miprimita.com

Mi historia (05: Mayo 2001)

en Grandes Series

Mi historia (05: Mayo 2001)

01. Semana del 7 al 13 de Mayo

El despertador sonó a las siete de la mañana. Yo agarraba a Rocío por la espalda después de nuestra primera noche juntos. Era una maravilla tenerla tan cerca. Cuando noté que ya estaba despierta la di un beso en la mejilla. Girándose me sonrió y nos besamos en la boca profundamente. A los cinco minutos de beso lo cortó y me dijo que me quería pero que tenía que irse a currar. Vestida con el tanguita y sujetador de la noche anterior se fue hacia el baño a ducharse. Al salir se cambió de ropa interior delante mía y se vistió con un traje de chaqueta y pantalón de color crudo con una camisa negra. Estaba espectacular. Justo cuando ya estaba vestida me levanté y la desee que pasara un buen día. Antes de irse me dijo:

– Si me voy a quedar aquí mas noches voy a necesitar alguna crema, cepillo de dientes y esas cosas

– Quedate esta noche, te paso a recoger por tu casa por la tarde

– No, vengo yo que ya tengo llave del garaje.

– Ok, hablamos esta tarde para ver a que hora estaré por aquí

Una hora después estaba yo entrando en el despacho. Mi cara de felicidad debía ser evidente pues María me dijo que se me veía muy contento. La dije que debía ser porque estaba muy feliz. Ya dentro de mi despacho me dio un beso y me dijo que se alegraba que Rocío me hiciera feliz. La pregunté como sabía que era por Rocío. Su contestación fue corta: no soy tonta. Y se marcho riendo. Pasé el resto del día en la oficina preparando el viaje de dos días al que me iba al día siguiente con Raquel aunque hice un rato para ir al notario a firmar la venta de los coches de mi padre a Belén y su marido. A las seis estaba en casa pues había quedado con Rocío entre seis y media y siete. Llegó con algo de ropa informal y formal, unas cuantas cremas y un cepillo de dientes. Puso sus cremas en el baño en una repisa libre y su cepillo de dientes junto al mío y luego colocó la ropa que trajo en el vestidor de la habitación. Echando un ojo vi que había traído ropa suficiente como para estar al menos una semana. Aunque noté que tenía mas ropa informal que formal. En esos momento vi claro que ella esperaba estar mas tiempo conmigo los fines de semana que los días de diario. Cuando terminó de organizar todo me acerque a ella y la bese profundamente. Nos miramos a los ojos y nos sonreímos. Vamos a cenar, la dije. A las diez estábamos de vuelta de cenar y nos pusimos a ver un rato la tele juntos. Era nuestra primera noche de pareja normal. Poco después estábamos en la cama. Esa noche no hubo sexo. Nos fuimos a dormir abrazados.

Y abrazados nos levantamos el martes. Ese día yo tenía que viajar a Barcelona con Raquel donde pasaría dos noches con ella. Mientras Raquel se duchaba empece a preparar la maleta. Era ligera: tres camisas, dos pares de calzoncillos y dos pares de calcetines. Eché un pantalón por si se me manchaba el que llevaba y la maleta estaba lista. El neceser ya estaba dentro pues lo dejaba siempre en la maleta. Cuando Raquel salió del baño tuve que entrar yo para ir preparándome así que me despedí de ella hasta el día diez, jueves, que volvía. A las diez y cuarto estaba en el aeropuerto con Raquel. Me pasé un buen rato al teléfono cerrando cosas con María hasta que presté atención a Raquel.

– Quiero ser la primera en conocer a Rocío – dijo ella

– Deseo concedido.

– Lo digo en serio. Creo que me merezco ese derecho.

– Yo también lo digo en serio. Mira.

Y cogí el teléfono y llamé a María.

– Hola – contestó con alegría

– Hola, resérvame mesa para comer el día dieciséis a comer. tres personas. Cerca de Nuevos Ministerios. Te dejo que nos llaman para embarcar.

Y colgué, cogí a Raquel de la mano y la arrastré a la puerta de embarque de nuestro avión. Una vez en Barcelona fuimos a ver a nuestros clientes históricos para ofrecerles nuestros productos alemanes. Decidió vestirse pijita pero no muy formal. Puesto que estos eran clientes ya establecidos y teníamos buena relación era bueno que pareceríamos más amigos que unos comerciales. Aunque esto último era lo que eramos. Vestía unos pantalones tipo chinos color blanco con una camisa azul oscura de Tommy con un cinturón, también de Tommy, de color azul y blanco. La camisa la llevaba solo un poco remangada dándose una aire mas informal. El primer día solo teníamos tres reuniones y al acabar, cerca de las seis me preguntó que quería hacer. Propuse cenar en el hotel y ella aceptó. Llegamos a la habitación del Meliá que, como era habitual, compartíamos. Al llegar se quitó su camisa y se quedó en pantalones y un sujetador azul oscuro. Me tumbó en la cama boca abajo y se sentó sobre mi para darme un masaje.

– Se que estás enamoradísimo de Rocío. Te conozco demasiado bien. Y no estoy celosa. Me parece genial. Te quiero y me encanta follar contigo pero si ella es perfecta para ti, y eso ya lo decidiré yo, estoy dispuesta a sacrificar el sexo contigo y convencer a María para que haga lo mismo.

– ¿Y Lucía no te parecía perfecta?

– Te dije mil veces que no. Tu y ella erais dominantes. Erais una bomba a punto de explotar.

Seguimos hablando hasta las diez y nos pusimos a ver juntos la tele. A las once nos fuimos a dormir juntos pero no abrazados como dormía con Rocío. Mi amante, por arte y gracia de Rocío, se había convertido en una especie de hermana.

Al día siguiente estuvimos todo el rato desde la primera reunión a las ocho y media, pasando por una comida a las dos, hasta una cena a las nueve de reunión en reunión. Reuniones, restaurantes y taxis. Ese es el resumen del día. Y por la noche como la anterior.

El jueves nos levantamos pronto y fuimos hacia el aeropuerto. Raquel siguió diciéndome que ella me apoyaría en cualquier cosa pero que no iba a ser muy cooperativa hasta el día dieciséis. Me reí con su ocurrencia y pasamos a dedicarnos al trabajo. Hablamos sobre las reuniones, que deberíamos hacer, a quien volver a visitar y mucho mas. Después de cuarenta y ocho horas sin Rocío me sentía raro. Había quedado con ella a cenar en mi casa a las nueve. Iba a dormir esa noche en casa así que pronto me fui de la oficina para comprar un buen besugo y prepararla mi besugo a la sal. Tenía que aprovechar la noche pues ese fin de semana Rocío se iba a Cuenca con su padres. Cuando nos despidiéramos la siguiente mañana no nos volveríamos a ver hasta el miércoles pues ella haría puente, era fiesta el martes quince en Madrid, y yo la noche del martes tenía una cena con mis exsuegros. Cuando llegó estaba preciosa. Llevaba una falda estampada como si fuera piel de un animal con una camisa negra de tirantes y una chaquetilla torera de punto fino y color beige. Acompañaba su atuendo con un colgante bastante grande y unos botines sin tacón de un beige algo más oscuro que la chaqueta. A las nueve estábamos cenando juntos con una botella de vino blanco y hablando de como nos habían ido esos dos días. Era una maravilla estar con ella. Nos agarramos de la mano en multitud de ocasiones y tras la cena recogí la mesa y fuimos al salón donde terminamos la botella de vino mientras seguíamos hablando. Habíamos dejado nuestra vida estos dos días para hablar de anécdotas que nos ocurrieron en la carrera. Tras un rato hablando sobre nuestras vidas nos fuimos a la cama. Al llegar a la cama yo me apoyé en ella y Ella se acercó a mi lentamente. Una vez estuvimos pegados empezamos a besarnos. Ella agarró sus manos a mis cabeza con más ansia del normal. Yo empecé a explorar el camino a su tesoro. La gruta de entrada estaba despejada pues la falda que llevaba no era muy larga. Cuando llegué a su tanguita ella suspiró y,de un movimiento brusco pero con tacto, la tumbé sobre la cama. Una vez tumbados jugamos a rodar por la cama quedándonos quietos cuando alguno de nosotros conseguía ponerse encima. En ese momento movíamos ligeramente el cuerpo para calentar al otro haciendo que perdiéramos la posición de fuerza. Pudimos estar así más de diez minutos fácilmente. Cuando ya estábamos ambos calientes y un poco cansados del juego nos tumbamos de perfil y mientras ella desabrochaba mi pantalón yo sacaba su camiseta. Seguimos besándonos mientras terminábamos de desnudarnos y una vez desnudos volvía girar sobre ella hasta ponerme encima. Con delicadeza busqué su tesoro y empecé a penetrarla lentamente. Mientras lo hacía nos besábamos con ternura. Según iba subiendo la intensidad de mi penetración aumentaba la intensidad de los besos que, a veces, rompíamos para declararnos amor, gemir o pedir más. La penetración duró unos veinte minutos. A la hora de correrme lo hice dentro de ella. Acabamos rendidos, abrazados y, rápidamente, dormidos.

A la mañana siguiente no me despertó el sonido molesto de mi despertador sino Rocío jugando con su boca y mi pene. Reaccione rápidamente y la atraje a mi para besarnos. Cuando llevábamos diez minutos de beso y faje sonó el despertador rompiendo nuestro momento de amor y obligándonos a pasar a acicalarnos para otro día de trabajo. Lo peor era que ya no nos veríamos hasta el día dieciséis cuando habíamos quedado para comer Raquel, Rocío y yo. Nos despedimos durante un largo tiempo y quedamos en hablar por teléfono todos los días. Cuando ella se fue me terminé de preparar y salí hacia la oficina. Estuve trabajando duro hasta las tres cuando me fui a comer con Mike. El día veintitrés nos íbamos a Berlín y no volvíamos hasta el día veintisiete así que aprovechamos la mañana para ir cerrando todo. Se suponía que con este viaje ya no tendría que volver yo a Berlín. Estábamos otra vez en el VIPS. Últimamente iba como mínimo cinco veces a la semana entre comidas y desayunos. Entre comida, revisión de papeles y un café que se alargó no salimos del VIPS hasta las cinco de la tarde. Mike se fue para casa pero yo decidí volver a la oficina. A las nueve de la noche sonó el móvil. Era Rocío

– Hola Princesa – dije yo

– Hola cariño. Te he llamado a casa pero no estabas

– Sigo en la oficina. No me había dado cuenta de la hora que es. Me voy a ir ya para casa. ¿Que tal estas?

– Bien, echándote algo de menos

Y empezó una divertida llamada de casi media hora. Me encantaba hablar con ella. Yo no tenía planes pero ella si

– Salgo esta noche de juerga con mi hermano y su mujer – dijo Ella.

– No ligues mucho – dije medio riendo

– Ningún hombre me atrae que no seas tu. Son feos, tontos,... nada bueno - dijo riendo

– Ya, ya, si me adulas tanto es que quieres mantenerme en la ignorancia

– Que voy con mi hermano - dijo

– ¿Y tu hermano se pone celoso si tonteas?

– Mi hermano me ha traído a Cuenca y me ha aguantado todo el viaje hablando de ti. Creo que de entrada le caes bien además llamó mi hermana y te puso bien. Pero si dura una hora mas el viaje lo mismo te odiaba porque mi cuñada y yo estuvimos toda el viaje destripándote.

– Bueno bueno, se buena. Me voy a ir para casa. ¿Hablamos mañana?

– Claro. Te echo de menos. Te quiero – dijo

– Te quiero – dije yo

Veinte minutos después estaba en casa calentando algo de comida en el microondas y eligiendo una película para ver. Cuando la película acabó me fui a la cama para descansar.

El sábado no quería hacer nada. Ni curré, ni bajé a por el periódico. De pura casualidad cogí el teléfono para pedir comida a un restaurante. Sin embargo tuve que ir a El Corte Inglés pues aun no tenía un regalo para Raquel. Todos los años la regalaba ropa y este año no iba a ser una excepción. Me gustó como triunfó el regalo a la hija de María y decidí volver a Gant. Esta vez en la planta de mujer. Encontré un precioso vestido de motivos florales pero blancos y negros. El vestido de estilo Jackie Kennedy (pijillo como es Gant) llegaba casi un palmo por encima de la rodilla. Además la compré unos zapatos peep toe blancos de Nine West. En total me gaste casi 300 euros en su regalo pero no me importaba. Por la noche hablé con Rocío por teléfono durante otra media hora hasta que me dejo para ir a cenar con sus padres. Tras la llamada otra peli y a la cama.

El domingo me levanté pronto y duché. Miré el correo que no había consultado el día anterior y me metí en la ducha para prepararme pues esa noche comía con Raquel, Mike, María y sus respectivas parejas. El único que iba solo era yo. Rocío estaba en Cuenca y, aun así, me parecía pronto. Aun nadie la conocía. Cuando llegué era el primero. Estaba algo tenso. Raquel me había ayudado mucho y, ahora, yo no la estaba rechazando directamente pero la estaba dejando de lado. Al llegar Raquel notó que estaba raro y, como la jodida es tan inteligente, pilló rápidamente que me pasaba. Me dijo que la ayudara en la cocina y fue al grano mientras José Carlos preparaba la mesa.

– Cariño noto que estas estresado. Si es porque no me follas. Me da igual. Bueno... no me da igual, me gustaría que me follaras pero estoy encantada con que estés tan colado por esa chica. Yo aguanto pero como esa tía te joda voy a ir a por ella.

– Tranquila – dije – el miércoles la vas a amar.

– Eso espero

Me dio un pico y terminé de ayudarla. A los quince minutos llego María y su marido y rápidamente Mike y Susan y así empezó el cumpleaños. El lunes era su cumpleaños pero lógicamente lo celebrábamos el domingo por razones prácticas. Comimos maravillosamente bien y tras comer empezamos con los regalos. Yo entregue mis regalos el último porque decían que siempre eran los mejores. Esta vez volvió a ser así. Mi vestido de Gant y zapatos de Nine West triunfaron. A las nueve de la noche estaba en casa y tras hablar con Rocío me fui a dormir.

02. Semana del 14 al 20 de Mayo

El lunes tuvimos una pequeña celebración del cumpleaños de Raquel en la oficina y Mike, ella y yo nos fuimos juntos a comer. Nada más ocurrió esa noche. A parte de mi llamada con Rocío.

El martes era fiesta en Madrid y aun así fui a currar un rato. Por la noche tenía cena con mis exsuegros. Esta vez en mi casa. Tenía la llave del garaje de Rocío para que pudieran aparcar el coche. Era la primera vez que venían a mi nueva casa y les gustó. Preparé una cena muy rica con besugo a la sal, que me sale extraordinariamente bien, de plato principal. Durante la cena estuvimos hablando de como me iba y como les iba. Ellos llevaban relativamente bien la muerte de Lucía y estaban encantados con que yo sobrellevara su muerte y la de mis padres. Cuando estábamos en este momento de la conversación saque el tema de Rocío. Tenía algo de miedo a que su instigación a que busque pareja fuera de boquilla pero aún así me lance:

– Yo lo que tengo es una noticia – dije

– Tienes novia – respondió rápidamente mi suegro

– Bueno, un proyecto de novia – dije intentando quitarle importancia

Mi exsuegra se levantó, yo creía que enfadada. Estaba convencido de haberla cagado del todo. Pero noté que su cara no era de cabreo. Se acercó a mi y me di un beso en la mejilla.

– Me alegro mucho cariño. Solo te pido que queremos ser de los primeros en conocerla. No queremos que nuestros conocidos cotilleen sin nosotros poder decir que la conocemos y que es buena chica. Y estamos seguros que será buena chica si la has elegido tu.

– ¿Tienes algo de champán? - preguntó mi suegro

Dije que si y me fui a por el a la nevera. Al volver a ambos se les veía contentos. A mi se me debía notar la cara de extrañeza pues mi exsuegro volvió a hablar.

– Supongo que estarás extrañado con nuestra reacción pero de verdad que hemos decidido ser tus padres adoptivos. Queremos ayudarte en todo lo malo que te pueda pasar pero a cambio también queremos estar en lo bueno. Y esto es bueno. Muy bueno.

Estuvimos brindando y les conté como la conocí. También se alegraron, como Raquel, al decirles que era de familia bien. Yo pensaba en el amor pero ellos pensaban en que no fueran a joderme. En el fondo debía estarle muy agradecido a ellos y a Raquel. A eso de las doce de la noche se fueron de casa no sin antes pedirme de nuevo que por favor se la presentara lo antes posible.

El día anterior les conté a mis exsuegros lo de Rocío y hoy tocaba un paso mas. Presentársela a mi mano derecha, amante y protectora Raquel. Llamé a Antonio para poder llevarme a Rocío a las 14:30 y no hubo problema alguno. Mantuve mi reunión habitual de los miércoles, que ahora era con Laura, y al terminar nos fuimos Rocío y yo a comer con Raquel. Rocío había estado muy nerviosa el día antes sobre que llevar pues sabía que Raquel era muy importante para mi. Y eso que no sabía que era mi amante pero si sabía que era mi mano derecha y mi protectora. Vestía bastante recatada con una falda gris hasta las rodillas, una camiseta de manga larga blanca que llegaba hasta sus caderas y un cinturón negro por encima de la camiseta blanca a la altura de la cintura. Llegamos al restaurante en el que Raquel había reservado mesa al filo de las tres y ella ya había llegado. Se saludaron con dos besos y Rocío y yo nos sentamos uno al lado del otro con Raquel enfrente mía. De entrante pedimos un revuelto de champiñones. Ellas pidieron pescado y yo solomillo al cabrales. Pensé que iba a tener que llevar la voz cantante los primeros minutos para romper el hielo pero rápidamente tanto Raquel como Rocío empezaron a hablar. En el fondo era lógico pues Raquel era comercial y Rocío casi pero, desde luego, su labor era hablar con clientes. El caso es que durante los entrantes mantuvimos una agradable conversación sobre nuestros primeros días juntos. Raquel y Rocío parecían contentas pero por su trabajo eso podían falsearlo sin dificultad. El caso es que cuando llegaron sus pescados ya estaban las dos hablando como si fueran amigas de toda la vida. No podía asegurarlo pues las mujeres saben esconder bastante sus emociones de mi o yo soy incapaz de leerlas. El caso es que mas que las sonrisas lo que me hacía creer que iba todo bien es que yo no hablaba apenas. Empece la comida presentando a mi novia a mi amante, protectora, socia y mejor amiga y resulta que, ahora, un espectador creería que yo estaba acompañando a mi novia a una comida con su mejor amiga. Tras los postres decidimos no tomar café, eran ya las cuatro y media, e irnos a tomarlo a mi casa. Llegamos todos en mi coche y me fui a preparar el café mientras ellas seguían charlando. Y siguieron dale que dale, se contaron toda su vida. Yo intervenía cada vez menos y hacia las seis Raquel dijo que debería irse. Habíamos venido todos en mi coche así que tenía que llevar a Rocío a su coche y a Raquel al suyo. Dejé a primero a Rocío en su coche y nos despedimos con un beso. Iba a ir a su casa a por unas cosas y luego ir a la mía. Ya tenía llave del garaje pero no aun de casa así que tenía que dejar pasar algo del tiempo. Cuando salió Rocío, Raquel paso al asiento delantero. El camino de la oficina de Rocío a la nuestra, que es donde tenía Raquel el coche, era de quince minutos. Fue suficiente para decirme que le encantaba Rocío y que no la dejara escapar bajo ningún concepto. Llegó a decirme que: "si la haces daño te voy a joder vivo". Cada vez flipaba mas, mis ex suegros querían ser mis padres, me ligo a un pivón y mi amante quiere que no haga daño a mi novia. Entre en el parking de la oficina, la dejé y me fui para casa. No pasaron mas de quince minutos cuando llegó Rocío. Fuimos al salón y me senté con ella en el sofá. Me dijo:

– Me encanta Raquel, si Laura no fuera mi mejor amiga podría serlo ella. Me saca unos años pero podríamos ser íntimas

– Te saca siete años que, a estas edades, tampoco es para tanto. Además tu eres muy madura – la dije sonriendo.

Empezó a besarme y poniendo las piernas alrededor de las mías se sentó sobre mi haciendo que la falda gris que llevaba se subiera bastante. Siguió besándome durante unos cinco minutos. Al romper el beso me miro y me dijo:

– ¿Desde cuando te tiras a Raquel?

– ¿Como? - Pregunté sin saber de donde venía esa preguntaba

– Cariño no soy tonta, ¿desde cuando?

Pensé que sería mejor no negarlo.

– Desde 1999, ha sido mi amante desde justo antes de montar la empresa. Es más, hicimos el amor por primera vez mientras montábamos la empresa. Pero desde que estoy contigo no me la he tirado.

– ¿A quien mas tiras?

– Me he tirado a Belén, mi nueva socia y me he besado con María mi secretaria.

Tras esto se levantó me dio un beso, cogió el bolso y se dirigió a la puerta. Al llegar a la del salón se dio la vuelta y dijo:

– No estoy rompiendo contigo. Solo tengo que pensar. Mañana a esta hora aquí. Prepárate para hablar.

– Vale – dije yo.

Y ahí me quede. Compuesto y sin saber si tenía novia. Cene algo rápido y pronto me fui a la cama.

El jueves me puse a trabajar a lo loco para intentar no pensar en Rocío pero lo cierto es que fracasaba totalmente en el intento. A la hora de comer me fui con Raquel y se lo conté. Ella fue clara:

– Suponía que lo habría pillado – dijo – Me gustó porque es tremendamente lista. El tipo de chica que quiero para ti. Estoy dispuesta a renunciar al sexo contigo para que estés con una mujer como ella.

– Gracias – dije – ¿Intentas que mi mente esté en otros asuntos?

Y me hablo de trabajo durante toda la comida y al volver a la oficina se reunió conmigo para hablar un poco de todo. A las siete me fui a casa para poder esperar a Roció. Cuando llamó a la puerta fui corriendo a abrirla sin saber que esperar. Ella entró radiantemente guapa y me miro con cara desagradable. Vestía una falda blanca con rayas verticales grises entallada hasta medio muslo de donde salían dos volantes, el segundo de los cuales llegaba hasta casi la rodilla. En su torso llevaba una camiseta de punto de tirantes blanca y acompañaba todo con unos zapatos con diez centímetros de tacón y plataforma con un adorno en la puntera. Con tono de cabreo me dijo:

– Vamos al salón a hablar

– De acuerdo – dije yo – anticipando el final de algo que estaba empezando a gustarme

Al sentarnos quería gastar mi último cartucho y fui el primero en hablar.

– Rocío, yo te quiero y bajo ningún concepto te quiero perder. Desde que estoy contigo no lo he hecho con nadie y ya he hablado con Raquel para dejarlo con ella desde el punto de vista sexual.

Ella se acercó a mi se sentó sobre mi como la noche anterior y sonrió.

– Quería jugar un poco contigo. Ayer me dio un poco de miedo pero me enamoré de ti porque eres un hombre con las ideas claras. Con un toque dominante y mucho carisma. Se que un tío así va a ser acosado constantemente y si encima le gusta el sexo como te gusta a ti necesitaré ayuda para calmar tus ganas. Siempre me ha gustado y he fantaseado con tener un novio, incluso un marido, que me domine un poco. No hablo de castigos físicos ni cosas así. Me refiero a que me ayude a llevar mi vida lo mejor posible y sea firme. Siempre supuse que un chico así me sería infiel y lo tenía asumido. Tuve un novio que era un mierda, que yo llevaba los pantalones, y me puso los cuernos. Si lo que tengo es un novio guapo, con carisma y forrado de pasta no puedo esperar que me sea fiel.

– Pero yo te quiero ser fiel – dije interrumpiendo.

– Claro que quieres. Y por eso te quiero mas que a nada en este mundo. Llevamos menos de un mes y me casaría contigo mañana. La pregunta es si puedes. Eres un tío y muy especial. Tengo algo que proponerte y lo he pensado todo el día.

– Soy todo oídos – dije

– Yo te voy a jurar fidelidad eterna. Fidelidad de la buena. Ningún otro hombre se acercará a mi. Es lo que quiero. A ti lo que te pido es que no me seas infiel. Te permitiré que tengas relaciones sexuales con ciertas mujeres y con un límite de diez veces al mes. Si son menos mejor. A las mujeres yo las tengo que dar el visto bueno. Y una mamada cuenta como sexo. Si estas dispuesto a asumir estas condiciones yo estoy dispuesta a seguir mi noviazgo contigo. Pero no quiero ser tu novia toda la vida. Me quiero casar. Esta noche he pensado que si aceptabas esto eras el hombre perfecto y quiero pasar el resto de mi vida contigo.

– Acepto ser tu novio y casarme contigo. Pero sigamos de novios un tiempo – dije sonriendo.

– Perfecto. De entrada tienes permiso para follarte a Raquel. A María quiero conocerla. Y a Belén igual. Una condición más. Me tienes que pedir matrimonio bien pedido.

Y nos besamos locamente. Aunque en mi cabeza no llegaba a comprenderlo tampoco iba a discutirlo. Poco a poco la quité el top blanco mientras seguíamos besándonos. Ella hizo lo propio con mi camisa. Tuvimos que romper el beso para sacar el top. Decidí no seguir con el beso y levantarme a la vez que la cogía a ella en brazos. Al estar delgada no pesaba mucho pero no es fácil levantarse de un sofá con unos cincuenta y pico kilos encima. Con ella recostada sobre mi pecho llegué a la habitación y la deposite con cariño sobre la cama. Una vez allí metí mi mano por la falda para sacar su tanga mientras ella luchaba por desabrocharme el cinturón. Cuando lo consiguió me desabrochó el botón y rápidamente bajó la cremallera de mi pantalón. Volvimos a besarnos con pasión durante un par de minutos y ella rompió el beso para, turbándome sobre mis pies, ir recorriendo mi pecho con besos cortos hasta llegar a mi ya muy erecto pene. Una vez junto a mi pene me miro, levantó la cabeza, sonrió y empezó a jugar con su boca alrededor de este sin llegar a engullirlo. Apenas lo tocaba un poco con la lengua y no continuamente. Me estaba poniendo cardíaco pero no fue muy cruel pues a los dos o tres minutos se metió todo el pene en la boca y empezó a besarlo y engullirlo de manera alternante. Yo la veía arrodillada junto a mis pies y recordaba lo mal que lo había pasado comiéndome la cabeza durante veinticuatro horas. Sonreí y decidí resarcirme con una buena noche de sexo. Tras seguir con la mamada durante un rato la dije que me iba a correr si seguía así. Ella sacó mi pene de su boca y sonriendo fue moviéndose a lo largo de mis piernas, arrodillada, acercando su tesoro a mi pene. Una vez su coño y mi polla estuvieron en contacto ella guió mi pene a su entrada y empezó a moverse arriba y abajo cabalgándome. Me sonrió de nuevo y me dijo que hoy solo me iba a correr dentro de ella. Y que me fuera preparando que quería mas de un polvo. Tras decirme eso fue aumentando el ritmo de la cabalgada. Tras unos diez minutos cabalgando se corrió gritando que me quería y yo hice lo propio unos tres minutos después. Nos desplomamos en la cama y nos miramos con cara de amor. Volvimos a empezar a besarnos y con ello llegó un nuevo polvo y luego otro y otro y no se cuantos. Perdí la cuenta. Esa noche no cenamos y hasta la una no nos quedamos dormidos.

El despertador del día siguiente significaba cansancio pero también esperanza. Nos dimos un largo beso en la boca para despedirnos pues, como siempre, ella salía algo antes que yo. Cuando iba a coger el coche llamé a Raquel y quedé con ella para desayunar en el VIPS. Tras hacerla jurar que no diría nada la conté todo lo acontecido. Me comentó que, en efecto, no esperaba nada de eso. Tras conversar sobre el tema largo y tendido nos fuimos a la oficina pues teníamos que preparar la reunión mensual con Mike. Nada más llegar nos abordó la secretaria de Raquel y nos dijo que un cliente quería que fuéramos a una fiesta de presentación de una nueva tienda en Barcelona. Era ese sábado. Se nos ocurrió que podíamos hacer el primer fin de semana de parejitas. Raquel se aseguró que podíamos ir acompañados y llamé a Rocío para contárselo. Se mostró emocionada ante la noticia. Una vez recibí el OK de Raquel tras hablar con José Carlos llamé a María y la dije que contratara los cuatro billetes de avión y dos habitaciones dobles en Le Meridien Barcelona. Al ser puente aéreo los billetes eran abiertos e iríamos yendo según pudiéramos parejita a parejita. La reunión mensual arrojó buenos números para abril (beneficios de algo más de 175.000 euros). No se tomaron muchas decisiones pues ahora estábamos montando la nueva empresa de diseño. La reunión finalizó a las 12:30. Raquel se fue a su casa a hacer su maleta y la de José Carlos para intentar coger el vuelo delas dos de la tarde pues Él se podía escapar a la una. Rocío no salía hasta las tres y debía ir a su casa a coger ropa pues en la mía no tenía nada de cóctel para la inauguración a la que habíamos sido invitados. Quedamos que la recogería en un taxi a las cuatro para intentar coger el de las cinco. Creo que sería posible pues de su casa al aeropuerto solo había unos minutos en taxi. Cuando llegué a recogerla ya estaba abajo. Iba aún con la ropa del trabajo, un traje negro con blusa blanca y zapatos negros. Subió al taxi me dio un beso y a las cinco estábamos despegando hacia Barcelona. Me asombró que no tuviera la tarjeta Iberia Plus así que la dije que la haríamos al llegar a el aeropuerto de El Prat. Una vez rellenamos los papeles nos dirigimos en taxi al hotel que es muy céntrico. Llegamos al filo de las siete de la tarde. Deshicimos las maletas para que ni mi traje ni su vestido se arrugaran y llamamos a Raquel para ver a que hora quedábamos para cenar. Quedamos a las ocho para ir a dar una vuelta por las Ramblas, donde está sito el hotel, y cenar algo. La idea era no llegar muy tarde a la habitación. Rocío se puso unos vaqueros y una camiseta, casi podríamos decir camisola, de manga ¾ y motivos geométricos cuyo color predominante es negro con azules, rojos y blanco adornando. Calzaba unos botines marrones y unas pulseras metálicas adornaban su brazo derecho. El paseo fue muy agradable. Se formó el típico grupo de hombres y mujeres mientras bajábamos por Las Ramblas. Ellas hablaban como si fueran amigas de toda la vida parándose en los escaparates a admirar la ropa y zapatos y a destripar todo aquello que no les gustaba. José Carlos y yo hablábamos de futbol, política, cine,... se puede decir que hablábamos un poco de todo. A las nueve entramos en un restaurante típico donde tomamos escalibada, esqueixada y un plato de butifarras mixtas. Un menú muy típico catalán. Hacia las diez de la noche nos fuimos al hotel pues el siguiente día íbamos a levantarnos pronto para hacer algo de turismo. Quedamos a las diez de la mañana en la sala de desayuno del hotel. Una vez en la habitación Rocío me dijo:

– Confirmo lo que te dije, me encanta Raquel. Podría ser mi mejor amiga

– Me alegro – dije yo

– No le digas nada de nuestro acuerdo. Cuando sea el momento se lo diré yo. Creo que vamos a ser íntimas.

– Tu mandas - dije

Y sin decirla que ya se lo había dicho, la bese y empecé a desabrocharla el pantalón mientras ella hacia lo mismo con el mio. Acabamos en la cama haciendo el amor con dulzura. Cuando acabamos se levantó, fue junto a su maleta y sacó un babydoll negro.

– Había traído esto para que esta noche tuvieras ganas – dijo

– Por lo visto no ha hecho falta – dije riendo

– Mañana me lo pongo y no me vas a poner una mano encima hasta que no esté lista. Me ha costado mucha pasta como para que vuelva a Madrid sin usarse.

Y volvió a la cama corriendo. Nos abrazamos y quedamos dormidos.

Al día siguiente cuando bajamos a desayunar Raquel y José Carlos ya habían empezado y nos reservaban sitio en su mesa. Nos saludamos y pasamos a disfrutar el maravilloso desayuno buffet del hotel. Una vez terminamos subimos a la habitación y cinco minutos después estábamos saliendo del hotel para dar una vuelta por Barcelona. Todos la conocíamos ya pero aún así no dejamos de visitar la catedral del barrio gótico y la catedral de Gaudí. Para comer fuimos a un restaurante del paseo marítimo donde hacían unos arroces muy ricos. Por la tarde tras un paseo nos fuimos a descansar al hotel. Antes de echarnos la siesta Rocío y yo estuvimos jugueteando en la cama. Riendo y besándonos. Mirándonos a la cara. Acabé encima de ella mirandola a los ojos y la dije:

– Te quiero

– Y yo a ti – contestó ella

Y volvimos a besarnos. Al rato estábamos abrazados y cayendo en los brazos de Morfeo. Debían ser las seis de la tarde. El despertador sonó a las siete y media. Ella entró en la ducha antes que yo. Al salir lo hizo con una toalla alrededor del cuerpo. La di un beso y entré. Al salir yo duchado y con calzoncillos nuevos vi a Rocío y casi me vuelvo loco. Tenía un vestido de cóctel precioso de color azul oscuro que llegaba hasta unos cuatro dedos por encima de la rodilla. Llevaba los hombros descubiertos con el vestido anudado a su cuello. Llevaba unas pulseras metálicas en el brazo derecho. En el suelo descansaban sus zapatos. Unas sandalias de ocho centímetros de tacón de color plateado. Solo puede exclamar pues las palabras no salían de mi boca. Se acercó a mi y me dio un beso en la boca. Tras el beso me dijo que me vistiera pues a las ocho y media habíamos quedado con Raquel y José Carlos. Me puse mi traje negro de Hugo Boss con una camisa blanca y una corbata negra. La fiesta era en una nueva tienda que inauguraba, cerca de la Plaza de Cataluña, uno de nuestros mejores clientes. Fue muy entretenida y Rocío llamó la atención de muchos hombres. Fue un subidón de moral estar junto a ella y no tener que buscarla sino que era ella la que se agarraba a mi. A la una de la madrugada estábamos en el hotel de vuelta y Rocío decidió que era hora de ponerse su nuevo Baby doll.

– Desnudate y quédate en calzoncillos – dijo – Ahora mismo vuelvo. No te duermas.

Os juro que dijo "No te duermas" ¿En serio pensaba que me iba a poder quedar dormido sabiendo lo que se aproximaba? ¿Sabiendo que su cuerpo diez iba a estar enfundado en un babydoll negro de una sensualidad extrema? Obviamente no me dormí y salió a los cinco minutos del baño. Era incluso mejor de lo que esperaba. Estaba enamoradísimo de ella pero si no lo hubiera estado en ese momento hubiera caído rendido. Estaba guapísima, sonriendo con unos ojos mitad inocencia mitad picardía. La picardía debía ser las ganas de sexo. La inocencia sus veinticuatro años y la primera vez que se exhibía para mi. Me dijo que me sentara en la cama y se acercó a mi lentamente. Una vez estaba a unos dos pasos de mí me sonrió y empezó a moverse sensualmente. Lancé mi mano para tocarla y me la apartó de un golpe.

– Se mira pero no se toca

– Vaya, tendré que consolarme luego haciéndole el amor a mi novia.

– Cuando yo termine mi baile no querrás hacerla el amor. Querrás follarla – dijo sonriendo y dándose la vuelta

Una vez dada la vuelta se agachó dejándome ver su culito y mirando por encima del hombro me sonrió y se paso la lengua por los labios. El baile no debió durar más de 10 minutos pero se me hicieron como dos horas. Según acababa su baile se acercó a mi y me dijo:

– Ya esta aquí tu novia para bajarte la hinchazón – dijo llevando su mano a mi entrepierna

– Ya iba siendo hora, la chica esa bailaba bien y me estaba volviendo loco.

Aun en posición de sentado la agarré por las nalgas y según me levantaba la di la vuelta y la tumbé sobre la cama cayendo yo encima de ella. Empezamos a besarnos y mi mano buscó moverse entre la seda de su babydoll para alcanzar la braguita del mismo color negro que este. Una vez llegó jugué con ella a través del tejido sin bajársela mientras ella aumentaba el jugueteo de su lengua en mi boca. Una vez empecé a bajarla la braguita ella llevó su mano a mi calzoncillo y lo bajó lo justo como para que apareciera mi pene en perfecto estado de revista. Sin romper el beso busque la entrada de su coño y empece a meterla poquito a poquito. Según nuestros besos perdían fuerza, por los gemidos que salían de nuestra boca, empecé a empujar mas fuerte lo que, a su vez, hacía que bajaran a un más la intensidad de los besos. Yo ya no acertaba a besarla. De la excitación cada vez la penetraba con mayor fuerza. Sus paredes vaginales abrazaban mi pene y la sensación era maravillosa. La dije que me iba correr y me dijo que aguantara un minuto. No se como lo hice, penetrándola con la misma fuerza durante un minuto más intentando aguantar mi semen. Cuando ya no pude más la avisé y empece a correrme en su interior. Junto a mi segundo chorro ella también se corrió. Nos tumbamos uno junto al otro e intercambiamos te quieros y besos durante una o dos horas hasta que decidimos meternos en la cama. Una vez en la cama la dije:

– Fijate que me hubiera encantado hacerte el amor con el vestido que llevabas hoy

– Cuando vuelva de la tintorería me lo pondré en casa solo para ti y me podrás hacer el amor o follarme. Tu eliges.

– Eres deliciosa – la dije justo antes de besarnos.

Y besándonos acabamos dormidos.

A las diez del domingo desayunamos e hicimos el checkout aunque dejamos las maletas en el hotel para dar una última vuelta por Barcelona. Comimos en un buen restaurante céntrico y a las seis salimos hacia el aeropuerto para coger nuestro avión. A las diez ya estábamos en casa cenando algo ligerito y a las doce Rocío y yo fuimos a la cama. Una semana verdaderamente interesante. Empiezo separado de mi chica, luego pienso que la pierdo, luego alucino con su propuesta y acabo de fin de semana con ella.

03. Semana del 21 al 27 de Mayo

Empezaba una semana mas e iba a ser intensa en cuanto a trabajo y de separación de Rocío pues del miércoles al domingo iba a estar en Berlín alejado de ella. Pero el lunes lo primero que me trajo fue mucho trabajo. Al llegar a la oficina tenía una reunión con el equipo de Mike (compras) para tener una primera toma de contacto con las empresas que íbamos a visitar esa semana. Tras comer, a las tres, teníamos la primera reunión para la creación de nuestra nueva empresa de diseño y programación web. Primero sentamos las bases sobre las que trabajaría la empresa. Decidimos que solo haríamos proyectos de tamaño medio y no aceptaríamos ningún proyecto pequeño, que los freelance estaban haciendo en esos momentos, ni grande, que acaparaban las empresas grandes de consultoría. Raquel comenta que podría dirigirla el marido de una amiga suya que paso por muchos grandes de internet con Terra y alguna agencia entre otros. Ahora está trabajando de consultor pero busca un trabajo como el que ofrecemos nosotros. A Mike y a mi que no conocemos nadie en el sector nos parece bien. Concertamos una cita con el para conocerle y ver si le ofrecemos el trabajo. La reunión acabo pronto, como a las cinco. Cuando salieron todos de mi despacho oí como Raquel se quedaba hablando con alguien un rato pero no le dí mayor importancia. Tras un par de minutos entró María y me dijo:

– Tienes una visita

– ¿Sin avisar? ¿No me puedes librar?

– No te quieres librar. La hago pasar.

Se fue de mi despacho y entró Rocío. Sonreí y entendí perfectamente el comentario de María. Se acercó a mi y me dijo al oído.

– Me gusta María

– 2 de 2 – dije riendo.

– No es Raquel pero es un encanto. Parece algo inocente. Modosita pero guapa, un poco conservadora en la vestimenta para ti. - dijo sonriendo – Tienes mi permiso con ella también.

– Dejemos de hablar de ella. ¿A que debo el placer?- dije

– A que te vas el miércoles y esta semana solo te voy a tener hoy, mañana y el domingo noche. Quiero aprovechar el tiempo.

– Me has convencido.

Termine en unos diez minutos las cosas mas urgentes, cogí el portátil y bajamos al coche, no sin antes despedirnos de María. La pregunté donde había aparcado y me dijo que vino en taxi para no separarse de mi. Nos reímos, besamos y nos fuimos a casa. Desde allí fuimos a dar un paseo y a cenar para acabar la noche haciendo el amor. Nada salvaje, totalmente placentero y suave. Amor por todos los lados.

El martes en principio iba a ser un día normal. Currar hasta las cinco y luego irme con Rocío. Íbamos a ir al cine y luego a cenar. Sin embargo llamó Belén hacia las once de la mañana con una oferta por mi casa. Me ofrecían 556.000 euros pero tenía que estar firmado antes de final de mes. La dije que la diría algo en media hora. Llamé a Rocío que me dijo que vendiera, a Mariano, mi exsuegro, que me dijo que vendiera y consulté a Mike y Raquel con el mismo resultado. Llamé a Belén y la dije que vendía pero que tendríamos que firmar la semana siguiente. Lógicamente llame a Laura para contárselo y que pensara que hacíamos con 250.000 euros. Los otros 300.000 los usaría para amortizar parcialmente mi actual hipoteca. Reduciría años a quince y aun así la hipoteca me bajaba de unos 3500 a unos 2500 euros. Una vez finalizado el parón que causo la venta en mi día de trabajo seguí currando hasta las cinco que había quedado con Rocío. Como dije fuimos al cine y a cenar. Lo único diferente del día fue que esa noche al hacer el amor con Rocío estaba en territorio enemigo ya que acabamos en su casa y no en la mía.

El miércoles 23 fui a la oficina con la maleta lista pues nos íbamos esa tarde Mike y yo a Berlín. Por la mañana le dije a María que estaba un poco estresado. Ella cerró la puerta con llave y se acercó a mi. Me dio un beso en los labios. Iba vestida con un pantalón negro, una camiseta negra cubierta por un jersey rosa y unas bailarinas negras. Me dijo que Raquel la dijo que tenía que ayudarme cuando estuviera estresado. Se acercó a mi y se sentó en mis rodillas. Me dio otro beso. Directamente me preguntó:

– ¿Como quieres que te ayude?

– No tenemos mucho tiempo. Tu presencia es suficiente.

– Mi presencia la tienes desde hace mucho – dijo ella - Mi cuerpo desde hace poco. Elije.

Lo pensé un rato y la dije:

– Una mamada no le hace daño a nadie.

Lo pensó un rato mientras movía su culo sobre mi ya erecto pene y, sin contestar se arrodillo. Desabrochó mi cinturón, bajo mi pantalón y calzoncillo y me miro fijamente.

– Va a ser mi primera mamada

– No lo puedo creer – dije

– Ya sabes que mi marido es muy conservador. Para el esto es de putas. A mi me da igual, quiero tu polla como sea y si tengo que ser una puta lo seré.

Dicho esto se metió mi pene en su boca y me dio una mamada de no muy buena calidad pero mas que decente para ser la primera. No tardé mucho en correrme. La avise y recogió mi corrida en un pañuelo. La primera en su cuerpo y su boca tendría que esperar. La levanté, di un beso y la dije que era hora de trabajar. A la media hora o así llego Mike. Estuvimos trabajando el y yo juntos de cara al viaje y tras comer cogimos las maletas y nos dirigimos al aeropuerto pues el avión salía a las 6 de la tarde. Al llegar fuimos al hotel, a cenar y tras revisar unas cosillas y hablar con Rocío por teléfono, nos fuimos a descansar.

El jueves teníamos cuatro reuniones y mucho taxi ya que estaban cada una en un punto de la ciudad. Por suerte siempre planeamos reuniones con un plano de la ciudad y habíamos previsto suficiente tiempo entre reunión y reunión. No obstante, no fuimos capaz de comer más que un sándwich y acabamos en el hotel a las nueve de la noche donde cenamos algo tranquilamente antes de irnos a dormir. Previa llamada a Rocío, por supuesto.


El viernes solo tuvimos tres reuniones bastante espaciadas en el tiempo y, por tanto, fue bastante mas agradable. Terminamos pronto así que preguntamos en el hotel un buen restaurante donde cenar y nos fuimos a cenar tranquilamente. Puesto que a veces las cenas con Mike podían acabar tarde llamé a Rocío antes de salir. Me dijo que no fuera muy crápula y me reí ante su comentario. Al final terminamos de cenar a las 11 y luego fuimos a un pub. No llegamos hasta pasada la una de la mañana al hotel. No teníamos prisa pues al día siguiente, sábado, solo teníamos una cena.

Nos levantamos tarde el sábado y ni desayunamos. Fuimos a dar una vuelta por Berlín, hicimos algo de turismo y compramos regalos. Yo compré a Rocío unas zapatillas adidas a medio camino entre la deportiva y el zapato (para salir un domingo con vaqueros a dar una vuelta por el barrio o ir al cine eran ideales) y un vestido de Jil Sander. A Raquel y a María las lleve un detalle. La cena fue en un restaurante muy agradable y cerramos un proovedor fundamental para nuestra empresa. Fue un subidón importante para nuestras aspiraciones en Alemania. Volvimos al hotel muy satisfechos y tomamos algo en el bar del hotel.

El domingo nuestro avión salía a las doce así que a las 9:30 estábamos desayunando y a las diez hicimos el checkout. Al llegar a casa me relajé, comí algo y me di una ducha ya que había quedado con Rocío en casa a las cuatro y media. Llegó a la hora y en diez minutos estábamos en la cama. Echamos un polvo rápido y tuve que volver a la ducha pues habíamos quedado con Raquel y José Carlos. Había quedado Rocío con Raquel que era lo mas gracioso. La noche fue entretenida aunque yo estaba cansadísimo. Cuando esa noche llegamos a la cama no hubo sexo ni en pensamiento. Me quedé dormido en minutos.

04. Semana del 28 de Mayo al 3 de Junio

Tras la vuelta del viaje lo que uno tiene es, aun, mas trabajo. Ahora toca ordenar todo lo hablado esos días. Así el lunes dedique todo el día a trabajar en las reuniones que tuvimos en Alemania. Y cuando digo todo el día digo todo el día pues entre a las nueve y salí a las ocho de la oficina. La comida fue un sándwich en el despacho. Al día siguiente tenía la firma de mi casa y no podría trabajar tanto. Como no pude quedar pronto con Rocío esta quedo con Raquel y Laura, para que se conocieran, y se fueron a merendar y de compras. Cosas de chicas supongo. Cuando salí de la oficina me reuní con ellas y uniéndose Antonio y José Carlos nos fuimos los seis a cenar algo antes de irnos todos a descansar.

El martes tenía a las 9 la firma de la venta de mi casa así que directamente fui allí sin pasar por la oficina. Me encontré con Belén a la que saludé con un beso y rápidamente entramos en la sala del notario para firmar. Tras firmar invité a Belén a desayunar y estuvimos hablando durante, al menos, una hora. Nuestro momento sexual pasó ya y ella estaba feliz, como yo, manteniéndonos como socios y amigos. El resto del día paso normal y quedé a las ocho con Rocío en el Vips de Miguel Ángel para cenar. Cenamos y fuimos para casa. Allí la di una llave de casa pues hasta ahora tenía llave del garaje pero no de casa y siempre tenía que llegar cuando yo ya estaba en casa. Fue un momento muy romántico y acabamos en la cama haciendo el amor. Pero el amor de verdad.

El miércoles pasé toda la mañana en la oficina hasta que fui a hablar con Laura. Ahora tenía algo más de dinero para invertir así que estuvimos viendo que hacer con el. No pude hablar con Rocío pues estaba reunido con un cliente. Estuve hablando un rato con Antonio y me fui a comer antes de volver a la oficina. Tras dos días trabajando mucho decidí volver pronto a casa ese día. Cuando llegué aun no estaba Rocío que llego a la media hora con un par de bolsas de la compra. Llevaba cosas para la casa. Tras ordenarlo todo me dijo que me sentara.

– Me asustas – dije

– Tranquilo. No es nada malo – dijo cogiéndome la mano – Nada muy malo al menos. Este fin de semana vienen mis padres a Madrid ya que está aquí mi hermana y quieren conocerte. Perdona el marrón. Se que quizás sea pronto

– Pues tendré que ir – dije sonriéndola – Pero a ti te tocará conocer a mis exsuegros que son como mis padres

– Lo mio es peor, soy la sustituta de su hija.

– No te preocupes. Les encantarás. Yo sin embargo soy el bicho que se quiere llevar a su hijita. Al menos cuéntame como son tus padres.

– Como sabes mi padre tiene 56 años y mi madre 54. Sus ocupaciones lo sabes de otras veces que te he hablado. Supongo que querrás saber que van a pensar de ti, como piensas. Tranquilizate. Saben que me haces el amor, que me follas vamos. No se han caído de un guindo. Eso lo aceptan. No saben mi "acuerdo" contigo ni lo aceptarían pero tampoco tienen porque saberlo. Si en vez de ser en Madrid fuera en casa de mis padres dormirías en una habitación separada de mí pero a las dos o tres veces que vinieras ya compartiríamos cama. Digamos que no te van a preguntar detalles sobre nuestra vida sexual pero saben, o al menos esperan, que estemos haciendo el amor. Lo que ellos van a buscar en ti es lo que en el fondo buscan todos los padres. Un buen marido para sus hijas. Piensa que ellos ya tienen un hijo casado, no es una novedad para ellos.

– Un hijo no es una hija – dije

– Venga no seas tonto. ¿Les digo entonces que quedamos?

– Pues claro. Pero en territorio neutral. Quedamos a comer en algún restaurante e invito yo

– Menuda estrategia, ganarles con tu pasta. Eso no les va a impresionar. Mis padres tienen mucha pasta – dijo riendo.

– Que tonta eres – dije sonriendo – Cuando vaya a Cuenca invitan ellos.

– Lo que quieras – dijo – Voy a llamar a mi madre, mi hermano y mi hermana.

Y se fue corriendo a la habitación para hablar tranquila. Cuando volvió eran ya las ocho y decidimos salir a dar una vuelta antes de cenar algo por ahí. Al llegar a casa y tras un rato abrazados en el sofá fuimos a dormir. Nada de sexo esa noche. En broma justo antes de apagar la luz la dije:

– Ya somos un matrimonio. Te quedas a dormir en casa sin sexo.

Me miró con cara de pensar que estaba loco, me dio un besito, apagó la luz y nos echamos a dormir.

Jueves y Viernes fueron días muy parejos. Todo el día en la oficina currando como un loco. La diferencia entre uno y otro día es que el jueves acabó con Rocío en mi cama y el viernes con ella en su casa pues al estar sus padres en Madrid no quería quedarse en mi casa.

El sábado Rocío se fue a comprar con su hermana y me llamaron desde la calle Serrano. Como la otra vez no me lo pasé mal, las dije que iba para allá. Cuando llegué a la zona las llamé y me dijeron que estaban en el Cortefiel de la calle Goya. Al llegar me sorprendió mucho que no hubieran comprado aún nada. Estaban ambas en el corner de Ralph Lauren mirando unos polos. Al llegar besé a Rocío por detrás pues la pille de espaldas y su hermana no me delató. Posteriormente la besé a ella. Ambas iban vestidas de manera muy similar. Con manoletinas, vaqueros y un polo Ralph Lauren. Azul en el caso de Rocío y rojo en el caso de su hermana Diana. Se compraran ambas un par de polos y luego fuimos a ver zapaterías donde estuvieron viendo sandalias con y sin tacón, bailarinas y otros zapatos aptos para el verano. Tras terminar de comprar fuimos a comer a Alfredo's Barbacoa para seguir comprando ropa por la tarde en El Corte Inglés de Goya. En ese caso pase yo a ser el maniquí de ambas que me compraron (o mejor dicho, me hicieron comprar) dos pantalones Dockers, unos Levis y un par de camisetas de U de Adolfo Dominguez. Tras la tarde de compras ambas se fueron a cenar a su casa pues tenían cena con sus padres y unos amigos de estos. Yo me fui a descansar a casa aunque me acosté tarde viendo películas en la tele.

El domingo me levanté tarde y bajé a comprar los periódicos. A las dos y media había quedado con Rocío y su familia en Txistu por tanto debía salir de casa a las dos. A la una y cuarto empecé a prepararme. Decidí ponerme uno de los Dockers que había comprado el día anterior, unos zapatos italianos y una camisa Ralph Lauren a rayas blancas y azules. Llegué al Txistu cinco minutos antes de la hora pero ya estaban sentados esperándome. Rocío me presentó a sus padres, hermano y cuñada. Saludé a su hermana con un beso y a Rocío con un pico corto y medio casto. Tras sentarme me trajeron la carta y estuvimos hablando sobre esta hasta que pedimos la comida. Una vez pedida la comida su padre entro en materia:

– Te voy a decir la verdad. Cuando me enteré que Rocío estaba saliendo con un cliente no me gustó.

– Papá – dijo Rocío como molesta mientras su hermana y madre fulminaban a su padre con la mirada.

– Siento ser tan claro pero no sé mucho de ti. Se que tienes una empresa y conociste a Rocío en la oficina ya que ella era tu asesora. Rocío ha mantenido cierto misterio y esto es lo que he podido sacar.

– Lo entiendo – dije – Pero no me preocuparía. Rocío fue mi asesora, es cierto. Pero no es menos cierto que fue mi asesora porque Antonio es mi mejor amigo. Y que tras la primera cita dejo de serlo.

– Antonio es el jefe de Rocío, ¿verdad? El novio de Laura – preguntó la madre

– Justo. Por mi nivel de inversión debía estar en central y no en su oficina pero insistí por estar allí con Él. Si hubiera ido a central estoy seguro que Antonio y Laura me hubieran preparado una cinta con Rocío igualmente.

– Ves – dijo el padre – esta es la típica cosa que no me habían cotilleado. Entiendo que la hubieras conocido de todas formas. Pero, sinceramente, lo que me impresiona es lo de la central a tu edad. Te ha de ir muy bien en tu empresa.

– No me va mal pero lo cierto es que casi todo lo que tengo invertido es heredado de mis padres. No se si sabéis que murieron hace poco. Hace casi 4 meses ya.

– Si pero no sabía que tuvieran ese dinero – dijo el padre – Que vergüenza lo mal informados que estamos.

– Es normal – dije yo – Pues si, mucho es heredado. Aunque mi empresa vaya muy bien.

– Yo se que tenias novia y murió en el accidente. No le extraña a la familia de ella lo rápido que has ido – dijo la madre

– Para nada. Ellos son los que casi me obligaron a salir con alguien. Los que podían haber sido mis suegros son ahora como mis padres. Es muy raro pero real.

Seguimos hablando de mi vida y la encerrona que me parecieron los dos primeros minutos pasaron a ser una gran comida. Su hermano era muy simpático y sus padres bastante agradables. Desde luego no me importaría tenerlos como suegros. Tras la comida fuimos a una terraza de la castellana a tomar un café tranquilamente y hacia las siete de la tarde me fui a casa yéndose la familia toda junta ya que los padres salían esa noche de vuelta para Cuenca. A las once de la noche recibí una llamada de Rocío que me pidió perdón por el interrogatorio inicial pero me dijo que sus padres se habían ido encantados y me habían invitado a pasar unos días en Cuenca ese verano.

Mas de relatador74

Mi historia (81: Septiembre 2007)

Mi historia (80: Agosto 2007)

Mi historia (79: Julio 2007)

Mi historia (78: Junio 2007)

Mi historia (77: Mayo 2007)

Mi historia (76: Abril 2007)

Mi historia (75: Marzo 2007)

Mi historia (74: Febrero 2007)

Mi historia (73: Enero 2007)

Mi historia (72: Diciembre 2006)

Mi historia (71: Noviembre 2006)

Mi historia (70: Octubre 2006)

Mi historia (69: Septiembre 2006)

Mi historia (68: Agosto 2006)

Mi historia (67: Julio 2006)

Mi historia (66: Junio 2006)

Mi historia (65: Mayo 2006)

Mi historia (64: Abril 2006)

Mi historia (63: Marzo 2006)

Mi historia (62: Febrero 2006)

Mi historia (61: Enero 2006)

Mi historia (60: Diciembre 2005)

Mi historia (59: Noviembre 2005)

Mi historia (58: Octubre 2005)

Mi historia (57: Septiembre 2005)

Mi historia (56: Agosto 2005)

Mi historia (55: Julio 2005)

Mi historia (54: Junio 2005)

Mi historia (53: Mayo 2005)

Mi historia (52: Abril 2005)

Mi historia (51: Marzo 2005)

Mi historia (50: Febrero 2005)

Mi historia (49: Enero 2005)

Mi historia (48: Diciembre 2004)

Mi historia (47: Noviembre 2004)

Mi historia (46: Octubre 2004)

Mi historia (45: Septiembre 2004)

Mi historia (44: Agosto 2004)

Mi historia (43: Julio 2004)

Mi historia (42: Junio 2004)

Mi historia (41: Mayo 2004)

Mi historia (40: Abril 2004)

Mi historia (39: Marzo 2004)

Mi historia (38: Febrero 2004)

Mi historia (37: Enero 2004)

Mi historia (36: Diciembre 2003)

Mi historia (35: Noviembre 2003)

Mi historia (34: Octubre 2003)

Mi historia (33: Septiembre 2003)

Mi historia (32: Agosto 2003)

Mi historia (31: Julio 2003)

Mi historia (30: Junio 2003)

Mi historia (29: Mayo 2003)

Mi historia (28: Abril 2003)

Mi historia (27: Marzo 2003)

Mi historia (26: Febrero 2003)

Mi historia (25: Enero 2003)

Mi historia (24: Diciembre 2002)

Mi historia (23: Noviembre 2002)

Mi historia (22: Octubre 2002)

Mi historia (21: Septiembre 2002)

Mi historia (20: Agosto 2002)

Mi historia (19: Julio 2002)

Mi historia (18: Junio 2002)

Mi historia (17: Mayo 2002)

Mi historia (16: Abril 2002)

Mi historia (15: Marzo 2002)

Mi historia (14: Febrero 2002)

Mi historia (13: Enero 2002)

Mi historia (12: Diciembre 2001)

Mi historia (11: Noviembre 2001)

Mi historia (10: Octubre 2001)

Mi historia (09: Septiembre 2001)

Mi historia (08: Agosto 2001)

Mi historia (07: Julio 2001)

Mi historia (06: Junio 2001)

Mi historia (04: Abril 2001)

Mi historia (03: Marzo 2001)

Mi historia (02: Febrero 2001)

Mi historia (01: El comienzo)