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Mi historia (67: Julio 2006)

en Grandes Series

01. Semana del 3 al 9 de Julio

El lunes tras trabajar Rocío y yo jugamos con nuestra hija toda la tarde. Ya teníamos jornada de verano y eso nos dejaba tiempo libre por las tardes. Tras acostar a la peque nos pusimos a ver las notas y fotos de las casas que habíamos visto. El resto de las casas que nos presentaron desde la inmobiliaria no nos gustaban ni en papel. No tardamos mucho en decidir que la casa que más nos gustaba era la última que vimos en El Viso. La casa costaba tres millones y tendríamos casi seguro que meter un millón más en la reforma. Haríamos una oferta de dos millones y medio esperando que el vendedor estuviera dispuesto a bajar el precio. Esa noche hicimos el amor durante más de una hora. La casa nos acercaba un paso más a nuestro segundo hijo.

 

El martes me pasé por la inmobiliaria para comentarles la oferta que queríamos hacer. Tras ello me fui a la oficina a trabajar donde apuré el tiempo que tenía con mi secretaria para organizar un poco el verano y ver como hacer todas las cosas que quería hacer alrededor de mis vacaciones y las de mis socios. Esa tarde Rocío y yo recogimos a la peque de la guardería y nos fuimos a casa de mis padres para darles la noticia de la casa que íbamos a comprar y a pasar la tarde en su piscina. Esa noche hicimos el amor. La pasión por la nueva casa aun se mantenía.

 

El miércoles se me complicó todo un poco y, tras una llamada de Cristina, me fui a comer con ella. Al acabar la comida vino a mi despacho para que yo recogiera unas cosas. En ese momento cerró la puerta de mi despacho y me llevó a sentar a mi butaca. Cristina se arrodilló frente a mi y llevó sus manos a mi bragueta desabrochando esta y sacando mi polla del calzoncillo y por esta sin desabrochar el cinturón o el botón. Mi polla tras un par de movimientos de su mano. Pronto llevó su boca a mi polla y me empezó a mamar esta. Fue una mamada rápida, sin intercambio de comentarios entre los dos. Una vez me corrí en su boca ella se tragó todo mi semen y me sonrió.

–    Ha estado bien – dijo Cristina – La próxima vez me gustaría que me follaras

–    La próxima vez harás lo que yo diga

–    Claro – dijo – Solo he expresado una preferencia. Si quieres que solo te la chupe de ahora en adelante sería suficiente.

Yo flipé tras mi farol. Ella se levantó, me besó y se fue. Recordé lo poco que me gustaba cuando me besaban con mi semen en la boca pero tampoco me iba a quejar mucho. Descansé un rato en mi silla antes de irme a casa a pasar un rato con mi esposa e hija.

 

El jueves el día fue de lo más normal. En la oficina y en casa.

 

Tocaba reunión mensual y Ana nos hizo la presentación de los números de junio. Junio, por las pagas extras principalmente, solía ser un mes malo. En esta ocasión, además, tuvimos el gasto extra de los treinta y un millones y medio de euros que gastamos en la compra de la empresa italiana. Por lo demás, ninguna de las empresas destaco. Ni para bien ni para mal. Ese mediodía comí con Raquel y María y charlamos del cumpleaños de la pequeña Susana que celebraríamos el domingo. A mitad de comida llegó Rocío y se pidió una ensalada para acompañarnos en esta. Tras la comida fuimos a la guardería a por la pequeña y luego a pasear, a tomar un helado y a casita. Allí tras cenar Sandra la acostamos. Nosotros vimos una película antes de irnos a la cama.

 

El sábado pasamos todo el día en casa con la pequeña. Mientras se echaba la siesta Sandra sacamos el tema de Mike y Marga.

–    ¿Como hacemos lo de Mike y Marga? - dije – Supongo que no podemos decirles así de la nada que queremos hacer un intercambio.

–    Va a ser chungo – dijo ella – En realidad me parece una locura.

–    Deberíamos quizá dejarlo caer – dije

–    En realidad lo fácil sería que te ligaras a Marga delante de Mike y yo calentara a este.

–    ¿Pero como me voy a ligar a Marga? - dije

–    Fácilmente – dijo Rocío

–    Si hombre – dije

–    Mira si no estuviera casada con Mike y yo no estuviera casada contigo estaría encima tuyo como lo están María y Raquel – dijo – Lo que no va a hacer es empezar ella. Tienes que dar tu el primer paso.

–    ¿Y como lo doy?

–    Como no es la pregunta – dijo – Es donde

–    ¿Y donde?

–    Delante de Mike

–    Tu estás loca

–    Tiene que ser delante de el y de tal manera que esté justificado. Los necesitamos a solas. Tu tonteas con ella mientras yo lo hago con Mike

–    Con los niños es difícil – dije

–    Entonces tendremos que hacer algo con ellos a solas – dijo Rocío - ¿Porque no les invitamos el fin de semana del 21 a una casa rural sin los niños? Retrasamos nuestro viaje a Menorca unos días y luego que se vengan con Miguel a Menorca.

La comenté que me parecía bien e inmediatamente llamó ella a Marga desde el móvil para contárselo. Esta parecía estar de acuerdo y según Rocío se lo dijo a Mike casi sin preguntarle nada. Quedaron ellas dos para comer el lunes y buscar casa rural. El plan estaba en marcha. Tenía que salir bien si o si. El polvo de esa noche si fue épico.

 

El domingo pasamos todo el día en casa de Raquel celebrando el cumpleaños de Susana que era al día siguiente. Cumplía cuatro añitos y con Elisa hacían una pareja de preciosas y encantadoras niñas. Ambas correteaban por la casa, mi hija y Juan jugaban en el suelo con unos bloques de madera. Marta, que se sentía un poco sola, pasaba mucho tiempo conmigo. Mi relación con ella era muy especial. Casi desde que nació y me encantaba apoyarla cuando estaba un poco aburrida por tener una edad intermedia a las demás. Esa noche llegamos a las nueve a casa y la niña se fue a la cuna directa. Nosotros no tardamos mucho en irnos a la cama a hacer el amor.

 

 

02. Semana del 10 al 16 de Julio

El lunes el día de trabajo fue normal. Rocío y yo comimos con Raquel y aprovechamos para ir con ella a su casa para felicitar en su cumpleaños a su hija. Estuvimos solo un ratito y me fui con Rocío a por la peque para dar una vuelta antes de volver a casa. La tarde y noche en familia fue de lo más normal.

 

El martes Raquel y yo a las dos nos fuimos a comer pues, a las tres, volveríamos a la oficina para mantener una conferencia con Alberto que estaba toda esa semana trabajando en Milán. Alberto estaba empapándose de la empresa, pasando por todos los departamentos, para así luego presentarnos sus conclusiones y para que entre todos tomáramos las decisiones apropiadas. Visitaría también las tres sucursales que tenían en Italia en un par de días de paliza de aviones. Una vez terminamos la charla Raquel se sentó sobre mi y me besó. El beso poco a poco se convirtió en algo bastante cachondo. Mi mano buscó inmeidatamente el borde de su falda a la vez que sus manos buscaban mi entrepierna. No tardamos mucho en estar desnudos de cintura para abajo y follando. Creo que no nos dijimos ni una palabra. Tras un rato follando me corrí en ella a la vez que ella se corría y me besaba con pasión.

–    Te quiero – dijo

–    Y yo a ti – dije

Una vez se fue yo recogí un poco y me fui a casa. Esa tarde y noche en casa todo muy normal.

 

El miércoles estaba en la oficina mirando números de caja con Ana cuando me llamaron al teléfono de la oficina. Era nuestro asesor inmobiliario, trabajador de mi inmobiliaria, para comentar que aceptaban si la venta se realizaba antes de final de mes. Le dije que fuera preparando la documentación y se lo conté a Ana describiéndola la casa.

–    Menuda pasada – dijo – De casa y de precio

Tras decirme eso me dio un besito y seguimos currando. Cada cierto tiempo nos acariciábamos pero ese día estábamos muy volcados en los números. Esa tarde Rocío y yo fuimos a recoger a mi hija y, los tres, fuimos a casa de mis padres para informarles que ya teníamos casa nueva y para pasar un rato con ellos en la piscina. A las nueve nos fuimos para que la niña descansara.

 

El jueves fue el cumpleaños de Raúl y me fui con el y Pedro a comer tras la jornada laboral. La novedad fue que, por primera vez, vinieron Mónica y Rocío así como Sofía. Las chicas lo hicieron para que Sofía no se sintiera rara y fuera acostumbrándose a estar, a veces, con las amigas de la ex de Raúl. Mónica lo intentó pero quien consiguió de verdad que se sintiera cómoda fue Rocío, que para esas cosas no tenía precio. Fue todo tan bien que acabaron todos acompañándonos a recoger a Sandra a la guardería y viniendo a casa a pasar la tarde y acabar cenando algo. Sandra encantada de estar rodeada de gente. Sofía fue muy dulce con Sandra. Iba a ser una buena pareja para Raúl. O eso esperaba pues también pensaba eso de Teresa.

 

El viernes fue el típico día de trabajo con viaje a Cuenca. Acabamos llegando hacia las ocho y los abuelos agasajando a su nieta hasta la hora de que fuera a la cama.

 

El sábado Rocío no paró. Ese verano no íbamos a ir a Cuenca pues durante nuestras vacaciones María Rosa ya estaría en el octavo mes de embarazo y no iría su hermano. A Rocío le gustaban las grandes vacaciones en familia. Así se tomó ese fin de semana como sus vacaciones de verano. A primera hora se fue con unas amigas a desayunar. Mientras, yo me quedé en casa de los padres con la niña. Desayunando con ellos, el hermano de Rocío y su esposa y Diana y Pablo. No me importaba pues entendía que Rocío quisiera estar con unas amigas a las que apenas veía un par de veces al año. A la hora de comer quedamos Rocío y yo con un grupito reducido de gente entre quienes estaban Mónica y Pedro y otras amigas con sus parejas. Por la noche, en casa de los padres de Raúl, se celebraba el cumpleaños de este y la presentación en sociedad de Sofía. Que estaba como un verdadero flan. Pedro y yo echamos el resto y nos volcamos con ella. Estando nosotros con ella y Raúl vinieron los padres de Teresa a presentarse. Al verles acercarse no sabía como iba a ir todo pero fue verdaderamente cordial. Los padres de Teresa, si bien apoyaban a su hija, no habían dejado de querer a Raúl y querían lo mejor para el. Y si lo mejor para el era Sofía pues que fuera ella. Me sorprendía mucho lo civilizado que era todo. María Rosa, embarazada de siete meses y medio, se fue pronto a casa y acostó a nuestra hija permitiéndonos quedarnos un rato más en la fiesta. Aun así nos fuimos relativamente pronto, hacia medianoche, para descansar.

 

El domingo hicimos en casa de los padres una gran comida de verano familiar que no acabó hasta las cinco, hora en la que cogimos el coche de vuelta a Madrid. Llegamos ya de noche y tras acostar a la peque vimos una peli antes de irnos a la cama.

 

 

03. Semana del 17 al 23 de Julio

El lunes tras el día de trabajo estábamos comiendo Rocío y yo con María cuando nos llamaron Laura y Antonio para quedar a cenar. Hicimos una cena en un restaurante cercanos a su casa con niñas. Al llegar Laura se tiró a Rocío.

–    Soy directora de nuestra sucursal – dijo

Rocío se emocionó y la abrazo. La sucursal que llamaban su sucursal era la sucursal en la que empezaron, que dirigía Antonio y en la que yo conocí a Rocío. Me hacía gracia que la llamaran su sucursal pues ya llevaban varios años sin trabajar allí. Para Laura esto fue un ascenso. Era la oficina más importante de todas excepto central. Y ser director de esa oficina era más importante que ser team leader en central. La cena fue muy buena. Tras el apoyo del presidente suponían que llegaría el nombramiento pero Antonio y Rocío no sabían nada. Ese día habían cambiado al director de la sucursal a banca minorista y nombrado a Laura a petición del presidente del banco. Sandra ese día se fue a la cama, a la cuna, algo más tarde de lo normal, hacia las diez de la noche. Rocío y yo no tardamos en irnos e hicimos el amor.

 

El martes comimos Rocío y yo, tras el día de trabajo, con Mike y Marga para ver la casa rural que, entre ellas y por teléfono, habían contratado. Dejaríamos a los niños con los abuelos el viernes y los recogeríamos el lunes. El martes nos iríamos todos a mi casa de Menorca. La casa estaba en Guadalajara y era muy mona para dos parejas. La típica casa rural cuidada, con chimenea que, lógicamente, no usaríamos en pleno mes de Julio. Esa tarde y noche no ocurrió mucho pero noté a Rocío algo tensa ahora que notaba que nuestro intento de intercambio de parejas se nos echaba encima.

 

El miércoles Rocío y yo fuimos algo más tarde de lo normal a trabajar pues a primera hora de la mañana fuimos al notario a firmar la compra de nuestra nueva casa. Ese día tras el trabajo comimos con Raquel y luego fuimos a casa de mis padres Llevamos los planos para que vieran la casa y les comentamos algunas ideas que teníamos para la gran reforma que teníamos que hacer. Ellos aportaron algunas ideas y mi madre nos dijo que nos pasaría contactos de diseñadoras interioristas que ella conocía. No muy tarde nos fuimos a casa e hicimos el amor tras acostar a la niña y cenar.

 

El jueves terminamos de preparar con Marga y Mike el viaje del día siguiente. Toda la tarde y noche en casa se notaba el nerviosismo que teníamos Rocío y yo. No hicimos el amor pero dormimos abrazados.

 

Tras el día de trabajo el viernes yo me fui a por la niña y la lleve a casa de mis padres que se quedarían con ella ese fin de semana. La niña no parecía muy triste al irse y es que adoraba a sus abuelos. Cuando llegué de vuelta a nuestra oficina, donde habíamos quedado, ya me esperaban Mike, Marga y Rocío. Mike se subió al coche delante y las chicas detrás y nos fuimos hacia la casa rural que estaba en la provincia de Guadalajara. Tardamos poco más de una hora y pico pues nuestra oficina está junto a la salida de la A2 y no tuvimos que atravesar Madrid. Tras recoger las llaves de la casa rural nos instalamos y nos duchamos para relajarnos, antes de bajar a tomar una cerveza al patio de la casa. Esta estaba alejada del mundanal ruido y tuvimos una charla muy agradable los cuatro. A las ocho nos fuimos todos a duchar para irnos esa noche a cenar a un pueblo cercano donde había un buen restaurante. Marga y Rocío habían reservado mesa. Rocío se puso espectacular con unos vaqueros que parecían una segunda piel y una blusa con americana informal de pana. Yo fui con vaqueros y camisa. Al salir de nuestra habitación vimos a Marga que casi parecía haberse puesto de acuerdo con Rocío. Llevaba vaqueros, blusa y americana. Solo que su americana era azul y la de Rocío marrón, casi beige. Ambas llevaban sandalias de cuero planas. Mike como yo pasó de americana. La llevábamos mucho en el trabajo y no nos apetecía llevarla a cenar entre amigos. Marga y Rocío se fueron riendo hasta el coche por su coincidencia de atuendo. En el restaurante yo me senté junto a Rocío y frente a Marga. Mike enfrente de Rocío. En cuanto pedimos la comida fui poco a poco intentando tontear con Marga. Al principio era difícil, la conversación era a cuatro pero pronto yo hablaba con Marga y Rocío con Mike. Con la llegada de los segundos platos la conversación volvió a ser de los cuatro. Tras los postres fuimos a un salón adjunto al restaurante donde tenían un pub muy elegante aunque con una clientela algo mayor. Cuarentones y cincuentones. Al entrar yo me senté junto a Marga y Rocío se acercó a Mike quedando las parejas claramente delimitadas. Tras un rato charlando creo que, Marga y yo, ya nos habíamos olvidado de nuestras parejas. Cada vez nos hablábamos más de cerca, en parte porque el volumen de la música era cada vez más alto. Yo intentaba halagarla sin ser demasiado cantoso.

–    Rocío y tu estáis espectaculares – dije – En este bar no entraban dos mujeres como vosotras en años. Esos vaqueros te quedan muy bien.

–    Gracias – dijo acariciando mi mano – Tu tampoco estas mal hoy

Tras decir eso se echó a reír un poco. Casi inmediatamente empezó a sonar una preciosa balada por los altavoces del bar.

–    ¿Bailamos? - le dije a Rocío

–    Baila con ella – dijo señalando a Marga – Mike y yo estamos charlando de Londres.

Rocío estudió en Londres y Mike vivió allí un par de años. Yo me levanté y di la mano a Marga. Ella la cogió y me sonrió. Fuimos a la pista de baile y yo rodeé su cintura con mis brazos mientras ella ponía sus manos alrededor de mi cuello. Lentamente nos movimos por la pista de baile. Parecíamos dos enamorados. Yo, sin que se notara, miraba a Mike y Rocío. Ambos estaban absortos en su conversación aunque a ratos ambos, aunque más Mike, nos echaban un ojo. Tras la primera balada empezó otra y seguimos bailando.

–    Bailas muy bien – dije – y abrazar tu cuerpo es una delicia. La mitad de los hombres del bar me miran con envidia.

Ella me sonrió.

–    A mi también me gusta bailar contigo – dijo

Ella pegó su cara a mi pecho y fuimos moviéndonos, poco a poco, hacia la zona más oscura donde mi mano ya estaba más cerca de su culo que de su cintura. Al acabar la canción yo le daba la espalda a Mike y Rocío y entre eso y la oscuridad me atreví a acariciar el culo de Marga con delicadeza Al hacerlo ella separó su cara de mi pecho. Me sonrió y me dio un beso en la mejilla muy cerca de la comisura de los labios. Volvimos a la mesa de la mano y vi como Rocío hablaba muy cerca de Mike y tenía una de sus manos sobre el antebrazo de Mike. Marga y yo nos sentamos tras apenas una mirada de ellos y seguimos hablando solos durante una horita. Entonces, a eso de la una, decidimos volver a la casa rural. Allí nos fuimos a dormir. Cada uno con nuestra pareja.

–    Menudo magreo le has dado al culo de Marga – dijo Rocío sonriendo

–    ¿Lo has visto? - dije

–    Lo he intuido – dijo Rocío

–    Tu también has estado tocona con Mike

–    Si – dijo – Mike os miraba cada cierto tiempo.

–    ¿Celoso? - dije

–    No parecía. Como expectante. Un poco raro.

Tras un rato más hablando hicimos el amor. En pleno polvo nos pareció oír a Mike y Marga también follando Su habitación no estaba muy cerca pero se les oyó.

 

El sábado fui el primero en levantarme y me fui al pueblo más cercano a comprar la prensa y algo de desayuno. Al volver a la casa ya estaban todos en pie y desayunamos en el jardín. La casa tenía una pequeña piscina y tras el desayuno las chicas se pusieron sus bikinis y se metieron en esta a charlar un poco. Leyendo la prensa oía a ambas reír y las miraba cada cierto tiempo. Marga al lado de Rocío podría no parecer una supermodelo pero era muy guapa. Con pelo a media melena negra su cuerpo era esbelto, delgado. Si bien sus curvas se marcaban, no tenía grandes pechos. Tampoco pequeños. Alternaron piscina con tomar el sol como Mike y y la lectura del periódico con la charla. A la hora de comer salimos a otro pueblo para probar la comida típica de la zona. Fue una comida llena de risas y buena conversación entre los cuatro. Acabáramos o no haciendo el intercambio estaba siendo un fin de semana increíble entre dos parejas amigas. Tras la comida compramos en el pueblo fiambre, pan y unos tomates para cenar esa noche. Al llegar a la casa rural decidimos salir a dar una vuelta por un camino que se metía en el bosque. Empezamos los cuatro juntos pero tras un rato la conversación volvió a romperse por parejas. Esta vez gracias a la destreza de Rocío que le dio palique a Mike a la vez que bajaba un poco el ritmo. Marga y yo acabamos andando unos metros, quizás diez, por delante de ellos. Mi tonteo con ella fue en aumento una vez estuve seguro que no nos oiría Mike. Me sorprendió lo receptiva que parecía Marga. Claramente debía estar tomándoselo a coña pues no parecía poner ni un pero. Es más, parecía buscar el contacto. Cuando se reía se agarraba a mi brazo y apoyaba, solo unos instantes, su cabeza en mi hombro. Yo no podía mirar atrás sin ser muy cantoso y me preocupaba como lo llevaba Rocío. En un momento que el camino giraba a la derecha pude echar un ojo y vi como Rocío tenía una actitud parecida a la de Marga aunque un paso más allá. Iba paseando agarrada del brazo de Mike. En caso de cruzarnos con un lugareño daría por supuesto que las parejas eramos Marga y yo y Mike y Rocío. Al final del camino, al volver a la casa, Marga y yo ya íbamos siempre agarrados, casi de la mano. Al darnos la vuelta vimos como Mike y Rocío estaban en una situación similar.

–    Vamos parejita – dije riendo según se acercaban

Rocío se soltó de Mike al llegar a nosotros y me dio un beso en la boca

–    ¡Que tonto eres!

Delante nuestro entraron Mike y Rocío en la casa y se pararon en la entrada. Yo de la mano llevé a Marga directa al dormitorio que compartía con Rocío. Era el momento de jugársela. Ambas chicas iban muy veraniegas. Rocío llevaba un vestido de tejido polo de Ralph Lauren de color rosa chicle. El vestido estaba adornado por un cinturón de cuero marrón con unas sandalias del mismo color. Estas tenían algo de tacón, unos cinco centímetros, pero no era un tacón muy fino, era un tacón cómodo. Por su parte, Marga, llevaba una faldita blanca, a medio camino entre la falda y la minifalda, y una camisa de manga corta, rosa con rayas finas blancas y el cuello de color blanco. Era la típica camisa para mujer, con corte de mujer, que imita un poco las camisas de vestir de hombre aunque, en este caso, además de manga corta. En sus pies unas sandalias planas de color blanco. Tumbé a Marga en la cama y la besé, por primera vez con pasión en la boca. Ella se abrazó a mi y yo llevé una de mis manos a su cuello y la otra a su culo. Ambos estábamos de costado y a mi espalda, a unos metros, estaban Mike y Rocío. Intentaba escuchar lo que decían, sin dejar de centrarme en el placer de Marga, pero no hablaban muy alto.

–    Estos parecen lanzados – entendí que decía Rocío

–    Desde luego Marga parece excitada – dijo Mike

Debían estar muy cerca el uno del otro pues apenas susurraban. No podía dejar de besar a Marga para girarme y mirar.

–    Creo que deberíamos hacer algo más que mirar – dijo Rocío

Según dijo eso oí como una caricia sobre la ropa de Mike y un primer besito. Un pico. Tras ese pico intuí el primer beso con lengua de ellos, por el ruido que hacían, y eso me calentó un poco más. Acaricié el culo de Marga un poco más y ella llevó una de sus manos a mi entrepierna. Yo pasé a besar su oreja izquierda con la intención de que ella pudiera ver a nuestras parejas besarse. Debió calentarla pues rápidamente pasó a besarme, frotarme con más fuerza la polla sobre el pantalón y luego separar un poco su cara de la mía.

–    Tratame como quieras hoy – dijo – Soy tuya.

Yo la agarré de la cabeza y la hice ponerse a cuatro patas. Me tumbé boca arriba y llevé su cabeza a mi entrepierna. En esa posición podía disfrutar de su juego con la boca sobre mi pantalón y, por primera vez, ver a mi esposa y Mike. Rocío y este dejaron de besarse y mi esposa empezó a bajarse el vestido enseñando un conjunto de lencería a juego con el vestido. También rosita. Mientras Marga se esforzaba en desabrocharme el pantalón sin dejar de jugar con mi polla. Cuando lo tuvo desabrochado me hizo levantar un poco el culo de la cama para bajar pantalón y calzoncillo y, con mi polla en la mano, la llevó a la boca. Apartaba la media melena de Marga para que no se interpusiera entre mi polla y su boca y no debaja de mirar, de soslayo, los avances de Mike con mi esposa. Rocío ya estaba sin vestido, solo con sandalias, braguitas y sujetador. Tenía las manos sobre la cama y con su culo, haciendo movimientos de arriba a abajo, se frotaba contra Mike. La mamada de Marga no bajaba de intensidad ni un segundo y me costaba mantener la concentración en algo que no fuera la boca de Marga en mi polla. La siguiente vez que mire Rocío ya estaba de frente a Mike, con la camisa de este desabrochada, acariciando sus pectorales, mientras se besaban con pasión. Mike parecía el más parado. Como si no quisiera pero no parecía enfadado por estar tirándome a su esposa. Aun así, tras un rato, y estando ya sin camisa, empezó a acariciar el culo de Rocío mientras se besaban. Marga, entre tanto, no dejaba de jugar con mi polla de una manera u otra. Así estuvimos un buen rato, ellos de pie besándose y quitándose la ropa lentamente, y nosotros en la cama con Marga dándome una buena comida de polla. Tras un rato yo me bajé de la cama y puse a Marga de rodillas, con el coñito en el borde de la cama y bajé su tanguita, blanco, para empezar a comerme su conejo. Mientras Mike, que ya tenía las tetas de mi esposa al aire, las acariciaba mientras besaba el cuello de Rocío y le restregaba el paquete. Tras un pequeño rato comiendo el coñito de Marga acerqué mi polla a ella y la penetré. Ella de rodillas en la cama y yo de pie. Yo estaba follando a Marga y justo enfrente mía tenía a Mike que apenas estaba empezando en ese momento a acariciar el coño de Rocío. Esta tenía un pie en el suelo y otro sobre la cama mientras Mike acariciaba su conejo sobre la braguita.

–    Fóllame – dijo Marga – ¡Vamos Carlos! ¡Hazme tuya!

Estas palabras hicieron que mi esposa se girara y Mike y ella se volvieran a unir en un nuevo beso con lengua. Desde luego Marga y yo estábamos yendo más rápido, ellos de manera más amorosa, con más tonteo, más flirteo. Tras unos minutos follándola y con Marga diciendo todo tipo de cosas, era muy bocal a la hora de follar, mi esposa y Mike seguían besándose. Debía intentar alargar mi corrida o iba a hacerlo con Mike aun vestido de cintura para abajo. Cuando Marga dijo que sentir mi polla era maravilloso pareció saltar un resorte en Rocío pues llevó sus manos a la entrepierna de Mike y empezó a desnudarle de cintura para abajo. Rocío se arrodilló ante el una vez le quitó el pantalón y calzoncillo y se llevó la polla a su boca. Yo en ese momento di la vuelta a Marga y la puse boca arriba sobre la cama. Rocío agarró de la polla a Mike y lo acercó un poco a nosotros quedando en los pies de la cama. Abrí las piernas de Marga y la empecé a penetrar. Los gemidos de Marga eran cada vez más fuertes y veía como Rocío incrementada el ritmo de la mamada que le estaba dando a Mike. El placer de sentir a Marga mientras veía a Rocío fue maravilloso y se incrementó al correrse Marga y darme un maravilloso masaje con la vagina. No se como pude evitar correrme con ella. Una vez que noté como se terminaba su orgasmo volví a follarla con más intensidad.

–    Sigue así – dijo – Dame con fuerza. No me folles como a una princesa.

Tras un rato más follándola Mike y Rocío seguían con la follada pero, por fin, Rocío se puso en pie y Mike le bajó su braguita para, ambos de pie y con Rocío apoyada en la cama con Mike detrás, empezar a follar.

–    Fóllame – dijo Rocío – Fóllame mientras ves como mi marido destroza a tu mujer. ¡Vamos!

Ambos llevábamos un ritmo similar y nuestras mujeres empezaron a gemir. Yo me subí a la cama boca arriba para que Marga me cabalgara y ellos, tras un rato, hicieron lo mismo tumbándose Mike a mi lado. En ese justo instante Marga tuvo el segundo orgasmo de la noche. Este aun un poco más fuerte que el anterior. Milagrosamente conseguí no correrme pero esta vez si estuve a punto. Marga me cabalgaba, una vez se recompuso de su corrida, mirando hacia mi y a ratos nos dábamos besitos. Mientras Rocío cabalgaba a Mike dándole a este la espalda con las sandalias bien plantadas en la cama. Marga alargó una de sus manos y empezó a acariciar las tetas de Rocío mientras esta cabalgaba a su esposo. Rocío se dio la vuelta y empezó a cabalgar a Mike como Marga me cabalgaba a mi y así podían, cada poco tiempo, besarse. Rocío se bajó de Mike y este de la cama para pegar el coño de Rocío al borde de la cama y poder follarla de pie. Yo aproveché para poner a Marga de costado y poder penetrarla desde atrás de costado. En esa posición Marga y Rocío estaban casi pegadas y, mientras las follábamos, se acariciaban y besaban. Tras un rato cambiamos y Mike y Rocío estaban de costado mientras yo me bajé de la cama para follarla de pie. Marga y Rocío no paraban de besarse.

–    La polla de tu marido es maravillosa – dijo Marga

–    La de tu marido no está mal – dijo

Y casi al decir eso ambas se corrieron besándose con pasión entra ellas. A la par que ellas se corrieron yo inundé el coño de Marga y Mike el de Rocío. Los cuatro nos tumbamos en la cama a descansar. Mike a un extremo y yo en el otro. A su lado Rocío y al mio Marga. Tras media hora descansando en la que se dijo poco, Marga llevó una de sus manos a mi polla y empezó a acariciarla. Yo toqué su coño y Marga empezó a gemir. Rocío me miró y sonrió. Se levantó de la cama y cogió la mano de Mike.

–    Vayámonos – dijo – Que estos quieren intimidad y nosotros también deberíamos buscarla.

No recuerdo cuantas veces me follé esa noche a Marga pero fueron más de dos y más de tres.

 

Al despertar el domingo Marga estaba a mi lado, abrazada. Rocío entró en la habitación y me besó.

–    Arriba tortolitos – dijo antes de darle un piquito a Marga e irse de la habitación

Marga y yo nos levantamos, no sin antes darnos un beso con algo de lengua, y fuimos al salón donde Mike y Rocío ya tenían el desayuno listo. Al principio todo fue un poco tenso y tomábamos café sin entrar en mucha charla. Rocío y Marga estaban al lado. Marga parecía la más vergonzosa. Rocío acarició su cabello y la sonrió.

–    No pongas esa carita cariño – dijo Rocío

Marga la sonrió, algo forzadamente.

–    A mi no me importa que esta noche te hayas tirado a mi marido Y el tuyo creo que también ha disfrutado.

–    Me hace sentir mejor – dijo Marga – No quería joderlo contigo por una noche de pasión.

–    Pero tía – dijo Rocío – Que yo también me he tirado a tu marido.

Marga la miró a los ojos y bajó la cabeza.

–    Pero yo he venido a este fin de semana buscando esto – dijo Marga algo avergonzada

Rocío y yo nos miramos.

–    ¿Como? - dijo Rocío

–    Si – dijo – Lo que no estaba en los planes es que te tiraras a Mike pero yo tenía que tontear con Carlos para intentar ligármelo.

Rocío y yo miramos a Mike

–    Era un juego – dijo Mike

Dejó un pequeño silencio.

–    Es una fantasía mía. Ser cornudo – dijo Mike

Rocío y yo nos miramos a los ojos y luego a los de ellos sin saber que decir.

–    ¿Porque yo? - dije

–    Eres la única persona con la que Marga estaba dispuesta – dijo Mike – A mi en realidad me daba igual. Era solo el morbo.

–    No entiendo el morbo que puedes ver en que alguien se folle a tu mujer delante de tus narices – dije medio cabreado

–    Ni yo – dijo Mike – Pero me pone.

–    ¿No estáis enfadados por haberos buscado? - dijo Marga que parecía preocupada.

Yo miré a Rocío. Ella me miró a mi y se acercó a Marga.

–    Cariño – dijo Rocío – Nosotros también tenemos algo que confesar.

Dejó un momento de silencio.

–    Nosotros también buscábamos algo pero no lo mismo. Buscábamos el intercambio de parejas.

Ahora los que se miraron entre ellos fueron Marga y Mike

–    Pues vosotros si lo habéis conseguido – dijo Mike con una sonrisa

–    Si – dijo Rocío echándose a reír

Marga aun era la más seria.

–    Ahora me toca a mi preguntar – dijo Marga - ¿Porque nosotros?

–    Queríamos alguien cercano.

Marga pareció pensarlo.

–    ¿Porque nosotros específicamente? - dijo Marga de nuevo

–    No podían ser Raquel y María – dije yo sin pensarlo

Rocío me miró inquisidora.

–    ¿Por? - preguntó Marga

–    Cariño – dijo Rocío – Carlos se tira a Raquel y María ya. Hacer un intercambio sería complicado no fueran ellas a meter la pata en medio del climax.

Marga parecía cabrearse

–    ¿Te follas a María y Raquel? ¿Y yo que soy? ¿El puto tercer plato? ¡No soy tercer plato de nadie!

Se echó a llorar dejándonos a los tres un poco raros. Yo me acerqué a ella, la besé en la frente y la acaricié.

–    No te pongas así cariño – dije – No eres tercer plato de nadie. Pero tu eres la esposa de uno de mis dos mejores amigos. No podía follarte.

–    Pues ya lo has hecho – dijo – Y no ha parecido que te ha costado mucho. Eso si, has esperado a estar aburrido. Te hartas de decir que todos los socios somos iguales para ti y de las tres mujeres que somos te estas tirando a dos.

–    Si – dije levantando un poco el tono – Te he follado y me ha encantado. Pero mi esposa también se ha tirado a tu marido. Veo la diferencia. Y por si te interesa también me tiro a Ana y Cristina.

Marga me echó una mirada que mataba.

–    ¿Y tu? - dijo Marga dirigiéndose a Rocío tras echarme la mirada – ¿También te gusta ser cornuda?

La pregunta nos sorprendió a todos.

–    No – dijo Rocío algo molesta – A mi no me pone que mi marido se tire a otras. Le dejo porque es demasiado ardiente solo para mi pero solo con las chicas que yo acepto para el. Lo que si me pone es compartirle con algunas amigas.

Marga estaba rara pero parecía calmada.

–    ¿Y ahora que? - dijo Mike

Yo solo levanté los hombros.

–    A mi no me importaría que hagamos intercambios cada cierto tiempo – dijo Rocío – Carlos es mi hombre y nada me llena más que estar con el pero reconozco que lo he pasado bien con Mike mientras oía como Marga gemía follada por Carlos.

–    Yo hace un rato hubiera estado de acuerdo pero ahora estoy algo decepcionada. No me puedo creer que Carlos se esté tirando a Raquel, María, Ana y Cristina con tu visto bueno y yo no sepa nada.

–    ¿Pero como te lo iba a contar? - dijo Rocío

–    No se – dijo Marga – Me siento dejada de lado. Somos amigas. O eso pensaba. Ahora me siento rara. ¿Cuantas veces hemos estado Raquel, María, tu y yo tomando un café o comiendo? Las tres tías de Carlos y la tontita que no se entera de nada.

A mi todo me empezaba a recordar al tema de María y no pensaba volver a pasar por esto

–    Mira Marga – dije – No toques los huevos. Yo te quiero y Rocío también. Pero Mike es amigo mio desde mucho antes de que tu entraras en la empresa. Desde antes de que la creáramos.

–    Y eso no ha evitado que ahora vengas a por mi. Es tu amigo hasta que te aburres. Entonces intentas seducir a su esposa.

–    Venga Marga, joder – dije – Que yo he intentado seducirte pero tu estabas intentando seducirme a mi y mi esposa ha seducido y se ha tirado a tu marido.

Marga no parecía del todo convencida. Mike se acercó a ella.

–    Amor – dijo Mike – Se razonable. Es lógico que no pudieran decirte nada. Y nosotros también hemos venido con intenciones ocultas.

–    ¿Que hacemos entonces? - dijo Marga – Vosotros queréis seguir con los intercambios pero a Mike no creo que le valga.

–    A mi me gustaría que Carlos me pusiera los cuernos.

–    Tranquilo – dije – Yo me follo a tu esposa y tu a la mía. Yo te pongo los cuernos y tu me los pones a mi.

–    No me vale – dijo – Quiero sentirme humillado. Llegar un día a casa de trabajar y encontrar a Marga en la cama bien follada o cruzarme contigo en el descansillo. Que te la lleves a cenar y llegue bien satisfecha.

–    Pues sigue soñando o buscate a otro. Eso no lo voy a hacer – dije

–    Yo también quiero que lo hagas – dijo Marga

–    Quieres ponerle los cuernos a Mike – dije

–    No – dijo ella – Quiero que Mike, que es la persona a la que más quiero en el mundo, sea féliz y tras un tiempo he descubierto que es la única forma de que lo sea.

–    No me voy a sentir cómodo

–    ¿Y con las otras te sientes cómodo?

–    Mira – dije – Los maridos de Cristina y Ana me la sudan. José Carlos y Arturo si son amigos pero mi amistad de verdad es con Raquel y María. En vuestro caso la amistad de verdad es con vosotros dos. Os quiero a ambos y no quiero hacer daño a uno. Y no quiero dejar de lado a mi esposa en un juego que era de los dos.

–    Pareces tonto – dijo Mike – No me vas a hacer daño. Es lo que quiero. Me vas a hacer feliz.

–    No se. Tu que opinas – dije mirando a Rocío que llevaba un rato sin hablar.

–    Somos gente lista. Podremos encontrar una solución intermedia. Mike acepta un intercambio o dos al año y tu aceptas cornearle con Marga.

–    No es facil – dije – No se si me voy a sentir cómodo ahora.

–    Esa es mi idea – dijo Rocío – ¿Los demás estáis de acuerdo?

–    Si – dijo Marga

–    Yo puedo vivir con follarte un par de veces al año – dijo Mike sonriendo.

Yo no entendía como Mike podía tener esa vena cornuda y a la vez ser capaz de bromear con tirarse a mi esposa.

–    Ahora quedo yo como el malo – dije sonriendo

–    Pues cede un poco – dijo Rocío – Hoy Marga duerme con nosotros y Mike solo.

Mike sonrió.

–    No hace falta que te la tires – dijo Rocío

Rocío y Marga se sonrieron. Pasamos el resto de la mañana de una manera un poco rara. Éramos amigos aunque nuestra relación estaba cambiando algo. A la hora de comer fuimos a otro pueblo algo más lejano. Fue una buena decisión pues al estar en público no podíamos tocar el tema del intercambio y tocamos temas más normales. Esas casi dos horas en el restaurante de total normalidad fueron vitales para pasar una buena tarde. Por la noche cenamos de nuevo fuera y al volver a casa tomamos unos cubatas con un buen whisky y coca cola. A la hora de ir a dormir yo ya me iba a la cama tranquilo cuando Marga besó a Mike y se agarró a mi.

–    No hagáis mucho ruido – dijo Mike

–    Como no ronquen no haremos ruido – dije – Recuerda que solo vamos a dormir.

Al entrar en la habitación ambas empezaron a desnudarme.

–    No os paséis – dije – Que no va a pasar nada.

–    Tranquilo, no vas a follarme – dijo Marga – ¡Joder que pocas ganas me tienes!

Marga y Rocío se echaron a reír antes de darse un piquito y seguir desnudándome. Una vez quedé en calzoncillos me tiraron sobre la cama y se fueron riendo al baño de la habitación. Tras unos minutos salieron ambas con unos babydolls preciosos. Rocío negro y Marga azul. Se acercaron a la cama, cada una por un lado, y se metieron en ella. Ambas se pegaron a mi, me abrazaron y me besaron, cada una, en una mejilla. Luego se dieron un besito entre ellas y abrazadas a mi se echaron a dormir.

 

 

04. Semana del 24 al 30 de Julio

A las nueve de la mañana me desperté. Marga estaba abrazada a mi y Mike me miraba fijamente. Rocío ya no estaba en la cama. Cuando le vi le sonreí de manera algo forzada.

–    ¡Venga tio! - dijo – Vamos a desayunar que nos tenemos que ir

Tras decir eso se fue y me dejó con Marga abrazada a mi. No sabía como despertarla y decidí acariciar su cabello lentamente hasta que poco a poco fue despertándose. Tras unos minutos me miró y me sonrió. Me dio un beso en la boca y yo lentamente fui abriendo mi boca para que se juntaran nuestras lenguas. No quería ponerle los cuernos a Mike pero tenerla allí, abrazada a mi era demasiado. De ahi no pasamos y tras el beso, que no duró más de tres o cuatro minutos, nos levantamos y fuimos a desayunar. Allí estaban ya desayunando y charlando mi esposa y Mike. Tras el desayuno nos fuimos a recoger todo y cogimos el coche de vuelta a Madrid. A la una y media dejamos la casa y algo antes de las tres dejaba a Mike y Marga en su casa. Tras dejarles allí fuimos a casa de mis padres para comer y ver por fin a nuestra hija. Al entrar en el jardín con mis coches mi madre estaba con la niña en brazos. Cuando paramos el coche y salimos la niña se nos echó encima andando lo más rápido que podía. Mi mujer la cogió en brazos y estuvo besándola durante un rato. Yo apenas pude sacar un beso de mi hija pues mi mujer la monopolizaba. Cuando nos pusimos a comer llevamos a la niña a dormir pero ella no se quedaba dormida y al final la sentamos en su sillita junto a la mesa. Pasamos una buena tarde con mis padres antes de irnos a casa para hacer la maleta, nuestra y de la niña, para pasar casi dos semanas en nuestra casa de Menorca. Esa noche, tras acostar a la niña, Rocío y yo descansamos e hicimos el amor.

 

El martes en el aeropuerto volvimos a ver a Mike y Marga. Esta vez los cuatro con nuestros hijos. A las once y media aterrizó el vuelo en el aeropuerto de Menorca y alquilamos un par de coches para ir a nuestra casa.  Una vez llegamos allí dejamos a las mujeres preparando la comida de los niños y dándoles de comer y Mike y yo nos fuimos a hacer la compra a un supermercado de Cuidadela. En el coche volvió a salir el tema de sus cuernos.

–    Tío te agradezco lo que haces por mi – dijo Mike – Se que en tu cabeza tirarte a mi esposa es traicionarme. Aunque yo quiera que te la tires.

–    Es que joder – dije – No entiendo nada. Tu eres... dominante. En el trabajo eres justo pero severo. No dejas pasar una y que me vengas con estas.... me desconcierta. No creo que de verdad quieras eso.

–    Pues creelo – dijo – Solo veros abrazados el otro día me puso muy cachondo. Y que seas tu me da mucha tranquilidad. Cuando Marga me dijo con quien estaba dispuesta me sentí muy seguro.

–    Tío no me entra en la cabeza – dije

–    A ver – dije – No quiero que te tires a Marga a todas horas y ella se divorcie y se case contigo.

–    Ni yo – dije – No te jode. Para mi lo más importante en esta vida son mi hija y mi esposa.

–    Pues tío – dijo – Diviértete con mi esposa. Es que joder. Que te tenga que estar vendiendo a Marga. Esta buena, es inteligente, desde luego no pensé tras el intercambio que me iba a costar que te la folles.

–    Déjame pensármelo

–    Claro tío – dijo – Y sabes que decidas lo que decidas yo estoy contigo

Tras la compra llegamos a la casa y no charlamos más sobre ese tema. Esa tarde bajamos los cuatro con los niños a la playa y pasamos una tarde muy agradable. Mike me estaba sorprendiendo pero era uno de mis dos mejores amigos, solo tras Antonio, y lo sería toda la vida. Es como un hijo al que quieres casi haga lo que haga. Para mi sería uno de mis mejores amigos a pesar de pedirme que me tirara a su esposa, delante suya y a sus espaldas. No lo entendía pero le quería. En la playa nos obviamos un poco. No es que hubiera tensión ni estuviéramos cabreados. Es que a Mike y Marga les apetecía centrarse en su hijo y a Rocío y a mi hacerlo con Sandra. Esa noche, tras cenar y acostar  a los peques charlamos en el jardín. Yo estaba sentado con Rocío en un pequeño sofá de mimbre que teníamos. Rocío estaba pegada a mi pero se fue un momento a la cocina a por hielo. Ese momento lo aprovechó Marga para acercarse a mi, besarme, y sentarse agarrada a mi. Cuando volvió Rocío nos sonrió y se sentó junto a Mike. Seguimos así un rato hasta irnos a la cama. Cada uno con su esposa. Eso si, antes de meternos en nuestra habitación Marga se pegó a mi, en la puerta de su habitación, y me besó con mucha pasión y metiendo lengua a tope. Cuando nos metimos Rocío y yo en la habitación no tardamos nada en ponernos a hacer el amor. Y menudo polvo. Desde luego este cachondeo nos estaba calentando a todos.

 

El miércoles en el desayuno todos estábamos contentos. Yo me había tirado a mi esposa con mucha pasión y por la cara de Marga y Mike ellos no se había quedado atrás. Cuando terminaron los niños de desayunar Marga se llevó a los niños al salón para que jugaran. Al volver se sentó en mi regazo y me beso.

–    Cariño – dijo mirándome – Ayer eché uno de los mejores polvos que recuerdo con mi marido en mucho tiempo. Y todo por un beso tuyo.

Yo miré a Rocío y ella levantó los hombros y me sonrió.

–    Amor – dije mirando a Rocío – ¿Te importa llevar a los niños a la playa con Mike? Marga y yo bajamos en un ratito

–    Claro que no – dijo Rocío sonriendo antes de acercarse a mi para besarme y luego besar en la boca a Marga que seguía en mi regazo

Mike me miró y sonrió.

–    Gracias tío – dijo

Tras eso nos pusimos todos a preparar las cosas para la playa. Una vez estuvo todo listo se fueron Mike y Rocío con Sandra y Miguel y Marga y yo, de la mano, nos fuimos directamente al piso de arriba. Marga y yo, en el dormitorio de ellos, según Marga a Mike le pondría aun más, hicimos el amor durante casi hora y media. Relajadamente, sin prisas. Por primera vez conociéndonos y no en un momento de pasión desbocada. Cuando acabamos nos cambiamos para bajar a la playa. Al bajar a esta Marga y Mike se pusieron muy cariñosos y tras comer, y mientras nuestros hijos echaban la siesta, se fueron a su habitación. Esa noche ellos estuvieron extra cariñosos el uno con el otro. Al final iba a ser verdad que a Mike le iba a ir bien esto de los cuernos.

 

El jueves era el último día entero de Mike y Marga en nuestra casa de Menorca y pasamos toda la mañana en la playa. Tras comer en casa y poner a los niños a dormir la siesta fuimos a tomar un café al jardín junto a la piscina. Casi al empezar Rocío se puso seria.

–    A Mike puede que le ponga mucho que Carlos se tire a Marga – dijo – Y a mi no me importa que Carlos se la tire. Que conste. Pero yo también quiero algo de esto.

–    ¿Que quieres? - dijo Mike

–    Quiero un trió con Marga y Carlos.

Mike se echó a reír.

–    Por mi perfecto – dijo Mike

–    Por mi también – dijo Marga

Rocío sonrió, se levantó y cogió a Marga de la mano. Se dirigió a la puerta, más bien un ventanal, que conectaba el jardín con el salón y, al llegar a este, se dio la vuelta.

–    Tienes dos minutos – dijo Rocío mirándome

Mike y yo nos echamos a reír.

–    No te quejaras – dijo Mike

–    Ni tu – dije yo mientras me levantaba y, riendo, me iba hacia la casa.

Al llegar a la habitación Marga se acercó a mi y paso sus brazos alrededor de mi cuello para darme un beso de mucha pasión. Mientras Rocío cerraba la puerta. Ambas iban con vestidos playeros cortos. El de Marga era blanco de estilo ibicenco aunque, como he dicho, corto y no hasta los tobillos. Por su parte Rocío llevaba un vestido rojo muy ligero. Ambas llevaban sandalias planas. Yo estaba en bañador y polo de color azul. Mientras Marga y yo nos besábamos acariciábamos nuestros cuerpos lentamente. Rocío se acercó a mi por detrás y me acarició. En ese momento mis manos estaban en las caderas de Marga y las de ella en mi culo.

–    Ya no te quedan socias con las que hacer un trío – dijo Rocío – Y creo que me apetece a mi casi más que a ti.

Yo no la contesté y la seguí besando mientras ella, desde atrás, acariciaba mis pectorales sobre el polo. Entre Rocío y Marga empezaron a subirme el polo para quitarlo y yo aproveché para girar un poco la cabeza, ver a mi esposa y besarla.

–    Eres el hombre de nuestro grupo – decía Rocío mientras yo volvía a besar a Marga – Solo contigo hacemos o haremos estas cosas

Me calentaba la manera de hablarme de mi esposa y esta, haciendo que dejara de besar un momento a Marga, terminó de quitarme el polo.

–    Tienes un cuerpazo – dijo Marga

Yo miré mi cuerpo y no me vi bien. Desde el nacimiento de mi hija había cogido unos cuatro kilos y mis abdominales ya estaban ocultos bajo una leve capa de grasa. No estaba gordo pero mi tableta de chocolate se la había comido alguien. Mientras me hablaban ambas al oído intentando calentarme, como si fuera necesario, yo bajé los tirantes del vestido de Marga y subí  la falda de este dejando así el vestido alrededor de su cintura. Me sorprendió que no llevara la parte de arriba del bikini y solo tenía puesto la braguita de este. Miré las tetas de Marga y me impactó lo firmes que eran de un tamaño casi perfecto. En ese momento pensé que Marga no era ni mucho menos la más guapa de mis amantes pero si tenía las tetas más perfectas.

–    Tu si que tienes un cuerpazo – dije – Estas tetas da no se que tocarlas. Parecen tan frágiles, tan preciosas.

–    Pues son para que las toques y juegues con ellas – dijo sonriéndome antes de besarme una vez más.

Marga empezó a besarme el pecho mientras Rocío me agarraba los brazos y me besaba por la espalda. Yo llevé mis manos atrás y, subiendo un poco el vestido de Rocío, acaricié su culo que me encontré desnudo. Rocío seguía acariciando mi cuerpo mientras yo magreaba su culo y, cuando quise darme cuenta, Marga ya estaba con mi bañador por el suelo, de rodillas y a punto de meterse mi polla en su boca. Empezó una maravillosa mamada mientras Rocío seguía jugando conmigo y besaba mi espalda y mi oreja. Tras un ratito Rocío se agachó junto a Marga y empezó a ayudarla con la mamada. A ratos una tenía mi polla en su boca y a veces era la otra. En esos momentos la que no saboreaba mi polla comía las tetas a la otra. Solo a ratos ambas ponían, cada una por un lado, su boca en mi polla. Y esos momentos con dos bocas en mi pene eran especiales. Tras un rato Rocío empezó a pajearme y Marga, con gran pasión, agarró a Rocío por la cara y la besó con pasión. Rocío se quitó el vestido mientras Marga me mamaba de nuevo la polla y pude comprobar que tampoco llevaba parte de arriba del bikini y que la de abajo, que tras tocarla pensé que no la llevaba, estaba apretujada en el interior de sus rajas dejando así sus cachetes al aíre. Yo me dediqué a quitarme del todo el bañador y ese momento lo aprovechó Marga para quitarse su vestido y subirse a la cama. Rocío se acercó a ella y de rodillas empezó a comerla el coñito. Mientras Rocío comía el coño de Marga yo me acerqué a Marga y la di mi polla para que me la comiera un poco. Tras un rato hice levantar a Rocío y arrodillándome fui yo quien comí el coño de esta mientras ella y Marga se besaban.

–    Te quiero – dijo Marga – Gracias por dejarme a tu marido

–    Encantada – dijo Rocío – Pero tenemos que hacer de esto varias veces al año o te corto el grifo

–    Ahora la encantada soy yo

Ambas se echaron a reír. La risa de Rocío fue interrumpida por los primeros gemidos de Rocío. Marga se tumbó en la cama y puso su coño junto a la cabeza de Rocío y esta empezó a chupárselo. Yo me puse en pie y, aprovechando que Rocío ya gemía, la perforé. La follaba con pasión desde atrás, por su coñito, mientras Rocío no dejaba ni un segundo de jugar con su lengua en el coño de Marga. Esta tras un rato se incorporó y se besaron durante unos minutos. Durante el beso Rocío empezó a mover el culo en círculos y no se como conseguí no correrme. Tras un rato Rocío escaló a la cama y se puso mirando hacia mi con el coño de Rocío en la cara de Marga. Yo acerqué de las piernas a Marga al borde de la cama y empecé a penetrarla con pasión. Mientras Rocío me besaba y Marga chupaba el coño de esta.

–    Córrete en Marga – dijo Rocío en mi oído – ¡Hazlo ya!

Yo no tenía capacidad alguna como para negar una orden así y exploté en su interior.

–    Dios – dijo Marga – Te estas corriendo

Una vez nos calmamos acabamos los tres tumbados en la cama. Yo en medio.

–    ¿Porque se ha corrido en mi? - dijo Marga

–    Yo se lo he pedido – dijo Rocío – Y cuando está caliente no sabe negarme nada

Marga y Rocío rieron y se dieron un largo beso. Mientras se besaban los senos de ambas se rozaban con mi pecho. Tras un rato dejaron de besarse y se miraron a los ojos.

–    Gracias – dijo Marga

–    De nada – dijo Rocío

Rocío se levantó, cogió de la mano a Marga y se fueron hacia el baño de nuestra habitación. Al llegar se dieron la vuelta.

–    ¿Vienes? – dijo Rocío

No tardé nada en estar con ellas en la ducha. Poco después de salir los tres de la ducha, y ya estando en el jardín con Mike, oímos a la peque llorar. Yo me fui a por ella y Marga a despertar a Miguel. Con los dos niños ya en pie bajamos un rato a la playa antes de volver a casa a cenar y pasar una noche más en casa, con amigos charlando. Ya en la cama, y antes de irnos a dormir, Rocío estaba muy cariñosa.

–    Cariño – dijo Rocío – Como con lo de Mike parece que no tendremos muchos más intercambios, esta mañana he tomado una decisión.

Yo la miré intrigado.

–    Hoy ya no he tomado la píldora – dijo Rocío

Yo la miré con los ojos como platos.

–    Es lo que queríamos, ¿no? - dijo Rocío

–    ¡Claro! – dije emocionado

Rocío y yo empezamos a besarnos y, a pesar del sexo acumulado esos días, hicimos el amor con pasión desatada. Era imposible que ese día se quedara embarazada pero que por nosotros no fuera.

 

El viernes Mike y Marga volvían a Madrid por la noche con su hijo. Por la mañana llegaron María, Arturo y las niñas. Así tuvimos una gran comida entre amigos. Noté como Rocío, Marga y María estaban de muy buen rollo. Demasiado buen rollo me parecía a mi tras estar Marga algo celosa de María y Raquel, pero los acontecimientos de estos últimos días parecían haberla calmado. Tras la comida y los cafés acompañamos todos a Mike y Marga al aeropuerto antes de volver a casa e ir directamente a la playa a pasar la tarde con María, Arturo y las niñas.

 

El domingo nos fuimos de excursión las dos familias por la isla de Menorca. Lo pasamos muy bien y yo disfruté paseando con mi hija y Elisa, también hija mía, por las calles de Mahón. Marta ese día también estaba mucho conmigo y Arturo pero a ratos se iba con Elena, Rocío y su madre. Esa noche la cena con todas las niñas fue muy agradable. Una maravillosa barbacoa.

 

 

05. Semana del 31 de Julio al 6 de Agosto

La semana con las hijas de María fue sensacional. De lunes a jueves mantuvimos un mismo esquema. Por la mañana a la playa. Por la tarde piscina. Una comida o una cena en casa y la otra en el restaurante. Divertido por la tranquilidad de unos días de playa y lo buena de la compañía. El jueves     llamamos a Teresa, la amiga de Rocío, para felicitarla por su cumpleaños. Rocío y yo hicimos el amor todos los días.

 

El viernes íbamos a comer una paella en casa y María me pidió que subiera a ayudarla. Una hora y pico antes de que subieran todos María y yo nos fuimos a la casa. Subimos hasta mi habitación besándonos. Ella llevaba ese día un biquini con estampado animal, como de leopardo o un animal similar, y un pareo marrón con unas sandalias playeras también marrones. ándome a los ojos y sonriéndome se sentó en la cama y yo me pegué a ella. Jugué un poco con María o, mejor dicho, con el lazo de su pareo. Tras un rato la levanté y, tras besarla, la di la vuelta. Mientras la besaba y mordía su oreja movía mi paquete sobre su culo. Ella tomó las riendas y me tumbó en la cama boca arriba. Se subió sobre mi con una pierna a cada lado de las mías. Me sonrió y me agarró del cuello del polo hacia ella. Yo llevaba un bañador Billabong naranja y amarillo y un polo amarillo de Ralph Lauren. Use mis codos para sujetarme con el tronco en un angulo de cuarenta y cinco grados sobre la cama.

–    Esto tiene que ser rápido que en breve tenemos que ponernos a hacer la comida.

–    Tu eres mi comida hoy – dije sonriendo

–    ¡Que tonto eres! - dijo ella divertida

Acaricié un poco sus senos sobre la parte superior del bikini. No duró mucho puesto ya que rápidamente se lo quitó y lo tiró al suelo. Yo me tumbé de nuevo y tiré de ella para llevar sus pechos a mi boca. Tras dar un par de chupadas a sus tetas ella bajó su cara y nos besamos con tremenda pasión. Aproveché el beso para ir subiendo su pareo hasta la cintura. Ya con el pareo en esta ella me hizo incorporar y yo chupé sus tetas de nuevo mientras me hacía quitarme el polo. Alterné su boca y su pecho, la hice ponernos en pie de nuevo, y la ataqué por detrás para amasar sus pechos y besar primero su cuello y luego su boca. Ella llevó su mano derecha entre nuestros cuerpos para masajear mi polla sobre el bañador mientras la izquierda ayudaba a mis manos a masajear sus tetas. La hice apoyarse sobre la cama y me arrodillé para bajar la parte inferior del bikini hasta los tobillos y besar un poco su coñito.

–    Umm – dijo – Arturo se moriría antes de hacer esto

Yo la miré a los ojos y la cogí en volandas depositándola sobre la cama dejando justo su coño en el borde de esta. Tras arrodillarme llevé mi boca y mi lengua a su perfecto coñito para jugar con el y cumplir sus órdenes. Primero la daba placer con mi lengua lentamente y, con el paso de los minutos le iba dando algo mas de profundidad a las mamadas. Mi lengua en su coño sacaba de ella gemidos y es que tras tres años de relación ya sabía donde tenía que tocar para que ella estuviera mas cachonda.

–    ¡Démonos prisa! - Exclamó

Y tras decirlo puso sus pies en mi pecho y me empujó alejándome de ella para poder levantarse. Me levanté con ella y lo más rápido que pude me quité el bañador. Ella se arrodilló ante mi polla y la metió en su boca. Estuvo un buen rato dándome una buena mamada sin manos y sin soltar la polla ni un segundo. Yo acariciaba sus cabellos mientras me la chupaba. Me calentaba y me entraban ganas de follarla. Tras un rato me pidió que la penetrara y sin tardar ni un segundo la levanté y la puse de costado sobre la cama con su coño en el borde de esta. Acerqué mi pene a su coño y la empecé a penetrar sin tardar ni un segundo. Tampoco tardamos nada nosotros en ponernos a gemir con la follada pues creo que ya íbamos bastante calientes ese día y éramos conscientes de que, de verdad, teníamos prisa.

–    Sube a la cama amor – dijo

Jugueteamos un poco sobre esta hasta que acabamos conmigo en la cama boca arriba y ella sobre mi cuerpo. Bajó su coñito hasta donde estaba mi polla y besándome la fue guiando a su interior. Yo movía mi pelvis y ella su cuerpo para poder penetrarla mientras nos besábamos. Tras un rato así me corrí en su interior y ella, tras notar mi corrida, se unió a mi placer con su propio orgasmo. Tras calmarnos un poco con mi polla, ya flácida, en su interior ella se echó a mi costado y nos acariciamos los cabellos mirándonos a los ojos.

–    Genial – dijo – Ahora a la cocina

Obviamente acaté sus órdenes y bajamos a cocinar. Cuando todos llegaron ya estaba todo listo y la mesa casi puesta. La sonrisa de Rocío a María fue graciosa. Por la tarde y noche todo el normal excepto por que hicimos las maletas. Todos volvíamos a Madrid en el primer vuelo de la mañana.

 

A las diez del sábado ya estábamos todos en pie, desayunados y con el coche cargado para ir hacia el aeropuerto. A las once ya habíamos facturado las maletas y nos fuimos hacia la puerta de embarque. Algo antes de las doce y media llegamos a Madrid y nos fuimos todos a dejar las maletas en casa. Tras dejarlas directos a casa de Alberto ya que era el cumpleaños de este. En el cumpleaños volvimos a ver a nuestros amigos y lo pasamos muy bien. Me fui en un momento al baño y Marga fue detrás mía.

–    Te hecho de menos – dijo – Pero no tanto como Mike

Y, tras agarrarme un poco el culo, siguió hacia la cocina donde oía como Raquel, Celia y Rocío reían. Por lo demás el cumpleaños genial. Llegamos a casa casi a las once e hicimos el amor tras acostar a la peque.

 

El domingo fuimos a comer a casa de mis padres. Un día normal de domingo antes de la vuelta al trabajo. Relax.

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