. Camino al coche llamé a Rocío y quedé con ella a las tres de la tarde en su oficina. Una vez en el hospital montamos la silla de Elena en mi coche entre el padre de María y yo y me fui a buscar a Rocío. No pude ver a María o Arturo pues estaban en el paritorio. Del hospital fui a recoger a Rocío y con ella comí antes de estar a las cinco en el cole de Elena para recogerla. Cuando nos vio se alegro mucho y la dijimos que íbamos a ver a su madre que había vuelto a ser mamá. Cuando llegamos al hospital, hacia las seis, la niña ya había nacido y estaba en la habitación con la madre. Entramos los tres a felicitarla. María se emocionó mucho al ver a su hija besar a la recién nacida, que se iba a llamar Elisa. Rocío y yo la dimos un regalo que era un body para la niña y un ramo de flores. A las diez nos fuimos para que los padres descansaran. Al llegar a casa cenamos algo ligerito con Elena y a las once nos acostamos tanto nosotros como ella.

El sábado nos levantamos a las diez y desayunamos con Elena tranquilamente. A las once salimos hacía el hospital andando pues estaba a solo unas manzanas de nuestra casa. Pronto estuvimos en el hospital. Yo pasé mucho tiempo en el pasillo con Arturo y otra gente que visitaba mientras que Elena y Rocío solían estar dentro con María y la gente que acababa de llegar. A mediodía nos llevamos a la niña a comer con Raquel y José Carlos y volvimos al hospital. A eso de las siete nos la llevamos, para que no estuviera allí todo el día, al cine y a cenar y luego a casa a dormir.

El domingo el día fue muy parecido al sábado aunque cambiamos el cine por una cena en casa ayudándola con los deberes. La ayudó Rocío, para ser ciertos. A las diez y media metimos a la niña en la cama y a las once y media nos fuimos nosotros.

03. Semana del 20 al 26 de Mayo

Por la mañana nos levantamos algo antes de lo normal para ayudar a Elena prepararse para el colegio. Mientras Elena y Rocío se duchaban yo las preparé el desayuno. Hacia las nueve menos veinte Rocío cogió las llaves de mi coche, que tenía el alzador para Elena, y se la llevó al colegio. Esa mañana dieron el alta a María. Hable con ella por teléfono pero no iría a su casa hasta por la tarde. Tras todo el día trabajando pasé por casa de María. Allí ya estaba Rocío que había ido a recoger a Elena al colegio. Esa noche nos llevamos a Elena a dormir a casa por último día. Al día siguiente ya Arturo iría a recogerla al colegio. Llegamos a casa a las nueve y estuvo con nosotros una hora en el salón antes de irse a la cama. Mas específicamente estuvo una hora hablando con Rocío. A las once nos fuimos nosotros y nos dormimos tras pasar un rato abrazados y mirándonos a los ojos.

El martes fue un martes normal. Aproveché que tenía que llevar a Arturo el alzador de Elena para ver a María y la niña, Elisa. A eso de las ocho estaba en casa leyendo un libro hasta que a las diez preparé la cena para Rocío y para mi. Tras cenar fuimos a la cama. Estábamos cansados pero teníamos ganas de hacer el amor tras unos días volcados en Elena.

El miércoles trabajé normalmente hasta las cinco y media cuando me fui a recoger a Rocío para ir a casa de María. Estuvimos con María, las niñas y Arturo hasta casi las diez. María estaba bastante bien y la niña tenía algún pequeño cólico pero nada importante. A las ocho y media preparamos algo para cenar y pasamos una tarde-noche muy agradable. Esa noche, al llegar a casa, volvimos a hacer el amor.

El jueves, de nuevo, fue un día normal en el trabajo. Fue el cumpleaños de Nuria, la Directora General de nuestra empresa de restaurantes, y fuimos Raquel, Mike y Luis, su segundo de abordo, a comer con ella. Aprovechamos para hablar algo del nuevo restaurante que abriríamos en un mes y medio, aproximadamente. Esa noche tenía Rocío Masters y también lo tendría el viernes y sábado por la mañana. Como casi siempre que Rocío tenía Masters la hice la cena. Esa noche nos fuimos a dormir pronto pues ella estaba muy cansada.

El viernes fue como un jueves. Con Rocío en el Masters, y tras un día de trabajo normal, no teníamos planes y la esperé en casa con la cena lista. Luego algo de tele y pronto a la cama pues el sábado tenía que levantarse pronto para volver al Masters. Pensaba que lo iba a llevar mejor pero las semanas que ella tenía Masters los viernes y sábado me encontraba un poco vacío.

Me levanté tarde el sábado y tras desayunar leí un poco y fui a buscar a Rocío al Masters. Estaba Antonio esperando a Laura pues comían ese día en casa de los padres de ella. Tras salir Rocío me despedí de Antonio y Laura y nos fuimos a comer. Llevé a Rocío a un restaurante céntrico y luego dimos una vuelta por Madrid. Ese día se estaba muy bien en la calle con medias de alrededor de veinte grados y máximas alrededor de veinticinco. El Madrid de los Austrias es cutre comparado con los Palacios de París pero para mi gusto es igual de romántico si la persona que está al lado es la ideal. Tras comer nos fuimos a los Jardines de Sabatini a pasear, disfrutar el uno del otro y divagar sobre nuestra boda. Por la tarde fuimos un momento a ver a María y a la niña y, tras la visita nos fuimos a cenar a un restaurante romántico donde hablamos de nuestra boda. Mientras hablábamos nos acariciábamos y yo notaba que la temperatura ambiente iba aumentando. La mía desde luego. Esa noche no fuimos a tomar una copa pues a ambos nos apetecía ir a casa lo antes posible. Ya en el ascensor de casa nuestras bocas se buscaron con impaciencia. Mantuvimos un poco las apariencias entre el momento en que salimos del ascensor y entramos en casa. Pero una vez cerrada la puerta se levantó la tormenta. Mis manos pasearon por todo su atuendo ejecutivo primaveral. Era sábado pero en el Masters tenían que vestir como si fueran a la oficina. Se había puesto una falda gris de tubo pero muy elástica hasta justo por debajo de las rodillas con una camiseta de punto gris. En sus pies llevaba unos zapatos de alto tacón con peep toe abiertos por los laterales de color marrón tirando a oscuro. Por encima de la camiseta llevaba un cinturón marrón cuya función era meramente estética. Mis manos fueron como un resorte a sus glúteos y empecé a acariciarlos con ansia. Ella me copió y me agarró del culo. Nuestras bocas no paraban y las lenguas peleaban por entrar en la boca del otro en una lucha sin cuartel. Pasaron unos cuantos minutos y no habíamos pasado del hall de entrada. Aunque en esos momentos yo la tenía a ella aprisionada contra la pared. Subió su mano de mi culo a mi cuello a la vez que yo bajaba mi mano izquierda de su culo a su muslo mientras acariciaba este. Ella se separó un segundo de mi y sonrío. Levantó su pierna derecha, la que yo acariciaba, y puso el talón de su pie entre mis piernas. Este movimiento hizo que la falda se situara, por primera vez, por encima de la rodilla. Y volvimos a besarnos con intensidad. Ella subía y bajaba la pierna que tenía en mi espalda masajeándome, de esa manera, las piernas. Yo con mi mano derecha tocaba la parte inferior de su culo, esa que no estaba pegada a la pared, mientras con la izquierda acariciaba su pierna izquierda y subía su falda muy poco a poco. Pegue mi cuerpo al de ella mientras seguía con el beso. Separé mi mano derecha de su culo y la llevé a su muslo izquierdo. Una vez en el borde de su falda empecé a subir mi mano hasta que tenía esta enrollada alrededor de su cintura. Llevé mi mano a su cinturón y lo desabroché para poder quitarla mejor la camiseta. Cosa que hice inmediatamente. Ella se encontraba ya con la falda a la cintura, mostrando su precioso tanga y en sujetador mientras yo aun estaba totalmente vestido. No parecía contenta con ese reparto y llevó sus manos inmediatamente a mi camisa mientras su boca se separaba de mi boca y se dirigió a mi oreja. Alternaba meter su lengua en ella con pequeños mordiscos en los lóbulos a la vez que desabrochaba la camisa. Cuando el último botón se separó de su ojal ella tiró tan violentamente hacia atrás de la camisa que rompió esta por una de las costuras. Y la camisa era de calidad pero es que el movimiento fue muy brusco. Me daba igual la camisa. Tanto que empecé a reírme haciendo mas difícil su trabajo de boca en mi oreja ya que movía mi cabeza por la risa. Ella me agarró con ambas manos de los mofletes y mirándome fijamente me besó con fuerza rompiendo inmediatamente la carcajada. Ella tomó el control con el beso y yo quise recuperarlo. Para hacerlo llevé una de mis manos a su entrepierna y, apartando el tanga, metí tres dedos dentro de ella de manera relativamente brusca. Ella gimió inmediatamente y su beso se convirtió, de inmediato, en mordisquitos en mis labios. La sangre empezó a hervirme y yo la separé de la pared y la giré de tal manera que sus manos estaban apoyadas en la pared, rápidamente desabroché mi cinturón y mis pantalones y los bajé junto a mis calzoncillos hasta mis tobillos. Junté mi cuerpo al de ella y mi polla se posó sobre el canalillo que formaban sus dos glúteos. Empecé a moverme para que notara claramente mi erección y a la vez me incliné sobre ella para besar su oreja, mas bien morderla.

– Uff - suspiró tras el contacto de mi boca con su oreja

– ¿Te gusta? - dije

– Me gustaría mas si me la metieras de una vez

– Así que eso es lo que quieres

Cogí mi polla con la mano y empecé a apuntarla a su coño y a moverla en movimientos circulares así como verticales y horizontales en la proximidad de su coño.

– No seas malo – dijo ella

– ¿Crees que soy malo? ¿Quieres que pare?

– Quiero que me la metas. ¡Ya!

Me incliné sobre ella, la chupé el lóbulo de la oreja y aparté con mi mano un poco su tanga. Seguí con su oreja mientras apuntaba la polla y, de un movimiento brusco, se la metí hasta el fondo.

– Si – gritó Rocío – Sigue así no pares

Y yo como no soy capaz de llevar la contraria a la mujer de mi vida. Y empecé a moverme fuertemente penetrándola como un loco con ella contra la pared. El movimiento era tan fuerte que ella giró su cabeza hacia un lado y la pegó a la pared. Mientras yo seguía con las embestidas. Tras unos minutos dándola ella empezó a correrse y su coño a aprisionar mi pene y darle un masaje hipersensual. Yo estaba cerca de mi corrida pero intenté aguantar y conseguí salir airoso de ello. Seguí perforándola y, tras un rato, ella volvió a gemir. Desgraciadamente a mi me quedaba ya poco aguante. No pasarían mas de cuatro minutos hasta que eché el primer chorro de semen en su interior. Puesto que con mi polla veía que no iba a conseguir una segunda corrida bajé mi mano a su clítoris y lo froté, casi un poco a lo bestia, mientras echaba en ella mis últimos chorros. Ella gimió cada vez mas fuerte y, tras unos minutos, ya sin estar yo eyaculando, se corrió por segunda vez. Me eché sobre ella, ambos pegados a la pared y la di la vuelta, apoyé su espalda en la pared, y la besé. Mientras nos besamos nos mirábamos a los ojos. No necesitábamos hablar para declararnos amor eterno. Era evidente. Tras un rato de beso en el hall ella habló.

– Ya ni pasamos del hall de entrada – dijo – Un día de estos vamos a acabar haciendo el amor en el ascensor

Yo sonreí picaramente mirándola a los ojos.

– Ni se te ocurra pensarlo. El hijo de unos clientes míos vive en este edifico. Si nos pilla te mato. Recojamos la ropa del suelo y vamos a la cama. A por el segundo round.

Y agarrado a su mano la seguí hasta la habitación donde hicimos una vez mas el amor.

El domingo, tras una semana intensa, lo pasamos tranquilamente en casa, saliendo a comer y cenando algo ligero. Leyendo, viendo una peli y dando un paseo por el barrio. Un día para cargar las pilas en pareja.

04. Semana del 27 de Mayo al 2 de Junio

El lunes no tenía mucho trabajo y, por tanto, me dediqué a revistar algunos números y preparar una mesa redonda en la que iba a participar al día siguiente en Valencia. Fui a comer con Raquel y Mike y preparamos un poco la transición de María a un puesto de más responsabilidad como iba a ser el de asistente personal de los tres. Puesto que, en esencia, la convertía en jefa de nuestras secretarias y de todos los departamentos de recepción. En principio no sería jefa de las otras secretarias. Por la tarde di los últimos retoques a los temas que se tratarían en la mesa redonda del día siguiente y, a las siete me fui a casa para poder ir a cenar con Rocío. Mi vida de pareja con Rocío era genial porque podíamos pasarnos horas hablando. Parecíamos almas gemelas.

El martes me desperté muy pronto, a las cinco y cuarto, y tras ducharme fui al aeropuerto a coger mi vuelo a Valencia. Podía haber ido la noche anterior pero preferí poder cenar con Rocío que hacerlo solo en la habitación del hotel. Cogí un vuelo que salía a las siete y poco antes de las ocho ya estaba en Valencia. Desde ahí fui a la feria de Valencia, muy cercana al aeropuerto, en Taxi y entré en el evento en el que, a la una del mediodía, compartiría la mesa redonda. Aproveché para visitar la feria, conocer a gente nueva, y saludar a viejos conocidos. Era una feria sobre la industria alimenticia. Tras la mesa redonda un grupo de los allí presentes nos fuimos a comer. Conseguí un par de buenos contactos y solo por eso valía ya la pena la visita. Seguí un rato en la feria y a las cinco decidí volver al aeropuerto para, en la sala VIP, leer el email en mi ordenador portátil antes de coger el vuelo de vuelta que salía a las siete y media. Cuando llegué a casa descansé un poco y, a eso de las diez, hice la cena para mi futura esposa. Me gustaba pensar en ella así.

El miércoles empecé a revisar los números de las empresas por encima y vi que el mes iba a ser normalito. Con beneficios pero parecía que iba a ser peor que abril. Claro que hasta que no estuvieran los números finales no se sabría bien. Tras comer con un cliente importante de la empresa de importación de calzado, volví a la oficina a cerrar algunos asuntos y, poco después de la seis, me fui con Rocío a pasar la noche con ella. Con el Masters estaba aprendiendo a aprovechar lo lunes y miércoles que podía estar con ella. Cenamos tranquilamente en un restaurante de nuestro barrio y, tras descansar un poco en el salón, hicimos el amor.

El jueves tuve, con diferencia, una de las reuniones mas fáciles que he tenido en mi vida. A las doce Mariano llegó a nuestra oficina para ver nuestro sistema web de gestión de la empresa de importaciones. Era un producto que había creado para nosotros nuestra empresa de diseño y programación web pero que ahora estaba adaptado para casi cualquier empresa de importaciones. Era un producto muy trabajado en el que habíamos estado currando casi diez meses y que a nosotros nos había permitido reducir gastos en un 10%. Con lo que eso significa en los beneficios. La reunión consistió en una presentación de Mike y Oscar. Oscar contaba las virtudes mientras Mike ofrecía casos reales de éxito. Mariano venía convencido pero le hicimos una propuesta económica muy buena ya que le cobraríamos solo 35.000 euros al mes pudiendo empezar a utilizarlo ya y con asistencia técnica incluida. Para una empresa como la suya que facturaba unos 50.000.000 de euros y tenía gastos de 40 y pico millones esto podía suponer unos cuatro millones de ahorro en gastos por unos 400.000 euros anuales. Tras la reunión quedo pendiente de aprobación por parte de su equipo pero era evidente que sería aprobado. Fuimos el y yo a comer y me preguntó mucho por la boda pero no podía decirle mucho mas ya que aun estábamos un poco parados. A parte de la fecha y la iglesia poco mas sabíamos. Tras comer trabajé un rato con Mike sobre unas ideas que el tenía de nuevas empresas y, a eso de la ocho, me fui a casa. Como hacía los días de Masters de Rocío la hice la cena y pasamos una noche tranquila.

El viernes desayune con Mike y Raquel y trabajé un poco pero a las dos me fui, algo antes de lo normal, para recoger a Rocío e irnos a Toledo ya que su primo Roberto se casaba el sábado por la tarde. A las tres la recogí, ya con nuestras ropas en el coche. Diana iría mas tarde con su hermano y cuñada. Fuimos al parador donde dormiríamos esos días. Al llegar ya estaban los padres de Rocío y comimos un poco de embutido en la cafetería del Parador. Pasamos la tarde descansando en nuestra habitación del parador. Por la noche, y ya con los demás, fuimos a cenar a casa de Mercedes, la hermana de la madre de Rocío. A la cena fueron las hijas de Mercedes con sus novios y nosotros. La familia del hermano se quedó en su casa ayudando a su hijo Roberto en los últimos detalles. No obstante la hija menor del hermano, María, si vino después de cenar a tomar el postre y una copa. A la una de la mañana nos fuimos todos de vuelta al Parador para descansar.

Llegó el día de la boda y por la mañana visitamos Toledo y comimos pronto. A las tres nos volvimos al hotel para empezar a prepararnos pues la boda era a las seis. Rocío se puso un espectacular vestido rojo de Versace, el mismo diseñador que llevó para el bautizo de Marta, con sandalias de taconazo del mismo color y yo un traje gris oscuro de Hugo Boss con una corbata a juego con el traje de Rocío y camisa de gemelos blanca. La corbata había sido regalo de ella para que fuéramos conjuntados. Diana, Rocío y yo fuimos en mi coche a la iglesia y luego al banquete que fue de muy buena calidad. Rocío y yo aprovechábamos los pocos momentos en los que estábamos solos para comentar que nos gustaba y que no de esa boda para aprovecharlo en la nuestra. Tras el banquete fiesta y barra libre hasta las tantas. Yo solo tome dos copas muy al principio para poder conducir de vuelta al Parador y el resto lo pasé a Coca-Cola y agua. Pero no fue necesario el alcohol. Lo pase bien con los jóvenes de la boda haciendo el tonto en la pista de baile y con los adultos hablando sobre temas variados. Mi suegro me iba presentando a mucha gente de negocios de Toledo con las que hablaba de mis negocios, de sus negocios y de posibles negocios conjuntos. Aunque claro, con dos copas yo y muchas mas ellos todos los negocios parecían fáciles. A las tres de la mañana acabó el baile y nos fuimos a una discoteca donde estuvimos hasta las cinco. A esa hora volvimos al hotel. Al entrar en la habitación Rocío me besó en la boca y me sonrió. Me agarró por la corbata, me llevó junto a ella y, tras morrearme, me dijo:

– Me encartaría follarte ahora mismo, pero estoy demasiado cansada.

– Vaya – dije yo sonriendo

– Otro día nos disfrazamos con estas ropas en casa y me dejas seca

Y con eso se metió en el baño y tras unos minutos salió, se tumbó en la cama y quedó dormida. Tras desnudarme me metí en la cama junto a ella y pensé que pronto nosotros seríamos los protagonistas de un día como ese.

Uno podía pensar que el domingo sería un día tranquilo. Nada mas lejos de la realidad. La familia de la madre de Rocío tenía una comida preparada para nosotros y, tras hacer el checkout del Parador fuimos a esta. Algo destrozados aguantamos el tipo hasta las seis de la tarde cuando ya exhaustos decidimos volver a Madrid. Poco después de las siete estaban nuestras maletas en el hall de entrada y Rocío y yo en el sofá de casa verdaderamente cansados. Yo estaba sentado con los pies en alto sobre la mesa de centró y ella tumbada en el sofá con su cabeza sobre el muslo de mi pierna derecha. Tras un rato en que parecíamos dos estatuas pasé a acariciar su sedoso cabello. Giró un poco su cabeza y me sonrió. En ese día de calor en la meseta española ella llevaba un pantaloncito blanco muy corto con un polo azul celeste y unas sandalias de esparto y cuña de unos siete centímetros. Yo también vestía bastante fresco con unos zapatos náuticos, unos bermudas beige y un polo marrón oscuro. Mi caricia en su cabello fue poco a poco a mas y relativamente pronto mis manos jugaban con sus orejas. La yema de mi dedo recorría la circunferencia de su oreja de manera muy suave. Al tiempo su mano derecha empezaba a jugar con mi pecho y, por la abertura que dejaba el polo, empezó a acariciarme. Yo estaba cansadísimo y ella supongo que no lo estaría menos pero igualmente quería hacer el amor con ella. La noche anterior había sido nuestra primera boda tras nuestro compromiso y habíamos hablado mucho de los detalles que vimos de cara a la nuestra. Agaché mi cabeza hasta juntar mis labios con los suyos y mis ojos se debieron iluminar. Sentir sus labios pegados a los míos era lo más maravilloso del mundo y ahí los tenía. Ella abrió la boca y mi lengua entró en la suya jugando con amor. Su mano derecha abandonó mi pecho y se unió a su mano izquierda pasando a acariciar tanto mi cuello como mi cara. Sus caricias me inspiraban una ternura inaudita en mi. Ese día por lo que fuera, podía ser la boda del día anterior o quizás que el cansancio me hacía estar mas sensible, sus caricias me volvían loco. Debió notarlo pues mi beso subió en intensidad y ella respondió sin dudarlo subiendo la intensidad del movimiento de su lengua. Mi cuello empezaba a doler en esa posición y me levanté del sofá. Me agaché de nuevo sobre ella, la besé y pasando un brazo bajo su pierna y otro bajo su cuello la levanté del sofá. Ella recostó su cabeza en mi pecho y me besó sobre el polo mientras la llevaba a la habitación. Una vez allí la tumbé en la cama y volví a besarla. La bajé el pantaloncito que llevaba y la quité el polo dejándola en ropa interior. Me levanté y a toda velocidad me quité el bermudas, el polo y los calzoncillos. Me tumbé sobre ella. Rocío me acogió con las piernas abiertas y al aire. Mi pene, liberado de la opresión del calzoncillo, se apoyaba sobre la tela de su tanga mientras yo volvía a besarla. Debió ser la sensación de sentir mi pene junto a su coño ya que el beso subió una barbaridad en intensidad. Nuestro amoroso juego de lenguas pasó a ser un violento juego donde se mezclaba la invasión de las lenguas con mordiscos en los labios y nuestras manos agarrando el cabello o cuello del otro. Tras un par de minutos Rocío dejó el beso y dijo:

– Te necesito dentro

– Y yo necesito entrar en ti, desde hace mucho

– ¿A que esperas?

– No se – dije – Me esta gustando besarte

– Me encanta como me besas, me podría pasar la vida besándote pero ahora te necesito dentro. Y cuando me la metas bésame.

Me di por satisfecho y bajé mi mano a mi polla, la agarré y aparté su tanga. No tenía tiempo ni ganas de bajárselo. De un empujón entré y me dejé caer sobre ella volviendo a besarla. Estuvimos besándonos un rato con mi polla hasta el fondo de su coño sin movernos. Era un beso lleno de pasión y nos olvidamos del polvo. Tras un rato ella pareció acordarse que estaba penetrándola y empezó a mover su coño de manera circular a lo largo de mi polla. Yo cogí el testigo y, sin dejar de besarla, empecé a entrar y salir de su coño. Nuestro beso era interrumpido, cada vez con mayor frecuencia, por los gemidos que emitíamos. A veces era ella la que se separaba para emitir un grito y a veces era yo, pero siempre volvíamos al beso. Tras unos minutos de penetración ella empezó a correrse. Fue un orgasmo largo y ruidoso. Yo aun no me había corrido cuando acabó y seguía dándola duro. A los dos minutos me tocó a mi y me corrí en su interior lanzando unos cuantos chorros de espeso semen. Caí al lado suyo en la cama y nos besamos durante unos diez minutos. Aun era pronto, no serían ni las ocho y media. Nos besamos durante media hora más y, hacia las nueve, nos pusimos la ropa de andar por casa y, sin separarnos un segundo cenamos algo ligero, vimos la tele y volvimos a la cama, al filo de la medianoche, para caer abrazados en un sueño profundo.

Mas de relatador74

Mi historia (81: Septiembre 2007)

Mi historia (80: Agosto 2007)

Mi historia (79: Julio 2007)

Mi historia (78: Junio 2007)

Mi historia (77: Mayo 2007)

Mi historia (76: Abril 2007)

Mi historia (75: Marzo 2007)

Mi historia (74: Febrero 2007)

Mi historia (73: Enero 2007)

Mi historia (72: Diciembre 2006)

Mi historia (71: Noviembre 2006)

Mi historia (70: Octubre 2006)

Mi historia (69: Septiembre 2006)

Mi historia (68: Agosto 2006)

Mi historia (67: Julio 2006)

Mi historia (66: Junio 2006)

Mi historia (65: Mayo 2006)

Mi historia (64: Abril 2006)

Mi historia (63: Marzo 2006)

Mi historia (62: Febrero 2006)

Mi historia (61: Enero 2006)

Mi historia (60: Diciembre 2005)

Mi historia (59: Noviembre 2005)

Mi historia (58: Octubre 2005)

Mi historia (57: Septiembre 2005)

Mi historia (56: Agosto 2005)

Mi historia (55: Julio 2005)

Mi historia (54: Junio 2005)

Mi historia (53: Mayo 2005)

Mi historia (52: Abril 2005)

Mi historia (51: Marzo 2005)

Mi historia (50: Febrero 2005)

Mi historia (49: Enero 2005)

Mi historia (48: Diciembre 2004)

Mi historia (47: Noviembre 2004)

Mi historia (46: Octubre 2004)

Mi historia (45: Septiembre 2004)

Mi historia (44: Agosto 2004)

Mi historia (43: Julio 2004)

Mi historia (42: Junio 2004)

Mi historia (41: Mayo 2004)

Mi historia (40: Abril 2004)

Mi historia (39: Marzo 2004)

Mi historia (38: Febrero 2004)

Mi historia (37: Enero 2004)

Mi historia (36: Diciembre 2003)

Mi historia (35: Noviembre 2003)

Mi historia (34: Octubre 2003)

Mi historia (33: Septiembre 2003)

Mi historia (32: Agosto 2003)

Mi historia (31: Julio 2003)

Mi historia (30: Junio 2003)

Mi historia (29: Mayo 2003)

Mi historia (28: Abril 2003)

Mi historia (27: Marzo 2003)

Mi historia (26: Febrero 2003)

Mi historia (25: Enero 2003)

Mi historia (24: Diciembre 2002)

Mi historia (23: Noviembre 2002)

Mi historia (22: Octubre 2002)

Mi historia (21: Septiembre 2002)

Mi historia (20: Agosto 2002)

Mi historia (19: Julio 2002)

Mi historia (18: Junio 2002)

Mi historia (16: Abril 2002)

Mi historia (15: Marzo 2002)

Mi historia (14: Febrero 2002)

Mi historia (13: Enero 2002)

Mi historia (12: Diciembre 2001)

Mi historia (11: Noviembre 2001)

Mi historia (10: Octubre 2001)

Mi historia (09: Septiembre 2001)

Mi historia (08: Agosto 2001)

Mi historia (07: Julio 2001)

Mi historia (06: Junio 2001)

Mi historia (05: Mayo 2001)

Mi historia (04: Abril 2001)

Mi historia (03: Marzo 2001)

Mi historia (02: Febrero 2001)

Mi historia (01: El comienzo)