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Mi historia (22: Octubre 2002)

en Grandes Series

01. Semana del 7 al 13 de Octubre

El lunes me levanté en un estado a medio camino entre el cansancio y la felicidad. Recordé que Raquel estaría de vacaciones hasta el día diecisiete, día que volvía a incorporarse María, y yo me ocuparía de ayudar a Marga y Alberto en sus primeros días en sus nuevos puestos. Al principio la idea era que no estuvieran demasiado encima de los gerentes de nuestras otras empresas y, por tanto, lo que harían es estudiar las distintas opciones que Alberto y yo habíamos encontrado en nuestra visita a la feria de Barcelona y prepararnos un dossier para ver cuales lanzaríamos en los siguientes meses. Si bien cada uno tenía un tipo de empresa al cual se dedicaría mas en concreto queríamos que trabajaran en equipo en este primer paso de la creación de cada empresa y que se especializaran ya una vez que estas estuvieran finalizadas. Pasé todo el día con ellos, incluyendo la comida y volví a casa muy contento. Me encantaba con trabajaban ambos. Esa noche Rocío y yo fuimos a cenar y al volver, tras ver un rato la tele, fuimos a la cama con muchas ganas. Posiblemente guardadas del día anterior.

Martes y miércoles fueron días bastante parecidos al lunes en la oficina. La única diferencia fue que Mike se unió a comer con nosotros cada día. Por las noches cené con Rocío, ambas en casa, y vimos la tele. Ambas noches hicimos el amor aunque con menos pasión que la noche anterior.

El jueves me levanté hacia las siete, mi hora normal era unos minutos antes de las ocho, para prepararme ya que ese día viajaba a A Coruña para una mesa redonda en unas jornadas sobre importación que se celebraban en esa ciudad del norte de España. Calculé mal el tráfico y estaba en el aeropuerto antes de las ocho con lo cual tenía mas de una hora hasta mi vuelo. Aproveché para trabajar un poco desde el lounge del aeropuerto. A las once llegué al lugar donde se celebraba el encuentro y estuve hablando con varias personas que conocía. La mesa redonda empezó a la una y a las dos y cuarto estaba ya finalizada. Unas veinte personas fuimos entonces a una comida donde no saque mucho negocio directo pero si un par de buenos contactos con los que quizás pudiéramos hacer algo en el futuro. A las seis me despedí y volví al aeropuerto. Llegué muy pronto para poder leer el email en el portátil sentado en la sala VIP del aeropuerto. El vuelo salía hacia las ocho y media. Cuando llegue a casa eran ya las diez y media y estaba muy cansado. Cené con Rocío que acababa de llegar del masters y hablamos sobre nuestros días. Tras un rato de relajación frente a la tele nos fuimos a la cama.

El viernes era el día anterior a la boda de Laura y Antonio y tras un día normal de trabajo quedamos con ellos para comer. Fue una comida rápida, de buenos amigos, pues ellos tenían prisa para terminar de dejarlo todo listo. A las cuatro y media ya había terminado la comida y Rocío y yo nos dirigimos un momento a El Corte Inglés de Nuevos Ministerios donde compramos un par de cosas que necesitábamos para la boda. Unas medias para ella y un sobre con una felicitación donde poner el dinero que les regalaríamos. Les íbamos a dar tres mil euros. Al principio Rocío no estaba muy convencida. Pero yo me puse muy cabezota. Ambos éramos testigos, ella era su mejor amiga, el era mi mejor amigo y sobre todo nos conocimos gracias a ellos. A mi incluso me parecía poco. Era un porcentaje casi nulo de mi patrimonio. Habíamos discutido sobre ello durante días y creo que Rocío me dio al final la razón como a los locos pero de verdad era muy importante para mi demostrarles de alguna manera que eran importantes para nosotros. Esa noche cenamos por el barrio y pronto nos fuimos a la cama pues la boda era al día siguiente a las doce en una iglesia céntrica.

A las nueve Rocío ya esta en pie para ducharse, maquillarse y bajar a la peluquería para que la hicieran un recogido. Yo me levanté a las diez y, tras ducharme, me empecé a vestir con el traje Armani que habíamos comprado Rocío y yo para que estrenara ese día. A las once y cuarto estábamos ya ambos vestidos y salimos hacia la iglesia que estaba en la intersección de Juan Bravo con General Pardiñas en el barrio de Salamanca. Era la parroquia a la que asistían a misa, cuando iban que no era siempre, los padres de Laura pues vivían relativamente cerca. Muy pronto llegamos, en Taxi para no tener que buscar sitio, y saludamos a todos los conocidos. Yo presentaba a Rocío a los amigos y familiares de Antonio que ella no conocía y ella hacía lo propio con los de Laura que yo no conocía. Tras los saludos me acerqué al novio que no aparentaba estar muy nervioso. Estuvimos el y yo hablando, como hermanos, aunque constantemente interrumpidos por gente que llegaba a saludarle. A las doce en punto entramos todos en la iglesia para sentarnos y esperar la llegada de Laura. Yo me senté un par de filas detrás del padre y la hermana de Antonio y su marido. El novio y su madre ya estaban en su lugar. Rocío se quedó fuera para ser la primera en saludar a su mejor amiga. Unos minutos después de estar todos esperando en la iglesia vi como Rocío se acercó a mi.

– Esta guapísima – me dijo

Y empezó a sonar el órgano de la Iglesia poniéndonos todos en pie para recibir a la novia. Unos cuarenta minutos después ya estaban casados. La mayoría de los invitados se fueron de la iglesia mientras los testigos nos quedábamos para firmar. En ese momento pudimos felicitar a ambos relajadamente. Cuando salieran, tras ser bañados en arroz y pétalos de flores, no habría la tranquilidad suficiente. El proceso de firma no duró mas de quince minutos y salimos rápido para recibirlos con el arroz y los pétalos. Nuestros amigos, tantos los míos y de Antonio como los de Laura y Rocío, saludaron pronto a los novios y fuimos para el hotel donde se celebraría el convite, el Intercontinental de Madrid. Llegamos mucho antes de lo requerido y todos fuimos a un bar cercano a tomar unas cañas antes de entrar. Una vez en la cena lo pasamos muy bien. A Rocío y a mi nos sentaron con la hermana de Antonio, las dos hermanas de Laura y sus respectivos maridos. Nuestra relación con ellos era tan cercana que nos sentaron en la mesa de los hermanos. Lo cierto es que tenían que llenar una mesa de ocho pero que para ello nos eligieran a nosotros y no a unos primos de alguien es algo que a mi, personalmente, me llenaba de satisfacción. Tras la cena llegaron las copas en barra libre con música. Lo pasamos genial hasta las cuatro o cinco de la mañana. Notaba como la gente que no conocía a Rocío, supongo que primos lejanos de Antonio y Laura, a veces la miraban impactados. Ese día se la notaba contenta, sería el alcohol, aunque no había bebido mucho o que se casaba su mejor amiga pero no paraba de bailar y de charlar con unos y con otros. A mi me tenía exhausto. A las tres nos echaron del hotel y, antes de ir a un bar que habían cerrado Laura y Antonio para nosotros hasta las seis, les dimos el sobre. Sin abrirlo lo guardó Antonio y nos abrazamos. A las seis, tras tres horas con los jóvenes en el bar, nos fuimos todos a descansar aunque creo que algún amigo nuestro soltero estaba hablando de ir con algunos otros solteros y solteras a un after hours. A casa fuimos Rocío y yo andando pues el bar, cercano al hotel, estaba a solo unas pocas manzanas de nuestra casa. Cuando llegamos nos cambiamos, Rocío se desmaquilló y caímos reunidos.

El domingo me desperté a las doce y media con Rocío abrazada a mi y su cabeza en mi pecho. Rápidamente supe que eso era felicidad. Estuve media hora despierto, con ella pegada a mi y pensando en mi vida hasta que note que ella también despertaba. Tras un rato juntos nos levantamos y nos hicimos un desayuno fuerte que valiera de comida ya que eran mas de la una. A eso de las tres recibí una llamada al móvil de Antonio

– Hola – dije

– Hola – dijo algo serio

– ¿Que te pasa? ¿Estas resacoso?

– No tío estoy cabreado. ¿Se te ha ido la puta pinza? ¿Tres mil euros? ¿En que estabas pensando?

– ¿A que viene esto? - dije levantando el tono de voz y captando inmediatamente la atención de Rocío – Mira tío eres mi mejor amigo, Laura es la mejor amiga de Rocío y conozco a la mujer de mi vida gracias a vosotros dos. Sois muy importantes para mi. Tu eres mi hermano. ¿Que querías? ¿Que te regalara 300 euros?

– Pues hubiera sido mas normal.

– Pues a lo mejor si. Pero es hora de que nos demos cuenta que la pasta que tengo no es normal. Haciendo un calculo rápido os he dado menos de un 0,05% de mi patrimonio líquido, sin contar las empresas y casas.

– Es una barbaridad. Eso es lo que regala un padre a un hijo cuando se casa. Laura también piensa que se te ha ido la pinza pero dice que ya te ha visto hacerlo en un bautizo.

– Pues si, para mi ahijada. Mira, no seas gilipollas, cógelo. Os quiero tío, eres como mi hermano. No me ofendas devolviéndolo.

– Pues es de lo que tengo ganas. Yo también os quiero a los dos pero esto es mucho.

– ¡Que coño va a ser mucho! - dije – El traje que me compré para tu boda cuesta la mitad. Y es un traje. Piénsalo esta noche. Por favor, mañana quedamos tu y yo para comer.

– Venga vale. Mañana a comer. Se me hará raro ir a currar recién casado, verte aunque este cabreado ahora, quizás lo haga mas normal.

– Te quiero tío. Besa a tu esposa de mi parte

– Venga. Un beso a Rocío.

Colgué y me dejé caer sobre el sofá.

– Te lo dije – dijo Rocío – Anda cariño, vamos a ducharnos, vestirnos y vamos al cine para quitarte esto de la cabeza

Hice lo que dijo y nos fuimos al cine a la sesión de las cinco. A las ocho estábamos de vuelta en casa y nada mas entrar en el hall empezamos a besarnos. Ella vestía un vaquero blanco con una camisa azul de Ralph Lauren. Por encima del pantalón blanco llevaba unas botas marrones y adornaba su atuendo con un cinturón del mismo color que las botas. Besándonos fuimos hasta la habitación, nos descalzamos y nos tumbamos. Yo ese día llevaba vaqueros azules y una camiseta negra de Armani Jeans. En la cama hablábamos un rato sobre lo acontecido con Antonio, conversación que compartía con besos a ella. A ratos la tocaba y la abrazaba. Ese día tocaba su culo por encima del pantalón y la besaba. Tras un rato la quité el cinturón y metí mi mano, sin desabrochar su vaquero, por dentro de este para intentar acariciar su coño. Era incomodo así que llevé mi mano a su coño por encima del vaquero y, con la mano libre, la tocaba su pechos. En esos momentos estábamos abrazados con su espalda pegada a mi pecho y mi boca alternándose entre sus orejas, su cuello y su boca. Su mano empezó a acariciar mi pierna y me tocaba. Se dí la vuelta y se tumbó sobre mi besándome. Yo aproveché para desabrochar mi pantalón mientas nuestras lenguas luchaban. Giré para quedar ambos de costado y pasé a desabrochar su pantalón. Ya con el desabrochado era mas fácil meter la mano y toquetear su culo. Mientas lo acariciaba ella frotó su cuerpo sobre el mio. La temperatura creció y ella se puso de rodillas para poder quitarse el pantalón sin dejar de darme besos. Era un poco lío y rompimos el beso para, rápidamente, quitarme yo también el vaquero y camiseta y ella su camisa. Ya en ropa interior volvimos a besarnos y acariciarnos. Mi mano estaba ese día empeñada en tocar su cuerpo, mas específicamente su coño que, no se porque, ese día encontraba mas apetitoso. Ella me quitó el calzoncillo y se puso sobre mi para frotar mi polla con su coño, aun vestido con el tanga, a la vez que me besaba. Yo aproveché ese momento para quitarla el sujetador. Dejó de besarme la boca para ir dándome besos poco a poco a lo largo de mi cuerpo hasta llegar a mi polla. Una vez allí la beso y me pajeaba. Yo la agarré la cabeza y la subía y bajaba sobre mi pene tocando el cabello. Se arrodilló y siguió con su labor mientras yo me incorporé y llevé una de mis manos a su coño para hacerla un dedo. Tras un rato así subió a besarme. Yo la di la vuelta y la tumbe sobre la cama. La besé y empecé a toquetear todo su cuerpo y empecé a hacer lo mismo que hizo ella antes. Ir besando su cuerpo hacia abajo, cuello, senos, abdomen, hasta llegar a su tesoro. Estuve besándolo e introduciendo mi lengua en su interior durante un buen rato. En esas estaba cuando noté que ella se corría por primera vez. Fue una sensación maravillosa notar como se corría y oírla decir que me quería y que siguiera. Cuando su orgasmo finalizó ella tiró de mis axilas y me subió para besarla. La estuve besando y me giró de tal manera que yo quedé tumbado en la cama con ella sobre mi. Tras un rato besándome ella se subió sobre mi y enfoco mi polla a su coño. Empezó a cabalgar como loca y gemía como si no hubiera un mañana. Tras un rato así fui yo el que la giré, con ella aun empalada, y empecé a follarla a lo loco. La penetraba muy profundamente y estaba cerca de correrme. Pero no la dije nada. La frecuencia de mis penetraciones eran frenéticas y ella gritaba con todas sus fuerzas. Seguro que algún vecino nos estaba oyendo. Para no seguir con el escándalo la hice ponerse a perrito con la cabeza en su almohada. Seguí follándola y sus gritos eran ahora ahogados por la almohada. El polvo era genial pero yo ya no aguantaba mucho mas. La besé un rato en el cuello y estaba a punto de correrme cuando noté su cueva masajeando mi polla. Noté como se corría mientras yo hacía lo mismo en su interior. Nos besamos, ella con su cabeza girada y, tras acabar con nuestros orgasmos, me salí de ella. Me tumbé boca arriba en la cama y descanse un rato, desnudo, con ella, también desnuda, apoyada en mi cuerpo. Tras un rato relajándome dije.

– Me preocupa mi comida de mañana con Antonio. Es como mi hermano. Es una chorrada pero no me gusta que estemos enfadados

– No te preocupes. Mañana lo solucionáis seguro.

Y tras un rato descansando nos levantamos a cenar algo y ver un poco la tele. Al día siguiente tendría que lidiar con mi mejor amigo.

02. Semana del 14 al 20 de Octubre

Toda la mañana en la oficina estuve pensando en la bronca telefónica del día anterior con mi mejor amigo. He de reconocer que estaba un poco nervioso. A la hora de comer estaba en un restaurante cercano a la oficina de Antonio. Llegué antes que el y me pedí una botella de agua. Llegó a los cinco minutos y al verme me saludó con el brazo. Se le veía tranquilo y me levante para darnos un abrazo. Siempre nos saludábamos con un abrazo y me alegro constatar que no lo rechazaba. Nos sentamos y tras un par de preguntas de cortesía y comentar un poco como estaba Madrid esos días fui al grano

– Tío, de verdad que siento si te ofendí. No se que oscura razón viste detrás de mi regalo para que te ofendiera.

– A ver si no es que me ofendiera. Estábamos Laura y yo abrazados en la cama, tranquilamente, abriendo sobres todo de 300 a 500 euros y de repente me encuentro uno de tres mil. ¿En que estabas pensando?

– En ti. Pensaba en ti. Y pensaba en Laura. No me voy a cansar de decirlo. Sois importantes para mi. Tu tienes hermana, Laura también, Rocío tiene una hermana y y un hermano. Para mi lo mas parecido a un hermano eres tu. Si tengo mucho dinero déjame que te haga un regalo que tampoco es tan exagerado. No te di cincuenta mil euros. Y si te los hubiera dado mi cuenta corriente ni se hubiera enterado.

– Me cuesta argumentar cuando dices cosas así pero Carlos no puedes estar soltando la pasta a lo loco. No puedes dilapidar tu fortuna. Yo también te quiero como un hermano pero además estoy encargado de tu fortuna.

– Venga hombre no me jodas. ¿Ir soltando pasta a lo loco? ¿Le doy a mi mejor amigo un 0,03% de mi capital líquido y voy soltando pasta a lo loco? No me digas que te vas a casar todos los fines de semana porque yo creo que Laura es la mujer ideal para ti. Y esto es un regalo de una vez. Y ya me empiezo a hartar. No dejes nunca a Laura embarazada porque a vuestro bebé en el bautizo le regalaré 5000 euros. Por joder.

– ¡Venga hombre no te pongas así! Simplemente creo que no tenías que habernos dado tanto para demostrar que nos quieres, lo sabemos. Aun te debemos veinte mil euros que van a hacer que mi mujer tenga muchas mas oportunidades en su carrera.

– Si es por los veinte mil euros eres tonto. Era y es un préstamo.

– Y tendrás la pasta en unos días en tu cuenta. De verdad que Laura y yo os queremos mucho pero no es necesario que nos lo demuestres tu a nosotros así.

– Puede no ser necesario, pero quiero hacerlo.

Pronto dejamos la conversación y pasamos a hablar de otras cosas. Principalmente de como se sentía el casado y como avanzaba nuestra boda. Esa tarde quedé con Rocío y hablamos de mi conversación con Antonio. Al parecer ella había quedado a comer con Laura y esta no estaba tan sorprendida. Rocío me aseguró algo que ya sabía tras comer con Antonio, este se comportó así porque el también me consideraba cercano a ser un hermano. Rocío y yo cenamos y nos fuimos a casa a descansar un rato antes de irnos a la cama.

El martes fui al centro comercial donde abriríamos nuestra segunda franquicia de moda ese viernes. Pasamos allí todo el día Marga, que ahora llevaba el tema de las empresas B2C, Raquel, Marisa y Gloria. Mientras Marisa y Gloria formaban a las chicas que iban a llevar las tiendas nosotros ayudábamos como podíamos buscando defectos que tuvieran que arreglar los operarios. Raquel y yo ya nos volveríamos hasta el día de la inauguración. Esa noche fui a recoger a Rocío al masters y así pude ver a Laura. Antonio no pudo ir a recogerla pues tenía una reunión en la central. Así la acerqué yo a su casa y me dijo que no me preocupara por Antonio que el de verdad nos quería a ambos y que no me preocupara que en el fondo me agradecía el regalo. No iban mal de pasta pero a todo el mundo le venía bien algo mas de dinero aunque solo fuera para ir amortizando un poco de la hipoteca.

El miércoles lo más interesante fue que Mike y yo fuimos a comer con Raquel para ver que tal iban los nuevos directores comerciales y de ventas tras quince días en el puesto. También me interese por Raul que pasó a ser subdirector comercial tras un año en la empresa. Estábamos creciendo tanto que el crecimiento orgánico era muy bueno. Esa noche cene en casa con Rocío y, tras ver un poco la tele nos fuimos a casa a hacer el amor.

El jueves se incorporó María tras su baja por maternidad y nos la llevamos a desayunar al VIPS. Eso era nuevo para ella. Cuando trabajaba como mi secretaria no podía apenas dejar su puesto. Con ese desayuno queríamos dejar claro que ahora era jefa y tenía otras libertades. La idea inicial era que fuera nuestra asistente personal y jefa de secretarias. No obstante en el tiempo que paso de baja por maternidad nuestra idea fue mas que fuera principalmente jefa de secretarias y que en el tiempo que le sobrara, fuera nuestras asistente para cosas puntuales. Además queríamos que se involucrara un poco mas en las reuniones de la empresa. A ella esto era lo que mas miedo le daba pero la dijimos que al menos fuera de oyente al principio. Esa noche, como casi todas las del masters, hice la cena para Rocío y nos fuimos a la cama a eso de las doce de la noche tras ver una peli.

El último día laborable de la semana era el día que habíamos que inaugurábamos nuestra segunda franquicia de moda. Además mantuvimos nuestra primera reunión mensual con Marga y Alberto presentes. Septiembre fue un mes con grandísimas perdidas. Pero eran artificiales ya que fueron causadas por la compra de la tercera empresa de calzado. Las empresas mas establecidas mantuvieron números apropiados. Mucho mejores que los de agosto pero eso no tenía merito. Una vez terminamos la reunión volvimos al trabajo. Había quedado con todos mis amigos a las siete en el centro comercial. Con Rocío había quedado a las seis en casa para salir a y media. Pensaba aprovechar la tarde currando en la oficina. En eso estaba a las cuatro de la tarde cuando, una hora después de que se fueran todos, entró María en mi despacho. Me sonrió y cerró la puerta con pestillo.

– Hola

– Hola – contesté

– ¿Te gusta como voy?

Llevaba unos dockers bastante ajustados y una camisa de rayas azules y blancas con el cuello blanco como de ejecutiva. En los pies llevaba unos botines negros de muy poco tacón por debajo del pantalón con un cinturón del mismo color.

– Estas muy guapa

– Me dijo Raquel que debía vestir un poco mas formal algunos días y este es uno de mis nuevos looks.

– Muy bueno – dije dando un par de golpecitos en mi regazo

Ella se acercó a mi, se sentó en mis piernas y me besó. Estuvimos un rato besándonos hasta que se levantó y se fue a una de las sillas en el otro lado de la mesa

– No me acostumbro a ser jefa de secretarias – dijo – El problema es que no se muy bien que tengo que hacer

– Tienes que lidiar con vacaciones, sustituciones y nuevas contrataciones de todas las secretarias y recepcionistas de todas nuestras empresas. No es ninguna tontería. Son mas de veinte trabajadores. Ya saben que tienen que pedirte a ti vacaciones y cualquier problema que tengan. Ahora parece fácil pero fijo que habrá momentos estresantes.

– Tu asústame – dijo sonriendo

Yo me levanté y lentamente me acerqué a ella rodeando la mesa. Una vez allí la acaricié un poco el pelo y la besé. Mientras besaba su boca empecé a desabrochar un poco su camisa de tal manera que su sujetador empezara a estar visible. Toque sus pechos por encima del sujetador y ella rápidamente se quitó la camisa. Ella quedó en sujetador y mientras yo acariciaba sus tetas ella me bajaba el pantalón. Pronto tenía el pantalón y los calzoncillos en los tobillos y su boca en mi polla. Me la empezó a chupar metiéndose su polla en la boca y, con su mano, haciéndome una paja. Tras un rato de mamada se apartó de mi y se quitó el sujetado. Se toco un poco los pezones y volvió a la mamada aunque, lo cierto, es que no se la metía casi en su boca, mas bien me martirizaba pasando su lengua por toda su extensión y suspirando su aliento en mi capullo. Era un martirio pero rápido empezó a meterse toda mi polla en la boca mientras no dejaba de mirarme a los ojos ni un segundo. Yo seguía ahí, de pie junto a a ella, sin saber que hacer con mis manos y las lleve a su pelo. Me miró con ojos de pasión a los ojos y, con mi polla en su mano, se levantó y me llevó junto a la mesa en el lado mas corto. Aun tenía sus pantalones y, junto a mi, se los quitó casi haciéndome un streep tease. Yo me pegaba a ella y la besaba ya con mi camisa desabrochada y sin pantalones y calzoncillos. Me acerqué por detrás suya y la pegue a la mesa. La apoyé en la mesa y empecé a penetrarla.

– Me encanta – dijo

Y seguí haciéndolo. Ella giraba la cabeza cada cierto tiempo para mirarme a los ojos pero yo se la giraba para que mirara al frente. Sus tetas, mas grandes de lo habitual pues estaban llenas de leche, se bamboleaban con cada penetración que la daba. Terminé de quitarme la camisa y empecé a penetrarla con aún mayor fuerza.

– Sigue. Cariño nadie me folla como tu – dijo excitada

El esfuerzo físico que estaba haciendo me impedía contestar a sus comentarios. Mi penetración, sorprendentemente, aumentaba aun mas en fuerza y ella tuvo que recostar todo su cuerpo sobre la mesa. Pasarían cinco o seis minutos con ella totalmente recostada en la mesa cuando noté que se corría y empezó a gemir con mayor fuerza. Aproveché ese momento para follarla un poco mas y casi al tiempo que su orgasmo parecía bajar en intensidad empecé a correrme en ella. Tras soltar todos mis chorros de esperma en su interior saque mi polla de su coño y me recosté sobre ella para besarla.

– Gracias – dijo – He descubierto contigo lo que es el sexo. Amo a mi marido y te dejaría en un segundo si intuyera que podría enterarse de esto pero me encanta hacerlo contigo.

– Nunca haría nada que te pudiera perjudicar – dije – Te quiero como amiga, eres muy importante en mi vida y tus hijas son maravillosas. A Arturo le aprecio mucho. No tengo ningún interés en perjudicaros.

– Gracias – dijo recogiendo su ropa, vistiéndose rápido y dirigiéndose a la salida

– Nos vemos dentro de un rato – dije antes de que saliera

Yo decidí dar el día por terminado y me fui a casa a cambiarme. Cuando Rocío y yo llegamos al centro comercial ya estaban casi todos en nuestra tienda. Hablé con Antonio y Arturo y cuidábamos de las dos peques mientras María, Rocío y Laura miraban y compraban ropa con la ayuda inestimable de Elena. Pronto llegaron Marga y Mike, Celia y Alberto y Raquel y José Carlos. Ellas entraban a comprar y los hombres nos quedábamos fuera excepto cuando Elena venía a por nosotros. Eso significaba que nuestra chica nos llamaba. Tras las compras en la tienda dimos una vuelta en grupo por el centro comercial y fuimos a cenar todos en el restaurante que teníamos en ese centro comercial. Estábamos siguiendo la política comercial de abrir restaurantes y tiendas en los mismo centros comerciales. Al menos al principio. En un futuro encontrar centros comerciales con espacio disponible para ambas cosas sería mas complicado. No muy tarde nos fuimos a casa a descansar.

El sábado Rocío y yo dormimos hasta tarde y pasamos toda la mañana comprando cosas que necesitábamos para la casa y haciendo la compra en el supermercado. Esa noche fuimos a cenar con Antonio y Laura y todo parecía que había vuelto a la normalidad. Incluso quizás estábamos mas unidos. Al llegar a casa la alegría que tenía me hizo hacer el amor con Rocío de manera muy ardiente.

El domingo lo pasamos en pareja todo el día. No teníamos planes con nadie y lo dedicamos a disfrutar el uno del otro. Un paseo por el barrio, una comida romántica en un restaurante pequeñito y una tarde de cine en casa. Todo para acabar con una cena ligera y una maravilloso polvo que ponía el broche de oro a una semana que empezó de manera muy estresante para mi.

03. Semana del 21 al 27 de Octubre

Curré el lunes hasta casi las ocho sin apenas salir del despacho. A esa hora cogí el coche y fui para casa. Cuando llegué oí ruido en el salón. Me acerqué a ver con quien estaba Rocío y vi que era Raquel. Rápidamente me encontré con la imagen del día de mi cumpleaños rondando en mi cabeza. Ellas debieron notarlo .

– Mira que carita – dijo Raquel mirando a Rocío – Estoy segura que adivino que esta pensando.

– Tampoco es tan difícil adivinarlo – dijo Rocío

– Que chicas mas perspicaces – dije yo

– Lo siento cariño. No es lo que esperas. Pero no te preocupes que otro día tendrás tu regalito – dijo Rocío mientras se levantaba y me daba un besito en la boca

Rocío me guió al sofá y me senté con ella al lado agarrada a mi mano

– Raquel y yo hemos quedado para comer y luego nos hemos ido de compras para comprarnos el modelito que llevaremos este domingo al bautizo de Elisa. Raquel es la madrina y tiene que ir muy guapa – dijo Rocío

– Vamos que te decimos que hagas media jornada para que estés con tu hija y tu lo que haces es irte a comer y de compras con mi novia - dije con una sonrisa en la cara mirando a Raquel

– Pues si. Pero no te importa. Solo te molesta que no tengas lo que has pensado que ibas a tener – dijo con una sonrisa pícara

– Estáis locas – dije yo

Y hablamos del bautizo de Elisa, la hija pequeña de María, durante un rato. A eso de las nueve Raquel se fue y nos quedamos Rocío y yo solos. Cenamos algo antes de ver una peli abrazados en el sofá y, esa noche, la hice el amor de manera muy pasional. No niego que pensaba en el día que tuviera a Rocío y Raquel a la vez.

El martes estuve revisando varios asuntos que me fueron pasando Marga, Alberto y Mike. No era cuestión de tomar grandes decisiones pero si de estar informado y dar mi opinión. Me tuvo ocupado hasta las cinco de la tarde cuando me puse a mirar unos informes que Mariano me mando sobre la empresa que compartía con el y nuestros dos némesis. Serían casi las ocho de la tarde cuando entró Raquel en mi despacho y se sentó en las sillas donde se sientan las visitas, frente a mi. Vestía una falda de tubo azul oscura y un polo blanco de manga larga. Llevaba en las manos una chaqueta dorada y un bolso del mismo color. Iban a juego con las sandalias que adornaban sus pies.

– Me encanta tu futura mujer. Ayer me lo pasé genial con ella. María y ella, mis mejores amigas.

– Me alegro – dije - ¿Has dejado a tu hija recién nacida en casa para decirme que te cae bien mi novia?

– No. He venido a por unos informes. Mañana no podré venir por la mañana y no creo que venga por la tarde. Me llevo el curro a casa.

– Ok – dije

– Y ya que estas solito podríamos hacer algo – dijo sonriendo

Se levantó y fue a cerrar la puerta de mi despacho con cerrojo. La vi vestida y su cuerpo era espectacular. Bueno, digamos que no estaba mal para haber dado a luz tres meses antes. No estaba exactamente igual que cuando se embarazó pero andaba cerca. Se notaba su trabajo en el gimnasio aunque solo podía ir ahora un par de días a la semana. Cuando llegó a mi altura después de cerrar ya se había quitado el polo y pude apreciar mejor su bien conservado abdomen antes de besarla en la boca, ambos de pie. Tras un beso no muy largo me senté y ella se arrodillo delante mía. En esa posición volvimos a besarnos con bastante pasión. Mientras nos besábamos ella desabrochaba mi pantalón. Estaba tardando mucho y la ayudé a hacerlo levantándome. Cuando volví a sentarme ella agarró mi polla y se la metió en la boca con ansias. Yo acariciaba su pelo mientras ella seguía mamándome la polla y jugando con mis pelotas con sus manos. Tras unos minutos de mamada la hice levantar mientras yo permanecía sentado. La hice sentar sobre mi y apunté a su coño mi polla. Estábamos mirando el uno al otro y ella se movía como una gata en celo. Subía y bajaba sombre mi pene. A ratos yo me recostaba y ella llevaba la voz cantante mientras otras veces yo me echaba hacia delante para que ella sintiera mas profundamente mis penetraciones y poder llevar yo el ritmo. Remangué del todo la falda alrededor de su cintura y la volví a sentar sobre mi. Esta vez ella me daba la espalda y podía tocar sus senos llenos de leche materna a la vez que la penetraba. Cada cierto tiempo ella se giraba y podía besar sus preciosos labios. Podía termina con ella ahí pero vi mi mesa bastante despejada y, con ella empalmada, me levanté. La bajé, la giré y la subí con su espalda en la mesa para poder penetrarla estando yo de pie. Una de sus piernas se elevaba al cielo mientras la otra salía a mi izquierda. La follada era brutal para lo que acostumbrábamos nosotros y tras unos minutos me dijo que se iba a correr. Tras dos o tres penetraciones mas ella se corrió siendo acompañada, a mitad de su corrida, por mi corrida. Acabamos destrozados ella sobre mi mesa y yo de pie acariciándola. Tras un rato ella se levantó y se puso su ropa yéndose al baño a asearse Yo decidí dar por finalizado el día pues ya quedaba poco para las nueve. Me fui a casa y preparé la cena para Rocío y para mi. Tras cenar y ver un poco la tele nos fuimos a la cama donde hicimos el amor.

El miércoles tras trabajar fui a buscar a Rocío a su oficina y nos fuimos a casa de Mariano y Manuela para cenar. Llegamos hacia las siete y estuvimos charlando un buen rato. Ya hacia las nueve, mientras cenábamos, hablo Rocío:

– Manuela, me encantaría que vinieras el viernes a ver vestidos de novia conmigo.

– No se cariño – dijo Manuela – No es mejor que vaya tu madre o tu hermana

– Uy, van mi madre, mi hermana, mi cuñada, Raquel, María y la hija mayor de María. Me gustaría que tu también estuvieras. Es posible que también venga mi amiga Laura si consigue cambiar una reunión. En todo caso vendrá pero quizás llegue tarde.

Cuando dijo toda la gente que iba yo mire a Mariano y me encogí de hombros. El se rió y las dos nos miraron

– ¿De que os reís? - dijo Manuela

– Del espectáculo que vais a montar con siete personas para un vestido – dije

– Que tonto – dijo Rocío

– ¿Viene tu padre? - pregunté a Rocío

– Si, si viene – dijo

– Pues los hombres nos iremos a tomar algo – dije yo mirando a Mariano

El resto de la noche fue mas normal y a las doce ya estábamos en casa durmiendo.

El jueves me fui a Sevilla, en AVE, para participar en unas jornadas de la universidad con una charla sobre el negocio de las importaciones. Como siempre no hice negocio directo pero si conseguí un par de buenos contactos aunque esta vez menos de lo normal ya que era en la universidad y casi el 100% de los asistentes eran estudiantes.

Tras trabajar el viernes hasta las cuatro me fui a casa donde estaban ya los padres de Rocío hablando con ellas. Estuvimos un rato hablando y entre el padre de Rocío y yo montamos una cena para todo nuestro grupo de Madrid. Así Mike, Raquel, María y los demás conocerían a los padres de Rocío. Saque el teléfono y me puse a hacer llamadas. Pronto llegaron Mariano y Manuela y Mariano, el padre de Rocío y yo nos fuimos a comprar lo que necesitábamos para la cena. Ese día hacía bueno, al menos no iba a llover y el frió aun no era muy grande, y decidimos que haríamos una barbacoa aunque comeríamos todo dentro. A las ocho estábamos de vuelta en casa y empezaron a llegar los maridos "abandonados" además de Marga y Mike y Celia y Alberto. A las nueve y cuarto llegaron las chicas muy ilusionadas. Tras los saludos de rigor Rocío se cogió a Marga y Celia por banda para contarles como era el vestido que mas le gustaba y cotillear un poco sobre el tema. Cuando ya estábamos todos junto dije:

– ¿No se supone que el vestido tiene que ser medio secreto? Lo sabe ya media boda – dije yo

– Lo han visto siete personas y se lo acabo de describir a dos mas – dijo Rocío – Nuestra última lista de invitados estaba en 430. Tu me dirás si eso es media boda

– ¿430? - dijo Mike – Desde luego bodorrio del año. Lo nuestro cariño ya no llega ni a bautizo – dijo mirando a Marga y sacando una risa de todos

El resto de la noche fue bastante agradable y se extendió hasta las doce de la noche.

El sábado Rocío y yo lo pasamos con los padres de Rocío y mis nuevos padres viendo las cosas que mas o menos teníamos decididas. Las invitaciones y los regalos para los invitados principalmente. A parte de ver esas cosas charlamos algo sobre la boda y comimos y cenamos fuera los seis. Rocío recibió una llamada del catering de Cuenca que nos confirmaba el día 2 de Noviembre para hacer la prueba de los menús. Vino bien para que Manuela y Mariano pudieran marcar la fecha en sus calendarios. A las doce nos despedimos pues, al día siguiente, teníamos el bautizo de Elisa, la hija de pocos meses de María.

El domingo nos levantamos pronto y fuimos a la iglesia para el bautizo de Elisa. Estaba presente nuestro grupito, amigos de María y Arturo y los familiares de estos. No mas de unas treinta personas. Como en el bautizo de Marta, la hija mediana de Rocío, el convite fue en el chalet de los padres de María. Esta vez mi regalo volvió a ser una cuenta corriente pero al no ser el padrino di mil euros euros a la niña. Aunque no me quedaba claro. Pensaba que debería darla lo mismo que a Marta. Al final lo de ser el padrino no era tan importante pero Rocío me convenció de que si lo era y mantuve los mil euros. No se como al final la comida por el bautizo se convirtió en una merienda y la merienda en una cena. Cuando llegamos a casa eran casi las once de la noche y estábamos cansadísimos. Tan cansados que apenas echamos un polvo, casi rutinario, al llegar a casa. Y eso que Rocío ese día estaba espectacularmente guapa.

04. Semana del 28 de Octubre al 3 de Noviembre

Los lunes y martes de esta semana no ocurrió nada especial. Marga, Alberto y yo seguíamos revisando, con Raquel y a solas, las posibles nuevas empresas a lanzar. Por la noche pasé todo el tiempo posible con Rocío pero no hicimos nada fuera de lo común. Ambos días cenamos tranquilos en casa y vimos un poco la tele antes de irnos a la cama a echar un polvo y dormir.

El miércoles nos reunimos Mike, Raquel, Marga, Alberto y yo para ver los posibles negocios que podíamos sacar. Teníamos cinco posibles negocios que nos gustaban pero la decisión final fue entre dos: franquicias de ropa para niños y vender telefonía móvil para empresas. La discusión se alargó casi cuatro horas. Ambas tenían puntos a favor y en contra. A mi me parecía mejor la venta de telefonía al igual que a Marga. Alberto y Raquel creían que la venta de ropa encajaban mejor en nuestra estructura ya que podríamos usar la de las franquicias de moda con apenas un par de apoyos. Mike no lo tenía nada claro. Y era lógico pues Mike, con el día a día de nuestra empresa de importaciones, no podía estar tan informado de todo. Me parecía curioso que Marga apoyara una empresa que tendría que llevar Alberto y al revés. Eran buenos trabajadores de equipo. Tras un rato discutiendo llegamos a una solución evidente. Ninguno rechazaba la otra opción como buena y, por tanto, la opción lógica era lanzar ambas. Lanzaríamos en Enero de 2003 las franquicias de ropa para niños y, en marzo de 2003, empezaríamos con la estructura de la empresa de venta de telefonía móvil a empresas. Esto nos pareció bien a todos y, puesto que eran las tres de la tarde ya, nos fuimos los cinco a comer juntos. Por la tarde contesté algunos email y a las siete quedé con Rocío para ir a El Corte Inglés a comprar unas cosillas que necesitábamos. Tras la compra dejamos las cosas en casa y fuimos a cenar. Tras la cena, como casi todos los días de diario, tele, polvo y a dormir.

El juevtreinta y uno Rocío tenía masters a pesar de ser el viernes fiesta nacional. Yo pasé todo el día en la oficina reunido con Marga, Raquel y Alberto una buena parte del tiempo. Ya estaba totalmente adaptado a este nuevo modelo de gestión en el cual Marga y Alberto se iban reuniendo con los jefes de cada empresa y luego nos contaban a Raquel y a mi. Si no era muy importante solo a Raquel. Raquel y yo nos involucrábamos en los temas mas peliagudos y en la parte inicial del lanzamiento de las nuevas empresas. Una vez ya se decide quien gestiona la empresa nueva y se empiezan a contratar gente y locales ya pasa a Marga y Alberto. Comí con Javier, mi abogado y socio tras la muerte de mi padre, para ver unos temas de la empresa que compartíamos. El se sentía mas cómodo contándome cosas de la empresa aunque sabía que yo le apoyaba al 100% en cualquier decisión que tomara. La tarde la pasé en el despacho leyendo informes y contestando email hasta las nueve y media cuando me fui con el coche, con las maletas ya cargadas, para irnos a Cuenca. Cuando salió del masters me despedí de Laura y nos fuimos de camino a casa de los padres de Rocío. Era mas de la una de la mañana cuando llegamos a casa de los padres. Los saludamos a ellos y al hermano y cuñada y, tras hablar un rato, nos fuimos a la cama. La cuñada estaba de cinco meses y ya se notaba su barriguita. Diana estaba en una fiesta de Halloween en el pub que mas a menudo visitábamos en Cuenca pero nosotros estábamos muy cansados.

El viernes era fiesta nacional, el día de todos lo santos, y mis padres llegarían ese día a Cuenca pues al día siguiente tendríamos la prueba del menú de bodas. Hacia la una del mediodía llegaron Mariano y Manuela que se quedarían a dormir en casa de los padres de Rocío. Ellos querían ir a un hotel para no molestar pero, tras un tira y afloja típico, quedaron en dormir en casa de los padres a cambio de invitar ellos a comer. Tras ver la casa de los padres y charlar un poco en el salón fuimos a dar una vuelta por Cuenca y luego a comer. Tras la comida otra vuelta por Cuenca y a casa de los padres. La tarde noche y la noche la pasamos en casa de los padres hablando sobre que teníamos de la boda y que no. Cenamos poco esa noche, al día siguiente comeríamos mucho. Me alegro haber estado hablando horas de nuestra boda y que todo estuviera en buena sintonía. Mi único roce importante con Rocío hasta estos momentos había sido por la boda y no era algo que quisiera volver a permitir.

El sábado fuimos a un hotel los padres de Rocío, mis padres y nosotros dos. Nos había citado la empresa de catering para probar el menú. En un pequeño salón privado para nosotros nos dieron a probar casi cincuenta canapés y entrantes distintos. Luego todos tomamos pequeños platos de carne y pescado. En la boda pondríamos una carne y un pescado pero para elegir probaríamos cuatro de cada. Tras probar tres postres estábamos llenísimos y nos fuimos para casa. Allí hablamos sobre lo que mas nos había gustado. La carne era fácil, el cordero era espectacular pero en el pescado algunos preferían merluza y otros rape. Yo era de rape, me pareció que el plato era mas original. El problema iba a ser elegir unos 15-20 canapés entre los cincuenta que nos dieran a probar. Sería imposible entre seis así que los padres decidieron que eso lo hiciéramos nosotros. En el pescado al final gano el rape y de postre pondríamos uno muy original que estaba basado en un dulce típico de Cuenca que se llama alajú. Tras pasar horas hablando el menú nos fuimos a la cama.

El domingo tocaba volver a Madrid pero antes de hacerlo fuimos toda la familia a comer. Esta vez, para evitar la pelea entre padres por pagar decidimos que invitábamos Rocío y yo. Conseguimos que ambos se quejaran pero al final aceptaron. La comida fue bastante agradable. No se como acabamos hombres en un lado de la mesa y mujeres en otro. Con Rocío y yo presidiendo. Esta muy atento a la conversación de los hombres pero me encantaba fijarme en lo bien que parecían llevarse Rocío y mi "nueva madre" Manuela. Llegaba a asustarme un poco. Tras la comida volvimos a Madrid y dedicamos la tarde a descansar. Tras la cena estábamos viendo la tele. Yo estaba sentado con Rocío tumbada en el sofá y su cabeza apoyada en mi regazo. Una de sus manos acariciaba mi rodilla mientras yo hacía lo propio con su pelo. La película estaba siendo un soberano coñazo. Me agaché sobre ella y la dí un beso en la boca. Un pequeño besito con la boca abierta donde nuestras lenguas hicieron un primer contacto. Tras volver a incorporarme seguí acariciando su cabello mientras ella intensificaba sus caricias en mi rodilla. Tras un rato así ella se levantó y acercándose a mi sentándose a mi lado me besó. Aun estaba vestida con la ropa del día al igual que yo. Ambos llevábamos vaqueros azules. Yo completaba mi look con unos zapatos marrones y una camisa azul. Rocío llevaba un suéter beige claro con cinturón marrón y botas, por fuera de los vaqueros, del mismo color. Rocío se sentó en el brazo del sillón junto al que estaba sentado y se recostó sobre mi para besarme. Rápidamente bajó sus manos a mi entrepierna para acariciar mi pene. En un momento tenía mi pantalón desabrochado, aunque aún puesto, y mi camisa estaba en el suelo. Beso mi cuerpo, mis pectorales y mis abdominales con besos por todo el antes de llevar sus manos a mi cintura y empezar a bajar mis pantalones hasta medio muslo. Ya con mi polla en la mano acarició esta y empezó a besarme en los pezones y los abdominales antes de pasar a chuparme la polla. Yo acaricié su cabello mientras su boca masajeaba mi falo y su lengua jugaba con mi capullo cuando se metía mi polla en la boca. Mientras una de mis manos acariciaba su cabello la otra se dedicaba a acariciar su culo por encima del vaquero. Ella mientras no dejaba de chupar mi polla ni un segundo. Tras un rato de mamada tranquila empezó a a hacerlo con mayor violencia alternando mamadas profundas y una paja salvaje. Para mi era imposible dejar de gemir ni un solo segundo. Besaba mis huevos y acariciaba mi polla. Con una de sus manos la agarró y volvió a metérsela en la boca. Con su mano alrededor no se tenía que meter tanta polla y las entradas y salidas eran mas rápidas. Mi manos seguía en su cabeza ayudando a subir y bajar sobre ella. La hice levantarse y, tras darla un beso en la boca, la quité su suéter. Acaricié su esplendido plano abdomen. Acaricié todo su torso superior hasta llegar a sus pechos. Los acaricié por encima del sujetador y llevé mis manos al enganche de este. Tras desabrocharlo se lo quité y lo tiré al suelo junto a mi camisa. La acerqué hacia mi y bese sus tetas, pase mi lengua por sus pezones y los bese con fuerza. Mientras yo me dedicaba a chupar sus tetas ella jugaba con mi polla estimulándola con la mano. Tras un rato así ella se levantó y, mirándome con cara traviesa a unos metros de mi, se quitó las botas. Ya con el pantalón libre para salir de su cuerpo ella se dio la vuelta y se agachó hacia delante. Agitaba su culito mientras se bajaba el pantalón. Su streep tease duraría un minuto pero a mi me pareció muy corto, mientras veía su maravilloso cuerpo acariciaba mi polla que estaba enorme. Ya desnuda, excepto por el tanguita, se acercó a mi y volvió a ponerse junto a mi. Volvimos a besarnos y nuestras lenguas lucharon por hacerse hueco en la boca del otro. Tras un rato mi boca volví a su teta, besándola y chupándola. Ella siguió tocando mi polla mientras yo me dedicaba a sus tetas. Se subió sobre mi sin yo dejar de prestar la atención a sus tetas que estas merecían. Ya encima mía esta se movió un par de veces sobre mi cuerpo. Aparté su tanga mientras ella apuntaba mi polla a su coño y empezó a cabalgar con la ayuda de mis manos en su culo. Marcaba yo la velocidad que en ese momento creía mas oportuna. Alternábamos fuertes penetraciones cortas con relajadas penetraciones profundas. Sus gemidos y los míos estaban acompasados con la velocidad que en ese momento estábamos dando a la follada. Tras un rato de follar con gemidos altos juntamos nuestras bocas y jugamos con nuestras lenguas sin dejar, en ningún momento, de botar ella sobre mi pene. No se cual fue la razón exacta pero ella se salió de mi y se puso mirando hacia fuera montándome con mi polla taladrándola de nuevo mientras mis manos agarraban sus tetas e intentaban marcar el ritmo. Desde sus tetas me era mas difícil y ella pasó a tener el control. Nuestros gemidos iban cada vez a mas y solo se apagaban cuando, cada cierto tiempo, ella se echaba hacia atrás y giraba la cabeza para que nos besáramos. Cabalgando un rato mas ella tuvo su primer orgasmo del día. Empezó a gritarme al oido.

– Te quiero – dijo

– Y yo a ti – dije – Sigue cabalgando

– No puedo, estoy cansada, sin fuerzas

La hice dejarse caer sobre mi polla y totalmente exhausta tras el orgasmo la eché hacia atrás, giré su cabeza, y la bese durante unos minutos. Tras el beso la hice salir de mi polla y la arrodillé con sus brazos apoyados en el apoyabrazos del sillón. Desde atrás acerqué mi polla a su coño y empecé a penetrarla. Apoyé una mano en cada nalga y la dí con fuerza y velocidad. Mientras la daba yo gruñía y, poco a poco, ella volvía a gemir. En ese momento yo tenía el control del polvo. Yo marcaba cuando lo hacía fuerte y cuando lo hacía suave. Me encantaba, y me encanta, jugar con las velocidades de la follada. Tras un rato en esa posición noté que ella estaba cerca del segundo orgasmo aunque yo lo estaba aun mas de correrme por primera vez. Aguanté lo justo para acabar en un orgasmo conjunto. Nos besamos y, de la mano, fuimos a la cama a descansar, a besarnos y a hablar sobre nuestra vida futura como esposos. Sobre el amor que sentíamos el uno por el otro. Pronto caímos dormidos. Abrazados.

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