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Mi historia (13: Enero 2002)

en Grandes Series

00. Resumen 2001

2001 fue un año intenso y que jamás pude olvidar. Casi empezó con la muerte de mi novia y mis padres. En un momento de subidón me dejé caer en los brazos del trabajo compulsivo y el amor de mi amante, Raquel, y otras dos mujeres Belén y María. Todo para al poco tiempo encontrar a Rocío. Mujer de la que me enamore totalmente y por la cual haría cualquier locura. Pero la locura fue oírla decir que me permitiría escarceos siempre y cuando ella supiera con quien y fuera discreto. En lo empresarial mis socios, Mike y Raquel, y yo nos lanzamos a crear empresas casi de manera compulsiva aunque siempre usando la cabeza y sin endeudarnos usando nuestros beneficios. En lo emocional, mis exsuegros se convierten en mis padres sustitutos, conozco a los padres de Rocío y dos de mis amantes se quedan embarazadas. Para los que no lo hayan hecho recomiendo encarecidamente leer los anteriores capítulos pero con este resumen quizás puedan seguir, mas mal que bien, la historia.

01. Semana del 7 al 13 de Enero

El lunes de la primera semana de Enero de 2002 era fiesta pues el día de Reyes había caído en domingo. Me desperté junto a una Rocío aun vestida con el camisón nuevo y me entraron ganas de hacerla el amor de nuevo pero un vistazo al reloj me hizo cambiar de opinión y la desperté pues eran ya las once y cuarto y debíamos prepararnos para ir a casa de María a comer con la excusa de darle a sus hijas los regalos de Reyes. A las dos de la tarde llegamos a casa de María y las dimos los regalos. Marta aun era pequeña como para entender el concepto de regalo pero a la mayor la encantó el regalo que la hicimos. Un tocador de juguete. María y Rocío se fueron a la cocina a terminar la comida mientras Arturo y yo charlábamos y vigilábamos que las niñas estuvieran bien. Desde el salón oía a Rocío y María charlar como locas y reír. No podía dejar de pensar en que yo me follaba a una María embarazada y que Rocío lo sabía pero María no sabía que Rocío estaba al tanto. Me encantaba pensar que a pesar de todo ambas eran amigas. Y sabía que se llevaban bien de verdad porque detectaba ya bien cuando ambas eran simpáticas falsamente. Y en ese momento no lo eran. A las dos y media salió Rocío para que preparáramos la mesa. Eso hicimos y algo antes de las tres estábamos comiendo los cinco pues la pequeña ya había comido. La hija mayor de María se quiso sentar a mi lado y me tocó estar pendiente de ella. Comía al ritmo de ella y nos reíamos a la vez que mantenía la conversación con los adultos. Cuando ayudaba a la niña vi una sonrisa de satisfacción en la boca de Rocío. Tras comer y pasar el resto de la tarde con ellos nos fuimos para casa a descansar pues al día siguiente había que currar. Como casi siempre que íbamos a casa de María y estábamos con las niñas a Rocío se le disparaban las hormonas y tuvimos una ración de sexo buenísima.

El martes y miércoles fueron días de cierta monotonía. Trabajo hasta las siete u ocho de la tarde, cena con Rocío en casa o fuera, un poco de tele y a dormir con polvo rutinario.

El jueves sin embargo en el trabajo tuvimos un día bastante interesante. Nos reunimos a las nueve Mike, Raquel y yo con María para tratar la creación de la empresa de importación de calzado en mi nuevo despacho de la séptima planta. Raq uel nos presentó las cinco pequeñas empresas que mas interesantes le parecían. Pasamos a estudiar una a una esas empresas y escogimos las dos que, por tamaño, nos parecían mejores. Una era un pequeño distribuidor que solo llevaba tres marcas italianas. La gracia es que además de las tres marcas, de lujo, tenían dos tiendas en Madrid donde vendían zapatos de esas y otras marcas de lujo. El segundo que elegimos era un distribuidor especializado en marcas francesas. Ambas se complementaban muy bien. No sería muy barato pero no nos preocupaba. El plan era, una vez tuviéramos las empresas bajo nuestro paraguas ayudar en su crecimiento. Mantener el personal pero hacer que fueran mas eficientes. Para empezar que dos empresas terminen siendo una sola conlleva mucho ahorro en oficinas, materiales, etc.... Quedamos en que Raquel prepararía la reunión con ambos y primero iríamos a por la importadora-tienda pues era la que mas nos interesaba. Tras la reunión nos fuimos a comer pues ya eran mas de las dos. Nos fuimos los cuatro a un buen restaurante para celebrar esa nueva linea de negocio. A las cuatro y media estábamos cada uno de vuelta en nuestros puestos de trabajo siguiendo con el día a día. La reunión fue tan larga que no acabé hasta las ocho. A esa hora me fui a por Rocío y me la lleve a cenar. Esa noche estaba contento y la hice el amor.

El viernes fue un día normal y corriente. Trabaje hasta no muy tarde, las cinco o cinco y media. Por la tarde, tras llegar a casa, me fui con Rocío a comprar el regalo de la madre de esta que era el domingo veinte, el domingo siguiente. Tras mucho buscar compramos un traje de Carolina Herrera de pantalón y chaqueta en la calle Serrano. Era tarde cuando terminamos y fuimos directo a cenar. Tras la cena hacía mucho frío y no pudimos pasear de vuelta a casa. Cogimos un taxi y volvimos a casa donde nos tumbamos a ver una peli juntos. Esa noche hicimos el amor antes de irnos a dormir.

El sábado me levante pronto pues había quedado con Antonio y los compañeros de la universidad para ir a jugar al futbito. Le recogí en su casa a las once y a las once y media nos estábamos cambiando para empezar a jugar a las doce. A las dos, cansados, terminamos de jugar y nos metimos en la ducha. Media hora después estábamos tomando algo en el bar al que íbamos siempre tras jugar. Un cuarto de hora después se unieron Rocío y Laura. A eso de las cuatro nos fuimos a casa pues Rocío y yo habíamos quedado en casa de Mike para cenar con él y Marga. Yo me vestí con vaqueros, una camisa azul y la cazadora de cuero que me regaló por Reyes. Rocío se puso los vaqueros que la regalé por Reyes junto con una camisa blanca, unas botas marrones hasta casi la rodilla sin tacón por fuera del vaquero y una americana azul marino. Sus vaqueros estaban adornados con un cinturón marrón muy oscuro de cuero. Llegamos a la casa alquilada de Mike a las ocho y nos recibió Marga pues Mike estaba en la cocina. Pasamos a saludarle y al rato estuvimos cenando. Me hizo mucha ilusión un par de cosas. Primero que nos invitara para darnos las gracias. No las merecíamos pero me gustaba que pensara que le habíamos ayudado. Por otro lado me gustaba ver que, tan solo un mes y medio después de la ruptura se le veía feliz con Marga. Ella era un encanto y verles juntos era increíble. Y a mi que nunca me gustó Susan me encantaba Marga. Mike lo pasó muy mal pero creo que fue por su bien. Al menos creo que con ella le iría mejor. Al volver a casa tras la maravillosa velada estaba de muy buen humor y Rocío se dio cuenta inmediatamente cuando tras entrar en casa me pegué a ella y la bese en el cuello. Giró su cabeza y me sonrió al notar mi erecto pene dándole la merienda a su culo. En ese momento la hice girar y la besé con fuerza y amor. Ella dejó su americana sobre el mueble que teníamos en la entrada y llevo sus manos a mi cuello acariciándolo con ternura. Seguimos besándonos en el hall durante casi cinco minutos hasta que ella se separó de mi y, dándome la mano, fuimos hasta nuestra habitación. Una vez en la habitación volvimos a reanudar el beso con la misma mezcla de pasión, ternura y amor. Y el beso se alargó durante unos cinco minutos más mientras mis ganas de hacer el amor iba caldeándose de manera absoluta. Tras unos minutos de beso empecé a ir un paso mas allá y la quité su camisa. Acto que fue correspondido por ella quitándome la mía. Una vez sin camisas llevé mi mano a mi cinturón y empecé a desabrochar mi pantalón. Sin romper el beso ella se fue hacia la cama donde se sentó y empezó a quitarse las botas para poder sacarse el pantalón. Tras un par de minutos estábamos ambos con solo nuestra ropa interior. Se levantó de la cama y llevó sus manos a mi cuello mientras seguíamos besándonos con pasión. Tras seguir un rato con el beso llevé mi mano al cierre de su sujetador y en unos segundos tenía sus erectos pezones al alcance de mi mano y no dudé en tocarlos y acariciarlos. Rápidamente dejé el beso y pasé a chupar uno de sus pezones mezclando succiones con mordisquitos. Mientras dedicaba mi tiempo a darme placer, y dárselo a ella, con su pezón ella llevó su mano a la erección incipiente que tenía en mi calzoncillo. Mientras yo chupaba y mordisqueaba su teta ella frotaba arriba y abajo mi pene. Y no podía aguantar mas. De un movimiento certero la subí a mis brazos y rápidamente pero con dulzura la dejé caer sobre nuestra cama. Una vez tumbados volvimos a besarnos y, mientras yo me bajaba el calzoncillo, ella hacía lo propio con su tanga. Tras los segundos que tardamos en quitarnos la ropa me puse sobre ella y apunté mi pene a su coño donde poco a poco fui perforándola hasta que mi pene estaba totalmente dentro de ella. Tras llegar hasta el fondo empecé a moverme con movimientos a distintas velocidades. Alternando las penetraciones muy rápidas con otras mas calmadas y profundas. Yo no podía aguantar mucho pues ya estaba muy caliente. Ella no parecía estarlo menos. Tras dos minutos de penetración noté como se corría y su coño ejercía una presión enorme sobre mi pene. Esa presión fue suficiente como para que yo eyaculara totalmente dentro de ella. Tras terminar de correrme me deje caer sobre ella y nos besamos. Nos besamos ardientemente y al rato nos quedamos dormidos, desnudos y abrazados.

El domingo no teníamos ningún compromiso y lo pasamos en pareja. Tras levantarnos bajé a comprar el desayuno mientras ella preparaba café. Al volver tomamos el desayuno mientras nos peleábamos por el suplemento económico de el periódico. Tras desayunar seguimos leyendo el periódico hasta que salimos a dar una pequeña vuelta y comer en un restaurante cercano. Creo que en esa comida, en ese día en pareja, fue cuando decidí de verdad que me iba a casar con ella mas pronto que tarde. Estaba totalmente enamorado. Pero quería pedírselo de una manera especial. Desde ese momento me pondría a pensar en como hacerlo. Tras la comida volvimos a casa a ver una película de mi colección de DVD y leer algo arropados en el sillón del salón. A la hora de cenar tomamos algo ligero y vimos otra peli antes de irnos a la cama a dormir. Esa noche no hicimos el amor pero este estaba en todos los rincones.

02. Semana del 14 al 20 de Enero

Empezó la semana y yo aún no me acostumbraba a no estar en el día a día de la empresa de importaciones. Tras llamar a Mike y Raquel y contárselo quedamos en que Raquel llevaría los negocios en proceso de creación mientras yo supervisaría los negocios que ya estaban funcionando. En ese momento eran la inmobiliaria, los restaurantes y la empresa de diseño. Prepare mi agenda para poder reunirme una vez a la semana con cada jefe y el resto del tiempo lo dedicaba a ayudar a Mike o Raquel en lo que pudieran necesitar. A las cinco de la tarde me fui a casa. Rocío no tardó en llegar y pasamos una interesante tarde de invierno acurrucados en el sofá con un libro, un café y buena conversación. Esa noche cenamos en casa y nos fuimos pronto a la cama para poder echar un polvete antes de irnos a dormir.

El martes fue otro día rutinario aunque empezaba a cogerle el tranquilo, lentamente, a mi nueva situación. Ese día no tuve que llamar a Mike o Raquel por no saber que hacer ya que la planificación del día anterior me había dado suficiente trabajo para ese día. A eso de las seis me fui a casa donde me esperaba Rocío pues nos íbamos a casa de "mis padres" a cenar ya que era el cumpleaños de mi ex suegro. La celebración mas multitudinaria iba a ser ese viernes para que nosotros pudiéramos ir el sábado a Cuenca ya que el domingo era el cumpleaños de la madre de Rocío pero aun así íbamos a cenar con ellos el mismo día pues querían celebrarlo con su hijo. A todos ya medio nos parecía normal el asunto este de que me llamaran su hijo. El caso es que ese día llevamos ropa pues dormiríamos en la habitación que nos habían asignado y que ya era nuestra. Al llegar estuvimos charlando, las chicas nos prohibieron que lo hiciéramos sobre la empresa, sobre distintos temas antes de pasar a cenar. Tras la cena pasamos a tomar unas infusiones al salón y ahí le dimos el regalo a Mariano. Un fin de semana en un hotel de Canarias con campo de golf, para que el disfrutara, y spa, para que Manuela también lo pasara bien. Incluía vuelo y hotel en pensión completa. Tras otro rato largo de charla nos fuimos, a eso de las doce y media de la noche a la cama. Yo fui el primero en meterme en la cama y leí unos papeles que me había dado Mariano. Claro que la lectura duró poco ya que Rocío salió del baño con mi regalo de Reyes. El micro camisón que ya una vez había alterado mis neuronas. Eso era jugar sucio. Deje los papeles en la mesilla y abrí la cama para que se metiera Rocío. Una vez en la cama me acerqué a ella y la bese mientras mis manos acariciaban sus muslos justo en el borde del camisón.

– Vamos a dormir que hacerlo aquí me da un poco de palo – dijo Rocío haciéndose la remolona

– ¡Si claro! - dije yo – Por eso te has puesto ese camisón.

Y volví a besarla a lo loco. Con pasión desenfrenada y con ella colaborando sin dudarlo ni un segundo. Mi mano cada vez accedía un poco más dentro del micro camisón. Mi sorpresa fue total cuando mi mano estaba justo a punto de tocar tanga y tocó piel. La piel de su depilado conejo. Dejé de besarla, la miré a los ojos y dije:

– ¿Y tu no querías juerga?

Ella no contestó y solo me sonrió con dulzura y picardía. Volví a besarla aunque esta vez fue un beso pequeño ya que tras este pasé a quitarme el pantalón del pijama y los calzoncillos. Ya sin ropa de cintura para abajo me acerqué mas a ella y volví a besarla con todas mis ganas. Sus labios y los míos no se despegaron ni un segundo. Al mismo tiempo mi mano jugaba arriba y abajo por la raja de su coño mientras ella hacía lo propio con mi polla. Estaba ya totalmente excitado y con ganas de penetrarla pero por no parecer inquieto solo la introduje un dedo en su coño. Ella soltó mi pene y rompió el beso para gemir aunque puso su mano en la boca para intentar no hacer mucho ruido. Yo seguía jugando con mi dedo en su raja y ella gemía y me miraba. Tras unas diez o veinte penetraciones con mi dedo ella lo aparto de su coño y se metió debajo del edredón. Rápidamente llegó a mi pene y empezó a jugar con su lengua a lo largo de toda su extensión. Jugaba arriba y abajo y, rápidamente empezó a meterse todo mi pene en su boca. Yo empecé a morder el edredón para no gemir mucho. Estaba cada vez mas cachondo y quería penetrarla. La agarré de las axilas y la saque de debajo de la cama.

– ¿No quieres que siga? - dijo ella

– Quiero penetrarte – dije

Y me subí encima de ella. Apunté mi pene a su coño y se lo metí. Empecé a penetrarla y ella gimió a la vez que yo emitía un sonido que no soy capaz de describir. Tampoco era plan de hacer mucho ruido y la besé con la intención de que el beso mitigara el ruido de los gemidos. Pero no era posible besar y gemir a la vez. Así yo enterré mi cara en la almohada y ella mordía el edredón. Tras unos minutos follándola exploté en su interior al tiempo que ella explotaba en un orgasmo que, aun ahogado por el mordisco al edredón, era bastante ruidoso. Ambos caímos en la cama y vimos que eran casi las dos. Llevábamos alrededor de una hora en la cama haciendo el amor y el día siguiente era un día de curro normal.

El miércoles llegué a la oficina y Raquel vino con Mike pues ya estaba toda la contabilidad del año anterior lista pero por empresas y faltaba calcular los resultados finales del año para todo el holding y, sobre todo, analizarlo de cara a tener las cosas claras para la reunión de fin de mes de ese viernes que, esta vez, era además la reunión de fin de trimestre y fin de año. Rápidamente cogí la indirecta. Querían que lo hiciera yo. Y tenía sentido. Mi formación financiera era buena pues había estudiado varios cursos tras la carrera y, ademas, tenía menos trabajo del que se llama del día a día. La gente de administración de cada empresa me trajo los números y empecé a organizarme con la ayuda de María que se desvió el teléfono a mi despacho. A las cinco se fue María y ya lo teníamos todo perfectamente organizado y casi listo. Yo seguí hasta las siete para dejarlo perfecto. Esa noche al llegar a casa cene algo ligero, vi la tele con Rocío y me fui a la cama sin hacerla el amor.

El jueves me puse a trabajar en el análisis de los números pues ya tenía todo listo. El dibujo general lo sabíamos pero ahora aparecería el número final. María me trajo café por la mañana y la comida a mediodía pues no salí del despacho en todo el día. Seguí trabajando hasta dejarlo todo cerrado a las nueve de la noche. Tras llegar a casa me desplomé sobre el sofá. Rocío me mimó y me llevo un sándwich al sofá. Esa noche saqué algo de fuerza para hacerla el amor. Creo que si no fue el peor polvo con ella hasta ese momento cerca debió andar.

Al final llegó el viernes y, asistidos por María, empezamos la reunión. Vimos el detalle de cada empresa que fuimos aprobando uno a uno. Una vez cada empresa fue hablada pasamos a ver como iban las nuevas empresas. Tras ver como iba el tema de la tienda de ropa, que abriríamos en menos de un mes, pasamos al resumen anual. Al final resultó que, entre todas las empresas y la parte imputable de la inmobiliaria, ese año facturamos 6,2 millones de euros con gastos de 5,56 millones de euros para un beneficio de unos 645.000 euros. El aumento de facturación con respecto a 2000 fue de 2,55 veces. Los números eran muy buenos teniendo en cuenta todo lo que habíamos invertido en la compra de la participación en la inmobiliaria y la apertura de los negocios de restauración y diseño. Con esos datos y según nuestro acuerdo yo recibiría unos dividendos de 48385 euros y Mike y Raquel de 8064 euros cada uno. Tras aprobar los números se nos había echado encima la hora de salida de los viernes que eran las tres de la tarde. Decidimos ir a comer los tres juntos y luego irnos para casa. Yo llegué a casa a las cinco. Rocío ya estaba allí y preparada para ir a la celebración de Mariano y con la maleta echa para salir, desde casa de Mariano y Manuela a Cuenca pues el sábado y domingo celebrábamos el cumpleaños de la madre. Además el sábado habíamos quedado a comer con Mónica, la amiga de Rocío, pues era su cumpleaños. Un lío de fin de semana. A las seis ya estaba listo y salimos hacia casa de Mariano para ayudarles con las preparaciones. Entre las ocho y las nueve llegaron los casi cincuenta invitados y empezó la fiesta. Con canapés, un pequeño buffet frío y caliente y una barra libre. Una burrada de fiesta, la verdad. Yo conocía a todo el mundo y, poco a poco, fui presentando a Rocío a todos. La fiesta fue un poco grande para mi gusto pero en general agradable. A la una de la mañana se empezó a ir la gente y a las dos ya solo quedábamos los mas cercanos a Mariano. Yo estaba bastante sobrio pues no quería resaca para el día siguiente pero los demás estaban un poco achispados y la conversación era graciosa. A las tres me fui a dormir y Rocío se quedó un rato mas con Manuela, Mariano y parte de la familia de Manuela que estuvieron en Nochevieja y se quedaban a dormir. A eso de las cuatro oí a Rocío entrar en la cama. Se pegó a mi y me dio un beso quedándose dormida abrazada a mi en un santiamén.

A las diez sonó mi despertador del móvil y tuve que ponerme en pie y ducharme. Cuando salí de la ducha estaba Rocío despierta con cara de tener algo de resaca. Me sonrió y me dijo que me quería. Tras eso se metió en la ducha y al salir ya tenía mas cara de persona normal. Bajamos a la cocina y nos tomamos un café y unos bollos. En eso estábamos cuando apareció Manuela en la cocina.

– ¿Os ibais a ir sin despediros? - dijo Manuela

– Si, queríamos que descansarais – dije

– Bueno, ahora vuelvo a la cama. Ten cuidado cariño – me dijo antes de darme un beso en la mejilla

– Lo tendré – dije

– Y tu preciosa felicita a tu madre de mi parte – dijo Manuela a Rocío antes de abrazarla y besarla.

– De acuerdo – contestó Rocío.

Y tras esto ella se fue a la cama de nuevo y nosotros al coche con camino a Cuenca. Al llegar pasamos por casa de los padres, saludamos, recogimos a Diana y fuimos directos al restaurante donde habíamos quedado con Mónica y pasamos a comer. Estaba el grupo mas reducido. El que mejor me caía y la comida fue genial. Lo pasamos genial pero a las seis tuvimos que despedirnos para ir a la casa de los padres a ayudar con la fiesta de cumpleaños de la madre. Segunda fiesta en dos días, esta con unas veinticinco personas, y yo ya estaba algo cansado pero fue lo suficientemente agradable como para aguantar hasta las cuatro cuando todos se fueron a la cama. Tras ir al baño y lavarme los dientes me metí en la cama donde ya estaba Rocío. Cuando apagó la luz me acerqué a ella y la empecé a besar y mordisquear su oreja. Ella con una sonrisa en la cara dijo:

– Dejame y vamos a dormir – dijo ella

– Aquí no y en casa de mis padres si, ¿verdad?

– No son tus padres – dijo mirándome a los ojos

– Para lo que quieres son mis padres y para lo que no quieres no – dije

Y me lancé a besarla de nuevo. Esta vez el brillo de sus ojos indicó que no iba a poner mucha resistencia. Seguimos besándonos un buen rato hasta que rompió el beso y dijo:

– Nos pueden oír

– Tus padres están dos habitaciones mas allá. No nos va a oír nadie. En todo caso tu hermana que está en la habitación de al lado. Pero ella ya nos ha odio follar. ¿O no te acuerdas de Menorca?

– Como para no acordarse

Y volvimos al beso. Mi mano que hasta ese momento había estado calmada ya empezaba a jugar por su cuerpo. Llevaba un camisón elegante pero no especialmente sexy. Junté mi entrepierna a su muslo y ella pudo notar mi erección. Mi mano ya llegaba a su coño y la toque justo por encima del tanga emitiendo ella un pequeño gemido. La mire a los ojos y la hice un gesto haciéndola saber que sería mejor si tuviera un poco de cuidado a la hora de gemir tapándose con la sabana o una almohada. Metí dos dedos dentro de ella.

– ¿Este es tu castigo por ir a por ti en casa de tus padres? - dijo Rocío

– ¿Te parece un castigo? - dije yo

– No. Me parece un regalo. Sigue por favor.

Y pegó el edredón a su boca para intentar ahogar el volumen del sonido del gemido que se escapaba de su boca. Ella me bajó el pantalón del pijama mientras yo seguía jugando con su raja. Ella no tardó nada en llevar su mano a mi pene y jugar con el. De un movimiento certero se agachó y le dio un beso al capullo de mi polla antes de incorporarse y volver a besarnos con pasión. En medio del bese me giré de tal manera que quedé sobre ella. Con una mano aparté el tanga y apunté mi pene a su coño. Coño que con delicadeza pero sin pausa empecé a penetrar. Ella pasó parte del edredón por encima de mi hombro derecho y lo mordió para que sus gemidos no fueran muy escandalosos. Yo mientras ponía mi cara sobre su hombro derecho, el izquierdo desde mi perspectiva, y ahogaba los gemidos con la almohada. Seguí penetrándola un rato pero relativamente pronto Rocío empezó a correrse y a presionar mi pene. Yo estaba cerca pero no del todo listo y seguí penetrándola a lo largo de su corrida y tras esta. Un par de minutos después de su corrida y estando ella aun algo sofocada fui yo el que me corrí llenando su interior con tres grandes escupitajos de semen. Caí sobre ella agotado y nos besamos durante unos minutos. Habíamos conseguido echar el polvo casi sin ruidos. Objetivo cumplido y, casi a las cinco, caímos dormidos abrazados el uno al otro.

A las doce de la mañana del domingo nos levantamos y nos duchamos para ir al restaurante donde celebraríamos, ya en petit comité, el cumpleaños de la madre de Rocío. Estábamos terminando de vestirnos cuando entro Diana y nos dijo:

– Otra noche de juerga. ¿Verdad hermanita?

– ¡Que vergüenza! - dijo mirándome

Yo solo pude levantar los hombros e inclinar la cabeza como diciendo que que le íbamos a hacer.

– No te preocupes – dijo Diana – apenas se oía. Solo debí oírlo yo

– Menos mal – dijo Rocío

Bajamos al salón y todo parecía normal confirmando la apreciación de Diana. Nadie oyó nada la noche anterior. El resto del día fue genial. Comimos muy bien, charlamos, reímos, entregamos los regalos y nos volvimos a Madrid. A la madre de Rocío la encantó el regalo. Lógicamente. Esa noche en Madrid descansamos antes de cenar un sándwich e irnos a descansar. Ese fin de semana habíamos tenido mucha fiesta y pocas horas de sueño.

03. Semana del 21 al 27 de Enero

El lunes llegué al despacho y me encontré con otro de esos días en que no me acostumbraba a no tener el día a día frenético. Por suerte pronto me trajo María unos informes que había dejado Raquel para que los estudiara. Esa semana Raquel y yo volábamos a Barcelona para una feria de calzado. Íbamos el miércoles y volvíamos el jueves. Estuve todo el día con ellos hasta que terminé a eso de las cinco. Puesto que aún estaba algo cansado decidí irme a casa y pasar una noche tranquila con Rocío.

El martes preparé con Raquel la feria. Ya estaba de tres meses pero aun no se la notaba el embarazo. Estuvimos liados hasta las tres de la tarde. Comimos algo rápido y cada uno nos dedicamos a nuestros asuntos. Esa tarde decidí reunirme con Oscar, el director general de nuestra empresa de diseño y programación web. Me agradó saber que ese mes íbamos a tener, por primera vez, beneficios. Con un importante subidón me fui a casa a pasar la noche con Rocío antes del viaje del día siguiente.

A primerísima hora del miércoles estaba en Barajas listo para coger el puente aéreo a Barcelona con Raquel. Al llegar a Barcelona fuimos por el hotel y dejamos allí las maletas. Era tan pronto que no pudimos hacer el check in. Pero nuestra empresa era tan buen cliente que nos guardaron las maletas y nos la subirían a la habitación cuando estuviera lista. Raquel y yo nos fuimos a la feria donde veríamos distribuidores de zapatos, importadores y otra gente del sector. Con mucha discreción veríamos a las empresas que Raquel había elegido. Veríamos como eran, como trabajaban y los materiales que usaban. Era la prueba de fuego para ir a comprar a las dos empresas que habíamos elegido. Estuvimos charlando con ellos y viendo su mercancía y a mi me gustaron bastante tanto las dos empresas que habíamos elegido como tres de las otras que teníamos en la recámara. Aunque una de la recámara no me gustaron tanto pero era aceptable. La primera empresa a por la que íbamos era la única que sabía que estábamos buscando empresas que comprar en Barcelona y quedamos Raquel y yo con ellos a cenar. La pareja dueña eran un joven matrimonio con un hijo que, en ese momento, acababa de cumplir un año. El resumen de la cena es que nos dijeron que no habían pensado en vender pero que escucharían cualquier oferta. A las diez llegamos al hotel y ya estaban nuestras maletas en las habitaciones. Raquel paso por su habitación a coger sus cosas de aseo y se pasó a mi habitación donde pasaría la noche. Iba vestida con un traje de chaqueta azul marino con rayas grises, como de hombre, con un chaleco y una camisa blanca. Calzaba unas botas negras de tacón por dentro del traje. Se acercó a mi y me dio un beso en la boca.

– Hoy te vas a follar a una embarazada por primera vez – dijo ella

– Por primera vez no – dije yo

– Mierda – dijo – María. No te tenía que haber puesto en bandeja a esa mosquita muerta

Y se echó a reír. Ambos sabíamos que lo de mosquita muerta era una broma. Ambas eran muy buenas amigas. Aunque creo que si le hubiera gustado ser la primera mujer que me follara embarazada. Aun así nos empezamos a besar y nuestras manos se tocaban con total lascivia. Empezamos a desnudarnos mutuamente y en un par de minutos estábamos desnudos excepto por su tanga y mi calzoncillo. La cogí en volandas y la lleve a mi cama del hotel donde la metí con delicadeza entre las sabanas. Una vez dentro volvía a besarla y a hacer que mis manos recorrieran cada centímetro cuadrado de su cuerpo. El beso era un beso de pasión. No se parecía en nada a los que me daba con Rocío pero era agradable. De una manera distinta pero agradable igualmente. Y la pasión se incrementó de manera exponencial en cuanto su mano pasó a agarrar mi polla y mis dedos empezaron a entrar en su intimidad. Empecé a hacerla un dedo con todas mis ganas y ella subió el nivel de sus gemidos. Nos tocábamos a la vez que nos seguíamos besando. Beso que cada cierto tiempo rompíamos para reírnos o decirnos algo. Ella estaba muy excitada. Mas de lo normal y lo achaqué en esos momentos a su desajuste hormonal por el embarazo. Rodamos por la cama del hotel hasta que quedé sobre ella. Levanté mi cabeza un poco rompiendo el beso y la miré fijamente a los ojos. Bajé mi cabeza de nuevo, muy lentamente, y volví a besarla con pasión. Estuvimos besándonos durante mas de quince minutos con nuestras manos de nuevo jugando de nuestros cuerpos. Cuando no pude aguantar mas apunté mi polla a su embarazado cuerpo y, poco a poco, esta fue penetrando su coño. Una vez estuvo toda dentro me quedé quieto y seguí besándola. Ella me pidió que la follara y yo no estaba en esos momentos como para llevarla la contraria. Empecé a poco a poco sacar mi pene. Una vez estaba la mitad del pene fuera se lo volví a meter violentamente y fue el pistoletazo de salida para el polvo propiamente dicho. Entraba y salía a una velocidad relativamente alta. Me cansé tanto, y tan rápidamente, que tuve que empezar a intercalar penetraciones mas lentas con esas violentas. Pero notaba que a ella le estaban gustando mas las violentas y tenía que mantener el pabellón alto. O al menos intentarlo. Seguí penetrándola y ella pidiendo mas. Mi sudor se mezclaba con el de ella en una situación que, si no estuviera adornada por el morbo del sexo, sería directamente algo desagradable. Mi máxima velocidad ya no era la del principio y es que estaba tardando Raquel mucho en correrse. Cuando ya estaba totalmente agotado y solo me mantenía la inercia ella me dijo que se iba a correr. Yo la contesté que también andaba cerca y, tras un beso, me corrí en ella notando que llegaba a la vez que yo. Caí exhausto en la cama y me quedé dormido junto a ella en un santiamén.

El jueves nos vestimos, desayunamos y fuimos hacia el aeropuerto. Una vez allí, hable con Raquel acerca de futuro. Del futuro personal. Para hablar de las empresas teníamos tiempo. La dije:

– Voy a pedirle matrimonio a Rocío pronto. Voy a necesitar tu ayuda y la de María, Laura y Diana. Cada una de vosotras solo sabrá una parcela de la pedida para mantener el misterio. Se me ha ocurrido una manera de hacerlo que creo que es romántica, divertida y exagerada a la vez.

– Estoy para lo que necesites. Me encanta Rocío para ti.

A las doce estábamos ya en la oficina y estuvimos currando hasta tarde. Nos reunimos con Mike y María para contarles el avance que habíamos tenido en el tema de la importadora de calzado y complementos. Al acabar la reunión le conté a María que la necesitaba para pedirle la mano a Rocío. Ella me dijo que cualquier cosa y que mantendría el secreto. No lo dudaba. Al llegar a casa Rocío me esperaba y, por primera vez, vi mi pedida de matrimonio, con la que tanto había soñado, como una realidad. La bese y la hice el amor nada mas llegar. Íbamos a salir a cenar pero al final tomamos algo rápido en la cocina antes de volver a la cama a por el segundo round.

El viernes fue un día de trabajo monótono como pocos. Mi nuevo puesto de trabajo tenía días en los que apenas pasaba nada. Raquel estaba volcada en la apertura de nuestra primera tienda de ropa, Mike en el día a día de nuestra joya de la corona y yo, sin nada excitante, me dedique a preparar los informes financieros de la primera mitad de ese mes de Enero. Terminé a las cuatro, con la oficina ya medio vacía y me fui a casa. Al llegar me puse un a leer un libro en el salón hasta que, a eso de las siete, llegaron Diana y Rocío. Ambas venían de compras. Me enseñaron todo lo que habían comprado. Incluyendo un par de camisas para mi. Esa noche salimos los tres a cenar y a tomar unas copas y Diana se quedó a dormir en casa. Lo cual significó que no cate a mi niña porque "le daba palo que su hermana nos oyera follar siempre que se quedaba a dormir". Yo intenté argumentar que ya que nos había oído daba igual una que cien pero no colo.

El sábado tras levantarnos y desayunar nos fuimos a El Corte Inglés de Goya donde habíamos quedado con Antonio y Laura para comprar el regalo de Jorge, el novio de Marta, la compañera de universidad de Laura y Rocío. Al final nos decidimos por una camisa y un CD que Marta les había chivado que el quería. Hablaban de ir a comer al Burger King de Goya pero como me apetecía bien poco les dije que les invitaba a todos a comer a La Paloma. Rocío se entusiasmo porque así verían el restaurante donde la lleve a comer la primera vez. Conseguimos que nos hicieran un sitio pues íbamos sin reserva y disfrutamos mucho de la comida y la charla posterior. Tras salir del restaurante cada pareja se fue a su casa y quedamos a las ocho en Sol para ir al restaurante donde Jorge celebraría su cumpleaños. Para mi el cumpleaños fue un pestiño. No conocía a casi nadie y al final estuve hablando casi todo el rato con Antonio. Al llegar a casa a las dos llevé a Rocío a la cama y la hice el amor para compensar lo aburrida que fue la noche.

El domingo nada especial. Día de parejita. Lectura del periódico. Comida en casa, cena fuera y polvo para cerrar la semana.

04. Semana del 28 de Enero al 3 de Febrero

Si el viernes anterior fue monótono en cuanto a lo que se refería el trabajo lo cierto es que este lunes no fue mucho mejor. Decidí irme a ver a Rubén, mi nuevo asesor de finanzas, para ver como iba todo. El año había perdido casi 145.000 euros. En realidad mi cartera estaba valorada en 145.000 euros menos. Que no es lo mismo. No me preocupaba pues las bolsas habían bajado mucho y al no exponernos mucho tampoco fue una perdida brutal. Para ese año, que la cosa no pintaba mucho mejor, decidimos mantener una estrategia conservadora. Incluso mas conservadora que la del año anterior. Tras charlar con el me fui a comer con Antonio. Fue una comida agradable donde hablamos de nuestras parejas. Me preguntó si pensaba casarme con Rocío. No le dije nada. Ni pensaba decírselo. Yo no supe nada hasta que no se lo pidió a Laura y le iba a pagar con la misma moneda. Tras la comida un poco de oficina, sobre todo centrado en la apertura de la primera tienda de moda. A las seis me fui a casa y tras cenar con Rocío vimos una peli antes de irme a dormir. Esa noche sin sexo.

El martes en casa, cuando ya se había ido Rocío, recibí una llamada de María:

– Hola – dije

– Hola, ¿te importa si hoy no voy a currar? No me siento bien – dijo con un tono de tristeza que me conmovió.

– Claro que no preciosa. Tu ponte mejor. ¿Necesitas que te lleve algo?

– No, gracias – dijo ella

Así, al llegar a la oficina no tenía secretaria pero tampoco un número de llamadas y trabajo brutal. Mi nuevo puesto era menos exigente. Tras un rato en la oficina recibo otra llamada de María. Se notaba que había estado llorando y quería hablar conmigo. Nada mas colgar cogí mi abrigo y me fui a su casa en taxi para no perder tiempo aparcando por allí. En veinte minutos estaba en su casa. Nada más verla la cara confirmé que había estado llorando. Estaba aun con un pijama de pantalón largo y camisa larga. El corte era de pijama masculino pero con pantalones pirata. Las rayas rosas y plateadas y el tejido de seda feminizaban el pijama. Una vez cerró la puerta la di un abrazo y la bese en la frente.

– Gracias por venir – dijo – Vamos al salón

Una vez en el salón nos sentamos en el sofá y volvió a hablar.

– Me siento mal por haberte sacado del trabajo – dijo

– No seas tonta. Dime que te pasa.

– He discutido con Arturo por el trabajo. Quiere que una vez nazca el bebé no vuelva a trabajar y me dedique a mis hijas. Pero eso no va a pasar. Le he dicho que de ninguna manera y se ha montado buena. Me ha llegado a decir que os quiero mas a vosotros que a mi familia.

Y se echó a llorar. Yo la consolé como pude abrazándola para darla mi apoyo. Cuando estuvo algo mas calmada hablé yo:

– Arturo trabaja para tu padre y seguro que a el no le importa subirle el sueldo para que no perdáis poder adquisitivo

– Es que eso es lo mas gracioso – dijo ella – La empresa de mi padre no pierde pasta pero no está como para subirle el sueldo los 1700 euros mas impuestos que gano yo. Vamos a perder poder adquisitivo si o si. Y además, ese no es el problema. Yo quiero seguir siendo tu secretaria. Quiero seguir ayudándoos a levantar la empresa. Os quiero a todos. A Mike, a Raquel y a ti. Menos que a mi familia, diga lo que diga Arturo, pero sois parte de mi vida.

– No le tengas eso en cuenta. Seguro que fue un calentón. ¿Confías en mí?

– Si – dijo mirándome a los ojos.

– Pues déjame arreglarlo, ¿vale?

Me miró y afirmo con la cabeza. Me daba mucha ternura ver a una mujer madura como ella, cuatro años mayor que yo, confiando en mi para arreglar sus problemas. Que yo creía tenían fácil arreglo. Nos seguíamos mirando cuando ella se tiró a mis labios. Me los empezó a besar con una pasión desenfrenada y mordiendo mis labios. Tras unos instantes de beso paró y dijo:

– Ya que os quiero mas a vosotros te voy a querer como mereces – dijo con una sonrisa

– No bromees con eso

Y me volvió a besar. Y cada vez lo hacíamos con mas pasión. Ella mordía mis labios, algo que la gustaba y que solo hacía ella conmigo. Yo llevé mi mano a su espalda y empecé a acariciar su espalda por debajo del pijama. El beso crecía en intensidad y ella empezó a desabrochar mi camisa sin dejar de besarme. Como un mono de imitación yo pasé a hacer lo mismo con la camisa de su pijama. Tras unos pocos botones descubrí con placer que no llevaba sujetador. Durante un rato me dedique a jugar con sus pezones y ella gimió con mucha fuerza. No se si por torturarla dejé de jugar con ellos y seguí quitándola el pijama. Desnudos de cintura para arriba me incliné sobre ella y, con cuidado, acabé tumbado sobre ella. A sus cinco meses de embarazo ya se le notaba algo de barriguita y, por si acaso, decidí ser yo el que se ponía debajo con ella encima. Seguimos besándonos y yo llevé mi mano al borde del pantalón de su pijama y empecé a bajárselo. Rápidamente tenía su pantalón del pijama fuera pero yo aun estaba vestido. Me levanté apartándola y, a la velocidad más rápida que pude, me quité los Dockers que llevaba ese día. Me quité ya de paso los calzoncillos y volví a tumbarme en el sofá poniéndose ella encima. Nos besamos con pasión. Yo empecé a tocar sus pezones pero rápidamente pasé a tocar su barriguita y noté que eso la excitaba tanto o más que tocar sus pezones.

– Sigue así – me dijo – Toca mi barriguita embazada por ti.

Y me dejó algo raro que dijera que era mio pero estaba tan excitado que seguí haciéndolo. Tocándola, besándola y disfrutando su cuerpo. Mi pene ya estaba totalmente erecto y yo con un calentón de los buenos. Aparté su braga, nada sexy, y apoyé mi pene en la entrada de su vagina. Mientras la besaba iba penetrándola muy despacio al tiempo que una mano tocaba uno de sus pezones y la otra acariciaba su barriguita. Debí tardar unos dos minutos en tener todo mi pene dentro de ella y una vez totalmente dentro lo dejé ahí mientras la besaba. La combinación de mi pene dentro de ella y mi trabajo manual con su barriguita y tetas la provocó un orgasmo que me pilló desprevenido. Su coño masajeó mi pene de una manera deliciosa dándome mucho placer y haciéndome gemir pero sin correrme. Una vez acabó su orgasmo la agarré de sus glúteos y empecé a moverla haciendo que su coño entrara y saliera de mi pene. Tardo unos segundos en ser ella la que llevara el ritmo. Estuvimos cerca de quince minutos cabalgando hasta que la dije que me iba a correr Ella sonrió y me dijo que ella también que me corriera dentro. Di un empujón final y la mantuve totalmente penetrada mientras me corría dentro de ella dándole la salida a ella para que tuviera su segundo orgasmo de la mañana. Tras la maravillosa corrida me llevó a su habitación donde me invito a ducharme, yo solo, y una vez arreglado me fui de nuevo al trabajo no sin antes dejarla claro que no se preocupara que en un par de semanas estaba todo resuelto. Tenía muy claro lo que quería hacer para arreglar su problema pero lo iba a pensar un poco mas para poder vendérselo mejor a Mike y Raquel. A las cinco salí del trabajo y me fui a casa con Rocío. Salimos a cenar y esa noche hicimos el amor.

El miércoles María volvió a la oficina. Tras revisar el correo la hice pasar y la dije que trajera dos cafés. Ella entró con mi café y un descafeinado de sobre para ella. Nos sentamos a hablar del día anterior y la dije que me alegraba de que hubiera vuelto tan pronto y que no se preocupara que yo la necesitaba a mi lado y que María y Mike también. Que no era usa secretaria y esas cosas. Tras la charla estudie los gastos actuales de la franquicia de moda pues Raquel quería saber que opinaba. Lo cierto es que el gasto era mucho menor que el de restaurante pero también las previsiones de ventas eran muy inferiores. No me parecían escandalosos y así se lo hice saber. No salí muy tarde de la oficina, hacia las siete, y, tras pasar por casa y ducharme, fuimos a casa de mis "nuevos padres" a cenar. Se acercaba el aniversario de la muerte de mis padres y Lucía, la hija de ellos, y harían un funeral por los tres el domingo día diez de febrero.

– Tu no te preocupes, cariño – dijo Manuela a Rocío adelantándose a cualquier corte que esta pudiera tener - Cuando estemos juntos no te voy a soltar de mi lado. Vosotros sabéis que me alegro por vosotros pero voy a demostrar a los demás que es así.

– Gracias – dijo Rocío – Lo cierto es que me voy acostumbrando a la situación.

– Me alegro – dijo Manuela.

Tras la siempre agradable cena y sobremesa nos fuimos a casa a descansar. Llegamos casi a la una y, estando ambos muy cansados, no hicimos el amor.

El jueves era un día importante para nuestra empresa de importación de calzado y complementos. Ya habíamos puesto nuestra primera piedra en Barcelona Raquel y yo pero ahora nos tocaba cortejar a la pareja que tenía la importadora y las dos tiendas en Madrid un poco mas. Para ello sacamos toda la artillería. Quedamos a las doce y media en nuestras oficinas. En la sala de reuniones de nuestra planta les hicimos una presentación de nuestra empresa. Les mostramos, sin números concretos, el número de negocios que teníamos, los que estábamos emprendiendo y el aumento de facturación del holding año a año. Lo que se viene llamando vacilar. Tras un rato de charla les mostramos nuestras instalaciones donde claramente vieron que íbamos en serio al tener una ala de la sexta planta listo para ellos. Y totalmente amueblada. En cuanto dieran el si cambiar de oficina sería cosa de una semana a lo sumo. Creo que esa determinación nuestra es algo que les convenció. Tras el paso por lo que sería su oficina bajamos a la quinta planta donde Mike les dio un tour de nuestra empresa de importación de comida. Nuestra empresa de importaciones estaba facturando unos 700.000 euros al mes por los 200.000 que facturaban ellos pero nosotros teníamos la maquina mas engrasada que ellos y generábamos muchos mas beneficios. Tras una pequeña charla en la sala de reuniones de la quinta planta nos fuimos a comer a Zalacaín. Un restaurante de Madrid, cercano a la oficina, que era y es bastante bueno pero mejor aún era su nombre. Un nombre que evoca lujo aunque ya no sea el mejor restaurante de Madrid. Tras la comida se mostraron contentos y nos dijeron que nos mandarían sus números para poder hacerles una oferta. Contentos por como había ido todo volvimos a la oficina donde yo trabajé con gran diligencia. Me ocurría siempre tras una buena reunión. La adrenalina del momento me hacía ser mucho mejor en los momentos posteriores. Se me echaron las ocho de la tarde encima. Volvía a casa y se lo conté a Rocío. No se lo íbamos a contar a nuestras parejas pero no aguantaba mas. Estaba de subidón. Y de subidón nos fuimos a cenar y, tras cenar, la hice el amor de manera salvaje. Aun estaba con el subidón de adrenalina.

El viernes, 1 de febrero, nos reunimos Mike, Raquel y yo para intercambiar opiniones sobre la reunión del día anterior. A todos nos dieron muy buena impresión pero decidimos esperar a recibir los números. Raquel aprovechó para ponernos al día sobre como iba nuestra franquicia de moda que inaugurábamos ese viernes en el mismo centro comercial donde habíamos montado el restaurante. A las tres me iba a ir para casa pero me llamó Mariano y me fui a comer con él. Estuvimos hablando de nuestra empresa, aun me costaba asumir que tenía una parte accionarial de la empresa en la que empecé tras la muerte de mi padre, y de como nuestros supuestos socios eran mas un dolor de cabeza que otra cosa. Yo le conté nuestros avances en la empresa de importación de calzado y complementos y el me contó que sabia que estaban negociando con varias empresas sin representación en España para vender sus zapatos aquí. También me contó que antes de verano volverían a ejercer su clausula para el reparto de beneficios y que eso iba a ser un palo para su empresa pues no íbamos a tener liquidez como para crecer. Le dije que no se preocupara que con el tiempo podríamos destrozarles. Me pidió calma pero no la tenía. Al terminar de comer le dije que se viniera a casa a tomar un café. Nos sorprendió que Manuela estaba allí con Rocío.

– Nos habéis dejado solas y hemos salido a comer nosotras también – dijo Rocío cuando vio mi cara de sorpresa.

– Me alegro que te lleves también con mi madre – dije mientras me acercaba y besaba a Manuela.

– Como me gusta que me llames tu madre – dijo Manuela levantándose y abrazándome.

– Que escena mas bonita – dijo Mariano con algo de sorna - ¿Tomamos ese café?

– Claro – dije yo

Y con Rocío serví el café que se convirtió en una larga conversación y acabó en una cena en casa hasta las doce y media. Esa noche a la una nos fuimos a la cama donde hicimos el amor.

El sábado me levanté relativamente pronto, a las diez, para ir a jugar al futbito con Antonio. A las once y media le recogí en su casa y a las doce ya estábamos cambiados y calentando para el partidito. Tras el partido, como últimamente era habitual, se nos unieron Laura y Rocío para las cañas y las tapas después de pasar la mañana de compras. Tras las cañas nos fuimos a nuestra casa donde tomamos un café antes de irnos al cine juntos y a cenar. Esa noche llegamos pronto a casa, a eso de las once, para dormir tras el polvo de rigor.

Al levantarme el domingo me fui a comprar a Mallorca unos canapés pues teníamos a comer a todo el equipo del trabajo. María, Raquel, Mike y Marga, Alberto y las parejas de todos ellos. La comida tenía una razón. Informar a Marga y Alberto de nuestro nuevo negocio. Y ya en ello a nuestras parejas. Los primeros en llegar fueron María y Arturo con las niñas. María y Arturo fueron a hablar con Rocío a la cocina y yo me quedé jugando con las niñas. Según iba llegando la gente algunos nos quedábamos con las niñas y otros iban a la cocina. La mayoría estaba un rato en cada sitio. La comida fue agradable y tras la comida les comenté el negocio que habíamos estado moviendo en la semi clandestinidad. Les dijimos que en principio lo teníamos controlado pero que quizás necesitaríamos la ayuda de Marga y Alberto una vez esté lanzada. Nos agradecieron la confianza que depositamos en ellos.

– Os dije que pasabais a ser parte del grupo. Eso quizás signifique mas trabajo pero os aseguro que os vamos a tratar muy bien. - dije yo

– Tenéis 26 y 27 años y buenos sueldos y serán mejores. Solo buscamos una cosa: fidelidad a la empresa. Y eso es trabajo y discreción. - dijo Raquel

– Haremos lo posible – dijo Alberto

– Desde luego – dijo Marga – Me gusta y me preocupa a la vez que Mike no me dijera nada hasta hoy

Y todos reímos con su comentario. A eso de las ocho se fueron todos y Rocío y yo recogimos para luego descansar e irnos a dormir. La semana siguiente iba a ser dura para mi pero eso no me impidió hacerla el amor.

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